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Kidnaped. (They got seven). por IGOTEXO

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Notas del fanfic:

AVISOS

 

-SIN PIEDAD CON NINGÚN PERSONAJE.

 

-NARRADO DESDE LA PERSPECTIVA DE MARK.

 

-TODAS LAS PAREJAS TIENEN LA MISMA IMPORTANCIA.

Notas del capitulo:

IGOTEXO ha vuelto a las andadas(?) xD

Después de terminar mis exámenes me he quedado como una patata todas estas tardes, además de que he perdido una apuesta contra mi mejor amiga -aún no sé cómo pasó xD-. Así que esto es por parte propia, y es que la idea me sigue trayendo como loca todos estos días^^

Es diferente a lo que suelo hacer comúnmente y lo puede observar en mis otras historias que parecen ser más románticas que lo uno espera xD En fin, más que nada pido paciencia ya que es mi primera vez(?) 

Espero que lo disfruten^^

Capítulo uno.

 

 

 

Apenas y puedo mover mi cuerpo, me duelen tanto los ojos que empiezo a creer que sigo en un sueño y como no queriendo despertar, me sumo de nuevo en el cansancio. El piso está tan frío y me duele cada hueso, trato de reincorporarme cuando escucho una puerta rechinar.

 

—¿Ya despertaste, bello durmiente? —la voz suena tan lejana a mis oídos, los pasos se acercan y la cabeza me da vueltas cuando abro los ojos.

 

No reconozco nada, la luz se cuela por la puerta que ha dejado abierta el hombre, el mismo que me toma del mentón con fuerza para después aventarme. Mis espalda choca con la pared y suelto un quejido de dolor, no sé por qué me duele tanto el cuerpo.

 

—¿Qué ha pasado?

 

Observo a mi alrededor buscando algo más, pero lo único que encuentro es un almacén vacío y una ventana a varios metros por encima de mi cabeza, estoy seguro que no la alcanzo. El tipo me observa con una sonrisa y me levanta de un brazo.

 

—Tómate esto—fuerza a que abra la boca y mete una pastilla, trato de no tragarla con fuerza,  pero su mano pone tanta resistencia que termino por pasarla por la garganta tratando de no ahogarme.

 

Me sienta en el suelo y observa desde ahí. No puedo reconocerlo realmente, nunca lo había visto en mi vida; lleva un traje de negro, zapatos del mismo color y con el cabello algo largo.

 

—¿Miras ese reloj de arriba? —señala encima de la puerta y sólo soy capaz de seguir con la mirada sin forzar mucho a mi cuerpo, la respiración se me corta de a ratos y trato de no cerrar los ojos.

 

—¿Qué pasa con eso? —apenas soy capaz de pronunciar, mi garganta se cierra y no distingo bien la hora.

 

—Tu padre tiene un mes para pagar tu rescate, así que empieza la cuenta regresiva, Mark.

 

Después de eso, no tengo ni la más mínima idea de quién soy.

 

A pesar de que sólo hay una ventana, el sol me pega en la cara y por más que intento cubrirme con las manos, la luz ilumina tanto. Estiro mi cuerpo olvidando que me duele cada músculo que poseo, así que lo resiento al momento de desentumecerme.

 

—¡¿QUÉ HAGO AQUÍ?! —la puerta se abre dejando ver a dos hombres que me doblan el tamaño cargar a un muchacho, no distingo bien por cómo trata de luchar el otro. —¡SUÉLTENME! —sigue gritando, pero los otros dos lo llevan al otro extremo contrario al mío dejándolo caer en el suelo.

 

Escucho su alarido de dolor ya que el golpe se ha escuchado seco que puedo decir que cerré los ojos al momento que cayó.

 

Los hombres no voltean y cierran la puerta, escucho el seguro y suspiro. Veo al pelinegro correr para alcanzarlos, pero se topa con la puerta cerrada y golpea con fuerza.

 

—¡SÁQUENME! —escucho sus súplicas una y otra vez.

 

No es como si yo lo hubiera intentado antes, pero sé que no van a abrir la puerta y decir “Lo siento, nos hemos equivocado de chico”.

 

—Déjalo así—pronuncio lo bastante audible forzando mi garganta, miro mis brazos y lo único que veo son marcas en las muñecas. Al parecer me han tenido bastante tiempo retenido antes de despertar en este lugar.

 

—¿Q-Quién eres? —sé que está asustado, su tono de voz es bajo, demasiado bajo que tengo que hacer un esfuerzo para poder entenderle.

 

Levanto mi camisa para poder observar mejor y lo que encuentro son moretones en todo mi torso.

 

—Así que es por esto que me duele tanto—me digo a mí mismo ignorando al otro, trato de levantarme pero el dolor en mis costillas me detiene; abrazo un poco esa zona y sé que tengo una mueca de dolor.

 

—¡Dios! —el  que noto que tiene cabello negro, corre hasta mí y me ayuda a levantar todo mi peso.

 

Al menos tenemos un baño, que está hecho una mierda, pero hay uno y me conformo con eso. A pasos cortos llegamos y me sienta en la taza.

 

—Se siente horrible.

 

—Me imagino.

 

No sé por qué ese comentario me hace sonreír, y al momento de levantar la vista, me encuentro con el rostro del otro demasiado cerca, no como para sentir su respiración, sólo que sus ojos están clavados en mis labios.

 

—¿Qué sucede? —pregunto asustado, pues no retira su vista de esa zona.

 

—Te vez terrible—pronuncia con una sonrisa forzada. Sé que lo que menos quiere es hacerse cargo de un moribundo en medio de un almacén.

 

—Bueno, gracias por decirme lo obvio.

 

Me ayuda a lavarme la cara y sólo veo cómo mi camiseta blanca se tiñe de rojo mientras cae el agua. Sus manos son más delicadas de lo que esperaba en un hombre, su cuerpo es delgado y parece tener más cintura que una mujer.

 

Llevamos la misma ropa, una camisa blanca y pantalones cortos negros.

 

Sus piernas están llenas de cortes y raspones, al igual que las mías.

 

—Soy Mark—pronuncio una vez que termina y lava sus manos.

 

—Jinyoung—dice débil como recordando el miedo y esas ganas insaciables de pedir una explicación, aunque ambos sabemos de sobra que no conseguiremos nada.

 

—¿Cuánto llevas aquí?

 

—Creo que un día, no lo sé—hago una mueca de dolor cuando me levanta de la taza y me acompaña al lugar donde me encontró tirado. —Mi padre tiene un mes para pagar el rescate—ni siquiera sé por qué le digo eso, lo único que me concierne es hablar con alguien y no volverme loco entre tanto eco que produce el taller abandonado.

 

Lo último que recuerdo es salir de la escuela junto con unos amigos, me despedí de ellos y di vuelta en la esquina del instituto y algo chocó contra mi cabeza. Después de eso, sólo vino la obscuridad del almacén y el hombre de la noche anterior.

 

Apenas y eran las dos de la tarde cuando sentí el impacto, ¿cómo es que he acabado aquí?

 

—Me duele todo—acomodo a duras penas mi cuerpo en la delgada colchoneta.

 

Por lo menos, a Jinyoung le habían dado un mejor trato que a mí a pesar de que forcejeaba con los otros dos matones. Y es que su cuerpo se ve tan débil que con un pequeño golpe podría romperse cualquiera de sus huesos.

 

—¿Qué hora es? —pregunto cerrando los ojos a la par que sus manos acarician mi cabello, acomoda mi cabeza en sus piernas.

 

—Créeme, no quieres saber.

 

No tengo la menor idea de por qué tengo tantos golpes si no recuerdo haber luchado contra nada, sólo que la primera vez que abrí los ojos me dolía cada fibra de mi cuerpo sobre todo en la espalda y los brazos muy apenas puedo moverlos.

 

La puerta rechina y escucho unos gritos, sólo que no tengo ni idea de qué dicen porque no es coreano lo que habla aquél muchacho rubio ni mucho menos inglés.

 

—¡No te muevas, niño! —uno le grita mientras el otro le patea el estómago una y otra vez hasta sacarle sangre, eso es lo que noto cuando abro los ojos por completo y gracias a que el sol apenas y se está poniendo.

 

Observo a mi lado y veo a Jinyoung con el rostro tapado abrazando sus piernas, meciéndose de atrás hacia adelante. Dejo eso de lado al escuchar el grito de dolor lanzado por el nuevo, los otros se van entre risas cerrando de un portazo que resuena por las cuatro paredes.

 

Me levanto abrazando mi torso y camino hacia el rubio, quien tose con fuerza escupiendo sangre mientras unos sollozos se entremezclan en su garganta, me agacho a su lado y tomo su hombro.

 

—¡NO! —eso sí entiendo y me separo de él asustado aunque sus ojos reflejan más miedo, por su barbilla corre la sangre y trato de quitársela, pero él se recorre hasta topar con la pared que hay detrás de él.

 

—Sé que estás asustado, pero…

 

—¡NO! —vuelve a gritar y me dejo caer por completo, no aguanto las piernas, me duele tanto el siquiera cargar mi peso. —¿Quiénes son ustedes? —pregunta una vez que Jinyoung llega a mi lado y le tiende un pedazo de tela de su camisa para que se limpie.

 

La luz entra cegadora al espacio y avientan a un tipo, éste se trata de levantar pero llega uno de los matones y le patea la cabeza con fuerza, una vez basta para dejarlo inconsciente y para que nosotros cerremos los ojos asustados.

 

—¡Vamos a morir, joder! —grita Jinyoung tapándose el rostro y dándole la espalda a lo que no sabemos si es un cadáver o el chico está desmayado.

 

El rubio comienza a llorar sin consuelo y mientras yo me arrastro de poco en poco hasta llegar al cuerpo que los otros acaban de lanzar; checo la respiración y puedo reconocer el jadeo forzoso, apenas y puede respirar pero al menos está vivo.

 

Los otros dos siguen llorando y yo trato de concentrarme en lo que acaba de pasar ante nuestros ojos, a estos tipos les vale un carajo la vida. Me quedo acostado a un lado del muchacho al que acaban de patear en la cabeza y noto la sangre que sale de su nariz manchar el suelo, lo único que sé es que no debo de moverlo de lugar.

 

—Tendremos que esperar hasta que despierte—hablo mientras que Jinyoung se acomoda mejor al lado del rubio.

 

—¿Y si no lo hace? —ahora es el del idioma raro el que habla, me sorprendo por su pregunta aunque su tono de voz la hace sonar más inocente. Niego con la cabeza tratando de ver la hora, por la obscuridad no se puede ver ni un carajo.

 

La puerta se abre, sólo que ya no vienen a tirar a alguien; Jinyoung y el chico rubio se abrazan con miedo y yo trato de reincorporarme con una mueca de dolor, desisto a la idea mientras siento el líquido rojo llegar a mi cabello.

 

—Tráiganme al de cuerpo bonito—es la misma voz de ayer la que pronuncia eso, me levanto de nuevo y la luz me ciega por unos segundos. El tipo de traje se va por delante mientras que los matones se acercan a Jinyoung y lo toman de los brazos.

 

—¡NO! ¡MARK! ¡AYÚDAME, MARK! —veo en sus ojos el mismo miedo que tengo yo; me levanto de inmediato del suelo.

 

—¡JINYOUNG! ¡SUÉLTENLO! —corro lo más rápido hacia ellos, pero cierran la puerta en mi  cara y la golpeo una y otra vez— ¡JINYUONG! —el grito es tan desgarrador que la garganta me arde—¡REGRÉSENLO! —sigo golpeando la puerta de lámina, sin embargo, ésta no parece ceder a mis intentos.

 

Siento el sudor frío en mi frente y me dejo caer por el dolor en mis piernas, el rubio llora fuerte y camino hacia él, llego a su lado abrazándolo y trato de tranquilizarle así como hizo Jinyoung conmigo esta tarde.

 

—¿L-Lo vamos a volver a ver? —apenas y pronuncia quien tengo entre mis brazos, no lo hace con la intención de dañar con su pregunta, está claro que apenas es un niño inocente; hundo mi cabeza más en su cabello cerrando los ojos.

 

Es evidente que así vamos a acabar. Y me convenzo de algo en ese momento…

 

—Lo más seguro es que no.

 

 

Notas finales:

Si la idea es rechazada, el fic es borrado por completo.

Faltas de ortografía y/o cosas sin sentido, van por mi cuenta^^

Bonita madrugada acá en mi país:)


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