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Outsiders por gaemi

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Notas del capitulo:

¿Quién es esta persona que actualiza tan seguido? No me reconozco :v

Gocenlo mientras dure(??)

Ah, por cierto, la canción que suena en la escena de Tom & Jerry es esta: 

https://www.youtube.com/watch?v=I-F43KAwpoI

 

Big lion and little sheep

 

Había que decirlo. El amor era imperfecto. No había latidos sincronizados, pensamientos idénticos u orgasmos simultáneos, excepto en contadas ocasiones. Lo que seguido te podías encontrar eran desacuerdos por tonterías, conversaciones monótonas y dientes chocando a mitad de un beso. Sin embargo, eso realmente no importaba cuando el sentimiento era genuino, porque hacía que todo lo vieras a través de unos lentes de color rosa y la vida pareciera hermosa.

 

Eran aquellas torpezas en el amor las que hacían los besos más apasionados, las caricias más interesantes y las confesiones más sinceras. El hecho de que el amor estuviera lleno de defectos era lo que hacía que uno se esforzara cada día por ser mejor para uno mismo y su pareja.

 

JaeBum pensaba que lo que sucedía entre él y BamBam era el siguiente paso, aquel que iba después del amor. No lo amaba, en realidad lo odiaba, al menos en aquel momento, tras vero desaparecer tras las puertas de un hotel. Corrió detrás de él, de su cuerpo, pero un auto estuvo a punto de arrollarlo al atravesar la carretera. Sintió su corazón pegar un brinco brutal en su pecho y cada uno de sus músculos tensarse. Y sobre todo sintió miedo, miedo de dañar el cuerpo de BamBam, aun cuando él estuviera permitiendo que un extraño penetrara en el suyo.

 

Claro que sabía lo que iban a hacer a ese hotel, si no era idiota.

 

Sin embargo, el león le permitió a la oveja ser quien en esta ocasión ganara la batalla, aun cuando se sintió débil y vulnerable con ello. No seguiría el ejemplo contrario, sino que haría lo mejor para BamBam. Lo peor, es que no tenía idea de porque de verdad quería hacerlo. Probablemente aquel nuevo corazón y ese cerebro llenos de cosas rosa, sueños arriesgados y fantasías precoces lo estaban ablandando.

 

Si había sido capaz de ponerse en el lugar de BamBam en lo que al asunto de sus padres respectaba, también podía hacerlo acerca del amor que el menor sentía por él. Y para empezar, el dolor que había sentido cuando JaeBum comenzó a ignorarlo. Debió haber sido tal que lo hundió en un abismo de dolor o lo llevo a un límite parecido a la locura. Esa debía ser la respuesta si las consecuencias eran entregarse a la primera persona que se le pusiera enfrente.

 

A decir verdad, JaeBum se sentía violado. Solo un poco.

 

Esperaba que al menos BamBam lo hubiese disfrutado, por muy enfermo que eso sonara. Tenía que haber valido la pena, porque realmente esa algo muy vergonzoso. Igual era la ira que pasaba a la tristeza y desembocaba en la resignación. Era mejor que ir a armarle un escándalo al menor, porque eso los haría parecer una pareja a los ojos de todos los presentes.

 

Igual y ya estaba demasiado loco como para reaccionar de otra manera que no fuera esta.

 

 

 

Era la tarde del día siguiente, y aun con el uniforme del colegio y la mochila al hombro, Jackson y JaeBum llegaron a casa de BamBam con la intención de llevarse sus cosas, al menos las más necesarias. Al principio el padre intento persuadirlos de detenerse, pero la madre ni siquiera pestañó. Un montón de improperios se cruzaron por la mente de JaeBum, pero se los guardó todos. Algún día esa mujer caería en cuenta de su error y el remordimiento que vendría con ello sería castigo suficiente para todo el daño que había hecho. JaeBum no necesitaba intervenir.

 

 

 

Perder la virginidad en un cuerpo robado no era la gran cosa. A BamBam le dolían las piernas y el trasero, lo que ocasionaba que caminara raro y no se hubiera atrevido a entrar a un sanitario más que para miccionar. ¿Se arrepentía? Sí, muchísimo, principalmente por el dolor. ¿Lo repetiría? Sí, solo que con JaeBum, cada cual en su cuerpo correspondiente, porque el goce experimentado en su momento había sido hipnotizaste.

 

Con sus ventajas y desventajas, seguía siendo un error, y BamBam estaba dispuesto a aceptar las consecuencias de sus actos. Por esa razón, sus pasos lo dirigieron hasta casa de Jackson, pero no tuvo que caminar hasta ahí para toparse con el chino, acompañado de JaeBum.

 

Los divisó a unos metros de distancia, e iban tan ocupados discutiendo como para fijarse en él. A BamBam le llamaron la atención las dos enormes bolsas de basura negras que cargaba cada uno. En un empujón de JaeBum hacia a Jackson, lo hizo trastabillar por la fuerza y dejar caer una de las bolsas. De ella, salió rodando un peluche. BamBam lo reconoció de inmediato, porque usualmente durmió con la cabeza recargada sobre aquella alpaca rosa, y supo de donde venía el contenido de las bolsas cuando este comenzó a desperdigarse por el suelo.

 

Jackson le lanzó un insultó bastante feo a JaeBum antes de comenzar a recoger todo del pavimento.

 

— ¿¡Qué están haciendo, desgraciados!? —la voz de BamBam-en-el-cuerpo-de-JaeBum captó la atención de ambos mayores. Jackson reaccionó confundido, pero el rostro de JaeBum reflejó entre preocupación y molestia.

 

— ¿Me llamas desgraciado a mí?

 

—Sí, idiota. ¿Por qué has estado ignorándome estos días? Creí que teníamos un trato.

 

—No recuerdo haber hecho ningún trato contigo.

 

—Se suponía que había reglas, al menos de manera implícita. Términos que no podíamos violar.

 

— ¿Ti hablando de reglas? Qué cínico.

 

—No estoy siendo cínico. ¿Por qué demonios sacas mis… tus cosas de tu casa?

 

—Están mejor afuera que adentro— replicó JaeBum.

 

—Como un gas—se apresuró a agregar Jackson con una sonrisa como tajada de sandía. JaeBum rodó los ojos con tal fuerza que le dolieron.

 

— ¿Jackson?

 

— ¿Sí?

 

—Dejaste las neuronas en mi casa, ¿verdad? Una lástima, porque ya no vamos a regresar nunca.

 

—Mocoso—Jackson infló sus mejillas al tiempo que volvía a colgarse la bolsa de plástico al hombro—. Veo que estás muy ocupado con tus peleas maritales. Iré a dejar esto a mi casa y luego me voy a casa de JinYoung. Necesito verlo—la urgencia quedó marcada en su voz.

 

—Y es el que habla de mis “problemas maritales”—gruñó JaeBum, viéndolo alejarse.

 

BamBam chasqueó los dedos con ira para atraer la atención ajena.

 

— ¿Qué carajos te pasa? ¿Por qué sacaste mis cosas de mi casa?

 

—Porque tus padres te odian, porque ya deberías de haber tenido suficiente de tratar de obtener su aprobación sin éxito.

 

—Gracias, eres muy amable.

 

—Mira, estoy tratando de hacer lo que es mejor para ti. Tú padre es un cobarde que te hecho toda la culpa de la muerte de tu hermana, pero el ayer mismo me confesó que fue su culpa, no tuya, solo que t madre le da demasiado miedo como para enfrentarla. Y ella te odia. ¿De verdad querías pasar tu vida al lado de esa dupla de porquería?

 

—Son mis padres, no hablas así de ellos—BamBam apretó los puños. JaeBum no podía creer que pudiera ser tan ciego—. No se suponía que teníamos que tomar decisiones que afectaran al otro por nuestra cuenta. Necesitabas preguntarme. Yo no me quiero ir de casa de mis padres.

 

— ¡Genial! Pues yo no quería perder mi virginidad anal con un desconocido que podría ser mi padre.

 

BamBam se quedó helado ante la sola mención del hombre con el que se había acostado la noche anterior. Por acto reflejo se paró derecho, como si con ello pudiera disimular la incomodidad de su cuerpo como restos de la ocasión.

 

— ¿C-cómo supiste eso?

 

—Eres tan tarado que ni siquiera te percataste de que el hotel donde fueron queda a unas manzanas de la casa de Jackson—le recriminó el mayor. BamBam desvió la mirada avergonzado. Era cierto, estaba tan fuera de sí que no se fijó en ningún detalle.

 

—Estaba molesto, herido… Me dejaste de hablar como si nada, como si yo no existiera, como si no estuvieras tú en mi cuerpo. Me sentí perdido.

 

—No es pretexto.

 

—JaeBum…

 

—BamBam… lo que hiciste estuvo muy mal… De las peores estupideces que te he visto hacer.

 

— ¿Hay otras? —quiso saber. JaeBum se puso nervioso- La otra estupidez que había cometido BamBam era amarle.

 

—Tú secreto. Me engañaste. Debíamos de ser sinceros, y si no me dejaste saber ese secreto, es que no confiabas en mí. Eso me hizo sentir tan mal como a ti el hecho de que yo dejara de hablarte.

 

“Ni de cerca”, pensó BamBam.

 

— ¿Qué secreto…?

 

—YuGyeom me lo dijo, imagínatelo.

 

—Él… YuGyeom te dijo que soy gay, ¿cierto?

 

Por alguna razón, aquellas palabras fueron un alivio para JaeBum. Eran la verdad, pero no completa. De todos modos, decir que se debía a eso su molestia no sería tan incómodo como reconocer que conocía los sentimientos ajenos.

 

—Sí. Debiste habérmelo hecho saber antes. Aunque quedó implícito cuando te vi anoche.

 

BamBam se encogió de hombros.

 

—Lo lamento mucho, de verdad. Por ambas cosas. Especialmente por lo de anoche.

 

—Aunque ahora parezca tranquilo, en su momento quise correr hasta ti y descuartizarte. Pero claro, en quedaría sin mi cuerpo…

 

—Aún hay otras maneras de castigarme. Podrías pagarme con la misma moneda.

 

— ¿Y cogerme a una chica despampanante que conozca en un bar? No. Quiero demostrarte que soy mejor que tu—sus palabras iban medio en broma, y sin embargo demostraban que a su manera, estaba perdonando a BamBam.

 

—Sé que eres mejor que yo. Solo estas buscando lo mejor para mí y yo te lastimé.

 

—Literalmente. Dolió, ¿verdad?

 

BamBam se puso rojo hasta las orejas. Quería salir corriendo.

 

—Sí—admitió—. Pero no por mucho tiempo.

 

JaeBum asintió dubitativo.

 

—De acuerdo. Me conformo con eso. Mi primera vez con un hombre fue buena. Es bueno saberlo, aunque yo ni me haya enterado de que sucedió. De todos modos no se repetirá.

 

A BamBam le entraron unas ganas tontas de llorar. Sabía que las palabras no estaban dirigidas a él, pero de alguna manera fue como si JaeBum lo rechazara. Y demonios que dolía.

 

—Mira, BamBam. Esto se nos está saliendo de las manos, así que apresurémonos a encontrar alguna solución. Hablemos con JinYoung, el maldito sabe más de lo que aparenta, me he dado cuenta. Pongamos reglas claras. Si quieres, regresaré esto a tu casa. A decir verdad, tu padre me pidió volver-- BamBam abrió sus ojos desmesuradamente; le hacían demasiada ilusión aquellas palabras.

 

—Sí, sí. Habla con él, por favor.

 

JaeBum le dirigió una mirada cargada de tristeza.

 

—Estás tomando la decisión equivocada, y esta solo te afectara a ti.

 

—Quiero tener papás otra vez, JaeBum—le respondió con la voz entrecortada. El mencionado sacudió la cabeza.

 

—Me faltó agregar una cosa más. Cuando esto termine, que las cosas vuelvan a la normalidad. Vale, que lo nuestro nunca ha sido normal. Me refiero a normal, como debió ser de no conocernos. No estamos hechos el uno para el otro, ¿comprendes? No resultamos tóxicos, no hacemos daño. Te conozco, y sé que de no ser por mi culpa, nunca habrías actuado como lo hiciste.

 

El corazón de BamBam se desmoronó de golpe.

 

De todos modos, asintió.

 

—De acuerdo.

 

El silencio reinó entre ellos por unos segundos, incomodos, eternos y dolorosos.

 

JaeBum realmente no quería separarse de BamBam. Deseo regresar en el tiempo, nunca haber dicho aquellas palabras, pero ciertamente era mala persona. A su manera, hacia pagar a BamBam por sus errores, aun cuando se pasase a traer a sí mismo.

 

—Ah, quita esa maldita cara larga—bufó al tiempo en que le pasaba un brazo por los hombros al más joven—. Vayamos por el resto de tus cosas a casa de Jackson y luego te llevaremos de vuelta a tu hogar.

 

Aunque peligrara, BamBam ya sabía que su hogar estaba entre los brazos de JaeBum. Y no estaba dispuesto a perderlo.

 

 

 

 

Tom & Jerry

 

JinYoung ya no se reconocía a sí mismo. Su cordura se había ido por la coladera, esa era la única explicación que tenía para atreverse a volver a poner un pie en el circo de donde había sido vedado para siempre. La verdad es que el peligro era excitante y las posibilidades infinitas, y con la magia presente en todo aquel asunto, al joven se le antojaba un riesgo que valía la pena correr.

 

Ni siquiera entró con sigilo hasta la carpa de la bruja, porque si eso era, entonces ya habría visto en su bola de cristal que él iba para allá. Si podía entrar, era porque ella se lo permitía.

 

Al apartar las cortinas, allí estaba Sheera, con la vista fija sobre su bola de cristal pero a la vez pendiente de todo su alrededor. Ni siquiera parecía altera, más bien se encontraba a la espera de que el chico diera el primer paso.

 

—La caja—JinYoung hizo un gran esfuerzo por no titubear.

 

—Lo sé. Lo que no sé, es porque quieres ser tu quien la recupere. No la necesitas—respondió la mujer, levantando sus ojos de serpiente hacia é.

 

—Mis amigos sí.

 

—Pero ellos ni siquiera tienen idea de que ella sea la culpable de sus desgracias. No solo del rubio y el de los lunares arriba del ojo. Todos y cada uno de ustedes, siete hombres jóvenes, han quedado malditos bajo la magia oscura de la caja.

 

—Tú lo has dicho. Es por eso que la necesito, porque las cosas deben de volver a su cauce original.

 

— ¿Y qué hay del chino? —preguntó Sheera, distraída e inocente.

 

— ¿Jackson qué?

 

—Sí, ese. Antes de la caja, él no era parte de tu vida.

 

Aquella realidad le golpeó como un martillo.

 

— ¿De no ser por ese tonto objeto él no hubiese llegado a estar en ella? —el miedo estaba latente en las palabras del pelinegro.

 

—Por supuesto que no. Y eso se debe a que esta es su historia original, la que el destino les tenía preparada. Pero veo que eres cobarde, y aun cuando lo deseas con toda tu alma, no eres capaz de entregarte a aquel hombre.

 

JinYoung tensó la mandíbula. Se sentía al descubierto ante aquella mujer víbora, que se relamió los labios con su lengua de lagarto.

 

—No me importa lo que suceda después. Quiero la caja ahora, el presente es lo que me importa.

 

La mujer se levantó de la mesa circular al tiempo que se deshacía del cubrebocas, mostrando su enorme y horrible boca torcida en una repulsiva mueca de ternura, gesto que JinYoung jamás creyó posible.

 

Con un solo movimiento de sus manos, el dolor invadió al chico, poniéndolo de rodillas ante ella. Encogido y tembloroso, JinYoung reunió sus fuerzas para sostenerle la mirada y demostrarle que por nada en el mundo iba a poder derrotarlo.

 

—Como todos nosotros, eres una pieza fundamental del rompecabezas, es por eso que no puedo permitirme tu muerte, por más que quisiera acabar contigo mis propias manos—se frotó las palmas con parsimonia—. Es por eso que me veo obligada a hacer un trato contigo. Necesito que me dejes de molestar, así que te trataré como todo humano lo desea: dime que es lo que más anhelas y te lo daré.

 

JinYoung lanzó un rugido gutural mientras se retorcía, haciendo lo imposible por deshacerse aquella endemoniada sensación de dolor.

 

—No necesito nada de la mujer que ha hecho sufrir al corazón de mi hermano—su voz estaba cargada de veneno, pero ni siquiera eso pudo corroer en Sheera.

 

—Bien, ahí tenemos una respuesta. No es tu mayor deseo, pero si es lo más valioso para ti. YoungJae, el desahuciado.

 

A JinYoung se le heló la sangre.

 

—Aquello que nos da la fuerza, tarde o temprano se convierte en nuestra mayor debilidad—y con aquellas pobras de la mujer, JinYoung se dio cuenta del peligro mortal en el que había puesto a YoungJae con sus palabras.

 

 

 

Entre ellos una botella de limonada y una cajita de leche de fresa. Así como se pasaron la tarde Jackson y YoungJae. El mayor jamás pensó que una plática con el hermano menor de JinYoung pudiese ser tan agradable y fluida. Era como hablar con alguien de toda la vida. Fue el más  joven quien lo recibió en una casa vacía cuando tocó a la puerta buscando a JinYoung, quien a saber dónde se había metido.

 

— ¿Estás consiente de que mi hermano te quiere, pero jamás se atreverá a aceptarlo? —Jackson se encogió de hombros como un niño emberrinchado, así que YoungJae continúo—. A menos que suceda un milagro.

 

O caiga sobre ellos una maldición.

 

—JinYoung es incapaz de imaginarte sin él, y viceversa.

 

—Lo sé. Ese es su mayor problema. Cree que yo dependo de él, pero a estas alturas, es JinYoung quien depende de mí.

 

—Se lo dije—murmuró Jackson con pesadez—. Pero eso le enfureció. Nunca se había comportado tan frio conmigo. Tal vez no debí tomarme esa confianza, es un asunto privado, solo entre ustedes.

 

—Jackson, no es así. Tú estás amoldado para JinYoung. Sabes mejor que nadie que él y yo estamos enfermos. Él de la cabeza y yo del corazón. Es curioso, hablamos de las dos potencias que rigen al ser humano. Sin embargo, creo que tú sabes bien cómo lidiar con esto.

 

Jackson arqueó una ceja, exigiendo una explicación.

 

—Puedo ver en tus ojos una inmensa tristeza, bajo todas esas capas de alegría efervescente. Sabes cómo controlar tu corazón y tu mente para no dañar a los demás, pero eso solo te carcome desde dentro. Tal vez alguien que hace lo contrario a ti sea lo que necesitas. Quizá eres tú la persona que nació para liberar a mi hermano.

 

La manera en que YoungJae hablaba lo hacía parecer un profeta. Jackson de verdad deseo que sus palabras fueran ciertas.

 

—Mi hermano tiene miedo de que cuando yo fuera, el morirá conmigo—de pronto, los ojos velados de YoungJae se vieron amenazados por las lágrimas—. Pero eso no es así. No pienso arrastrarlo conmigo, por eso necesito que nos despegues.

 

— ¿Y qué pasa si JinYoung no me lo permite? —de pronto Jackson se encontró abrumado por el peso que cargaba YoungJae sobre sus hombros.

 

—Es por eso que eres tú el indicado y nadie más. No conoces el significado de la palabra rendirte.

 

Jackson no pudo hacer más que sonreír con complicidad. Eso era totalmente cierto.

 

El rubio continuó bebiendo de su limonado mientras YoungJae sorbía lo último de la leche de fresa, cuando se escuchó una llave abrir con movientes bruscos la puerta principal, dejando pasar entonces al menudo y devastado JinYoung. Su hermano se le quedó viendo sorprendido, y Jackson le imitó.

 

—JinYoung…—el chino hizo ademán de levantarse de su silla para dirigirse a él, pero el moreno reaccionó a la defensiva.

 

— ¡Quédate en donde estás! ¡Solo déjame en paz, por favor! –se escuchaba más como un grito de auxilio que una amenaza. JinYoung salió disparado a su habitación con los ojos enrojecidos, dejando totalmente atónitos a los otros dos.

 

YoungJae y Jackson intercambiaron miradas.

 

—Si realmente quieres llegar al corazón de mi hermano, no puedes perder ninguna oportunidad— le dijo YoungJae al mayor al tiempo que le daba un empujón y señalaba con su cabeza las escaleras, dirección por la que se había ido JinYoung.

 

 

 

Jackson tocó la puerta un par de veces, pero del otro lado no hubo otra respuesta más que el sonido de un disco comenzando a sonar en el pequeño estéreo de JinYoung. Al revisar que el menor ni siquiera se había preocupado por poner el pasador, Jackson entró.

 

I've got a bad disease

but from my brain is where i bleed.

insanity it seems

Has got me by my soul to squeeze.

Well all the love from thee

with all the dying trees i scream.

The angels in my dreams

have turned to demons of greed that's mean.

 

 

Jackson distinguió la melodía, pero en ese mismo instante desconocía quien la interpretaba. JinYoung se mecía acompasadamente al ritmo de la música al frente de la ventana, formando suaves ondas con los brazos, dándole una apariencia etérea y majestuosa. No se parecía en nada al chico enfurecido y errático que había visto hacía apenas un minuto.

 

El rubio entendía perfectamente el inglés, razón por la que comprendió porque aquella canción obtenía una efecto tranquilizante en el otro; era un deshago, las letras encajaban con su estado. Una mala enfermedad que le conducía a la locura y presionaba su alma.

 

JinYoung notó su presencia y se giró hacia él al momento en que llegaba al coro, sin detener sus gráciles y pausados movimientos.

 

Where i go i just don't know

i got to got to gotta take it slow.

When i find my peace of mind

i'm gonna give you some of my good time.

 

En ese momento, sonaba como si aquellas palabras estuvieran dirigidas a Jackson: JinYoung caminaba sin rumbo por la vida, y no sería hasta que encontrara su camino que aceptaría estar con el chino. Sin embargo, ambos estaban conscientes de que aquello no parecía cercano, y que JinYoung no lo iba a lograr solo.

 

 

Today love smiled on me.

It took away my pain say please

all that you had to free

you gotta let it be oh yeah.

 

 

Y con eso Jackson comprendió lo que significaba para JinYoung, quien sonrió al tiempo que aquellas letras llenaban la habitación y se iba acercando a Jackson hasta enredarlo entre su cuerpo.

 

 

Oh, so polite indeed

well i got everything i need.

Oh make my days a breeze

and take away my self destruction.

 

Jackson se dejó guiar por lo movimientos ajenos, escuchando todo lo que el significaba para JinYoung, mientras una sensación cálida y nacía en su pecho y se extendía a lo largo de su cuerpo.

 

 

It's bitter baby,

and it's very sweet.

I'm on a rollercoaster,

but i'm on my feet.

Take me to the river,

let me on your shore.

I'll be coming back baby,

I'll be coming back for more.

 

 

Aquella ultima parte representaba tan bien al temerario y fuerte y JinYoung, quien sin embargo escondía bajo una coraza a un joven confundido entre un mar de pensamientos locos que lo llevaban desde los más alto hasta las profundidades del abismo.

 

I could not forget

but i will not endeavor

simple pleasures aren't as special

but i wont regret it never.

 

—Los placeres simples no son especiales, pero no voy a arrepentirme jamás—repitió JinYoung los dos últimos versos, pero esta vez en coreano.

 

Recargó su frente contra la de Jackson, mientras éste se apegaba aún más a su cuerpo y acariciaba su espalda suavemente. El mayor había llegado ahí dispuesto a tener una larga discusión con el otro, pero el muchacho en realidad sabía cómo controlarse cuando realmente lo quería. Había una gran fortaleza en su interior, mayor incluso de la que Jackson imaginaba.

 

—Estoy listo para ti—murmuró JinYoung contra su oído, produciendo escalofríos en su piel. Era la más extraña manera de decir te amo que conocía, pero no le veía problema siendo que veía de los labios de JinYoung. Cualquier cosa que el menor hiciera estaba bien—. Estoy listo para que seas mío.

 

No tenía idea de cuánto tiempo el mayor ya llevaba perteneciéndole.

 

 

 

 

Giant maknae and tiny hyung

 

A la hora del receso largo, YuGyeom subió a la azotea con la cajetilla de cigarros y el encendedor metidos en la bolsa de su pantalón. Se sacó un pasador de ahí mismo, dispuesto a forzar el candado que bloqueaba el acceso, pero se encontró con que alguien más ya lo había hecho con anterioridad. Se encogió de hombros y entró.

 

 

Sentado sobre una de las tres bancas de concreto que estaban repartidas a lo largo de la superficie, se encontraba Mark dándole la espalda. Tenía un refractario intacto a su derecha y estaba sentado en posición de flor de loto, mirando hacia el horizonte pensativo.

 

 

Siempre tan misterioso, siempre tan interesante. No era difícil sentirse atraído por él.

 

 

YuGyeom se aproximó con cautela hacia él. Mark había acudido a la escuela mostrando sus heridas sin pudor alguno. La piel frágil y azulada alrededor de su ojo tenía un aspecto enfermizo y la zona donde se había abierto la cabeza aún continuaba rojiza y cicatrizando. El más joven se planteó si sería mejor darse la vuelta y largarse de ahí.

 

 

—Ya te vi—como leyendo sus pensamientos, Mark le dijo con voz cantarina. YuGyeom no pudo evitar sonreír. Caminó hasta tomar asiento a su lado.

 

 

— ¿Puedo fumar aquí? —sabía que no era la mejor manera de romper el hielo, pero no se le ocurría otra cosa.

 

 

—No le veo problema—respondió Mark, abriendo hasta entonces su túper y sacando un emparedado.

 

 

Por un rato, cada quien se dedicó a lo suyo. YuGyeom fumaba mientras Mark comía. El primero tenía cuidado de no echar el humo hacia el mayor, mientras que el segundo parecía demasiado entretenido degustando lo que se llevaba a la boca como para percatarse de las molestias que el otro se estaba tomando por él.

 

 

YuGyeom no tardó mucho en acabarse el cigarrillo. Dejó caer la colilla a sus pies y la observó por unos segundos antes de remolerla contra el piso con la suela de su zapato. Por su parte, Mark apenas llevaba la mitad del bocadillo.

 

 

—No creas que solo he venido a verte comer mientras estoy fumando—volteó a verlo de manera ceremonial.

 

 

— ¿En ese caso, quieres? —le ofreció de su almuerzo con inocencia cuando notó la mirada ajena fija él.

 

 

YuGyeom rio entre dientes y sacudió la cabeza.

 

 

—No gracias.

 

 

Mark continúo comiendo.

 

 

—Creo que aun te debó una disculpa. Una de verdad—Mark no dijo nada, así que el menor continuó—. Estoy metido en mucha mierda y no quiero que de alguna manera te veas involucrado con ello. Te hice daño cuando tu no lo merecías—una mano se acercó titubeante hacia el rostro de Mark, quien ni siquiera parpadeo cuando el otro acarició sus heridas como si de la más frágil flor se tratara.

 

 

Cuando se apartó, el rubio asintió y bajó la mirada. De pronto se le había quitado el hambre.

 

 

— ¿Puedo preguntar qué es lo que sucede con tu madre?

 

 

YuGyeom se quedó tieso por unos segundos, pero sabía que por lo menos una explicación debía de darle.

 

 

—Ya les he dicho. Leucemia.

 

 

—Pero no es solo eso. Me refiero a su historia. Como es que terminaron aquí. Jackson me ha dicho que no eres de Seúl.

 

 

—La mayoría de nuestros amigos no son de Seúl. Jackson, BamBam y tú ni siquiera nacieron en Corea—Mark sonrió en acuerdo.

 

 

—Pero quiero conocer tu historia—insistió. YuGyeom dejó escapar un pesado suspiro.

 

 

—No es la gran cosa. Cuando tenía 14 años, yo salía con un tipo mayor que yo, de veintitantos—Mark le miró perplejo, con esa mirada de borrego asustado que le a veces le surgía—. Si, el género de una persona no me resulta un inconveniente. La cosa está en que por esas épocas la salud de mamá comenzaba a deteriorarse, pero yo no lo noté sino hasta muy tarde por estar con aquel hombre. En realidad, mamá escondió sus síntomas muy bien para no preocuparme. Antes de que le diagnosticaran el cáncer a mamá, él me anunció que se casaría con una mujer. Fue mi primera desilusión, pero no me dolió demasiado. Nada duele demasiado como saber que tu madre se va a morir. Y fue él quien me consiguió un lugar para ella en la clínica en la que está ahora, aun cuando había prometido no volver a dirigirme la palabra jamás. Supongo que al final no fue tan malo lo que sucedió entre nosotros… Como sea, acabé viniéndome a vivir a Seúl con mis tíos, para estar cerca de mi madre y trabajaba para poder pagarle el tratamiento, pero no resultaba nada fácil satisfacer aquellas enormes cantidades monetarias…

 

 

—Y es por eso que acabaste en malos pasos—completó Mark, posando una mano sobre la mascada de YuGyeom. Este retrocedió como acto reflejo—. Descuida, no te la quitaré, siempre y cuando tú no me lo pidas.

 

 

A YuGyeom  le extrañaron las palabras del mayor, pero no preguntó al respecto.

 

 

— No te cuento esto con la intención de que me tengas lastima.

 

 

—Descuida, no lo hago. De todas maneras he sido yo quien te pidió que lo hicieras—tras una larga pausa, continuó—. ¿Por qué fue que tu mamá me señaló ayer en el hospital?

 

 

—Ah, eso. Estaba hablando con ella acerca de ti. Bueno, más bien le estaba contando, ella no responde mucho, le cuesta hasta hablar—confesó tímidamente.

 

 

— ¿Por qué le hablarías a tu mamás acerca de mí? —Mark no se sentía lo suficiente importante para ello.

 

 

—Solo quería pedirle un consejo, porque besé a un chico, y aun cuando debía de arrepentirme por todo el peligro que aquello representaba, solo me moría por volver a hacerlo.

 

 

Aquellas palabras tomaron por sorpresa al rubio, quien se quedó anonado mirando el rostro del menor.

 

 

—Soy un hombre de palabra, Mark—le dijo YuGyeom con voz firme, reuniendo valor a saber de dónde—. Siempre cumplo mi palabra.

 

 

— ¿Y eso significa…? —Mark solo se hacia el tonto. Sabía perfectamente a que se refería el castaño.

 

 

—A que es momento de que pague la deuda que tengo contigo.

 

 

Había algo en aquellos labios que lo arrastraba a un contacto apasionado cada vez que los besaba. Era difícil intentar ser tierno o cuidadoso cuando el deseo lo superaba apenas rozar los labios de Mark. No fue consciente de lo que hacía hasta que escuchó un quejido por parte del mayor, a quien ya tenía recostado sobre la banca con el cuerpo de YuGyeom encima de él.

 

 

— ¡Lo lamentó! —el menor se levantó de un salto, sonrojado y avergonzado. Mark rio alegremente, aun tirado sobre la banca.

 

 

—Descuida, aún tenemos mucho tiempo para perfeccionar esa manera tan brusca que tienes de besar


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