Sungkyu se despertó como cada día, con una canción de Madonna retumbando a través de las paredes de todo su piso. Pero esta vez, algo era distinto; esta vez se despertó junto al cuerpo de otra persona que dormía profundamente.
Sonrió al ver a su amiga toda despeinada, con una pierna colgando destapada por fuera de la cama y un brazo sobre el pecho de Sungkyu.
Él, la aparó con cuidado de no despertarla y se levantó, cogiendo ropa para ir a ducharse y cambiarse.
Cuando salió del baño, ya vestido, se acercó rápidamente a bajar el volumen de la música sin que Howon se diera cuenta, pues estaba cantando a todo pulmón desde la cocina.
— ¿Puedes bajar el volumen? Vas a despertar a Sooyoung.
El menor le pasó una taza de café y lo miró con fastidio.
—No me llegaba con tener que vivir con una chica que ahora me has metido otra en casa.
— ¿Estás diciendo que soy una chica? —preguntó Sungkyu, enarcando una ceja.
—Eres más que eso. Tú eres una princesa, Ariel —bromeó el otro, sentándose en la mesa ya llena de comida.
Sungkyu lo siguió, con una sonrisa, y cogió un bollo para darle un buen mordisco, llenándose la boca.
—Es mejor que compremos un colchón hinchable o algo así para tu amiga, ¿no crees? No va a dormir contigo durante un mes, ¿no?
—No sé, luego lo hablaré con ella. ¿Por qué te preocupa? ¿Estás celoso? Siempre serás mi mejor amigo, tonto —dijo, abrazando a Howon por la espalda, ya que se había levantado a recoger la mesa.
—Claro, claro. Venga, suéltame y coge tus cosas, que nos vamos. Le dejaré algo preparado a Sooyoung.
—Eres el mejor sirviente-amigo que podría tener —bromeó, soltándolo y cogiendo un par de cosas antes de dejarle una nota a su amiga.
"Soo, te llamó al terminar las clases. Tienes el desayuno sobre la mesa y las estanterías llenas de comida por si te quedas con hambre, tú como en tu casa. Un beso"
Tras eso, ambos se fueron a la parada junto a Dongwoo, llegando poco después a la universidad. Pronto todos se reunieron donde siempre, pero parecía como si algo hubiera cambiado, podía palparse la tensión en el ambiente.
Myungsoo y Sungyeol ni se hablaban, manteniéndose alejados el uno del otro y el resto empezaba a preguntarse cómo podrían acabar con eso, pero Woohyun sabía que era mejor no meterse. Estaba seguro de que nada se solucionaría hasta que Sungyeol fuera por fin valiente y le confesara sus sentimientos al otro y eso no pasaría pronto. Sobre todo ahora que había conocido al chico ese.
Pero él tampoco podía echarle nada en cara, pues tampoco tenía pensado hacerle saber a Sungkyu lo que realmente sentía. Sin embargo no era lo mismo, el mayor tenía novio y Woohyun creía que pronto se volvería loco, si no lo estaba ya, porque aunque por fin lo había asimilado, o por lo menos eso creía, eso del amor era algo nuevo para él. Pensó haber estado enamorado de Princesk y realmente podría considerar que era cierto, pero lo que sentía ahora por Sungkyu era mucho más fuerte. En apenas un mes se había enamorado. Parecía imposible, pero realmente, él ya había empezado a desarrollar sentimientos por el mayor incluso antes de conocerlo en persona. Ya lo sabía casi todo sobre él antes de haberlo visto siquiera.
No podía parar de pensar en eso, ahora que lo había asimilado ya y creía de veras en lo que su corazón le decía, su cabeza no había parado ni un segundo de darle a todo mil vueltas.
Y esa mañana no fue una excepción.
A pesar de que Sungyeol le había presentado a ese chico de la fiesta, Woohyun apenas pudo prestar atención a su conversación unos minutos antes de volver a nadar entre sus pensamientos.
Y lo peor es que no sabía cómo pararlos. En un primer momento imaginó que podría ignorarlo todo para que su amistad con Sungkyu siguiera como las últimas semanas, pero empezaba a pensar que eso no funcionaría. Comenzaba a convencerse de que debía hacer algo. No sabía cuándo, pero estaba seguro de que no aguantaría mucho.
—Hyun —el pelirrojo, que había aparecido sin que Woohyun se hubiera dado ni cuenta, lo saludó, sentándose a su lado— ¿Otra vez concentrado pensando? —inquirió sonriendo.
Woohyun apartó sus preocupaciones a un rincón de su mente y devolvió la sonrisa a Sungkyu.
—Pues sí. ¿Y Jonghyun? —preguntó al no verlo cerca.
—Está estudiando en la biblioteca.
Woohyun asintió entendiendo cuando se acordó que seguía en la mesa de la cafetería con Sungyeol y su amigo.
—Hey, mira quien está aquí. Este es Sungkyu.
—Así que existe...
—Sungkyu, este es Daniel, pero le llaman Niel. Lo conocí en tu fiesta.
Sungkyu miró al chico nuevo en el que no se había fijado antes y le sonrió, extendiendo su brazo para estrecharle la mano. No pudo evitar acordarse de lo que le había contado su compañero de piso y se percató de que era verdad, esos dos se habían liado en su fiesta. Seguro.
—Encantado —lo saludó, gentilmente.
—Lo mismo digo —contestó el otro.
Su charla no fue muy larga, y pronto, ya todos habían vuelto a sus clases, cada uno con distintas ideas en la cabeza.
Al salir por fin, todos se volvieron a encontrar, y esta vez, Sungyeol llevó a su nuevo amigo para presentárselo a los otros.
Howon le envió una mirada al mayor del grupo que decía '¿ves cómo era verdad?', haciendo que Sungkyu girara el rostro ignorándolo. Mientras, Myungsoo clavó sus dos ojos en los de Woohyun, con cara de pocos amigos y el otro entendió rápidamente el mensaje. Quería hablar con él. Y pronto. Jonghyun se despidió de todos con prisas y tras darle un leve y veloz beso en la mejilla a su novio, se fue.
Cuando Myungsoo estaba a punto de llevarse a Woohyun a rastras una voz lo detuvo del susto, como la conversación que estaban compartiendo todos.
— ¡SUNGKYU! —gritó una voz femenina que se acercaba. Todos se giraron hacia la dirección de la voz y por ahí apareció una chica andando tan rápido como sus tacones le dejaban y con una gran sonrisa iluminando su rostro.
— ¿Sooyoung? ¿Qué hace aquí? —preguntó Dongwoo, reconociendo a la chica.
—Ah, sí. Luego te lo explicó —le indicó su novio en voz baja justo cuando ella los acababa de alcanzar.
—Soo, ¿qué haces aquí? —inquirió Sungkyu.
—He venido a por ti para invitarte a comer. Menos mal que tienes ese pelo rojo, porque pareces un semáforo y se te ve desde el otro lado del campus.
Todos empezaron a reírse por su comentario y por la cara de fastidio que Sungkyu le dirigió.
—Gracias —dijo irónico.
—De nada, hombre. Bueno, ¿no me vas a presentar a tus amigos? Aquí hay gente que no conozco.
Todos se presentaron con dos besos y Woohyun se dio cuenta de que era la chica de la foto. Ahora que la veía en persona se creía que podía ser modelo, pues la chica era extraordinariamente guapa.
— ¡Qué chicos más guapos te has agenciado! ¿De dónde los sacas? —comentó, dándoles un repaso a todos con la mirada de arriba a abajo—. ¿Alguno es tu novio? Ayer me dijiste que tenías pero no me contaste nada sobre él.
—No, en realidad se acaba de ir.
—Bueno, ya me lo presentarás. ¿Nos vamos ahora? Me muero de hambre.
Sungkyu rio al sentir la desesperación en la voz de su amiga y asintió.
—Sí, venga, vamos. Chicos, ya nos veremos —dijo como despedida, dirigiéndole una última mirada y una sonrisa a Woohyun, que no pudo hacer nada más que sonreírle de vuelta.
Cuando ya ambos se alejaban, Myungsoo aprovechó para arrastrar por fin al mayor sin que nadie se diera cuenta, alejándolo de allí lo más rápido posible.
—Woohyun, vas a contarme ahora mismo lo que le pasa a Sungyeol conmigo.
El otro se hizo el confundido, fingiendo que no sabía a qué se refería.
—No te hagas el tonto que no cuela.
Woohyun pensó como cambiar de tema rápidamente y entonces tuvo una idea.
—A mí me gustaría sabes qué es lo que te pasa a ti. De repente te lías con el chico ese, ¿desde cuándo te gustan los hombres? Y luego le dices a Sungkyu que te bese. ¿Es eso normal?
Ese pequeño discurso dejó al menor sin palabras, pensando qué replicar.
—Pero... ¿qué más dará? Solo intento divertirme.
— ¿Y Sungjong lo sabe? —preguntó enarcando una ceja.
Myungsoo dudó unos segundos antes de contestar.
— ¡Claro, claro que sí!
—Pues nada, tú verás —dijo con intención de irse, dándose ya media vuelta.
—Espera, espera, espera —ordenó, sujetando al otro del brazo—. Tú no te mueves de aquí.
Woohyun se giró y le miró inquisitivo.
— ¿Qué quieres?
—Cuéntame lo que le pasa a Sungyeol.
—Pregúntaselo a él, yo no tengo nada que decir —declaró, poniéndose algo serio antes de volver con los otros, dejando solo a un atónito Myungsoo.
—Bueno, ¿a dónde quieres ir a comer? —preguntó Sooyoung, enganchando su brazo al del chico y sonriéndole.
— ¿Para qué me lo preguntas? Si al final iremos a donde tú quieras.
—También es verdad —admitió ella, riendo—. Cojamos un taxi. Así es como he venido.
—Venga, vamos. Pero pagas tú.
—Como siempre. ¿De verdad soy yo la chica? En las historias siempre es el chico el que invita.
—Ya, bueno. Nuestro amor es especial.
—Más bien, te encanta que te invite.
—Bueno, sí. Pero solo tú —bromeó Sungkyu, guiñándole el ojo.
—Ya, ya. Apura que como no coma algo rápido me muero —ordenó, tironeando de él, que empezó a reír, dejándose llevar.
—Bueno, Kim Sungkyu, soy toda oídos. Cuéntame tus problemas que aquí estoy para fingir que me importan —dijo Sooyoung, justo cuando ambos acabaron de pedir.
Él le dirigió una pequeña mirada de fastidio antes de suspirar.
—Pues... A ver. No sé por dónde empezar. En este mes han pasado muchas cosas.
—Empieza por el principio. Por ejemplo, cuando nos vimos en verano no conocías a todos esos chicos.
—Ah, sí. Pues supongo que todo fue gracias a Woohyun. El bajito con cara de cachorro.
— ¿Ese que no dejaba de mirarte?
Sungkyu asintió, con una sonrisa.
—Supongo que sí. La verdad es que al principio me gustaba.
—Con razón —admitió Sooyoung, entendiendo.
Sungkyu enarcó una ceja.
—¿Qué? El chico...feo no es.
—Ya, bueno. Pero contrólate, que te veo las intenciones.
— ¿Pero a ti aún te gusta? —preguntó ella curiosa.
Esa pregunta no. Sungkyu sabía que tarde o temprano debía hacérsela y pensar tranquilamente la respuesta, aunque no quería hacerlo porque muy en su interior ya la sabía. Conocía de sobra la contestación a esa cuestión. Pero la tenía guardada en un rincón de su mente, siempre acorralándola para que no saliera a la luz ya que eso solo le traería problemas y disgustos. Y no podía dejar que eso pasara, por lo que era mucho más fácil fingir que ese sentimiento no estaba, que había muerto, desaparecido o incluso que nunca había existido, al fin y al cabo, acabaría por hacerse realidad, o en eso confiaba Sungkyu.
—Es mi amigo ahora. No puedo verlo de otra forma. Me rechazó, le gustan las chicas, así que...
—Pero debes aceptar que está bueno.
—Lo está —contestó sin pensárselo dos veces—. Pero da igual, tengo novio.
—Eso, háblame sobre tu novio.
—Pues... fue un poco repentino. Yo, he de admitir que estaba algo despechado y Jonghyun estaba ahí, para mí. Y me gusta. Tanto física como interiormente.
— ¿Pero...? —añadió Sooyoung, sabiendo que algo faltaba.
—Pero... —continuó Sungkyu—. Tiene un problema con esto del contacto físico. Como si le diera vergüenza estar con un chico, ¿sabes? Aunque tal vez sea también así con las chicas, no lo sé —dijo, soltando sus preocupaciones—. Además, llevamos un mes, ya somos adultos y no hemos hecho nada —dijo, bajando el tono y sonrojándose levemente.
— ¿Nada? ¿A qué te refieres? —preguntó, simulando desconocimiento.
— ¿Me vas a obligar a decirlo?
Sooyoung asintió, sonriendo con malicia.
—Nada sexual. Vamos, que no nos hemos acostado. Lo más cerca que estuvimos de hacerlo él estaba borracho.
—Así que es eso... Estás desesperado y necesitado. Sigues siendo virgen, ¿no?
— ¿Puedes hablar más bajo, por favor? —Demandó Sungkyu con urgencia, fijándose ya en las miradas de reojo de la gente que los rodeaba en las mesas vecinas—. Y sí... Lo soy aún —susurró, avergonzado.
—Así que... Sospechas de él, ¿no?
—No sé. Algo extraño ocurre.
—Puedes estar tranquilo —comentó ella, sonriendo justo cuando les traían la comida—. Yo te ayudaré a descubrir lo que pasa.