—No estoy seguro de poder hacer esto… —Taemin murmuró, apegando más a si a la niña que permanecía, por fortuna, entretenida con su oso de peluche.
—Es mejor terminar con los rumores, Taeminnie, es lo mejor —Jonghyun le desacomodó el cabello.
A los días siguientes de la reunión con Soo-Man, las cosas transcurrieron de forma tranquila, los cinco podían moverse con más naturalidad y sin tener que preocuparse demasiado de ir a comprar cosas que la niña necesitaba. Fue hasta una semana después que Jonghyun, navegando como siempre en internet, encontró en un foro que comenzaban a hablar sobre el “extraño” comportamiento en los miembros de la popular banda mundialmente conocida, hablaban sobre lo raro que era ver a Jonghyun cargando en una bolsa lo que parecían ser botes de leche para infantes. Ya de ahí, los rumores se fueron haciendo mucho más fuerte con cada día que pasaba.
A los cinco les resultaba obvio que tarde o temprano se darían cuenta, que empezarían a notar la presencia de alguien más en la vida de los cinco, lo aceptaban. Cosa que cambió cuando empezaron los rumores despectivos, claro está.
Seguramente alguien inventó una historia y ahora tienen que cargar con alguien más.
¡Que decepción! No creí que ellos caerían a ese nivel.
Están jóvenes, no tuvieron la madurez.
Taemin se había enojado, había caminado cual gato enjaulado por la habitación gritando que cómo se atrevían a insinuar algo como aquello, sentía que hablar mal de ellos o de la niña era una ofensa a lo que le había pasado a su hermano y esposa.
Cuando Kibum lo había podido calmar, le explicó que resultaba más que lógico que eso pasaría, que al no saber la verdad, hablarían mal de ello. Jonghyun le dijo que ese tipo de reacciones eran lógicas, le recordó incluso las cosas que había recibido cuando se supo de su relación con Sekyung, muy para molestia de Kibum por recordar ese asunto. El menor se calmó y entendió las razones pero pidió una reunión con su manager.
Lo que supieron los otro cuatro después, es que darían una especie de conferencia para aclarar todo esto.
—Fue tu idea, Taemin, ahora no puedes echarte para atrás —Kibum dijo con tranquilidad, terminando de acomodarse el cabello en el espejo.
—Y-Ya lo sé —tartamudeó.
—Animo, todo estará bien —Minho lo abrazó y fue hasta ese momento que se calmó un poco.
—Es hora de salir —el manager abrió la puerta, esperando para que pasaran.
—Vamos, vamos para acabar rápido y descansar, aún nos quedan unos tres días de vacaciones —Jonghyun jaló a Kibum para salir.
Onew le sonrió mientras caminaba hacia la puerta y salía. Fue hasta unos segundos que finalmente suspiró sonoramente y empezó a caminar con Minho siguiéndole.
Había cinco bancos altos con un micrófono descansando en ellos, había muchos fotógrafos y periodistas frente a ellos, más atrás podía escuchar y ver a muchos fans gritando sus nombres. De alguna manera las escuchó con más intensidad cuando él apareció cargando a ese pequeño bulto entre sus brazos.
Hicieron su saludo y Onew empezó diciendo que estaban ahí para terminar con unos rumores que comenzaban a ponerse hirientes, Kibum agradeció a quienes se habían mantenido tranquilos y en especulaciones para terminar con un gesto que le indició a Taemin que él debía de hablar.
—L-La niña es hija de mi hermano, Ha-Neul —comenzó, sonriéndole levemente a la menor que volteó a verlo al escuchar su nombre—. Recientemente mi hermano falleció y ahora estoy a cargo de ella.
Se detuvo un momento al sentir que tanto él como la niña se encogían al recordar lo ocurrido, tenía que calmarse, no era alguien que llorara frente al público y no quería hacerlo. Los gritos de su nombre de alguna manera le ayudaron a calmarse.
—SHINee seguirá y trabajaré muy duro para seguir adelante así que por favor, sigan dándonos su apoyo —sonrió, inclinándose lo mejor que pudo.
Algunos rieron levemente mientras que Minho tomaba en brazos a la niña, que de alguna manera incremento los gritos de las fans. Después de una despedida, salieron del pequeño escenario improvisado.
En los días siguientes, las cosas parecieron terminar de acomodarse. Jonghyun, de nuevo, encontró con que la reacción de las fans era más buenas que malas, al parecer habían decido llamarla como “el sexto miembro de SHINee” y a hacer imágenes enteramente de ella con lo poco que se había visto en la conferencia. Aunque había comentarios de “SHINee está pronto a acabarse por culpa de la niña.” Taemin no podía dejar de sentirse más tranquilo con que las cosas habían ido más calmadas.
Minho se encontraba recogiendo la ropa sucia de la niña que había por la sala después de Kibum había amenazado con quitarle el balón de futbol que guardaba en su habitación. Había muchas cosas regadas y aunque quería regañar a Taemin por dejarla hacer semejante tiradero, se contenía porque sabía que él hacía exactamente lo mismo.
—Oye Minho, ¿qué es esto? —Jonghyun preguntó, levantando un folder que estaba debajo de las hojas que él estaba ocupando.
—Son los papeles de la niña —respondió, aventando la ropa en la cesta.
—Jeon Park, trabajadora social. —Leyó, escuchando un golpe que le hizo voltear a ver, encontrando a Minho en el suelo—. ¿Qué te pasó?
—Trabajadora, llamarla… ¡Taemin! —Aunque no le entendió en lo más mínimo, sonrió al saber que, al parecer, le había ayudado a recordar algo importante.
—Entonces, ¿te gustaría comprar una cama rosa? —Taemin se encontraba en el suelo, entreteniendo a la menor con unas muñecas que Kibum le había comprado.
—Sí —le respondió, pasándole una muñeca y tomando la otra que tenía en las manos.
—¡Taemin! —Ambos brincaron cuando la puerta se abrió de golpe, mostrando a Minho con expresión de terror.
—¿Q-Qué pasa, hyung? —Preguntó, sentándose.
—No hemos llamado a la trabajadora social.
Esas simples palabras bastaron para que Taemin se levantara de golpe, intentara correr hacia él y terminara cayendo al piso cuando los pies se le enredaron en una colcha.
—¿Y el teléfono? Oh demonios, ¡creo que lo perdí! —Dijo, prácticamente arrastrándose hacia la puerta.
—No, Jonghyun hyung lo encontró, debemos de llamarla o las cosas podrían complicarse —Minho miró a la niña que se preguntaba qué es lo que estaba pasando—. Perdona a appa por asustarte.
—Hay que llamarla… —Taemin murmuró, sin atreverse a ofrecerse.
—Sí —Minho tampoco quería pero ambos sabían que esta vez no podrían pedirle a Onew que hiciera algo.
—Llámala tú, hyung —Taemin lo miró.
—¿Yo por qué?
—Porque eres el mayor.
—¿Y? Ambos tenemos el mismo grado de responsabilidad con ella.
—Pero a mí no me gusta.
—Ha-Neul —Minho suspiró—. ¿Quién crees que debería de llamar a la trabajadora social? ¿Umma o appa?
La niña intercambió la mirada entre ambos mientras empezaba a sonreír, algo que a Taemin no le agradó.
—Taemin umma.
—Ha-Neul, ¿qué te hice yo? —El menor le pegó en el hombro a Minho cuando este empezó a reírse—. Como sea, la llamaré.
Le arrebató la tarjeta de la mano a Minho y salió de la habitación, mirando con desprecio a Minho que estaba conteniendo la risa.
¿Cómo se supone que llamaría? ¿Cómo se supone que tendría que decirle? Supuestamente debían de llamarla rápido, al día siguiente y ahora ya había pasado mucho tiempo más. Mordiéndose levemente el labio, tomó su teléfono y empezó a marcar el número muy lentamente.
«Jeon Park, trabajadora social, ¿en qué puedo ayudarle? »
Por poco suela el teléfono de la impresión pero logró recuperarse—. Ah, buenas tardes… Soy Lee Taemin y recientemente, actualmente soy responsable de Lee Ha-Neul, el abogado Kim me ha pedido que le llamara.
«¡Ah, claro! Lee Taemin, esperaba su llamada, ciertamente. Me gustaría discutir los asuntos sobre la menor en persona, ¿existe alguna fecha en que podamos concertar una cita? »
—Cualquier día está bien, de igual manera estamos a su disposición.
Permaneció en silencio mientras la mujer le daba el día y hora en que tendrían que reunirse. Le pidió que llevara los papeles y demás cosas que el abogado les había dado.
~O~
—Permanece tranquila, Ha-Neul, todo estará bien —Minho, quien la traía cargando, le pidió. La niña se había levantado un poco inquieta y la idea de salir a la calle no le había agradado demasiado.
Taemin solo los miró por unos segundos antes de empezar a caminar hacia el edificio, con los otros dos siguiéndole de cerca. Caminó hasta un escritorio donde una secretaria le indicó que aguardaran unos momentos en la sala de espera en lo que la trabajadora los atendía. El maknae del grupo se removía inquieto en su asiento mientras que Minho entretenía a la menor con su oso de peluche, no tenía idea del por qué se encontraba tan nervioso, no estaban haciendo nada mal, los seis estaban cuidando de ella como se debía, habían adaptado más de la mitad de su propia habitación para ella, solo faltaba la cama en sí, los seis lo estaban dando todo para su comodidad.
—Señor Lee, señor Choi —una mujer se asomó desde una de las puertas y los miró—. Síganme por favor.
Por lo menos era joven y lucía agradable, no pudo evitar pensar Taemin mientras se levantaba, llevando a Ha-Neul de la mano.
—Tomen asiento por favor —les señaló a dos sillas frente a un escritorio de gran tamaño.
—Choi Minho —el mayor se presentó rápidamente, inclinándose levemente antes de sentarse en la silla con la niña sobre sus piernas.
—Lee Taemin —el otro hizo lo propio, viendo con una sonrisa como la niña hundía la cara en el pecho de Minho.
—Agradezco mucho que hayan venido, empezaba a creer que tendría que llamarles para que asistieran —comenzó, recibiendo con una sonrisa los papeles que Taemin le extendía.
—Lamentamos la tardanza, entre todas las cosas que debíamos de comprar el tiempo se fue volando —Minho se excusó, intentando que Ha-Neul dejara de esconderse.
—Lo entiendo —dijo mientras empezaba a leer los papeles.
Los dos mayores permanecieron en silencio observándola, Minho también se encontraba nervioso pero no había sido capaz de expresarlo por miedo a poner más nervioso a su pareja, era bien consiente de que el chico estaba lo suficientemente alterado como para cargar con su nerviosismo también.
—Todo en orden con los papeles —sonrió—, ahora, Ha-Neul, ¿podrías mirarme?
A regañadientes la niña volteo a verla, medio escondiéndose aún detrás de su oso de peluche.
—Hola cielo, soy Jeon Park, mucho gusto en conocerte —tras un pequeño “hola”, continuó—, ¿podrías decirme quiénes son los que cuidan más de ti?
—Appa Minho y Taemin… appa —el menor soltó un suspiro de alivio al escucharla decir eso.
—¿En tu casa hay más personas que cuiden de ti?
—Sí, Key, Jongyu, Joonie y Onew, mis tíos —contestó, mirándola de momentos.
—Se refiere a Jonghyun hyung —Taemin intervino al ver que la mujer no localizaba del todo a ese “Jongyu”.
—Gracias —asintió—. Y dime, Ha-Neul, ¿alguna vez has sentido hambre por mucho tiempo?
—Sí, cuando el abogado Kim me llevó a casa de Taemin appa.
«No me asustes así, por favor Ha-Neul» Minho pensó.
¿Hay algo que te moleste en casa?
¿Alguna vez has llorado por algo que te hicieran en casa?
¿Te enseñan cosas importantes?
Si pudieras cambiar algo, ¿qué sería?
¿Te has quedado completamente sola en casa?
Fueron una de las tantas preguntas que la mujer le hizo a la menor, cuando esta respondió a no a todas, la trabajadora pareció complacida. Taemin y Minho se encontraban muchísimo más relajados después de ver su expresión en las contestaciones y palabras de la niña.
—Muy bien, me alegra comunicar que apruebo el que la niña permanezca con ustedes. Los niños son sinceros por naturaleza, sobre todo en esta edad, no ocultan las cosas que piensan o sienten y, por lo que puedo ver, Ha-Neul recibe mucho amor y educación en el lugar donde está viviendo —asintió, llenando un documento—. Lo único pendiente que tendría que verificar es su hogar pero lo verificaré dentro de unas semanas.
—Amamos mucho a Ha-Neul —Taemin sonrió—, vino a darle un giro a nuestras vidas.
—Puedo apreciarlo, señor Lee. Concertaré nuestra siguiente cita para dentro de un mes.
~O~
—Ha-Neul, ¿por qué sigues llamándome umma si a la señorita Park le dijiste appa? —Taemin gruñó cuando la menor la llamó diciéndole umma.
—¡Taemin umma! —Grito, causando que la habitación completa estallara en risas.
—Menos mal que todo está y estará bien —Kibum sonrió, recargándose en Jonghyun.
—Sí, realmente tuvimos suerte de que fuera una persona tranquila —Minho suspiró, arrullando a la menor para que se durmiera.
—Aunque aún me pregunto cómo serán las cosas para la próxima semana.
Los seis se quedaron en silencio tras sus palabras.
—La próxima semana… Bueno, será algo completamente distinto.