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Ma musique por demix

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Notas del capitulo:

hola.... lean--- ;)

Y sintió una furia desconocida, algo lo molestó mucho, ¿en serio tenía que ser Sanji? ¿Qué tenía este tipo para enganchar así a la gente? ¿Ace en serio? ¿por qué é?. Zoro se hacía un montón de preguntas internas sin llegar a una respuesta clara. Y la más importante era: ¿Por qué demonios le importaba tanto?.

-emmm…Zoro- el azabache se asustó un poco al ver que su amigo se quedó callado luego de su confesión –¿Zoro?

-eh…¿si?- el peli-verde salió de su trance momentáneo percatándose que el azabache esperaba un consejo, opinión, algo –pues…me sorprende un poco, nunca creí que fuera él- decía mirando a otro lado –pensé que sería Marco, ya que siempre te veo con él.

-jajajajaja, Marco es mi mejor amigo y nada más- dijo Ace soltando risas –pero bien- se puso más serio –¿qué me aconsejas?

-pues…si no me equivoco, el cejitas y Trafalgar son muy unidos ¿no?

-sí, tienes razón, siempre los veo juntos ¿crees que ellos…- Ace hizo una mueca de preocupación –están saliendo?

-no lo sé- Zoro se puso de pie –deberíamos, o mejor dicho, deberías averiguarlo. De todos modos te deseo suerte Ace- dijo sonriéndole –debo practicar también para el festival.

-Gracias Zoro, hablamos luego

-adiós- terminó dejando la sala, y al poco rato volvió a escuchar el dulce sonido del cello. Quiso despejar un poco su mente. Habían demasiadas cosas en que pensar aún “festival, practicar, examen para una beca en Pekín, Ace, Sanji, Law” soltó un suspiro, decidido a visitar uno de sus bares preferidos.

…./…./…..

Con una mueca cansada, aburrida, enojada, con ganas de quemar el mundo, llegaba Kid a su apartamento. Ya no esperaba para irse a España y olvidarse de todo aquí. Bajó del ascensor dirigiéndose a su puerta.

A unos seis pasos, la puerta se abrió de golpe, dejando salir a un chico de baja estatura (para Kid) con una gorra blanca al igual que su chaqueta. El joven estaba hecho furia saliendo a grandes pasos del lugar empujando levemente al pelirrojo. Éste giró para decirle algo pero un alarmado rubio salió corriendo de la puerta empujando a Kid. Pero ya era tarde, el ascensor cerró con el chico de gorra dentro.

-PENGUIN!!!!- gritó alarmado el de melena rubia, tomando rápidamente las escaleras.

-hey, Killer!!- llamó el pelirrojo, pero no recibió respuesta alguna, solo los pasos de su amigo bajando rápidamente. Kid dio media vuelta entrando al apartamento, ya luego preguntaría que había pasado. Pero al ver el estado de la sala, tal vez hubo una pelea. El sofá estaba recorrido al igual que la mesita de centro dejando la alfombra libre, en dónde un jarrón y un vaso estaban rotos escurriendo jugo en la alfombra, y otro vaso se había salvado por suerte en la mesita.

“Killer tendrá que limpiar”, pensó pasando del desorden. Se dirigió a la cocina para tomar algo de jugo, pero grande fue su sorpresa al notar que alguien había cocinado. Ni él ni Killer cocinaban nunca, siempre pedían comida, o comían fuera. Pero hoy estaba una olla con arroz y una sartén con carne picada revuelta en verduras, el arroz estaba encendido aún y ya se sentía el olor a quemado así que lo apagó. “Esto es raro” pensó. Sacó el jugo del refrigerador y le dio un sorbo, lo guardó y tuvo que pasar por la sala para llegar a su habitación. Y la puerta volvió a abrirse de golpe.

-¿Killer?- Kid esperaba una clara explicación de lo que había pasado. El rubio se dejó caer en el sofá, estaba cansado, jadeante y algo sudado.

-n-no, lo…al-cancé- dijo cubriéndose los ojos por la frustración.

-¿me podrías explicar que demonios pasó?- dijo el pelirrojo de pie frente a su amigo con los brazos cruzados esperando respuesta –la sala es un asco y, hay algo delicioso en la cocina.

-no te la comiste ¿no?- preguntó sentándose.

-No, pues no se quien la hizo, ¿y si está envenenada?

-no hables idioteces

-¡entonces explícame que diablos pasó!

-pues…

…../hace 4 horas/….

Killer llegaba de su lección de batería. Debía empezar a empacar todo para irse, ya que el y Kid se irían a España al año siguiente y ya deberían preparar todo, como sacar pasaportes, ubicar un lugar para vivir, e ir mandando algunas cosas,  ya solo tenían medio año. Killer buscaba empresa de mudanzas en internet en su cuarto, cuando escuchó el timbre.

-Ya voy- no podía ser Kid, él aún tenía su ensayito orquestal. Abrió la puerta encontrándose con un joven de gorra y chaqueta blancos, envuelto en una chalina gris –¿Penguin?

-hola Killer- saludó levantando un poco la cabeza para ver al rubio –eres un distraído, olvidaste tus vaquetas en la sala de ensayo, y Basil me pidió que te las trajera- dijo mostrándole las dos varillas negras que el rubio usaba.

-¡Gracias Penguin!- agradeció con una sonrisa tomando las vaquetas.

-de nada- dijo el más bajo ocultando un sonrojo bajo su gorra –bien, me voy- dio media vuelta para irse, pero el rubio lo detuvo.

-espera…emmm ¿ya almorzaste?

-no, pero almorzaré con mi hermano- en ese momento su teléfono sonó, era un mensaje de Shachi: “Penguin!, conseguí una cita con Bibi, iremos a almorzar, lo siento, nos vemos más tarde :) :P”. –creo que almorzaré solo.

-jajajaja, ven a almorzar conmigo- dijo invitándolo a entrar a su apartamento.

-está bien- Penguin entró seguido por el rubio.

-toma asiento- el castaño obedeció acomodándose en el sofá -¿Qué quieres comer? Comida China, tailandesa, Italiana, Mariscos o pizza- el menor miró al rubio con una cara de no creerse nada. 

-¿pedirás comida?- recibió un si –¿y si yo preparo algo?- Killer lo miró con duda –la última vez que pedí comida, no fue nada agradable, fue asqueroso, así que prefiero hacerla en casa. Pensé que tenías algo preparado.

-jajajjajaja, ¿yo? ¿Cocinar? por favor- dijo dándole la espalda por la risa  -Además, no tengo nada para que cocines.

-vamos a comprar entonces- se puso de pie decidido.

-eh?- Killer no se lo creía, pero quizá sería bueno despejarse un poco de todo y salir al exterior. Ya que solo era Instituto, casa, Instituto, casa, sería bueno salir definitivamente –ok, vamos.

El rubio estaba totalmente perdido en el mercado, se había distraído un instante con unos dulces y ya perdió a Penguin. No conocía el lugar, ni nada, había mucha gente por doquier y la mayoría señoras que lo miraban raro. Pasó por un montón de pasillos y tiendas y no encontraba al menor, ni la salida tampoco. En eso vio una gorra blanca entre todo el gentío. Apenas logró acercarse para darse cuenta que era una empleada del lugar, de hecho, todos los empleados tenían ese uniforme. Ya estaba cansándose, cada vez que creía haberlo encontrado, era otro tipo. Pasando ya desganado por un pasillo, vio a un chico observando las verduras con una canasta al lado, lo observó de lejos para asegurarse que era él.

Tenía su misma estatura, cabello castaño y su chaqueta blanca que delineaba muy bien sus brazos y su cintura, usaba unos jeans negros también algo pegados a las piernas remarcándolas al igual que su retaguardia, y unos elegantes zapatos negros con una línea blanca que los rodeaba. Un momento…

-¿Killer? ¿Dónde estabas? Estuve buscándote- Penguin luego de elegir unos pimientos y ponerlos en la canasta, dio vuelta encontrándose a un rubio observándolo de lejos, se acercó más pues el rubio no le respondía –¿Killer? ¿Estás bien?, estás rojo, podemos comprar algo para la fiebre también- le tocó suavemente la frente para sentir la temperatura.

-ehhh…s-si- respondió por fin algo nervioso alejándose del contacto –no te p-preocupes. ¿Tienes que comprar algo más?

-n-no, ya tengo arroz, verduras, carne picada y algunos condimentos, eso es todo.

-bien pues, vámonos.

De camino al departamento ninguno de los dos cruzó miradas ni palabras, Killer estaba nervioso, esos pensamientos…miraba al chico de su lado, todo tranquilo llevando las bolsas –si quieres, puedo llevarlas.

-hm, ok- Penguin le pasó las bolsas, rozando sus dedos levemente y… una corriente eléctrica recorrió todo el cuerpo del mayor –¿estás bien?- preguntó el castaño al haber sentido temblar al rubio.

-s-si, no te preocupes- así llegaron al departamento, Penguin puso todas las cosas sobre el mesón y comenzó a usar cosas que ni Killer sabía que tenía, se quitó su chaqueta blanca para no ensuciarse dejándose con una polera negra de cuello abierto y mangas cortas. Killer solo lo observaba hacer  cosas sin entender mucho, y de nuevo, se fijó en la figura del menor. Un cuello esbelto, piel blanca, las clavículas se le marcaban en la polera, sus manos trabajaban ágilmente cortando, moviendo y mezclando cosas que el rubio no tomaba mucha atención, solo su piel, y la forma que se movían sus músculos, sus labios, su nariz, sus ojos…

-y que piensas hacer cuando acabes- repentinamente su voz lo sacó de sus fantasías. –Porque yo pienso enseñar lo que sé a otros, ser el maestro- dijo sonriéndole.

-mmmm yo… yo me gané una beca para España en música moderna, así que al terminar me iré para allá con Kid- Penguin cambio su sonrisa por seriedad evitando ver al rubio.

-felicidades- dijo frio.

-hm, gracias por tanta emoción- contestó sarcástico, sin dejar de ver cada uno de sus movimientos, sin notar el cambio de Penguin.

-el arroz tardará un poco- se limpió las manos con una servilleta –podemos ver tv un rato.

-genial ¿quieres jugo?- recibió un sí desde la sala. Killer sacó una jarra de jugo y dos vasos a la mesita, mientras que Penguin encendía la TV. Se sentó junto a él sirviendo la bebida –eso huele delicioso, ¿cómo sabes cocinar?

-mi madre nos enseñó a los dos, se hacer cosas básicas, tampoco es la gran cosa- dijo sonriendo de lado. Killer tomó de su vaso de golpe, casi no prestaba atención a sus palabras, no soportó aquella pose de Penguin, cruzado de piernas, los brazos apoyando su nuca y una mirada de superioridad, sin su típica chaqueta, sus brazos eran firmes y marcados, aunque no tanto como él, con los ojos semi-cerrados, y una respiración lenta y tranquila. Algo estaba creciendo en Killer. Y ya no podía controlarse.

-Penguin- repentinamente se puso serio alertando al menor. Killer se posicionó delante de él acorralándolo en el sofá sosteniendo sus muñecas a ambos lados de su cabeza, haciendo que éste se moviera un poco hacia atrás. Atrapó salvajemente sus labios sin ser correspondido, pero eso no le impidió seguir. El castaño con los ojos más que abiertos, trataba de soltarse sin éxito.   

-K-Killer ¿Qué haces? Suéltame- forcejeaba el castaño pateando con una de sus piernas las mesita haciendo caer su vaso y la jarra. Killer no paraba, y comenzaba a besar su cuello presionándolo aún más fuerte –Killer, me estás lastimando…ya… ¡suéltame!- Penguin dio un fuerte rodillazo en la parte baja del rubio dejándolo inmóvil. Inmediatamente el castaño lo empujó tirándolo a un lado, se levantó y rápidamente se puso su chaqueta, su gorra y cogió su bolso.

-P-Penguin…-decía aún adolorido el rubio, viendo desaparecer al menor por la puerta. Se levantó como pudo, a duras penas, ya que estaba teniendo una erección y el golpe le ocasionó un dolor que lo dejó viendo estrellas. Salió tras él. Kid estaba a unos pasos del departamento pero no le importó mucho su presencia.

Para su desgracia, el ascensor cerró en sus narices –PENGUIN!!!- entonces optó por bajar las escaleras. Escuchó a su amigo llamarle pero se lo explicaría luego. Ahora quería pedir disculpas, por su gran estupidez, había asustado y lastimado a Penguin, solo pensaba en que ya no vería su sonrisa, su compañía en los ensayos, sus rabietas, sus regaños, su amistad, nada, TODO SE IRÍA A LA MIERDA. Eran 6 pisos, lo más seguro era que no lo alcanzaría, pero debía intentarlo. Cuando llegó al final, una señora subía al ascensor, salió corriendo a la entrada, miró a todos lados, pero él ya no estaba.

Todo cabreado esperó al ascensor, por suerte estaba vacío, ¿Qué haría ahora? ¿Cómo explicaría o excusaría sus acciones?. Llegó a su piso para tirarse en el sofá frustrado y cansado. Kid le pidió explicaciones del desorden y la comida. Killer recordó la comida y pensó que Kid se había comido algo, por suerte no, era la comida de él y Penguin, y ahora lo había arruinado, ¿con que cara le vería mañana? O quizá ni siquiera se acercaría a él.

Luego de contarle a Kid todo lo sucedido, éste solo atinó a llamarlo -Idiota, estúpido, ¿por qué no controlaste tus malditas hormonas? ¿Qué pasa contigo? ¿y ahora que piensas hacer inútil?

-no sé, no sé- repetía frustrado el rubio, tirándose los pelos.

-nada. Solo te queda pedirle perdón y ya- hablaba tan fácil el pelirrojo, pero Killer estaba que se moría al pensar en eso.

-mierda- Killer desvió la mirada tratando de pensar en algo, encontrándose con la chalina gris de Penguin sobre la mesa de entrada. Una leve sonrisa de esperanza se dibujó en su rostro  –creo que ya sé cómo acercarme.

…/…/…/…

Mientras tanto un castaño azotaba la puerta con furia, encerrándose en su habitación, se tiró a su cama y abrazado a la almohada, comenzó a soltar lágrimas “¿por qué?” se repetía en la cabeza, ¿Por qué había hecho eso? ¿Por qué vive y viaja con Kid? ¿Kid y Killer? ¿Y si es así, por qué lo lastimó de esa manera? ¿Un desahogo? ¿Un remplazo? ¿Una segunda opción?

-¿Penguin?- su hermano llamó a su puerta -¿estás bien?- el castaño limpiándose las lágrimas y aclarando su voz, contestó lo más natural que pudo.

-sí, todo está bien, solo…tuve un mal día, ya pasará- Sachi sabía que era normal, ya que su hermano era un rabieta de poca paciencia, que hasta una mariposa que vuela lento lo desesperaba. Pero eran mellizos, así que presentía que algo iba mal ésta vez.

-¿estás seguro?

-sí, ya vete- Sachi resignado se fue, pero se fue a prepararle una taza de té de Tilo para calmarlo. Al rato volvió y tocó sus puerta –¿y ahora qué?- respondió fastidiado.

-mmmm te traje un té, ¿quieres?- Penguin ya no podía tratarlo mal, así que lo dejó pasar. Sachi, puso el té sobre la mesita de noche, y al ver el rostro de su hermano, notó que definitivamente no estaba bien, y volvió a preguntar qué había pasado, a lo que respondió que no era nada importante de nuevo. Sachi solo lo abrazó –sabes que puedes contar conmigo Penguin- lo soltó lentamente –me llamas para cualquier cosa- dijo sonriéndole, para luego dejarlo solo.

…./…../….

-¿entonces?, recuerda que a ti e beneficia mucho, y a nosotros también- decía un hombre rubio de gran sonrisa.

-pero…dejaré todo aquí

-pero conocerás gente nueva allá, nueva vida y mejor, serás un profesional, no solo como músico, sino también tu sueño de ser doctor.

-…

-piénsalo Law- el hombre se levantó saliendo de la biblioteca, dejando a un moreno pensativo. Por un lado, comenzaría de verdad a seguir su carrera y sus ideales. Pero por otro, dejaría a todos, a Sanji. Todo…

…/,,,,/…..

Estaba llegando el atardecer, y con éste, terminaba el tiempo de trabajo de cierto rubio. Había pedido la tarde libre para ensayar sus piezas para el festival con su maestro, pero ahora le había dado una dirección diferente a la que usualmente conocía, quizás se había mudado. Caminaba tranquilamente con su violín en la espalda y las manos en los bolsillos, tarareando una canción.

De repente un peli-verde apareció por una calle que cruzaba, pero pareció que ni se inmutó en la presencia del oji-azul, y siguió su camino delante de él. El rubio reconoció inmediatamente quien era, pero prefirió ignorarlo. Continuaron caminando, pero ninguno de los dos desviaba de camino. Sanji empezaba a incomodarse. El peli-verde paró en una tienda, para quizá comprarse algo y el violinista no paró de caminar pasándolo.

Zoro luego de comprarse una botella de agua retomó su camino, ahora viendo mejor al tipo que lo venía siguiendo hace tres cuadras. Efectivamente era quien sospechaba que era. Cuando lo vio aparecer, fingió no haberlo visto y pasó de largo, pero resulta que seguían la misma trayectoria.

El rubio giró la cabeza lentamente encontrándose con la mirada de ese peli verde sobre él. Ya habían cruzado miradas, ahora ninguno podría hacerse a los desentendidos. Sanji dio un suspiro parando en seco y girando a encararla.

-puedo saber ¿por qué me sigues cabeza lechuga?

-¿yo? Pero si tu vienes tras mío desde hace tres cuadras cejitas- dijo defendiéndose

-yo no vengo siguiéndote, mejor vete por otro lado que no te soporto y debo ir por este camino- dijo dando media vuelta caminando más rápido.

Zoro también comenzó a caminar, claro que no le haría caso a ese imbécil, además, esa era la ruta para…

-¡Sanji! Por fin llegas- un pelirrojo sonriente apareció abriendo una puerta de repente, tomando por sorpresa al joven rubio que por poco y se pasaba de casa –te vi por la ventana con Zoro- dijo saludando con la mano al peli verde que también llegaba. Éste los miraba confundido –bien, pasen, debemos ensayar- Sanji abrió sus ojos como platos, no se lo creía.

Zoro por otra parte hizo una mueca de desagrado, aunque en el fondo estaba con los nervios a flote –Vamos, no se queden ahí- llamó de nuevo el maestro. Sanji entró primero seguido de Zoro. Los recibió una sala inmensa con sofás de cuero negro, una mesita de vidrio y un gran espacio donde cabían un piano y tres a atriles. El rubio quedó maravillado con la elegancia del lugat, mientras que Zoro parecía ya haber estado ahí antes, tanto que dio un bostezo caminando con mucha confianza –voy al baño- dijo desapareciendo por un pasillo.

-Sanji, puedes acomodar tus partes en un atril y deja las cosas en donde guste- el pelirrojo también parecía haber estado ahí antes.

-¿es su casa Shanks?- preguntó Sanji descargando su violín sobre un sofá con mucho cuidado.

-jajajaja, ¿esto mío? Jajajaja, demasiada elegancia para mí- dijo recostándose sobre otro sofá –los traje aquí porque es un buen lugar para ensayar, además, yo no tengo un piano

-pero…

-¿ya llegaron?- un hombre de cabello negro, piel blanca y unos intimidantes ojos, hizo acto de presencia en la sala –joven Kuroashi, bienvenido a mi hogar- saludó con amabilidad y a la vez seriedad aquel hombre.

-Gracias- ahora Sanji sabía a quién pertenecía toda esa elegancia de la casa.

Y así apareció el otro joven músico, sacudiendo sus manos mojadas, por todo el pasillo –no hay toallas en el baño Mihawk, iré a buscar algunas- y así muere la elegancia.

-apresúrate Roronoa, ya empezará el ensayo.

-bien, bien- el ojiazul, no parecía muy animado con lo que pasaría. Iba a tocar con Zoro, aún no olvidaba la última vez y temía que volviera a pasar. Shanks notó el rostro de descontento o mejor dicho de preocupación de su alumno, pero así debía ser. Mihawk le había contado lo sucedido en aquella cena, que los dos sonaban muy bien juntos, pero había algo que no los soltaba por completo.

-Sanji, sabes que es un dueto de violín y piano, así que deben ensayar juntos- aclaró Shanks, a lo que el rubio respondió asintiendo no muy feliz –y mañana, ensayarás con Ace- eso estaba mejor, Sanji dibujó una sonrisa mas tranquila.

-acabemos rápido- interrumpió el peli verde tomando lugar en el piano con las partituras ya listas, había presenciado cada gesto que hacía el rubio, y aunque a él tampoco le agradaba la idea de tocar juntos, tampoco le agradaba que se ponga feliz por tocar con Ace. El pelirrojo, percatándose de lo que estaba pasando soltó una risita mirando a Mihawk con una mirada cómplice, el pelinegro solo rodó los ojos aburrido, los adultos ya percibían algo entre sus alumnos y podría ser tanto un problema como también un triunfo.

Notas finales:

gracias por leer, y... me gustaria saber si les va gustando o no, necesito su opinión de como va quedando la historia. se los agradeseré muchoa.

mil gracias por leer de nuevo, chauuu chauuu.


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