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ABSALON por Haschariel

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ABSALON
Capitulo 2


Durante los días del Blue Beam hacia una década atrás, David Jules no podría haber catalogado su vida como monótona. Era muy joven en aquel entonces para admitir la cruda realidad que suponía una guerra y la hiperactividad que le ofrecía su pubertad sumada a la emoción de ser un soldado, le hacían ser capaz de realizar varias tareas al mismo tiempo sin percatarse de ello. Dormir horas exactas, despertarse fresco como una lechuga y llevar a cabo tareas extras con elogiadas congratulaciones. El combate cuerpo a cuerpo, el espionaje y los trabajos de escritorio, solían ser cosas relativamente fáciles. Sin duda su vida a los dieciséis era una autentica aventura.

Tras terminar la guerra, las misiones militares fueron mas bien un asunto protocolar aburrido. Y aunque se sucediesen innumerables días hasta volverse semanas o meses, los viajes a través del espacio sideral consistían solo una sempiterna noche estrellada. Resultaba extraño como desde tiempos pretéritos aquel cuajado manto había transmitido emociones mágicas y misteriosas a los seres humanos. Y sin embargo, una vez dentro la argamasa de hidrogeno flotante, la vida era un sin fin de monotonía y oscuridad…

Siempre el mismo itinerario saltando de planeta en planeta… el mismo itinerario siempre, misión tras misión. Todo aparentemente carente de importancia…

Por lo menos hasta hacia un par de semanas atrás…

David Jules asomo la mollera desmadejada por el quicio de las puertas del puente de mando y sopeso la oscuridad del pasillo que daba hacia el área habitacional. Las placas de metal y tubería estaban extrañamente iluminadas por una penumbrosa luz azul dorada —últimamente todo tenia ese color— que llegaba a través de las plexiglás de seguridad que componían el extenso pasadizo. No había nadie. Silencio absoluto

—Estoy a salvo —Se dijo arrojándose al túnel de metal y se pregunto, con una nueva rabieta, desde cuando era prisionero en su propia nave.

Prisionero si.

Pasaba más horas que nunca en su vida en el puente de mando. De hecho toda su tripulación estaba pasando más horas que nunca en el puente de mando. Temerosos de sufrir algún fortuito encuentro con los huéspedes extranjeros. Ah, el temor… No el típico temor que se debe a una natural hostilidad entre razas o el temor a lo sobrenatural. Este era un recóndito recelo a sucumbir a la afamada provocación de la belleza Rak´nur.

Ni una palabra les había advertido que las criaturas estaban prohibidas a los mundanos deseos humanos, no obstante existía entre Jules y sus hombres un mutuo y mudo acuerdo de “no contacto verbal o visual”, especialmente tratándose de tan insignes personajes. Por tanto la tripulación humana del Terra3 transitaba activa y voluntariamente del encierro en el puente de mando al encierro en sus camarotes. Una sola equivocación y estallaría una nueva guerra interplanetaria

Donde había quedado el monótono itinerario de siempre?

—Que enorme placer encontrarle, Capitán David Jules

David sintió como su espina dorsal se erizaba hasta volver sus rodillas gelatina al escuchar el timbre alienígeno reverberar en el silencioso pasillo. No le había sentido llegar, simplemente aquel aura fría le alcanzaba una vez mas salida de la nada. Temió volverse, como si al hacerlo fuese a encontrar un terrible monstruo con enormes fauces… Deseaba encontrar uno muy horrendo de ser posible.

—Capitán David Jules? —Le volvieron a llamar

Giro sobre sus talones apartando la posibilidad de ser grosero y huir. Y como lo temía, por tercera o cuarta vez, fue brutalmente golpeado por la inverosímil belleza del príncipe Asttery. Hoy por cierto se veía singularmente hermoso

—… Alteza —Dijo Jules reaccionando

El rak´nur estaba acompañado por dos de sus asistentes forrados en trajes marrones en tanto el lucia otro de sus esplendidos sayos hecho de telas extrañas; y si el blanco le hacia ver como un efímero espíritu, el negro le mostraba cual si fuese un demonio libidinoso. Su rostro se iluminaba con la luz de las estrellas mágicas como si hubiese sido esculpido en oro blanco. Los últimos días había dejado de lado el embozo para dar libertad al río blanco de sus cabellos y sus escleróticas indigas refulgían como la galaxia que ahora les alumbraba del otro lado del ventanal.

—Espero no estar siendo una molestia para el capitán David Jules —Dijo sorpresivamente el alien haciendo un gesto entre lastimero y dudoso

David se alarmo —De ninguna manera, alteza?... Porque, lo piensa?
—Hemos estado viajando ya varios días rumbo a Thuban y no hemos visto a ningún terricola de la tripulación del capitán David Jules, ni al capitán David Jules más de dos veces

David había esperado que ese pequeño detalle pasara desapercibido durante el viaje.
Deseaban acaso los extraterrestres armar un sarao entre las dos razas?
El capitán no expondría a sus soldados a las armas innombrables de una raza que durante la guerra acababa con sus enemigos induciéndoles al suicidio pasional

—Lamento si le hemos dado una impresión equivocada, majestad. Mis hombres y yo estamos inmersos en la tarea encomendada. —Y pensó que para apresurar dicha tarea podría haberle propuesto al almirante Cogar, un salto hacia Alpha Draconis, desde el portal mas cercano. Por supuesto este hubiese rechazado inmediatamente su sugerencia —Es menester que usted llegue cuanto antes a Thuban y regresarle también cuanto antes a Ritol para cumplir los deseos de su padre

La facies del príncipe Asttery pareció descomponerse de pronto en un montón de líneas ilegibles, como si la respuesta le incomodase más de lo debido. Sus ojos perdieron algo de brillo y su sonrisa afable, se desdibujo en una línea recta… triste desde cierto punto de vista

—El capitán David Jules es el terrícola adecuado para esta tarea como me lo ha dicho el almirante John Cogar… Diligente, capaz y veloz… Pero…

David sopeso el halago inseguro de si mismo

—… Desearía que dentro sus capacidades estuviese ser sincero también.
—… Alteza… no entiendo.
—Solo, no queremos importunar al Capitán David Jules

Jules entendió muy bien, pero además algo en su interior leía entre líneas un soterrado mensaje que las palabras del príncipe pretendían hacerle llegar.

Habría advertido el soberano, el pánico general que provocaba el cortejo imperial en su tripulación y en el mismo y como por este hecho sus hombres rehuían cualquier posible acercamiento con ellos?. Estaría considerado el capitán y sus subordinados como un grupo de seres humanos descorteses?

—Ahora iremos a descansar a nuestra habitación. Espero verle otra vez antes de llegar a Alpha Draconis, Capitán David Jules —Añadió el soberano haciendo una ligera reverencia y desapareció en el penumbroso pasaje metálico seguido por sus acólitos, flotando entre sus sayos oscuros

David Jules se quedo de pie en medio de la luz azul dorada, tratando de responderse sus anteriores preguntas. Cuando volteo, la estela del sequito desaparecía tras las puertas metálicas del camarote designado a los huéspedes imperiales. Acababa de darse cuenta que no le había ofrecido un saludo final al príncipe Asttery y por alguna extraña razón eso le incomodaba profundamente

—Eres un mal educado, soldado —Se dijo siguiendo también su camino —Definitivamente un salto nos hubiese venido de maravilla —Pero claro, aquello, según las normas del Consejo de Viajes Espaciales y Dimensionales, estaba obligadamente limitado a casos urgentes. Los agujeros de gusano no eran buenos amigos de la juventud que los transitaba y el almirante Cogar habría denegado indignadísimo tal petición tratándose de un príncipe en esa hípervelocidad

El viaje continuo entonces otro par de semanas bajo la misma normativa


*


Poco después de un par de meses, empezaba David a planear una visita protocolar a los aposentos reales improvisados en la nave.

Una galantería que había aprendido durante su encuentro con un rak´nur, era informar sobre una deliciosa cena de hormigas fritas, pero ni el Terra tenía una provisión de hormigas fritas ni su diligencia había superado todavía la aprensión hacia aquella susceptible raza…

Justamente pensaba como ser un buen anfitrión cuando llego a la sala de recreación y ante el se congelo una escena totalmente inverosímil…

—…Ca-capitan!... ¡señor!

El rostro aniñado del soldado que se cuadro en medio del salón -tan rápido como daban sus piernas- parecía cal viva por la palidez. Sus ojos amenazaban con salirse de las cuencas y su parada militar más bien era cimbreante y patética. ¬

David sospeso la situación. Ante el, tenia la pueril escena de cuatro niños grandes jugando Twister: Un soldado humano —el mas joven sin duda— debatiéndose en el suelo con un Rak´nur postrado en hinojos sobre el tablero, ambos sudorosos y descompuestos mientras el augusto monarca alienígena y otro de sus acompañantes hacían coro desde la comodidad de los sofás. La situación era tan risoria como fatídica.

—Se… señor, yo

El jovencillo intento explicarse nuevamente cada vez mas alarmado por el silencio de su capitán que se había llevado los dedos índice y pulgar al puente de la nariz y tenia el entrecejo fruncido.

La diversión se había terminado. El juguetón alíen seguía postrado de rodillas mirando de su ex compañero de juego al capitán de la nave y de vuelta. El silencio que llenaba la habitación se intuía pesado y peligroso

—Capitán David Jules, que placer verle otra vez

David levanto instintivamente la mirada azuzado por el sedoso timbre de voz. Se reprendió a si mismo por obedecer tan dócilmente a aquella criatura cada vez que le nombraba.

No había reparado detalladamente en el príncipe hasta ese momento y había olvidado por un segundo su último encuentro, por lo que trago seco cuando le vio ponerse de pie revolviendo como mareas de nieve su cabellera blanca y el amasijo de tela brillante verdusca que era su sari. Una leve sonrisa se dibujo en los labios cerúleos. Los ojos azules brillaron al hablarle de nuevo

—He pensado que no volvería a ver al capitán David Jules, el resto del viaje. Me alegra mucho hacerlo ahora
—Alteza, lamento si no he sido buen anfitrión —Se le ocurrió decir recatadamente y agrego a modo de reprimenda —Sin embargo, veo que el cabo Teens ha suplido esta función con… excesiva… diligencia

El joven soldado se encogió aun tembloroso como una claraboya en medio del océano

—No estaba de guardia, cabo? —Pregunto el superior, esta vez con voz de mando
—señor, mi turno termino hace tres horas. Es… es mi día… libre, señor —Casi susurraba
—Y decidió matar el tiempo incordiando a su alteza con semejante ridiculez

Jules habría deseado en ese instante rematar su reconvención redundando una lista de “porque” los humanos no debían entablar relaciones estrechas con los rak´nur, pero el ímpetu de su reprensión se vio opacado nuevamente por la gentil voz del príncipe

—El capitán David Jules ha de saber perdonar mi imprudencia. Me encontraba tan aburrido que no dude en solicitarle al cabo Riky Teens, nos enseñara algún divertido juego terrestre. Muy amablemente el accedió

Finalizo con una leve sonrisita y Jules pensó que aquello era un complot. No estarían los rak´nur preparándose para un ataque a la humanidad?. Sacudió la idea recordando siempre las normas de la Confederación, no obstante de vigilar más de cerca las actitudes de los alienígenas

—Alteza, con el debido respeto, estos… juegos no son adecuados para usted. Temo que el cabo Teens no es el mejor maestro que ha podido encontrar a pesar de su amabilidad

De nuevo el soldado se encogió, ahora mas aliviado

Jules iba a añadir algo más, pero su intención murió al mismo tiempo que el príncipe exclamaba

—Podría entonces el capitán David Jules enseñarnos alguno juego humano?!

La pregunta fue tan imprevista y elocuente, tan cargada de ilusión que David se quedo sin habla varios segundos. Cortado por el vivaz gesto de su huésped

—El capitán David Jules ha de conocer muchos juegos humanos!. Nos encantaría que nos mostrara unos cuantos!!

No era precisamente la forma literaria correcta de pedírselo pero David sintió que su ego se inflaba. Sonrío de lado mostrando un brillo cínico y calculador en los ojos y ladeo la cabeza a la izquierda como siempre hacia cuando saboreaba una inminente victoria. El extraterrestre había tocado una fibra sensible de su yo licencioso

—De hecho —Dijo encaminándose completamente relajado a uno de los anaqueles empotrados —Conozco un par en los que soy bastante, bueno

Los huéspedes y el pobrecillo cabo Teens que tenía una incógnita por rostro, le vieron hacerse de una cajita escarlata hábilmente escondida en el último estante.

—Puede quedarse cabo, aprovechemos su día libre para enseñar a nuestros invitados un verdadero juego terrestre. No seria lo suficientemente divertido sin usted

Sonrío tomando asiento en una pequeña mesa redonda en medio de la habitación esperando que el resto le imitara

Teens trago saliva en tanto palpaba sus bolsillos. A su cabeza llegaron las mil leyendas del capitán David Jules jugando al pocker y “bueno” no era precisamente el calificativo que solían usar en los comandos para describir su habilidad; sencillamente el “pockerman” era un verdadero az del juego con cartas.
En cambio el cortejo real tenía el rostro resplandeciente de emoción.

—Un juego terrestre!. Un verdadero juego terrestre!

—A oído hablar del pocker, alteza?


*


Si David Jules habría podido calificar esa velada con una sola palabra, esta seria: “Divertida”.

La noche se había despojado de protocolos y susceptibilidades y en ella había abundado la risa, las bromas y las anécdotas develando a ambas razas casi como una sola. En igualdad de emociones y complejidad, y a la vez tan sencillas las dos…

De vez en cuando las puertas corredizas se abrían para dar cabida a sorprendidos nuevos participantes, otro rak´nur, un soldado humano, un auxiliar, el pretencioso cocinero.

Y mientras las horas pasaban el confundido capitán David Jules encontraba cada vez mas humano al príncipe Asttery, por tanto en la misma medida, cada vez más hermoso…



Continuara…

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