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Boy Online por DoritoCoupleProductions

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Notas del capitulo:

No tengo gran cosa que decir sobre este capítulo. Solo quería agradecer vuestro apoyo, tanto al leernos como al comentar :) — A.

Un mensaje.

De ella.

Suyo.

Para él.

Woohyun contuvo la respiración durante unos segundos, intentando analizar fríamente la situación. Era ella de verdad. Y le había respondido. A él. A Nam Woohyun.

Intentó volver a relajarse, cerrando los ojos y contando hasta diez. Siempre lo hacía, pues le era de mucha ayuda para calmar la mente. Woohyun sonrió leyendo las palabras de la que, estaba seguro, sería su mujer algún día. Reconocía su manera de hablar, ya que había escrito algunas entradas en el blog de forma parecida, un poco sin sentido. No pudo evitar echarse a reír. Sabía que cuando escribía así era porque se había tomado algo, pues conocía muy bien la sensación.

El final del correo casi le hizo tirar el ordenador al suelo de la emoción. Deseaba escuchar esas palabras de su boca, dichas de verdad, con sentimiento y contra su oreja, en un pequeño susurro.

Decidió contestar al día siguiente, no quería parecer un loco obsesionado con ella, aunque realmente eso es lo que era. Se durmió casi enseguida. Necesitaba que llegara el día siguiente.

 

 

—Hyunnie...

Una suave voz lo sacó del trance en el que se encontraba y giró el rostro, sorprendido. Sonrió al ver a la chica sentada junto a él en la arena, apoyando su cabeza contra su hombro, mirándole con los ojos abiertos y dudosos desde abajo. Estaba soñando. Lo sabía. Ya se había acostumbrado a soñar con ella y no le importaba lo más mínimo; todo lo contrario, lo disfrutaba en exceso. Llevó una mano a su rostro para apartarle un mechón de su nuevo pelo rojo que le tapaba un ojo.

—Dime, cariño.

La pelirroja le devolvió la sonrisa antes de mirar al frente.

—Te he preguntado si te has fijado en la preciosa puesta de sol.

Woohyun siguió su mirada y se quedó embobado ante el maravilloso paisaje. El sol se escondía poco a poco en la línea del horizonte en la que terminaba el mar y un color anaranjado bañaba la superficie del agua. Era digno de una fotografía.

Cogió con delicadeza la mano de la chica y su pulgar comenzó a acariciar la palma contraria, casi sin pensarlo, relajándose mientras apoyaba su cabeza en la de la pelirroja. Pasaron varios minutos y Woohyun giró el rostro para besar su sien y susurró unas suaves palabras contra esta.

—Te quiero.

Escuchó el lento suspiro que ella soltó antes de tornar su rostro hacia el suyo, acercándose mientras le miraba a los ojos. Woohyun sintió como su corazón comenzaba a latir más y más rápido con cada milímetro que ella se acercaba. Cerró los ojos y cuando su pulso ya se había acelerado hasta alcanzar su velocidad máxima, notó como ella se alejaba, lo cual le sentó como una jarra de agua fría. ¿Le sentó? Abrió los ojos, notando como algo que parecía ser agua le empapaba el rostro, el pelo y el cuerpo. Por un momento estuvo completamente perdido.

— ¡NAM WOOHYUN, NO TE LO VUELVO A REPETIR, LEVÁNTATE! —Woohyun localizó a su madre junto a la cama, sujetando un vaso vacío y con cara de malas pulgas; entonces, se hizo la luz. Se pasó la mano por el rostro y el cabello mojados mientras se incorporaba a medias, apoyándose sobre un codo.

—Ya...ya está, mamá. Gracias, puedes irte. —Seulgi se hizo caso a la orden de su hijo, no sin antes abrir por completo las cortinas y amenazar con que volvería (y esta vez con hielo) si no bajaba en menos de diez minutos. El chico, que ya sabía de lo que su madre era capaz, se levantó nada más ella cerró la puerta tras de sí, y se preparó con prisas. Logró bajar a desayunar dentro del tiempo acordado. Mientras comía solo podía pensar en ella. En Princesk, por supuesto, no en su madre.

Se sentía cada vez más cerca de la meta en el largo camino de su búsqueda por conocerla. Sentía que los sueños en los que ella aparecía se hacían aún más comunes esos días y que ella no estaba tan lejos como él había supuesto en un principio. Necesitaba encontrarla más que nunca y no sabía muy bien la razón. Decidió pensar sobre lo ocurrido ayer. Había encontrado el que era el verdadero correo de la blogger en los baños de su universidad. ¿Qué podría significar eso? ¿Lo habría puesto ella u otra persona? Tenía que haber sido ella, nadie más debía saber su correo. Eso... quería decir que... ¿estudiaba en esa universidad? No... No podía ser, no podía tener tanta suerte. Princesk, mujer de la que estaba enamorado estaba en la misma universidad que él...

— ¡Ouch! —Woohyun soltó un repentino quejido de dolor al sentir como su madre le propinaba una colleja que lo sacaba de sus pensamientos.

—Termina ya de comer, niño... —Seulgi intentó suavizar su tono a mitad de su oración (con más bien poco éxito) y continuó dándole suaves golpes a su hijo en la coronilla.

—Te denunciaré por malos tratos, irás a la cárcel y por fin podré vivir solo —contestó él, terminando con rapidez su tazón de cereales y levantándose luego.

—Como si supieras vivir solo... —susurró su madre cuando empezaba a recoger la mesa con una sonrisa, rechistando.

Woohyun fingió no haber oído nada y se fue. Ese día iba a coger el bus, ya que su madre estaba ocupada. Sacó el móvil mientras se dirigía a la parada y le envió un mensaje a Sungyeol para encontrarse con él al llegar.

Realmente no tenía por qué coger el autobús, ya que vivía a apenas unos veinte minutos andando del campus y a él le gustaba caminar; sin embargo ya llegaba tarde y prefería coger el transporte público porque aún no tenía muy claro el camino que debía seguir para llegar. Recibió la respuesta positiva de su amigo mientras subía al bus y se sentó en el primer sitio que encontró vacío, ya que estaba lleno de estudiantes, aprovechando para responder a su amigo que llegaría pronto.

Sungkyu abrió considerablemente —si es que eso era posible— los ojos al ver a aquel chico que le había interesado el día anterior subir en el bus. Iba atento a su móvil y no se fijó en él. Sus dos amigos, sentados cada uno en uno de sus lados, siguieron la dirección de su mirada y sonrieron, comprendiendo.

—Sungkyu, ¿por qué no le hablas? —Preguntó el menor de los tres, enarcando una ceja—. Es bastante guapo.

Dongwoo le dirigió una mirada de reproche pero asintió, admitiendo que tenía razón.

—No, no, no, no pienso hacerlo —Sungkyu reafirmó su decisión negando también con la cabeza.

— ¿Por qué? ¿Acaso crees que no podrías seducirle?

—No es eso... — Sungkyu notó como el chico del que no había apartado la mirada se incorporaba un poco y, asustado, metió la cabeza tras la espalda de Howon, ocultándose lo mejor que podía.

Mientras, Woohyun había apoyado la frente en el frío cristal escuchando vagamente palabras sueltas de las conversaciones que se desarrollaban a su alrededor. Entonces, alejándose de su anterior estado de tranquilidad, se dio cuenta de que unos ojos que se clavaban en su nuca. Se tensó y buscó de reojo esa mirada que lo acosaba, encontrándose con dos chicos sentados al final del vehículo que lo miraban fijamente, mientras había otro que se escondía tras la espalda de uno de ellos.

— ¿Está mirando hacia aquí? —susurró Dongwoo intentando no mover demasiado los labios.

—Sí, creo que sí —respondió su novio dudoso, buscando evadir la mirada del desconocido.

— ¡Callad! —susurró enfadado el mayor, sacudiendo la espalda que lo protegía.

Woohyun los miró directamente y ellos apartaron la mirada, avergonzados, agachando la cabeza. Los observó extrañado y volvió a dirigir su mirada al frente, antes de darse cuenta de que ya estaba ahí la parada. Bajó con casi todos los pasajeros, acelerando el paso para alejarse de ese trío de amigos que, estaba seguro, le seguían con la vista.

Reconoció a Sungyeol a lo lejos y sonrió, más tranquilo, acercándose a él casi corriendo, sin pensar.

— ¡Hey, Yeol! —Woohyun se paró junto a él, descansando y dándole una palmada en el brazo.

Este le miró extrañado mientras Woohyun miraba a un lado y a otro, nervioso.

— ¿Estás bien, Namu? ¿Por qué vienes corriendo?

El aludido asintió.

—Es que unos chicos un tanto raros se me han quedado mirando en el bus y... se han bajado ahora, conmigo y... soy idiota, creo.

El más alto rio ante la explicación de su amigo.

—Tal vez les gustaste...

Woohyun le dirigió una mirada incómoda mientras comenzaban a andar, aunque al final le miró con una sonrisa dudosa en el rostro.

— ¿En serio lo piensas? Bueno... es lógico —Se paró—. Mírame, soy un hombre atractivo.

Sungyeol le empujó, avergonzado por las palabras del otro. "Es guapo. Sí, bastante guapo. Aunque no tanto como Myungsoo... ¿no?" pensó al seguir caminando para entrar en el edificio, mirándolo.

— ¿Has hablado con tu amigo ya? —Namu preguntó casualmente, recordando su pequeño añtercado con el chico de la cámara.

— ¿Amigo? Aaaaaah, sí. O sea, no, aún no he hablado con él. Estos días está un poco extraño y casi no hemos hablado. Pero hoy podemos buscarlo y hacerle entrar en razón. —Le sonrió para mostrarle la confianza que reflejaban sus palabras. Ambos se separaron, quedando en encontrarse a media mañana en la cafetería.

 

Woohyun había llegado, inesperadamente, sano y salvo al encuentro con Sungyeol. Se había pasado toda la mañana mirando a su alrededor como un lunático, esperando que ese tal Myungsoo apareciera de un momento a otro y lo apuntara con una pistola como en una película; sin embargo, ni siquiera lo había visto, y en verdad no sabía si eso lo hacía feliz o, al contrario, lo ponía más nervioso.

Decidió sacar esos pensamientos de su mente y, de paso, el portátil de su mochila ya que quería hablarle a su amigo sobre Princesk para que este pudiera ayudarlo a contestarle algo decente. El alto apareció por la puerta y Namu se relajó al momento.

—Ya he hablado con él, pero no creo que se le pase muy pronto. De momento ya no quiere matarte con sus propias manos muy lentamente... o eso creo —dijo, dudoso, mientras se sentaba a su lado.

— ¿En serio? — preguntó el otro.

—Lo siento, Namu. Myungsoo no es una persona que perdone las cosas con facilidad. Necesita tiempo, así que ten cuidado por si te lo encuentras. Tú solo escapa, no te viene bien pegarle, solo empeorarías las cosas.

—Gracias por intentarlo, Yeol. Eres un buen amigo... ¡Y eso que nos conocimos ayer!

—Lo sé... Creo que vamos demasiado rápido.

Woohyun rio ante el comentario del menor y luego se dirigió a pedir algo de beber para los dos.

—Tengo algo que contarte —dijo al volver a la mesa con las bebidas, con algo de seriedad.

— ¡No me digas que hay otra persona! —Sungyeol fingió una mueca de dolor mientras se llevaba la mano al corazón.

—La verdad es que… Sí —El otro le siguió el rollo, agachando la cabeza—. En realidad, tú eres esa otra persona, puesto que ella estaba antes.

Woohyun le sonrió y señaló la pantalla de su ordenador para que el otro pudiera ver a quién se refería.

— ¿Princesk? —Elevó una ceja, burlón.

—Llevo leyéndola desde el primer día. —admitió algo sonrojado.

—Siempre pensé que era un chico. —soltó el alto, sin pensar.

Woohyun soltó una carcajada seca. ¿Cómo iba a ser Princesk un chico? Imposible. Aunque... ¡No, no! Imposible.

—Me gusta y he encontrado la forma de comunicarme directamente con ella —siguió explicando, haciendo caso omiso al comentario del otro.

Le enseñó los dos mensajes que habían compartido, pasando por alto los comentarios sobre lo mal que debía de estar esa chica para escribir así, y le pidió ayuda para escribir su respuesta.

—De acuerdo. Pero tendré que empezar a apuntar todos los favores que me debes.

— ¡Gracias! Otra vez.

Woohyun se preparó para escribir lo que el menor le dijera y le miró, expectante.

—Escribe: “Princesk, gracias. Gracias por haberme contestado. Aunque la mitad de lo que dijeras no tuviera sentido, la otra mitad me llegó al corazón. Gracias también por existir porque eres la luz que ilumina mis días y…” —Paró de hablar al sentir como el otro dejaba de escribir—. ¿Pasa algo?

— ¿No crees que te estás pasando? No quiero espantarla.

—Calla y copia, sé lo que digo.

Woohyun le obedeció y se puso a escribir, algo inseguro.

—Bien... ¿Por dónde íbamos? Ah, cierto. "…y mis noches. ¿De verdad no podemos conocernos? Sé que mantienes tu identidad en secreto pero llevo buscándote desde que leí tu primera entrada y no pienso rendirme ahora que ya casi te he encontrado.

Siempre tuyo, Nam Woohyun."

Sungyeol le miró con una sonrisa de satisfacción cuando terminó de dictar y se levantó, llevándose la bebida.

—Hora de irme —Le guiñó un ojo—. De nada, por cierto. ¡Nos vemos luego, en la entrada! —gritó alejándose y Woohyun rio, enviando el mensaje. "Que sea lo que Dios quiera" pensó.

El chico recogió sus cosas y se fue a clase; tampoco quería llegar tarde.

La mañana pasó con lentitud, clase tras clase la ansiedad de Woohyun por salir de allí solo hacía aumentar.

El día había terminado y se dirigió a la salida como un ninja, pegado a las paredes, vigilando quién se acercaba a él, le miraba y pasaba a su lado… Entonces vio como el chico de la cámara giraba la esquina frente a él, y su primer impulso fue abrir la puerta que tenía al lado, entrando y encontrándose con los baños del día anterior. Suspiró y fue a meterse en uno de los cubículos, cerrando la puerta tras de sí y sentándose en la tapa del retrete. Llevaba un día así y ya se estaba volviendo loco. ¿Qué iba a hacer?

Escuchó la puerta del baño abrirse e instintivamente dobló las rodillas para subir las piernas y que nadie pudiera verlo desde fuera.

Pasaron un par deminutos y empezó a oler a humo. Ese que tan bien conocía.

— ¡Hey! Ariel, ya sé de dónde sacó ese tal Muhyun tu correo. La puerta del baño está abierta.

—...

—Vale, lo haré

—....

—De nada, nos vemos luego.

Woohyun entreabrió lo justo su puerta para ver quién era aquel chico, que se encontraba de espaldas a él, fumando, con la mochila apoyada en el lavabo y sacando algo del estuche. Pudo observar su reflejo por el espejo y se quedó completamente de piedra con lo que vio. Cuando este fue a dar la vuelta para dirigirse al cubículo en el que, según Woohyun sabía, estaban escritos los emails de los alumnos. Namu cerró la puerta con rapidez sin darle tiempo a darse cuenta de su presencia. Cerró los ojos y contó en silencio hasta que sintió como la puerta de los lavabos se abría y se cerraba un largo rato después. Era él, uno de los chicos que se le habían quedado mirando en el bus esa misma mañana. Salió y decidió confirmar su teoría, comprobando con éxito que había tachado todo lo relacionado con Princesk.

Ese chico la conocía. Ese chico la llevaría hasta ella. Woohyun sonrió con satisfacción. Ya tenía un plan de hacer que eso pasara.

Notas finales:

Esperamos que os haya gustado. ¡No olvidéis dejarnos un comentario, significa mucho para nosotras! ¡Hasta el viernes! — A.


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