—Nada está bien.
Simplemente había algo mal en su cabeza para tener esa clase de sueños, y no es que no entendiera el porqué de los sueños húmedos, su padre le había explicado lo que pasaba a cierta edad y estaba teniendo las clases sobre sexualidad en su escuela.
El problema radica en los protagonistas de este. Obviamente estaba él, pero la otra persona, era algo diferente de lo que había imaginado que sería. En vez de ver a una chica hermosa como Historia, su antigua niñera, alguna compañera o a alguna actriz en sus sueños. Quien cumplía sus más tórridos deseos era un hombre, y no cualquiera.
Su padre, respetable hombre de negocios que lo adoptó cuando apenas tenía tres años y cuido desde entonces, entregando protección, refugio y confianza y ahora, por culpa de las hormonas de juventud, ni siquiera puede verlo a la cara.
Porque ya una cosa es tener esa clase de sueños con él, pero otra muy distinta es anhelar que estos sueños sucedan.
—Dios.
Estaba enfermo. Quizás debería hablarlo con alguien. Quizás debería ser internado en algún centro psiquiátrico. No lo sabía.
—Tu desayuno se enfriará —La voz tan conocida de su padre lo perturbó de manera tal que no pudo evitar sonrojarse en respuesta.
Vio el semblante sereno de Levi releyendo el periódico con una taza de café a un lado y giró nuevamente su rostro hacia su plato. Si su padre supiera, probablemente se sentiría asqueado. Si dice la verdad, probablemente lo alejarán de él. Eren movió sus huevos revueltos con el tenedor y suspirando hizo el plato a un lado.
—No tengo hambre —La mirada reprobatoria de Levi no tardó en llegar y antes de que le preguntara cualquier cosa Eren hablo —. Hoy amanecí con dolor de estómago.
Sin decir nada más el muchacho se levantó y caminó en dirección a su habitación, pero la mano de Levi lo detuvo.
—Quizás es un virus, ¿tienes fiebre? —Acercó su frente a la del muchacho lo que causó gran impacto en eren. Sin poder evitar su sobre reacción alejó a su padre de un empujón y exclamó.
—No me toques.
Levi lo miró sorprendido por un momento, mientras Eren desviaba la mirada con un furioso sonrojo en sus mejillas. Si el silencio fuese veneno, Eren ya estaría muerto y agradeció internamente que la tía Hanji entrara por la puerta sin tocar.
—Buenos di... ¿Qué pasó? —Preguntó inmediatamente cuando noto la extraña atmósfera en el salón.
—Me voy a clases —Eren aprovechó la interrupción para salir huyendo, bien tendría todo el día para pensar una excusa por su comportamiento. Tomo su mochila y se la puso al hombro y con una media sonrisa se despidió de Hanji. —Adiós tía.
—Adiós Eren —Habló aún con incertidumbre y cuando el joven cerró la puerta fulmino a Levi con su mirada —. ¿Qué le hiciste?
—Nada —Dejo de ver fijamente a la puerta y volvió a tomar asiento en la mesa.
Hanji, como hacía todas las mañanas se dirigió a la cocina y se sirvió una taza de café junto a un medio pastel que había dejado ayer en el refrigerador. Tomó asiento donde usualmente lo hacía y sin despegar la vista de Levi procedió a tomar desayuno.
—Deja de hacer eso —Pidió el otro con voz atemorizante.
—¿Qué cosa? —Pregunto Hanji llevando otro trozo de pastel a la boca.
—Mirarme.
—Ehhh. Tan pequeño, pero aun así con un ego tan grande.
—Esto no tiene que ver con mi ego —Estaba empezando a colmarle la paciencia.
—Claro que no, tiene que ver con Eren, ¿qué pasó? —Pregunto nuevamente y Levi dejo de lado el periódico y su taza de café casi terminada.
—Últimamente ha estado actuando extraño.
—No me extraña, después de todo, lo criaste tú.
La mirada de hielo de Levi fue suficiente respuesta.
—Será la adolescencia, está a punto de cumplir 14 años ¿no?
Levi simplemente asintió y dirigió su mirada a un punto vacío de la pared.
10 años habían pasado desde que lo encontró nuevamente y decidió adoptarlo, 10 años como su padre y aun así incapaz de dejar de lado sus sentimientos pasados, por un momento pensó que ese amor cambiaría por uno fraternal, pero de alguna manera verlo crecer lo hizo amarlo más intensamente, no podía explicarlo.
Aún veía en Eren al niño pequeño y abandonado, algo bueno para su salud mental, pero sabe que pronto dejará de verlo con ojos infantiles, este amor que siente por él no es para nada algo entre padre e hijo.
Quizás debió dejar a Hanji cuidarlo, quizás cometió un error al tomarlo en adopción, pero es que no puede simplemente imaginarlo lejos.
—Quizás está enamorado —el comentario de la otra lo tomó directamente desde sus pensamientos más profundos al mundo real y sin esconder su mirada de asombro la mujer decidió continuar —. Lo he visto estas últimas semanas algo deprimido, distraido, se avergüenza por nada y pareciera que está en su propio mundo. ¿No te suena eso a un enamoramiento?
—Quizás la cuatro ojos tiene razón —De inmediato se puso a analizar la situación. —¿Y si era cierto? —Dios habían pasado diez años y Eren es un adolescente, ¿cómo había pasado el tiempo y él ni siquiera lo notó? ¿Y qué pasó con el niño que le contaba todo y llegaba llorando a su regazo por consuelo?
Había sopesado innumerable cantidad de veces que eren se enamorará, que se casara, que formará familia, y se había prometido a sí mismo no interferir y desearle lo mejor, pero ahora que esas suposiciones se hacen más reales, maldición sí que dolía.
Cerró los ojos evocando en sus recuerdos, las memorias de ellos dos juntos en su vida pasada. Luego del dolor, del miedo, viviendo por primera vez en sus vidas, conociendo el mundo más allá de los muros y envejeciendo juntos.
Había tenido un tiempo con Eren en su pasado y ahora lo volvía a tener, ¿por qué entonces estaba tan inconforme? ¿Qué tan egoísta podía llegar a ser? Debía por lo menos darle a eren la posibilidad de ser feliz nuevamente, y si era con otra persona… no quiso terminar esa frase.
—¡Eren! ¿Podrias contestar mi pregunta? —La voz del profesor y las risas de sus compañeros lo sacan de su ensoñación.
Levantó el texto y se cubrió su sonrojado rostro mientras esperaba que su profesor lo regañara, pero este solo suspiro y pidió a otro alumno la respuesta.
Cuando la clase de historia hubo acabado la voz del profesor se alzó por sobre todas las demás.
—Eren ¿puedes quedarte un momento? —Sabiendo lo que vendría ahora el menor simplemente se preparó para ser regañado por su maestro —. Últimamente te he visto muy distraído y cabizbajo, ¿sucede algo? —. Inmediatamente el muchacho negó con la cabeza —. Puedes decirme que está mal, te prometo que no le diré a nadie —. Mirando los ojos de su maestro eren solo reconoció sinceridad y pensando en que sería bueno dejar salir sus preocupaciones, decidió hablar.
—Profesor Arlet, resulta que últimamente yo he tenido estos sueños —La vergüenza le impidió soltar todo de una vez.
—¿La profesora de biología no les ha explicado que es normal para esta etapa? —Con un sonrojo pronunciado el otro asintió efusivamente.
—Si ella nos ha dicho, lo que pasa es que estos sueños son extraños.
—¿A qué te refieres?
Intentó acomodarse en su asiento no logrando estar tranquilo —Pues pasan entre dos ... Hombres —. Lo último lo dijo en susurro esperando no ser escuchado, pero ante la pronta respuesta de su profesor Eren solo pudo sonrojarse más.
—No te preocupes, las hormonas a tu edad siempre juegan malas pasadas, puede que las personas que aparezcan en tus sueños sean personas a las que te sientes realmente atraído, personas que admiras mucho —Medito un momento su profesor —. Además, no debes sentirte mal por eso, es normal a tu edad y a fin de cuentas lo importante es el amor que sientes por esa persona.
—¿entonces no soy extraño por soñar con hombres?
—Claro que no, a algunos les gustan las chicas, a otros los chicos y a otros simplemente ninguno de los dos —Rió amenamente dejando a Eren algo más tranquilo.
—Aun así, profesor —Decidió exteriorizar todo lo que tenía guardado —mis sueños son extraños no solo por eso.
—¿Por qué lo dices?
—Más que sueños, parecen recuerdos.
—¿Recuerdos? ¿de cuando eras más pequeño?
—No, de hecho, en ellos tengo distintas edades y siempre que despierto tengo una extraña sensación de nostalgia.
El ceño del joven profesor se arrugó levemente
—Quizás son solo impresiones mías, gracias profesor —y sin poder decir nada al respecto dejó que su estudiante se marchara ahora un poco más tranquilo.