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Belleza e Inocencia ( Kaisoo ) por Mikhiel

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Notas del fanfic:

Despues de mucho tiempo y muchos problemas he regresado con esta adaptacion espero les guste y por peticion de una chica no pondre el link del libro original hasta que de por finalizado el fic segun la chica no desea que se pierda el encanto y suspenso MIRNA amame te hize caso loca

Notas del capitulo:

Espero lo amen tanto como yo y me dejen mucho amor en sus cometarios

 

GRACIAS ALAS CHICAS DEL GRUPO KAISOO Y A LA LOCA DE MIRNA POR APOYARME CON ESTE FIC :3

Kim Jongin frunció  el ceño  mientras  conducía su  Ferrari  una noche  fría de marzo.   La lluvia golpeaba en  el  parabrisas,   lo  que  empeoraba su  mal  humor.

 

Ir a aquel sitio  de  Gloucestershire  no  era  un  plato  de  gusto  precisamente.  Había demasiados malos  recuerdos.   Pero  no  había excusa  posible  para evitar  aquello. 

 

Quería demasiado  a Taeyeon como  para rechazar  su  invitación  a  pasar el  fin  de  semana y  mostrarle  su  nueva casa. El problema  era  que  su  prima Taeyeon y  su  esposo,  Guy,  acababan  de  trasladarse  desde Londres  a  una  mansión reformada  en un  condado  cuyo  solo  nombre  le  daba escalofríos.

 

«¡Por  el amor de  Dios!»,  se  dijo.  «¡Supéralo  de  una vez!».  Después  de  todo,  aunque  la experiencia hubiera  sido  dolorosa había aprendido  una lección, ¿no? Jogin  había sido  bastante  escéptico  en  cuanto  a los hombres y mujeres desde  que  había  entrado  en la adolescencia y  se  había  dado  cuenta  de  que  su  riqueza era un  imán  para ellos. 

 

Y no  podía  creer  que  hubiera  pensado  que  podía  existir  alguien  diferente,  en quien podía confiar,  a pesar de    sus  prejuicios.  Una persona en  quien  pudiera confiar  ciegamente  Y  a quien pudiera amar  hasta  el  fin  de  sus  días. Su dulce Kyungsoo ...

 

Su  boca se  torció  cínicamente.

 

¡Se  había  comportado  como  un ingenuo  adolescente  en  lugar  de  como  un hombre  mundano de  treinta  y  cuatro  años! Kyungsoo había  resultado  ser tan  malo como  los demas  que  habían  puesto  la  mira en  su  fortuna personal. 

 

 Y  peor incluso.  Fingiendo,  ¡oh,  qué  bien  había  fingido!,  que  no  tenía  idea  de  quién  era él,  fingiendo  creer que  él  era un  muchacho  normal,  que  trabajaba a  tiempo  parcial de  guía turístico  y  aceptando  trabajos  temporales  cuando  los  encontraba.

 

El había llegado  a  aquella conclusión  a  partir de  ciertos  comentarios  que  él le  había  hecho.

 

Y  aunque  él no  le  había  mentido,  no  lo había sacado  de  su  error,  ya que  estaba  encantado  de haber  encontrado  a alguien  a  quien  amar Y  que,  al parecer,  lo  amaba  a él,  no  a su  cuenta corriente.

 

Jongin  resopló  y  se  dirigió  hacia el pueblo  donde  vivía su  prima,  el mismo  donde  vivía el codicioso D.O. Kyungsoo...

 

El nombre  de  la casa  de  el  había  quedado  grabado  en  su  memoria. Y  no  pudo  evitar recordar la  última  vez  que  él había hecho  aquel  viaje.

 

- Le  diré  a mi familia que  vendrás  y  que  te  hagan  una cama, te  quedarás  a  dormir,  ¿verdad? 

 

Le  había  dicho Kyungsoo  cuando  se  había  enterado  de  que  él  iría a verlo a  su  casa. Había parecido  excitado cuando  él había llamado  desde  Londres  para decide  que  iba  rumbo  a Rylands.

 

- Es  una pena,  pero  no  volveré  hasta las  diez.  Esta tarde  trabajo y no  puedo  cancelar el compromiso  -se  había  lamentado Kyungsoo -

 

¡No  puedo  fallarles!  ¡No  sabes  cuánto  me  gustaría no tener que  ir a  trabajar!  ¡Oh,  Jongin!  ¡No  veo  la hora  de  verte!

 

Él había colgado  el teléfono  de  su  lujosa oficina sonriendo  pícaramente.  Él  ya había cancelado  tres  reuniones  de  trabajo  por estar con  el. Pero  a el no  se  le  había ocurrido  que podía haberlo  hecho era normal Kyungsoo no  sabía  que  él era el dueño  de  un  imperio  económico que  tenía  oficinas  en  Roma,  Bruselas,  Nueva York  y  Sydney.

 

Había llamado  a su  ayudante  personal  por  el  teléfono  interno  y  le  había  dicho  que  se marchaba.  No  le  había dicho  que  en  el bolsillo  de  la chaqueta llevaba  un  anillo  para su príncipe adecuado,  ni  una  proposición de  matrimonio  en  la  punta  de  la  lengua.

 

Ir a verlo,  aunque  le  llevara unas  horas,  le  daría la  oportunidad  de  conocer a  sus  padres, su  padre  lo  estaba esperando.  Bajó  las  escaleras,  excitado,  sin  darle  tiempo  a echar una ojeada  al viejo  edificio  del siglo  diecisiete  en  el  que  vivía su  familia.

 

-¿Así que  tú  eres  el chico  de  mi niño?  -su  padre  le  dio  la mano-  ¡Bienvenido  al ancestral hogar!  ¡Soo  nos  lo  ha  contado  todo  acerca  de  ti!

 

Lo  hizo  pasar a  un  vestíbulo  vacío,  a  excepción  de  una  solitaria y  triste  silla,y  luego  a una sala pequeña  recubierta  de  madera,  con  unos  sofás  gastados  y  una  vieja  mesa  de  pino. Y  lo  sometió al más  despiadado  discurso  publicitario  que  jamás  había escuchado.

 

-Quiero  comentarte  esto  antes  de  que  aparezca   mi mujer. Ya  sabes cómo  son  estas  cosas, hijo...  Las  mujeres  no  comprenden los  negocios...  Tengo  una  idea  fantástica...  ¡Es  una oportunidad que  no  te  puedes  perder!  ¡Una  inversión  ideal  para  un hombre  como  tú!  ¡Serías tonto  si  la rechazaras!  Y  por lo  que  he  leído  sobre  ti,  ¡tonto no eres!

 

Al margen  de  su  disparatado  negocio,  algo  relacionado  con  animales  salvajes,  un  safari park  o algo  así,  él  se  había  sentido  traicionado  por Kyungsoo.

 

Se  había  puesto  furioso. 

 

¿Así que Kyungsoo le había  contado  «todo  sobre  su  chico»?,  había  pensado,  furioso.  Pues  a  él  le  había  tomado  el pelo... No  le  extrañaba  que  el  se  hubiera puesto  contentísimo cuando  él le  había  dicho  que  iría a verlo. 

 

¡Debía  de  estar celebrando  que  había  podido  cazarlo! ¿Lo  de  que  el  tuviera  que  estar trabajando  hasta tarde  habría sido  verdad,  o  habría sido simplemente  una  excusa  para  que  su  padre  tuviera  tiempo  de  proponerle  un  negocio  y  pudiera sacarle algo de dinero?

 

Con tono cortante, él había interrumpido a su padre y le había dicho: -Nunca  me han pedido  dinero  de  forma  tan  chapucera.

 

Luego  le  había  pedido  un  papel y  había  dejado  una nota  para el «Dulce  Soo». Y  se  había  marchado.  Despreciándose, Odiando  a Kyungsoo

 

Odiándolo porque  lo  había puesto  en  ridículo  haciendo  que  se  dejara guiar por el corazón  y no  por la cabeza,  como  lo  hacía siempre.  Él,  que  era  un  hombre  calculador y  cerebral,  y  que poseía un  sexto  sentido  para detectar personas  ambiciosas  e  interesadas  sólo  en  el  dinero. Se  había sentido  absolutamente  avergonzado  de  sí mismo.

 

Dobló  a la izquierda e  intentó  olvidarse  de  aquel episodio. Y  deseó  que  Taeyon,  una celestina innata,  no  le  hubiera reservado  alguna candidata  para el fin  de  semana.  No  tenía  interés  en el sexo opuesto.

 

D.O. Kyungsoo  miró  sus  tobillos  hinchados.  Era una consecuencia de  estar embarazado de siete meses. Se  tocó  el  vientre,  cubierto  de  un  peto  de  trabajo.  A  pesar  de  su incomodidad,  amaba profundamente  al  bebé  que  iba  a nacer. No  había hecho  caso  a la sugerencia de  un  par de  amigos  de  que  interrumpiese  el embarazo, ni a las  presiones  de  sus  padres  de  su  derecho  a  ponerse  en  contacto  con  el padre  para pedirle ayuda económica. Aquél  era su  bebé,  y  lo  amaba incondicionalmente. 

 

Se  arreglaría sin  ayuda del  padre.   ¡Él era un  indeseable!  Sería muy  atractivo,  y  rico,  al parecer,  ¡pero  igualmente  un  sinvergüenza!

 

Se  quitó  un  mechón  de  la cara,  enfadado  consigo  mismo por pensar en  él  a pesar  de haberse  prometido  no  hacerlo  nunca  más,  y  se  dispuso  a  preparar la cena  para cuatro.

 

Había apartado  los  ingredientes  en  una  tartera y  los  había puesto  en  el  frigorífico,  y  la pierna de  cordero  aderezada  con ajo  y  perejil,  para  el  segundo  plato,  estaba  haciéndose  al  horno.

 

Un  menú  italiano,  como  era lo  estipulado. Al parecer,  su  cliente, Kim Taeyeon, era coreana,  aunque  casada con  un  banquero  italiano. Así que  tendría  que  aguantarse  que  la  señora  de  la casa hubiera pedido  un  menú  italiano. El era un  chef  profesional,  y  le  iba  bien en su negocio  de  catering.

 

Mejor  que  bien,  aunque le  hubiera venido  bien  que  su  amiga Krystal  la  hubiera ayudado  aquella  noche.

 

Pero Krystal  tenía una cita,  y  desde  el  principio  le  había dejado  claro  que  sólo  lo ayudaría de vez en cuando,  hasta  que  conociera al hombre  de  su  vida.  Pero  le  habían  venido  bien  los contactos  de Krystal, su  familia tenía muchos,  y  eso  le  había  proporcionado  clientes,  como  el  de aquella  noche.

 

El no  dejaría  que  Rylands,  su  hogar familiar desde  hacía más  de  trescientos  años,  fuera arrebatado  de  sus  manos.  Porque  sabía  que  la pérdida  de  la casa familiar rompería el ya maltrecho  corazón  de  su  madre. Y  pensar  en  algo  tan  doloroso  le  haría mal  a su  bebé. Así que  no  se  permitiría  pensar  en  todo  aquello.  

 

-Los  invitados  acaban  de  llegar  -dijo  la señora Kim cuando  entró  en  la  cocina. Se  alegró  de  que  alguien lo hiciera volver a concentrarse  en  su  trabajo.  La cocina estaba en  la parte  de  atrás  de  la mansión,  así  que  no  había  oído  el  motor de  los  coches  o  el ruido  de  las ruedas  en  la grava  de  la  entrada.

 

-¿Qué  tenemos?   -preguntó Kim Taeyeon

 

Era una mujer de  treinta y  pocos  años,  morena, muy elegante.

 

-Cazuela  de  patatas  con  mozzarella  de  entrante,  seguido  de  kebabs  de  pez espada,  y  cordero al estilo  toscano,  cortado  en  finas  lonchas  con  verduras  mediterráneas  a la plancha,  y  para terminar,  tarta de  naranjas  al caramelo. Y  además  he  conseguido  esas  galletas  venecianas  tan especiales.

 

-Excelente- asintió  con  la cabeza- 

 

Comeremos  dentro  de  media hora  -frunció  el ceño al ver la figura embarazada de  Kyungsoo -

 

¿Estás  solo?  ¿Puedes  arreglarte,  en  tu  estado?  Podría haber venido  alguien  para ayudarte  a servir la  mesa...

 

Alguien  delgado  y  atractivo,  que  no  echara para atrás  a los  invitados,  pensó  Kyungsoo que era lo que Taeyeon  quería decir.  Bueno,  haría  todo  lo  posible  por permanecer  en  el  fondo  de  la escena. Sus  curvas  habrían  quedado  estupendas  en un chico alto,  pero  a su  juicio,  con  su  escasa altura,  la  hacían  redondo.

 

Taeyeon se  marchó.

 

Kyungsoo  sacó  los  ingredientes  de  las  tarteras  que  había en  el  frigorífico  y  terminó  de  cocinarlos. Media  hora más  tarde  colocó  en  una bandeja  las  patatas  calientes  con  mozzarella gratinada encima. El resto  de  la comida  estaba  prácticamente  lista  también,  y  se  sintió  satisfecho  de  que  todo fuera  como  esperaba.

 

Con  suerte,  los Kim y  sus  invitados  estarían  tan  contentos  con  la  comida,  que  no  se fijarían  en  su  aspecto,  y  no  se  sentirían  incómodos.

 

Pero  su  seguridad  se  derrumbó  cuando  entró  en  el salón  y  lo  descubrió  a  él. La bandeja casi se  le  cayó  al suelo,  al igual que  la  confianza en  sí mismo,se  aferró  a ella con fuerza  para  que  no  se  cayera y  sintió  que  la cara  se  le  incendiaba.

 

Él lo miró  con  dureza,  achicando  los  ojos.  La última vez  que  lo  había visto  había notado  deseo en  ellos.

 

Kyungsoo tragó  saliva, bajó  la vista y  deseó  que  el color abandonase  su  cara. Y  sirvió  los  platos con  manos temblorosas. Salió  del salón  nuevamente  rumbo  a la cocina, el corazón  se  le  salía del  pecho.  Se  apoyó  de espaldas  en  la  puerta  e  intentó  serenarse.

 

Verlo  allí había  sido  un  shock. A  su mente  habían acudido  las  palabras  que  Jongin  había  escrito  en la  nota  que  le  había dejado:

 

Ha  sido  un  buen intento.  Pero  he  cambiado  de  parecer.  Tú  tienes  mucho  que  ofrecer,  pero nada  que  no  pueda  conseguir  en cualquier  parte , Sexo Se  refería  al sexo.

 

Sintió  náuseas  al  pensarlo, su  padre  debía de  haber leído  la nota.  Era lo  único  que  podía explicar su  cara de  cordero  degollado  cuando  se  la había  dado  a el, balbuceando  que  su  nuevo chico  sólo  se  había  quedado  diez minutos  y  se  había marchado.  Así que  su  padre  se  había enterado  de  que  lo había  dejado,  y  eso  la  había  hecho  sentir  peor  todavía. Al principio  el había  pensado  que  Jongin  creía que  el  era rico.

 

 ¿Acaso  no  habían  estado Krystal  y  el en  aquel carísimo  hotel  frecuentado  por gente  rica? 

 

Él habría  imaginado  que  estaba detrás  de  un  buen  partido.  Hasta  que  había visto  la realidad  de  Rylands,  despojado  de  todo  lo que  había valido  la  pena  vender,  absolutamente  descuidada y  estropeada.

 

Unas  semanas  más  tarde Krystal  le  había  dado  una de  las  revistas  que  tanto  gustaban  a su madre,  en  las  que  aparecían  los  personajes  famosos  de  la alta sociedad,  y  le  había señalado  una foto.

 

-Éste  es  el  muchacho  con el  que  estuviste  en Ischi, me  resultó  una  cara  conocida,  pero  no me sabía  de  dónde  lo  conocía.  Debió  de  estar  de  incógnito,  ¡ni  un coche  lujoso  ni  un lujoso  yate a la vista!  Sale  siempre  en  la columna de  cotilleos.  Es  millonario,  ¡has  tenido  suerte!  ¿Sigues  en contacto  con  él?

 

-No -

 

¡Una pena!  Si lo  cazas,  ¡no  tendrás  de  qué  preocuparte  en  toda tu  vida!  Pero,  para serte sincera,  ¡estas  aventuras  de  vacaciones  no  duran  nada! Y  el hombre  tiene  una fama de mujeriego  terrible!

 

El se  había  dado  la  vuelta,  encogiéndose  de  hombros,  sin  mirar  apenas  la foto  de Kim Jongin vestido  con  un esmoquin blanco  que  contrastaba  tanto  con aquel atractivo  moreno  de  aspecto  latino.  Se  había  quedado  helado Jongin  no  había  ido  tras  el  dinero  inexistente  de  el y  de  su  familia,  como  había  pensado al principio, Sólo  le  había interesado  el  sexo.

 

Pero  al parecer,  al volver a Londres  había conocido  a alguien  que  lo  había satisfecho  más sexualmente, alguien  más  sofisticado,  probablemente.

 

¡Un  desgraciado!  ¡Cómo  odiaba a los  hombres  que  usaban  a las personas  para su  placer y luego  las  dejaban  como  a juguetes  viejos! Entonces,  ¿qué  derecho  tenía  él  a mirarlo con  desprecio? Se  apartó  de  la  puerta  y  se  dijo  que  si  alguien  merecía desprecio  era  él,  y  corrió  a  encender  el grill.  

 

El era  una  profesional,  y  haría el  trabajo  para  el que  la  habían  contratado.  Lo  ignoraría,  y cuando  terminase  la noche,  se  lo  quitaría de  la cabeza nuevamente, no le  tiraría la copa de  vino «accidentalmente»,  ni  le  rompería  un  plato  a  la cabeza.  No  podía permitirse  ese  tipo  de satisfacción. 

 

Si  se  ganaba  fama  de  maleducado ,  nunca más  conseguiría  trabajo. ¡Pero  si él  la volvía  a mirar con  aquel  desprecio,  se  sentiría seriamente  tentado  de  hacerlo!

 

¡El estaba  embarazado! ¿Sería suyo? Jongin  tuvo  que  hacer un  esfuerzo  para comer y  para ignorar a D.O. Kyungsoo  mientras el servía la comida.

 

Apenas  pudo  pronunciar monosílabos  en  la  comida,  dirigidos a el pelirrojo  que  su  prima había  llevado  para él,  pero  él  no  estaba interesado  en  el.

 

Kyungsoo  había  sido  virgen y  él no  había usado  preservativo  la primera  vez.Había estado demasiado  extasiado  como  para pensar  en  ello. Había estado  perdido  en  aquella tormenta salvaje  de  emoción  y  deseo.  Había sido  una experiencia tan  nueva y  vital,  que  le  había  parecido  que  su  vida  entera  hasta  aquel momento no  había  sido  sino  un teatro  de  sombras.

 

Aquel niño que Kyungsoo llevaba  en su  vientre  podía  ser  suyo.  A  no  ser... Se  echó  hacia  atrás  en  la  silla y,  apoyando  la  mano  en  el  respaldo,  dijo:

 

- El chico  del  catering...  ¿Sabes  de  cuánto  tiempo  está  embarazado? Sus  compañeros  de  mesa lo  miraron,  sorprendidos.

 

Pero fue Taeyeon  quien  le  preguntó:

 

-¿Por  qué  quieres  saberlo? «Porque  es  posible  que  yo  sea  el padre  y  no  lo  sepa»,  hubiera  querido  decir. 

 

Pero  respondió: -Por  si tuviéramos  que  hacer de  matronas  en  un  momento  dado... el pelirrojo  se  rió  con  una risa irritante. 

 

Guy  miró  a su  esposa y Taeyeon  contestó:

 

-De  siete  meses,  según Krystal Jung es  una especie  de  socia de Kyungsoo en  el  negocio del catering, normalmente  es  la que  se  ocupa  de  servir la mesa, pero  hoy  no  ha podido  venir,  al parecer, Guy,  querido,  nuestras  copas  están  vacías...

 

Mientras  su  marido  servía una  segunda  botella  de  Valpolicella, Taeyeon agregó:

 

Personalmente,  pienso  que  un chico  en su estado  debería  estar  descansando,  no  haciendo este  tipo  de  trabajo.  Pero  no  tiene  un  marido  que  lo mantenga,  y  su  madre  está  un  poco delicada,  no  tiene  buena  salud,  según me  han dicho.  Supongo  que  necesitan el  dinero.  El  padre es  un  caso  perdido, hace  tiempo  tenían  una  buena posición  en  la  zona.  Pero  él despilfarró  lo que  tenían,  o  lo  perdió...

 

-Hizo  malas  inversiones,  según  tengo  entendido  -agregó  Guy  mientras  se  volvía a sentar.

 

-Pareces  saber  mucho  acerca de  ellos  –comentó  Jongin.

 

Reflexionó  que  el niño  podría ser suyo,  si estaba  embarazado de  siete  meses.  A no  ser que Kyungsoo  se  hubiera acostado  con  alguien  inmediatamente  después  de  volver  de  vacaciones. Pero  eso  no  era muy  posible,  dado  que  en  aquel momento  el estaba concentrado en cazarlo. 

 

El  había  esperado  que Jongin lo siguiera  a Inglaterra,  así que  no  habría querido  que hubiera  nadie  más  rondándolo,  y  que  le  estropeara el  plan,  pensó Jongin.

 

Jongin  hizo  un  gran  esfuerzo  para  no  fruncir  el ceño  y  correr  a la cocina para saber la verdad.

 

-Cuando  llegamos  aquí,  era necesario  que  nos  presentásemos  a las  mejores  familias  para que pudieran  darnos  referencias  de  gente  honesta y  fiable  del lugar , la semana que  viene tendremos  un  ama  de  llaves  permanentemente  en  la casa pero  necesitamos  otra gente...  -tomó un  sorbo  de  café  y  levantó  una ceja hacia su  primo-Fontaneros,  electricistas,  un  jardinero, cocineros...  Este chico embarazado  nos  la han  recomendado  muy  especialmente  –comentó Taeyeon.

 

Cuando  terminaron  de  comer, Taeyeon propuso:  -¿Por qué  no  vamos  al salón  mientras el chico recoge  la mesa?  ¿Una  Grapa?  Luego  Guy  y  yo  iremos  arriba  y  os  dejaremos  que  os  relajéis frente  al  fuego  y  que  os  conozcáis  -sonrió Taeyeon  a Jongin  mientras  se  ponía de  pie- Sé  que Taemin  quiere  hablarte  de  un baile  de  recaudación de  fondos  que  puede  interesarte.

 

Jongin  resopló  internamente, no  tenía interés  en  el pelirrojo y  tendría que  hacérselo saber a  el. Al día  siguiente  a  primera hora  iría  a Rylands  y  exigiría saber si el niño  era  suyo.

 

El lavaplatos  terminó  de  hacer su  tarea.Kyungsoo  guardó  la vajilla  en  el  enorme  armario Victoriano.  Le  dolía  la  espalda.

 

Media  hora antes  la señora Taeyeon  había pagado  mientras  el recogía  sus  cosas.

 

- La comida ha sido  perfecta  -le  había  dicho-

 

¿Has  terminado,  o  todavía  te  queda  algo  que hacer?

 

-Terminaré  en  media hora más  o  menos. estoy  esperando  que  termine  el lavaplatos, ¿O prefiere  que  me  vaya ahora?  -preguntó Kyungsoo, no veía  la  hora  de  marcharse  de  allí.

 

- No  hay  prisa.  Sólo he venido a decirte que mi marido  y  yo  vamos  a  acostamos, pero  mi primo  y  su  chico se  quedarán  en  el salón,  y  no  quiero  que  los  molesten así que,  márchate  sin interrumpirlos y ahora  que  lo  pienso,  ¿podrías  hacer el servicio  de  catering  de  la  comida  del domingo?  Los  invitados  se  marcharán  a  Londres  por la  tarde,  así que  sería mejor  preparar  una comida ligera...

 

Kyungsoo no  había  pensado  decir  que  sí.

 

Lo siento  -respondió Kyungsoo  reprimiéndose  las  ganas  de  frotarse  la dolorida espalda- No puedo.

 

Después  de  una última  mirada a la inmaculada  cocina, Kyungsoo se  puso  su  vieja gabardina,  se acomodo el pelo  y  salió. 

 

Estaba demasiado  cansado como  para  darse  prisa. Había sido  una  pesadilla  aquella  noche.  Pero  ya  había  terminado,  se  dijo,  aliviado. Se subió a  su  coche  pensando  que  no  volvería a  ver a Jongin, y eso lo tranquilizó.

 

Había sido  horrible  ver cómo  aquel pelirroja se  le  echaba casi encima a él. Y  saber  que él había  notado  su  embarazo.  Seguramente  se  habría  dado  cuenta  de  que  podía  ser  suyo. Pero  probablemente  no  se  daría  por enterado.  Lo  que  había sucedido  en  Ischi era una cosa más  en  una larga  lista  de  sucesos  destinados  al  olvido.  Seguramente  él  pensaría  que  si Kyungsoo había quedado  embarazado era por  su  propia culpa.

 

Kyungsoo quiso  poner el motor en  marcha,  pero  éste  no  le  respondió.  Después  del Cuarto  intento tuvo  que  admitir  que  no  tenía  batería.

 

Buscó  su  teléfono  móvil.  Era culpa  suya, Chanyeol  le  había  advertido  que  tenía que  cambiar la batería.  Pero  como  siempre  le  faltaba dinero  parar pagar las  facturas  de  Rylands  y  para llenar el frigorífico...

 

No  encontró  el móvil.  Debía  de  habérselo  dejado  en  su  casa, se  maldijo  por ello.  No  le quedaría más  remedio  que  golpear  la  puerta y  molestarlos. La idea  de  saber que  se  refería  a Jongin  y  a  su  chico,  casi  lo mató. 

 

Había doce  kilómetros hasta Rylands,  y  encima llovía.  Si no  hubiera  estado  embarazado,  habría caminado  hasta allí. Pero lo estaba.

 

Cuando  el pelirrojo se  marchó, Jongin  se  sirvió  una Grappa, estaba de  mal humor. Normalmente  sabía cómo  deshacerse  de  las personas  con  elegancia.  Pero  aquella  noche  no había  podido  hacerlo. Había sido  frío,  seco,  descortés. Las  entradas  al  baile  para recaudar  fondos  que  le  había  ofrecido  el pelirrojo no  le  habían interesado.  Ni volver a  verlo para almorzar cuando  volvieran  a la ciudad,  como  le  había propuesto  el. 

 

Así l que el amigo de su prima se había ido a la cama, solo ahora podía  relajarse, pero  no  lo  conseguía.  Sentía  que  faltaba  mucho  tiempo  hasta  la mañana siguiente en que pudiera enfrentarse a Kyungsoo.

 

Kyungsoo  tocó  el  timbre  con  el corazón  galopando  en  su  pecho.  Tenía el  pelo  mojado  por la lluvia. Estaba  muy  nervioso, pero  tenía  que  ponerse  en contacto  con Chanyeol  pedirle  que  fuera a recogerlo allí, y eso significaba  enfrentarse a Jongin para  pedirle  usar el  teléfono.

 

Cuando  se  abrió  la  puerta,  el se  puso  rígido.

 

- Mi camioneta  no  arranca ¿Puedo  usar el  teléfono?

 

Él le  respondió  con  un  silencio. Lo  miró  con  sus  ojos  grises  de  acero  y  le  contestó  con  dureza:

 

-Dime  la verdad,  por  una  vez  en  la vida,  ¿es  mío  el  bebé?

Notas finales:

Alguien que desee ayudarme con un fic lo agradeceria mucho si a alguien quiere me deja su numero en un comentario y la agregare a el whatsAPP bueno denle mucho amor a el fic

 

Hasta pronto :3


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