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Silencios que Florecen por love_

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Notas del fanfic:

Bueno es un fic original que lo he tenido en mi mente desde hace años y tengo escrito casi cinco cpaitulos. Bueno aqui veran muchos pensamientos que todos alguna vez hemos pensado

Notas del capitulo:

Espero les guste

1

 

Entrar a la escuela y mirar pasar a tanta gente, sentir que simplemente no encajas en esta sociedad; en este círculo social. Mirar como sonríen y preguntarme ¿porque no lo puedo hacer yo? Todos tan perfectos, todos caminando con la corriente y yo el único que choca contra ellos ¿porque no puedo seguirlos?  Es mi pregunta que rodea mi cabeza a diario, luego recuerdo que mis cadenas me impiden girar y caminar con ellos;  pero,  ¿realmente quiero eso? No lo sé, tal vez puede que si como  tal vez no.

Ya en este punto de mi vida me dan lo mismo las cosas. Si me dejo llevar por la corriente ¿qué puede pasar? Nada, es más seguro, o tal vez solo ser como ellos; reír por cosas que no tienen sentido. Pensar que el mundo es perfecto, que si te caes te vas a levantar, pero ¿si no puedo hacerlo? Si caíste tan duro, tan hondo que solo puedes mirar como la oscuridad te consume. No creo que ellos sepan que sonreír no lo arregla todo, y así mismo como ignorar que en el mundo hay problemas no significa que no seas parte de ellos.

Todos los días miro como caminan con su ropa perfecta, sus sonrisas brillantes, sus egos más inflados que un globo, y yo el punto negro en esta pared blanca. Siempre el raro, al que nadie quiere tocar, al que todos odian. Me da igual lo que ellos hagan o digan de mí, he aprendido a llorar sin derramar lágrimas. He aprendido a tragarme todo el odio y que no me afecte, me he puesto capa tras capa para que nadie pueda lastimarme y lo he logrado o creo que lo he logrado. En si no voy a dejar que ellos me derroten, no voy a dejar que ellos se conviertan en mi pesadilla.

— ¡Fíjate por donde andas rarito! — solo escuche aquellas palabras que trataban de lastimarme pero que ya no lo hace... por lo menos no tanto como antes. Me agache para recoger el estúpido libro de algebra que el muy estúpido neandertal  me lo hizo caer a propósito.

Levante mi mirada y observe como todos viene y van, pero entre tantas personas a lo lejos logre reconocer aquellos pasos que tanto miedo me daban, que hacían que empezara a temblar como una gelatina, aquello pasos que se estaba dirigiendo directo hacia mí. Me levante lo más rápido posible y gire mi cuerpo para empezar a caminar. Debía llegar a un lugar donde estuviera a salvo y el único lugar que se me ocurría en ese instante eran los los baños. Ahí no podría tocarme, no si me encerraba en un cubículo. 

Empecé a caminar lo más rápido que mis pies daban y rezaban porque no me fallaran o alguien me hiciera chocar. Mire el letrero de los baños y regrese mi vista un milisegundo hacia atrás para mirar a Daniel siguiéndome con sus ojos fijos en mí.

No sé porque me odia tanto; no le he hecho nada en mi miserable vida. Ni si quiera voy a las clases en las que coincidimos porque si voy él se encarga de hacerme arrepentir,  pero aun así me odia y me lo ha dicho tantas veces que hasta ya puedo escuchar sus palabras dentro de mi mente, clavadas como una espina recordándome que duelen. Sacudí mi cabeza al pensar en eso, no quiero, no quiero  oír eso, no de nuevo. 

Sienta que mi corazón se empezaba a desesperar por encontrar algún lugar donde pudiera refugiarme de toda la ira de Daniel, hasta mis piernas ya dolían anticipándome a lo que me pasaría si me llegaba a agarrar. Empecé a correr literalmente hasta el baño y en mi mente solo estaba la idea de alejarme lo más posible de él. No quiero verlo, no quiero escuchar sus palabras, no quiero sentir sus puños. Abrí la puerta de un golpe y puede ver cómo me quedan viendo extraño. Ese punto de mi vida no me inmute y camine buscando un cubículo donde pudiera ocultarme pero como siempre n mi puta vida, no me dejan entrar en ninguno de ellos, me negaban mi única salvación.

Podía sentir los pasos de Daniel tras mío y luego de un momento  la puerta se abrió, todo el mundo se quedó callado inmutado mirándolo, definitivamente estaba atrás mío. Pase saliva y mis piernas empezaron a temblar, mi corazón latió más rápido de lo normal y solté un suspiro de desesperación.

— ¡Afuera! — escuche su voz gruesa y sentí como las lágrimas empezaban acumular en mis ojos. Tenía miedo, mucho miedo de lo que me iba hacer. En mi mente solo había gritos de ayuda, quería que  alguien me ayudara, pero como es de costumbre nadie me escuchaba, todos me ignoraban. Mire como empezaban a salir los chicos del baño y me gire para tratar de salir también, tal vez, solo tal vez tenga suerte y me deje ir por hoy. 

Agache mi cabeza y empecé a dar pasos pequeños dirigiéndome a la salida del baño como todos los demás. Hasta ahora no me ha detenido por lo que pensé que me había dado la oportunidad de escapar, pero antes de dar un paso más hacia la puerta abierta, hacia mi libertad. Esta se cerro de un golpe.

— ¿A dónde crees que vas? — su voz gruesa hacia que su figura imponente diera más miedo.  Baje mi vista y lleve mis manos hasta mis brazos.  Empezaban a picarme y por inercia los raspe por encima de la ropa.

—No vas hablar... — con mi cabeza aun agachada mire sus pies, como cada vez se acercan más hasta quedar frente a los míos. Cierre los ojos porque se lo que vendrá. Un golpe, una patada o un insulto. Trate de pensar en otra cosa para así por lo menos no llorar, no iba a dejar que vea como lloro por él. Está bien cuando lloro solo en mi cuarto, pero no cuando él me puede ver. 

—Eres tan patético, no sabes cuánto te odio. — lo sé. Claro que lo sé, tú siempre te encargas de recordármelo. 

—Por qué no hablas, porque no respondes. — porque si lo hago tú me golpearas. No quiero eso, no quiero sentir dolor. Ya no más...

—Me das lastima, alguien tan patético, tan débil como tú me enferma…Y que me mires te digo — sus manos me obligaron a alzar el rostro. Podía ver sus ojos fijos en mí, como me mira lleno de ¿odio? ¿Miedo?, no me importaba, lo único que trataba en esos momentos era  No llorar, no lo iba hacer. Solo tenía que pensar en otra cosa, debía desconectarme del mundo como siempre lo he hecho. Pestañee tratando de pensar el porqué de su oído, pero no encontraba una razón lógica. 

Luego de unos segundo me suelto el rostro para ahora agarrarme del cabello. Lo hizo brusco y muy fuerte que un dolor se instaló en toda mi cabeza.  Sentía como ardía mi cuero cabelludo y la leve jaqueca volvía a mí. Cierre los ojos esperando el golpe, pero este no llega, y al contrario me obligo a caminar hasta el espejo que había en el baño, y me detuvo frente a este.

— Eres tan débil Martin, tan patético... — trate de no llorar con sus palabras, podía ver como él me tenía agarrado por el cabello. Y lo que más me dolió era que es verdad lo que dijo, me veía tan patético como siempre. Mi cabello negro cayendo hasta un poco más arriba de mis hombros, mis ojos azules-verdosos y mi piel blanca. Era demasiado patético.

—Me dan ganas de romperte, no sabes cuantas ganas tengo de dañar tu perfecto rostro. — hazlo, hazme ese favor. Termina de romperme, ya todo el mundo ha colaborado en eso, ahora tú porque no puedes terminar el trabajo. Rómpeme, mata mi alma, si aún la tengo. Eso es lo único que me falta para  terminar muerto en vida.

—Hazlo — susurre mientras mis lágrimas se acumulaban en mis ojos. Odiaba tanto lo que veían mis ojos. Odiaba el reflejo de mi rostro. Me odiaba y no tenía el suficiente valor para matar lo que tanto odiaba. 

—Que...

—Hazlo, mátame. Rómpeme. Quiébrame. Dáñame. Ten las agallas de hacer lo que yo no puedo. — podía sentir como el agarre en mi cabello fue disminuyendo y Daniel se fue alejo de mí, dejándome solo a mí y mi reflejo; y un dolor se instaló en mi pecho.

— ¡Te odio! porque no puedes desaparecer...No sabes cuánto te odio. No sabes cuanta ganas tengo de desaparecerte — mire mi reflejo y pode notar como este sonría, se burla de mí y de mi patética vida. 

— ¡Te odio! Por qué no simplemente desapareces... — golpee con mi puño el espejo, tratando de hacer desaparecer lo que tanto odiaba, en lo que me he convertido, lo que tanto me daba miedo y lo que nunca podre alejar. Empecé a  sentir como mi mano ardía y por un momento me detuve a verla. Estaba sangrando con unos pequeños pero dolorosos vidrios incrustados en ella.

— ¿Qué haces? 

—Lo que tú no puedes. Ya estoy aquí Daniel, golpéame, dáñame ¿qué esperas? no es eso a lo que has venido. 

—No quiero hacerlo. No en ese estado...

— ¿Entonces cuando? ¿Cuándo estoy "bien"? ¿Cuándo parece que nada  me afecta?...Te odio Daniel, no sabes cuánto te odio. Odio todo de ti, odio tu estúpida sonrisa, tu estúpida vida, lo odio todo de ti. Pensabas que solo tú me odiabas, estabas tan equivocado, porque yo también lo hago — todo eso eran mentiras.  No lo odiaba, pero en aquel momento necesitaba un catalizador de todo el dolor que había en mi pecho. No odiaba a Daniel... Solo tenía miedo de él, de que me lastimase más de lo que ya lo ha hecho.

Regrese a ver a Daniel y podría jurar que vi tristeza en sus ojos, pero esa tristeza rápidamente fue remplazada por  algo que no pude descifrar... Llevo su puño hasta mi estómago y sentí el típico dolor sordo que hizo que mi aire escapara. Caí de rodillas en el suelo y lleve mis manos a la zona golpeada. Me tomó por el cabello para que pudiera verlo y así lo hice. Fije mis ojos en los suyos.

—Nunca más te vuelvas a aparecer frente a mí... — y  me soltó bruscamente. Cerré los ojos cuando escuche el fuerte sonido de  la puerta al cerrarse bruscamente. Me dejó caer en el suelo, no sabía, no entendía porque me pasaba esto a mí. Nunca lo entendí, no entendía el hecho de que las personas me juzgaran sin conocerme. Nadie sabía todo lo que he tenido que pasar o lo que he tenido que vivir, solo me juzgaban, pensaban que estaba bien porque no lloraba y en mi rostro tenía una sonrisa sínica, mi única arma frente a ello. El que no me permitía derramar lágrimas no significaba que todo estuviera bien. 

Salí del año con una mano en mi abdomen, no quería entrar a clases, tampoco es como si alguien le fuera a importar. Salí de la escuela a paso lento mientras miraba como el cielo se ponía gris. Una gota de lluvia cayó en mi mejilla y después de esa le siguieron muchas más. No me importaba caminar en medio de la lluvia de hecho me gustaba, me gustaba sentir las gotas de agua rozar mi rostro.

Llegue hasta mi casa, inserte la llave y gire la perilla para encontrarme con una casa vacía, oscura y fría. No había nadie como siempre o bueno desde que nana se fue de vacaciones. Eso era bueno por una parte tenia tantas ganas de llorar sin que mi padre  o nana me hiciera preguntas. Tenía un nudo atrapado en mi garganta, mis lágrimas empezaron  caer por mis mejillas y me deje caer en el suelo.

— ¿Por qué yo? ¿Por qué no pueden ignorarme? ¿Porque no entiende que a veces quiero estar solo? pero otras no. Que  a veces solo necesito un brazo sin preguntas... ¿Porque Daniel me golpea?  Yo solo quiero vivir mi vida en paz, con mis propias monstruos no necesito otros. Quiero llorar solo, quiero gritar, quiero sonreír pero quiero hacerlo solo. No quiero que me juzguen, ya para eso estoy yo mismo, me basta y me sobra con mi conciencia para hacerme sentir menos. 

Llore hasta que mi pecho dolió y mi corazón se oprimió. Me acurruque en mitad del suelo y cerré los ojos. Ya no quería vivir, para que hacerlo si de todas maneras no tenía un propósito en mi vida. No sabía para que respirara o porque estaba en la tierra. No sabía nada y eso me molestaba, a veces me ponía a pensar ¿porque despierto? ¿Porque miro el sol todo los días? No sé porque aun respiro si a veces me cuesta tanto hacerlo. Solo quería descansar, encontrar mi propósito y hacerlo....

Me deje llevar por el sueño que empezaba a embargarme. Estaba tan cansado de tratar de ser fuerte...

Notas finales:

Espero les haya gustado C: Dejen un rw


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