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Mayordomo Negro: Cenizas Azules por Richie Ness

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Notas del capitulo:

Como siempre, espero sea de su agrado este capítulo y de la misma forma me encantaria leer sus comentarios. Dato importante al final del capítulo.

Mayordomo Negro: Cenizas Azules

Capítulo Doce

–Ese mayordomo, es agresivo–

 

    Sebastian rememoraba el momento en que desapareció su joven amo justo frente a sus ojos. Dos encapuchados lo detuvieron. Estaba seguro que lo agarró de la ropa, pero uno de los que se presentaron como los hermanos originales lo golpeo en el estómago y lo doblego. Lo que seguía fue muy confuso, un combate sanguinario contra ellos dos, poderosos, incluso más que el cowboy, o eso creía. No supo cómo llegó al carruaje.

    –Joven amo, joven amo… –. Repetía mientras Selina trataba sus heridas.

    –Estas hecho una mierda, pensé que los Phantomhive podían con cualquier trabajo de la Reyna. Veo que solo son rumores –. Selina lo miraba sonriendo. Vestía ropa de hombre, pero modificada. La camisa de manga larga fue cortada para enseñar un escote del pecho inexistente. El pantalón, bueno, fue cortado totalmente hasta convertirse en un short.

     La habitación de la anciana Orpha era amplia y muy lujosa, olores fuertes y de mal gusto. Puede que haya intentado vivir como una cantinera, pero la vida de prostituta se aferró a ella como una armadura. Cuando Selina entró al bar, Orpha dejó caer el vaso y corrió para atender a Sebastian.

    –Es una habitación muy extraña, parece más de una prostituta con dinero que de una vieja cantinera –. Selina no dejaba de mirar por todos lados.

    La anciana seguía atendiendo a Sebastian sin prestarle atención, pero Selina sabía que en por la mente de la anciana pasaba algo como: <<Callate, niña insolenté>>, se dejaba de llamar Nasnarin si era mentira.

    Cuando el mayordomo despertó, se levantó exaltado de la cama buscando a Ciel. La niña tuvo que contarle todo.

    Las astillas de madera impactaban contra las paredes. Las sillas, las mesas, los estantes. Cualquier cosa que estuviera a su alcancé fue reducido a pedazos.

    –Lo anotaré a la cuenta de los Phantomhive –. Comentó Orpha, miraba todo desde una esquina segura.

    –¿También puedes anotar una copa de vino? –. Selina estaba sentada al borde de la cama. Bostezaba de vez en cuando.

    –¿Tomas?

    –Mi padre es un alcohólico esquizofrénico, podría acostarme con media Inglaterra y no le importaría un poco.

    –En aquel estante –Señaló con la cabeza –Hay unas botellas de vino, alcanzalas antes de que el tornado las destroce.

    –Me caes bien, anciana –. Ando pegando pequeños saltitos.

    –Mocosa insolente.

 

    Sebastian respiraba fuertemente. Su pecho estaba tan agitado que pensaba que estallaría en cualquier momento. Estaba de costado a un espejo, se miró. Había perdido a su joven amor, no merecía llamarse el mayordomo de los Phantomhive. Encontraría a Ciel, después asesinaría al Cowboy, luego a los hermanos del origen y al final, como un platillo de manjar, despellejaría vivo a Harvey por secuestrar a Ciel. Sus ojos brillaron con una intensidad demoniaca y golpeó el espejo. El reflejo se cuarteo en rayas negras que desfiguraron a Sebastian, seguido, los pedazos salieron disparados fuera del marco precipitándose contra el suelo y creando un tintineo cristalino.

    –Eso también lo anotaré –. Dijo Orpha con una copa vacía en la mano.

    –¿Quiere más? Anciana –. Selina sostenía de igual forma una copa y la estaba rellenando con la botella de la mano izquierda.

    –Por favor.

 

    Ciel seguía desnudo y adolorido. Sentía cierto alivio por mantener las lágrimas adentro y no permitir que salieran. Estaba cansado… muy cansado. Perdió la noción del tiempo, pero parecían años, y aun que odiara admitirlo, un miedo lo invadía cuando escuchaba la puerta del cuarto abrirse con un rechinido metálico.

    La bandeja tintineó cuando se deslizó por el suelo. Un pedazo de pan, agua y frutas estaban sobre ella.

    –Come para que repongas fuerzas, tampoco es como que me importe, la droga impedirá que la uses; pero sería muy molesto si mueres de hambre o sed.

    Ciel lentamente lo vio. Sus ojos expresaban un odio inmenso.

    –Te mataré.

    –Si repetirlo te hace sentir mejor…

    La silla comenzó a rechinar cuando el cuerpo de Ciel intentaba zafarse de las cerraduras. Harvey preparaba una jeringa con una sustancia extraña.

    –Solo te lastimaras haciendo eso, quedate quieto y será más fácil para ambos.

    La aguja penetró la piel de Ciel, expulsando la droga. De la nada el niño se sintió mareado, como si una aspiradora succionara sus fuerzas; lentamente lo abandonaban. El mundo que veía daba vueltas y lo veía desde un túnel.

    –Hijo de puta –. Fue lo único que susurró antes de quedar inconsciente.

 

    –¿Cuál es el primer paso? –. Selina estaba un poco ebria, pero podía hablar sin arrastrar la voz.

    –Buscar a mi joven amo –. Sebastian cubría el vendaje con la camisa manga larga. Dejó escapar un pequeño quejido.

    –Hablas como si fuera muy sencillo, además, ¿ya te viste en un espejo? Bueno, antes de que lo rompieras. Estas acabado, hecho mierda –. Selina comenzó a desvestirse para un cambio de ropa.

    –Entre más tarde, más probabilidades hay de que le pase algo.

    –Como te encuentras actualmente, no creo que puedas ni ganar una pelea contra un borracho del bar. ¿Te gustan estas bragas? –. Selina acomodo una docena de prendas sobre la cama.

    –¿Entonces qué propones? –. Comenzó a anudar la corbata.

    –La roja, es más provocativa, pero esa negra es tan sensual… ¡Ha! Sobre el Phantomhive. Propongo que investigues antes de atacar como un cavernícola tras un trozo de carne –. Sostenía sos pequeñas prendas, saltando la mirada de una a otra –. Tal vez no use nada.

    –Esos hermanos originales, soltaban un aura igual de fuerte que el Cowboy, y sigo sin saber quién era él. Una visita rápida al Barón Luther puede ser de ayuda –. El saco cubrió la camisa manga larga.

    –Luther… ¿Ese anciano decrépito? Si es lo que quieres hacer, pero es mejor que nos apresuremos si no queremos encontrarlo tieso en su sillón –. Selina se dejó caer sobre la cama, esta rechinó. –No sé qué ponerme. Sebas-chaaaan, brindame tu ayuda –. La voz se tornó escalofriantemente melosa.  

    –Una dama como usted debe usar ropa interior acorde a su edad, tal vez algo que cubra más piel.

    –Eres aburrido –. Dijo después de soltar un largo suspiro. –Decidido, no me pondré nada –. Acto seguido saltó de la cama y tomó un largo vestido color rosa con adornos blancos.

    –Algo es seguro; de ahora en adelante las cosas se pondrán duras. (NT: No puedo decir <<Dura>>, sin mal pensarlo, este fanfic me está afectando)

    –Eso se puede mal interpretar –. Selina esbozó una sonrisa socarrona.

    –Es mejor que te vayas. Tú padre debe andar preocupado, nos pidió que te buscáramos. Ya te encontramos, mi deber es llevarte con él.

    –A mí padre le intereso tanto como a una hormiga. Si pidió que me buscaran, era con otro fin –. Selina estaba terminando de ajustarse el vestido.

    –¿Qué quieres decir?

    –Bueno, el nombre de Jeptha Nasnarin es el eufemismo de <<Bastardo hijo de puta>>, él no hace nada que no le favorezca, y con el proyecto de la Reyna…

    Sebastian solo asintió.

    –Te ayudaré. Puede que no comprendas la potencia del nombre Nasnarin, pero conmigo es seguro que lo entiendas.

    El mayordomo se limitó a mirarla, buscando un indicio para entender lo que había dicho.

    –Solo tenme a tu lado, cuando esto acabe y sigas con vida, dejaré que veas debajo de mí vestido –. Selina ondulo los volantes del vestido.

    Los pasos del mayordomo aproximándose a la puerta acabaron con la diversión de la niña.

    –Vale, vale, lo comprendo, solo te gustan niños de trece que hicieron pactos contigo. Pero… –Selina se puso el sombrero a juego, este cubrió media cara – La familia Nasnarin no es lo que parece.

    El cuello de Selina brilló formando una marca y subió hasta marcar la mejilla derecha. La luz azul destellaba como una estrella en medio del universo. Podía verse claramente un árbol que seguía creciendo entre luces.

   

    Las flamas seguían bailando sobre la cera, cosa extraña pues no había viento y prácticamente la habitación estaba sellada. Tres sujetos bebían en la habitación, sentados en hermosos sillones.

    –¿Por qué dejaste que Harvey se llevara al Phantomhive? –. Preguntó uno.

    –Dije que podría ser divertido, esa era una forma de hacerlo – Respondió el otro. Una brillante sonrisa sobresalía de entre la oscuridad de la capucha.

    –El de las preguntas debería ser yo –. Interrumpió el Cowboy –¿Qué se supone que hacen aquí?

    –Vamos Seth, ¿esa es la forma de recibir a tus hermanos?

    –Ya no soy tu hermano; Seth solo es mi demonio. Que por cierto, hace un rato que no habla. ¡Hey! ¿Estás ahí? –. El Cowboy golpeó ligeramente su cabeza.

    –Como sea, eso no quita que seamos parientes sanguíneos. ¿No es así, François Lioncourt?

    –No digas mi nombre, una persona tan vulgar como tú lo tiene prohibido.

    –Seth, sal de una vez, François se está saliendo de control.

    Una sombra cobró vida propia y sobresalió del suelo.

    –Haces mucho ruido, Blade –. La misma voz gruesa que François escuchó cuando estaba a punto de morir en el túnel, la misma voz que escuchaba desde los últimos cuarenta años.

    –Vamos Seth, ¿un abrazo?

    –Blade –. Llamó el otro –. No quiero empezar una confrontación ahora.

    –Pero yo sí –. Hizo ademan de quitarse el guante. François ya había desenfundado sus pistolas y le apuntaba.

    –Como decía –. Prosiguió –. Dejando de lado el comentario de Blade, tenemos cierta información que encontramos.

    –¿Qué clase de información? –. François giraba la pistola en su dedo índice derecho.

    –Para eso, me puedes sacar un ojo –. Bramó Blade.

    –La misma clase de información por la que un Lioncourt y un mestizo comenzaron a asesinar a la familia del árbol sagrado. Los Nasnarin.

    –Hoy en día, con Jeptha no se puede –. El Cowboy dejó escapar un lamento.

    –¿Eso es cierto?

    –Leo –. François se inclinó hacia adelante –. ¿Qué harás con la información?

–Fin del capítulo Doce–

Notas finales:

¡Gracias por leer! Realmente hago esto para escuchar a las personas que me leen, escuchar sus sugerencias y opiniones. Agradeceria que las personas comentaran más.


NOTA DE ÚLTIMO MOMENTO:

El sabado tengo examen para la universidad, por lo que no actualizaré hasta dentro de una semana. Si alguien quiere escribir un capítulo continuando la historia, ME ENCANTARIA. Interesado en escribir el capítulo trece, puede enviarme el archivo por mi correo electronico.

Ricardo_Ness@hotmail.com 

o tambien al correo que hice cuando estaba en cuarto año de primaria.

Naruto_wwe619@hotmail.com (No me juzguen, tenía como 10 años)


La duración del capítulo se los dejo enteramente a su imaginación. Si se preguntan, siempre uso cuatro paginas de Word. Si a nadie le interesa, pues bueno, actualizaré hasta dentro de ocho días aproximadamente.

 


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