¿Por qué sigo haciendo esto? Era la pregunta que me venía haciendo a mí mismo desde el momento en que salí de casa y me dirigí a la maldita pizzería a continuar con mi trabajo. Aun tenia fresca en mi memoria la discusión que había tenido con mi jefe aquella mañana después de haber sobrevivido casi de milagro a mi primera noche de las otras cuatro que aun me quedaban, en ese instante había salido de la oficina corriendo apenas había visto que el reloj marco las seis, justo antes de atravesar la puerta de salida me encontré de cara con el señor Fazbear.
– ¿Disfrutaste de tu primera noche? – rió con sorna, estuve tentado a tomarlo por el cuello de la camisa y azotar su cabeza en la pared sin importarme si al final me despidiera o no.
– Como no tiene idea – Escupí la respuesta de la manera menos agresiva que pude – Solo tuve un pequeño percance
– ¿A si? No veo el porque habría de tenerlo joven Schmidt – Lo seguí hasta su oficina conteniendo mi mal humor.
– Oh no es nada señor – El hombre se sobresalto levemente en el momento en que azote las palmas de mis manos en su escritorio de manera violenta – ¡Es solo que sus muñecos estuvieron intentando matarme!
Mi jefe se me quedo viendo por un momento como si me hubiera crecido otra cabeza, lo único que se escuchaba en aquella oficina era mi agitada respiración la cual inútilmente trataba de controlar, después las carcajadas, estridentes y molestas, de mi jefe quien se tomo todo como si yo le hubiese terminado de contar un chiste o un suceso gracioso, aquello solo hizo que mi humor empeorara más de lo que ya estaba.
– ¡Hablo enserio! – Estalle ya sin poder contenerme – ¡Podría demandarlo por esto!
– Escucha niño – Hablo cuando por fin pudo dejar de reírse – Nadie te obligo a tomar este trabajo, es mas ¡Nadie te esta obligando a continuar en el! La policía no te creerá y por si fuera poco no pienso pagarte ni un solo centavo mientras no concluyas las cinco noches acordadas.
Salí de la oficina dando un portazo que retumbo por toda la estancia no sin antes escuchar la burlona voz del hombre gritarme un “Nos vemos mas tarde, Mike” apreté mi quijada al punto de casi lastimarme ¡Como si pensara volver a este lugar! El problema fue el llegar a casa y descubrir que mi madre había perdido su trabajo por lo que por ende nos habíamos quedado sin ingresos con que mantenernos. Suspire de solo recordarlo y, dejando los pensamientos negativos de lado, me dispuse a continuar mi trabajo en aquella pizzería del infierno.
Una vez dentro deje caer todo el peso de mi cuerpo en la pequeña silla de mi lugar de “trabajo” mientras sujetaba mi cabeza con mis manos volviendo a preguntarme el porque seguía aquí, podría conseguir otro trabajo incluso tal vez uno mejor si lo pensaba bien, pero por alguna extraña razón seguía ahí apostando mi vida e integridad mental en aquel lugar. El teléfono volvió a sonar como la noche anterior y después de unos segundos la misma voz se dejo escuchar.
– Uhh, ¿Hola? ¿Hola? Uh, bueno, si estás escuchando esto y en el día número dos, uh, ¡Felicidades! N-no quiero hablar mucho esta vez puesto que Freddy y sus amigos tienden a ser más activos a medida que avanza la semana. Uhh, puede que sea una buena idea echar un vistazo a las cámaras mientras hablo sólo para asegurarse de que todos están en su lugar apropiado. Ya sabes… – Tome la tableta tan rápido que casi se me cae de las manos mientras comenzaba a checar las cámaras una por una soltando un suspiro de alivio al comprobar que los animatronicos seguían en su sitio, por ahora.
– Um, curiosamente el mismo Freddy no baja del escenario muy a menudo aunque escuche que se vuelve mas activo en la oscuridad así que, hey, supongo es una razón mas para no quedarse sin energía ¿Verdad? También quiero enfatizar la importancia del uso de las luces de las puertas. Hay puntos ciegos en la vista de tus cámaras y esos son los que se encuentran en el exterior de las puertas así que si no encuentras nada o a nadie en las cámaras asegúrate de revisar las luces de las puertas ¿Ok? Um, puede que solo tengas unos segundos para reaccionar, e-eh, no quiere decir que estés en peligro por supuesto. También revisa la cortina de la cueva del pirata de vez en vez, el personaje de ahí parece ser el único que se vuelve mas activo cuando las cámaras están inactivas, supongo que no le gusta ser observado, no lo se. De todos modos seguro tienes todo bajo control jeje. Hablare contigo pronto
¡Otro! Genial, bufe con molestia, ahora no solo tengo que cuidarme de tres sino de cuatro muñecos del infierno que quieren matarme. Cheque rápidamente el modulador que indica el porcentaje de batería que me quedaba por suerte aun tenia suficiente como para sobrevivir hasta las seis, claro dependiendo de que tan activos sean esta noche los animatronicos. Seguí checando las cámaras y no me sorprendió ver que tanto el conejo como el pollo habían desaparecido de su sitio, para suerte mía aun se encontraban lo suficientemente lejos de la oficina como para preocuparme, de cierto modo me agradaba el oso puesto que por ahora era el único que no se movía con intenciones de venir a joder.
Cambie de cámara para checar al otro animatronico cuando me lo tope de frente, estaba ahí, mirándome con sus brillantes ojos amarillos asomado ligeramente por entre la cortina de la cueva del pirata. Era una sensación extraña, una mezcla de miedo y curiosidad por saber porque de entre todos era el único que se encontraba alejado y además, por lo que se podía leer en el cartel que estaba ahí, fuera de servicio. Las cámaras se apagaron momentáneamente indicándome que se habían vuelto a mover, para mi alivio el ¿Zorro? Seguía viendo directamente a la cámara por lo que sin mas me dedique a ver quien era el que había cambiado de posición.
Comienzo a odiar realmente a ese maldito conejo, se estaba acercando cada vez mas y solo era cuestión de tiempo para que llegara a la oficina, por otro lado comencé a escuchar ruidos en la cocina como si alguien estuviese jugando con la indumentaria, trate de checar pero al parecer esa cámara se encontraba fuera de servicio aunque no tarde mucho en adivinar que debía ser el pollo el que hacia tanto escandalo ahí. Volví a cambiar las cámaras y casi me desmayo al ver las cortinas de la cueva del pirata totalmente abiertas y con un letrero completamente diferente al anterior.
Cerré la puerta justo en el momento en que escuche como algo se estrellaba violentamente en ella, supuse que se trataba del zorro puesto que los demás no se habían movido de su posición actual. Después de unos segundos el animatronico comenzó a tocar insistentemente la puerta ¿Es que acaso cree que pienso dejarlo entrar? Los golpes cesaron pero yo aun estaba renuente a abrir y comprobar que efectivamente se había ido, cheque el reloj sorprendiéndome al ver que solo faltaba una hora y media para terminar al fin mi turno, por suerte aun tenia suficiente energía por lo que decidí dejar la puerta de la izquierda cerrada solo por precaución.
Lo único realmente malo era que la batería era una mierda, daba lo mismo mantener la puerta cerrada o no igual la porquería esa solo bajaba y bajaba, al final me decidí y de mala gana abrí la puerta con mi mano izquierda y con la derecha sostenía la tableta en alto dispuesto a lanzársela a cualquier animatronico que estuviera parado afuera, por fortuna mía y de la tableta no había nada. Volví a mi puesto checando como estaban las cosas y para terminar de joderme la noche no encontraba al maldito pollo por ningún lado.
Sin pensarlo mucho cerré la puerta de la izquierda estuviera o no ahí, tampoco quería llevarme otro susto en plena cara, gracias. No quería que mi salud mental, ya de por si cuestionable por el simple hecho de estar ahí, decayera mas. Cuando por fin escuche que el reloj marco el fin de mi turno expulse el aire que no sabia que estaba reteniendo en mis pulmones, tome mis cosas y camine hacia la salida sin intención alguna de detenerme por nada, nada excepto el maldito sociópata que tengo por jefe.
– Hey Mikey – Gruñí en contestación haciendo que solo ampliara su cínica y asquerosa sonrisa – ¿Qué tal la noche? ¿Bonnie y Chica te dieron algún problema? ¿O fue Foxy?
– ¿Quién? – Le mire sin entender ¿Es que había llegado drogado?
– Bonnie – Dijo señalando al conejo morado – Chica – Señalo ahora al pollo – y Foxy – Termino mientras señalaba la cueva del pirata.
– Así que las cosas estas tienen nombres ¡Oh que lindo! – Sarcasmo, frío y duro pero realmente me importaba un soberano carajo el nombre de esos monstruos, solo quería irme a casa y tomar una muy merecida siesta.
Salí sin despedirme de mi jefe y la santa de estupideces que decía, el solo pensar que en unas horas tendría que regresar a ese infierno me ponía los pelos de punta, peor aun, recordar la mirada de ¿Foxy? Si, Foxy o como sea que se llame, me traía extraños recuerdos, recuerdos que no quería tener ni rememorar. Sacudí mi cabeza con violencia mientras dejaba que el aire fresco de la mañana me refrescara las ideas, solo no debía pensar mas en eso.