Recuerdo…
Aquella cálida mañana de verano, cuando vi por primera vez mi nuevo vecindario y las casas de los que serían mis futuros vecinos a través de la ventanilla del auto.
- Mira cielo, esa será tu nueva escuela ¡No se ve tan mal! -dijo mi madre alegremente mientras conducía, yo solo mire de reojo el edificio por el que recién habíamos pasado he hice una mueca de desagrado con mi lengua a lo que ella noto por el retrovisor.- Vamos amor, no es tan malo…
- No me gusta como se ve…
- Lo siento Ben, pero es necesario por el trabajo. Míralo como un nuevo cambio de aires ¿No querías eso? Podrías hacer nuevos amigos…
- Si no tenía amigos en nuestro viejo vecindario, ahora me molestaran aquí por ser el nuevo…
- Vamos compórtate, no seas pesimista. Mira, ahí hay muchísimos niños, por lo menos con uno te vas a llevar bien
Voltee hacia la ventanilla para poder ver de nuevo afuera y era verdad, había varios niños parados en la cera que ahora observaban con extrañez y curiosidad el auto donde veníamos nosotros. Entre ellos pude divisar a uno de cabello rojizo que traía un parche en su ojo derecho y una pequeña espada de madera, al parecer era el único que no miraba el auto hasta que volteo repentinamente y chocamos miradas, yo solo me hundí en el asiento avergonzado y tratando de ocultarme.
Nunca imagine que todo esto cambiaria mi vida drásticamente…
Recuerdo…
El primer día que asistí a mi nueva escuela, no era tan mala como había pensado… Tuve que abrir la boca.
La campana había sonado indicando que era la hora del receso, salí de mi aula para dirigirme hacia la cafetería para poder comprar algo de almuerzo, hasta que tres tontos de sexto grado me rodearon. Se me hacía muy bonito todo esto para ser verdad, y es natural que abusen de mí, siendo de cuarto grado además de que ya era costumbre.
- Miren chicos, tenemos un nuevo conejito al cual molestar -dijo el más grande y robusto de los tres que a mi parecer era el líder.- ¡Dame tu dinero fracasado!
¡No! Ya estoy harto de que siempre abusen de mí solo por ser el nuevo, mi madre tiene razón ¡Debo empezar desde cero!
- ¡N-No quiero! -debo admitirlo, tenía miedo de que ese mastodonte y sus amigos me tiraran a un bote de basura o algo por el estilo, pero los cambios requieren valor.-
- ¡Oh miren puede hablar! -dijo burlonamente el enano que estaba a mi derecha.-
- ¡Escucha, tenemos hambre así que danos tu dinero bobo! -me amenazo el larguirucho de la izquierda.-
- ¡O-Oblígame!
Al parecer había rompido con la paciencia del gordo, ya que me había agarrado del cuello de mi camisa y me sacudió haciendo que el poco dinero que traía encima cayera al suelo, mientras sus amigos lo recogían desesperadamente como si de perros hambrientos se trataran. Entonces aprovechando la situación, ese mastodonte abrió la puerta de uno de los casilleros lanzándome adentro y encerrándome. Genial, y todo por hacerme el valiente…
- ¡Sáquenme de aquí por favor! -grite mientras golpeaba el estrecho lugar.-
- ¿Cuánto traía?
- ¿¡Qué!? ¿¡Solo dos dólares!?
- ¡Eso es basura!
Empezamos bien Ben, bien hecho…
- ¡Oigan par de soquetes! ¿Qué creen que están haciendo?
- ¡¿M-Max!?
- <<¿Max?...>> -trate de asomarme por las pequeñas rejillas del casillero para ver lo que pasaba, pero solo pude limitarme a escuchar.-
Al parecer esos tres se oían muy asustados ante ese tal Max, pude escuchar como este les ordenaba que le dieran mi dinero y que se fueran. Después escuche silencio y como unos pasos se aproximaban hacia mí, un minuto después la puerta del casillero estaba abierta dejándome ver a… ¿¡Al chico pelirrojo de mi vecindario!?
- ¿Estas bien? -me pregunto algo preocupado mientras me sonreía levemente y me ayudaba a salir del lugar. Yo solo asentí contestando a su pregunta mientras miraba el suelo- No te preocupes, esos tontos de sexto grado no volverán a molestarte, se creen los reyes solo por ser grados superiores a nosotros. ¿Tú eres el niño que llego ayer al vecindario no? Soy Max, vivo al lado tu…yo -en ese instante dejo de hablarme y ladeo un poco la cabeza confundido.- ¿Qué tienes? ¿No hablas?
- …
- Oye, yo no muerdo… Por lo que veo eres tímido, empecemos de nuevo. Soy Max ¿Quién eres tú? -me pregunto mientras sonreía de oreja a oreja esperando una respuesta.-
- B-Benjamin… -susurre.-
- ¿Qué? ¡No te oigooo~! -dijo alegremente mientras hacia un ademan con su mano.-
- ¡Mi nombre es Benjamin!
- ¡Muy bien Ben! Toma -me extendió la mano con el dinero de mi almuerzo en ella.- Debes estar hambriento, además deberías apresurarte si quieres jugar con tus amigos antes de que toquen la campana…
- Y-Yo no… Tengo amigos…
- Oh…¡Entonces yo seré tu amigo vamos!
- ¿¡Eh!?
Y entonces agarraste mi mano y me llevaste arrastrando por los pasillos mientras la felicidad brotaba de ti. Y ahora que te veía mejor, pude distinguir que tenías de 10 a 11 años, probablemente de quinto grado. Que tenías un bonito color de ojos miel pero uno estaba tapado por un parche medicinal.
No sabía el porque pero en cuanto tu mano hizo contacto con la mía, pude sentir el calor en mi cara y como mi corazón sonaba como un tambor en mis internos. Quizás solo fue la emoción de que por fin había conseguido lo llamado “amistad”.
O quizás fue otra cosa…
Recuerdo…
Cuando me sacaste a jalones de mi casa para presentarme a tus amigos, que pronto también se convertirían en los míos.
- ¡Por fin llegas Max! ¿¡Donde rayos estabas!? -grito un niño pelicafe de ojos azules de unos 10 años llamando la atención de los demás niños a su alrededor.-
-¡Lo siento! No encontraba mi disfraz de pirata -contestaste mientras sonreías nervioso y yo solo me ocultaba detrás de ti.- Además alguien se negaba a acompañarme
- O-Oye ¿Y él quién es?... -pregunto señalándome tímidamente un chico rubio de ojos verdes que se veía de la misma edad que el pelicafe.-
- ¡Se llama Ben, es el niño que llego hace poco! Vamos, ¿Qué no piensas saludar? -me miraste algo burlón mientras te quitabas dejándome a la vista pero sin soltar mi mano, la cual habías tomado desde que tocaste el timbre de mi casa.-
- H-Hola…
- Tu siempre haciendo amigos Max… Que envidia… -dijo una niña rubia de ojos azules de unos 8 años en un tono deprimente mientras comía un sándwich.-
- Y dime, ¿Cómo conociste a Max? -me pregunto el ojiazul.-
- Y-Yo…
- ¡Es que esos tontos de sexto grado le quitaron su dinero y lo encerraron en los casilleros ayer!
- Esos idiotas, siempre molestando a los nuevos… Pareces buen chico. Me llamo Freddy -sonrió el pelicafe mientras se me acercaba.-
- Yo soy Charlotte… ¡M- Mucho gusto Ben! -dijo la niña nerviosa.-
- F- Frederick…
- ¡Bueno, ahora eres parte del grupo de Freddy! -rio Freddy mientras me abrazaba por el hombro.-
- ¡Oye! ¿Quién dijo que eras el líder? -dijo Max mientras fruncía el ceño.-
- Que seas de quinto grado y nosotros de cuarto no significa que tú serás el líder, además yo fui quien inicio este grupo
- ¡Rayos! -Max solo se cruzó de brazos mientras nosotros reíamos.- ¡No se rían!
Esa había sido la mejor tarde de mi vida, había conseguido nuevos amigos con los que podría jugar a diario.
Me entere de que ellos eran niños de diferentes grados que eran molestados a diario en la escuela. Freddy y Frederick eran de cuarto grado al igual que yo, ambos eran ignorados, Freddy porque según los demás es muy molesto y Frederick por… Raro. Charlotte era de tercer grado, donde las demás niñas la molestaban porque casi siempre se la pasaba comiendo, le decían que algún día estaría gorda como una ballena. Y Max era de quinto grado, solo me dijo que anteriormente todos se burlaban de él. Me pregunto que habrá hecho ya que a lo que veo, hasta los de sexto grado le temen y la mayoría de las niñas de mi salón gustan de él ya que siempre se la pasan siguiéndolo. Eso me molesta…
Espera…
¿Qué dije?
¿Por qué me molesta eso?
Desde que conocí a Max me he estado sintiendo raro, sobretodo cuando estoy muy cerca de él. Como cuando me caí ese mismo día y me lastime el tobillo, me cargo en su espalda y me llevo hasta su casa para que su madre me ayudara ya que la mía estaba en el trabajo. Por lo cual me dejo en mi casa al anochecer y no se marchó hasta que mi madre llegara, ya que no quería que estuviera solo…
Tranquilízate Ben, solo estas nervioso con todo esto de los nuevos amigos… Estarás bien.
Recuerdo…
Cuando estuve junto a ti todo el día y donde descubrí mis verdaderos sentimientos.
Llegaste temprano a mi casa, tan temprano que ni siquiera mi mamá se había ido a trabajar aun.
- ¿Quién será tan temprano? -pregunto mi madre confundida mientras se levantaba del comedor dejando su desayuno a un lado.- ¡Voy!... Buenos días, ¿Qué se te ofrece jovencito?
- Buenos días señora, ¿Se encuentra Ben en casa?
- ¡Oh!… Claro, pasa
- Gracias… -dijo Max sonriendo mientras entraba y mi madre cerraba la puerta detrás de él.-
- ¡Ben! ¡Te buscan!
Me asome confundido hacia el corredor para quedarme atónito al ver como corrías hacia mí con un brillo especial en tus ojos. Ese brillo que solo aparecía cada vez que me mirabas.
- ¡¡Ben!! ¡Hola!
- ¿M-Max? ¿Q-Qué haces aquí?
- Bueno… Mis padres se fueron por todo el día y estaba solo, ¡Así que quise venir a jugar un rato contigo!
- Espera ¿Tú eras el niño de ayer no?, ¿Así que eres amigo de Ben? -le pregunto mi madre a Max con gran ilusión.-
- Sí. ¡Oh lo siento! Soy Max, mi familia y yo vivimos al lado
- Mucho gusto Max… ¡Santo dios, miren la hora! Ben, tengo que irme al trabajo, pórtate bien, te amo. -mi mamá agarro rápidamente su bolso y me beso la frente para dirigirse a la puerta de nuevo.- Max, puedes quedarte el tiempo que quieras ¡Diviértanse!
Ambos nos despedimos de mi madre para que después rápidamente Max volviera a poner su atención en mí.
- Lo siento por haber venido mientras desayunaban…
- No importa, igual no tenía mucha hambre… Entonces, ¿Jugamos ya?
- ¡Claro!
Y así paso el día; entre risas, bromas y juegos por doquier en toda mi casa. Me sentí nervioso, no lo voy a negar, ya que era la 1ra vez que tenía a alguien casi de mi edad en mi casa pero también me sentí muy bien junto con Max. Se puede decir que mi vida “mejoro” gracias a él pero también empecé a aflorar un nuevo sentimiento que no era exactamente amistad. Ya que si comparaba a Freddy, el cual se había convertido en mi mejor amigo, con Max… No es lo mismo. Cada vez que lo veo me pongo nervioso, cuando estoy con él puedo sentir los sonrojos intensos en mi cara, y cuando me sonríe… Mi corazón se vuelve loco.
¡No puede ser! ¡Estoy enamorado de un chico! ¡De Max! ¡Mi vecino! Ha lo que has llegado Benjamin…
¿Ahora qué hago? ¿Debería decírselo? ¡No! ¿Y qué tal si me rechaza? ¡Nuestra amistad se perdería! Y no quiero eso, pero tampoco quiero guardarme todo esto…
- Oye Ben ¿Te encuentras bien?
- ¿Eh? ¡Ah si! -sonreí nervioso.-
- Uhmmm…
- …¿Puedo preguntarte algo?
- ¿Qué pasa?
- ¿Qué le paso a tu ojo?
- … Fue en 3er grado, solían molestarme a diario con bromas pesadas. En una de esas “bromas” me encajaron un lápiz y pues…
- Oh… -solté con bastante preocupación.-
- Desde ese día me convertí en “brabucón”, pero solo golpeo a los que maltratan a los demás…
- ¿Por eso me salvaste?
- Sip, bueno, aparte quería ser tu amigo también –sonreíste levemente.- Bueno, ¿Quieres jugar a los piratas?
- Ehm… Claro. ¡Espera! ¿No acabamos de jugar a eso? -arquee una ceja,-
- Si pero ahora es diferente. Yo soy el capitán y tu mi tripulación ¡Así que tienes que hacer todo lo que yo diga! -sonreíste mientras te ponías un sombrero de pirata que estaba en mi cama,-
- Muy bien
- Quiero que me traigas…¡Un tesoro!
- ¡A sus órdenes mi capitán!
Empecé a buscar entre mi desordenada habitación ¿Qué podría ser un tesoro? ¡Lo tengo!
Fui a uno de los estantes y agarre un frasco con algunos de mis ahorros en el, corrí hacia Max pero con todos mis juguetes en el suelo resbale haciendo que cayera encima de él. Y a decir verdad, lo que recién había descubierto (mis sentimientos) y nuestra distancia no era una buena combinación.
- ¡¡L-Lo siento mucho!! -dije muy apenado con un probablemente sonrojo.-
- E-Esta bien… -me dijo con sus ojos bastante abiertos y con un ligero rubor en sus mejillas.-
Estuvimos así por unos minutos, mirándonos fijamente y sin movernos. Era muy incómodo… Pero me gustaba, es más, si pudiera me acercaría más hasta chocar con esos labios. No puedo más, tengo que decírselo.
- Max yo… S-Sé que no es el mejor momento pero tengo que decirte algo…
- ¿D-Dime…?
- Yo… Creo que tú, m-me gustas
Se quedó en silencio, su mirada seria penetrando mis ojos. Lo sabía, se acabó. Cerré mis ojos esperando un empujón o un golpe pero en vez de eso sentí un abrazo.
- ¿Ya te estabas tardando no crees?
- ¿Eh…?
- Tu también me gustas Ben, y mucho… Desde que te vi llegar no pude evitar considerarte lindo, cuando te molestaron sentí que debía protegerte, cuando vi tu cálido corazón… Quise estar contigo siempre
Estaba tan emocionado y feliz que no pude evitar devolverle el abrazo con fuerza. Quería a Max ¡Lo quería! No solo por haber sido el 1ro en hablarme, sino que también había aceptado mis sentimientos.
- ¿Entonces somos como… p-pareja? –pregunte tímido.-
- Si, si tú quieres…
- ¡C-Claro que quiero!
- ¡Entonces de ahora en adelante siempre te querré, protegeré y estaré contigo! -dijiste con gran alegría mientras te separabas un poco y besabas mi mejilla.-
- Te quiero Maxy…
- ¿Uh?
- Ehhh… ¿Puedo llamarte así?
- Llámame como tú quieras -volviste a sonreír.-
- Bien… Te quiero Maxy
- Y yo a ti… Al final si me trajiste un tesoro -reíste mientras revolvías mi cabello.-
- C-Cállate
Ambos empezamos a reír hasta que oímos el timbre sonar, bajamos las escaleras y al abrir vimos a Frederick con dos tarjetas en su mano.
- H-Hola chicos…
- ¡Hola Frederick! ¿Qué pasa? –pregunte alegre.-
- V-Vine a traerles esto… -nos extendió las tarjetas que más bien eran invitaciones.-
- “Estas invitado al cumpleaños de Frederick en Freddy Fazbear´s Pizza” -leyó en voz alta Max.- ¿¡Freddy Fazbear´s Pizza!? -pregunto emocionado.-
- ¡Sí! ¿Van a ir?
- ¡Claro que iremos! -conteste igual de emocionado.-
- ¡Q-Que bien! -sonrió Frederick.- Por cierto Max, t-tu mamá me dijo que ya debías regresar a casa…
- Oh, gracias por avisarme
- N-No hay problema, ¡L-Los veo mañana!
Frederick se despidió y se fue dejándonos a Max y a mí en la puerta. Yo lo mire y él me dijo.
- Tengo que irme ¿Paso por ti mañana?
- S-Sí… -sonreí.-
- Bien, buenas noches Ben y… Te quiero -beso de nuevo mi mejilla mientras veía como corría a la entrada de su casa, alzo su mano y entro a la vivienda. Yo solo toque la zona recién besada para después entrar a mi hogar también.-
Subí a mi habitación para ordenarla antes de que mi mamá llegara. Vi el sombrero de capitán de Max en el suelo, lo tome entre mis manos y con un rubor dije:
- Yo también te quiero…