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Olvídalo por Pato359

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-Baek...

-No, espera un momento, Channie.

-Baek, Kai no es débil.

-Lo sé pero desconfío.

Chan Yeol suspiro. Lo sé, parece que exagero pero creo que el amor puede hacer demasiado con la gente. No solo es Kai, hay miles, tal vez millones de personas que solo por amor han hecho locuras de las buenas y/o de las malas.

-Está bien, ya vamonos. Debo confiar más en él, ¿no? -Channie sonrió y arrancó el auto.

Ahora que nos encontramos en este silencio (que no es incómodo, por si se lo preguntan) me acuerdo cuando comenzamos a salir.

Han pasado ya... Cinco meses, cuatro días, diez horas... Bueno, no realmente. Dejémoslo en cinco meses. Yo acababa de aceptar que soy gay, que me atraen los hombres más que las mujeres, que puedo llegar a ser alejado por mi decisión pero era lo que menos me importaba. Crecí con el ideal de si yo me siento bien con lo que hago, no me debe interesar la opinión ajena. Sin embargo, todavía debía decirles a mis padres y otros miembros de mi familia. Sé que unos me apoyaran, otros me darán la espalda y otros se quedarán viendome sin saber qué hacer realmente.

Ya con siquiera una parte de mi vida aclarada, me sentía aliviado. No sabía con exactitud en qué trabajar si ya estaba apunto de terminar mi carrera de finanzas. Me metí a estudiar eso... porque sí, porque no había más opción. Estaba bajo presión emocional y solo me inscribí ahí. Cuando Kai, mi mejor amigo, se enteró, se partió de risa; yo también me reí mucho, lo acepto, pero no quedaba más que seguir adelante. Ahora, creo que haber escogido una carrera en la fotografía o modelaje hubiese sido más de mi gusto.

Por otro lado, quería independizarme de mis padres, solo que no tenía lo suficiente para sobrevivir más de dos meses de arriendo (necesitaba comida, ropa, mis cosméticos, útiles). Nunca fui de los que ahorraba en un cochinito de plástico, soy de los que meten una moneda y al segundo que la necesitan rompe la alcancía.

Salí a un bar a tomar. Un brindis se necesitaba en este momento. Fui a uno algo mala clase, olía hediondo -no solo la comida combinada con el alcohol sino también el cigarrillo, droga, incluso vomito de los que ya están borrachos- y estaba oscuro. De unos parlantes pequeños situados en las esquinas superiores del bar salía música variada. En la barra el barman me sirvió una margarita, un sorbo de esta ya me quemaba la garganta y podría hacerme perder el juicio. A  mi lado un chico gritaba sus males amorosos.

-Mira, la cuenta -el barman me tendió la carta con el recibo dentro.

-¿Acaso me estas echando? -pregunté levantando la ceja.

-No, no era mi intensión -cuando lo vi, el barman era realmente un chico de mi misma edad, más o menos. Era lindo. Me atrajo casi de inmediato y por primera vez en mucho, no me asuste por eso. Ahora que acepté mi sexualidad, estoy cómodo-. Es solo para que lo tenga presente.

-Crees que soy de los que se largan sin pagar la cuenta -lo moleste.

-No, no señor. Digo que podría pagar y quedar sin deudas.

-Insinuas que tengo deudas.

-¡No, nada de eso! -interiormente, me estaba riendo. Su rostro estaba entre el enojo y la tranquilidad. Quizá quería gritarme mis verdades pero algo se lo impedía.

-Tranquilo, solo es por jugar. Suelo hacer eso a veces -la verdad no lo hacía-. Relájate.

El chico pareció relajarse y recuperar un poco la compostura que perdió conmigo.

-No debería hacer eso. No conoce la situación de la gente -adoptó una postura seria. Volteo el rostro hacía donde una mujer lo estaba llamando. Me dedico una ultima mirada antes de irse.

-Pero si yo...

-No lo culpes -el chico borracho a mi lado dejó de gritar el nombre de María. Miro hacía el frente, perdido, pero parecía hablarme-. Ha tenido una vida dura.

-¿Cómo lo sabe?

-Dime si alguna vez has oído de un bar que tenga secretos.

Touché. Creo que por eso no bebo mucho, o por lo menos no en compañia de desconocidos o seres de poca confianza. Es increíble como los secretos solo... salen.

-Chan Yeol a tenido muchos problemas -alce la ceja. El chico levantó su brazo y señaló hacía el barman-. Chan Yeol. Tuvo que vivir mucho tiempo en la calle ganando dinero con peleas callejeras y tratos con mala gente. Dijo que alcanzó a vender su cuerpo por un tiempo. Así fue hasta que lo contrate.

-¿Usted es el dueño del bar?

-Sí -bajo la cabeza. Cada vez que hablaba su aliento huele a alcohol. Debe estar con una resaca terrible-. Lo encontré aquí mismo en el bar, es irónico. Venía siguiendo a un hombre regordete de esos que tienen dinero para botar. Le di un trago a ambos y Chan Yeol solo desembuchó todo. Lo contrate y aquí está. A veces tiene problemas para controlar su ira, se ha metido en problemas con los clientes. Si vuelve a pelear con uno, lo despido.

Al escuchar, me sentí mal. Venia con la intención inocente de beber y hacer un chiste (acepto que de mal gusto) y me encuentro con esto. Es demasiada información para procesar.  Me levanté del taburete y me fui... Tuve que regresar a pagar la cuenta.

Es increíble recordar que me había prometido a mí mismo no volver a ese lugar y que a lo menos de tres días regrese. Fui con más frecuencia para tomar y estar con Chan Yeol. Quede muy afectado por la primera vez que nos encontramos, pensé enmendar mi error volviéndome su amigo. Hablábamos mucho, él me servía los tragos, me daba la cuenta a la mitad de mi bebida y sin chistar, yo dejaba lo necesario para pagar y una pequeña propina. El tiempo hizo de lo suyo y me enamoré de él, Channie también lo hizo de mí y ahora estamos juntos.

-Baek, Baek Hyunnie -volte mi cabeza para mirar a mi novio. Nos detuvimos en mi casa, bueno, la de mis padres.

-Ah, gracias Channie -le di un beso en los labios y me baje del auto. Nos despedimos y yo entre en mí casa con una sonrisa en los labios.

Chan Yeol mejoro mucho su situación económica gracias a su esfuerzo y dedicacion. Tenía un pequeño departamento y hace poco se compro el auto (usado, pero sirve el cacharrito). Él se fue, yo pensaba ir a mi cuarto cuando...

-Baek Hyun -una voz amarga de mujer se escucho desde la sala.

-Hola, madre -me detuve.

-Dime, quién es ese chico con el que te besaste -dijo molesta.

Me mordí el labio. ¿Comenté que no les había dicho a mis padres todavía que tengo novio y que soy gay?


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