Me quede inerte en la habitación. Estaba muy sorprendido y, un poco desilusionado, pues, creía que Sasuke me había recordado, que al menos me hubiese reconocido. Pero, ahora me doy cuenta que yo no signifique nada, era sólo un conocido para él, pero ya en este momento ni me tomaba como un conocido, sino, como alguien que acaba de ver. ¿Por qué me había olvidado? yo no lo hice, aún recordaba claramente cómo él me consolaba, cómo yo iba llorando a sus brazos porque mi cuidador me golpeaba o insultaba por no tener padres, por hacer creer que era un estorbo, pero Sasuke, el decía todo lo contrario. Era tan bueno, tan alegre, tan listo. Él decía que me necesitaba, que yo era su amigo, su único amigo, al igual que el mío.
Pero esto era la realidad, ya no era ese niño ingenuo que se creía todo lo que dijera. Incluso yo sabía que era un fastidioso a veces. Cerré los ojos y solté un largo suspiro. Me senté de un salto en mi cama, pues, aún lo seguía siendo si no me cambiaban de habitación. Pero lo más seguro era que yo me quedara, puesto que mi cuidador al querer inscribirme a este internado, le dijeron que todos los lugares estaban llenos, pago bastante dinero para que yo apareciese en las listas. Esta era la única habitación libre en la cual yo pudiese estar, ese tonto tendría que aguantarse, tenía que recordarme, yo lo haría reconocerme.
Me levanté decidido. Yo soy Naruto Uzumaki, no había ya obstáculos para mí, pues, el único que tenía era mi cuidador, que ahora se encantaba a kilómetros de mi posición. Esa sonrisa característica que siempre le mostraba a Sasuke, volvió aparecer en mi rostro, volvía a sonreír sinceramente. Mi vista viajo hasta mis maletas, según este día era para poder arreglar todas nuestras cosas y poder acoplarnos al internado. Pero yo no tenía ganas de hacer eso, así que sólo salí de la habitación, era un vago y lo admitía.
Nada había cambiado desde hace minutos, pues, todavía varios chicos estaban afuera de las recamaras con maletas. Mis dos brazos se posicionaron detrás de mi nuca y observaba con atención cada uno de los chicos. Sasuke no estaba entre ellos, al parecer hablaba en serio con ir a la dirección.
Una de las reglas era no correr por los pasillos, ¿Pero ha quien engañaba? no era de los que seguía las reglas. Comencé a correr, quería encontrar un lugar y pasarla descansando, además de que quería encontrar a Sasuke y echarle todo en cara, pues, no era de esos que hacían cualquier cosa para que alguien la recordarse, yo iba directo al grano, no perdería mi tiempo para que sus recuerdos le llegasen, se los diré de golpe.
—Auch—. Me queje cuando me caí de bruces en el suelo. Ahora sabía porque algunos no les gustaba correr por los pasillos cuando había gente vagando por ellos. Abrí mis ojos y contemple en el suelo a un chico de rojizo cabello. Cuando él abrió sus ojos, vi unas orbes color aguamarina, él al igual que yo, nos sobábamos nuestros traseros y frentes, al parecer chocamos muy fuerte—Lo siento— me disculpé mientras me paraba y ayudaba al chico, era de mi misma estatura.
—No hay problema, yo también estaba distraído—. Este sí que es raro. Me quede viéndolo por un momento, sin dejar de sobarme el culo. Sí que me dolía.
—Emm… ¡Mi nombre es Naruto Uzumaki. Un gusto!—, dije mientras extendía mi mano y el la tomaba. Trague grueso, pues, aún como yo me portaba de extrovertido y alegre, él ni se inmutaba en lo absoluto—soy nuevo, al parecer tu no—. Dije soltado su mano. Cuando lo había visto ya detalladamente, vi que tenía el uniforme puesto y no cómo yo o los nuevos que llegaban.
—Sí, un gusto—. Su voz era tan neutral que me dio un escalofrió—Mi nombre es Sabaku no Garra. Y no, no soy nuevo, llevo desde los cuatro años aquí.
Esto sí que me llego cómo un balde de agua fría. ¿Desde los cuatro años? ¿Qué sus padres no les da remordimiento? debe ser algo triste.
—Entonces… ¡debes conocer mucho este lugar! ¿Podrías enseñarme bien todo este sitio? no te causaré problemas, de veras—. Sonreí abiertamente mientras me rascaba la nuca. El me vio de pies a cabeza, sin mover ningún musculo.
—Está bien, no tengo nada qué hacer—. Contestó Gaara. Yo le sonreí y él arrugó el entrecejo. Se dio la media vuelta y comenzó a caminar en la dirección en la que yo iba. Era muy callado, su expresión muy serena y neutral, como si nunca fuese inmutada por algún acto. Era un poco escalofriante pero sentía que podríamos tener una buena relación de amigos. Si es que él quiere, pues, su expresión da a dudar.
Caminamos durante unos cuatro minutos, hasta que llegamos a un patio amplio donde había varios alumnos que tenían tiempo aquí, pues, tenían sus uniformes puestos y platicaban ente ellos amenamente. Mi vista estuvo divagando hasta que chocó en una persona en especial que estaba en un grupo de chicos, al parecer se veía que eran los populares, pero en este instante, eso me tenía sin cuidado, ya que ese tonto de Sasuke es el quién me interesaba más.
quería ir decirle todo lo que mi mente demandaba, quería decirle cuánto lo odio por abandonarme cuando más lo necesite, quería que él supiera…, cuanto le había extrañado, cuanto me estuve diciendo mentalmente que no volvería a verle.
— ¿Qué te pasa?—. Escuché enseguida la interrogante de Gaara. Cuando lo vi a la cara, observé que en su rostro expresaba lo confundido. Creo que era bastante obvio a quién iba dirigida mi mirada, a ese tonto azabache de expresión fría que estaba cruzado de brazos al otro extremo del patio. Le observe, sin apartar la mirada en ese tonto— ¿Qué le vez a Sasuke?.
— ¿He? ¿Lo conoces?—Pregunté confundido, dejando de mirar al tonto y observar al pelirrojo.
—Claro que lo conozco, él es uno de los estudiantes con mayor habilidad en todas las materias que se le son asignadas; es uno de los más destacados en todas las clases. Además, de ser uno de los más codiciados en varios sentidos—. Con lo que Gaara dijo, me quede sorprendido. sabía que Sasuke era muy bueno en el estudio, él le gustaba, pero nunca creí que se esforzara tanto para que un chico como Gaara hablara bien de él, aunque no tanto, ya que se notaba un poco de desprecio en sus palabras, eso me intrigo—¿Tú lo conoces a él?
—Emm…, algo así—. Contesté no muy convencido, pues, yo conocía a Sasuke cuando era un niño de diez años. Pero, ahora ya no era el mismo, no podía decir que lo conocía cuando en este momento, ese Sasuke que estaba ahí, era simplemente un desconocido. Gaara se quedo pensativo unos momentos, pero después su expresión volvió a una neutral, dejando de lado el tema y restándole importancia al asunto. Para haberlo conocido hace apenas unos minutos, me comenzaba a caer bien, pues, mi expresión daba a entender que no quería hablar respecto a ese tonto. Pero tenía que ir, quería ir y ahora. Estaba decidido, quería saber por qué se había olvidado de mí.