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Belleza por pk2solitarios

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Notas del capitulo:

Corto, sin muchas correciones, pero debia subirlo... Veremos mas sobre la relacion de Tema, Sasuke y Karin. igualmente aparecen nuevos personajes.

Ay, la siguiente semana finalmente actualizare Egoismo. 

Bye

Belleza

Abismo

La mirada de ambos se encontró. Karin lo miraba fijamente realizando el conteo regresivo (10, 9, 8, 7, 6, 5,…)

Sasuke aun con los ojos abiertos de par en par, comenzaba con el acto involuntario de vomitar.

-cero…- Replico Karin mirando como Sasuke se ponía a vomitar. “Con mil demonios…” dijo Karin mentalmente mirando sus zapatos salpicados con vomito. Las ganas de seguir el acto de Sasuke la invadieron… el vómito es algo contagioso.

-¡Idiota!- Estallo Sasuke tratando de correr al baño sin mucho éxito. Karin suspiro y rápidamente alzo la toalla del suelo para cubrirse el cuerpo.

No era extraño que Sasuke vomitara cuando la veía desnuda. No era nada extraño. Pero quizás era momento de que superara ese trauma, aunque… supuso que ella tenía la culpa, jamás debió caminar por la casa desnuda con una simple toalla en la cabeza. Creyó estar sola, pensó que Sasuke no despertaría hasta las siete de la mañana, pero se equivocó. Eran las cinco de la mañana y el menor despertó y fue en busca de algo para tomar.    

Karin comenzó a vestirse en su habitación. Escuchaba atenta cada acto de Sasuke. Aun vomitaba. Agacho su mirada y vio sus pechos perfectamente formados. Su cintura de avispa, sus piernas firmes. Cualquier hombre moriría por verla, pero Sasuke…

Termino de vestirse y fue al baño a ver como se hallaba su pequeño hermano. La escena no fue para nada bonita. Sasuke no tenía nada en el estómago para vomitar, pero aun así no podía evitar las convulsiones del vomito. Rápidamente tomaba agua del grifo y la vomitaba. Trato de darle un par de palmaditas en la espalda, pero solo recibió una manotada de parte de Sasuke.

-Lo siento…- Dijo a duras penas Sasuke al voltear y ver la cara de Karin, esos ojos cristalinos luchando por no llorar.

Recordó como su primer instinto después de la muerte de sus padres era odiarla a muerte. Recordó todo el dolor. Pero no tuvo la fuerza suficiente para odiar a quien vio toda su vida como una hermana. Con los mese simplemente volvió a reestablecer la comunicación con Karin, aunque muy a su pesar las cosas jamás volvieron a ser como antes. El cuerpo de una mujer desnudo era algo… algo que nunca podría admitir, era una cúpula del tiempo que lo llevaba al momento de la muerte de su familia.

Cuando fue la última vez que toco a una mujer. Nunca, apenas si soportaba el tacto de karin y aun luchaba por no tenerle repulsión. Aunque el tacto con la mano de Sakura fue distinto, quizás por las circunstancias. Tocar aun persona por deberes sociales podía soportarlo, realizar un toque por deseos propios eso era diferente. En ese toque él era consciente de lo que tocaba. Podía sentir la dimensión, el calor… tantas cosas.  

Tocar a una mujer…

Se puso a analizar. Karin era un tema diferente. A ella podía tocarla con el tiempo era su hermana, el tema era ver su desnudes que acababa destruyéndolo.

Era definitivo, él era gay a morir. Siempre lo supo, pero jamás comprendió la razón. Era muy pequeño para comprender sus preferencias sexuales cuando sus padres murieron. Estuvo tan metido en la depresión y el rencor contra Karin que no noto el cambio. Solo cuando se enamoró de Naruto y sintió el peso de su traición y trato de amar a Tema pero comprendió que no lograba amarlo, pero tampoco dejaba de gustarle. Los hombres  no le eran indiferentes, pero las mujeres si… definitivamente era gay.

Tema se sentó sobre la silla central de aquel comedor de síes piezas. Al frente Ana. Comenzaba la cena. Al lado derecho de ambos una niña de 10 años.

-¿Cómo te fue en el colegio?-Pregunto Tema a la pequeña de nombre Amanda. Ella elevo la cabeza para ver a su padre y dedicarle una sonrisa.

-Creo que perderás la apuesta… Tendrás que cumplir la penitencia- Tema le devolvió la sonrisa. Acordaron con su hija que de ser una de las cinco mejores alumnas de la escuela, le compraría una laptop. La niña emocionada por tener su primer computador dio todo de sí, para ser una de las mejores del colegio y lo estaba logrando.

-No es bueno que la estimules con premios. Ella debe aprender que sea cual sea la paga uno debe dar su mejor esfuerzo- Intervino Ana. Tanto Tema como Amanda la miraron molestos.

-¿Qué caso tiene dar el mejor esfuerzo si no hay recompensa?-Cuestiono Amanda.

-Hija mía en esta vida no siempre hay recompensas… Es mejor que lo sepas de una vez- Ana miro a su marido- aun así uno debe dar el mejor esfuerzo por lo que ama.

Amanda miro a sus padres, no entendía.

-No digas eso. Ese jamás será el caso de Amanda. A ella todos la amaran- Ana miro con reproche a su marido. Quiso decir algo, pero decidió callar. Debía dar su mejor esfuerzo por su hija. Su hija jamás debía saber o agobiarse por la situación marital de sus padres.

Ana miro los platos sucios sobre el lavaplatos. Lentamente el agua los cubría. Suspiro. Era tan cansado llevar una farsa. Saber que tu marido te es infiel y tener que aceptarlo porque simplemente aun lo amas, porque simplemente tienes una hija con él y deseas darle una familia. Mantener silencio era tan frustrante… se sentía envejecer décadas en un solo día.    

Sus recuerdos recayeron al día que se enteró de la traición de su marido. El día que le reclamo y este simplemente dijo:

“Tendrás que aceptarlo o simplemente pide el divorcio, pero yo me quedo con Amanda”

Creyó ridícula su amenaza, pero cuando pregunto a su hija con quien deseaba estar… Ella repuso que son su padre.

Como le dolió el corazón y el alma… Su hija quería demasiado a su padre. A ese padre perfecto.

“De que te quejas. No tienes nada que perder. Todo seguirá igual, jamás te faltara el dinero, hasta tienes mi permiso de traicionarme, pero eso si… Amanda jamás debe saberlo. Mi hija jamás sufrirá.”

Como termino aceptando ese tonto acuerdo… simplemente era un tonta que aun amaba al hombre con el que alguna vez prometió pasar la eternidad como su amiga, esposa y amante.

Tomo el cuchillo entre sus manos y simplemente lo clavo con furia sobre el plato que ocupo Tema.

Su respiración era algo agitada, pero se controló al cabo de unos segundos.

-¿Ocurre algo?-Pregunto Tema que fue atraído por el ruido del plato que se rompió.

-Nada…- Susurro Ana, con expresión seria. Tema al ver el plato roto, supuso que su esposa estaba de mal humor por romper el plato. Así que simplemente salió de la cocina y tomo su portafolio para luego retirarse.

Sola en casa. Termino de realizar los quehaceres y se sentó en el sofá… La televisión no llamaba su atención, el internet no le gustaba. La música… no podía disfrutarla. Su mente solo podía oír: Estúpida…

Era su conciencia. La que reclamaba a gritos que buscara justicia. La que no podía seguir aguantando la situación actual. Pero su razón la dejaba en estado inerte. Como adormilada. Miro su anillo y recordó la voz del cura: Hasta que la muerte los separe…

Matar a Tema era una idea tentadora, pero la imagen de dolor de su hija apagaba todo deseo asesino.

-¿Qué estamos haciendo mal… Ana…? ¿Qué estamos haciendo mal…?- se preguntó como siempre y como siempre no encontró respuesta alguna a su situación.  

Solo vio su reflejo en el televisor. Era una mujer de 26 años, sus cabellos negros y ojos color miel, al igual que su delgado cuerpo no eran suficientes, aparentaba superar los 30. Tan cansada, tan flácida… esta situación estaba acabando con ella.

Recordó como conoció a Tema, como a sus 16 quedo embarazada de su hija. Y como con el pasar de los años su vida perdió toda la esperanza con al que se casó.

Sasuke se dormía plácidamente sobre el hombro de Tema. Al fin podía conciliar el sueño. Su cuerpo aun seguía adolorido por la intensa mañana de vómitos. Tema lo consolaba hasta lograr que se durmiera. Miro su reloj y este marcaba diez de la noche. Pudo sentir su celular vibrar. Era su hija que preguntaba: ¿Dónde estás?

Tema rápidamente contesto un simple “Trabajando… llegare tarde. Lo siento. Te lo compensare”

Sasuke abrió sus ojos por el leve movimiento del brazo de Tema, le miro escribiendo un mensaje de texto. Supuso que era su hija. No era secreto para nadie la situación, solo el nombre de los delincuentes.

-¿Tu hija?-Pregunto Sasuke sintiéndose algo culpable.

-Sí, es una niña increíble, pero algo caprichosa.

-Tema…

-No-Repuso Tema con algo de enfado. Para luego tomar por los brazos a Sasuke y ponerse encima- Ni se te ocurra.- concluyo besándole apasionadamente. Jamás permitía que discutieran de ese tema. Las cosas eran claras. Sasuke era Sasuke. Su familia era su familia. Jamás unía esos temas. Jamás discutía con Sasuke sobre su vida matrimonial y jamás con Ana sobre su amante. Era una regla de oro. Ambos conocían la verdad y ambos la aceptaron. No tenían derecho a retroceder.

La noche fue apasionada. Con cada beso y caricia Tema procuro que Sasuke olvidara cada uno de sus problemas. Mientras que él a su vez se satisfacía.

Sasuke cerró sus ojos. Tenía razón. Él sabía que tema pertenecía a una mujer, pero aun así lo acepto. Acaso tenía más opciones. Era gordo en ese tiempo, no tenía confianza y Tema, Tema lo ayudo tanto…

Naruto solo permanecía en la esquina de la habitación en espera de que Sakura despertara. Sus padres enterados de la situación pusieron el grito al cielo y que decir del castigo que le dieron:

“Si tienes edad para tener hijos, tienes edad para ser hombre”

Eran unas palabras muy confusas. Pero comprendía bien el significado. Ser hombre era ser un adulto responsable e independiente. Supuso que dese ahora su vida cambiaria y tendría que trabajar como esclavo para darle una vida decente a su nueva familia.

-Naruto…- susurro Sakura. Naruto la contemplo y dedico una sonrisa forzada. Podía aceptar sus responsabilidades como padre de familia, pero la idea de renunciar a Sasuke… Eso era un gran problema. No deseaba hacerlo.

Simplemente todos se hallaban en un abismo de encrucijadas. No sabían qué hacer con sus vidas y todo lo que hacían les parecía tan malo, tan… confuso, tan errado y forzado. Sin escape alguno… solo el tiempo les diría si sus decisiones fueron acertadas o no.  

 


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