Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Keep Smiling por BellaBeauty

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

OneShot (porque al parecer un fanfic es demasiado para mí)

Pues nada, solo lean…

 

 

Y sonrían.

 

Notas del capitulo:

A veces… es más dura asumirla que padecerla.

La oxidada escalera de hierro era estrecha y se sentía demasiado empinada mientras Junhyung bajaba. La pesada puerta de hierro se abrió sin hacer ruido. Engrasaba a menudo los goznes para no despertar al chico con aquellos chirridos cuando iba a verlo. Lo recibió un aire gélido mezclado con el aroma dulzón de las flores marchitas. Palpó la pared en busca del interruptor y, segundos después, la bombilla de veinticinco watts iluminó la pequeña estancia con una luz crepuscular.


Cerró la puerta con cuidado y permaneció inmóvil un momento.


La habitación era grande, de unos diez metros de largo por cinco de ancho, y tenía pocos muebles, pero él parecía encontrarse a gusto allí.  Avanzó hasta el aparato de música y le dio PLAY. La voz profunda de Gerard Way inundó la estancia. No es que a Jun le hiciera mucha gracia, pero a él le encantaba el cantante, y siempre tenía en cuenta sus preferencias.


Puesto que lo mantenía escondido, al menos no debía faltarle de nada.


Como de costumbre, él no habló. No le decía una palabra, jamás respondía a sus preguntas, pero a Jun no le importaba.


Atravesó la habitación, directo a la cama angosta. Allí estaba, inmóvil y sereno, las manos unidas sobre el vientre y el cabello, negro como noche sin estrellas, desplegado alrededor de su pequeña cabeza, revelándose entre la palidez natural de su piel y las sábanas blancas. Junto a la cama estaban sus zapatos, sobre la mesilla, un ramo de hortensias azules marchitas en un jarrón de cristal.


—Hola, Yoseob —lo saludó en voz baja. El frío comenzaba a afectarle, casi haciéndole castañear, pero hiso como si no le importara.


Yoseob simplemente ignoraba el frio, así le gustaba. Así lo necesitaba.


Su mirada se dirigió a las fotos que le había colgado al lado de la cama. Quería pedirle si podía añadir una nueva, pero tendría que formular esa petición en el momento adecuado para no molestarlo. Se sentó con delicadeza en el borde de la cama, provocando que el colchón se hundiera bajo su peso, y contempló su rostro de cerca. Observó fascinado los finos rasgos del muchacho. No importaba cuantas veces Jun lo hubiera visto antes, su sencillez y delicadeza siempre lo cautivaban.


—Eres perfecto… —dijo sinceramente, y se acercó a besar sus labios. Los suaves labios pálidos se aplastaron ante la presión de los suyos—.Perfecto… perfecto… —murmuró sobre su boca.


Pasó su brazo para rodear sus costados y sostenerse con los codos, haciendo hincapié en no aplastarlo bajo su peso, mientras sus labios continuaron moviéndose contra los del joven.


Junhyung volteó a ver su rostro una vez más para admirar sus rasgos con paciencia. Tenía los ojos cerrados, y la boca entreabierta. Alargó el brazo y le acarició la mejilla. Con el tiempo, su piel había cobrado ese tono amarillento, era seca y correosa; y aunque su tez ya no era tan suave y rosada, su boca seguía siendo tan bonita como antes, cuando aún le hablaba y le sonreía.


Tocó los delicados labios con las yemas de sus dedos, encontrando la humedad que su saliva había dejado sobre ellos. Y lo volvió a besar. Sin recibir respuesta por su parte, como siempre.


Dejó caer la cabeza y hundió la nariz en la curva entre su hombro y cuello, aspiró fuertemente. Su olor era el mismo, dulce, cálido. Aspiró una vez más, esperando que el olor lo acompañase durante el día. Después de un rato se sentó al borde de cama, y por un instante creyó que él se había movido.


Pero no. Nunca se movía.


Estuvo un buen rato sentado simplemente mirándolo. El deseo de protegerlo nunca había sido tan fuerte.


—Debo irme —dijo al cabo de un rato, no sin pesar—. Tengo mucho que hacer.


Se puso de pie, tomó las flores marchitas del jarrón, las cambió por las nuevas que le había traído, y se aseguró de que la botella de agua de la mesilla estaba llena.


—Si necesitas algo, llámame, ¿eh?


A veces echaba de menos su risa, y eso lo entristecía. Por supuesto que sabía que estaba muerto; sin embargo, le resultaba más fácil hacer como si no lo supiera. En ningún momento había perdido la esperanza de volver a verlo sonreír.

Notas finales:

 Porque la muerte es así, es más difícil asumirla que padecerla.

 

No sé que estoy haciendo aquí publicando esta clase de cosas…

Pero esto debe tener una explicación… ¿razonable?

¡¿verdad?!

¡¿Blanca nieves debía morir?!

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).