Nunca me había puesto a pensar que trabajar en la pizzería de moda de la ciudad me traería tantos problemas y dolores de cabeza. Noviembre de 1993, con mis 20 años recién cumplidos y sin oficio ni beneficio alguno me decidí a por fin buscar un trabajo y dejar de absorber el dinero que mi madre ganaba a duras penas el cual además usaba para alimentar a mi padre quien se la vivía de mantenido en casa. No quería ser como él, me dije un día con decisión.
Así pues mire durante varias semanas los periódicos buscando una salvación a mi problema inicial. Pilas y pilas de papel impreso adornaban el suelo de mi habitación hasta que un día, casi de milagro antes de que tirara los periódicos, un anuncio llamo mi atención, se solicitaba un guardia en la pizzería de los señores Fazbear. Sabia realmente poco de aquel local y lo único que realmente me importaba era que se había vuelto muy popular por su temática moderna de utilizar animales animatronicos.
Al día siguiente me dirigí con decisión a Freddy Fazbear’s Pizza, con una hoja de solicitud en mano y un nudo horrible en mi estomago entre a paso lento en el local; los niños corrían de aquí para allá con rebanadas de pizzas recién hechas y gaseosas burbujeantes mientras sus madres los veían con expresión alegre en sus rostros. Mire hacia todos lados con indecisión, realmente no sabia hacia donde tenía que dirigirme o con quien tenía que hablar para que pudieran darme el trabajo.
El local era agradable, algo pequeño pero sin dejar de lado ese aire acogedor de restaurant familiar tradicional; me quede como subnormal parado en el salón principal, uno muy grande y que utilizaban para eventos especiales, por unos minutos hasta que se acercó a mi uno de los guardias del local, vestía el uniforme reglamentario con la única diferencia de que este estaba completamente tintado de morado además como cereza del pastel el tipo tenía un aura de lo más macabra lo cual se asentaba con creces cuando sonreía.
– ¿Se te ha perdido algo? – parpadee un par de veces antes de poder hilar una frase coherente.
– No, solo busco la oficina.
El hombre hizo una señal con su mano indicando que lo siguiera y a pesar de que poco o nada de confianza me inspiraba no me quedo de otra que seguirle. Caminamos por unos pasillos más rodeando algunas habitaciones; observaba la indumentaria del lugar, se veía exactamente igual a como debería verse un local infantil de comida excepto por la mala salubridad que de lejos se dejaba ver. Tal vez en lugar de buscar un guardia deberían buscar a quien les hiciera el aseo.
Nos detuvimos al fin al final de un pasillo, el más alejado de todos para variar, frente a una vieja puerta de caoba roída que bien podría caerse en pedazos en cualquier momento, el hombre toco levemente unas tres veces antes de que una voz del otro lado nos permitiera pasar. Una vez dentro mire a quien supuse seria mi nuevo jefe si es que conseguía el trabajo, era bajito y a penas y prestaba atención a su alrededor, el tipo de morado carraspeo levemente para llamar su atención.
– Así que tu eres el nuevo – me miro de arriba a abajo de manera desinteresada – Cual es tu nombre
– Mike Schmidt señor – titubee un poco antes de contestar, ese hombre intimidaba mucho
– Estas contratado así que preséntate puntualmente aquí a las 11, se te proporcionará el uniforme y una introducción a lo que debes hacer ahora retírense que estoy ocupado.
Esto debe ser una broma, pensé, pero estaba tan desesperado por tener un trabajo que me proporcionará ingresos, por mínimos que fueran, que no le tome la menor importancia. La sonrisa no se me borro durante todo el trayecto de regreso a la entrada mientras iba pensando en lo feliz que seria mi madre al saber la noticia. El tipo de morado me guío a un pequeño almacén y me tiro a la cara el uniforme de guardia.
– Disfruta tu nuevo trabajo – rió al pasar a mi lado – porque podría ser el ultimo – susurro antes de abandonar el lugar.
– Maldito loco – mascullé entre dientes, lo único bueno de todo es que no tendría que verle su fea cara puesto que teníamos turnos diferentes.
Mire mi reloj, aun tenía un par de horas antes de que mi turno comenzará así que después de llamar a mi madre y darle la buena noticia me dedique a explorar el lugar un rato; sentado en una de las mesas con una pizza individual y un refresco me dedique a observar el show que los animatronicos daban a los niños, la verdad era que si uno los miraba detenidamente si daban mucho miedo.
El tiempo se me paso muy rápido, entre mis cavilaciones y teorías me dieron las 11, por suerte ya estaba en el local así que lo único que tuve que hacer fue esperar a que el jefe llegara y me dijera que hacer. Después de recibir las indicaciones correspondientes me dirigí a mi lugar de trabajo, una pequeña oficina con dos salidas a cada lado y una mesa con varios monitores y demás cosas que se supone me ayudarían a supervisar el lugar.
Di un gran suspiro cuando el reloj marco las doce, jugué con las cámaras y al no ver nada interesante decidí apagar por un momento el portátil que me habían dado, estaba a punto de quedarme dormido cuando el teléfono comenzó a sonar lo cual me sorprendió pues no esperaba que alguien llamara o si quiera que el cacharro funcionara, alargue la mano para intentar agarrarlo pero me detuve a medio camino cuando la voz de alguien comenzó a oírse.
– Hola, ¿Hola? Uh, quería grabar un mensaje para ayudarte a instalarte en tu primera noche. Um, en realidad, yo trabajaba en esa oficina antes que tu. Ahora estoy terminando mi última semana, como podrás ver. Así que, sé que puede ser un poco abrumador, pero estoy aquí para decirte que no hay nada de que preocuparse. Uh, te irá bien. Así que, vamos a centrarnos en que pases tu primera semana. ¿De acuerdo? – Me encogí de hombros y le reste importancia, al menos eran amables en llamar para saludar.
– Uh, veamos, primero hay un saludo introductorio por parte de la empresa que se supone debo leer. Uh, es una especie de cosa legal, ya sabes. Um, «Bienvenido/a a la pizzería de Freddy Fazbear. Un lugar mágico para niños y adultos por igual, donde la fantasía y diversión vienen a la vida. Fazbear Entertainment no se hace responsable por daños a la propiedad o persona. Al descubrir que se ha producido un daño o muerte, un informe de la persona desaparecida se presentará dentro de 90 días, o tan pronto la propiedad y los locales sean completamente limpiados y blanqueados, y las alfombras sean reemplazadas». – ¿¡QUE!? Casi me caigo de la silla al oír aquello ¿Pero de que va esto? ¡Solo tengo que vigilar unos cuantos muñecos, no es la gran cosa!
– Blablablá… ahora, eso puede sonar mal, lo sé, pero no hay de que preocuparse. Uh, los personajes animatrónicos aquí pueden actuar un poco raro durante la noche, pero, ¿Yo los culpo? No. Si yo estuviese obligado a cantar esas mismas estúpidas canciones por veinte años sin nunca ir al baño posiblemente estaría también un poco irritado en la noche. Así que, recuerda, estos personajes tienen un lugar especial en los corazones de los chicos y necesitamos mostrarles un poco de respeto, ¿Verdad? Muy bien. – ¿Respeto? ¡¿RESPETO?! Un escalofrío recorrió mi cuerpo entero.
– Sólo ten esto en cuenta, los personajes suelen merodear un poco. Uh, se los deja en una especie de modo "caminata libre" por la noche. Uh… Algo sobre que sus motores se bloquean si se desconectan por un largo tiempo. Uh, ellos solían caminar también durante el día. Hasta que ocurrió la Mordida del 87. Sí. E-es impresionante que el cuerpo humano pueda vivir sin el lóbulo frontal, ¿Sabes? – No quiero saberlo gracias ¡Nadie me dijo que esas cosas se movían por la noche! De haberlo sabido nunca hubiera aceptado trabajar aquí.
– Uh, ahora, respecto a tu seguridad, el único riesgo real para ti como vigilante nocturno aquí, si lo hay, es el hecho de que estos personajes, uh, si llegan a verte durante horas posiblemente no te reconozcan como humano. Lo más probable es que te vean como un endoesqueleto de metal sin su traje. Y como está en contra de las reglas de la pizzería de Freddy Fazbear, seguramente tratarán de… meterte a la fuerza en un traje de Freddy Fazbear. Um, ahora, eso no podría ser tan malo si sus propios trajes no estuviesen llenos de vigas, cables y dispositivos animatrónicos, especialmente alrededor de la zona facial. Así que, podrías imaginarte como sería tener tu cabeza fuertemente presionada en uno de esos trajes, podría causar un poco de incomodidad… y la muerte. Uh, las únicas partes de ti que podrían probablemente volver a ver la luz del día serían tus globos oculares y los dientes cuando estallen hacia afuera de la parte frontal de la máscara, jeje. – ¡Ah! Mira que alivio y yo que pensé que corría un riesgo mortal; suspire hasta diez aguantando las enormes ganas de romper el teléfono en miles de pedazos para no seguir oyendo a ese sujeto que o se las daba de gracioso o hablaba enserio.
– S-si, no te dicen estas cosas cuando firmas. Pero ¡hey! El primer día es pan comido. Hablare contigo mañana, checa las cámaras y recuerda cerrar las puertas solo si es absolutamente necesario, debes conservar energía ¿ok? Buenas noches – La llamada finalizo dejando la habitación en un silencio no solo incomodo si no que por demás aterrador. Me aferre lo mas fuerte que pude a los antebrazos de la silla ¿Aun tenia tiempo de salir corriendo de ahí sin ser pillado por esas cosas? Seguramente no, aquella iba a ser una larga noche.
Tome la tableta con mis dos manos apretándola de mas mientras le cambiaba a las cámaras asegurándome que esas cosas no se hubiesen movido aun, todo se veía tranquilo, deje de observar y trate de relajarme, tal vez aquello no era cierto, es decir puede que fuera solo una broma estúpida que me han hecho por ser el nuevo. Casi por acto de reflejo la imagen del loco de morado llego a mi cabeza ¡Claro! Debía ser eso, otra razón mas para detestar al tipejo ese pero no importaba, no iba a dejar que una estúpida historia de fantasmas me distrajera de hacer mi trabajo.
Con las energías renovadas y de mejor humor renové mi tarea de checar las cámaras, todo seguía en su lugar, ningún muñeco se había movido y ya estaba maquinando en mi mente como hacerle la vida miserable al idiota de morado por la mañana, todo iba muy bien hasta que las cámaras comenzaron a fallar ¡Estas cosas han de ser de la época de mi abuelo! La agite un poco y estaba a punto de reiniciarla cuando la imagen volvió, podría jurar que casi me ahogo con mi propia saliva, ahí en el escenario donde se supone habría tres animatronicos ahora solo habían dos.
Inhala, exhala, había perdido la cuenta de cuantas veces repetí la acción. Busque por todos lados cambiando de cámaras como si la vida se me fuese en ello tratando de hallar al maldito conejo hasta que casi de cara me tope con el, estaba en el cuarto donde están las piezas para armar a los animatronicos mirando fijamente a la cámara como si supiera que yo también estaba observándolo. Tenia miedo de cambiar de cámara pensando en que si dejaba de verle el conejo se moviera así que opte por dejarla en esa cámara, los ruidos de unos pasos que se acercaban por el pasillo de la derecha hicieron que dejara de mirar al animatronico morado.
Cerré la puerta derecha lo mas rápido que mi cuerpo pudo moverse y casi a punto de darme un infarto encendí la luz del pasillo. El pollo amarillo se me quedo viendo desde el cristal de la pequeña ventana, el tiempo se detuvo para mi y casi podría jurar que esa cosa estaba sonriéndome, mire rápidamente el reloj sintiéndome fatal al ver que apenas eran las 3 de la mañana, no tenia idea de cómo hacerle pero no tenia intención alguna de convertirme en un animatronico, así que con todo el valor que pude y que fui capaz de reunir tome la tableta de nuevo para seguir haciendo mi trabajo rogando que aquella pesadilla terminara de una vez. Iba a renunciar por la mañana, por dios que lo haría.