Despierto con la respiración agitada y la presión a mil por mil. Unas finas gotas de sudor recorren mi frente; así como los recuerdos de mi encuentro con esa bella enfermera. Una corriente de excitación recorre mi cuerpo obligándome a cerrar los ojos para controlarme.
Mi celular suena; distrayéndome de las sensaciones ya mencionadas. Tomó mi celular y sonrió al ver que era una foto de la enfermera; Camila.
La foto consistía en sus pechos; grandes, redondos y jugosos. Pude observar unos cuántos chupetones que le hice.
‘’Estoy pensando en ti, cariño. ¿Te apetece vernos hoy?’’
Verán, hace un mes que salí de ese horrible hospital y, desgraciadamente, no nos hemos podido ver desde entonces. A pesar de que por 3 meses (Mi estadía en el hospital) ella me cuido y me hizo sentir maravillas, ahora la necesito.
‘’No sabes cuánto he esperado éste momento; las mañanas despertando sola no me agradan. Te necesito, necesito tus caricias, necesito que me digas que todo estará bien, necesito que cuando tenga ganas de cortarme tú estés ahí para impedirlo, necesito tu amor, necesito que me folles’’
Sonreí mientras mandaba ese mensaje; me limpié una lágrima y me paré a bañarme.
-Hija, ¿Vas a desayunar?
Preguntó ‘mi mamá’ cuando baje a la cocina
-No, mamá
Fingí una sonrisa, tomé mi chaqueta de cuero negra y me preparé para ir a la escuela.
-¿Por qué no vas a desayunar?
Rodeé los ojos y volteé a verla
-Porque no quiero, ¿Vale? ¡Deja de joder!
-¡Soy tu madre y me respetas!
Estaba a punto de responderle pero sentí un dolor punzante en mi pecho.
-Aah
Me incliné hacia delante violentamente, mi mamá se acercó rápidamente a socorrerme.
-¿Estás bien?
‘Qué pregunta tan más estúpida’ Pensé.
Una corriente de dolor volvió a hacerse presente y cerré fuertemente los ojos.
Dejé que el dolor pasara solo; después de unos minutos me sentí mejor.
Abrí lentamente los ojos y me incorporé lentamente.
-Me voy a la escuela
Dije fríamente, tomé mi mochila del piso y salí rápidamente de esa espantosa casa.
Caminé unas cuantas cuadras hasta que un tipo en un coche empezó a molestarme.
-¡Lindura! ¿A dónde vas tan sola?
Decidí ignorarlo y seguir caminando. El tipo me siguió molestando por al menos dos cuadras más, hasta que con su coche bloqueo mi camino.
-Nadie ignora al gran Héctor, ¿Escuchaste, estúpida?
El tipo bajo y rodeo el coche hasta quedar enfrente mía.
-Eres una perra caliente, una perra con un buen culo, una perra que me follaré.
Instintivamente retrocedí, el tipo me miro de arriba abajo y se relamió los labios. ‘Héctor’ alzó sus brazos para tratar de tocarme. En un movimiento ágil lo empuje hacia atrás, aunque el tipo apenas retrocedió dos pasos.
-Ya verás, perra desgraciada.
Su expresión cambió de tranquila a enojada. Recé mentalmente a algo que, de sobra, sabía que no existía.
-¡Hey, maldito cerdo!
Ambos miramos dirección a una tipa chaparra.
-¡Déjala!
La tipa sacó un arma de la parte de atrás de su pantalón y le apuntó a Héctor. Él, en vez de correr, se empezó a reír.
-Ay, Amanda. Me gustaría ver que dispares
Héctor, de nueva cuenta, se dio la vuelta y trató de tocarme. Un disparo hizo que ambos volteáramos a ver a ‘’Amanda’’. Ella mantenía la pistola apuntando hacia arriba y miraba con odio a Héctor
-La próxima será para ti sino te largas
Héctor la miró con odio y subió a su auto mirándome
-Ya nos veremos
Temblé de miedo, el tipo se alejó haciendo sonar las llantas del vehículo. Me acerqué a la chica de nombre Amanda para agradecerle… Mi felicidad era grande al saber que ella es mi salvadora…O eso creí
-Gracias por salvarme
Amando frunció el ceño y se metió la pistola en su pantalón
-¿Qué te hace creer que te he salvado?
La miré dudosa unos segundos; sentí un golpe en la cabeza y todo se volvió borroso. Mis piernas perdieron fuerza y me vi obligada a caer al piso. Unas lágrimas salieron de mis entrecerrados ojos, alcé la mirada y miré los profundos ojos azules de Amanda
-No llores, querida- Se agachó y con sus dedos limpió mis lágrimas- No será tan malo
Cerré mis ojos poco a poco; la luz se convertía en oscuridad profunda, lo que veía era por partes. Recuerdo cómo me levantaban del piso dos hombres fornidos, cómo metían mi semi consiente cuerpo a un coche negro fúnebre. Recuerdo que el camino era tan largo que rápidamente, el día, se convirtió en noche. Todo el viaje Amanda me miraba; pendiente de todos mis movimientos. Cada vez que quería hablar ella me callaba. Aún no estaba consciente del todo; pero me di cuenta de que, de vez en cuando, ella veía mis profundas cortadas en los brazos y negaba con la cabeza.
No sé cómo ni cuándo, pero termine dormida. Cuando desperté estaba amarrada a unos tubos viejos del caño, no había nadie a mí alrededor.
-¡Ayuda!
Una puerta grande y oxidada se abrió unos segundos después de mi gritó de ayuda. Era Amanda y dos chicas totalmente desconocidas para mí.
-¡Miren quién despertó ya!
Amanda sonrió maliciosamente, prendió la luz dejándome observar su atuendo. Era un traje de cuero perfectamente ajustado a sus curvas; sus pechos sobresalían a la perfección y su trasero parecía moldeado por Venus.
-¿Te gusta lo que ves, niña?
Me dijo una chica alta que acompañaba a Amanda; la chica llevaba solamente una túnica transparente que me dejaba admirar su cuerpo sin ningún obstáculo.
-Tal vez necesitamos mostrarle cómo se hacen las cosas por aquí, Nadia.
Mencionó la otra chica que vestía lo mismo que ‘’Nadia’’, sólo que su túnica era azul.
La chica sonrió, se acercó a Amanda…. Y la besó pasionalmente.