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Outsiders por gaemi

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Notas del capitulo:

Lo resubo hoy porque decidí editarlo, anteriormente no me había agradado mucho el resultado, pero ya está mejor.

¡A leer!(?)

 

Giant baby and tiny hyung

 

El grito que pegó Jackson le perforó los tímpanos a todos los presentes y posiblemente fue escuchado por cada persona en el edificio escolar. Corrió hacia de donde se había lanzado Mark, pero no fue tan rápido como YuGyeom, acostumbrado a dar saltos y acrobacias por la ciudad. El más joven de los siete sujetó de una pierna al de mayor edad, evitando que de esta manera cayera directamente hacia su muerte.

 

Mark sintió un doloroso tirón en la pierna cuando el otro le salvó, matando un rito de dolor en su garganta. Su intento de matarse estaba arruinado. Frunció los labios y miro con pesar el suelo bajo de él. Estuvo tan cerca…

 

— ¡Jackson! No hagas ruido —BamBam corrió a taparle la boca cuando creyó que el su grito se había prolongado lo suficiente—. Ya nos hemos metido en suficientes problemas en un día. Nadie debe de enterarse de esto.

 

— ¿Él qué? —JinYoung lo miró con hastió. No soportaba que aquel mocoso se metiera en sus asuntos, ¿desde cuándo se había tomado el derecho de involucrarse? Porque nadie le dio permiso.

 

BamBam le indicó con un gesto de la cabeza a JaeBum que se acercara a ayudar. El mayor lo arremedó bobamente antes de obedecerlo y acercarse a YuGyeom para subir juntos a Mark. Lo dejaron caer al suelo sin cuidado, y esta vez el mayor emitió un suave gemido cuando su trasero se estrelló contra el concreto.

 

— ¿En que estabas pensando? —le espetó Jackson, más fuerte de lo que hubiera querido pero estaba demasiado alterado.

 

—En morir, obviamente—aquella voz tan grave y seca surgió de las cuerdas vocales de Mark. El chico soltó un suspiro de derrota y alzó el rostro hacia el cielo. Su vista se vio opacada cuando fue rodeado por seis rostros que lo miraban con dureza—. Ya, ya. No me pasó nada, ¿ok?

 

—Afortunadamente no te pasó nada—espetó su mejor amigo con tono severo—. Te imaginas si no te hubiéramos detenido…

 

—Me hubiera muerto, por supuesto—lo interrumpió. Jackson se tuvo que contener de lanzarlo él mismo.

 

BamBam se asomó a la puerta de la azotea para verificar que nadie los había escuchado. Aliviado al no divisar a algún profesor o alumno, cerró la puerta y se sentó de espaldas a ella. JaeBum se puso en cuclillas a su lado y comenzaron una discusión de susurros frenéticos.

 

—La próxima vez no te detendré—le amenazó Jackson antes de largarse de ahí, apartando a JaeBum de un empujón y pidiéndole permiso a BamBam, sin saber que estaba haciendo lo contrario. Mark sonrió con satisfacción, de todos modos eso era lo que quería—. No es la primera ocasión que lo hace—pensó en voz alta antes de desaparecer.

 

—No deberías de hacerle pasar por esta clase de sustos. Es tu mejor amigo, ¿tienes idea de lo mucho que le afecta? —quien le recriminó eso fue JinYoung. Como respuesta recibió una mirada acusadora de todos los presentes exceptuando a Mark.

 

—Eres el menos indicado para decir eso—la voz de YoungJae estaba cargada de rencor. Fue el siguiente en retirarse de la azotea.

 

— ¡YoungJae! ¡Yo…! —alzó los brazos en un gesto desesperado, pero sabía que era inútil, lo había arruinado todo. Resopló con frustración y se revolvió los cabellos—. Bien, nos vemos, chicos—se despidió de todos los presentes antes de salir corriendo tras su hermano. Antes de salir, frenó en seco y se dirigió a Mark—. Tú, ten más cuidado.

 

Como si lo que acababa de hacer fuera cuestión de tener cuidado. En ese momento el timbre de cambio de clase resonó por todo el edificio.

 

—Creo que ya no tenemos nada que hacer aquí— BamBam tomó la mano de JaeBum y lo jaló consigo hacia las escaleras.

 

YuGyeom y Mark se quedaron completamente solos en aquel sitio. Aún faltaba una clase más antes de que tocara el primer descanso, así que, como Mark seguía vivo, debían regresar a sus salones. Sin embargo, el mayor no parecía estar de acuerdo, porque se limitó a sentarse recargado en el barandal, abrazando sus piernas pegadas al pecho y recargando el mentón sobre las rodillas. YuGyeom se quedó de pie en su lugar observando las escaleras. BamBam lo había abandonado ahí, ni siquiera se despidió o lo llamó para que lo siguiera cuando se fue con JaeBum, ¿acaso había conseguido algo con él? Esperaba que no, pero de todos modos el reciente distanciamiento de su mejor amigo le afectaba más de lo que era capaz de describir.

 

Contempló entonces a Mark, quien como era costumbre, se encontraba con la mirada perdida en sus pensamientos. Se le hizo muy grosero dejarlo ahí, en especial por lo que acababa de intentar hacer. Él estaba mal por intentarlo,  pero eso no justificaba que nadie  le hubiera dado un mínimo de apoyo en lugar de solo reprenderlo como lo hizo Jackson. Estaba consciente de que en circunstancias normales el chico ni lo miraría, por lo que sería mucho más difícil sacarle palabra alguna. Se acercó a él y lo tomó del brazo.

 

—Vamos, tenemos clase—Mark se apartó de un tirón, sin voltear a verlo siquiera. El menor suspiró, aquello iba a ser más difícil de lo que esperaba debido a lo necio que era aquel hyung—. Te recuerdo que no te has muerto, así que tienes que continuar con tu vida hasta ahora.

 

Intentaba sonar bromista, pero aquellas palabras encolerizaron a Mark. Los ojos del rubio parecían echar fuego por los ojos cuando se levantó y se alejó de él sin medir palabra. Pero YuGyeom no estaba preparado para darle tregua. Era posible que si lo dejaba solo ahí terminaría lo que había empezado antes de que el singular grupo llegara. De sorpresa, se abalanzó sobre Mark y lo cargó entre sus brazos como costal de papas para llevarlo consigo hasta el salón donde tomaba clases.

 

— ¡¿Qué demonios haces?! ¡Bájame, gigante! —el más bajo comenzó a revolverse y patalear, pegándole puñetazos en el pecho a YuGyeom. A decir verdad, no era tan fuerte como había pensado o no estaba poniendo toda su fuerza en aquellos golpes. Cuando llegaron al pasillo, Mark bajó la voz y habló con un tono más amable—. No quiero que nadie nos vea así, será muy vergonzoso, así que bájame. Iré a mi salón, de verdad.

 

YuGyeom arqueó una ceja,  sin saber si debía confiar en él. Al final lo dejó sobre el suelo, pero se quedó parado observándolo, a la espera de que entrara a su salón. Mark captó la idea  con una mueca cínica caminó hasta ahí. La puerta estaba abierta, así que pasó como si nada. De todos modos, nadie lo notaba; con una nueva excepción: los recientes eventos habían logrado que se volviera visible para JinYoung.

 

~

 

Big lion and little sheep

 

 

JaeBum podría ser un chico astuto y calculador, y sin embargo, en cuanto a relaciones era un desastre, lo cual era notable. El resto del día se había esforzado por mantener una plática decente con YuGyeom para cumplir correctamente con su rol como BamBam, pero le era imposible por dos razones: la primera, no conocía de nada a YuGyeom; la segunda, aquel castaño le parecía terriblemente insoportable. Se había quedado con la idea después de tantas disputas entre ellos debido a BamBam.

 

Al finalizar la jornada escolar su supuesto mejor amigo había procesado que no lo quería ver, así que se fue por su cuenta sin despedirse. Cuando BamBam se enterara se iba a molestar muchísimo más. Ya estaba enojado porque su cuerpo formó parte del alborotó que causó JinYoung y todo gracias a que JaeBum no puedo contenerse y corrió a ver que le pasaba. Se la pasaron discutiendo entre murmullos en la escena de la azotea, a pesar de que la situación se había tornado todavía más sería debido a Mark.

 

JaeBum y BamBam intentaron mantenerse al margen del asunto de Mark. Para empezar, ninguno de los dos era exactamente su amigo. BamBam soliera sentarse en la misma mesa que él durante los descansos, debido a que nunca se separaba de Jackson.  Por otro lado, como era muy amigo de Jackson —quizá no tan cercano como lo era de JinYoung y de YoungJae—, JaeBum había tenido la oportunidad de juntarse con Mark muchas veces, pero al parecer el chico había hecho un voto de silencio porque jamás decía ni pio. Claro que era cosa suya porque, ¿Quién en su sano juicio rechazaría la oportunidad de conocerlo? JaeBum sabía de qué estaba hecho, y estaba consciente de que entre Mark y él, definitivamente el del problema era el otro. Cuando le preguntaba a Jackson la razón de que el muchacho fuera tan reservado, éste se limitaba a decirle que era su manera de ser. Pero siempre existe algo por lo que somos como somos. Quizá ese algo era demasiado privado como para andar divulgándolo por ahí, así que no insistió más en el tema. Pero tampoco quiso seguir saliendo los tres juntos porque se tornaba lo más aburrido del universo. Y últimamente Jackson le había insistido en que consiguiera una juntada entre sus dos mejores amigos y él, sin Mark. Porque necesitaban hablar de verdad, le había dicho, y JaeBum ni siquiera sospechaba las intenciones que tenía para con JinYoung. Aunque ahora todos esos planes se habían arruinado.

 

En la acera frente al colegio lo esperaba su propio cuerpo que lo fulminaba con la miraba. Vaya, nunca se había sentido intimidado por sí mismo. Sin embargo, era imposible pasar por alto que aquel que controlaba sus acciones era BamBam,  él era mucho más manejable, así que sería cuestión de tiempo para hacer mejorar su humor.

 

—Hola… ¿debería de llamarte “Yo Mismo” o BamBam? —lo saludó con burla. BamBam le mostró la lengua y JaeBum no pudo evitar reír: aquel gesto se veía demasiado patético en su cara.

 

—BamBam, evitémonos más confusiones.

 

—De acuerdo.

 

—Ahora necesito hablar contigo. Me parece que es necesario establecer reglas sobre qué hacer y qué no hacer estando en el cuerpo del otro—su voz sonaba tan autoritaria, algo que no lograría con la que le pertenecía originalmente.

 

— ¿En serio sigues molesto por lo de JinYoung? —preguntó, hartó de lo mismo.

 

— ¡Me sacaste de clase como si yo tuviera algo que ver! —le recriminó con ira.

 

— ¡Es que es MI amigo! ¡Y por si no lo recuerdas, ahora yo soy tú y necesitaba saber que le había pasado!

 

— ¡YoungJae dijo que no era la primera vez! ¿No podías sencillamente dejarlo estar?

 

— ¿Y si esta vez le hubiera pasado algo malo?

 

—En ese caso te lo hubiera hecho saber de inmediato, pero de todos modos no sucedió nada y quedé como un idiota metiche. Yo no me llevo con esos dos, así que se supone que no debería de importarme.

 

—Pues quizá empieces a ser su amigo sin que lo sepas, porque necesito seguir con ellos aun en este estado —miró el cuerpo que poseía con cierto rechazo—. No voy a dejarle de hablar a mis mejores amigos por esta situación tan estúpida e inverosímil.

 

— ¡Yo esto permitiendo que alejes a YuGyeom de mí y no te he reclamado nada!

 

— ¡Pues deberías de hacerlo!

 

BamBam soltó un grito de exasperación y pataleó de manera infantil. Infló sus mejillas —las mejillas de JaeBum—y  cruzó los brazos sobre su pecho. JaeBum tenía razón, se estaba poniendo en plan pasivo puesto que a diferencia del otro, él no se había acercado a sus amigos. De su enojo no quedó una gota cuando fue reemplazado por la melancolía. Extrañaba a YuGyeom y las miradas de desprecio que le dedicaba —más bien a JaeBum— eran más de lo que podía soportar.

 

— ¿Te parece si vamos a la biblioteca? Quizá en algún libro viejo de por ahí nos ofrezca información sobre nuestro estado—propuso JaeBum, cambiando de tema cuando se hubieron calmado las aguas

 

—Creí que el hombre había inventado ya el internet—se burló BamBam.

 

—Es que no tengo internet en mi casa.

 

— ¿En serio? ¿Y por qué? ¿Vives en una cueva?

 

—Es algo difícil de explicar… Y ya has visto que mi casa es perfectamente normal.

 

— ¿Y cuándo necesitas investigar algo?

 

—Cibercafé. La casa de Jackson. Biblioteca. Las posibilidades son infinitas.

 

—Sigues estando limitado.

 

—Mis padres lo creen necesario—BamBam frunció el ceño no muy convencido—. Ya te darás cuenta de a que me refiero. Entonces, ¿vamos o qué?

 

—Está bien, vamos—accedió por fin.

 

—Solo una cosa más, no creo que nos podemos quedar mucho tiempo, debo… debes de estar en casa antes del toque de queda.

 

— ¿Toque de queda?

 

—Son reglas.

 

—No sabía que te tenían tan cortito—JaeBum se encogió de hombros.

 

—Debo llegar a tiempo, de lo contrario mi madre pega el grito en el cielo.

 

Esta vez BamBam se limitó a asentir. A juzgar por la expresión del otro, no le gustaba mucho hablar de ese tema. Nunca se imaginó que los padres de JaeBum tuvieran impuestas tantas reglas sobre él, con lo altanero y abusivo que era.

 

Una vez en la biblioteca del colegio se dedicaron a explorar las estanterías en busca de libros que hablaran sobre el alma, brujería y creencias relacionadas, porque, a palabras de JaeBum “aquello era cosa del demonio”. BamBam estuvo de acuerdo. La biblioteca no les ofrecía gran cosa, después de todo era pequeña. Con no más de 5 libros que dedicaban un solo capitulo al tema, se sentaron juntos en una mesa apretada, aunque de todos modos casi no había nadie a esas horas.

 

Votaron por revisar primero un libro que había cogido BamBam, donde había un capitulo donde se hablaba sobre el ritual Urushdaur, que consistía en la extracción del alma para pasarla a otro cuerpo, practicado en la antigua Sumeria.  En el libro se contaba la historia de la princesa Nafater, atormentada por deformidades congénitas que la orillaron a cambiar su cuerpo por el de una muchacha sana. Según se explicaba, las personas involucradas en el ritual debían de rondar entre los 8 y los 21 años —cumplían con esos requisitos— porque según después de esa edad el alma se encontraba más arraigada al cuerpo y si se realizaba antes, era posible no sobrevivir a ello. Los que se sometían al ritual, previamente era maltratados y torturados con el fin de llevarlos a un sufrimiento cercano a la muerte para abrir el canal entre sus almas.

 

A pesar de que encontraron algo prometedor tan rápido, se vieron decepcionados al notar la dificultad y la baja tasa de éxito de dicho ritual. Era imposible que fuera victimas de tan cosa puesto que no se habían expuesto a un ritual parecido —o al menos no lo recordaban.

 

—No nos torturaron—mencionó JaeBum.

 

—Tu a mí sí—se quejó BamBam, apartando el libro y abriendo otro más.

 

—No tanto como lo describe aquí—hizo una mueca al recordar las grotescas ilustraciones de las páginas.

 

En el segundo libro se hablaba básicamente sobre la teoría de la existencia del alma, la cual no debían comprobar puesto tenía que estar involucrada en todo el asunto. Hacía mención del ciclo del espíritu, y se hacía énfasis en que los seres humanos pusieran mayor atención a sus emociones y pensamientos…

 

—No nos sirve—JaeBum lo cerró bruscamente y lo lanzó a la pila junto con el anterior. BamBam rodó los ojos y le pasó el siguiente.

 

—Creo que debimos haberlo revisado con mayor detalle.

 

—Conexión con la naturaleza, mundo anímico, blah, blah, blah, tonterías— el mayor puso cara de asco y continuó revisando los libros, pero ninguno les ofrecía algo similar a lo que a ellos les había pasado. En realidad, seguían sin saber exactamente qué era lo que les había pasado.

 

Se estaban metiendo demasiado en temas del ocultismo, lo cual a BamBam le ponía los pelos de punta y por eso permitía que JaeBum llevara la voz cantante en aquella investigación. Cuando el reloj marcó cuarto para las tres, JaeBum hizo ademán de levantarse y tomar todos los libros desperdigados por la mesa que ocupaban ellos solos.

 

—Creo que podemos llegar a la conclusión de que esto es un castigo de Dios, punto. Cuando aprendamos la lección se nos quitará, y listo—finalizó la investigación con tono de guasa para luego irse a acomodar los libros del sitio donde los había tomado.

 

Pero BamBam estaba escéptico. ¿Qué lección tendría él que aprender?

 

~

 

Tom & Jerry

 

A lo lejos, JinYoung observaba a JaeBum y BamBam con una ceja arqueada, aquella pelea a ojos ajenos era todavía más descabellada. YoungJae se había ido a casa apenas tocaron el timbre de salida. Pensaba quedarse sólo un rato en la biblioteca, ya que estaría suspendido tres días y no soportaría estar todo ese tiempo sin hacer nada de provecho. No sabía que alguien a sus espaldas lo acechaba nervioso, decidiéndose por hablarle o no.

 

Siguió a JaeBum y BamBam hacia la biblioteca, sin llamar su atención puesto que no iba a espiarlos a ellos, sino a trabajar. Pero, seguido de él, entro el deportista estrella de la escuela. Le entregó su ficha a la bibliotecaria al mismo tiempo que JinYoung, tomó un libro al azar y se sentó a su lado, lo más alejado posible de la encargada, que era muy malhumorada y hasta por respirar más fuerte de lo debido te sacaba del lugar. El menor de tan concentrado que estaba en su lectura, ni siquiera reparó en la presencia del otro. Sin embargo, Jackson era demasiado ruidoso para su propio bien y terminó por bloquear la concentración del otro.

 

— ¿Podrías guardar silencio? —le gruñó toscamente, pero su semblante cambió al ver quien era.

 

—Lo lamento—respondió tímidamente. ¿Desde cuándo aquel idiota era tímido?

 

—Sí—asintió y trató de volver a sumergirse en aquel libro, mientras tomaba apuntes de vez en cuando, pero la mirada de Jackson clavada sobre él —era muy lindo, fue inevitable— lo ponía de nervios— ¿Necesitas algo?

 

—Oh, no… bueno, sí. Tengo curiosidad…

 

—La curiosidad es cosa de mujeres.

 

—No está mal ser un hombre sensible—JinYoung rodó los ojos, pero mantuvo la vista fija en él, incitándolo a hablar—. Estuve presente en todo lo de hace rato, por si no lo notaste y… Quisiera saber, tú y YoungJae, ¿qué son? Siempre están juntos, pero no son hermanos porque no tienen el mismo apellido, aunque he escuchado que sí lo son…

 

—La gente habla por hablar—lo cortó—. Siempre buscan algo que inventar. Podría decirse que es mi hermano: llegó a la familia cuando yo tenía 5 años y el 3. Mi madre es trabajadora social y le dio asilo, pero al final se volvió parte de la familia. Es de esas personas que llegan sin elegir.

 

No ofrecía más información de la necesaria, pero al menos disipó sus dudas.

 

—Entiendo.

 

—Creí que me harías una pregunta respecto a lo de la enfermería—comentó JinYoung mientras tomaba la libreta en la que iba anotando partes del libro.

 

—También me da curiosidad, claro, pero no puedo llegar y hacerte un interrogatorio como si yo fuera detective. Tenía que elegir alguna de mis preguntas nada más.

 

—Eres prudente—sentenció—. Nunca me lo imaginé de ti.

 

—Yo tengo muchos encantos, ¿sabes? —sonrió de manera fanfarrona.

 

—Ya me estabas agradando—se escondió tras el libro, pero su voz se notaba divertida.

 

— ¡Hey! ¿Y por qué ya no? —saltó, hablando más alto de lo debido.

 

— ¡Shh! —la bibliotecaria le dirigió una mirada endiablada y Jackson recuperó la compostura. JinYoung se rió disimuladamente.

 

— ¿Te divierte mi desgracia? —le cuestionó Jackson indignado.

 

—La comedia es una tragedia que le sucede a otro—le dedicó una sonrisa de autosuficiencia.

 

—Tú dices muchas frases sacadas de libros, ¿no?

 

—Me hago el culto. Así a cualquiera lo dejas sorprendido—por su tono bromista, no parecía decirlo para presumir. Aquello le encantó a Jackson; era la primera vez que tenía una plática decente con JinYoung.

 

—Lo tendré en cuenta.

 

—No sería mala idea.

 

Tras aquel extraño coqueteo —porque Jackson estaba seguro de que JinYoung le había estado coqueteando, era eso o le gustaba hablar de manera en que pareciera que lo hacía todo el tiempo— ambos se dedicaron a sus respectivas tareas, aunque de cuando en cuando el mayor posaba la mirada sobre el otro. Porque sí, porque le gustaba, porque era la persona más hermosa que había visto jamás. No había un solo fallo en él, desde la estructura del rostro al tamaño de los pies. Los labios carnosos, la pequeña nariz y las espesas cejas. Las orejas sobresalían un poco, pero hasta eso, se veían bonitas. Los hombros amplios, no demasiado, no como para volver tosca su figura. La delgada cintura y las estrechas caderas. Y su bonito trasero y sus largas piernas. Aunque estaba sentado y no lo veía del torso para abajo, se sabía de memoria cada parte de su cuerpo.

 

—En serio, si me sigues viendo de esa manera creeré que estás tratando de echarme una maldición—lo cortó el más joven.

 

—Lo lamento—bajó la mirada rápidamente y buscó entre las cosas que tenía entre la mesa algo con lo que desviar el tema—. Me preguntaba, estamos en el mismo curso, ¿no? —JinYoung asintió lentamente—. Veamos… ¿podrías resolver esto? —lo retó con una sonrisa, extendiéndole los ejercicios de cálculo más difíciles que encontró. JinYoung siempre había sido conocido por ser una especie de genio.

 

JinYoung cogió la libreta con desinterés, y no tardó más de cinco minutos en resolver la página completa.

 

— ¿Algo más? —preguntó ante la mirada incrédula de Jackson, que a cada segundo se sentía más estúpido.

 

— ¿Seguro de que eres de este planeta?

 

—No realmente—bromeó, garabateando diseños tribales en las orillas de la libreta de Jackson.

 

— ¿Qué es eso? —señaló sus trazos. JinYoung se encogió de hombros.

 

— ¿Recuerdas la caja que te dio YuGyeom ayer? Me he quedado pensando de donde viene y de pronto se me ha venido esto a la cabeza… pero no sirve de mucho porque no sé qué signifique. No será de vital importancia pero lo tengo en la punta de la lengua y es desesperante no poder recordarlo—hizo una pausa y miró a Jackson pensativo—. ¿Y si me acompañas a buscar un libro que nos ofrezca información sobre eso?

 

—Pero si ni siquiera sabes de que se trata—Jackson alzó las manos, restándole importancia—. Solo es una caja musical que no sirve.

 

—No… había una leyenda acerca de ella—habló con tanta seguridad que Jackson le creyó. JinYoung se levantó y Jackson lo siguió, caminando juntos por los estantes de la biblioteca.

 

Jackson realmente no estaba interesado, no iba a cambiar su opinión respecto a la inutilidad de la caja así de fácil, pero tampoco iba a desaprovechar esta oportunidad de estar cerca de JinYoung. Se estaba comportando demasiado amigable —para ser él, claro—, porque al menos hasta el día anterior había demostrado odiarlo. JinYoung estaba consciente de su cambio de actitud, pero en su situación actual no estaba mal pasar un rato al lado de aquel chico que, cual florero, robaba la atención de todo aquel que se encontrara en la misma habitación que él. Le distraía, eso era innegable. Y era justo lo que necesita. Jackson no estaba molesto con él —porque a diferencia de YoungJae, no tenía razones para ello—,  tampoco lo tachaba de loco —cosa de la cual si podía tener razones al ser testigo de su último acto.

 

El más joven le informó que buscaba la sección de esoterismo. Cuando estaban a unos pasos de ella, uno de los estantes comenzó a tambalearse. Alarmado, Jackson corrió a sostenerlo de uno de los costados, y al asomarse ambos vieron a JaeBum y BamBam forcejando con una pila de libros viejos sin el menor tacto.  Los recién llegados intercambiaron una mirada antes de acercarse para separarlos cuando, por alguna extraña razón, BamBam hizo amago de una fuerza ajena a él para lanzar a JaeBum contra el estante, tumbándolo en el acto. Para horror de todos, pasó a traer dos estantes más como efecto dominó antes de detenerse con la pared, suerte que estaba tan cerca de uno. Pero la cosa no acabó ahí.

 

— ¡Ustedes, montón de delincuentes! —la bibliotecaria se acercaba a ellos echa una fiera, con las manos en garras, esperando el momento de llegar y ahorcarlos con esas mismas. Había llegado a la conclusión de que los cuatro eran culpables, aunque Jackson ni JinYoung tuviesen algo que ver, seguían sujetando cada uno por la espalda a la pareja que hasta hace unos segundos estaba peleando—. ¡Todos, vengan conmigo a la dirección!

 

Jackson tomó a JinYoung de la mano y a su vez BamBam sujetó a JaeBum. Corrieron como alma que lleva el diablo hacia las mesas donde habían dejado sus mochilas para recogerlas y antes de salir por la puerta, JinYoung tomó sus identificaciones de estudiantes de la mesa de la bibliotecaria. Se sentía patético: había pasado todo aquel día huyendo.

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer -3-

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