Los días fueron pasando, lentamente, poco a poco.
Woohyun no podía evitar echar de menos a Sungkyu ahora que pasaba cada minuto de la mañana con Jonghyun y toda la tarde con Sooyoung.
Quería preguntarle si quería quedar algún, si tal vez le apetecía pasarse por su casa a ver una peli como tantas veces había hecho en esas últimas semanas, sin embargo, no conseguía un momento a solas para proponérselo.
En algunas ocasiones en las que estaban todos juntos, se daba cuenta de que Chorong tenía razón sobre lo obvio que era tras apartar la mirada del mayor unas cinco veces después de ser pillado por Sooyoung con las manos en la masa.
Temía que, al igual que su nueva amiga, la de Sungkyu también se diera cuenta de lo que el otro sentía.
El grupo se había dividido de nuevo y esta vez, él quedaba fuera. Niel parecía haberse unido casi sin invitación, porque por lo que Sungyeol le contaba a Woohyun, las pocas veces en las que estaban solos y podían conversar, su nuevo 'amigo' no le dejaba casi ni respirar y aparecía siempre de la nada cuando ni se le esperaba.
El mayor, ya le había aconsejado a Yeol que hablase con el otro sobre lo pegajoso que era a pesar de que habían quedado en que no eran nada, sin embargo, su amigo no quería arriesgarse a perder a su nueva presa. Y Woohyun sabía de sobra la razón. Celos. Quería hacerle sentir a Myungsoo lo que él le había hecho sentir con Sungjong.
En un primer momento, el chico de verdad le gustó y quiso distraerse con él, pero tras descubrir lo pesado que el otro era, ya no le importó utilizarlo a su costa.
Mientras tanto, Myungsoo estaba más confuso que nunca.
Desde un primer momento sabía que ese tal Daniel no le iba a gustar y el pasar de los días solo le confirmó que estaba en lo cierto.
No había podido hablar con Sungyeol ya que este no se dignaba ni a cogerle el teléfono cada vez que llamaba ni a responder a sus mensajes. Tampoco le miraba siquiera cuando estaban todos juntos, a pesar de que Myungsoo se pasaba todo el tiempo con la mirada clavada en su supuesto mejor amigo. Intentaba encontrar una razón para su comportamiento pero nunca llegaba a nada que tuviera sentido.
Sungyeol, realmente, sabía que la situación se le había ido de las manos, pero desconocía como remediarlo. Al final acabaría discutiendo con Myungsoo y entonces, ¿qué excusa le daría?
No podría contarle la verdadera razón de su enfado. Nunca.
Empezaba a desesperarse ya que no era capaz de encontrar una solución para la situación que le estaba tocando vivir.
— ¿En qué piensas tanto, Yeollie?
Sungyeol, se dio cuenta de que ya no estaba solo. Pensaba que había logrado darle esquinazo al otro pero ahí estaba, sentado junto a él, con una mano en su espalda y una pequeña sonrisa en su rostro.
—En nada —contestó Yeol, devolviéndole la sonrisa, algo fingida e intentando no poner los ojos en blanco.
No podía creer como Niel se había vuelto tan pesado en tan poco tiempo. Se había pegado a él como una lapa y ya no sabía como librarse de él sin hacerle daño porque sabía que no sentía nada por él y mucho menos quería algo con el otro.
Justo cuando el menor se había inclinado sobre él para besarlo, Sungyeol pudo ver de reojo a Woohyun pasar por allí y giró el rostro con un pequeño suspiro de alivio.
— ¡Woohyun! —gritó, dejando escapar un hilo de desesperación en su voz.
Woohyun, aburrido, había decidido escapar de la cafetería en la que Sungkyu y Jonghyun estaban tomando algo juntos y había acabado caminando por el gran jardín que rodeaba la universidad sin rumbo fijo, cuando, repentinamente escuchó una voz que lo llamaba. Enseguida reconoció a Sungyeol sentado junto a Niel y moviendo los brazos de un lado al otro, de forma exagerada, intentando captar su atención. Se acercó hasta él a paso ligero y pudo ver cómo le dirigía una mirada de agradecimiento por lo que no fue capaz de contener la risa.
—Hola, chicos. ¿Qué hacéis aquí? —preguntó casual, sentándose junto a su amigo.
—Buscábamos un poco de intimidad —contestó Niel, mandándole una mirada rencorosa al mayor.
— ¡No, qué va! —intervino Sungyeol enseguida, riendo—. No hacíamos nada. Solo hablar —aseguró.
—Pues, ¿sabes a quién le encantaría hablar contigo? A Myungsoo. Tu mejor amigo desde la infancia, ¿recuerdas? —comentó Woohyun.
—Pues la verdad es que sí que debería hablar con él, gracias por el consejo —dijo justo antes de levantarse—. De hecho, voy a hablar ahora mismo con él. Vosotros quedaros aquí —ordenó mientras ya empezaba a alejarse caminando de espaldas. En ese momento no supo cuál de los dos lo odiaba más, si su amigo o su acosador.
—Bueno... Hace calor, ¿eh? —se le ocurrió decir a Woohyun, recibiendo un suspiro como respuesta y observando como el otro ponía los ojos en blanco.
Sungyeol caminó con una sonrisa, feliz de haberse librado de Niel pero sintiéndose algo mal por haber abandonado allí a su amigo. Pero de inmediato otro asunto ocupó su mente. Ahí estaba Myungsoo, acercándose a él y caminando con decisión y una expresión seria en el rostro que al mayor no le gustó nada.
—Sungyeol, tengo algo que decirte. Estos días has estado ignorándome sin razón y ya estoy harto. Quiero que me digas lo que pasa y que me lo digas ahora mismo. La verdad.
El más alto lo miró dubitativo. No podía decirle la verdad, no estaba preparado aún para ver el rechazo en los ojos contrarios, por lo que no le quedaba más opción que mentir.
—La verdad es que es todo por Sungjong.
— ¿Sungjong? —preguntó extrañado el menor.
—Sí. Y Sungkyu ¿Desde cuándo te gustan los chicos? Eres mi mejor amigo, tendrías que contarme esas cosas antes que a nadie. ¿Acaso yo no confíe en ti el primero cuando me di cuenta de que era gay?
Las palabras de Sungyeol dejaron al otro boquiabierto, intentando buscar una respuesta. El mayor sonrió interiormente, impresionándose a sí mismo con su gran actuación. Había logrado hablar con seriedad y hasta hacer alguna mueca dolorida que demostrara su decepción.
—Yeol... Yo... Lo siento —acabó contestando Myungsoo—. Tendría que habértelo dicho. Realmente sino te comenté nada fue porque yo no le doy importancia. Me gustan los chicos y las chicas, creo que desde siempre, aunque nunca había estado con un chico hasta ahora y por eso me he descontrolado. De hecho te necesito para vigilarme. Ayer le dije a Sungjong que se olvidara de mí.
— ¿Por qué? —inquirió Sungyeol, intentando evitar sonreír.
—Me había mentido. Se suponía que iba a la universidad pero aún está en el instituto.
— ¿En serio? ¿Me estás vacilando? —Preguntó, sin creérselo del todo—. ¿Te has liado con un niño de instituto?
Sungyeol estalló en risotadas mientras Myungsoo le echaba una mirada de fastidio aunque en realidad había echado de menos la risa del mayor, y hasta ese momento no se había dado cuenta de cuánto.
Ya era la hora de volver a casa y como cada día, todos se empezaron a reunir fuera, aunque esa vez notaron la diferencia con los días anteriores. Myungsoo y Sungyeol aparecieron juntos y no había rastro de Niel por ninguna parte, hecho que les impresionó.
—Ya puedes pensar en una buena forma de recompensarme —soltó Woohyun en cuanto el más alto se le acercó.
Sungyeol le sonrió y asintió mientras el resto los miraba sin entender.
—Tranquilo, lo haré —dijo, contento. Estaba feliz después de haber hablado con su amigo a pesar de que aún no se había atrevido a confesarse.
— ¿Dónde está la parejita feliz? —preguntó Myungsoo refiriéndose a Howon y Dongwoo al no verlos por ninguna parte.
—Ni idea —respondió un extrañado Sungkyu, que comenzó a buscarlos entre la gente con la mirada hasta que su compañero de piso apareció casi corriendo doblando una esquina, sonriéndoles.
—Bueno, Kyu, me voy. Hablamos luego —se despidió Jonghyun de su novio, ya alejándose sin darle tiempo al otro de contestar un simple 'adiós'.
— ¡Chicos, chicos! Escuchadme —ordenó Howon casi gritando al alcanzarlos para captar la atención de todos.
— ¿Y Dino?
—Justamente ni puede estar para lo que os vengo a decir. Dentro de poco es su cumpleaños y por eso tenemos que hacerle una fiesta sorpresa pero de verdad. Que no se lo espere. Tenemos que ser muy discretos y necesito que me ayudéis a organizarla. Y lo primero y más importante es elegir el lugar. Así que… ¿Qué se os ocurre?
—Diría mi casa pero mis madres ya me la han dejado un finde y no creo que eso vuelva a suceder hasta dentro de mucho —informó Sungkyu.
El grupo entero se quedó en silencio, pensando un posible lugar en el que poder celebrar esa fiesta para Dongwoo y aunque muchos tenían ideas, al segundo eran rechazadas por una u otra razón. Pronto llegó Dongwoo sonriente y por sus ojos rojizos y su risa floja, enseguida se dieron cuenta de en donde había estado el otro sin necesidad de preguntar.
No les fue muy difícil disimular y cada uno se fue por su lado, aún pensando en lo que les había pedido Howon.
Ahora que Myungsoo por fin había conseguido volver a estar como siempre con Sungyeol, o eso parecía, le dentía muy mal no poder ir a pasar el día con él y Woohyun, pero, muy a su pesar, tenía demasiadas cosas que hacer y poco tiempo para llevarlas a cabo. Por eso, se despidió de ellos con una triste sonrisa desde la puerta de su casa antes de que Sungyeol arrancara el coche en dirección a casa de su amigo.
—Bueno, por lo que veo le has contado una trola —comentó Woohyun.
—Ahá —admitió el conductor—. Ya no tengo que preocuparme por Sungjong, por cierto. Estaba en el instituto y le había mentido a Myungsoo —dijo con una malvada sonrisa.
— ¡Yeol, es tu momento! Ahora o nunca, tienes que confesarte. Decirle lo que sientes y dejar de inventarte tonterías.
Sungyeol le miró un segundo enarcando una ceja queriendo hacer ver al mayor la ironía en sus palabras. En cuanto Woohyun se dio cuenta, bajó la mirada, algo avergonzado.
— ¡No es lo mismo! Sungkyu tiene novio...
—Ya, pero hace poco más de un mes estaba por ti. Seguro que aún le gustas, lo presiento. He estado planeando la forma de librarnos de Jonghyun, ¿seguro que sigues oponiéndote?
— ¿No sería mejor empezar por librarnos de tu amiguito? Ya puedes pensar en una buena forma de agradecérmelo. Me ha empezado a preguntar cosas de ti y al decirle que eran asuntos privados se ha levantado y se ha ido.
—Lo siento. Es que parece que sabe dónde estoy en cada momento y-
Un móvil interrumpió al más alto, llevándose la mano al bolsillo y comprobando con horror que se trataba de Daniel. Decidió no coger pero enseguida se escuchó de nuevo el tono y aprovechando que estaban parados en un semáforo en rojo, se llevó el aparato a la oreja, contestando por fin.
—Hey, ¿estás conduciendo? ¿Por eso no me has cogido? —habló inmediatamente el otro.
—Sí, lo siento —contestó, poniendo los ojos en blanco.
—No te he visto a la salida, ¿dónde estabas?
—Con estos, donde siempre —mintió Sungyeol, ya que les había pedido quedar en otro lugar para que el menor no pudiera encontrarlo.
—Pues no te he visto. Bueno, ¿quieres hacer algo esta tarde?
—Estoy ocupado, perdona. Bueno, esto se pone en verde. Venga, chao —se despidió colgando y tirando el móvil contra el asiento trasero, dejando escapar un suspiro.
—Es insoportable —declaró Woohyun.
—No lo sabes tú bien. Recuérdame porque me lie con él.
— ¿Estabas borracho? ¿Celoso? ¿Necesitado? —preguntó Woohyun, riendo.
—En realidad creo que fue su boca enorme la que me convenció —opinó Sungyeol, uniéndose a la risa de su amigo.
— ¡Mamá, ya estoy en casa! —saludó, abriendo la puerta de la entrada seguido de Sungyeol.
Enseguida apareció Seulgi, sonriente, yendo a darle un sonoro beso en la mejilla a su hijo que no pudo evitar extrañarse por la repentina felicidad de su madre. Hizo lo mismo con Sungyeol, obligándolo a agacharse.
—La comida está casi preparada, esperad en la sala —dijo y dio media vuelta, dirigiéndose de nuevo a la cocina.
— ¿Estás bien, mamá? —inquirió, preocupado, acercándose al sofá para dejar caer su mochila y luego su cuerpo.
—Tu madre está loca —comentó Sungyeol, siguiendo a su amigo con una sonrisa.
—Lo sé —le apoyó Woohyun, sabiendo que esa era la pura verdad.
Se recostó en su asiento y entonces vio algo que no supo cómo podía haber pasado por alto. Algo que no estaba ahí esa misma mañana y que destacaba bastante.
Encima de la mesa, había una gran caja de cartón con un logotipo que a Woohyun le sonaba de verlo no hacía mucho tiempo.
—¿Y esta caja? —preguntó alzando la voz lo bastante como para que su madre no pudiera ignorarlo.
—Es la de la mudanza. La que se perdió.
Woohyun se incorporó para estirar los brazos y alcanzar la pesada caja, bajándola al suelo y atrayéndola hasta a él.
— ¿Se había perdido una caja? No lo sabía.
—Eso es porque me escuchas —contestó la mujer, quejándose de su hijo cuando este ya estaba abriendo la caja y sorprendiéndose con su contenido.
Ahí estaban álbumes y cuadros a rebosar y entonces el chico se dio cuenta de que apenas había fotos decorando la sala cuando en su anterior casa apenas tenían un hueco vacío que un marco no pudiera llenar.
Comenzó a sacarlo todo, vaciándola sobre el sofá, entre su amigo y él antes de apartarla a un lado.
— ¿Este es tu padre? —formuló Sungyeol, repentinamente, señalando al hombre que sujetaba a un Woohyun de muchos años atrás en una fotografía.
El mayor asintió y cogió la foto, observándola más detalladamente mientras el más alto cogía un álbum que parecía contener fotos sacadas en el mismo sitio.
—Veo que os gustaba la playa —comentó, sonriendo.
Woohyun sacudió la cabeza, intentando retener los recuerdos que comenzaban a agolparse en su mente, entristeciéndolo.
—Sí —afirmó, contestando por fin al menor—. Mi madre la odia pero a mi padre y a mí nos encantaba, por eso cada vez que discutíamos sobre a donde ir de vacaciones, mi madre acababa cediendo. Hasta acabamos por comprarnos una casa que daba a la playa.
—Ya veo —dijo Sungyeol, pasando las hojas y analizando cada foto—. Parece un sitio genial, me encantaría ir.
—Podríamos ir un finde. De hecho podríamos ir todos...
En ese momento, Woohyun se percató de una cosa. Ya tenían sitio en el que celebrar el cumpleaños de Dongwoo.