Y entre mi consiente felicidad.
Deje de ver todo lo que se avecinaba.
Fui como aquel ciego.
Que temía mirar…
Pero que podía ver.
Aun así.
Me prepare para luchar.
Por mi hogar por el tuyo hasta el amanecer.
No te preocupes mi promesa no voy a romper.
Los humanos no se rindieron aun sabiendo que habíamos salvado a su reino del príncipe de la muerte de igual manera nos atacaron el ahora rey odiaba a las demás especie. . . Aunque se llevaban con unos elfos estos no pertenecían a ningún elemento. Esos elfos que estaban con él eran distintos a nosotros, ellos no tenían un guardián su magia la tenían a través de una fuente. Ellos le servían únicamente a ese hombre que le habían jurado lealtad.
Solté un suspiro de irritación la mayoría de los guardianes habían caído en el sueño los únicos que quedamos despiertos éramos Terra y yo, Tetrax tiene más que prohibido meterse en estar guerras solo nos entrenaba y ayuda en medida, pero en esto no podía ayudarnos aunque quisiera.
Solté un suspiro mirando el mapa, me encontraba rodeado de generales, tenientes, comandantes y mi hermana quien era la reina y tenía que estar a cargo de esto. Todas sus informaciones la tenían en la cabeza analizando los pros y contras de ellos. No podía creer que la humanidad fuera tan terca y empeñada en algo irracional. ¿Por qué simplemente no se rinden de una buena vez? Solté un suspiro irritado por ello. Tenía jaqueca.
Después de terminar la reunión con lo generales me marche al reino de Asahi, después de todo Kael me había dejado a cargo la protección del reino y nuevamente estaba allí rodeado, generales, tenientes y comandantes. Mirando los ataques que harían. Pero algo mis ojos notaron algo que me dijo Kael.
-“algo raro está pasando con Tristán.” –Y eso también yo lo noté sus ojos no eran los mismos su magia irradiaba oscuridad –
-Algo aquí está mal –Pronuncie cuando Tristán se había marchado –
-¿Duda de algo príncipe Night? –Me pregunto uno de los tenientes –
-el Rey –Contesté –Está actuando extraño, su magia irradia oscuridad y sus ojos ya no son los mismo, ya no son amarillos ahora son rojos, ¿desde cuándo un Asahiano tiene los ojos rojos? –Comenté – ¿no se han fijado verdad?
-No lo hemos hecho –Contestó yo tan solo suspire –
Me levante de donde estaba y me encamine detrás de él. Y lo estuve siguiendo más de un día, más de una semana, más de un mes… sin que mi presencia lo alertara. Me aleje de aquel hombre por alguna razón no me causaba buena espina, en lo más mínimo algo tramaba, me fui hasta el templo de Asahi donde se encontraba Kael durmiendo.
-Sabes –pronuncie aun sabiendo que no responderías aun sabiendo que no me escuchabas, pero tenía tantos deseos de hablarte –Tenías razón al decirme que algo andaba mal con el rey Tristán, pero aun no sé qué es, he intentado seguirlo pero no lo descubro, por alguna razón siempre se pierde entre alguno de los tantos pasillos del palacio, estoy más que seguro que es por uno de esos pasillos secretos de los que me hablaste. Pero aunque me hablaste de ellos y que siempre te las pasabas entre tantos para llegar más rápido a otros lugares jamás me dijiste donde se encontraban cada uno de ellos, así que es un poco frustrante no saberlo –Tome una bocanada de aire guardando silencio esperando una respuesta pero cerré los ojos sabiendo que no sucedería aun no es tiempo – También la situación con los humanos no avanza en los más mínimo, han alistado sus cuarteles en la frontera esperando al ataque, el general Toxemias orgullosos de sus fuerzas piensa que hará flanquear a uno de los míos. Realmente que es un hombre pedante ¿sabías? Muchos de sus soldados estaban cansado de su largo viaje pero no decidió darles descanso eso hizo que su derrota fuera más fácil, pero no sencilla… ¿sabes por qué?... bueno no he de suponer que lo sabes… estás dormido –Suspire – tienen a unos elfos de sus lado, pero estos elfos son extraños… no son de elementos como nosotros, no sé ni siquiera el inicio de su existencia he buscado en distintos libros de la biblioteca imperial, en tu amplia biblioteca abastecida de todo tipos de libros que tanto te encantan leer… pero no encontré nada de ellos. Es como si los Kaldorel fueran sido creados de la noche a la mañana. Ni siquiera hay algo en el libro de los guardianes ¡En ese libro aparecen todos los elfos y criaturas de Sembraya! También sé que mañana por la mañana tengo que estar en líneas enemigas. Nos atacaran a primera hora de la mañana el plan ya está tramado después de todo es nuestro territorio y no dejaremos de resistirnos. Pero no sé si pueda dividirme en dos Kael, te jure que protegería a tu reino y eso are, pero el ataque a mi reino será por la mañana y el ataque al tuyo será por la tarde. . . sé que mi soldados estarán un poco en desventajas porque nuestro poder es más fuerte en la noche, y los tuyos también porque son más poderos de día, esos humanos no son tan idiotas como pensaban. Pero todos los soldados de tu reino están equipados con cristales de sol. . . para mantener un alto poder y los míos con cristales de luna. . . creí que tendríamos una ventaja con nuestra poderosa magia a favor. . . pero sabes… me equivoque… los Kaldorel roban magia. . . para ellos muchos de nuestros soldados no son más que un festín de magia del cual pueden alimentarse. . . es un poco tétrico que se atrevan a robar tan valiosa fuente de vida para todos nosotros. El sentir que te, roban la magia no es una de las mejores sensaciones. Entre tres de esos elfos intentaron robar mi magia pero colapsaron al querer tener más de lo que podían. . . sabes que en la noche soy muy poderoso. . . pero vaya que yo también casi colapso fue una imprudencia de mi parte no lo niego. . .pero sabes gracias a eso ganamos más de una batalla aunque aún no la guerra.
Seguí contándote de tantas cosas que pesaban en el lugar, soltando unos suspiros de cuando en cuando sabiendo que en ningún momento me responderías, sabía que los monjes me miraban no sabía si era con compasión pena o tristeza lo que había en sus ojos, al salir deje un beso en tu frente y me marche.
Los días en esta guerra no eran sencillos había muchas bajas, solté un suspiro un tanto estresado por ello, al parecer no se rendirían tan fácilmente como uno deseaba ¡No! Aunque uno le diera la oportunidad, porque su país no, nos interesaba en lo más mínimo ¿qué iba a interesarnos? Estaba casi a pleno desierto, solo había poco lugares de siembra, y desde la guerra que ocurrió allí en los principios de Sembraya se volvió tierra de nadie. Tenía tanta sangre de todas las especies que se batían en una solidad guerra por el dominio. Que se volvió desértica, árida y donde no podía nacer ni una flor, no por el intenso sol que había. . . si no toda la sangre que fue derramada en ella y los espíritus guerreros que no alcanzaron la paz y que todas las noches luchan nuevamente ¡¿Quién va a querer estar en esas tierras?! ¡¿Quién va a pensar en querer conquistar las tierras del inicio y el fin?! ¡¿Querer estar allí?! ¡Yo no regreso allí ni a patadas! Ese lugar te hiela los huesos hasta la medula los gritos, los empujones, ser arañado por algo que ni siquiera puedes papal, sentirse ser atravesado por una espada cuando no hay nada. Te entra una desesperación tan abrumadora un desasosiego y apatía que muchos se suicidan en ese lugar.
Pero ellos decidieron quedarse en ese lugar, hacer ese lugar su fortaleza. Porque ni el príncipe de los muertos estaba tan loco como para ir allí, en ese lugar influyen fuerzas inexplicables, una magia tan horripilante y negra. El olor a cadáveres descompuestos aun impregna el aire. Tal vez se le había metido un espíritu ancestral al desgraciado del rey y por eso pensaba que le queremos robar las tierras.
Cosas como estás no eran sencillas, menos pasajeras…de seguro durara su largo tiempo y se perderán más vidas en vano por un idiota. Al pasar las semanas, mi cuerpo se agotaba cada vez más y más. Camine nuevamente a aquel templo donde todos los monjes ya me conocían y entre a aquella sala donde yacías durmiente.
-Hoy descubrí una traición –Pronuncie sentándome a tu lado como siempre lo hacía lugar más seguro que este no podía haber –Y como guardián voy a hacer lo que es mi deber, si lo hago está guerra acabara con mayor facilidad… temo, ¿sabes? No había sentido tanto temor en mi vida por lo que debo hacer… pero no te preocupes… te veré… nuevamente ya lo verás –Deje un beso en su frente y me marche sin más a encaminarme a lo que debía –
Continuara…