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Boy Online por DoritoCoupleProductions

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Notas del capitulo:

¡Primer capítulo del año! Sentirnos el pequeño retraso, pero las fiestas nos quitan más tiempo del que desearíamos :/ ¡Disfrutadlo! — A.

Otras dos semanas pasaron, pero esta vez se les hicieron eternas a todos. Cuando alguno tenía un día sin exámenes lo invertía en estudiar para el siguiente, por lo que los chicos apenas tuvieron ratos de descanso. Era el precio que tenían que pagar. Tal vez pudieran ir un poco por libre en las clases, pero cuando la temporada de pruebas llegaba, esa libertad quedaba reducida a cenizas.

Ni siquiera Sungjong podía disfrutar de demasiado tiempo de tranquilidad pues, estando como estaba en el último curso del instituto, debía compaginar las clases con los exámenes, deberes y trabajos, todo a la vez, lo cual le estaba agobiando.

Apenas pudieron creérselo cuando al fin el último día antes de las vacaciones de Navidad llegó. Ya se podía respirar el ambiente navideño que impregnaba la ciudad, sin embargo, no habían podido disfrutar de él hasta ese viernes al salir Sungyeol de su último examen y encontrándose con que ya todos lo esperaban. Todos. Incluso Sungjong ya estaba ahí, sonriéndole ampliamente.

Durante todos esos días, el más alto no solo había estudiado, sino que también había podido emplear gran parte de su tiempo pensando sobre su vida. Y sobre todo, en lo relativo a Myungsoo. Y había decidido que simplemente lo dejaría todo como estaba.

No quería contárselo a Woohyun porque sabía que le diría lo que él ya opinaba sobre sí mismo, que era un cobarde, pero había pasado muchas horas debatiéndose y creía haber escogido la mejor opción. No se interpondría entre Myungsoo y nadie, lo apoyaría siempre como el buen amigo que era.

— ¿Qué tal el examen, Yeollie? —inquirió el objeto de sus pensamientos, sacándolo de su cabeza para devolverlo al mundo real.

—Genial, lo he clavado —contestó con una sonrisa. Y no mentía, realmente, le había salido muy bien.

Todos lo felicitaron y tras conversar un rato más sobre los resultados que esperaban obtener, Jonghyun decidió cambiar de tema, alzando su voz levemente por encima de la de los demás. Eso logró captar la atención de todos al segundo, pues ya conocían al chico lo suficiente como para saber que solía mantener un volumen más bien bajo, el cual, incluso era difícil de escuchar, a veces.

— ¿Qué planes tenéis para estas Navidades?

—Pasarlas con mi bebé —respondió Howon, abrazando a su pareja por la espalda y estrujándolo para menearlo de un lado a otro.

Dongwoo rio alegre, provocando que todos lo mirasen son ternura.

—Estaré con mi familia, supongo —habló Sungyeol, no habiendo pensado demasiado en lo que haría en las vacaciones.

—Yo... Iré a casa de mi abuela —susurró Woohyun, esperando realmente que nadie lo escuchara, sin embargo, no había sido así. De inmediato Sungkyu le echó una mirada de urgencia.

Había querido hablarlo con su pareja antes, pero no se había atrevido. Sabía que Sungkyu tantas ganas de pasar las fiestas con él como él mismo las tenías, pero era costumbre que su familia se juntase en Navidad en la casa de su abuela y no quería fallarles.

— ¿Está muy lejos? —inquirió Sungkyu, aunque ya podía adivinar la respuesta por la cara apenada de Woohyun.

—Busan… —contestó, bajando la mirada y clavándola en el suelo.

—Bueno, no pasa nada.

Todos los ojos estaban clavados en la pareja, hasta que, de repente, Jonghyun y Sungjong compartieron algo parecido a una mirada de complicidad. El plan entraba en marcha y sin Woohyun por en medio, sería mucho más fácil que llegaran a su objetivo.

—Tranquilo, Sungkyu, yo te haré compañía. Saldremos por ahí y te buscaremos a un novio decente —habló Sungjong, acercándose al mayor y colocando un brazo en sus hombros.

El pelirrojo le dedicó una sonrisa en agradecimiento a Sungjong. No lo conocía mucho pero por lo que el menor dejaba ver, podrían llegar a llevarse muy bien.

—Sí, bueno, pero no demasiada —dijo Woohyun, fingiendo enfado y apartando a Sungjong de su novio para abrazarlo él mismo, enfurruñado.

— ¿Un par de semanas y ya te pones tan celoso? Ariel, ya te dije que ese no era tu príncipe azul —bromeó Howon, causando que Woohyun le dirigiera una mirada de odio.

—Casi tres semanas —puntualizó el chico.

De nuevo Jonghyun y Sungjong compartieron una rápida conversación solo con mirarse de la que nadie se dio cuenta, afortunadamente.

—Comamos juntos —sugirió Dongwoo.

—Me parece bien —aceptó Sungkyu, dándoles la espalda, pues Woohyun todavía no le había dejado separarse, aunque eso tampoco le molestaba.

—Me apetece pizza —señaló Sungyeol y enseguida todos asintieron, apoyándolo.

En menos de cinco minutos ya todos iban en camino, repartiéndose en los coches como la última vez.

— ¿Estás enfadado? —preguntó Woohyun a lo que Sungkyu respondió negando la cabeza, aún con la mirada clavada en el exterior como si cualquier cosa fuera más interesante que su pareja.

—Lo siento —susurró, acercándose al mayor para abrazarlo de lado, apoyando la barbilla en su hombro—. Tendría que habértelo dicho antes, pero no quería desanimarte —continuó, su aliento rozando el cuello del mayor, consiguiendo ponerle la piel de gallina.

Sungkyu cerró los ojos, disfrutando del calor que en ese momento lo embargaba.

—No estoy cabreado —respondió tras un largo minuto en el que simplemente disfrutó de las sensaciones que recorrían su cuerpo—. Sólo que me hubiera gustado pasar contigo aunque fuera algún día.

Woohyun dejó un suave beso sobre su hombro y fue subiendo por su cuello hasta llegar a su barbilla. Sungkyu se dejó hacer de nuevo y giró levemente el rostro en cuanto sintió que el menor llegaba a sus labios, para poder juntarlos en un beso algo lento al principio pero que rápidamente subió de intensidad.

— ¡Eh! Si Dongwoo y yo no podemos hacer nada en este coche, vosotros menos —exclamó repentinamente Howon, provocando que ambos comenzaran a reír todavía en los labios del otro.

—Pero qué monos —opinó Dongwoo, echándole una ojeada por el espejo retrovisor, lo que causó que un puchero asomara en el rostro de Howon.

—Increíblemente, siento que soy el que sobra —declaró, haciéndoles reír de nuevo.

Mientras, en el otro coche reinaba el silencio y la tensión, o al menos aparentemente, ya que sus cabezas funcionaban a velocidades sobrehumanas, todas excepto la de Jonghyun que se había permitido relajarse mientras observaba como la mirada de Sungjong se paseaba de Myungsoo a Sungyeol.

Por una parte, realmente le apenaba haberle revelado sus descubrimientos al menor porque solo le había hecho preocuparse aún más, pero si no lo hubiera hecho, este nunca habría aceptado apoyarlo en su plan.

Aún recordaba la confusión en la voz de Sungjong cuando se había decidido a llamarlo pidiéndole que se encontraran y su expresión cuando le había revelado la información que portaba, aunque una parte de él creía que Sungjong ya lo había notado.

—Necesito que me ayudes a separar a Woohyun y a Sungkyu, no puedo soportar verlos juntos. Si lo haces te ayudaré con Myungsoo y Sungyeol —había dicho, yendo directamente al grano tras el saludo.

— ¿Myungsoo y Sungyeol? ¿a qué te refieres?

—Se gustan. Bueno, de Myungsoo no estoy tan seguro, a veces parece que no tiene sentimientos, pero de Sungyeol sí. Solo hace falta fijarse en él cinco minutos para darse cuenta —había explicado Jonghyun, sorprendiendo al menor.

—No me lo puedo creer —había exclamado portando una expresión de exagerada estupefacción y dejándose caer contra la silla de la cafetería en la que se habían citado—. Así que además de ese desconocido del teléfono ahora también tengo que ir a por Sungyeol.

—Tendremos. Bueno, solo si aceptas. Aunque primero empezaremos con la parejita, tu querido Myungsoo es muy complicado.

Sungjong se había dado algo de aire dramáticamente con una mano mientras debatía consigo mismo sobre lo que debía hacer. Jonghyun no había podido evitar reír ante las reacciones del joven, observarlo era verdaderamente entretenido. Tras haber pedido un capuchino y haberle dado un trago con el que Jonghyun creyó que solo se había humedecido los labios, había hablado al fin, cuidando sus palabras.

—De acuerdo. Lo haré. Pero primero, pondré mis condiciones.

—Habla.

—Quiero información sobre ti y Sungkyu, que vigiles a Myungsoo y Sungyeol cuando yo no esté y que me invites a comer al menos una vez a la semana.

—Las dos primeras están bien, pero... ¿invitarte a comer? —había cuestionado, enarcando una ceja.

—Soy un estudiante que no trabaja, no tengo recursos y quiero comer gratis. ¿Trato hecho?

—Trato hecho —había declarado, tras un corto suspiro,pero dejando que una sonrisa complacida se abriera paso en su rostro.

— ¡Jonghyun! —llamó Sungjong por tercera vez alzando el volumen de su voz al ver que el chico seguía sin hacerle caso.

Esto sacó a Jonghyun de sus recuerdos y lo devolvió al presente.

— ¿Qué? —preguntó, intentando centrarse.

—Ya hemos llegado —contestó el menor tras un suspiro para dejar salir toda la ira que le invadía y antes de cerrar la puerta del coche de un portazo para irse a paso apurado.

Jonghyun rio ante el comportamiento de Sungjong. Le divertía sobre manera la rapidez con la que el menor lograba estresarse por lo más mínimo.

— ¡Espérame! —gritó Jonghyun, saliendo tras él mientras Sungyeol y Myungsoo los miraban extrañados. Les bastó una mirada para saber que opinaban igual: esos dos chicos escondían algo.

—Estamos aquí —casi gritó Dongwoo agitando el brazo de un lado a otro en cuanto vio entrar al resto de su grupo por la puerta. Los chicos en seguida lo vieron, pues se trataba de una pizzería pequeña en la que lo difícil era no encontrarlo.

 

Jonghyun decidió sentarse lo más alejado posible de Sungkyu, que seguía pegado a Woohyun, sin embargo, empujó a Sungjong hacia la pareja para que él, al que no le importaba aguantar sus cariñitos, los vigilara de cerca. El menor le echó una mirada de odio tras haberse tenido que agarrar a la mesa para no caer y antes de tomar asiento junto a Sungkyu, sonriéndole ampliamente.

No tardaron mucho tiempo en pedir y pronto ya todos estaban hablando, interrumpiéndose y molestándose entre sí a propósito, bromeando y metiéndose los unos con los otros, totalmente despreocupados al verse con tantos días libres por delante.

—Bueno, los que nos quedemos por aquí podemos quedar algún día, ¿no? —comentó Sungjong, dirigiéndose no tan disimuladamente a Sungkyu.

—Por supuesto —respondió este, al ver que el menor lo estaba mirando con sus enormes y brillantes ojos de cachorrito.

—Genial. Me gustaría ir a la feria. Aún no he podido ir por las clases —dijo apenado.

— ¡Yo también quiero ir! —exclamó Dongwoo, repentinamente.

Woohyun y Sungkyu se habían mirado a la mención de la feria y no podían evitar recordar los momentos que habían pasado juntos allí, en su primera cita. 'Primera y única' pensó Sungkyu, amargamente, reteniendo un suspiro mientras su novio le cogía la mano con cariño.

—Suena bien, aunque no sé si tendré mucho tiempo libre pero lo intentaré —comentó Myungsoo, extrañando a Sungjong.

'¿Quizás ya tiene planes? ¿Y si va a pasar las vacaciones con su novio o novia o lo que sea?' se preguntó, y no pudo cerrar la boca antes de que la curiosidad le hiciera hablar.

— ¿Por qué? ¿Tienes planes? —inquirió con una sonrisa inocente.

Myungsoo asintió sonriendo ampliamente y antes de que Sungjong pudiera seguir con su interrogatorio, el camarero se acercó con pizzas en ambas manos y las dejó con cuidado sobre la mesa, llevándose los vítores y gritos de júbilo de todos, que ya se morían de hambre.

—Que aproveche, chicos —dijo el camarero, sonriéndoles amablemente y echándole una mirada a Dongwoo que no pasó desapercibida para nadie, antes de darse la vuelta y marcharse.

—Dino ha ligado, Dino ha ligado —canturreó Sungyeol, en cuanto el chico desapareció de su campo de visión.

—Es cierto, casi parecía que quería cogerte, ponerte sobre la mesa y… —le apoyó Woohyun, aguantando la risa al ver la cara de fastidio de Howon, por el cual fue interrumpido.

—Ya es suficiente. Ese pobre feúcho no se ha dado cuenta de que mi Dongwoo ya está cogido —habló, resaltando el posesivo.

—No era feo. De hecho, es bastante gua... —comentó su novio, callando al caer en la cuenta de que acababa de cometer el mayor error de la historia.

—Vaya, al parecer Dino también se ha fijado en él. Tienes competencia, príncipe azul, te van a robar a tu princesa—dijo Sungkyu, queriendo unirse a la diversión, sobre todo después de ver el rostro sorprendido y ofendido de Howon al girarse hacia su pareja por sus palabras, boquiabierto.

Dongwoo miró asustado a Howon, su mente funcionando a toda velocidad para lograr pensar algo que decir y que no estropeara aún más las cosas, sin embargo, se había quedado bloqueado.

—Así que te parece guapo, ¿no?

—Mmmm...Bueno, Sungkyu también me parece guapo, eso no quiere decir nada —dijo, titubeante.

—Oh, así que ahora también te fijas en Sungkyu, ¿no? Pues que sepas que una vez intentó besarme. Sí, a mí.

— ¡Eh! A mí no me metas en esto —se quejó el mayor; sin embargo, ya era demasiado tarde, todos habían escuchado la revelación de Howon y miraban a Sungkyu esperando una explicación.

— ¿Intentaste besar a Hoya? —preguntó Jonghyun, más que interesado en el tema, ya que parecía que ninguno se atrevía a hablar.

—Estaba borracho, no cuenta. Además, ¿eso a qué viene ahora? No soy yo el que va mirando a otros chicos cuando ya tiene pareja —se quejó, queriendo devolver la atención a Dongwoo, y cosiguiéndolo.

— ¿Ahora no puedo decir que un chico es guapo? —preguntó el chico.

—No cuando está claramente interesado en ti —le reprochó Howon.

—Lo que dices no tiene sentido —soltó Dongwoo, asombrándolos a todos, a todos excepto a Sungkyu, que ya estaba demasiado acostumbrado a las discusiones entre ambos. Para los demás, sin embargo, era la primera vez en la que veían a un Dongwoo no feliz por lo que no evitar el quedarse callados observando el desarrollo de la conversación entre la pareja.

— ¿Que no tiene sentido? ¿Qué quieres decir?

—Venga, chicos, ya está. Vamos a comer en paz y tranquilidad —dijo Sungkyu, tratando de calmar las cosas, pues ya sabía que eso podía acabar muy mal.

—Yo entiendo a Hoya, es lógico que se cabree, yo también lo haría —comentó Jonghyun, divirtiéndose lo suficiente con la discusión entre la pareja como para querer que terminara. Sin embargo, le salió el tiro por la culata.

—Tú eres el menos indicado para hablar —declaró Sungkyu, mirándolo con seriedad e informándole, por si todavía no se había dado cuenta, de que la había jodido—. Tú no tienes ningún derecho a decir nada así que, cállate.

Woohyun sintió como Sungkyu la apretaba con fuerza la mano, intentando retener la ira que le había embargado ante el tonto e innecesario comentario de Jonghyun pero apenas podía contener las ganas de matarlo. O al menos darle un buen puñetazo.

—Alguien que no está loco, al fin —dijo Howon señalando a Jonghyun con la cabeza e ignorando el comentario del más mayor, que había logrado que el más sagrado silencio reinara en la mesa.

—Voy al baño —dijo Dongwoo, aunque solo era una excusa para poder alejarse de esa mesa al menos unos minutos. No soportaba el ambiente tenso que en apenas un momento se había formado y quería despejarse un poco.

Hoya siguió a su novio con la mirada pero no se levantó, y en cuanto ya no lo pudo ver, se puso a comer, haciendo como que no notaba los ojos de todos losde la mesa clavados en él. Sungkyu suspiró, más tranquilo y lo imitó. Jonghyun había logrado sacarlo de sus casillas, y no solo porque era una aclaración muy hipócrita por su parte, sino porque hacía ya mucho tiempo, se había prometido que no permitiría que nadie se metiera entre Howon y Dongwoo de esa forma. Aun así, sabía que se había cabreado demasiado hasta para él por lo que prefirió mantenerse callado.

—Lo siento —susurró Jonghyun. Y realmente lo sentía. Lo que menos quería en ese momento era aumentar la distancia que ya existía entre él y Sungkyu, por lo que había decidido que de entonces en adelante tendría que controlar más lo que decía delante de su ex pareja.

—Olvídalo, creo que me he pasado —contestó, mientras Woohyun frotaba su espalda de arriba abajo con una mano y se inclinaba a dejar un beso en su mejilla, logrando que se relajara y recibiendo una leve sonrisa en agradecimiento.

Howon, los vio y miró de reojo la puerta del baño preocupado, viendo que Dongwoo no regresaba. Optó por levantarse e ir él mismo a buscarlo, sabiendo, ahora que lo pensaba en frío, que se había comportado como un celoso y sin siquiera razones para haberlo hecho.

Sungkyu lo miró marcharse, orgulloso de que se hubiera dado cuenta de su error y fuera a disculparse cuando, repentinamente, el estridente y alto tono de un móvil los sacó del cómodo silencio que se había formado y todas las miradas se dirigieron a Myungsoo, el cual, estaba demasiado concentrado comiendo como para escuchar su propio teléfono.

Sungyeol decidió darle un codazo y el chico al fin volvió a la realidad, mirándolos sorprendido.

— ¿No piensas coger?

Una bombilla pareció encenderse en la cabeza de Myungsoo, consiguiendo que escuchara su teléfono y se llevara la mano al bolsillo rápidamente al mismo tiempo que se ponía de pie.

—Ahora vuelvo —dijo, aunque el móvil ya había dejado de sonar.

Sungjong no pudo evitar pensar en la conversación que había escuchado 'sin querer' un par de semanas atrás y se preguntó si de nuevo sería esa misma persona. Esa a la que Myungsoo le había dicho que le quería.

Sin embargo, algo lo sacó de sus pensamientos. Myungsoo, había salido apurado y de las prisas, había chocado contra un camarero. Había podido agarrar al chico antes de que este cayera, pero no pudo salvar la pizza que llevaba en una de sus manos la cual fue a caer sobre la cabeza de Sungjong, cayendo los cachos ya recortados por su cara y espalda, manchándolo por completo.

Todos contemplaron al menor, horrorizados por una parte, comenzando a imaginar lo que se avecinaba, e intentando no reírse por otra parte, sabiendo que eso solo empeoraría las cosas.

— ¡Yo te mato! —gritó Sungjong, dándose media vuelta a la vez que se levantaba y lanzándole un cacho de pizza a Myungsoo, que a pesar de estar cerca, logró esquivarlo y fue a darle a un niño que comía en la mesa vecina.

Sungjong se llevó una mano a la boca, sorprendido de sí mismo por lo que acababa de hacer y antes de que pudiera disculparse, otro trozo de pizza volaba en su dirección. Sin embargo, decidió imitar a Myungsoo y el trozo fue directo a la cara de Sungyeol.

Y entonces todos pudieron verla furia y la muerte en los ojos de Sungyeol y que nunca debían haber ido a ese sitio pero lo que desconocían era que nunca podrían volver a ir.

 

 

—No me puedo creer que nos hayan prohibido la entrada —declaró Sungyeol, pareciendo incluso cabreado nada más cerrar la puerta del local tras él.

—Yo no me puedo creer que le hayas dado con la pizza a la madre de ese niño —se quejó Woohyun.

—Eh, pues ella bien que me la devolvió.

—Lo que es increíble es que a pesar de no haber tirado ni echado nada, yo haya sido el que haya acabado peor —habló Sungkyu, y todos le echaron un repaso de arriba abajo, aceptando que realmente tenía razón.

Myungsoo, que se había quedado atrás, se abrió un hueco entre Sungyeol y Woohyun mientras seguían caminando hacia sus coches y colocando ambos brazos en sus hombros sonrió ampliamente.

—Venga, chicos. Recordaremos este día toda nuestra vida. El día en el que hicimos que estallara una guerra de comida en todo un restaurante —dijo, intentando ser positivo.

—Tú lo hiciste —apuntó Sungjong, echándole una mirada de odio.

—Venga, ¿no te llegó con echarme esa bebida por la espalda? Creo que aún tengo hielo en el culo.

Todos rieron ante su comentario, viendo por fin la parte divertida de la comida que había acabado siendo una lucha.

— ¿Os fijasteis en la cara de esa chica cuando Jonghyun le manchó el vestido? Parecía que iba a explotar —dijo Sungyeol y de nuevo, todos estallaron en carcajadas.

No fue hasta entonces, estando delante de los coches, que se dieron cuenta de que faltaba alguien.

— ¿Y la parejita feliz? —inquirió Woohyun, dándose cuenta en ese momento de que se habían olvidado de Howon y Dongwoo por completo.

Sungkyu ya estaba sacando el móvil, y se disponía a llamar a su mejor amigo cuando los vieron salir por la puerta del restaurante mientras el encargado les gritaba.

— ¡Y no volváis nunca!

—Tranquilo, no pensábamos hacerlo. ¡Sobre todo con esa mierda de baño sin pestillo! —contestó Howon, girándose mientras caminaba junto a su novio que se mantenía cabizbajo.

— ¿Qué habéis hecho? —cuestionó Sungkyu en cuanto los dos los alcanzaron.

—Eso tendría que preguntarlo yo, ¿no crees? —Contestó, recorriéndolos con la mirada—. ¿Os habéis revolcado en pizza o qué?

—Yo diría que los únicos que se han dado un revolcón aquí sois vosotros. O sino, ¿cómo es que habéis pasado tanto tiempo en el baño? —dijo Woohyun, enarcando una ceja.

No hizo falta que respondieran, las mejillas sonrojadas de Dongwoo lo decían todo.

—Nos pilló un niño y se puso a gritar por todo el local —explicó tranquilamente Howon.

—No tenéis vergüenza —dijo Sungkyu, riendo acompañado por los otros.

—Las ganas vienen cuando vienen —se excusó Howon y Dongwoo decidió que era hora de callar a su novio, dándole un codazo en el estómago.

—Bueno, ¿y vosotros qué habéis hecho?

—Pelea de comida. También nos han pedido amablemente que no volvamos nunca por aquí —contestó Sungyeol.

— ¿En serio? ¡Y me lo he perdido! —dijo un emocionado y a la vez apenado Dongwoo.

—Ha sido genial. Myungsoo ha resbalado y ha resbalado y al intentar agarrarse a una mesa ha tirado del mantel y se le ha caído todo encima —explicó el más alto y los chicos estallaron en carcajadas, recordando lo vivido unos minutos atrás.

—Bueno, creo que va a ser mejor que nos cambiemos, la gente nos mira raro —habló Sungkyu, en cuanto las risas cesaron.

—Otro sitio al que no podremos volver. Juntarme con vosotros me trae mala suerte. Al final no nos dejarán entrar en ningún lugar —comentó Sungyeol.

— ¿Otro? —preguntó Sungjong, interesado. Realmente le encantaba saberlo todo sobre todos.

—En un cine del centro. Es una larga historia.

— ¿Qué tal si nos vemos más tarde y te la contamos? Y podemos hacer algo de lo que no nos puedan echar—propuso Dongwoo.

—Primero tenemos que acabar lo que empezamos ahí dentro —susurró Howon en su oído, llevándose otro codazo.

—Por mí genial —contestó Myungsoo.

—Me apunto —aceptó Sungyeol, sabiendo que no tenía nada mejor que hacer y prefería estar distraído.

Sungkyu estaba a punto de aceptar también cuando Woohyun agarró su mano y sonriendo ampliamente habló.

—Nos encantaría ir, pero Sungkyu y yo tenemos una cita.

— ¿Una cita? —preguntó el mayor girándose a mirar al otro algo sorprendido.

—Solo si quieres —respondió Woohyun, con una dulce y tímida sonrisa que logró derretir a Sungkyu de tal forma que pensó que jamás podría recuperarse.

—Claro que quiero.

— ¡Ay, Dios, pero qué monos! —exclamó Dongwoo, dando saltitos, su vergüenza ya olvidada.

Mientras todos observaban a la pareja, Sungjong y Jonghyun compartían miradas de entendimiento y complicidad, acordando sin la necesidad de palabras lo que debían hacer.

—La verdad es que yo... Trabajo.

—Yo ya he quedado —dijo Sungjong.

—Bueno, todavía quedamos los cuatro —señaló Howon—. Podemos hacer algo divertido ahora que nos hemos librado de los vagos y aburridos.

—Eso ya lo hablaréis luego, Dongwoo, llévanos a casa que me siento ridículo con esta ropa —ordenó Sungkyu, usando esa voz autoritaria con la que nadie podía llevarle la contraria.

—Estoy de acuerdo —apoyó Sungjong y todos estuvieron de acuerdo.

De la misma forma en la que habían ido hasta allí, se marcharon.

—Muchas gracias, Sungyeol —agradeció Sungjong con esa sonrisa amplia que le ablandaba el corazón a cualquiera mientras se bajaba del coche.

—Yo me bajo aquí también —dijo Jonghyun, imitando al menor—. Vivo cerca, de todas formas. Gracias, Yeol.

—De nada, chicos —contestó el conductor, devolviéndoles la sonrisa. Esos dos eran raros, pero empezaba a aceptarlos.

Apenas pasaron unos segundos después de que Sungyeol arrancara antes de que Jonghyun mirara con seriedad a Sungjong.

—Quedamos en mi casa en diez minutos.

— ¿En tu casa? —preguntó, antes de resoplar—. Qué pereza, mejor ven tú aquí —dijo, sonriendo de nuevo, como lo había hecho antes con Sungyeol.

—Lee Sungjong, eres un vago —dijo Jonghyun, mientras el menor ya se dirigía a la puerta de su casa.

—Lo sé, nos vemos en quince minutos —dijo, desde la entrada.

— ¡Dije diez!

—Lo sé —gritó Sungjong, antes de cerrar la puerta tras él.

Jonghyun soltó un suspiro exasperado, controlándose. Ese chico lograba sacarlo de quicio.

 

 

—Chao, desvergonzados. Pasadlo bien—se despidió Woohyun, bajándose del coche para dar la vuelta a este y apoyarse en la ventanilla de Sungkyu—. A ti te veo luego, guapo.

Sungkyu rodó los ojos ante el comentario de Woohyun pero aun así, se estiró para poder recibir los labios de su novio con los suyos en cuanto este se inclinó con la clara intención de besarlo.

Howon, al ver que el beso les estaba llevando ya demasiado tiempo, decidió agacharse a apretar el acelerador con la mano, lo que consiguió que el coche avanzara y ambos tuvieran que separarse.

—Lee Howon, ¿estás loco? —gritó su novio, asustado.

—Venga, acelera, acelera —le instó Howon, ignorando sus quejas, dejando ya la casa de Woohyun atrás y a este, que había quedado estupefacto.

En cuanto vio que ya estaban lo bastante lejos, dejó a Dongwoo que siguiera conduciendo tranquilo, pero la calma en seguida fue sustituida por un grito de dolor que dejó escapar Howon en cuanto sintió una mano apretar su paquete de una manera nada sexual.

—La próxima vez que hagas algo así, te dejo sin descendencia —amenazó Sungkyu, dejando ir su mano mientras Dongwoo no podía evitar reír ante la cara de sufrimiento de su novio, a pesar de que no tuviera sentido.

El resto del viaje lo pasaron en completo silencio hasta que Dongwoo se decidió a hablar.

—Así que una cita con Woohyun, eh. ¿Sabes a dónde te va a llevar? —curioseó.

—La verdad es que no —admitió. Ni siquiera sabía nada de una cita hasta hacía apenas un rato.

— ¿Vais a ir a casa después? Porque no me gustaría entrar y encontraros follando en el sofá o en la cocina —comentó Howon.

—Creo que después de todo lo que yo os he visto hacer, no tienes derecho a exigirme nada.

—Menudos humos. A pesar de haber tenido dos novios, Ariel sigue necesitada. Acaso... ¿sigues tan pura y virginal como hace tres meses?

—Dudo que eso sea de tu incumbencia —contestó, molesto.

—Eso es un sí. No puedes seguir así, Sungkyu. Tienes que acostarte con alguien ya. Con Woohyun, con Jonghyun, con quien sea.

—Dino, haz callar a tu novio si quieres mantenerlo con vida.

—Dino, dile a la princesa sirena que no sabe lo que se pierde.

—Sois tal para cual —contestó Dongwoo, aparcando al fin delante de su destino.

—No digas eso o se hará ilusiones —dijo Howon, bajando del coche y preparándose para escapar de Sungkyu, sin embargo, este optó por ignorarlo y caminar apuradamente hacia su apartamento.

—Howon, como no trates mejor a Sungkyu, me cabrearé —amenazó Dongwoo, mientras esperaban a que bajara de nuevo el ascensor que acababa de usar el mayor sin haberlos esperado.

—Vaya, ¿por qué no me asusta un Dongwoo enfadado?

—Te castigaré y ya sabes cómo —dijo con simpleza.

—Vale, de acuerdo. Me portaré bien.

—Genial —declaró el mayor con una sonrisa y le revolvió el pelo a su novio como si de un niño pequeño se tratara.

En cuanto entraron por la puerta de su piso, fueron asaltados por Sungkyu, el cual cargaba con al menos cinco perchas llenas de ropa.

— ¿Qué me pongo?

Howon y Dongwoo compartieron una mirada de complicidad antes de atraer a Sungkyu hasta el sofá y empezar a revisar su ropa.

 

 

—Ponte camisa.

—Ya la llevé la otra vez —se quejó Woohyun, comprobando que su madre no le era de ayuda. Acababa de salir de la ducha y tras varios minutos observando su armario, nada de lo que veía lograba convencerlo.

—Tienes al menos diez camisas distintas. Además, te digo yo que te quedan todas muy bien.

—Eres mi madre, no eres objetiva. En tus ojos todo me queda bien.

—No, qué va. Odio esos pantalones que a ti tanto te gustan, te hacen parecer más bajito aún de lo que eres. Y esa sudadera que parece tres tallas más grandes que la tuya. Oh, y esos tenis grises que te hacen pies de hobbit, oh, Dios, no he visto cosa más fea en mi vida. Y…

—Vale, vale, lo pillo —la interrumpió Woohyun, decidiendo que ya había oído bastante—. Llevaré camisa.

—Perfecto. Además, no entiendo por qué te preocupas tanto por la ropa. Dudo que dures mucho con ella puesta —contestó Seulgi, sonriendo dulcemente antes de volver a la lectura de su revista de cocina.

—Mamá, ¿quién te crees que soy? —preguntó ofendido

—Un joven adolescente hormonado y sano de dieciocho años, espero. Con un novio guapísimo, además.

—A veces creo que te gusta más Sungkyu que yo.

—No estás mal encaminado —respondió, sin siquiera levantar la vista de las páginas, siguiendo con su lectura.

— ¡Mamá!

—Es broma, tontito. Venga, vete a vestirte ya, que se te hace tarde. Y, por cierto, ¿vais a pasaros por aquí más tarde? Porque puedo irme —dijo, dejando la revista a un lado.

—No te preocupes, ya hiciste mucho la otra vez —contestó Woohyun, alejándose ya escaleras arriba.

—Coge protección —gritó Seulgi, sonriente, esperando la respues de su hijo, sabiendo de antemano cual era esta.

— ¡Mamá! —se quejó, ya por segunda vez en los últimos minutos. Solo él sabía el suplicio que tenía que vivir cada día con la madre que tenía.

 

 

—Qué puntual —comentó Sungkyu, acercándose a Woohyun que lo esperaba frente a su edificio en medio de la calle.

—Agradéceselo a mi madre —contestó sincero, agarrando su mano y tirando de él hacia sí, para pegarlo a su cuerpo—. No debería dejarte salir así de casa —susurró, mirándolo a los ojos—. ¿Alguna vez te he dicho lo guapo que eres?

—La verdad es que casi cada día desde que salimos —respondió, con una amplia sonrisa.

—Bien, me alegro. No quiero que se te olvide —dijo, acabando con la distancia entre sus rostros para dejar un suave beso en sus labios antes de separarse sin romper su agarre y comenzar a andar—. Espero que no te importe caminar, me gustan las calles en Navidad.

—Tranquilo, está bien.

—He pensado que como no podremos pasar las vacaciones juntos, debía recompensarte de alguna manera, así que...hoy haremos todo lo que quieras. Y podrás elegir tú mismo tu regalo de Navidad.

—Con estar contigo ya tengo lo que quiero —contestó sin pensárselo mucho.

—Kim Sungkyu, qué cursi eres —comentó Woohyun, ante la respues tadel mayor mientras sonreía.

— ¿Por culpa de quién?

—Bueno, entonces, ¿qué te parece ir al centro comercial? —preguntó, ignorando al pelirrojo.

 

—Genial, tengo hambre.

— ¿Cuando no tienes tú hambre? —inquirió, fingiendo exasperación y llevándose un puñetazo en el brazo por parte del mayor.

 

 

—Vale, ahora que tu barriga al fin está llena. ¿Qué quieres hacer? —dijo Woohyun, mientras Sungkyu masticaba el último trozo del bollo que el menor había insistido en comprarle.

— ¿Qué tal si vamos a los recreativos? Quiero la revancha por la carrera de la feria.

—Cariño, ¿tú nunca aprendes?

—Puedes enseñarme, si quieres—contestó, relamiéndose el chocolate con el que se había manchado los dedos.

—Eso ha sonado muy sexual —comentó Woohyun, rápidamente, avergonzando al mayor, que no se había dado cuenta de lo que hacía.

—Bueno, ¿vamos o no? —dijo Sugngkyu, decidiendo que lo mejor sería ignorar al menor.

—Vamos —aceptó Woohyun, riendo levemente.

La carrera no duró mucho y todo porque Woohyun había decidido que quería ver a Sungkyu sonreír de forma victoriosa. Sin embargo, no había pensado en que este se daría cuenta de que había perdido a propósito.

—Me has dejado ganar —se quejó el mayor, haciendo un puchero inconscientemente. Woohyun no pudo evitar el querer besar ese puchero pero en cuanto Sungkyu descubrió sus intenciones, fue frenado en seco.

— ¿Qué?

— ¿Por qué me has dejado ganar? —inquirió cabreado.

—No lo he hecho —mintió Woohyun.

—Lo has hecho —sentenció Sungkyu.

— ¿Quieres volver a correr, a ver quién gana?

—No, creo en ti. Sé que nunca me mentirías, al fin y al cabo, las relaciones se basan en la sinceridad y en la confianza completa entre ambas personas. Eres tan bueno y sincero y puedo ver en tus ojos que me dices la verdad —dijo, acercándose poco a poco a Woohyun, y mirándolo de esa forma que sabía que lo ponía nerviosa, de esa forma en la que lo miraba cuando ni siquiera se conocían.

—Vale, de acuerdo, te he dejado ganar, manipulador —reconoció Woohyun, poniendo los ojos en blanco.

— ¡Ahá! Mentiroso, mentiroso, mentiroso —canturreó, señalándolo, y llamando la atención de todos los niños dentro de la sala de recreativos.

—Calla, ¿o quieres que nos echen?

—Mentiroso. Espera. ¿Acabas de mandarme callar?

— ¿Por qué? ¿Te pone? —preguntó, acercándose de nuevo a su novio.

— ¿Siempre estás pensando en eso? —Sungkyu no pudo contener una sonrisa.

—Como dice mi madre, soy un joven adolescente de dieciocho años hormonado y sano, ¿en qué más podría pensar?

—A veces olvido que salgo con un niño —dijo Sungkyu, ya sin resistirse y dejando que Woohyun rodeara su cintura con sus brazos.

—No lo olvides —susurró, casi sobre sus labios antes de alejarse cruelmente.

—Eh —se quejó Sungkyu, que había esperado un beso, sin saber la razón por la que el menor no le había dado lo que quería hasta que se dio cuenta de que los ojos de los niños que llenaban el lugar estaban sobre ellos.

—Vamos a comprar tu regalo —propuso Woohyun, tirando de Sungkyu hacia el exterior para alejarlo de las miradas.

—No sé lo que quiero —admitió Sungkyu.

—Pues vayamos a varias tiendas, ¿qué te parece?

—De acuerdo —aceptó Sungkyu, sabiendo que, aunque para él no fuera tan importante el que Woohyun le regalase algo, para el menor sí lo era.

Pasaron las siguientes dos horas yendo de una tienda a otra, probándose ropa, mirando CD, o simplemente, riéndose de la variedad de cosas extrañas que podían encontrar en una sola tienda, desde peluches a disfraces bastante perturbadores.

A la hora de la cena, ambos iban cargados de bolsas, aunque todas estaban llenas de cosas para Sungkyu, porque, por mucho que se había opuesto a que Woohyun se gastara tanto dinero en él, el menor había insistido.

—Vamos a cenar, te invito a un restaurante —dijo Woohyun después de que ambos se sentaran a descansar en un bando en medio del centro comercial.

—Por favor, Woohyun, ya me has comprado tantas cosas que no sé ni donde las voy a meter —se quejó Sungkyu.

—Pues entonces, déjame que cocine para ti. ¿Está alguien en tu casa?

—Supongo que los chicos aún no han vuelto —respondió el mayor.

—Genial, no hay tiempo que perder, vamos a comprar los ingredientes —dijo inmediamente levantándose y tirando de Sungkyu otra vez, para levantarlo y arrastrarlo al supermercado más cercano.

—Nam Woohyun, me vas a matar de cansancio.

No tardaron mucho en tenerlo ya todo organizado y decidieron coger un taxi para volver al piso de Sungkyu.

—Tú descansa, yo cocino —le ordenó el más joven, sentándolo en el sofá.

—No sé cómo puedes tener tanta energía, me haces sentirme como un viejo.

—Tranquilo, viejito, que seas mayor que yo es sumamente excitante —dijo, tumbándolo

— ¿Soy tu novio o tu abuelo? —bromeó Sungkyu, tirando de Woohyun para que cayera sobre él y poder rodearlo por el cuello con los brazos, para que no tuviera escapatoria.

—Mi novio, espero. Sería horrible que fueras mi abuelo con la cantidad de cosas que he imaginado —contestó, acomodándose sobre el mayor.

—Ah, ¿sí? ¿Y qué cosas imaginaste? —inquirió, enarcando una ceja.

— ¿Quieres escucharlas o mejor te las enseño? —susurró contra su oreja, antes de besar su lóbulo.

Un escalofrío recorrió el cuerpo del mayor de arriba abajo, poniéndole la piel de gallina. Era increíble lo mucho que podía cambiar ese chico de un momento a otro. Tan dulce como un niño pequeño y de repente, tan seductor como un hombre.

No tuvo que responder para que Woohyun entendiera que quería que siguiera. Y eso fue lo que hizo. Bajó por su cuello, besándolo con suavidad hasta llegar a su nuez, mordiendo su piel levemente, provocando que Sungkyu soltara un gruñido.

—Vaya, eso no me lo esperaba —comentó Woohyun, sonriendo, antes de subir a la barbilla e ir hacia su boca.

Y realmente Sungkyu tampoco. Cada sensación con Woohyun era nueva, pues nunca se había sentido así, su cuerpo ardiendo ante la cercanía del contrario. El menor bajó una mano y la colocó en la cadera del mayor, acariciando el trozo de piel que se dejaba ver entre el pantalón y la camiseta con el pulgar.

Sin saber de qué forma, Sungkyu consiguió cambiar las tornas para acabar sobre Woohyun, sentándose sobre su entrepierna y llevándose un jadeo como respuesta.

—Vas muy lento —explicó el pelirrojo, y comenzó a desabotonar la camisa de su novio, con apuro—. ¿Sabes qué? Nunca he visto a nadie al que le quede tan bien una simple camisa —comentó.

—Eso también ha sido mi madre —dijo Woohyun, mirando al mayor desde abajo y introduciendo una mano bajo su camiseta, acariciando su piel con los dedos, con cuidado.

—Otra cosa que agradecerle —contestó Sungkyu, justo antes de soltar un largo suspiro ante los toques del menor.

De inmediato se inclinó para acercar su boca a la clavícula de Woohyun, mordiendo su piel de cuando en cuando y dejando leves besos hasta llegar al hueco de su cuello mientras sus manos seguían intentando desabrochar del todo la camisa.

Y entonces, cuando al fin había conseguido acabar con el último botón, unos fuertes golpes en la puerta los sorprendieron.

—No puede ser —exclamó enseguida Sungkyu, separándose de la piel de Woohyun, que se mantenía con los ojos cerrados, dejándose llevar, todo lo ajeno a él y al mayor dejado en el olvido mucho tiempo atrás.

—Ven aquí, no pares —pidió, al dejar de sentir los labios de su novio y abrió los ojos para alzar el rostro de Sungkyu por la barbilla y atraerlo al suyo, besándolo con más pasión de la que nunca se había imaginado que podría llegar a sentir mientras una mano revolvía su pelo rojo, el cual le volvía loco, y la otra marcaba su piel con sus uñas.

Sin embargo, y aunque intentaran ignorarlo, los golpes se repitieron aumentando su fuerza y convirtiéndose en porrazos.

—Oh, Dios, voy a matarlo, sea quien sea —gritó Sungkyu, apartándose del menor muy a su pesar y alejándose rápidamente, echándole una mirada antes de abrir la puerta. No pudo evitar el morderse el labio con fuerza al ver a Woohyun despatarrado en su sofá con la camisa abierta y la boca entreabierta mientras respiraba con dificultad, sintiéndose como en una película porno.

Repentinamente, los golpes volvieron a captar su atención y se volvió hacia la puerta, abriéndola con furia.

— ¡Feliz Navidad! —Gritó Sooyoung, accionando un spray de nieve falsa contra el rostro de Sungkyu, haciendo que aumentaran todavía más sus ganas de asesinar a alguien—. ¿Interrumpo algo? —preguntó confusa, fijándose por primera vez en la condición de su mejor amigo. Solo le hizo falta inclinarse un poco hacia el lado para ver al chico que seguía tirado en el mueble para saber que era mujer muerta.

Notas finales:

¡Esto es todo por hoy! Espermos que os haya gustado. No olvidéis comentar ^-^ ¡Feliz año nuevo! — A.


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