Dos palabras por Metamorphosis

No puedo creer que esté haciendo esto, no de nuevo. Salí a pasar un buen rato con mis amigos, a beber, conocer chicas para olvidarte, pero no, estoy aquí viendo nuestra última conversación en el móvil. Sentado y apartado de la realidad me siento tentado a escribirte como solía hacerlo, a ti, mi rubio, que me alegrabas los días como nadie antes. Tres de la mañana y te extraño como si no te hablase hace años, aunque sólo ha pasado un mes. No he podido quitarte de mi cabeza, siempre termino así,  intentado escribirte pero también reteniendo este estúpido impulso. Me contaron que te han visto abrazandote con otro, ¿Es cierto eso? Me volveré loco.
 
Me siento más convencido de hacerlo que en veces anteriores, tal vez se deba a que he bebido más, que te extraño más o a que tan sólo he perdido la razón. Miro la pantalla de mi teléfono. ¿Qué puedo escribirte? De tantas palabras que existen y de todas las que he repasado en mi cabeza para iniciar una conversación ahora no se me viene ninguna a la mente. Estúpido. Seguiría bebiendo para armarme de valor pero no quiero moverme de aquí, quiero seguir viendo tu foto. Ya no apareces de la mano conmigo, ahora tan sólo eres tú, con esa sonrisa que me derrite hasta lo más profundo de los huesos y hace que mi corazón se apriete de tan sólo pensarte. 
 
No tienes idea de cómo me siento, y de cierta forma lo agradezco, sólo quiero tu felicidad. 
Comienzo a escribir, al parecer una explicación larga y aburrida. No, esto no sirve, lo borro. Escribo de nuevo,  esta vez más conciso, "Perdón". No, esto tampoco, creerás que pienso que todo se arregla así de fácil. Quiero hacerlo, quiero escribirte, estás en linea y es la oportunidad perfecta. 
 
Te quiero, te quiero tanto. 
 
Miro a mi alrededor, todos mis amigos en mi mismo estado etílico, con muchachas en sus piernas y las mejillas ruborizadas por efecto del alcohol o tal vez por el calor corporal que les sigue subiendo al moverse las llamadas féminas que tienen encima. Y yo aquí, a punto de tirarme a la piscina con pirañas, gracias amigos.
 
Si de verdad les interesase un mínimo ya me habrían quitado el móvil al notar mi estupidez, pero no, están ahí intentando anotar con alguna prostituta barata. Realmente espero se contagien de algo. 
Tomo la última lata de cerveza que bebí para ir a botarla y largarme de ese lugar, pero noto que aún tiene algo, ¿será esta mi oportunidad de abandonar esta cobardía sólo por unos instantes? Qué va, lo haré. Bebo el líquido que queda dentro intentando tragar todo rápido mientras un poco del alcohol resbala por la comisura de mis labios. Con la manga de mi mano derecha limpio los restos y saco mi teléfono del bolsillo en el que lo había guardado anteriormente. Desbloqueo, abro whatsapp y voy donde dice "Amor". Tú última conexión fue hace media hora. Sé exactamente qué escribir, y lo hago. Tan sólo dos palabras, esas dos malditas palabras que siempre me negué a decir, que hacen feliz a tantos pero fueron mi desgracia en su momento. Reviso si no hay faltas ortográficas y envío. 
 
Mierda.
 
Lo he enviado, qué he hecho, por qué nadie me detuvo, mierda mierda mierda. MIERDA. Qué se supone que haga ahora, ¿escribir "lo siento, me equivoqué de persona"? Sería empeorar la situación. 
Prefiero dejar las cosas como estan, dudo que pueda cagarlas más que ahora.
 
Salgo de la habitación hacia la calle y tomo el primer buen hacia el centro de la ciudad. Son las tres y media de la madrugada, y voy sólo con dos personas más en el vehículo. Camino hasta la parte trasera y me acomodo en los asientos intentando evitar pensar en todo. Me coloco mis audífonos y comienzo a escuchar música más de mi agrado que la que trae el chofer en la radio. 
 
Miro por la ventana y reconozco el paisaje. Me levanto, hago parar el bus y bajo en la esquina de mi casa. Espero no haber olvidado la llave.
 
Meto la mano en el bolsillo y ahí está, junto al llavero que me hiciste a mano con forma de zorro. Recuerdo que al decirte que se parecía a ti hiciste un mohín de lo más lindo, lamento no habertelo dicho. 
 
Entro a la casa, todo oscuro y helado. De seguro duermen. Subo las escaleras un tanto mareado por las anteriores cervezas y me dirigo hacia mi alcoba. La última habitación del pasillo, con la puerta azul oscuro y el logo de mi banda favorita, un abanico en blanco y rojo, estampado en el centro.
Entro y todo está como lo dejé, limpio y ordenado. Me quito la chaqueta, los audífonos y los dejo sobre la silla y el escritorio, respectivamente. Me tiro sobre la cama en un movimiento y me digno a revisar el teléfono. Viste mi mensaje. Lo viste, ha pasado una hora y aún no me has contestado, el efecto del alcohol ya se está desvaneciendo y nada. Supongo que no contestarás, yo tampoco lo haría. 
 
Vuelvo a levantarme y me quito la ropa para quedar sólo en mis boxers a cuadrillé. Abro la cama de forma prolija, sin desarmarla y entro. Está helada pero ya pasará. Una vez acomodado me dispongo a dormir, pero un sonido característico me hace volver a abrir los ojos. Mi corazón palpita a mil por hora, mis pupilas se agranden y mi respiración se agita. Tomo el móvil como si fuese a explotar y abro la conversación. Me relajo. Nunca había sido tan feliz. Tu respuesta fue el elixir de mi vida y te prometo que yo seré el de la tuya.
 
"Y yo a ti"
 
Cierro mis ojos y con una sonrisa casi imperceptible caigo dormido, soñando con las dos palabras mágicas que me han vuelto a abrir las puertas de tu corazón y de tu alma, dos palabras que jamás dejaré de decirte.
 
"Te amo".