- Por favor, necesito el número de habitación
- Lo siento joven, pero es información privada
Llevaba alrededor de 2 horas rogando a las diferentes recepcionistas que le dejaran saber dónde se hospedaba su novio. Ninguna de ellas accedió a darle tal información.
Un vuelo de 12 horas fue al que se enfrentó solo el maknae de B.A.P. pero eso no era la tarea difícil, el verdadero reto sería enfrentar la situación. Sería mentir si Zelo dijera que se siente confiado en conseguir el perdón, pero por otro lado existía una extraña sensación de pérdida al recordar los últimos segundos en los que vio el rostro decepcionado y enfurecido de Bang. Era la primera vez que sucedía, y era la primera vez en la que sentía que podía perder incluso el alma.
Cuando el sol le dio paso a la luna, Zelo aún se encontraba en recepción tratando de encontrar al líder. Tenía hambre, tenía sueño, tenía miedo. Pero seguía ahí, sentado en una silla vacía bajo la atención de nadie, dándose cuenta de que en realidad no es tan grande en este mundo. Nunca se había sentido tan solo, en esta ocasión había sido capaz de darse cuenta de que si para alguien era importante, se trataba de YongGuk.
Algunos murmullos sorprendieron al maknae, pues parecía escuchar una voz que se le hacía bastante familiar. Al momento de alzar la mirada, su corazón se paró solo un segundo y su mundo dio un vuelco intenso. Eran los nervios de ver frente a él a la persona que amaba. Tan cerca para escucharlo pero tan lejos para alcanzarlo. De inmediato se puso de pie, agarró su mochila y otras pertenencias y trató de acercarse a él lo más pronto posible.
Sin embargo, cuando pudo estar lo suficientemente cerca para recibir la mirada del mayor, éste ni si quiera dirigió sus ojos hacia él.
Lo había ignorado.
Por primera vez Bang YongGuk había ignorado a Zelo.
Zelo pudo incluso escuchar el crujido de su corazón.
***
- Joven, no puede dormir aquí
El diálogo de una de las recepcionistas fue lo que sacó de sueños. Se volvió a sentar sobre el sillón y trató de encontrar la hora en su celular. Estaba a punto de amanecer otro día.
- ¿No tienes a nadie que venga por ti?
- No… Tengo que esperar
- Ya veo... ¿El chico coreano es tu amigo?
- S-si
- No puedo darte el número de habitación, pero me arriesgaré a decirte en qué piso está, ¿De acuerdo?
- ¡Sí!
- Piso 9. Por favor, no causes ningún desastre, solo hazme ese favor, ¿Quieres?
- No se preocupe, ¡Muchas gracias!
En seguida se puso en marcha a subir al noveno piso. Subió al elevador y conforme los números aumentaban, su tristeza también lo hacía. ¿Qué le diría si en verdad lo encontraba? De solo pensar en la posibilidad de que el mayor pudiese dejarlo, al maknae se le aguadaban los ojos.
Piso 9.
Con un caminar bastante lento se dirigió por el pasillo observando cada uno de las puertas, imaginando en cuál estaría el conejo. Tras una evaluación de la infinidad de número que existían en cada una de las puertas, decidió esperar tal y como había planeado desde el inicio.
Después de algunos 30 minutos, Zelo logró ver que una de las personas de servicio a la habitación rondaba por las puertas del mismo piso.
- Disculpe –mencionó en voz casi inaudible- de por casualidad sabrá si hay una persona asiática en alguna habitación de por aquí
- Déjame pensar… -la señora, sin capturar malicia en Zelo contestó- Hay dos, una en aquella habitación, y otra de aquel lado… ¿Estás perdido, jovencito?
- S-sí, se supone vería a mi amigo aquí, pero no me dijo el número de la habitación, solo el piso
- Suerte
Habiendo ubicado las habitaciones, se acercó a la primera de ellas: núm. 13. Estando frente a la puerta que lo podría estar separando de su novio, tragó saliva y buscó en su interior un poco de valentía. Su mano se colocó encima de la perilla girándola para comprobar si estaba abierta o no. Al notar que podía acceder a la habitación, se adentró a ella con pasos realmente cortos. Su corazón latía a una velocidad impresionante y sus nervios inundaban todo su ser.
Aunque su corazón se detuvo un segundo al escuchar una voz femenina.
- JohnJohn ¿Seguro que no quieres una segunda ronda? Es mucho dinero para solo pasarla bien una vez, te prometo que te complaceré
- ¿YongYong? ¿Qué… es esto? –asomó su rostro un poco para ver en dirección a la cama, observando a una mujer desnuda de pie mirando a alguien acostado
- ¿O… no te gustó el sexo?
(…)
>> Existe la posibilidad de que ambos miembros de B.A.P ya no se encuentren en Londres, se ha perdido la visibilidad de ambas celebridades<<
***
- ¿Pudiste hablar con él? –JongUp le entregaba a Zelo una taza de jugo de naranja, mientras se encontraban en la sala del departamento. Sabía que algo había pasado, por algo su mejor amigo y el líder no llegaron juntos días atrás
- No, parece estar perfectamente bien sin mi
- ¿Por qué lo dices?
- … -guardó silencio mientras reflejaba un gesto horrible y siniestro en su rostro, y esta era su simple reacción al recordar que había escuchado a su novio estar con una puta hace menos de una semana- Hyung, yo tampoco quiero estar con él, no lo necesito. Declaro oficialmente que lo odio con todo mi corazón. Así que no hablemos más del tema.
(…)
HimChan entraba en su habitación esperando ver a su lindo conejito listo para salir a una cita esa tarde, ansiaba mucho poder estar a solas con su pareja. Una vez adentro, dejó caer su casaco en la cama y aflojó la corbata que traía puesta. Esta mañana había ido a hablar con los padres de YoungJae en persona, por lo que la buena impresión de una persona formal era altamente necesaria. Observó la habitación dándose cuenta de que su novio aún no estaba listo, debido a que una vez más había olvidado su ropa en la cama en vez de llevársela consigo al baño. El ulzzang tocó la puerta del tocador y pasó dentro para dejarle la ropa a su pequeño Uppie.
- ¿HimChan?
- Sí, soy yo
- Oh… lo siento ya salgo, es que me pase la mañana tratando de ver qué con Zelo pero al final no me dijo nada
- Ya veo –caminó hacia la parte de la regadera lentamente
- Ya terminé, ya salgo
- Aquí tengo tu ropa
- Gracias –abrió la puerta que separa la regadera del baño y dio un ligero brinco al ver a su novio parado en ese mismo lugar, obteniendo un increíble sonrojo por estar desnudo en ese momento
- Aún… -HimChan estiró sus brazos hasta rodear el cuello desnudo del menor, acercándose a él hasta quedar cara a cara, a punto de besarse- ¿Aún quieres salir? –atrajo el rostro de su JongUp con sus manos para darle un beso realmente apasionado, como de esos que solamente podían darse cuando estaban a solas disfrutando de ellos mismos
- Him… -gimió entre el beso para poder pronunciar su decisión a pesar de su respiración agitada- HimChan…
- Tomaré eso como un no
***
Estaba indignado, estaba enojado, estaba triste. Justo ahora estaba más molesto por el hecho de que la parejita de JongUp y HimChan estuvieran divirtiéndose en el departamento tan descaradamente ignorando su dolor. Caminaba en el centro de la ciudad sin un rumbo fijo, tratando de eliminar todos esos sentimientos que lo hacían sentirse miserable. No era algo fácil, no para Zelo quien suele darle la responsabilidad de la culpa a todo mundo antes que a sí mismo. Cuando llegó a un parque donde no había mucha gente, se sentó en una de las bancas para disfrutar el silencio del lugar.
Era extraño el estar ahí y no en la habitación destruyendo cosas, pero Zelo sabía que había destrozado ya tanto que incluso su relación con YongGuk estaba hecha pedazos. En este punto de su vida, sabía que no quería una disculpa ni tampoco quería dar una. Estaba pasando por un proceso que nunca creyó ser capaz de hacer, que es tratar de arrancar a Bang de su pecho.
Era un dolor tan insoportable para él, que incluso no podía detener las lágrimas que caían suicidas de sus orbes hasta chocar y morir contra el suelo. Tomó su pecho con su mano, tratando de retener unidas las piezas de su lamentable corazón.
(…)
Alrededor de las 11pm fue el recibimiento que el maknae obtuvo por parte de las manecillas del reloj que se encontraba en la sala del departamento. Había vagado todo el día y ahora le resultaba bastante pesado el estar ahí. Dejó su gorra tirada en uno de los sillones, y caminó lento hacia la cocina en busca de comida, pero detuvo en seco su existencia al notar de reojo que había una maleta al lado del sillón más pequeño.
“¿YongGuk?”
Cambió el rumbo de sus pies hasta llegar de inmediato a su habitación, y con un poco de duda y miedo intentó encontrar a su novio dentro de ella.
Se vio fuertemente decepcionado cuando la encontró vacía una vez más.
***
Habrían pasado ya 5 días más en los que el maknae se la pasaba como alma en pena llorando y lamentándose en la obscuridad de su habitación. En este nuevo día, se había encontrado forzado por JongUp a acompañarlo con algunos amigos suyos con una vaga promesa de que se divertirían un poco con ellos.
Carne a la parrilla y soju, era el menú de esa tarde. Un par de amigos de Up y una sensación increíble de estrés era la escena en ese restaurante. El maknae realmente se sentía vacío en esos momentos de su vida. No disfrutaba absolutamente nada pues el peso de su dolor y su ira era demasiado grande.
- Ahhh, que envidia, YongGuk se la ha de estar pasando realmente bien
- ¿Perdón? –pronunció Up sin comprender lo que sus amigos decían
- Eh estado siguiéndolos desde hace mucho, y es muy común encontrar cosas de ustedes en twitter… las fans se emocionan mucho al verlos, solo miren a YongGuk –le acercó su móvil a JongUp para enseñarle de lo que hablaba; la cuenta de twitter dejaba ver a muchas chicas obteniendo fotografías con Bang
- ¿¡Qué!? –Zelo apenas escuchó el nombre de YongGuk unido a la palabra fans, se lanzó a conseguir el celular del amigo de Up para observar de qué trataba eso- Es… es verdad –dijo amargamente soportando lo más que podía sus lágrimas
- Zelo… -pronunció Up preocupado
- ¿Te pasa algo? –dijo el otro amigo de ahí
- Me largo –fue lo último que dijo antes de levantarse de la mesa y salir corriendo del restaurante.
Un gran recorrido fue el que sus piernas le permitieron dar hasta perderse en el centro de Seúl. Sus lágrimas no habían dejado de caer y sus puños no habían dejado de apretar. Una vez cansado se lanzó al suelo de rodillas y lo golpeó hasta provocarse heridas en sus manos. La gente se le quedaba mirando, y algunas personas pudieron reconocerle.
De no ser porque una chaqueta le cubrió el rostro, habría muchas fotografías de él tirado en el suelo tan lamentable.