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Ma musique por demix

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Notas del capitulo:

hola, perdó por el retraso prometo que les compensare con algo, pero por ahora deben querer leer, mas explicaciones abajo, asi que a leer....

La batuta del maestro orquestal dio entrada al temblor de seis violoncellos, de los cuales sobresalía un chico pelinegro con pecas en su rostro, un rostro que descifraba un gesto de satisfacción haciendo saber que disfrutaba tocar, ese temblor que hacía con su instrumento provocaba una atmósfera de inquietud y tensión antes de empezar la obra. De a poco, despertaba la horda de violines gustosos de dar pelea a todos los instrumentos, en especial los guías que ya combatían con los cellos, un muchacho rubio que tenía un mechón de cabello tapando su ojo izquierdo, algunos dirían que así no vería su instrumento, pero él no necesitaba verlo, lo importante para él era la partitura que tenía delante, ya las notas y posiciones le salían automáticamente. A su lado el otro guía, un chico de cabello negro que tocaba como si no hubiera un mañana, con una sonrisa viendo su instrumento y a la vez su partitura, le gustaba tocar, a nadie se le podría negar. Ellos se callaron de a poco, y los clarinetes se hicieron oír dejando camino a las impetuosas flautas traversas encabezadas por una aguerrida pelirroja y un tranquilo pero preciso moreno y sus pequeños piccolos guiados por un pequeño castaño de ojos azules. Aquellos vientos hicieron que los bajos y cellos respondan por el ruido con su imponente fuerza por un instante para silenciarlos, y luego, volvieron a su temblor de descanso.

Los violines retomaron su posición de protagonistas con un largo, y arrastrado acompañamiento de las violas, de las cuales, se lucía un rubio con una cicatriz en el ojo izquierdo muy concentrado en la forma de tocar su instrumento, y a su lado, una pelinegra con una flor roja en el cabello que en vez de poner atención a tocar, se concentraba más en ver a cierto rubio en la sección de violines. Los vientos quisieron sonar, pero de nuevo los bajos y cellos lucieron su energía, y esta vez, los violines temblaban y las violas retumbaron para callar en seco a todas las cuerdas, en ese instante de silencio, el chico cellista de pecas levantó su mirada para dar un vistazo a los guías de los instrumentos al frente de su sección, los violines, uno era su hermano menor y el otro, su amor platónico, quien chocó su mirada con él e inmediatamente bajó su vista a la partitura haciendo como si la estuviera revisando con pequeño rubor.

Un chico de cabello rubio peinado como una piña hacia arriba, tocaba el fagot para escudar a las flautas traversas, dando así un pequeño lapso de paz en toda la sala de orquesta, luego se unieron los violines calmándose lentamente, pero los oboes y los clarinetes se hicieron escuchar molestando a las violas, empezando una larga discusión entre ambos, pero los cellos retumbaron su fuerza siendo seguidos por los violines, quienes terminaron el reclamo de todos de forma abrupta.

La flauta guía de la pelirroja tocó con delicadeza hablándole al clarinete principal de un chico de nariz larga, y éste, le cedió paso al oboe principal que tocaba un pelirrojo de ojos ámbar fijos en sus partes, pero los violines, violas, bajos y cellos levantaron su sonido haciéndose respetar entre los vientos que los estaban ignorando y, callaron cuando los vientos lo hicieron. Otra vez, la flauta quiso marcar paz con el fagot y el clarinete, pero fueron silenciados por todas las entumecedoras cuerdas con un fuerte golpe que fue disminuyendo de a poco, y luego, volvía la discusión entre violines, violas, cellos y bajos, estos solo eran dos, una morena, y un tipo de brazos fuertes con un extravagante cabello azul, pero la tranquila tonada de la flauta de aquel moreno de ojos grises los calmó, dejando oír al suave oboe del pelirrojo que le dio un corto vistazo al precedente, y al clarinete que durmió a las cuerdas, pero pronto despertaron, haciéndose oír de nuevo con los cuatro oboes. Dos fuertes retumbes más de toda la orquesta unida y así cerró, la sinfonía No.40 de Mozart.

-yohohohoho, bravo chicos- sonreía el director agitando su batuta con una sonrisa –fue un gran ensayo, les agradezco, pero debemos retocar pequeños detalles- decía arreglándose su cabello afro –primero, violines deben poner más energía, excepto Luffy- señaló al guía que no paraba de sonreír –Luffy, debes bajarle un poco a tu emoción en las partes en las que hay un disminuyendo, ¿sí?

-shishishi si no hay problema- respondió el menor

-y Sanji- señaló al co-guia –lo haces muy bien, pero al contrario de Luffy debes marcar más los arcos en el Forte, lo mismo para todos los demás violines- el rubio solo aceptó con la cabeza. –Cellos- ahora dirigió su batuta a los del lado opuesto, el temblor debe ser más corto y largo en donde despiertan, ¿entendido? Solo sigan a Ace- todos aceptaron y el pelinegro sonrió orgulloso –Contrabajos, ni que decirles, los hacen, muy bien- felicitó a los más grandes quienes se dieron un golpe de puños felicitándose –flautas, Nami debe marcar mejor los tiempos por favor, si no, todos se equivocan y al momento de tu solo…

-sí, sí, con más humildad e inocencia- cortó la chica ya aburrida de que siempre le repita lo mismo, ella no era de las que tenía ese tipo de personalidad.

-exacto, y Law, por favor, si darás pelea a las cuerdas al final, debes creerte mucho más superior a ellas y será perfecto- el moreno solo asintió sin decir nada –oboes, Kid debes tener una conversación amigable con los vientos no una tosca- el pelirrojo solo rodó los ojos mientras limpiaba su boquilla –Usopp y Kaya están muy sincronizados, eso es bueno, pero ayuden su sincronía con los demás- ellos solo sonrieron y aceptaron –Piccolos, tocan muy bonito, solo deben cuidar las desafinaciones en las partes rápidas ok?, felicidades Chopper, has progresado mucho- el pequeño castaño solo se ruborizó y sonrió ligeramente –Violas, deben acelerar su ritmo, no todo es arrastrado Sabo, y señorita Violet, si pusiera más atención a sus partes le agradecería mucho- la chica y el rubio asintieron mientras acomodaban sus partes. –Bien, eso es todo por hoy, nos vemos el lunes, pueden retirarse- se despidió el director retirándose de su atril. Todos se dispusieron a guardar sus instrumentos e ir saliendo del lugar, eran las 7:45 de la noche y era sábado así que algunos iban a pasear y otros solo regresaban a sus casas.

-Sanji, ¿vienes con nosotros al cine?- preguntó un pelinegro sonriente mientras guardaba con cuidado su violín.

-lo siento Luffy, pero hoy vendrá un hombre importante al restaurante y debo estar presente- respondió el rubio soltando las cerdas de su arco, para acomodarlo en su estuche.

-ohhhhhh, pero irán Nami, Sabo, Vivi, Usopp, Kaya, Ace, Franki y Robin, Zoro no porque tiene un examen creo, pero igual no llegaría a tiempo.

-Sabes que me gustaría mucho y más si van las señoritas, pero es mi responsabilidad- dijo cubriendo con una franela roja la base de su violín, Luffy ya cerraba su estuche algo desanimado con la respuesta de su amigo.

-¿pero irás la próxima no?- preguntó el azabache sin perder esperanzas.

El rubio le dirigió una sonrisa sincera cargando su estuche negro -Claro, la próxima no te fallaré- el menor volvió a sonreír cargando su instrumento al mismo tiempo.

-¡bien!- la alegría de Luffy no se hizo esperar extendiendo sus brazos hacia arriba emocionado, luego tomó a Sanji del brazo jalándolo para salir de la sala.

Afuera había un patio enorme con algunos árboles de eucalipto, bancos de madera y jardineras con rosas, orquídeas y margaritas, era como una plaza dentro de la academia a la que solo tenían acceso los músicos. En una jardinera cerca de la puerta de salida se reunían todos nuestros amigos a conversar un rato. Ahí ya se encontraban Usopp, Kaya, Nami y Sabo esperando a los demás, al poco rato salieron Sanji y Luffy para dirigirse a donde se encontraban todos, solo faltaban el hermano mayor del trio de hermanos y los dos contrabajistas, ellos siempre salían al último ya que Ace tenía un instrumento algo grande y delicado como para salir con la multitud, al igual que Robin y Franky, además que ellos aún debían guardar los suyos en la sala de instrumentos, el contrabajo era casi de su propio tamaño, así que no los podrían llevar de aquí para allá como los demás.

Luego de unos 7 minutos por fin salían los cellos, y entre ellos el azabache mayor hablando con una peli-rosada llamada Bonnie, era la co-guia de los violoncellos, se despidieron, y el pecoso se encaminó a donde estaban sus amigos reunidos, desde lejos notó que se hallaba entre ellos aquel rubio que invadía sus pensamientos la mayor parte del día, se acomodó un poco sus cabellos, pensando también en que le diría, como actuaria y otras cosas para pasarla bien con él, incluso se dio un vistazo para arreglarse la ropa, pero alguien lo llamó desconcentrándolo de lo que hacía.

-Ace

-¿mm?- el azabache giró para ver quién era entre tanta gente, así notó que se acercaba un chico alto de camisa celeste y cabello rubio, era Marco, un director de orquesta en práctica, además de ser pianista, era cellista y violinista, también tocaba el fagot. Conocía a Ace porque lo ayudaba en algunas cosas que él no entendía en teoría musical, era un año mayor que él y también conocía a sus amigos y hermanos, pero no hablaba mucho con ellos. Ahora se aproximaba al azabache con su típico semblante serio y aburrido –Marco, ¿qué pasa?- preguntó Ace cuándo ya estaban algo más cerca.

-¿estas son tuyas?- cuestionó el mayor levantando unas partituras que tenían marcadas en la esquina superior la letra D.

Luego de examinarlas un poco Ace las tomó en seguida asustado –si son mías- dijo revisándolas una por una, eran las partes de la sinfonía 25 de Mozart, era la nueva obra que debía practicar para el concierto en el centro sinfónico nacional, que era dentro de un mes.

-las dejaste en tu atril, como tenía la letra D y decía VIOLONCELLO supuse que eran tuyas- informó Marco cruzando los brazos observando cada gesto de angustia y pena que hacia el menor cuando pasaba las hojas, incluso había dejado su parte de Winter de Vivaldi para el concierto de invierno, y las otras tres de las cuatro estaciones. Marco no pudo evitar hacer una risita al verlo así, detalle que había escuchado el pecoso.

Ace giró su mirada al rubio viéndolo taparse la boca -¿qué pasa?

-fufufu nada- no aguantaba la risa, e intentaba retenerla entre dientes para que sea lo menos perceptible posible, lo cual hizo enojar aún más a Ace.

-te estás riendo- dijo apuntando a la nariz del rubio frunciendo un poco el ceño.

-jajajajajaja- no pudo aguantar más su diversión –jajaja es que…es que te ves muy tierno- y su risa aumentó al ver como el azabache se sonrojó con lo dicho y frunció más el ceño.

-Callate- dijo algo molesto. El mayor fue calmándose de a poco limpiándose unas cuantas lágrimas que había causado la risa, Ace guardó sus partes en el bolsillo delantero del estuche su cello, y se lo cargó molesto girándose para encarar a Marco –Gracias, nos vemos luego- soltó marchándose de ahí.

-nos vemos luego Ace- dijo el mayor dispuesto a regresar al salón de orquesta, era su deber ordenar el salón luego del ensayo acomodando las sillas y guardando los atriles, era además el encardo de organizar los conciertos y presentaciones, debía reservar los teatros, ganar espacio en demostraciones, y ser el representante cuando colaboraban con artistas reconocidos. Marco observaba cómo Ace llegaba al encuentro de sus amigos, el chico sabia de lo que el azabache sentía por el violinista rubio, se lo había dicho una tarde que llegó a su casa con un pésimo humor, ahí le contó que Sanji tenía novia, Viví, había pasado un año desde que se lo contó y aunque ellos ya habían terminado y ahora solo eran amigos, Ace no podía llevarse bien con ella. El azabache estaba enamorado de Sanji desde hace mucho y Marco estaba encantado con Ace desde hace un mes, pero al igual que él, no se atrevía a decírselo, solo podía escucharlo cuando el pelinegro hablaba y hablaba del violinista. Se percató que se había quedado tieso con sus pensamientos en el mismo sitio aun viendo al pecoso riendo, se frotó los ojos y dio media vuelta retirándose del lugar.

-Ace, tardaste mucho- dijo Sabo al ver a su hermano aproximarse – ¿pasó algo?

-no pasa nada solo me distraje un poco- respondió rascándose la nuca por estar un poco nervioso. Al poco rato llegaron Robin y Franky, preguntando si ya estaban listos para ir al cine, *ir al cine* Ace pensó que el cine sería una gran oportunidad para pasarla bien con Sanji, pediría un asiento a su lado, comerían juntos, luego irían a los juegos, cenarían algo rico y por último lo acompañaría a su casa, y quizá sería el momento perfecto para declarársele. En todo eso pensaba el mayor hasta que un gran estallido de alegría de Luffy que se había colgado en su cuello lo sacó de sus ideas –bájate Luffy- el menor saltaba emocionado diciendo que ya estaban completos y podían irse ya, se soltó del cuello de su hermano corriendo a la puerta de salida siendo seguido tranquilamente por los demás. En el camino conversaban, jugaban y reían con las ocurrencias de Luffy y sus hermanos, incluido Sanji, pero solo hasta cuatro cuadras más abajo de la academia en donde todos los planes del pelinegro que se había ilusionado con la noche, se desmoronaron por completo.

-bien chicos, lamento decepcionarlos, pero me necesitan en el restaurante- dijo Sanji a modo de despedida.

-ohhhh Sanji-kun deberías acompañarnos- decía Nami algo desanimada.

-¿Nami-san quería que vaya  con ella?- sonreía el rubio imaginándose con la pelirroja en el cine.

-sí, pero solo para que pagues lo me debes- concluyó la chica logrando que los demás se rieran a carcajadas de él.

-¡Cállense manga de tontos!- refunfuñó el rubio haciendo que todos quedaran en completo silencio –bien pues no debo tardar más, adiós chicos- Sanji ya daba media vuelta pero alguien lo detuvo del brazo.

-espera Sanji- el rubio giró su vista para encontrarse con los ojos negros azabache de aquel chico con pecas –chicos vayan adelantándose, yo dejaré el cello en casa- los demás aceptaron empezando a caminar despidiéndose del rubio. Ace lo soltó lentamente a la vez que el rubio se incorporaba para verlo mejor –Sanji, ¿no te importa que te acompañe?- preguntó mirándolo fijamente esperando respuesta, Sanji solo lo veía confundido –mi casa queda a una cuadra del Baratie y no podré entrar al cine con el violoncello, seria incómodo y creo que es mejor dejarlo en casa- le explicó sonriéndole.

-claro, no hay problema- respondió el violinista empezando a caminar junto a Ace, los demás ya se habían alejado, y los dos músicos, reían, conversaban, bromeaban y hasta jugaban, se llevaban bien como amigos, pero el caso era que Ace estaba enamorado de Sanji desde los siete años y hasta el momento, no fue capaz de decírselo. Pasaron diez años, ahora tenían diecisiete, era su última gestión de colegio, si no se lo decía este año existía la posibilidad de que se fuera a otro país a estudiar y se distanciaran, *no pasa de este año*, era el objetivo que se proponía Ace todos cada navidad, pero nunca se animaba, pero ahora si debía hacerlo, o si no lo perdería, pero también temía al rechazo, Sanji daba claras señales de ser heterosexual. Que sea rechazado ya sería malo, pero que corte su amistad por ello, sería peor.

Habían llegado a la puerta trasera del Baratie donde se despidieron para despedirse –gracias Ace- agradeció Sanji dirigiéndose a la puerta, y sacando sus llaves le dijo –nos vemos, adiós.

-adiós Sanji, te cuidas, y la próxima no nos falles- dijo el azabache sonriendo.

-jejeje no lo hare- dijo cerrando la puerta desapareciendo de la vista de Ace, suspiró y ahora iba caminando tranquilamente a su casa, estaba contento, aunque se habían arruinado sus planes logró pasar por lo menos media hora con el rubio, y eso para él ya era suficiente.

Luego de dejar su instrumento en su casa, volvió a salir para encontrarse con los demás en el cine, pasó por el Baratie mirándolo de reojo, pero notó que un auto muy fino se estacionaba al frente, se quedó un momento a ver quién venia en un auto así, de seguro era por quien Sanji debía irse, una celebridad talvés. Entonces vio como dos figuras masculinas bajaban del auto, un hombre rubio alto con unos lentes y un abrigo de plumas rosa, que le pasó las llaves al Valet Parking, y otro pelinegro con destellos violetas que fumaba un habano, con un largo saco verde de piel y una cicatriz que partía su rostro. Ace abrió sus ojos como platos, no podía creerse lo que veía, aquellos dos hombres cruzaron la puerta del restaurante perdiéndose de su vista, esos dos hombres, eran Donquixote Doflamingo y Sir Crocodile, dos grandes intérpretes de coro y opera, contrabajos y barítonos a la vez, tenían las voces más gruesas hasta ahora conocidas mundialmente al cantar. Ace fue reaccionando de su asombro y recordó que lo esperaban en el cine, entonces retomó su camino nuevamente, no esperaba el momento para contárselo a los demás y aceleró el paso, o talvez fue tanta su emoción y adrenalina que no se fijó cuando chocó con alguien.

-hey, ten más cuidado Portgas

-auch, lo siento- dijo el pelinegro fijándose de quien se trataba y para su sorpresa se topó con un tipo muy alto de cabellera roja -¿Kid? ¿Qué haces aqui?- preguntó poniéndose de pie para incorporarse notando que no solo era él –oh, Law no te había visto- saludó sacudiéndose su pantalón.

-Portgas-ya ¿estás bien?- preguntó mirándolo de pies a cabeza por si no se había lastimado.

-si no te preocupes. Pero, woaa ¿qué haces tan elegante?- preguntó viendo que Law llevaba puesto un smoking negro con una camisa gris desabrochada en el cuello, luego miró al más alto que estaba exactamente como se hallaba en el ensayo -pero Kid…

-no es solo él- interrumpió el de pelirrojo -este enano también– dijo haciéndose a un lado mostrando a un pequeño castaño también de smoking café oscuro con una corbata negra y camisa blanca. Ace solo los veía confundido, hasta que el moreno, notando su confusión supo darle una explicación.

-Portgas-ya- dijo colocándose a su lado para ver de frente a los otros dos –el niño es Tony Tony Chopper, el guía de los piccolos- el azabache recordó que el director lo había felicitado en la orquesta y ya empezaba a ubicarse –estamos vestidos así porque tenemos una cena en el Baratie…

-ah, es cierto- saltó el pelinegro cortando a Law, recordando lo que había visto –ni se imaginan a quienes vi en el Baratie- los tres lo miraron de forma indiferente – vi a…

-Donquixote y Crocodile- volvió a interrumpir el más alto haciendo muecas de aburrimiento.

-si- dijo emocionado el de pecas -¿Cómo lo sabes?

-¿porque crees que estos dos enanos van al Baratie?- Ace puso una mano en su mentón tratando de entender las cosas.

Law al ver la cara de confusión que hacia el pecoso prosiguió su explicación que antes había sido interrumpida –verás Donquixote es…

-su padre adoptivo- interrumpió Kid recibiendo una mirada asesina del de ojos grises que empezaba a perder la paciencia.

-QUEEEEE!!!- a Ace casi se le cae la mandíbula de la impresión -¿Por qué no me lo dijeron antes?- preguntó exaltado mirando al niño y al pelirrojo -¡¡¿Por qué NO ME LO DIJERON ANTES?!!- sacudió del cuello a Law.

El de ojos grises se soltó de su agarre acomodándose su camisa -tranquilo también Tony-ya es…

-hijo de Crocodile- volvió a interrumpir el pelirrojo.

A Ace casi le da un ataque surtido al oirlo, bueno no casi, en verdad quedó inconsciente tendido en el suelo. Chopper se asustó lanzando un grito, Law calmó al pequeño y regañó a Kid por ser tan idiota, luego se acercó al pecoso y le reviso los músculos y el pulso, volvió a tranquilizar al niño explicándole que solo fue un susto y despertaría en unas horas, sin dejar de asesinar a Kid con la mirada, se había desmayado, pero no era grave, por suerte conocían la casa del pelinegro, buscaron en sus bolsillos las llaves y lo dejaron en el sofá, retirándose luego a donde iban antes de encontrarse con él.

-serás Idiota Eustass-ya- reclamaba el moreno viendo fijamente al más alto, éste solo lo ignoraba por completo mientras empezaban a caminar.

-e-ese joven era el guía de los cellistas ¿verdad Law?- preguntó tímidamente el niño sosteniéndose de la mano del pelirrojo.

-ajam- asintió cortante el de ojos grises viendo algo impactado a Kid, mas este solo miraba a algún punto de la calle. Continuaron caminado hasta estar al frente del restaurante, habían llegado 45 minutos tarde por el problema con Ace, pero no podían ya hacer nada.

-bien, aquí nos despedimos enanos- dijo Kid burlándose de los que acompañaba. Law le acomodó un poco la corbata al niño y lo tomó de la mano.

-sí, aquí nos despedimos Elmo gigante- respondió Law jalando al pequeño para cruzar al frente.

-¡¿Que me dijiste?!- gritó Kid enojado, Law se detuvo en la puerta antes de entrar, se dio la vuelta y le mostró el dedo del medio al pelirrojo sin que el menor lo vea, luego sonrio ladinamente y se adentró al restaurante para perderse totalmente de su vista junto al castaño. Kid estaba a punto de entrar y sacarlo a puñetes de ahí, pero se calmó, mañana ya tendría tiempo para vengarse. Respiró hondo y se marchó del lugar, pensando en que haría al día siguiente. Law era el punto en el que un típico brabucón se fijaba, siempre fue así desde niño, pero Kid se hizo como un guardaespaldas desde que tuvo problemas con Bellamy, un chico del coro que le gustaba molestar a los más pequeños, en fin, Kid era un tipo que tenía el porte de ser ese tipo de chico, pero no, a él no le gustaba ese tipo de injusticias.

Así, este pelirrojo llegaba a la casa en donde lo esperaba su amigo Killer, vivían en un departamento, pero el negocio de la música los sustentaba bien. Cuando ya estaba a solo una cuadra, se encontró con algo interesante en su camino.

-vaya, vaya, pero a quien me encuentro por aquí- decía con una sonrisa algo psicótica deteniéndose en seco -¿Roronoa Zoro por estos lugres?

Efectivamente era ese peliverde, un chico que igualaba el tamaño del pelirrojo, al oir su voz giró inmediatamente encontrándose con el pelirrojo –que tal Eustass, cuanto tiempo sin verte- dijo con un tono algo sarcástico, acercándose a él, metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

-sí, mucho tiempo, pero que hago si el señorito se pierde ¿ah?- dijo cruzando los brazos apoyándose sobre una pared –¿y a donde va tan elegante?- preguntó notando que Zoro llevaba puesto un saco abierto dejando ver una camisa del mismo color desabrochada hasta el pecho.

-me enteré que ahora tocas el oboe- habló el peliverde evadiendo la pregunta anterior -¿ya no tocas el saxo?

-jjajajaja por favor, como si sería capaz de dejarlo- el peliverde estaba algo confundido, y al notarlo, Kid se lo explicó mejor –verás, ya no usan a los saxofones en la orquesta, entonces me fui al grupo de Jazz, no fui a la banda porque yo no estoy para desfiles.

-ah, ya entiendo- Zoro puso un dedo sobre su mentón –entonces, dime, ¿Por qué ahora estas en oboe?- preguntó haciéndose una idea de sus razones y esa idea podría empezar con T y terminar con R.

-sé lo que estás pensando y te recalco que no es por eso- dijo poniéndose algo serio –ahora, yo no creo que hayas venido a verme así que voy a suponer que te perdiste- dijo volviendo a sonreír de forma maliciosa, conociendo la mala orientación de ese tipo.

-tsk, claro que no- refunfuñó Zoro rascándose la nuca –solo necesito un dato para poder ubicarme.

-jajajaja vamos dime a dónde quieres llegar- dijo burlándose al ver que el cabeza de musgo miraba a todos lados.

-al Baratie

-pffff ¿es que a todos se les dio por ir a ese lugar?- se preguntó el pelirrojo recordando que Law y el enano también estaban ahí, además que esos dos monstruos de la opera clásica, y ahora Zoro.

-mmm ¿de qué hablas?- preguntó algo despistado –Mi tío fue invitado a una cena con unos amigos de su infancia, y también irán sus hijos, no los conozco pero…- suspiró –debo ir, solo dime por donde es- pidió sin ganas de ir.

-pues, te sorprenderás cuando los conozcas- sonrió al pensar en las caras que pondrían cuando se vean. Ahora no solo eran esas dos grandes voces, ahora también estaría Dracule Mihawk un gran pianista, con solo imaginarse a esos tres reunidos KId pensó que sería una velada muy interesante -ok, dijiste que solo necesitabas un dato ¿no?- Kid empezaba tener una idea macabra.

-si

-solo te daré un dato entonces- dijo acercándose a Zoro –te diré este y ni un solo dato más- se acercó a su oído y susurró –es adonde logres escuchar el sonido de dos vientos y una cuerda- dicho esto se alejó de ahí lentamente –Adió Roronoa

Zoro había quedado estático pensando en la indicación que había recibido *¿dónde escuche dos vientos y una cuerda?* ¡pero qué demonios significaba eso! -¡¡Eustass!!- pero ya era tarde, aquel pelirrojo había desaparecido con la noche, ahora que haría, su salvación fue hallar encontrarse con una pareja de enamorados quienes gustosos le indicaron por donde debía ir, Zoro agradeció y fue corriendo por donde le indicaron.  

Mientras tanto Luffy y Sabo habían llegado a su casa, abrieron la puerta y vaya sorpresa con la que se encontraron, un Ace roncando a pierna suelta sobre el sofá, no había llegado nunca al cine y sus hermanos se preocuparon, por eso se salieron antes de que acabara la película. Y ahora se encontraban con un pecoso babeando como un niño. Sabo trajo una taza de agua, mientras que el menor se entretenía metiéndole palomitas de maíz por la boca y Ace se las comía automáticamente. Sabo alejó a Luffy del pecoso le echó toda la taza en su cara haciéndolo despertar.

-ah...eh…Donquixote…KidLaw… ¿ah?... ¿dónde estoy?- preguntó mirando a todos lados.

-estas en casa idiota- dijo Sabo mas que molesto junto arrastrando a Luffy por el cuello de su camisa, los dos dejaron a Ace ahí y se fueron a sus respectivas habitaciones para dormir.

El pecoso se comía las palomitas que el menor había dejado ahí recordando lo que había pasado -¿ah? Pero tenía que preguntar porque Kid acompañaba a Law.

Notas finales:

Disminuyendo.- indicacion en la musica para bajar la intensidad del sonido.

Forte.- indicación en la musica para aumentar y dar mas fuerza al sonido

Sinfonia No.40 de Mozart, si quieren la escuchan y se imaginan a todos tocando, es genial!!


Los trabajos y examenes me consumeeen!! pero haré mi mayor esguerzo para traerles el capitulo a tiempo. Les agradezco por leer nos vemos...

chauuu...


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