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The Landscaper por White Mask

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Notas del fanfic:

Resubido y continuado ^^

Notas del capitulo:

Resubido ^^

<< ¡Eres un maldito bastardo Sehun! >> Era la milésima pelea que tenían desde el inicio del invierno. La séptima pelea de febrero. La millonésima desde que se casaron. Pero la ultima que tendrían.

<< No me grites Luhan… >> ahí estaba ese tono neutral, ese mismo que usaba todo el tiempo. Ese que tanto amaba. << Hablemos como dos adultos. >> Ese tono que Luhan había empezado a odiar en ese mismo instante.

<< ¡¿Adultos?! ¡¿Hablar?! ¡No seas tan descarado Sehun! ¡Maldición! >> Luhan nunca maldecía. Nunca alzaba la voz. Luhan nunca lloraba. << ¡Me engañaste! ¡Dios mío Sehun! ¡Perdí dos malditos años de mi vida! ¡Dos años! >> Luhan se había acercado lo suficiente a su marido como para dar golpes en su pecho. En ese mismo pecho ancho que le había servido de almohada tantas veces. Luhan golpeaba ese cuerpo que emanaba un olor fresco combinado con un agobiante aroma floral. Sehun tenía impregnado el aroma de HaeRa, su amable secretaria. ¿Cliché no?

<< Basta Lulu. >> Su voz no subía ni una nota y sus manos envolvían gentilmente las muñecas de Luhan. Luhan amaba esas manos; suaves, con dedos largos y expertos, con uñas debidamente limadas y un delicado aroma a crema humectante.

En algún momento de su vida, Luhan pensó que esas manos solo se amoldarían a su cuerpo; que solo a él le darían calor y que ese era el roce más agradable. En aquel momento el asco le hizo sacudir con brusquedad sus manos y así liberarse del odioso agarre.

<< Luhan. Mi nombre es Luhan. >> Su voz era desdeñosa y no pretendía que sonara diferente.

Luhan estaba molesto y triste; se sentía como el peor de los idiotas, engañado, traicionado, vacio… solo.

Sehun bajo la mirada rendido ante los firmes y furiosos ojos de su esposo. Comenzó a recoger lentamente cada pantalón y cada camisa que estuvieran esparcidos por la habitación.

Las piernas de Luhan temblaban y secaba furioso sus lágrimas con el dorso de sus manos, mientras se sentaba en el borde de la cama.

Su cama matrimonial. Acolchada y cómoda. La cama en la que Sehun lo había tomado tantas veces… de tantas maneras… con tanto amor.

<< No debías enterarte así. >> La misma que había profanado la tarde de ese mismo día con su amable secretaria.

<< ¿Durante cuánto tiempo? >> Su voz era muchas octavas más baja de lo usual y sonaba nasal. Pero no quebrada. No titubeante. Muy a pesar de su dolor y de no querer escuchar la respuesta.

<< Desde octubre. >>

Ese mes las cosas entre ellos habían empezado a ir mal. Continuamente peleaban, pero ese mes en especial su casa era toda gritos y furia. Sehun llegaba tarde, ya no llamaba a Luhan, ya no lo abrazaba por la espalda, ya no le hacía el amor.

Cosas pequeñas como besarlo en las mañanas o decirle “buenas noches” antes de dormir, ya no estaba entre sus planes, ni sus rutinas.

Su amor se había secado como las hojas que caen de los arboles en otoño.

Conforme los días pasaban todo empeoraba y Luhan no quería que acabara. No quería perder a Sehun. No quería tirar dos años de entrega a la basura.

Pese a sus esfuerzos por reconquistarlo, por hacerlo estremecer bajo sus caricias, por hacerlo responder a sus besos, Sehun simplemente se mantenía al margen y no correspondía. No seguía el ritmo, no hacia siquiera un mínimo esfuerzo y terminaban discutiendo.

El invierno estaba llegando a su fin y con ello su relación terminaba.

Sehun empacó sus cosas y arriesgándose a ser golpeado, acerco su rostro al de Luhan y planto un suave beso en su frente.

<< Lo siento. >> Fue lo último que dijo antes de salir de su habitación y un rato después se escucho el suave “clic” de la puerta de entrada al ser cerrada.

<< ¡Maldito seas! ¡Maldito seas Sehun! >> Su garganta ardía con cada grito que daba al aire y los sonidos de cosas cayendo resonaban en toda la casa. << ¿Por qué…? Sehunnie… >> la cabeza le daba vueltas y le costaba respirar. Las lágrimas fluían con velocidad a lo largo de su rostro y él se había dejado caer en el centro de la sala. Solo, rodeado de jarrones rotos, porcelanas destrozadas, muebles y cuadros caídos y el frío filtrándose silente y cruel por las ventanas abiertas.

Luhan abrazaba su cuerpo y lloraba intensamente. Lloraba como nunca en su vida y eso lo hacía sentir más miserable.

 

Recordaba el día en que lo conoció. Era primavera y él entraba en su último año en la Universidad. Luhan no solía interesarse por conocer personas de diferentes carreras, pero la cabellera plateada de un estudiante de arquitectura simplemente no pasaba desapercibida. Eso fue lo que llamo su atención.

Cuando hablaron por primera vez, fue en una fiesta organizada por MinSeok; allí Luhan se dio cuenta que le encantaba la mirada seria de Sehun, que su voz era tranquila y eso le fascino.

La primera vez que se besaron, ambos temblaban como gelatinas y sonreían como idiotas; en ese momento Luhan se dio cuenta que los labios de Sehun eran bastante suaves y que su lengua era resbaladiza y cálida.

Con los días Luhan descubrió que le encantaba besar a Sehun por sorpresa. Descubrió que amaba su aroma a suavizante y lavanda.

Su relación se volvía afiebrada y entonces Luhan descubrió que el calor de Sehun era agradable, que su piel contra la suya era excitante, que sus besos en la oscuridad de la habitación eran rudos y ásperos como sus caricias, y se descubrió a si mismo disfrutando de la rudeza y calidez que le ofrecía.

Cuando Luhan se dio cuenta que se había enamorado, descubrió que cada momento al lado de Sehun, por más corto que fuera, era casi eterno y eso le encantaba.

Al final de ese año Sehun sabía que amaba a Luhan y quería pasar el resto de su vida al lado de él.

Luego de una cena romántica y un par de copas de vino, Sehun le pidió a Luhan que se casara con él y le puso un delicado anillo alrededor de su dedo.

 

El día de su boda ambos dijeron los votos con el corazón hinchado y las mejillas sonrojadas; sin embargo, el “hasta que la muerte los separe” es mucho tiempo y con el tiempo las cosas se acaban. Con el tiempo incluso el amor deja de ser ardiente para convertirse en lluvia y luego en una suave brisa que va de lugar en lugar. Eso lo había acabado de comprender Luhan.

 

Ese día era el día libre de Sehun, y Luhan quería sorprenderlo; no esperaba ser él quien se llevara una fuerte sorpresa, cuando al llegar y subir a su habitación, se encontrara con una mujer menuda y blanca enredada en los brazos de su marido. En su cama. Bajo sus sábanas. Par de sinvergüenzas.

Luhan pego tal grito, que la mujer se levantó alterada y tras ella un Sehun muy preocupado. Ahí empezó la pelea.

Recuerdo tras recuerdo atacaban la mente de Luhan y con el paso de los minutos la noche llegaba. La noche era más oscura y fría de lo esperado. La noche lo entristeció más. Lo hizo sentir más cansado y por eso su cuerpo se dejo caer en la desordenada cama y sus ojos se cerraron con pesadez. Ya mañana seria un nuevo día.

 

La mañana llego pesada a los ojos cerrados de Luhan. Afuera el sol resplandecía brillante y hermoso en el cielo.

<< Primavera… >> susurro mirando hacia la ventana mientras se incorporaba mejor en la cama. Los recuerdos de lo sucedido el día anterior llegaron a su mente como un huracán y se encontró a si mismo sonriendo como un idiota. << Te perdono… eso es increíble… >> Luhan se levanto con renovadas energías y se metió a bañar. Un baño lento y cálido, tranquilo, dejando que el agua se llevara sus angustias y llorando mientras sonreía. Luego de estar bañado y vestido, seco su cabello y lo peino mirándose al espejo; ojos levemente hinchados y parecía incluso un poco mas blanco que ayer. No se sorprendió.

Bajó hasta la cocina, pasando por encima de cada vidrio, de cada pluma de las almohadas, de cada cuadro roto. Nada de eso le importaba.

 

Bebió un poco de leche y tomando las llaves del auto, salió de casa. El camino a la casa de sus padres fue rápido y al llegar al lugar rodeado de jardines y con aire tranquilizador, sintió ganas de llorar.

A paso lento llego a la puerta y luego de un par de golpes a la madera, su madre abrió.

<< ¡Lulu! >> Exclamó con alegría, pero cualquier rastro de sonrisa en su rostro se vio anulado al ver los ojos aguados de su hijo.

<< Omma… >> sus lagrimas brotaron y la mujer lo llevo al interior de la casa.

Cuando se sentaron en el gran sillón, Luhan se preparó para la historia que contaría.

Omitiendo el hecho de la infidelidad, simplemente dijo que la relación no funcionaba más. Su madre creyó en sus palabras pero no ignoro las grandes lágrimas que salían como una cascada de los grandes ojos de su hijo.

<< Lo siento mucho cariño. >> Su madre le daba consuelo con fuertes abrazos, mientras él sollozaba más calmado ahora.

<< Mañana firmaremos el divorcio… luego de eso me mudare. No quiero volver a esa casa. >> Su madre lo miro con curiosidad. << Muchos recuerdos. >> Añadió para que la frase no sonara tan sospechosa –no quería dar más explicaciones-. Su madre le dio una sonrisa triste y beso su frente.

<< Lo lamento mucho Lulu. >>

 

El resto del día fue atareado. Luhan busco opciones de casas y se decidió al final, por una casa en medio de pocas más; con jardín y patio trasero. Hermosa, pensó Luhan y dejo de buscar. Esa casa era perfecta.

Tuvo que contratar varias personas y un gran camión de mudanzas. Entonces empezó a empacar todas sus cosas.

La parte más dura del día, fue haber llamado a Sehun y ponerse de acuerdo en una hora fija para ir a la notaria y acabar con todo de una sola vez.

Al llegar la noche Luhan estaba agotado y solo se dejo caer en medio de las cajas, sobre unas sábanas en el suelo. Que importaba si amanecía con la espalda destrozada. Él solo necesitaba dormir y lo consiguió.

 

<< Te amo. Cásate conmigo. >> Sehun estaba hincado frente a él y le sonreía con dulzura.

<< Dios… ¡Claro que sí! >> La alegría lo llevo a brincar a los brazos de su novio, abrazándolo con fuerza y dejando que algunas lágrimas se resbalaran libres por su rostro.

<< Te amo Lulu. >>

<< No más que yo a ti. >>

Fue un hermoso sueño. Pero eso es lo malo de los sueños… la gente tiende a despertar y la realidad siempre es diferente.

 

El día llego más rápido de lo que paso la noche. La cita en la notaria era a las 8 en punto y Luhan se encontraba en camino para el sitio, mientras no dejaba de hablar por los manos libres.

<< La cita tardara máximo dos horas. Es suficiente para cargar el camión, ¿o no? >> Su tono de voz era ronco y sombrío. Había tenido una noche molesta, llena de estúpidos sueños utópicos de un pasado que ya no regresaría.

De todos modos no era como si él quisiera volver el tiempo atrás. Para Luhan cuando algo se acababa, se acababa.

<< Si señor. >>

<< Bien. Recojan las cosas y llévenlas a la dirección que les di. >>

<< A sus órdenes. >> Luhan cortó la llamada y suspiró.

 

La tarde anterior había hablado con Sehun y habían llegado a comentar sobre el asunto de la mudanza.

<< Luhan la casa es tuya… no puedo permitir que te vayas así. >> La casa la habían pagado juntos. Pero, ¿para qué hacer una maldita separación de bienes? Luhan se ahorraría la molestia y de paso se alejaría de sus recuerdos con Sehun.

<< La casa es de ambos. Pero quédate con ella. >> Tomó una gran bocanada de aire y sonrío. << No quiero estar en ese lugar Sehun… por favor. >> Sehun respiro con calma.

<< Lo siento Luhan… >> su pecho se contrajo y sintió que rompería en llanto en cualquier momento, por eso respiró de manera profunda y entonces habló.

<< Te perdono Sehun… así que deja de decir que lo sientes. Te espero mañana. No llegues tarde. >> Sehun dejo escapar un suspiro de alivio y Luhan casi pudo percibir una sonrisa discreta en sus labios. Por eso sonrío.

<< Adiós Lulu… >>

Los pulmones de Luhan dejaron escapar el aire por su boca como un suave susurro y sonrío colgando la llamada.

<< Adiós Sehunnie… adiós… >>

Notas finales:

Ya viene el siguiente ^^


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