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Boy Online por DoritoCoupleProductions

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Notas del capitulo:

Nuevo capítulo. Sabemos que os gustará especialmente... ;) ¡Disfrutad! — A.

— ¿Y quieres que te ayudemos? —preguntó Sooyoung, enarcando una ceja. No se esperaba que Woohyun quisiera hablar por su propia cuenta y le había sorprendido su espontánea decisión a desenmascarar sus sentimientos.

—Si no es mucha molestia… —Woohyun miró a las chicas a través del retrovisor.

—En realidad yo pensaba obligarte a hacerlo, pero es mucho más fácil si pones de tu parte —admitió con sinceridad.

El chico rio ligeramente, cuidando de no despertar al mayor.

—Claro que te ayudaremos, Woohyun. Pero aún no me has explicado porque Sungkyu me ha invitado tan de repente.

—Ah, sí. Eso. Tal vez me haya tenido que inventar que me gustas porque no me atrevía a decirle la verdad.

Chorong le miró con la cara que usa una madre que está a punto de regañar a su hijo, pero se contuvo antes de decir nada.

— ¿Y por eso me ha invitado? ¿Qué sentido tiene eso? ¿No tendría que odiarme?

—La verdad es que en parte ha sido culpa mía. No quiso creerme cuando le dije que al tonto ese —señaló al conductor— le gustaba, así que ahora verá con sus propios ojos que yo tenía razón y, además, puedes cooperar para conseguirlo.

—No sé si podrá verlo, tiene los ojos muy pequeños —bromeó Woohyun, recibiendo una débil colleja por parte de Sooyoung, que lo miraba seria, demostrándole la poca gracia que su intento de burla había tenido.

El menor lo dejó pasar, sabiendo que no había sido demasiado gracioso.

—Chicas, podéis dormir, todavía queda un buen rato hasta llegar a casa.

—No hace falta que lo digas dos veces —contestó Sooyoung, acomodándose en su asiento y cerrando los ojos.

Chorong miró un segundo a Woohyun, algo apenada e imitó a la otra chica, quedándose ambas dormidas en pocos minutos.

El menor siguió conduciendo. Realmente había olvidado lo lejos que estaba la casa, aunque gracias a Dios, aún recordaba el camino. Paró a comprar comida y bebida en una gasolinera mientras los otros tres increíblemente, seguían durmiendo. Pasaba los minutos mirando de reojo al mayor, que había girado el rostro hacia su lado, dejándole ver mejor sus facciones.

Después de un par horas de conducir casi sin descanso, Woohyun comenzó a aburrirse y decidió subir el volumen de la radio de manera exagerada, despertándolos a todos al momento y recibiendo varias quejas.

—Huy, lo siento, no era mi intención —mintió sin siquiera intentar ocultar que lo hacía.

— ¿Dónde estamos? ¿Queda mucho todavía? —preguntó Sungkyu, con la voz algo ronca, algo que gustó al otro.

—Tranquilos, estamos a punto de llegar. Lleváis durmiendo demasiado tiempo, me he sentido solo.

—Bueno, es tu día a día —se burló Sooyoung, riéndose acompañada de Chorong que le chocó las cinco antes de notar la mirada seria de Woohyun que le hizo bajar la mirada y poner cara de arrepentimiento.

—Lo siento.

Woohyun suspiró. Sooyoung de alguna forma había conseguido llevarse ya a su amiga al lado oscuro y el joven sospechaba que eso no podría acabar bien.

Pasaron el resto del viaje hablando, aunque Woohyun podía notar que algo raro le pasaba a Sungkyu. Casi ni le miraba, y cuando sus ojos se cruzaban, este los apartaba enseguida.

 

Pronto acabaron por llegar al fin a su destino y quedaron realmente impresionados. Estaba claro que a Woohyun no le había faltado nunca el dinero porque esa casa era realmente impresionante. No podía compararse a la de Sungkyu, pero tampoco tenía mucho que envidiarle. Entraron y decidieron que, definitivamente, el interior de la casa iba acorde a su maravilloso exterior. Era bastante amplia con bastantes habitaciones y un precioso salón con puertas correderas que daban a un elegante porche a pie de playa.

—Me casaré contigo, Woohyun, pero solo si me traes a vivir a esta casa.

El menor rio por el comentario de Chorong, hasta que percibió por el rabillo del ojo como Sungkyu daba media vuelta, malhumorado, e iba escaleras arriba. Sooyoung le dio un leve golpe en el brazo a la otra chica como castigo por ser tan descuidada y esta se quejó, frotándose la zona en cuestión.

Woohyun optó por abandonarlas y fue a encender el calentador y a subir los plomos para poder disponer de todo lo que necesitaran. Tras eso fue inspeccionando cada cuarto, muchos recuerdos volviendo viajando por su pensamiento. No podía evitar sentirse apenado, pues la última vez que había pisado esa casa había sido con su padre. Después recorrerla de arriba abajo comprobó que no se había acumulado demasiado polvo y que seguía bastante ordenada desde la ocasión anterior en la que la habían visitado, lo que era de agradecer.

Al acabar de vaciar por fin el maletero, todos estuvieron de acuerdo en que había llegado la hora de comer algo antes de ponerse a limpiar. Después de llenarse el estómago, emprendieron la ardua pero gratificante tarea de dejarlo todo como los chorros del oro, poniendo algo de música para animar el ambiente mientras trabajaban. Los cuatro se cambiaron a una ropa más cómoda y Woohyun no pudo evitar el maravillarse con lo bien que estaba el mayor a pesar de vestir una vieja camiseta junto con un pantalón de chándal, que, al contrario que la prenda superior, parecía que era la primera vez que usaba.

 

Frotaron, aspiraron, barrieron, fregaron, abrillantaron y finalmente, se dejaron caer esparcidos por los sofás y el suelo del salón, cansados.

—Aunque parezca increíble, creo que nunca había hecho tanto ejercicio —admitió Sooyoung, entre respiraciones largas.

—No lo parece, tranquila.

Sooyoung miró a su amigo enarcando una ceja por su comentario mientras los otros tres reían, pero acabó por rendirse y acompañarlos, demasiado reventada como para mover la pierna y darle una patada a Sungkyu.

— ¿Qué tal si nos duchamos y vemos una peli? —propuso Chorong, sentada con las piernas cruzadas en el suelo. Sungkyu la miró. Intentaba odiarla, pero realmente, esa chica no le había hecho nada, además de que era demasiado mona para poder sentir otra cosa hacia ella que no fuera ternura.

—Me parece genial —contestó Sooyoung, secundando la idea. Cogió fuerzas de Dios sabe dónde y se levantó, caminando hacia Sungkyu para intentar hacer lo mismo con él.

— ¿No es mejor que nos vayamos ya a dormir? Me muero del sueño.

—No seas vago, viejo. Es viernes noche, ya que no salimos, hagamos algo.

Sungkyu acabó aceptando y entonces, el problema fue el reparto de habitaciones. Estuvo a punto de plantear que él dormiría con Sooyoung para que los otros dos durmieran juntos, pero nada más imaginarse la situación, se le fueron las ganas.

— ¿Qué tal chicas y chicos? —preguntó Chorong, inocentemente. La otra chica asintió de inmediato y cogió la mano de su nueva compañera de cuarto, metiéndose en la habitación con ella antes de que Sungkyu pudiera rechistar.

 

Woohyun se vio frente al mayor, en silencio. Sungkyu estaba con la vista perdida, probablemente pensando en sus cosas, como hacía últimamente la mayor parte del tiempo.

—Sungkyu —llamó el otro, ligeramente. Este reaccionó ante la voz del menor, que parecía captar siempre toda su atención—, ¿vamos?

— ¿No será incómodo dormir ambos en la misma cama? —preguntó, dudando y avergonzado.

Woohyun rio, y cogió su mochila.

—No te preocupes por eso, hay habitaciones de dos camas —indicó, dando media vuelta y dirigiéndose por el pasillo hasta su destino.

— ¡Espérame! —exclamó Sungkyu, agachándose a coger sus pertenencias y siguiéndolo. Woohyun acababa de dejar su bolsa junto a una de las camas antes de tirarse sobre esta, boca arriba cuando el pelirrojo lo encontró.

— ¿Ves? Hasta hay una mesilla separándonos —señaló el menor. Sungkyu suspiró. No quería darle a entender al menor que no quería dormir con él, pero quizás así era como había sonado. Sin embargo, optó por dejarlo pasar y se acercó a la que sería su cama, empezando a vaciar su propia bolsa.

— ¿Cómo es que hay tantas habitaciones si solo erais 2? —cuestionó con curiosidad.

—Muchas veces venían amigos de mis padres, aunque fuera solo alguna que otra semana y esta casa se llenaba. Parecía casi un hotel.

Sungkyu lo miró en cuanto terminó de hablar y pudo ver que una gran sonrisa adornaba su rostro. Sin pensarlo, la misma expresión se reflejó en su cara mientras continuaba con su labor.

— ¿Nunca trajiste a algún amigo? ¿O a alguna novia?

Aunque el último mes había pasado mucho tiempo conociéndose, nunca habían hablado de sus relaciones y sin saber por qué, Sungkyu tenía la necesidad de saber más en ese aspecto sobre el menor.

—Aunque no lo parezca, yo era un chico más bien… solitario. De esos que sus mejores amigos son sus padres —dijo, riendo algo apenado. El mayor rio con él, aunque notó la tristeza en su voz. Estaba claro que echaba de menos a su padre y en ese momento, Sungkyu sintió unas terribles ganas de poder hacer algo para borrar esa pena de sus ojos. No obstante, no se atrevió y cuando, por fin encontró su pijama, miró de nuevo al menor, que, para su sorpresa lo estaba mirando.

— ¿Te duchas tú antes, o lo hago yo?

—Tú —contestó Woohyun, sin ganas de levantarse. Sungkyu asintió y abandonó el cuarto con la muda en las manos, dirigiéndose al baño más cercano, que, para su desgracia, estaba ocupado. Iba a dar media vuelta para buscarse otro cuando una voz lo frenó.

—Kyu, ¿eres tú? —la voz quedaba silenciada bajo el sonido de la ducha, pero el mayor adivinó que se trataba de Sooyoung.

—Sí.

—Puedes entrar, ya casi he terminado.

Sungkyu le hizo caso a su amiga y abrió la puerta, cerrándola rápidamente tras él antes de ir a sentarse sobre la tapa del retrete. Sooyoung se estaba duchando, pero no podía verla porque la cortina la tapaba por completo.

— ¿Qué tal con tu compañero de cuarto? ¿Te gusta?

Sungkyu soltó un sonoro gruñido que hizo reír a la otra.

—No me puedo creer que hayas dejado que duerma con él. ¿No me ibas a ayudar?

—Eso es lo que hago —contestó, asomando la cabeza por un extremo de la cortina con el cabello lleno de champú.

—Pues no veo en qué me puede ayudar esto.

—Puedes aprovecharte de él mientras duerme. Nunca lo sabrá, es un plan perfecto.

Sungkyu se quedó callado, empezando a imaginar lo que su amiga había propuesto, hasta que se dio cuenta de lo que estaba haciendo y de que era una locura.

—Estás enferma, Choi Sooyoung.

— ¿Yo? ¿Por qué? Aun por encima de que soy la única que propone soluciones, tú solo pones pegas.

Sungkyu soltó una carcajada mientras Sooyoung volvía a asomarse con cara de pocos amigos.

—Lo siento, Soo, es cierto. Debería empezar a hacerte caso.

—Pues sí. Y podrías empezar por pasarme una toalla.

Sungkyu asintió e hizo lo que la otra le había pedido, antes de volver a su sitio original mientras Sooyoung salía de la ducha ya enrollada en su toalla.

—Qué sexy —comentó Sungkyu, mirándola de arriba abajo a propósito.

—Lo sé. Y ahora que me haces caso te diré que dejes de estar tan de bajón. Parece que se te ha muerto alguien y solo es que estás enamorado.

—Vale. Lo intentaré.

—Ese es mi chico. Además, créeme cuando te digo que no tienes motivos para estar así y pronto descubrirás por qué —dijo Sooyoung, antes de abandonar el baño, dejando dentro a un más que confuso Sungkyu.

 

 

Al volver de su ducha, el chico seguía pensando en su conversación con su amiga. ¿A qué se referiría? En eso iba pensando cuando comprobó, al adentrarse en su cuarto, que Woohyun seguía en la misma posición de hacía media hora.

— ¿Todavía no te has duchado? —inquirió, extrañado.

—Sí lo he hecho, solo que he tardado diez minutos.

Sungkyu entonces cayó en la cuenta de que, realmente, no había notado que el menor llevaba otra ropa y que tenía el pelo mojado. El pelirrojo se sintió levemente apenado. Se había imaginado ese típico momento que aparecía casi en cada historia de amor en el que el Woohyun saldría del baño con solo una toalla enganchada a su cadera mientras que las gotas resbalaban por su piel. Sin embargo, ahora agradecía que eso no hubiera pasado. Seguramente, no habría podido controlarse.

Woohyun se incorporó levemente sobre los hombros para poder seguir con la mirada a Sungkyu mientras este volvía a estar inmerso en sus pensamientos. Le hubiera encantado saber en qué pensaba tan constantemente el mayor, pero sabía que, aunque le preguntara, este no le diría la verdad. Prefirió dejar de preocuparse por eso y se concentró en observar lo guapo que estaba el mayor. Llevaba una camiseta que le quedaba exageradamente grande y unos pantalones cortos, nada especial, pero que a los ojos de Woohyun le hacía ver especialmente deseable.

— ¡Chicos, venid a escoger la peli!

Ambos salieron de sus respectivas ensoñaciones y, dedicándose una sonrisa el uno al otro, bajaron ante la llamada de Sooyoung, en completo silencio.

Sungkyu se dejó caer en el medio de uno de los sofás mientras Woohyun se acercaba a las chicas que estaban sentadas en el suelo frente al televisor, revisando los DVD que había en el mueble.

— ¿Solo tienes películas de dibujos o qué? —preguntó Sooyoung, rebuscando entre los montones de cajas.

—No, también están todas las de Harry Potter —contestó orgulloso, apartando a la chica a un lado para ayudarle a buscar.

Sungkyu rio por lo bajo y un escalofrío le recorrió de pies a cabeza. Empezaba a intuir que estar junto a la playa en noviembre no había sido muy buena idea. Por suerte, divisó un baúl contra la pared y rápidamente fue hasta él, encontrando en su interior con una sonrisa lo que más deseaba: unas cuantas mantas. Se agenció la primera que vio y se la llevó de vuelta a su sitio, todo esto mientras los otros tres seguían debatiendo.

—No. Ese estante no.

— ¿Por qué? —inquirió la chica, confusa. Se proponía abrir unas pequeñas puertas de cristal que daban paso a más cajas de DVD o eso parecía desde fuera cuando Woohyun la había frenado en seco.

—No os van a gustar esas pelis —respondió, intentando convencerla y negando con la cabeza.

—No será porno, ¿no?

Woohyun la miró estupefacto, los ojos abiertos como platos.

—Claro, es eso. Vamos a buscar a la otra estantería, ahí hay de miedo —aseguró, bloqueando con su cuerpo el mueble.

Sungkyu escuchaba y observaba atento la conversación entre Woohyun y Sooyoung a la que de pronto también se sumó Chorong.

— ¿No te da vergüenza tener porno ahí, a la vista de todos?

—Mucha. Ahora, vamos a escoger una peli, que se hace tarde —contestó al momento, cerrando las puertas del mueble de espaldas a él y dedicándoles una sonrisa a sus amigos.

—Pues, ¿sabes qué? No te creo. Mírate, tienes cara de no haberte hecho una paja en tu vida.

Sungkyu estalló en carcajadas provocadas por la suma del comentario de Sooyoung y de la cara que se le quedó al otro chico al escucharla. Chorong tampoco había podido tragarse las ganas que le había entrado de reír por lo que se quedó tumbada en el suelo, desternillándose mientras rodaba de un lado al otro.

—Eh, eso ha sido muy hiriente. O tal vez no —Woohyun estaba más aturdido que dolido.

—Venga, lo siento. ¿Un abrazo? —propuso, abriendo los brazos. El menor, aunque inseguro, acabó cediendo y Sooyoung aprovechó que había caído en su engaño para tirarlo a un lado gracias a su posición desequilibrada—. ¡A eso se le llama actuar! Sungkyu, sujétalo —ordenó, abriendo de nuevo el mueble.

Sungkyu no se lo pensó demasiado y siguió las instrucciones de su amiga como un robot, acabando sentado sobre la barriga de Woohyun y atrapando sus dos manos con las suyas contra el suelo. El mayor lo apresó con fuerza, aunque no hacía falta porque el chico bajo su cuerpo había dejado de resistirse y le miraba de una forma extraña que Sungkyu ni un millón de años habría podido definir. Algunos “malos” pensamientos pasaron por su cabeza al percatarse realmente de la posición en la que estaban, pero, antes de que su mente pudiera ir más allá, Sooyoung habló, consiguiendo su atención.

— ¿Qué es esto?

En ese momento Woohyun recordó la razón por la que Sungkyu había tenido que mantenerlo quieto y apartó por fin su mirada del mayor, dirigiéndola a Sooyoung.

—No los desordenes, por favor. Están organizados en orden alfabético de director —rodó el menor todavía sin removerse, estaba demasiado cómodo.

— ¿Así que eres un friki de los musicales? Aquí hay muchísimos.

—Nunca me habías dicho que te gustaban los musicales —comentó Sungkyu, repentinamente.  Al igual que el menor, él tampoco se había movido lo más mínimo ni tenía la intención de hacerlo.

—Hay muchas cosas que no sabes de mí, Kim Sungkyu —contestó, su tono de voz desbordando confianza como si de repente fuera otra persona.

Las miradas de ambos habían vuelto a encontrarse y parecía que esta vez mantenían una lucha para comprobar quién podría aguantar más. A Sooyoung casi le dolió tener que romper ese momento, pero quería ver una película de una vez por todas y estaba claro que, si no hacía algo, esos dos podrían haber seguido mirándose sin decir nada por el resto de su vida.

— ¿Hola? Siento tener que terminar con este precioso e inigualable instante, tortolitos, pero ya tendréis tiempo para eso en vuestra habitación.

Habían pasado solo unos pocos segundos así, pero que para los dos habían sido años. Sungkyu no podía explicarse lo que acababa de pasar. Habría sido otro comentario tonto del menor, si no fuera porque últimamente, Woohyun había estado algo raro. Sungkyu consideró la posibilidad de que sus sentimientos por Chorong también le aturdieran, como le pasaba a sí mismo. Quizás pretendía ponerla celosa.

Pero no, eso no tenía sentido. Había sentido algo extraño mientras observaba al menor. Estaba oscuro, pero había podido apreciar sus facciones por completo y, sobre todo, sus ojos que parecían esconder miles de ideas, reflexiones, opiniones y pensamientos. Quería saber todo lo que preocupaba al otro, todo lo que lo alegraba, todo lo que le quitaba el sueño y todo lo que le hacía reír. Aquello que le hacía llorar de pena y lo que le emocionaba.

De nuevo, fue Sooyoung la que le hizo reaccionar y levantarse a la veloz del rayo, volviendo a su preciado sofá.

Woohyun no sabía lo que había pasado por su cabeza para haberle contestado de esa forma al mayor. Posiblemente, su comportamiento se debía a su creciente desesperación por obtener algo de Sungkyu que superara una simple y vacía conversación.

— ¿Queréis ver un musical, entonces? —cuestionó Woohyun, incorporándose. Un minuto con el mayor sobre él y nada más irse, ya echaba de menos su calor.

—Por mí genial. Me encantan —apoyó Sungkyu.

— ¡No vamos a ver un musical! Quiero una de miedo —se quejó Sooyoung, poniendo un puchero.

—No te va eso de hacerte la mona. ¿Sabes de lo que me has dicho antes que tengo cara? Pues tú, todo lo contrario.

Ahora fue el turno de reírse de Sooyoung, que simplemente los ignoró y se fue a buscar esa supuesta estantería donde podría hallar lo que buscaba. Chorong fue tras ella, disculpándose por haberse reído a su costa mientras Woohyun se levantaba solo para dirigirse al sofá.

—Así que a ella le pides perdón y a mí nada —le echó en cara a la chica, que simplemente siguió su camino, sabiendo que el menor no lo decía en serio.

Woohyun se sentó junto a Sungkyu y levantó la manta para taparse también con ella antes de dejarse caer contra el respaldo del mueble y cerrar los ojos. El pelirrojo lo miró. Su cuello estaba completamente estirado y esa imagen lo encandiló. Woohyun podía conseguir ser sexy sin apenas esfuerzo.

—Estas chicas acabarán por volvernos locos —bromeó Sungkyu. Le había dicho a Sooyoung que intentaría comportarse como siempre. Si lo hacía, quizás podría disimular lo suficiente para no ser descubierto ya que sabía que empezaba a hacerse algo evidente.

Woohyun abrió los ojos y torció el cuello hacia un lado para mirar a su amigo con una sonrisa.

—Exacto. Empiezo a considerar eso de empezar a salir con chicos —dijo, intentando empezar a preparar el terreno para su futura pero próxima confesión.

—No te creas que es fácil. Míranos a mí y a Jonghyun.

—Pero vosotros no estabais hechos el uno para el otro —aseguró Woohyun, extrañando a Sungkyu.

— ¿Y eso cómo lo sabes?

—Es algo que simplemente se sabe. ¿Pero tú cómo estás? Casi no hemos podido hablar estos días.

Sungkyu suspiró. Había estado evitando al menor y ahora se sentía mal. Estaba claro que lo había echado de menos. Aunque solo fuera hablar con él.

—Estoy bien. No es como si hubiera estado enamorado o hubiéramos pasado cinco años juntos. Las relaciones pueden acabar tan fácilmente como empiezan. Uno tiene que estar preparado.

—Vaya, veo que estás especializado —Woohyun estaba ahora sonriendo ampliamente. Le contentaba escuchar que el mayor estaba bien y sobre todo que no estaba enamorado de Jonghyun—. ¿Has tenido tantos novios? —curioseó, viendo su oportunidad de hacerse con más información.

—Y novias —comentó súbitamente Sooyoung que había aparecido al fin con la película elegida y seguida por Chorong.

Sungkyu sonrió y se acomodó mejor, Woohyun se había pegado casi por completo a él y no sabía cómo reaccionar. Entonces recordó que habían estado en esa posición en el sofá de la casa de Woohyun jugando a algún juego o viendo alguna película y nunca se había sentido de esa forma. En ese entonces, tenía guardados sus verdaderos sentimientos y parecía que debía volver a hacer lo mismo. O fingir que lo hacía. Intentaría no ponerse nervioso y así todo iría bien.

Apoyó la cabeza en el hombro del menor, relajándose y Woohyun no había podido ser más feliz. Había extrañado a Sungkyu como amigo, aunque realmente quisiera que fuera mucho más que eso.

Sooyoung puso la película después de lo que había parecido una vida entera esperando y a los 5 minutos, Sungkyu ya se había dormido, recargando todo su peso sobre Woohyun, aunque este más que sufrirlo, lo estaba disfrutando.

Ni siquiera los gritos que dejaban soltar los otros de vez en cuando, provocados por los constantes sustos del film, lograban despertarlo. El menor aprovechó el casi estado de inconsciencia de Sungkyu para atrapar una de sus manos bajo la manta. Su piel era suave, aunque estaba demasiado fría contemplando el hecho de que estaba casi tapado hasta las orejas. Woohyun frotó la mano del otro entre las suyas para hacerle entrar el calor y tras eso, se mantuvo acariciándola con sus pulgares.

Por primera vez en su vida, Woohyun se decepcionó viendo lo rápido que acababa la película de terror. Habría querido que durara por siempre mientras pudiera seguir sintiendo a Sungkyu junto a él.

Sin embargo, el entretenimiento acabó y las dos chicas se levantaron rápidamente, al parecer muertas del sueño y queriendo meterse ya en cama.

—Tú te encargas del muerto —le ordenó Sooyoung al menor mientras hacía una seña hacia su amigo dormido.

 

Woohyun asintió y antes de que pudiera añadir algo, ambas jóvenes habían desaparecido del salón, dejándolo solo ante un Sungkyu en su quinto sueño. El menor no consideró ni por un segundo la idea de despertar al otro, sabía por experiencia que eso no acabaría bien, por lo que simplemente optó por cogerlo en brazos y llevarlo de esta forma hasta la cama.

Había imaginado que le sería más difícil levantar a Sungkyu y subirlo por las escaleras hasta su cuarto compartido, sin embargo, el mayor pesaba muy poco y se le había abrazado al cuello, reduciéndole el trabajo. Woohyun observó el rostro dormido del mayor a escasos centímetros del suyo. Se preguntó cuál sería su reacción si abriera los ojos en ese momento y por primera vez estuvo tentado de despertarlo, pero de nuevo desechó la idea, podría asustarse e incluso pegarlo y por experiencia también, sabía que el mayor tenía fuerza.

Lo dejó finalmente sobre la cama, antes de taparlo con las sábanas y colocando sobre ellas la manta, intentando que no pasara frío. Se hubiera ofrecido él mismo a darle calor si hubiera sabido lo frío que Sungkyu estaba, pero ahora no podía meterse en cama con él como si nada. Además, estaba claro que el mayor no se sentía cómodo con su cercanía. Por lo menos eso había dejado ver su comentario al dirigirse a su habitación unas pocas horas atrás, aunque hacía aún menos tiempo, había acabado por acurrucarse junto a Woohyun.

Acarició levemente su rostro, apenas rozándolo con los dedos antes de decidirse por fin a irse a dormir. Debía descansar. El sábado sería un día muy largo, un día para recordar.

 

 

 

Esa mañana amaneció despejada e increíblemente templada teniendo en cuenta que se trataba de finales de noviembre. Lo primero que hicieron tras conseguir levantarse y desayunar fue decorar la casa con unos cuantos carteles lo que le recordó a Woohyun a lo que había hecho su madre con él.

El día pasó extraordinariamente rápido, sobre todo después de que llegaran los otros cuatro chicos a media mañana. Dongwoo llevaba los ojos vendados y había estado a punto de llorar nada más destapárselos, y ver la sorpresa.

—Gracias, chicos. No me lo esperaba —aseguró, conteniendo las lágrimas en los ojos. Todos lo abrazaron, conmovidos por la ternura que Dongwoo les infundía.

—Venga, venga, ya pasó. Ahora lo importante es, ¿quién va a hacer la comida?

Howon miró mal a su amigo por su comentario que venía tan poco al caso en un momento tan bonito como ese, pero Dongwoo sonrió y apoyó a Sungkyu.

—Cierto, me muero de hambre.

El grupo acabó por darles la razón y pronto ya estaban discutiendo sobre quién cocinaría y lo qué. Tras una tensa y agotadora partida de piedra, papel y tijeras, acabó perdiendo Myungsoo, al cual le dejaron elegir a un ayudante que acabó siendo Sungyeol.

Myungsoo no estaba demasiado convencido de lo que podría salir de ahí. Le encantaba comer, pero preparar comidas propiamente dichas no era lo suyo. Aun así, Sungyeol le convenció de que podrían cocinar algo comestible y, tras pasar sus buenas dos horas metidos en la cocina mientras el resto del grupo charlaba y demás, por fin anunciaron que ya podían sentarse a la mesa.

Cuando la comida terminó y nadie murió intoxicado, Dongwoo no pudo resistir las ganas de ir a bañarse al mar, arrastrándolos a todos con él, exceptuando a Woohyun que debía preparar la tarta. Sungkyu se contuvo para no rogar que le dejaran quedarse con el otro a ver como cocinaba porque supuso que Woohyun le pediría a Chorong que se quedara.

Pero en cuanto quiso darse cuenta, Chorong ya había desaparecido con los otros hacia la playa y lo habían dejado solo con Woohyun que ya estaba concentrado en la cocinaba, empezando a organizarse hasta que, repentinamente alzó el rostro, sintiendo la mirada del mayor y le sonrió, sin pensárselo. Ya se había acostumbrado a hacerlo de forma mecánica cada vez que veía a Sungkyu y este siempre le acababa sonriendo de vuelta.

—Hey, ¿vas a la playa?

—Si me voy, ¿quién te ayudará a cocinar? —preguntó, acercándose a la isla de la cocina, apoyándose en él frente a Woohyun.

— ¿Crees que no puedo hacerlo yo solo?

—Siempre es más fácil si te ayudan —contestó sonriendo.

—En eso estoy de acuerdo.

Sungkyu rio suavemente dejando sus cosas a un lado y moviéndose hasta colocarse al lado de Woohyun. Estaba convencido a seguir el consejo de Sooyoung y había empezado a pensar que debía olvidar todo lo ocurrido esos últimos días y retomar su relación de amistad con Woohyun, aunque cada vez le era más complicado. Cada minuto que pasaba con el menor, más le gustaba. De hecho, empezaban a atraerle cosas del otro en las que antes no se había ni fijado.

—Bien, ¿qué tengo que hacer, chef?

—Mmmm, ¿eso te convierte en mi pinche?

—Supongo.

—Genial. Pues tú coge todos los ingredientes, los tengo ahí apuntados —contestó con una amplia sonrisa, señalando un papel sobre la encimera y Sungkyu siguió sus órdenes sin rechistar.

De nuevo sentía esa sensación de comodidad atravesarlo de arriba abajo acompañada de pequeñas descargas que recorrían su columna cada vez que Woohyun le sonreía, le tocaba o simplemente le miraba de esa forma que conseguía ponerle los pelos de punta.

No obstante, Woohyun no estaba mucho mejor. Trataba de controlarse para no dejarse llevar por sus emociones, pero realmente le era complicado no confesar lo que sentía de una vez por todas y acabar con esas ganas que lo carcomían por dentro. Seguía sin poder explicarse cómo había surgido ese sentimiento del que, quizás, en un principio quiso olvidarse, pero el que ahora era incapaz de negar. Veía a Sungkyu de una forma completamente distinta a hacía un par de meses y agradecía cada día el haberle conocido.

— ¿Me harás una tarta así por mi cumpleaños? —inquirió Sungkyu, observando el gran pastel ya acabado mientras Woohyun lo llevaba a la nevera.

—Te haré la que tu elijas —le aseguró, guiñándole un ojo, antes de ponerse a recoger los utensilios que habían necesitado.

— ¿En serio? Espero que sigamos siendo amigos solo para tener tarta gratis.

— ¿Solo por eso? ¿Yo te doy igual? —preguntó, haciéndose el dolido.

— ¿Qué quieres oír? ¿La dolorosa verdad o la maravillosa mentira?

Woohyun, ofendido pasó su mano llena de harina por el rostro ajeno, dejando al mayor petrificado como una estatua y sin nada que decir.

— ¿Sabes qué? Callado estás más guapo —declaró y se marchó a paso ligero de la cocina, sabiendo lo que se avecinaba—. Por cierto, tú limpias —le informó, mandándole un beso justo antes de desaparecer escaleras arriba.

Sungkyu pensó que ya era demasiado tarde cuando pudo reaccionar, por lo que simplemente decidió hacer lo que el otro le había pedido, ya que, al fin y al cabo, él casi no había tenido nada que ver en la preparación de la tarta. Después de ya haber puesto algo de orden, se había puesto a lavar los platos, percatándose de que, si se lo hubiera mandado hacer cualquiera otra persona, seguramente se habría reído en su cara y hubiera seguido vagueando como de costumbre.

Woohyun, por otra parte, había decidido que lo mejor era ducharse. Se había percatado de que su ropa estaba llena de harina, la cual, no sabía de qué forma había llegado hasta ahí. Además, sabía que, cuando el resto del grupo volviera de la playa, empezarían las discusiones por elegir quién podría utilizar los baños antes, y se negaba a formar parte de eso. Y cuánta razón tenía.

El día pasó y el sol se fue metiendo hasta que el calor dejó de hacerse notorio y fue sustituido por un aire fresco que calaba los huesos y que les hizo abandonar el agua a la velocidad de la luz. Un par de horas y unas cuantas disputas después, ya todos estaban preparados para marcharse. Habían optado por irse a cenar a un restaurante para luego volver a la casa y empezar con la fiesta de verdad. Se habían puesto realmente elegantes y Sungkyu no pudo obviar lo preciosa que iba Chorong, maldiciéndola interiormente, sin darse cuenta de que los ojos del menor, estaban clavados en él. La cena fue tranquila y relajada, llena de bromas y recuerdos que los hacían reír constantemente.

Hablaron sobre el amor de Woohyun hacía esa blogger que había acabado siendo Sungkyu y del que las chicas no sabían nada, obligándolas a exigir más información, rememoraron esa pelea en el cine de la que todos habían salido malparados y Woohyun habló sobre la primera vez que había visitado la casa de Sungkyu y lo confundido que se había quedado al ver a una mujer rubia y de ojos azules, claramente occidental, que supuestamente era una de las madres de su amigo.

Tras la larga y tendida conversación, cuando ya creían que había llegado la hora de volver a la casa y desmelenarse, Howon los frenó a todos, levantándose repentinamente de su silla con una copa en la mano y hablando con decisión.

—Hoy es un gran día. Es el cumpleaños de mi mejor amigo (lo siento Sungkyu, asúmelo), de mi novio y de la persona más importante de mi vida. Sé que no soy muy bueno con las palabras por lo que, esto durará poco, no os preocupéis. Dongwoo —dijo, girándose hacia él. De inmediato, todo lo demás no existía, solo estaban ellos dos—, hemos pasado por mil cosas desde que nos conocemos, algunas buenas, algunas malas, pero siempre juntos, y no lo habría querido de ninguna otra forma. Supe desde la primera vez que te vi que eras especial, de verdad que lo supe, y todavía hoy, después de que haya pasado tanto tiempo, sigo recordando ese momento como si fuera ayer. Cada día contigo es un día en el que aprendo, un día que merece la pena vivir y disfrutar. No soy capaz de imaginarme una vida en la que no te tenga y agradezco no tener que hacerlo. Me haces muy feliz y espero seguir mejorando para que pueda llegar el día en el que te merezca. Te quiero. Muchísimo.

Había mantenido la mirada fija en la de su pareja y pudo ver como los ojos de este se humedecían a medida que avanzaba en su discurso, por lo que enseguida se agachó a limpiar sus lágrimas y a darle un rápido beso sobre la sonrisa que no dejaba de iluminar el rostro emocionado de Dongwoo.

— ¿Y a mí quién me besa? —cuestionó Sooyoung, que, sin que nadie se hubiera dado cuenta, se había echado a llorar cual gotera, empapando el mantel de la mesa. Sungkyu se apiadó de ella y le abrazó, acariciándole la espalda de arriba abajo.

Aunque no quisiera admitirlo, las palabras de su compañero de piso le habían calado muy hondo también a él y sabía muy bien que todo lo que Howon había expresado era cierto. Sungkyu había podido observar la relación entre los dos chicos desde sus inicios y era la persona que más los conocía, estando siempre muy presente en la vida de ambos. Como siempre, volvía a preguntarse si en algún futuro no muy lejano, podría ser su novio el que le dedicara unas palabras por su cumpleaños que consiguieran reflejar tanto amor y aprecio como lo habían hecho las de Howon, aunque no tenía muchas confianzas.

Por unos segundos, se imaginó a Woohyun diciéndole esas cosas mientras lo miraba a los ojos, y no pudo evitar el echarle una mirada, comprobando que el otro ya lo estaba contemplando, con una sonrisa iluminando sus facciones. Sungkyu giró el rostro, sintiéndose raramente incómodo por la belleza del menor en ese instante, la cual no pude soportar observar por más de unos segundos.

Pronto, ya todos estaban de vuelta en la casa, mucho más despreocupados al tener la libertad de poder comportarse como lo que realmente eran, unos locos. Nada más llegar, Woohyun sacó la tarta y aceptó agradecido los cumplidos por su buena presentación.

—Sungkyu también ha tenido algo que ver —declaró, aunque el otro sabía que eso no era del todo cierto. A pesar de eso, le dedicó una sonrisa por su intento de incluirlo en la preparación de la gloriosa tarta. Woohyun estuvo a punto de dejar caer la bandeja, abrumado por la cálida sensación que le embargó al observar la dulce expresión del mayor, pero lo disimuló, poniéndose a cantar a grito pelado ‘el cumpleaños feliz’ siendo enseguida acompañado por los otros.

 

Minutos más tarde, ya todos tenían la boca llena de tarta y los halagos habían aumentado. Sooyoung creyó que había quedado satisfecha con la cena, pero al parecer, no era así, o por lo menos eso sacó en claro tras terminarse su tercer trozo de pastel.

—Woohyun, ¿cocinarás en mi boda? —inquirió, emocionada.

—Mientras me pagues, todo se puede hablar —contestó sonriente.

Sungkyu, vio ese momento como su oportunidad de vengarse por lo sucedido esa misma tarde. Woohyun estaba distraído y a él todavía le quedaba la mitad de su porción en el plato, así que simplemente lo acercó de improviso a la cara contraria y lo estampó contra esta, dejando al menor estupefacto, igual que a todos los demás. Se hizo el silencio hasta que, nunca se sabrá con certeza quién, otra persona gritó:

— ¡Guerra de tarta!

Entonces, la preciada obra maestra de Woohyun comenzó a cruzar el cuarto de una esquina a otra, manchándolo todo y a todos. Woohyun había logrado atrapar a Sungkyu, rodeándolo con los brazos por la espalda para que no pudiera escapar.

— ¿Por qué has hecho eso? —preguntó casi en un susurro grave que le produjo que un escalofrío le recorriera todo el cuerpo, desde la cabeza hasta los dedos los pies. Esa voz y su cercanía le habían hecho flaquear. Casi podía sentir la piel de su cuello arder allí donde el aliento de Woohyun le rozaba.

—Te la debía por llenarme la cara de harina esta tarde —contestó, bajando también el volumen sin siquiera darse cuenta.

—Eres un rencoroso —declaró divertido el menor, aflojando el agarre y recuperando repentinamente su tono de voz habitual.

—Te lo merecías —aseguró Sungkyu, dando media vuelta para poder mirar al otro a la cara. No pudo controlar la carcajada que le produjo el rostro del otro lleno de tarta. Llevó un dedo hasta la mejilla de Woohyun, retirando un poco de la masa pegada a ella antes de llevárselo a la boca.

—Está muy buena, por cierto —comentó, dejando al menor sin palabras, antes de dirigirse a poner orden, obligando a los que él llamaba ‘niños’ a estar quietos y hacerle caso. Realmente quería mantenerse serio, pero le era casi imposible cuando lo miraban atentos con la cara llena de nata, chocolate y una mezcla de todos los distintos ingredientes que el postre contenía. Casi todos tendrían que volver a ducharse mientras los que se habían salvado limpiarían el salón. Así todos tendrían algo que hacer.

 

 

— ¡Gracias, Sungkyu! —exclamó Dongwoo, observando su regalo. Hacía poco tiempo había comentado que su cantante favorito estaba a punto de sacar un nuevo CD, por lo que se había asegurado de ser el primero en comprárselo a su amigo, informándoles a los otros de que no pensaran siquiera en robarle su idea.

Ese había sido el último regalo y fue entonces cuando decidieron que ya era hora de sacar la artillería pesada. Llevaron hielo, alcohol, mezclas y vasos hasta el salón, colocándolo todo sobre la mesa y llenándola hasta no dejar ni un centímetro vacío.

Cuando quisieron darse cuenta, ya todos habían bebido más de la cuenta gracias a unos juegos que habían decidido probar.

—Yo nunca he besado a un chico —declaró Woohyun, sabiendo de sobra que sería el único que no tendría que beber y comprobando con una sonrisa que estaba en lo cierto.

 

—Yo nunca he… besado a alguien que está en esta habitación —dijo Sungyeol, muy seguro. Sus amigos se miraron los unos a otros hasta que terminaron por beber todos, uno tras otro. Al principio nadie se extrañó hasta que se dieron cuenta de que Woohyun y Chorong no tenían razón para haberlo hecho. ¿O sí? Nadie se atrevió decir nada y parecía que los implicados no tenían intención ninguna de dar explicaciones, por lo que el juego siguió para todos como si no hubiera pasado nada. Para todos excepto para Sungkyu, que ya no podía dejar de pensar en eso.

De repente, sintió como si una piedra le golpeara en la cabeza, haciéndole caer en la cuenta de lo que eso significaba.

‘Ya se han besado. Lo han hecho. No necesitan para nada mi ayuda porque ya se bastan ellos dos solos’ se dijo, entendiendo al fin. Descubrir eso le había hecho olvidar por completo esas dudas que le entraban cuando Woohyun se comportaba de esa forma extraña que lograba aturdirlo.

En ese momento, sintió como volvía a perder las ganas de hacer cualquier cosa. Tal vez, si hubiera sido completamente consciente de lo que pasaba a su alrededor, solo tal vez, hubiera podido disimular algo mejor, pero tras unas cuantas copas, eso era lo que menos le preocupaba.

Sin saber muy bien cómo, todos habían acabado esparcidos por la playa en grupitos en los que unos cantaban, unos bailaban, y el resto se reía de lo que los otros hacían.

 

 

La noche se les pasó en apenas cinco minutos y cuando el alcohol les dejó de hacer efecto, estuvieron de acuerdo en que hacía demasiado frío como para quedarse fuera. Sobre todo, a esas horas en las que estaba a punto de amanecer. Con pies pesados, se arrastraron por la arena de vuelta a la casa, sin darse cuenta de que cierta pareja se quedaba atrás. Woohyun, que estaba siguiendo al grupo, buscó al mayor con su mirada y acabó por encontrarlo sentado en la arena, con los ojos cerrados y aspirando calmado el olor embriagador del agua del mar.

Se le acercó extrañado al verlo allí solo, con la clara intención de quedarse y no entrar con los otros.

—Kim Sungkyu, ¿no tienes frío? —inquirió, dejándose caer junto al mayor, que había abierto los ojos al escuchar la voz del otro.

Woohyun se había percatado del desganado comportamiento que había mantenido Sungkyu durante la noche, pero no recordaba el momento en el que el pelirrojo había empezado a actuar así. A decir verdad, había empezado a beber demasiado rápido y apenas se acordaba de lo ocurrido horas atrás.

—Un poco —respondió sincero, con una cansada sonrisa. Habría querido tener unos minutos para él en los que pudiera pensar, pero ahora que tenía al menor a su lado, agradecía su compañía. Además, intentar sacar algo en claro con resaca, no era muy buena idea.

— ¿Te pasa algo? Te he visto algo…decaído —Woohyun no tenía pensado hacerle esa pregunta al mayor, pero no se había podido contener.

Sungkyu suspiró. Descubrir que Woohyun y Chorong ya se había besado le había molestado más de lo que esperaba y lo peor, es que lo único que él hacía era intentar juntarlos todavía más.

—Sí, me pasa algo —dijo agotado, no física sino psicológicamente. Miró al frente, sin atreverse a comprobar la reacción del menor ante sus palabras. El cielo comenzaba a aclararse en el horizonte y esa visión lo relajaba. Era realmente precioso.

‘Es realmente precioso’ se dijo Woohyun, contemplando a Sungkyu. El paisaje era increíblemente sobrecogedor. El cielo, despejado por completo y dividido entre la oscuridad de la noche y la claridad del día se unía con el mar en la línea del horizonte por la que los primeros rayos del sol preveían su cercana aparición.

Woohyun quedó prendido ante la vista que se presentaba frente a él, hasta que fue capaz de razonar de nuevo y cayó en la cuenta de lo que Sungkyu había contestado.

— ¿Quieres hablar?

El mayor de inmediato negó con la cabeza.

—Quedémonos en silencio —pidió Sungkyu, dejando caer sus pesadas pestañas de nuevo.

Woohyun le hizo caso al mayor y se contuvo, aunque le invadieran las ganas de interrogar a Sungkyu.

Lo que no pudo controlar fueron la terrible necesidad que lo embargaba de acercarse al mayor, por lo que elevó una mano para acariciar la mejilla del otro como había hecho el día anterior, con la diferencia de que esta vez, Sungkyu estaba despierto. El pelirrojo estuvo a punto de apartarse y pedirle explicaciones al menor, pero él mismo le había pedido a Woohyun que se mantuviera callado, por lo que decidió simplemente dejarse hacer y disfrutar del roce de la piel contraria contra la suya. Woohyun se tomó la reacción de Sungkyu como un permiso para continuar por lo que se dejó llevar y condujo su mano hasta su cabello, enterrando y enredando los dedos en los mechones rojos, disfrutando de su suavidad.

Sungkyu dejó escapar un suspiro, entreabriendo los labios y tentando a Woohyun que tuvo claro qué era lo próximo que debía hacer. Se inclinó con lentitud hacia el mayor, acabando con la distancia entre sus rostros poco a poco, centímetro a centímetro, su mirada viajando desde los sellados ojos del mayor a sus labios que parecían estar invitándolo a que hiciera lo que deseaba hacer.

El pelirrojo sintió como su respiración se aceleraba. Su cuerpo sabía lo que su cabeza no quería creer. Estaba seguro de que era imposible de que fuera cierto lo que estaba sintiendo y se mantuvo firme hasta que el menor le demostró lo equivocado que estaba.

Woohyun rozó apenas los labios de Sungkyu con los suyos, asegurándose de que el otro no intentaría impedir lo que se proponía a hacer y probando al fin la suavidad y delicadeza de los labios del mayor.

El tiempo parecía haberse parado para ambos antes de, repentinamente, acelerarse y hacerles dar mil vueltas en cuanto Woohyun volvió a juntar sus labios, esta vez con firmeza, atrayendo el rostro del mayor hasta el suyo con la mano que había acabado en su nuca. Casi quiso pegarse a sí mismo por haber esperado tanto para hacer esto cuando no podía imaginarse una sensación mejor a la que estaba sintiendo en cuanto Sungkyu correspondió a su beso. Lo había querido, lo había necesitado y de lo único que se arrepentía en ese momento en el que estaba besando a uno de sus mejores amigos era el no haberlo hecho antes.

Sungkyu, por otra parte, habría jurado que había recibido un golpe en el pecho que lo había dejado sin aire durante unos segundos en el momento en el que Woohyun comenzó a besarlo. Ni siquiera se preguntó qué sentido tenía todo eso, ni siquiera tenía cabeza para hacerlo, porque lo único que ocupaba su mente era el menor y la exquisita sensación de sentirlo pegado a él.

Woohyun fue recostándose sobre el pelirrojo casi sin pensarlo, haciendo que quedara tumbado sobre la arena con él por encima, apoyando un codo junto a su rostro para no dejar caer todo su peso sobre Sungkyu mientras sus bocas seguían unidas.

Era un beso calmado, un beso de solo labios, un beso más propio de dos amantes que de dos chicos medio borrachos y completamente desesperados por tenerse el uno al otro.

Por fin Sungkyu había sido capaz de olvidarse de todas sus preocupaciones para disfrutar de ese instante que era solo suyo y de Woohyun, ese instante que duró menos de lo que ambos hubieran querido. Cuando se separaron más por falta de aire que por ninguna otra razón, Woohyun abrió los ojos, que no sabía que había cerrado, y se quedó mirando el rostro del mayor, esperando a que este se moviera o simplemente dijera algo.

El menor estaba realmente nervioso. Para él, había sido el beso más maravilloso y más real de su vida y deseaba con todas sus fuerzas que Sungkyu coincidiera con él.

Volvió a dejar un pequeño beso sobre los labios contrarios antes de prepararse a revelarle por fin al mayor sus más profundos sentimientos, separándose levemente de él para dejarle más espacio. Estaba a punto de confesarse cuando la voz que había deseado escuchar se decidió a hablar, aunque lo que dijo se alejara notablemente de lo que Woohyun esperaba escuchar.

Notas finales:

Ha sido un capítulo muy largo. Esperamos que lo hayais disfrutado... Aunque con ese final, creo que es difícil que no os haya gustado :D ¡No olvidéis dejarnos vuestras opiniones en un review! ¡Nos leemos la semana que viene! ¡Gracias! — A.


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