Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

1 palabra, 1 drabble por Dashi Schwarzung

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Ese fic va dedicado a Akira Cassie y Johanna Perez, quienes pidieron un fic con la palabra "Yandere"

Advertencias:

-Agresiones
-Muerte de personaje

..::Yandere::..

.::.

.:.

.

 

No. Aquello no podía ser, no podía creer que Kagami, después de 2 años de relación  le hubiera dicho “Esto se acabó, ya no siento nada por tí, perdóname Aomine.”. Para él aquello era como una pesadilla, su pecho no podía asimilar aquel dolor que lo aquejaba, su mente no podía procesar la información que le hacía sentir tan mal.

¡Kagami no podía terminar con él! ¡Aquello no podía ser!

¿Qué había sido lo que había impulsado al pelirrojo a tomar aquella decisión? Se sentó sobre su cama y pensó en la respuesta a esa pregunta.

Aomine no se consideraba celoso, pero Kagami últimamente se la pasaba diciéndole que aquellos celos sin fundamento lo estaban enfermando.

Y aquello no era del todo una mentira; siempre que Aomine miraba a Kagami hablar con Kuroko, algo en él se encendía, algo que no podía controlar y que lo hacía gritarle a Kagami que dejara de frecuentar a Kuroko. Varias escenas como esa habían ocurrido en la calle, a la vista de todos, y Kagami siempre bajaba el rostro, totalmente avergonzado al acaparar todas las miradas.

.

Ante eso Kuroko había decidido dejar de frecuentar a su compañero de equipo, todo fuera por ver feliz a Kagami y a Aomine.

.

Y no solo Kuroko había sido testigo de aquellos malos ratos entre ambos chicos; sino que Kise también pasó por lo mismo:

El chico rubio casualmente había encontrado a Kagami en el supermercado abasteciéndose de cosas que necesitaba en casa, el de Kaijou estaba feliz por ver al pelirrojo, y como era su costumbre, no podía disimular aquella felicidad.

Pero el as de Seirin no estaba solo, había ido a aquel supermercado junto a su novio Aomine, quien había desviado su rumbo para buscar el nuevo álbum de fotos de su adorada Mai-chan. Pero cuando Aomine por fin encontró a Kagami, lo vio junto a su ex compañero de equipo; Kise estaba colgado del brazo de Kagami y éste no sabía cómo quitárselo de encima.

No era de esperarse que ante aquella visión Aomine le armara una ‘escena’ como las que empezaban a ser frecuentes entre ellos.

Kise había intentado calmar al moreno, pero lo único que logró fue hacerlo molestar más, Aomine dio media vuelta y se fue de allí, sin que Kagami lo siguiera, en verdad el pelirrojo ya se estaba cansando de aquellas situaciones vergonzosas.

.

Kagami no podía entender cómo era que Aomine cambiara tan radicalmente; cuando pasaban el fin de semana en el departamento del pelirrojo, el chico moreno era tan dulce, tan atento, tan amoroso… pero cuando Kagami osaba conversar con alguien más, Aomine se molestaba con demasía.

Aun así las cosas ya estaban hechas, Aomine no quería dejar ir tan fácil a Kagami, debía luchar por él, y no descansaría hasta tenerlo de nuevo entre sus brazos.

.

Aquella tarde, Aomine se saltó la última clase del día y tomó el tren, para luego dirigirse hacia la preparatoria Seirin, en donde esperó a que la campana sonara y las clases terminaran.

Después de 30 minutos de espera por fin escuchó tal campana, los alumnos lentamente empezaban a salir del edificio en dirección a sus hogares. Pudo notar a primera vista aquella cabellera roja cuyo color siempre había amado; pero algo dentro de él se volvió a encender cuando notó que Kagami no iba solo, sino que se encontraba con aquel niño miedoso de cabello castaño que había marcado a Akashi en la Winter Cup, ni siquiera le importó recordar su nombre.

Lentamente caminó hacia él, y lo llamó por su nombre. Kagami, al escuchar aquella voz singular giró el rostro y encontró unos orbes zafiros mirándolo con dolor, Furihata miró a Aomine y luego a Kagami, sin entender muy bien qué decir, lo único que quería era irse de allí.

 

—Te veré mañana, Kagami.— Fue lo único que Furihata dijo antes de perderse a la vista de ambos chicos.

Kagami suspiró derrotado al notar cómo su compañero escapaba vilmente de ese lugar, quería detenerlo. ¡Por supuesto que quería! No deseaba estar a solas con Aomine, pero después de todo no podía ser tan mala persona para ignorar al moreno.

—¿Qué haces aquí?— Se escuchó la pregunta de Kagami, en un tono serio y mirando fijamente a Aomine, denotando mucha seguridad en sus palabras.

—Necesito hablar contigo… necesito hablar de… nosotros.— Aomine se oyó suplicante.

—Ya no hay un nosotros, Aomine. Creo que fui muy claro.—

—¡Sólo escúchame!— Pidió, acercándose a Kagami, quien retrocedió ante las acciones del moreno. —¿Podemos hablar a solas? Sólo quiero que me escuches y prometo que no volveré a molestarte.

Kagami dudó un momento en aceptar aquella oferta, pero si Aomine se olvidaría de él después de escucharlo, entonces accedería.

—De acuerdo. Vayamos a mi departamento.— Dijo en son de derrota, esperando que aquel rato pasara rápidamente.

—En realidad, pensaba que pudiéramos ir a mi casa.—

Kagami abrió los ojos con sorpresa. ¿A la casa de Aomine? ¡Su hogar estaba a unos 40 minutos de allí! No entendía qué era lo que Aomine estaba planeando, y por un momento decidió declinar la invitación y olvidar todo el asunto.

—Por favor.—

Para que Aomine dijera esas dos simples palabras significaba que de verdad estaba desesperado por hablar.

—De acuerdo, pero primero tengo que ir a casa y hacer algunas cosas que tengo pendientes.—

Aomine asintió, eso le daría el tiempo exacto para pensar en sus palabras y en cómo hacer que Kagami regresara a su lado

..::..

.:.

.

Kagami se encontraba en el pórtico de la casa de Aomine, había llegado más tarde de lo que esperaba, eran las 7 de la tarde y el sol lentamente se había ocultado. Hacía un par de minutos que había tocado a la puerta, pero hasta ese momento no había tenido ninguna respuesta del otro lado.

Esperó por otros tres minutos y nada…  Decidió entonces girar la perilla de la puerta y se sorprendió al notar que ésta estaba abierta… decidió entrar por su cuenta, ya conociendo perfectamente la casa ajena.

—¿Aomine?— Habló con voz fuerte, cerrando la puerta tras entrar, sin poder vislumbrar nada, pues la casa estaba en la completa penumbra.

Lo último que Kagami pudo observar fue una extraña sombra acercándose a él, y luego su mundo se apagó.

..::..

.:.

.

Abrió los ojos lentamente, notando la tenue luz de una lámpara, su cabeza dolía bastante, no podía aguantar el dolor. No sabía qué rayos estaba pasando.

—Así que el bello durmiente despertó.

Pudo escuchar una voz, y con pesadez enfocó sus ojos en la otra persona; Aomine lo miraba con una sonrisa en su rostro.

Pero su atención fue acaparada cuando notó que sus brazos y piernas estaban atados por una cinta. Su terror no se hizo esperar, mientras se movía en la silla en donde su cuerpo había sido atado.

—¿Qué rayos está pasando… Aomine?— El miedo de repente se escuchó en su voz y Aomine no podía borrar aquella sonrisa de su rostro.

—Bueno, estaba pensando en cómo disculparme y en qué hacer para que regresaras a mi lado.— se dirigió hacia una pequeña mesa, en donde yacían cuchillos de varios tamaños. —Pero… me di cuenta de que a pesar de todo lo que yo pudiera decir, tú no regresarías a mi lado, Taiga.

Kagami movió sus ojos hacia todos lados del cuarto, estaba seguro de que estaba en casa de Aomine, pero no conocía aquella habitación; el terror poco a poco se estaba apoderando de él ante las palabras con un tono extraño del moreno.

—Dime que regresarás conmigo, Taiga.— Pidió, con un cuchillo en sus manos y dirigiéndolo hacia el bello rostro de piel bronceada del pelirrojo.

La respiración de Kagami se tornó agitada al sentir el objeto punzocortante sobre su piel.

—Aomine… déjame ir. Esto… es una locura.— Apenas pudo pronunciar.

Aomine suspiró resignado, sabía que la respuesta era un rotundo “No” , entonces decidió intimidar a Kagami, tratando de obligarlo a darle la respuesta que quería. Aquel cuchillo pasó sobre la piel de Kagami, rasgándola e inmediatamente la sangre carmesí del pelirrojo empezó a salir, ante los gritos y gruñidos de dolor de Kagami.

—Aomine…— Pronunció de nuevo, con un par de lágrimas rebeldes queriendo escapar de sus ojos.

—Dime que serás solo para mí, Taiga.—  Nuevamente la petición del moreno se dejó escuchar, dejando de lado el cuchillo y dirigiéndose hacia la silla en donde estaba sentado el de Seirin, bajando su posición un poco y dejando un beso fugaz en los labios de éste, sintiendo cómo su cuerpo temblaba.

—No…— Dijo casi en un susurro a la petición anterior.

—¿Qué?—

—Dije que no.— Se armó de valor y esta vez habló con voz alta, con seguridad pero también con temor.

Aomine mostró los dientes, totalmente molesto por la respuesta, no era lo que esperaba recibir, sin embargo, parecía que el pelirrojo ya no iba a cambiar su decisión. Caminó de nueva cuenta hacia la pequeña mesa y tomó de ésta un arma de fuego, 9mm y con decisión la apuntó hacia la cabeza de Kagami.

El de Seirin dejó escuchar un sonido de sorpresa combinado con terror, su labio inferior estaba temblando por el temor, y no sabía si Aomine lo estaba intimidando o de verdad planeaba hacer alguna locura.

—Aomine, no lo hagas.

—Si no puedo tenerte…. Entonces nadie lo hará.— Fueron las últimas palabras antes de que el moreno apretara el gatillo del arma.

 

Notas finales:

Perdónenmeeeeeeeeee no me odien por favor -n- 
Amé escribir este fic xD rayos, creo que tengo una mente enferma... no sé, necesitaba desde hace tiempo escribir algo así.

Acepto cualquier clase de crítica constructiva.

Gracias por leer c:


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).