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Boy Online por DoritoCoupleProductions

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Notas del capitulo:

Nuevo capítulo. Esperamos que lo disfrutéis :) — A.

Días después de haber salido, Sungkyu seguía preguntándose qué era lo que había hecho mal como para que Woohyun se alejara repentinamente de él.

Justo cuando creía que ya estaba completo, rodeado de su pareja y amigos, todo parecía empezar a venirse abajo.

Ni siquiera se había dado cuenta de todo el tiempo que pasaba con Woohyun. Tardes enteras en su casa, jugando a la consola o con el ordenador, charlando o viendo películas. Eso se había convertido en su rutina y realmente le gustaba. Disfrutaba del gran amigo que había encontrado en el menor, y sabía que este sentía lo mismo, por eso es por lo que, la mañana del lunes, se quedó sin palabras cuando Woohyun ni se le acercó al llegar a clase para saludarlo.

Y la verdad era que Woohyun estaba avergonzado. El domingo se había levantado con un terrible dolor de cabeza pero lo ocurrido la noche anterior seguía lúcido en su mente y podía recordar cada detalle casi con exactitud. No acababa de creerse lo que había pasado, lo que él mismo había hecho y no quería ni pensar en la razón.

Algo había empezado a crecer en su interior y prefería no saber lo que era. Decidió pasarse todo el domingo en casa, tirado, durmiendo o viendo la tele con su madre, que al ver la expresión que decoraba el rostro de su hijo, decidió no preguntar.

Cuando amaneció el lunes, se dio cuenta de que había llegado la hora de enfrentarse a Sungkyu, pero al verlo a lo lejos, la cobardía se extendió por todo su cuerpo y enseguida bajó la cabeza, no atreviéndose a mirar sus ojos que sabían que estaban clavados en él. Esa mirada siempre le había hecho sentir extraño pero a la vez, acompañado, de alguna forma. Llevaba mucho tiempo sintiéndose solo, pero desde que había conocido a Sungkyu, desde que había sentido su mirada en su espalda por primera vez, la soledad que solía sufrir había quedado atrás.

A medida que pasaba la mañana empezó a convencerse de que debía dejar de comportarse como un loco, pues sabía que Sungkyu se le acercaría tarde o temprano para preguntarle lo que le ocurría.

Tuvo la suerte de que Jonghyun acaparaba a su novio lo máximo que podía en cuanto había un rato libre; sin embargo, el mayor encontró la forma de aparecer repentinamente junto a él cuando estaba sentado en el jardín, lejos de la entrada, en un lugar en el que sabía que nadie lo molestaría. O eso era lo que esperaba hasta que la cabeza de Sungkyu asomó por sobre su hombro y noto su cuerpo apoyado en su espalda.

—Hey, Woohyun, ¿estás bien? —preguntó algo preocupado antes de sentarse en la hierba junto a él.

Este solo asintió y por fin se atrevió a alzar el rostro para mirar al mayor. Y entonces, una bombilla se iluminó en su cabeza. ¿Por qué se había preocupado tanto? Ese era Sungkyu, su amigo. Nada más. Lo pasado la otra noche había sido a causa del alcohol. Nunca le había pasado antes, pero siempre hay una primera vez para todo.

El pelirrojo sonrió ampliamente y Woohyun no pudo evitar que la misma sonrisa se viera reflejada en su rostro. Siempre le pasaba.

— ¿Qué te paso ayer que no cogías el móvil?

Woohyun se lo pensó unos segundos antes de responder.

—Estaba de resaca —optó por contestar, riendo.

—Buah, es cierto... No me lo recuerdes —dijo riendo también—. Casi no me acuerdo de nada.

Woohyun notó como un gran peso abandonaba sus hombros y sonrió ampliamente justo cuando el móvil de Sungkyu comenzó a sonar.

El mayor lo cogió al momento.

— ¡Hey, mamá! No, tranquila, estoy en un descanso.

Woohyun observaba las expresiones de su amigo mientras este escuchaba a su interlocutor.

— ¡Claro! Será genial. Además, sé de alguien que se vendrá conmigo —concluyó echándole al menor una mirada que no le gustó para nada—. Hasta luego, mamá. Nos vemos.

Woohyun se mantuvo esperando la explicación del pelirrojo por su comentario anterior mientras este colgaba.

—Hyun, ¿hoy estás libre?

—Mmmmm... Sí, ¿por qué?

— ¿Qué tal se te dan los bebés?

— ¿No te parece que vas un poco rápido? —bromeó Woohyun, recibiendo un golpe en el brazo por parte del mayor.

—No seas tonto —declaró Sungkyu, no pudiendo evitar reírse.

—Bueno... En realidad no lo sé. Nunca he cuidado de uno.

—Nam Woohyun, hoy es tu día de suerte —dijo mientras se levantaba—. Bueno, nos vemos a la salida. No te vayas sin mí, eh —gritó, alejándose.

— ¿Pero para qué? —gritó Woohyun, aun sabiendo que aunque Sungkyu lograra escucharle, no le contestaría.

Una pequeña sonrisa empezó a abrirse paso en su rostro. Con el mayor siempre era así. Nunca se sabía lo que podría pasar, y eso era emocionante.

Pasó el resto de las clases queriendo salir ya para poder irse con Sungkyu a donde este quisiera llevarlo.  Solo podía pensar en que quería salir ya de esas aulas y volver a retomar su amistad con Sungkyu tal y como estaba un par de días atrás. Sin complicaciones ni cosas raras.

Un par de horas pasaron antes de volver a encontrarse frente a la parada de bus.

— ¿Qué vamos a hacer hoy, Kim Sungkyu? —inquirió el menor mientras se aproximaba a la parada donde el otro ya estaba esperando.

—Bueno, mi queridísimo amigo, hoy vamos a ser niñeros.

— ¿En serio? —inquirió, subiendo ya al bus que Sungkyu le había indicado que era el que debían coger.

—Ahá —asintió, tomando asiento junto a la ventana.

—De tu hermano, imagino —declaró Woohyun sentándose a su lado.

—Vaya, vaya. Está usted muy perspicaz hoy, Nam Woohyun.

—No te burles de mí —se quejó el menor.

—Vale, vale. Te diré que nos queda un largo trayecto hasta nuestro destino así que es mejor que te acomodes.

Woohyun asintió y estiró el cuello, dejando caer la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos. No le hacía falta tenerlos abiertos para aaber que Sungkyu lo estaba mirando.

El mayor sacó unos cascos de su bolsillo y con suavidad, metió uno en la oreja de Woohyun, y el otro en su propia oreja. Tras eso, apoyo la cabeza contra la ventana antes de encender la música. Ya era una costumbre para ellos escuchar siempre las mismas canciones sin cansarse de ellas. Habían descubierto que sus gustos musicales no estaban muy alejados y decidieron crear una lista de reproducción con las canciones en las que coincidían.

Juntos empezaron a mover los labios, recitando la letra de lo que escuchaban.

Así pasaron un buen rato y antes de lo que esperaba, Sungkyu ya estaba agitando el brazo del menor y levantándose.

—Hyun, esta es nuestra parada, vamos.

— ¿Ya? —preguntó medio adormilado. Sentir el choque de su rodilla con la del mayor gracias al vaivén del vehículo siempre lograba relajarlo.

Sungkyu tiró de él al ver que este no estaba por la labor de levantarse y lo sacó fuera del autobús casi arrastrándolo.

Ambos empezaron a andar, Woohyun siguiendo al mayor a dondequiera él le llevara.

— ¿Está muy lejos? —preguntó después de lo que consideró el tiempo suficiente andando. Miró a su alrededor y se quedó boquiabierto. Estaban a las afueras de la ciudad, rodeados de grandes casas, que hasta podrían considerarse mansiones.

—No, ya casi llegamos, no queda nada.

— ¿No me digas que eres rico?

—De acuerdo, no te lo diré —respondió riendo.

—Claro, eso explica que puedas pagarte un piso sin trabajar. Eres un mantenido, eh.

—Dice el que vive con su madre...

—Ya estás otra vez burlándote de mí —se quejó de nuevo Woohyun, empujando suavemente al mayor y haciéndolo reír.

—Tú has empezado queriendo meterte conmigo, pero, cómo no, te he ganado —dijo, devolviéndole el empujón.

—A veces me pregunto por qué soy tu amigo.

—Podrías haber sido mi novio si te gustaran los chicos, no te sientas mal por quedarte un escalón por debajo... —bromeó el pelirrojo.

Ese comentario tomó a Woohyun por sorpresa, dejándolo sin palabras, pero enseguida se puso a reír, intentando disimular su nerviosismo.

—Mira, es aquella —dijo Sungkyu, señalando una casa al final de la calle.

Woohyun le agradeció interiormente el haber cambiado de tema y entonces siguió con la mirada la dirección que indicaba su dedo, quedando boquiabierto.

—Vaya... Menudo pedazo de casa —fue lo único que pudo decir mientras se acercaban a la casa de Sungkyu y este portaba una orgullosa sonrisa en el rostro.

Llegaron a la puerta exterior y enseguida entraron, Sungkyu sorprendiéndose al ver dentro del gran jardín los dos coches de sus madres.

—Al parecer aún no se han ido. No tendría que haberles dicho que iba a traerte, se han quedado para interrogarte. Por lo menos será interesante.

Woohyun miraba a todas partes sin atender al mayor, alucinando cada vez que miraba algo nuevo.

Al llegar a la propia puerta de la casa Sungkyu optó por llamar al timbre. No quería entrar sin avisar.

— ¡Ya voy! —se escuchó un grito junto con unos pasos apresurados acercándose hacia ellos.

Woohyun empezó por fin a darse cuenta de la situación e inmediatamente se puso en tensión. Quería causarles una buena impresión a los padres de Sungkyu por lo que se enderezó y se mantuvo en silencio hasta que la puerta se abrió y una mujer rubia, de ojos azules, alta y claramente extranjera apareció tras ella.

Woohyun se inclinó hasta la oreja de Sungkyu para poder susurrar sin que esa extraña persona lo escuchara.

—Kyu, creo que nos hemos equivocado de casa...

Sungkyu empezó a reír mientras su madre observaba a Woohyun confusa.

— ¿Este quién es, Sungkyu? ¿Tu novio? Me lo había imaginado más alto… y más guapo —dijo, repasándolo de arriba a abajo.

—Eeeeeh —soltó el más bajo al momento, ofendido.

—Mamá, él no es mi novio. Es solo un amigo. Se llama Woohyun.

— ¿Mamá? ¿Me estás vacilando?

—Hyun, esta es mi madre. Bueno, una de mis madres.

— ¡Hey! ¿Qué hacéis en la puerta que no entráis? —se escuchó otra voz más, por detrás de Megan y pronto, otra mujer, esta vez bajita y muy parecida a Sungkyu, asomó la cabeza tras el cuerpo de la rubia—. Oh, vaya. ¿Y este chico tan guapo es tu novio?

Esta vez Woohyun sonrió orgulloso.

—Por suerte, no —respondió la otra mujer, recibiendo de nuevo la mirada dolida del chico.

— ¿Sabes inglés? —le preguntó Sungkyu repentinamente al menor.

—Básicamente nada. ¿Por qué?

—Perfecto —eso fue lo último que dijo antes de pasar al inglés, sabiendo que Woohyun no lo entendería.

—Es solo un amigo pero antes me gustaba, así que tratadlo bien. Mi novio está trabajando por lo que ya lo conoceréis otro día. Y mamá, no te metas mucho con él. Puede ir de machito pero en realidad es como un oso de peluche —dijo la última frase dedicándole una sonrisa al chico que miraba impresionado la destreza con la que el mayor utilizaba ese idioma tan desconocido para él. No sabía lo que decía pero todo lo que salía de su boca sonaba realmente bien a sus oídos.

—Eso —lo apoyó Woohyun en cuanto notó que su discurso había acabado.

—Bueno, pasemos dentro, no tiene sentido que nos quedemos aquí —dijo la mujer bajita y todos entraron, siguiéndola. Woohyun aprovechó para susurrarle de nuevo a Sungkyu por la espalda.

—Luego me explicas lo de la mujer rubia.

El mayor giró el rostro con una sonrisa divertida iluminándolo, paralizando a Woohyun en el sitio durante un segundo antes de sonreír también y continuar caminando.

Llegaron a un gran salón que parecía sacado de una revista y Woohyun tomó asiento en un sofá mientras las dos mujeres le explicaban a Sungkyu cómo y qué tenía que hacer con el bebé, que ahora mismo estaba durmiendo en su cuarto. El menor aprovechó para pasear su mirada por la casa. El interior no decepcionaba ni mucho menos. La sala tenía una cristalera que daba a un jardín con una gran piscina además de una mesa, sillas y una enorme hamaca.

El salón estaba unido a una cocina que parecía no haber sido usada nunca, enorme y decorada con una isla en el medio.

Cuando estaba inmerso en su observación de la casa, una sacudida en su brazo lo sacó de su estado de ensueño y culpó a su madre mentalmente por obligarlo a ver con ella tantos programas sobre decoración de casas.

—Hyun, mis madres ya se van.

—Ah. Vale, de acuerdo.

Woohyun se levantó a despedirlas con Sungkyu, dirigiéndose de nuevo a la puerta. Justo cuando el mayor estaba a punto de cerrar la puerta, Megan dio media vuelta.

—Por favor, hijo. Si vais a hacerlo, que no sea en nuestra habitación.

Sungkyu agradeció que hubiera utilizado el inglés esta vez, al menos, antes de cerrarle la puerta en las narices.

— ¿Qué ha dicho? Parecía preocupada —comentó su amigo.

—Solo que tengamos cuidado con el bebé.

—Eso está hecho —aseguró Woohyun mientras volvía para tirarse de forma algo más cómoda en el sofá—. Bueno, ¿ahora me explicas lo de tus madres?

Sungkyu rió antes de empezar a hablar y mientras se servía un vaso de zumo.

—No hay nada que explicar. Youngmi es de aquí, Megan canadiense. Un año vino a estudiar a Corea y se enamoró. Youngmi, a través de una donación anónima se quedó embarazada de mí y ahora a mi hermano lo tuvo mi otra madre. No es nada complicado.

Woohyun se mantuvo unos segundos en silencio, razonando lo que el mayor le había explicado.

—Tienes la familia más rara que he visto en mi vida —acabó por concluir, levantándose a quitarle el vaso de zumo y darle un largo sorbo.

—Prefiero decir que tenemos cierto encanto —le corrigió Sungkyu.

Woohyun sonrió y acabó por darle la razón.

— ¿Qué hacemos mientras tu hermano duerme?

— ¿Por qué no salimos al jardín? —Propuso el mayor—. Nos llevaremos el escuchabebés—dijo, cogiendo el pequeño aparato.

—Vale, vamos.

Sungkyu sacó el cartón de zumo de la nevera para llevárselo también y ambos se sentaron al borde de la piscina, metiendo los pies en ella.

— ¿No tienes nada más fuerte que esto? —preguntó, agitando el zumo.

—Lo siento, pero mis madres son chicas sanas. No quieren nada que lleve alcohol cerca de ellas —dijo apenado, estirándose, dejando caer la cabeza hacia atrás para que los suaves rayos del sol acariciaran su rostro.

Woohyun volvió a quedarse hipnotizado mirándole. La luz solar parecía crear reflejos en sus cabellos rojos y contuvo el impulso se extender la mano para enredar sus dedos en el pelo del mayor.

Se quitó esas ideas rápidamente de la cabeza, fijando la vista en el agua de la piscina. Empezaba a preguntarse qué es lo que le ocurría realmente para que pensamientos así sobre Sungkyu no dejasen de ocupar su mente. Decidió olvidarlo y centrarse en otras cosas.

— ¿Cómo es que he conocido a tus madres antes que Jonghyun? Creo que realmente estoy dos escalones por encima de cualquiera —comentó, haciendo que Sungkyu se volteara a mirarle, sus pequeños ojos apenas abiertos a causa del sol.

—Jong y yo aún no hemos llegado a ese punto en nuestra relación, ¿sabes?

Woohyun asintió levemente. Desde el primer momento en el que sus miradas se cruzaron, supo que nunca podrían llevarse del todo bien. En eso pensaba cuando un llanto los sacó de su pequeño momento de silencio.

—Mierda —maldijo Sungkyu, levantándose con cuidado de no resbalarse. Con el mismo cuidado, corrió para subir a la habitación de su hermano, perseguido por la risa y burla de Woohyun por su forma de correr.

Al llegar a la habitación en la que el mayor había entrado se encontró con Sungkyu levantando a un pequeño bebé que no tendría ni un mes entre sus manos como si pudiera romperse en cualquier momento. Lo estrechó contra su pecho y empezó a balancearse de un lado a otro, intentando tranquilizarlo.

Woohyun se acercó a una cama que consideró totalmente innecesaria en la habitación de un bebé hasta que se tiró sobre ella y se dio cuenta de por qué estaba ahí.

Sungkyu se aproximó a Woohyun, el bebé volviéndose a quedar dormido poco a poco.

—Hazme un sitio —susurró el mayor para acostarse en la cama aún con el bebé pegado a su cuerpo, dándole la espalda a Woohyun, que enseguida se incorporó para quedar sentado. Sungkyu le miró de reojo, extrañado por su comportamiento pero decidió no preguntar nada y volver a centrarse en su hermano.

Comenzó a cantar una nana, casi en un susurro y eso, volvió a captar la atención del menor, observó los labios de Sungkyu moverse al ritmo de la canción, quedando prendado de la dulce voz que de ellos salía. Nunca se había fijado en su voz. Tal vez debería haberlo hecho antes. Cuando quiso darse cuenta, el bebé ya se había dormido. Y no solo eso, el mayor había acabado por dormirse también, acurrucado y rodeando al niño con sus brazos.

Woohyun se fijó en que parecía realmente tranquilo, en paz, descansando como si nada malo pudiera ocurrirle. Ahora que el otro no podría darse cuenta no pude desaprovechar la oportunidad y con dos dedos rozó el cabello rojo del mayor, apartándolo de sus ojos cerrados. Sungkyu arrugó la nariz, provocando que el menor soltara una pequeña carcajada por la adorable expresión que había dejado escapar.

Tras más minutos de los que le habría gustado admitir, Woohyun apartó la vista del rostro del pelirrojo para levantarse y bajar a comer algo, pues pensaba que se moriría sino se llevaba algo a la boca. Bajó a la cocina y se acercó al cesto lleno de fruta, decidiendo que una manzana era mejor que nada. Pensó en qué podría hacer y entonces decidió hacerse un tour él mismo por la casa. Tenía un mini gimnasio y una piscina cubierta además de una pequeña sala de cine y unas cuantas habitaciones de invitados. Varios baños y un desván convertido en una gran habitación, que, nada más abrir la puerta, supo que había pertenecido al mayor. Aún olía a él.

Parecía haberse llevado lo más importante y el cuarto estaba medio vacío, lo que lo hacía parecer todavía más grande de lo que ya era.

Una enorme cama estaba colocada justo en medio de la habitación, debajo de una cristalera del mismo tamaño que la cubría en vez de techo y tejado. Además, al igual que él, tenía una ventana con asiento, aunque era tan grande como un sofá y las ramas de un árbol chocaban contra el cristal. Había un vestidor con alguna que otra prenda y calzado, además de un escritorio repleto de recuerdos que no dudó en cotillear. Sobre este había un ordenador y bastantes cuadros, aunque uno llamó su atención al momento. Era Sungkyu, sujetando a una chica por la cintura, los dos sonriendo como si ese fuera el momento más feliz de sus vidas. Se preguntó quién sería esa chica y siguió revolviendo un poco más en sus cosas, dejando que pasara el tiempo hasta que escucho su voz llamándole, intentando no subir mucho el tono

—Woohyun, ¿dónde estás?

— ¡Ya voy! —contestó, bajando del desván a todo correr antes de que el otro se diera cuenta de en donde estaba.

—Mierda, Woohyun, lo has despertado —dijo en cuanto el menor apareció por la puerta y mirando al bebé que tenía sus ojos azules abiertos, aunque ya no lloraba.

—Os parecéis mucho —bromeó, sentándose al borde de la cama.

Sungkyu sonrió.

—No es la primera vez que me lo dicen.

Woohyun extendió un dedo y con él, tocó la punta de la nariz del bebé, dejándolo sorprendido.

— ¿Cómo se llama? —formuló.

—Jack —contestó sonriente, manteniendo a su hermano sentado, aguantándolo con ambas manos mientras Woohyun jugaba con él. El niño empezó a reír con ellos y entonces, ambos chicos pensaron que morirían a causa de la ternura que les hacía sentir. Se sacaron varias fotos y el móvil del menor acabó lleno de vídeos de Jack riendo, provocando sus propias risas.

Tras eso, lo bajaron y le dieron el biberón que las dos mujeres ya habían dejado preparado. Sungkyu convenció a su amigo de que él mismo podría hacerlo y por eso le dió al bebé y este lo sujeto entre sus brazos con delicadeza, temiendo hacerle daño. Lo miró a la cara y sonrió, poniendo caretos para entretenerlo hasta que el mayor llegó con la leche. Se notaba que el bebé tenía hambre y a la vez que bebía, sus ojitos se iban cerrando poco a poco a causa del cansancio.

—Serías un gran padre —comentó Sungkyu, que observaba a la pareja entretenido.

—Lo seré algún día —aseguró, alzando un segundo la vista, segundo en el que el mayor aprovechó para hacerle una foto.

—Se está quedando dormido otra vez.

—En eso sí que se parece a ti. Todo el día comiendo y durmiendo.

—Ahí te doy la razón. Bueno, le cambiaré el pañal y lo volveré a acostar. ¿Puedes recoger mientras? Mis madres no tardarán en llegar.

Woohyun asintió mientras le daba al bebé e hizo lo que este le había pedido. Mientras esperaba a que el mayor volviera a bajar sacó su móvil y se puso a repasar las fotos que habían sacado, alegrándose al haber pillado al bebé riéndose tantas veces. Se había enamorado de Jack y estaba muy impresionado consigo mismo porque años atrás, no habría querido siquiera acercarse al bebé.

No sabía si es que algo raro le ocurría, pero sí estaba seguro de una cosa.

Cada vez iba conociendo más cosas de Sungkyu y sentía que nunca encontraría nada sobre él que le disgustara. Y realmente lo preocupaba, porque de alguna forma u otra, debía parar eso que comenzaba a crecer en su interior. Eso a lo que decidió no poner nombre. Pues cuando le pones nombre a algo lo vuelves real. Y eso era lo último que Woohyun deseaba.

Notas finales:

Hasta aquí el Boy Online de esta semana. No olvidéis dejarnos vuestros comentarios :) ¡Gracias por leer y nos vemos el lunes! — A.


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