Luego de las clases Dany salió disparado hacia el taller de atletismo, estaba entrenando para un campeonato de velocistas que se llevaría a cabo el fin de semana en el estadio principal de la capital. El ojiverde era el más rápido y por eso la entrenadora no le daba tregua, lo tenía en la pista todas las tardes después de clases. David hacia deporte pero no dentro del colegio, él prefería ejercitarse en casa o salir a correr el fin de semana. Después de clases decidió ir a la tienda más cercana para comprar unas botellas de agua y quizá tal vez unos sándwiches. Ya con la compra realizada fue al campus del colegio se sentó en las bancas y se puso a mirar al velocista. David siempre se quedaba para ver entrenar a Daniel, después de todo eran amigos y los amigos se acompañan en todo momento, “excepto para ir al baño, eso solo lo hacen las chicas, las chicas…”. David quería estar con una, experimentar cosas con una mujer, saber lo que era sentirse correspondido en el amor, que lo llenaran de esos absurdos regalos hechos con cartulinas de colores que las chicas solían darles a sus novios cuando cumplían meses de estar juntos, quería que lo llenaran de besos, caricias y por qué no, quería tener sexo. Santo cielo tenía 17 años y aún no había besado a una mujer bueno si solo a una…pero su madre no contaba.
Para cuando Daniel termino de entrenar sus piernas parecían de gelatinas, se sentó en el suelo y se dispuso a escuchar a esa horrible mujer que solo sabía gritar. Para cuando la entrenadora termino de ladras Dany tenía un nudo en la boca del estómago, se levantó con pereza se despidió tomo su bolso y se plantó delante David. El ojiazul levanto la vista hacia el pelinegro y noto que este estaba mirando un punto fijo en el horizonte. Llamo su atención ofreciéndole la botella de agua.
-Buen trabajo amigo, cada vez eres más rápido-
-ella no piensa lo mismo…me acaba de decir que estoy lejos de ser un buen competidor.- la sonrisa de medio lado de Dany le dio a entender que había otra cosa más molestándole además de que le digieran que corría lento. Habían dos cosas que a David no le gustaban, la primera era que su madre siempre le compraba pastel de piña para su cumpleaños pese que a él no le gustaba la piña y la segunda era ver triste a su amigo.
-Oye hombre de poca fe, Sabes, da lo mismo lo que ella diga, podrá ser entrenadora y todo, pero yo te he visto correr, he entrenado contigo y sé que eres muy rápido, así que no te desanimes- le regalo una sonrisa de esas que te animan en los peores momentos- le vas a patear el trasero a todos esos velocistas de cuarta, porque tú eres por lejos mejor que el-
-Gracias grandulón,-
Caminaron con destino a sus casas, Dany iba cansado pero con una sonrisa de bobo al recordar la cara de idiota que ponía David cuando intentaba animarlo. Se despidieron enfrente de la puerta del más alto con un apretón de manos y un abrazo de amigos.
David estaba solo de nuevo en casa, ya estaba acostumbrado a la soledad, su madre trabaja hasta tarde y solo llegaba a dormir a la casa, él no tenía padre y no necesitaba uno, era feliz con los escasos minutos de atención que le daba su madre al día. Subió a su habitación se recostó en la cama y casi de inmediato le venció en sueño, después de todo había sido un día un poco estresante.
Daniel, por su parte, llego directo a la habitación de su hermana la cual estaba haciendo tareas, tomo un libro de la repisa se acomodó en la cama y fingió leer tranquilamente. Su hermana se llamaba Claudia era una empollona a muerte, no paraba nunca de estudiar o leer, incluso el mismo Dany dudaba de que ella tuviera vida social.
-Que quieres- la voz arrastrada de Claudia lo saco de sus pensamientos. – ¿Cuantas veces te he dicho que o puedes entrar a mi cuarto?
-No lo sé…quizá un par de veces- el ojiverde se sentó en la cama con las piernas cruzadas- de todas formas solo quería pasar un tiempo de calidad con mi dulce y hermosa hermanita- la sonrisa burlesca en el rostro de Dany nadie la quitaba.
-Escucha, estoy estudiando para un examen nacional, ¿entiendes?- su hermano asintió como un niño pequeño, y claro que era pequeño, si él y Claudia se llevaban por cinco años.- Si me vas a pedir algo que sea rápido.
- No te quiero pedir nada más bien yo… – dudaba si decirle o no, le daba un poco de vergüenza preguntar ese tipo de cosas, pero todo era por el bien de su carrera profesional.- ¿crees que estoy gordo?
-Es una broma ¿verdad?- debía ser eso, Dany tenía un cuerpo espectacular, nada de grasa, definitivamente era una broma o estaba mal de la cabeza.
-Bueno veras… hoy la entrenadora me dijo que estaba muy lento para correr y era porque …bueno porque yo estaba un poco… subido de peso.-El menor se sonrojo un poco, parecía mujer preguntado ese tipo de tonterías.
-Estas delgado y punto, si te sientes con unos kilos de más pues come ensalada y asunto arreglado, ahora vete- Dany salió con pereza de la habitación, que estúpida idea era esa de preguntarle a su hermana, ella siempre decía las cosas que él no quería oír…además a él no le gustaban las ensaladas.
Con paso cansino de encamino a su cuarto en cuanto abrió la puerta se arrepintió. La habitación de Dany era un desastre. “Mañana limpiare…luego de desayunar lechuga” ese fue el último pensamiento de Daniel antes de caer rendido en las suaves sabanas de su cama.
David se encontraba frente al espejo de cuerpo completo de su cuarto, llevaba así aproximadamente una media hora tratando de que sus cabellos quedaran ordenados, finalmente aburrido de la situación los desordeno con su mano y se siguió mirando en el espejo, no estaba de ánimo para ir a clases por lo que luego de estar pasmado mirándose decidió llamar a Daniel y preguntarle si quería irse de pinta con él, después de todo el pelinegro nunca rechazaba una oportunidad para no ir a clases, aunque después tuviera que asistir en la tarde por sus entrenamientos.
Daniel despertó un poco asustado, había soñado toda la noche con lechugas que intentaban aplastarlo por lo que en el desayudo prefirió comer zanahorias. Subió a su cuarto y como prometió la noche anterior se puso a ordenar, o al menos eso intento. Ya arreglado y listo para ir a clases bajo las escaleras y salió de casa, estaba por gritar frente a la casa de David cuando su celular sonó de improviso.
A eso de las nueve de la mañana los dos se encontraban sentado en el pasto de una plaza cercana, no había ninguna persona a la vista todos debían estar en el trabajo o en clases después de todo solo era martes. Ambos se encontraban disfrutando del agradable sol que hacia esa mañana. David disfrutaba de aquella paz.
-Creo que deberíamos empezar ahora- hasta que Dany la interrumpió.
-Empezar ¿con que?-
-Pues ya sabes, con las clases para que aprendas a conquistar mujeres, ¿con que más va a ser?
-A si claro, pues bien soy todo oídos.- Se acomodó mejor en su puesto quedando frete a su amigo y le regalo una sonrisa para hacerle entender que ya podía comenzar.
-Pues bueno, primero que nada, como te dije ayer tienes que llenarla de cumplidos. -
-Ya pero con quien voy a practicar si no hay una chica.-
-¿Pues con quien más bobo?, ¿con el perro?, obvio que conmigo.-David encarno una ceja, decirle un cumplido a un hombre no estaba en sus planes, pero bueno ya que total era su amigo.
-Eres lindo-
-¿y?
-y ¿qué?, ya te dije un cumplido.
-Que poco tacto hombre, tienes que hacer sentir bien a las mujeres, no puedes simplemente llegar y decir “eres lindo”, fíjate en los detalles, se mas observador, fíjate si se cortó el cabello, o si se maquillo diferente, ve más allá de lo que se ve a simple vista-
-Pues bien genio, hazlo tú si crees que es tan fácil.-
-Pues claro que lo are y veras que soy mejor que tu- le saco la lengua de forma burlesca- David, hoy luces especial, no sé qué hiciste con tu cabello pero hoy te queda muy bien, te da un aire maravilloso- El ojiazul estaba rojo a mas no poder, Dany sí que tenía un don para los cumplidos…como había notado lo de su cabello.-Ey, grandulón…no me vas a decir nada.
-Bien tú ganas, eres bueno…
-jejeje claro que soy bueno, recuerda que soy tu maestro.
Se pasaron practicando un poco los cumplidos luego fueron a comer algo, David puso una cara de horror al ver que Dany solo pedía ensalada para comer y es que entre los dos quien más comía era Daniel. “quizá es por la competencia…tal vez quiere estar en forma”. Ya entrada la tarde a eso de las cinco comenzaron a caminar con rumbo al colegio, el ojiverde tenía entrenamiento en un par de minutos.
-Oye- David atrajo a atención del más bajo, este le miro sin dejar de caminar.
-¿Qué ocurre?
-¿Por qué ensalada?-
-¿Hablas enserio?, solo quizá comer un poco variado esta vez, siempre comemos hamburguesas o pizzas, quizá variar y por eso pedí la ensalada.
-Ya claro y yo soy tu padre y he decidido dejar de fumar-
-Me dijeron que estoy gordo y por eso corro lento- soltó sin más con los colores subiendo a su rostro.
-eey espera ¿qué?, no puedes hablar enserio, la persona que te dijo eso debe estar muy mal de la cabeza.-El ojiazul detuvo al menor y lo hizo girar quedando ambos de frente con los brazos de David en sus hombros
-Fue la entrenadora-
-Ya decía yo que estaba loca- ambos rieron un poco- escucha Daniel, tu peso es el ideal, tienes un cuerpo perfecto, que estés corriendo un poco más lento no quiere decir que estas gordo o un poco pasado de peso, quiere decir que estás cansado físicamente, esa bestia te tiene corriendo sin descanso todos los días. No debes preocuparte estas en buena forma, además si bajaras de peso quizá perderías tu encanto y tu lindo rostro se demacraría ¿no crees?- David miro por primera vez las mejillas de su compañero las cuales estaban rojas a mas no poder. ¿Acaso eso que le había Dicho David era un cumplido?, ¿cómo los que había estado practicando.?,
-Daniel corre rápido, incluso más rápido que yo – Soltó sin más cuando estuvo al lado de la entrenadora, Dany se encontraba calentando en la pista- Usted no debe dudar de su velocidad.
-Yo no dudo, ¿sabes?, quiero lo mejor para él, sé que parezco una tirana a veces pero es porque quiero que aprenda que no todo es color de rosa y que para lograr su objetivo hay que poner mucho empeño en ello.-La mujer madura mira a su joven discípulo correr de un lado hacia el otro sin detenerse-
-Quizá debería darle aunque sea un día libre-
-Claro, por quien me tomas, tendrá el viernes libre así el sábado estará con las pilas puestas.
-Gracias.- La mujer no respondió pero si sonrió un poco.
Luego de la práctica pasaron a comer algo y esta vez no había ensalada en el plato de Dany, David se sonrió así mismo, prefería que la cara del ojiverde estuviera manchada de mayonesa que de jugo de limón. Pagaron al vendedor y se marcharon a casa, tendrían que ponerse al día con los apuntes mañana.
Cuando David llego a casa sintió el delicioso aroma de la comida de su madre, entro con entusiasmo a la cocina, rara vez su mamá cocinaba y cuando lo hacia su comida era verdaderamente sabrosa. Al pasar el umbral de la puerta noto que ella no estaba sola, si no que había un hombre ayudando a cortar los vegetales.
-Oh cariño, que bueno que llegaste, este es Eduardo, Eduardo este es mi hijo, David- la madre los presento con una sonrisa encantadora en los labios y entonces lo supo, ese tipo era el novio de mamá.-
-Un gusto conocerte puedes llamarme Ed, tu madre me a hablado mucho de ti-
-El gusto es mío, pues de usted mi madre nunca me hablo- esa sería una cena muy tensa…
En cuanto Dany llego a su pieza se arrojó con ganas a la cama y estrujo su almohada aún no podía olvidar el cumplido de David hacia su persona, se había sentido tan bien cuando le dijo que su cuerpo era perfecto, definitivamente David ponía una cara de estúpido cuando intentaba animarlo…
-Princesa vegetal, dice mamá que bajes a cenar- la melodiosa vos de tu hermana lo saco de sus pensamientos
-Claudia ‘ ¡espera!
-que quieres-
-Es normal que cuando un hombre que es tu amigo te hace un cumplido los colores se te suban al rostro-
-Eres raro, ya baja a cenar-
Sip, definitivamente su hermana no era una buena consejera.