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Boy Online por DoritoCoupleProductions

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Notas del capitulo:

¡Aquí está el tercer capítulo! Muchas gracias a quienes han comentado y leído, nos dais muchos ánimos para seguir con esto ♥ — A.

—Azucarito... ¡cuídate! —La madre de Woohyun gritó mientras este salía del coche con rapidez, mirando al suelo avergonzado, sin saltarse las miradas de un grupo de chicos con pinta de malotes que se empezaron a reír mientras él pasaba.

Caminó largo y tendido entre la gente por el campus, un poco perdido y sin saber muy bien qué hacer. Preguntó a un par de estudiantes cuyos rostros transmitían amabilidad y evitó acercarse a aquellos que tenían pinta problemática. No quería recordar su último año, había sido la peor época de su vida. Desearía poder olvidarla.

 

Consiguió llegar a su primera clase a tiempo, no sin antes haber dado una vuelta innecesaria al lugar, sintiéndose algo estúpido. Estaba bastante emocionado y sabía que su gran atractivo no había pasado desapercibido entre sus compañeros, que le dirigían miradas de interés. Decidió ignorarlos, después del año que había vivido, solo quería centrarse en su madre y sus estudios y no pensaba dejar que nada o nadie le distrajese.

Al salir de clase, decidió ir a acostarse en la enorme extensión de césped que rodeaba el campus y cerró los ojos, sin apenas notar lo rápido que pasaba el tiempo. Antes de que pudiera darse cuenta, ya era hora de volver a las aulas. Abrió los ojos y pudo ver cómo ya casi no quedaba nadie fuera; sabía que, si no se apuraba, llegaría tarde a la charla que el rector de la universidad iba a dar, por lo que salió corriendo como alma que lleva el diablo. Con las prisas, no pudo fijarse qye un chico se había parado a sacar una foto con su cámara, mientras él comprobaba la hora en su reloj. El choque fue fuerte y repentino y Woohyun se levantó de un salto, pidió perdón y siguió corriendo mientras el otro aún en el suelo le miraba con enfado, su cámara rota junto a él y gritando:

— ¡Hijo de puta! ¡Voy a acabar contigo!

Woohyun lo ignoró mientras torcía por un pasillo y llegaba justo a tiempo a su clase con una gran sonrisa y apoyando las manos en sus rodillas, intentando recuperar el ritmo normal de su respiración. Justo cuando ya empezaba a incorporarse para dirigirse a su sitio, alguien chocó contra él. El chico nuevo se giró con rapidez, mirando a su agresor con rabia, pero quedándose mudo al identificar su rostro.

— ¡Eh...! —La queja se paralizó a mitad de camino y solo pudo dirigirse con rapidez a su asiento mientras el chico, al cual había tirado hacía solo un par de minutos y el cual le había intentado tirar en ese instante, le penetraba con una mirada helada sin siquiera decir ni una palabra. El pelinegro de ojos gélidos se fue a sentar en alguna fila por encima de él, pero Woohyun, no queriendo mirarlo, simplemente mantuvo la vista en su mesa mientras se ponía a pensar con tranquilidad en lo que había pasado. Ese chico parecía bastante peligroso y calculador. Le había tirado al suelo y, por lo que había visto antes de escapar corriendo, parecía ser que su cámara había sido dañada en la caída.

Mientras Woohyun estaba inmerso en buscar una posible solución para salir sin ser dañado de la situación en la que se había metido, Myungsoo, justamente el chico que ocupaba sus pensamientos, comenzó a lanzarle pequeñas bolas de papel en las que se podía leer un gran “TE ODIO" con letras rojas. Cuando una de estas bolas le dio de lleno en la nuca, sacándolo de su trance, se dio cuenta de que muchas habían caído en su mesa y a su alrededor y antes de poder hacer nada, otro papel golpeó la parte de atrás de su cabeza por lo que la giró rápidamente, sin pensar, para ver como el otro gesticulaba una corta frase con la boca, mirándolo con seriedad. En sus labios podía leerse un fuerte 'vas a morir' con el que el otro se vio obligado a tragar con nerviosismo y dirigir de nuevo su mirada al encerado. Tras un largo rato en el que más papeles volaron a su alrededor, por fin la clase acabó.

Woohyun recogió sus cosas de manera desordenada antes de que su compañero asesino pudiera seguirlo. Después de correr sin fijarse por dónde iba a través de los pasillos, se paró a tomar aire, apoyándose contra la pared, aún alerta por si Myungsoo aparecía. Sin quererlo, escuchó de pasada el comentario de un chico que hablaba con sus dos amigos, de espaldas a él, sobre los baños que estaban al fondo del pasillo. Decidió que ese sería un buen escondite mientras descansaba un rato antes de la conferencia. Dejó la mochila a un lado y se sentó en el suelo, respirando más tranquilo e intentando discernir la razón por la que había llegado a esa situación. El baño apestaba a humo, circunstancia que le desagradó en demasía ya que aún se estaba acostumbrando a no fumar diariamente. Suspiró y se levantó, abriendo el grifo con esperanzas de que siguiera funcionando pero sin resultado alguno. Intentó analizar lo que pasaba fríamente. Uno de sus nuevos compañeros le odiaba por romper su cámara y parecía capaz de cumplir sus amenazas. Él no tenía dinero para poder comprarle una cámara y no podría pedírselo a su madre. Además, parecía una cámara bastante cara.

— ¡Agh! —Woohyun se agarró del pelo algo desesperado y soltó un grito, propinándole una patada a la puerta de uno de los cubículos, que se abrió de golpe cuando antiguamente había estado atascada. Miró con atención las paredes escritas enteras con permanente dándose cuenta de que todo eran emails o cuentas en distintas redes sociales. Sus ojos buscaron algo interesante entre las cientos de letras marcadas con permanente en las baldosas y la desgastada y descolorida madera.

Pasaron los minutos y creyó ver un nombre conocido.

—No... No puede ser —susurró para sí, sin poder creerse lo que su mirada había encontrado.

Tuvo que releerlo unas cuantas veces antes de asegurarse de que no se lo estaba imaginando y de que las palabras que aparecían en su mente de verdad estaban ahí.

Ahí, escrito con gruesas y cuidadas letras negras, podía leerse el primer nombre con el que Princesk se había dado a conocer, Pinkyu. Pero lo más importante, junto a él, señalándolo con una flecha, estaba escrito un email que, si Woohyun había entendido bien, sería el de Princesk.

No pudo contener su emoción al suponerse conocedor por fin de una posible forma de comunicarse con su ídolo... siempre y cuando ella llegara a responderle. Le había dejado su correo en comentarios en muchas ocasiones sin recibir ninguna respuesta. Solo de vez en cuando alguna persona que visitaba el blog y había decidido gastarle una broma. Woohyun no culpaba a la blogger; al fin y al cabo, sabía que tenía mil cosas que hacer.

Corrió con rapidez para sacar su portátil de la mochila y lo encendió, conectándolo, abriendo el correo electrónico y guardando el nuevo contacto, comenzando, ansioso, a escribirle su primer mensaje. No quería parecer demasiado emocionado, pero en realidad era eso lo que sentía. Una emoción tan desbordante que lo ahogaba. Escribía y borraba... y así hasta que pasados unos minutos decidió tranquilizarse para poder redactar algo con un poco de sentido.

 

"Hola... ¿Princesk? Si no eres tú, simplemente abstente de continuar leyendo y querría decirte que te odio, pero si eres tú, llevo años queriendo saber tu verdadero nombre y la verdad es que ahora mismo me vendría bastante bien. Soy un gran fan tuyo y parece ser que por un milagroso golpe de suerte he encontrado tu correo. ¿He dicho un gran fan? Más bien, tu mayor fan. Te he leído desde el principio y quiero que sepas que has sido mi gran apoyo en los momentos en los que más necesitaba a alguien y que me has hecho sonreír cuando nadie más podía hacerlo. Creo que estoy sonando un poco cursi de más pero al fin y al cabo, justamente a ti, no voy a esconderte mis pensamientos y sentimientos. Solo espero poder conocerte algún día en persona o por lo menos, que leas este mensaje y te anime, aunque sea lo más mínimo, a contestarme. Esperaré tu respuesta.

Nam Woohyun."

Al terminar de escribir, no queriendo avergonzarse por ello, decidió no leerlo para así no tener oportunidad de arrepentirse. Lo envió y cerró el portátil al momento después de ver la hora, dándose cuenta de lo tarde que ya era. Se levantó de la tapa del váter en la cual se había sentado a escribir y recogió sus cosas para salir de nuevo corriendo hacia la sala donde ya estaría acabando, o eso supuso él, la conferencia. Por suerte, era el único lugar que sabía ubicar con seguridad, así que no le fue difícil llegar. Abrió la puerta con cuidado, ya escuchando la voz del rector desde fuera, e intentó no hacer ruido, algo que le fue imposible. La puerta emitió un horrible chirrido que, estaba seguro, los más cercanos a él escucharían; sin embargo, en ese momento, todo lo que no fuera Princesk le importaba más bien poco. Aun cebado de su propia ilusión, concentrado en sus imaginaciones, se sentó en el sitio más cercano y continuó soñando despierto, pensando la —completamente segura y— maravillosa respuesta que ella le mandaría de un momento a otro. Solo era cuestión de tiempo.

 

—Eh, tú.

Woohyun sintió como un codazo en el brazo le sacaba de su trance y giró el rostro para ver al chico que se sentaba a su lado y le miraba algo irritado— Esto ya ha acabado, es hora de pirarse —Le explicó señalando con un gesto de la mano a su alrededor, para que el otro pudiera ver cómo todos ya se estaban yendo.

—Ah... sí, sí, claro. Disculpa.

Él le brindó una pequeña sonrisa mientras se levantaba y salía de la fila para poder así dejarlo pasar. En cuanto se levantó, Woohyun pudo notar lo alto que era y como una amigable sonrisa se formaba en su rostro, imitando la suya propia. El más bajo le volvió a pedir disculpas mientras abandonaban la sala, porque sabía que seguramente le había estado ignorando un buen rato antes de salir de su trance. A veces le pasaba y no era algo que le agradara.

—Soy Woohyun, por cierto; estoy en primer año de Bellas Arte —Extendió la mano esperando a que el otro se presentara también mientras le daba un pequeño apretón.

—Sungyeol, primer año de Escenografía, encantado.

Mantuvieron una pequeña conversación sobre sus gustos mientras Woohyun sentía como una mirada le seguía todo el tiempo clavada en su nuca. Decidió que eran imaginaciones suyas y lo pasó por alto mientras caminaban hacia la salida más cercana del edificio con paso tranquilo. A la salida, la madre del más bajo y que había descubierto ser el mayor de los dos, ya lo esperaba en el coche. Se despidió del que, esperaba, fuera su nuevo amigo y le dio su número y su correo para que pudiera hablarle. Al subirse al coche, fue acorralado por su madre, una pregunta tras otra que no le dejaban ni pensar claramente qué era lo que iba contar.

Con una sonrisa le narró lo bien que le había ido el día, saltándose el desliz que había tenido con el chico de la cámara y fingiendo que todo había salido a pedir de boca. Su madre, de tan contenta que estaba, simplemente no pudo no creerse lo que este le contaba así que se lo llevó a un restaurante para celebrar su primer día en la universidad. Suspiró. La felicidad de su madre era contagiosa y de verdad quería pasar ese tiempo con ella, pero lo que más deseaba era poder llegar a casa y encontrarse con la contestación de su blogger favorita.

Su móvil vibró en su bolsillo y Woohyun, extrañado lo sacó rápidamente encontrándose con un mensaje de un desconocido.

"¡Hola, Namu! :D ¿Puedo llamarte así? Soy Yeol, te hablo para que puedas guardar mi número. ¿Haces algo hoy por la tarde? Contesta en cuanto puedas."

Woohyun sonrió y contestó al momento:

 

"¡Hey! :) Claro que no me importa, me encanta en nombre. Creo que estoy libre, aunque no conozco muy bien esta zona :( ¿Querrías hacer algo?"

Alzó la miraba al escuchar como su madre salía del coche. Ya habían llegado.

Pidieron de comer y su madre reclamó que le contara cada uno de los detalles de su día. Woohyun, ilusionado, le contó la historia de cómo había encontrado el correo de Princesk, pero modificando el pequeño detalle que estaba relacionado con el chico de la cámara.

Ella, emocionada por poder compartir la felicidad de su hijo y consciente de lo muy importante que esa blogger era para él, le preguntó más sobre el tema.

Comieron entre risas y su madre le contó que esa tarde había quedado con alguien, pero no quiso concretar quién era. Aun así Woohyun se alegró, así podría pasar la tarde con su nuevo amigo.

Al abandonar el establecimiento comprobó que tenía un nuevo mensaje de su nuevo y alto amigo.

"Puedo ir a tu casa, si quieres. Solo dime la dirección :) No tengo nada que hacer y podríamos ver esa película de la que te hablé esta mañana."

Woohyun le contestó aceptando su plan y mandándole su dirección.

 

Llegó a casa poco antes de que Sungyeol apareciera y le hizo entrar con una sonrisa.

— ¡Mamá! Ya ha llegado Sungyeol.

La mujer se asomó por la puerta y Sungyeol susurró un pequeño "wow" antes de sonreírle e inclinarse a darle dos besos sonriendo.

—Encantado de conocerla, Sra. Nam.

—Llámame Seulgi, por favor. Azucarito, no me habías dicho lo guapo que es tu amigo.

Woohyun se estampó la mano en la cara, avergonzado mientras tiraba del brazo de Sungyeol, que se reía por el mote de la madre a su amigo, y lo arrastraba al sofá de la sala, lejos de la mujer.

— ¿Azucarito? —El más alto intentó aguantar la risa y Woohyun lo ignoró encendiendo el televisor— Por cierto, tu madre está buena.

Woohyun le miró poniendo cara de asco y dándole un puñetazo en el brazo, logrando así que su amigo se riese más alto.

— ¿Te gustan los videojuegos?- preguntó para poder cambiar el tema.

A su amigo se le iluminaron los ojos y asintió reiteradas veces, estirando la mano para que el otro le pasara uno de los mandos y preparaba la consola para jugar.

Jugaban mientras hablaban y se contaban su día y sus cosas, soltándose poco a poco conforme iban descubriendo la vida del contrario. Sin saber cómo, de pronto salió el tema del chico de la cámara, ya que Woohyun supuso que podría confiar en su amigo y tal vez este le ayudaría a encontrar una solución, pero se asustó al ver la cara de pánico de Sungyeol y cómo se quedaba paralizado, obligando al mayor a parar el juego.

— ¿Ocurre algo?

—Fuiste tú... Fuiste tú el que le rompiste la cámara a Myungsoo... —Sungyeol no sabía si reír o llorar por lo absurdo de la situación.

— ¿Myungsoo? ¿Le conoces? —Namu preguntó confuso, frunciendo el ceño sin acabar de comprender la situación.

—Así es... Lo conozco desde los tres años, hemos crecido juntos, somos mejores amigos y... —Sungyeol se ruborizó y no supo si debía o no terminar la frase; no estaba seguro de qué opinaría el otro sobre lo que iba a decirle.

— ¿Y...?

—Nada, olvídalo. Y sobre tu pequeño descuido con él... No te preocupes demasiado, intentaré hacerle entrar en razón. A él le sobra el dinero, podría comprarse una nueva con la paga de la semana.

Woohyun sonrió agradecido y siguieron jugando, ahora más relajados, confiando aún más el uno en el otro a pesar de haberse conocido solo unas horas atrás. Después de un buen rato, se cansaron y decidieron poner esa película de la que habían hablado.

El mayor se levantó a por algo de comer y comprobó que su madre se había marchado a dondequiera que hubiera quedado.

La tarde pasó con rapidez. Hacía tiempo que el mayor no pasaba un rato así y de verdad agradecía haber conocido a Sungyeol. Pensándolo bien, no pudo evitar darse cuenta de que haberle conocido había sido gracias a Princesk. Todo lo bueno que le pasaba era gracias a ella.

 

Ya cuando oscurecía, Seulgi había vuelto a casa y había invitado al amigo de su hijo a cenar, pero este había rechazado la invitación con una amplia sonrisa, alegando que debía volver ya a casa, pues tenía muchas cosas que hacer.

Los dos quedaron en encontrarse mañana antes de empezar las clases y se despidieron.

—Vuelve cuando quieras, guapetón —La madre de Woohyun le guiñó un ojo antes de que este pudiera cerrar la puerta y dirigirle a ella una mirada llena de rencor.

—Mamá... ¿qué habíamos hablado sobre eso de que los motes eran algo nuestro, privado?

Ella solo suspiró, rio y lo ignoró para volver a meterse en la cocina y terminar la cena mientras Woohyun subía a su cuarto con paso apurado. Una vez estaba encerrado en su habitación, sacó el portátil de su mochila y comprobó su email emocionado. Tenía un mensaje. Uno solo. Y por un momento, sintió como su corazón se paraba por completo.

Notas finales:

Nos os olvidéis de dejarnos un comentario con vuestra opinión; significa mucho para nosotras :) ¡Nos leemos el viernes! — A.


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