Junjou... Vongola
V
Despedida
--La razón, dame-Tsuna, es la que habías expuesto al principio: eran traficantes de personas. En su 'negocio' alguien como tu amigo es demasiado valioso. -exponía un hombre alto, de ojos penetrantes, mirada sombría y de aura aterradora.
--R-reborn... yo... "estoy seguro que hay algo que no me han dicho, sabe que no he revelado mi 'identidad' a Misaki-kun ni a Usagi-san" -ante el pensamiento, Tsuna observó la sonrisa de Reborn "Cierto... Reborn si puede leerme" suspiraba el castaño de ojos caramelo.
--Herbívoro, si ya no hay a quien morder hasta la muerte me voy. -al fin hablaba el otro pelinegro de peligrosos ojos grises. Sin esperar respuesta, se dio la vuelta y se dirigía a la salida del departamento.
--¡Hibari-san! -llamaba Tsuna para detenerlo -Gracias.
El pelinegro se detuvo un poco pero no dijo nada, pronto salió del departamento.
--Kfufufufu Tsunayoshi, como ya no hay diversión, yo también me retiro. -decía Mukuro -Por cierto, la próxima vez sólo llámame a mí, esa alondra me dejó pocos sujetos para torturar.
--...H-hai... lo, lo tendré en cuenta. -murmuraba Tsuna para asegurarse que los habitantes del departamento no hayan escuchado, luego sonrió -Gracias Mukuro.
Mukuro salió del departamento de la manera convencional para alivio de Tsuna, sería problemático explicar a Usagi-san que los observaba de manera disimulada desde la sala el que Mukuro se desvaneciera en el aire. Ahora sólo quedaba Reborn... Reborn.
--Ya hablaremos en la mansión, dame-Tsuna. -sentenció.
Tsuna se tensó un poco, así como cuando era un adolescente y Reborn le decía que debía entrenar. Antes de sumergirse en sus recuerdos, la voz de Misaki lo regresó a la realidad.
--Usagi-san, Tsuna-kun, la comida está lista. -decía Misaki mientras sacaba de la cocina los platillos que preparó -Etto, Tsuna-kun, ¿Quién es él? "... es... más intimidante que Usagi-san cuando acaba de levantarse... pero, por alguna razón, siento que es alguien... especial, él es para Tsuna-kun, lo que Usagi-san es para mí..." pensaba Misaki "¿Hee? ¿Está sonriendo?"
--Misaki-kun, él es...
--Reborn, soy el tutor particular de dame-Tsuna. -interrumpió Reborn.
--... y también es la persona que puede leerme. -añadió Tsuna.
Mientras Usagi-san y Reborn parecían tratar de encontrar sentido a lo dicho por Tsuna, Misaki entendió el mensaje a la perfección: Reborn puede leer sus pensamientos. Entre presentaciones por parte de Tsuna, balbuceos incomprensibles de Misaki, miradas analizadoras entre Reborn y Usagi, los cuatro terminaron en el comedor listos a disfrutar de una cena temprana.
--Misaki-kun, ¡Esto es delicioso! -exclamaba Tsuna al probar la comida -en verdad que es muy rico.
--Dame-Tsuna tiene razón, esta comida está a la par de la comida que prepara Mamma. -decía Reborn.
--¿Mamma? -repetía Misaki.
--La mamá de dame-Tsuna. -aclaraba Reborn -¿Te gustaría trabajar como chef para nosotros?
--... ¿Ha?... -respondía Misaki.
--¡No! -exclamaban Tsuna y Usagi a la vez.
--... ¿Ha?... -volvía a 'responder' Misaki.
--Misaki no va a ningún lado. -decretaba Usagi.
--Lo siento Misaki, pero creo que él tiene otro destino que trabajar como chef "mucho menos para la mafia"- decía Tsuna.
--Es una pena. -decía Reborn mientras seguía comiendo.
--Pero yo aun no he dicho nada. -dijo Misaki llamando así la atención de los otros tres en la mesa.
--Entonces aceptas. -afirmaba Reborn.
--Etto... yo... bueno, yo... no es que no quiera estar cerca se Tsuna-kun pero, creo que debo terminar la universidad antes. -Usagi y Tsuna se relajaron al escuchar a Misaki, ya se encargarían de sacarle de la cabeza la idea de ser chef, Usagi porque no quiere separarse de Misaki y no piensa compartir su comida con extraños y Tsuna porque no quiere que Misaki se involucre con la mafia... aunque eso signifique dejar de verlo.
--Ya veo, oi, dame-Tsuna, tu y yo tenemos una plática pendiente. -decía Reborn con una sonrisa ladeada -Así que apresúrate, nos están esperando.
--¡Hiii!... Hai. -respondía Tsuna, al notar que en la cara de Misaki la tristeza empezaba a dibujarse recordó lo que debía decirle.
Se levantó de la mesa aún son haber terminado, fue al lugar de Misaki y lo llevó con él a la sala ante la atenta mirada de Reborn y Usagi, lo sentó en uno de los sillones y él se arrodilló a su lado para hablarle, trataba de sonar seguro, no agresivo y tratando de mostrarle en sus palabras lo mucho que llegó a apreciarlo en ese corto tiempo que se conocieron.
--Misaki-kun... escucha, hace un momento vinieron dos de mis... guardaespaldas, junto con Reborn, ellos... se encargaron de los tipos malos. Ya no tienes que temer. Mírame. -decía Tsuna hundiendo sus ojos caramelo en las esmeraldas de Misaki -Te prometo que estás a salvo. Te prometo que esos sujetos no se volverán a cruzar en tu camino, ni en esta ciudad, ni en este país, ni en cualquier otro país del mundo.
>>Te aseguro que nadie te vigilará, nadie te seguirá y nadie intentará dañarte de nuevo. No personas como ellas. Así que, sigue con tu vida como siempre ha sido, trata de olvidar este incidente, sigue siendo tú. Si llegar a sentir temor, piensa en mí, piensa que la promesa que te estoy haciendo en estos momentos de que estás a salvo.
>>Y, aun si no volvemos a vernos, seguiré protegiéndote... ¿Me crees?
--...Hai, Tsuna-kun. -respondía Misaki.
Tras un abraso, un agradecimiento y una despedida, Tsuna y Misaki se separaron.
Mientras Misaki era revisado por un doctor que llamaron a domicilio, Tsuna salió del departamento con Reborn, era hora de regresar a la mansión. Misaki se quedó con la reconfortante presencia de Usagi-san, con el cariño y el amor que no dejaba de profesarle y con la protección de Tsuna, la protección de la organización Vongola.
Extras
I
En el despacho del Décimo Vongola, la reunión para poner al corriente a los demás guardianes estaba en proceso.
--Entonces quienes tenían secuestrado a Misaki eran una banda de criminales que intentaba aliarse a la familia más cercana a su zona. Aún no comprendo por qué Misaki. -decía Tsuna apoyando su cabeza entre sus manos.
--Kfufufufu Tsunayoshi, parece que 'esa' familia les había pedido que demostraran su lealtad al entregarle al jefe chicos y chicas cada semana, claro que con ciertos rasgos... -decía Mukuro.
--¿Qué rasgos? -preguntaba Tsuna mientras recordaba a las familias cercanas a la zona donde vive Misaki.
--Castaños, delicados, ojos grandes, facciones suaves, aun inocentes... -enumeraba Mukuro con cierta gracia.
--¿Qué? -exclamaba Tsuna al recordar un sujeto en particular, era un hombre insistente en que se conocieran mejor debido a su alianza, uno que parecía comérselo con la mirada, o eso es lo que Reborn le dijo una vez. -Hmm, Giovani Simoncelli... si mal no recuerdo, en nuestro último encuentro habíamos acordado no alentar el tráfico de personas.
--Décimo, ese encuentro fue hace medio año. -comentaba Gokudera.
--Supongo que debo hacerle una visita. -comentaba Tsuna molesto por tres cosas, una que Givani no haya cumplido lo acordado, la otra es la extraña condición a la banda de criminales y la última, que esas similitudes lo hayan llevado a Misaki.
--Ya lo hice herbívoro. No siguió las reglas establecidas así que lo mordí hasta la muerte. -dijo Hibari.
--Ya veo, gracias Hibari-san. -decía Tsuna para luego suspirar, esperaba que el papeleo no fuera tan pesado como suele ser cuando Hibari regresa de una misión.
>>En todo caso, debemos organizar otra reunión con las familias que tengan cedes en Japón, debemos reiterar los puntos que establecimos para seguir con la alianza.
--Bien Tsuna, me encargaré de hacer las citas. -dijo Reborn.
II
--Sabes Misaki, ya que estás recuperado por completo, es hora que -susurro- ¿Qué dices? -hablaba Usagi al oído del castaño.
--...Usagi-san... -Misaki se sonrojó violentamente -después de todo, no importa lo que diga, lo harás de todas maneras. -decía tratando de controlar el sonrojo.
--Mmmm, me alegra que lo entiendas. -dijo Usagi.
--Usagi-san, se supone que es aquí cuando... -MIsaki fue interrumpido por un tierno beso.
--La Psicología a la inversa no funciona conmigo Misaki, no me prives de tenerte, no ahora. -susurraba Usagi.
Sin decir más, solo suspiros y palabras llenas de amor empezaban a escucharse en la habitación.
III
--Tsuna, sabes que además de la mafia hay personas cuyo objetivo es buscar el beneficio propio a costa de los demás, y mejor si son de personas como Takahashi. ¿No crees que estaría más protegido si lo tienes cerca? -preguntaba Reborn en el despacho de Tsuna, justo cuando la reunión había terminado y sus guardianes dejaban el título de guardianes para volver a ser amigos.
--Tal vez, pero... cómo decirlo... prefiero que Misaki siga con su vida normal, no me gustaría involucrarlo en este mundo. Decidí tomar este cargo para proteger a mi familia y, a personas como él. De haber podido, habría evitado que todos mis amigos se vieran envueltos también. -le decía Tsuna a Reborn.
--¿De qué habla Décimo? Yo lo seguiría a cualquier lugar, después de todo yo nací en este mundo y ahora soy su mano derecha. -decía con fervor un chico de cabellos plata y ojos verde jade.
-- Kfufufufu Tsunayishi, recuerda que yo quiero vengarme de la mafia, así que uso esta posición a mi ventaja. -decía Mukuro mientras acariciaba la cabeza de Chrome.
--Boss, estoy contenta de estar aquí. -decía una chica de pelo azulado, un parche en su ojo derecho y un zafiro de ojos izquierdo.
--¡No cambiaría esta vida al extremo por nada Sawada! -gritaba un joven un poco mayor a los demás, de pelo blanco y ojos grises.
--¡Hmm! -fue lo único que vino de Hibari.
--Yo también estoy contento Tsuna-nii, ahora tengo una gran familia.-decía Lambo, el único adolescente en la habitación.
--Tsuna, recuerda que nos diste la opción de seguir con nuestras vidas o de ser parte de tu familia. -decía un joven de pelo negro, ojos marrones y sonrisa tranquilizadora -Recuerda también que estamos aquí para ti, por si algún día vuelves a sentirte perdido.
--Gracias chicos. -decía Tsuna con una sonrisa.
Esas sonrisas del Décimo Vongola son el impulso de cada uno de sus guardianes, aunque no lo digan abiertamente, Tsuna es para ellos lo que Misaki para Tsuna, alguien a quien deben proteger de todo.
IV
--Tsuna, deja de pensar en alguien más cuando estés conmigo. -decía Reborn antes de entrar a la cama.
--¿Mmm? Reborn, es solo... pensaba en lo mucho que Misaki y Usagi se aman. -decía Tsuna ya recostado -Estando cautivo Misaki pensaba todo el tiempo en Usagi, y al volver a verse, Usagi no paraba de abrazar a Misaki ni de susurrarle hermosas palabras... creo que como escritor Usagi-san tiene a Misaki como su inspiración.
--Tal vez. -decía Reborn -¿Estás celoso de su relación?
--No, claro que no. -respondía Tsuna acercándose a Reborn para abrazarlo.
--Yo no soy hombre de palabras Tsuna, soy un hombre de acciones. -dijo Reborn para empezar a demostrar su amor a Tsuna.
--Así está bien Reborn, si no fueras así... no serías tú. -dijo Tsuna al tener libres sus labios.
V
Aún sin develar 'su verdadera identidad' Tuna y Reborn estaban en el departamento de Usagi y Misaki, después de unas semanas Tuna decidió visitar a Misaki para ver que estuviera bien, al llegar la hora de la comida Tsuna decidió ayudar a Misaki a preparar algo, así podría aprender un poco de las habilidades de Misaki.
Ya en el comedor, Tsuna y Misaki estaban bebiendo té cuando los otros dos empezaron a hablar.
--Esos últimos tips fueron de gran ayuda, me preguntaba si no tendrás otros más. -decía Reborn.
--Claro, tengo una copia de mis antiguos trabajos. Te daré algunos antes de que se vallan. En cuanto al 'otro' asunto ¿Tienes algún problema? -inquiría Usagi.
--No siempre y cuando sea el primero en verlo. -decía Reborn.
--¿De qué hablan Reborn/Usagi-san? -preguntaron a la vez los castaños.
--De nada importante. -contestaron Reborn y Usagi.
Un mes después, por casualidad, Tsuna y Misaki se encontraron con un libro BL donde se narraba el amor prohibido de 'dos castaños', uno por ser heredero de la mafia y el otro por ser un príncipe que juró destruir a la mafia. No faltó la clásica advertencia de 'cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia'. Así, simultáneamente en la mansión Vongola y en un lujoso departamento se escuchó un grito estridente.
--¡¡¡¡¿Quéeeeeee?!!!!
Fin.