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Boy Online por DoritoCoupleProductions

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! En primer lugar, me gustaría pedir disculpas por no haber subido capítulos en una semana a pesar de haber dicho que lo haría. El caso es que nuestra escritora se fue de viaje a Londres para ver a Infinite en concierto y le fue imposible escribir y/o enviarme capítulos para corregir. Aún así, esperamos que este capítul especial sea de vuestro agrado :D ♥ — A.

No se lo podía creer. ¿Ese chico era real? Imposible. ¿Estaba soñando? Tal vez.

Sus ojos se clavaron en la figura del otro y sintió como si el tiempo se ralentizara, como si, repentinamente, estuvieran los dos, solos, sin nadie rodeándolos. Nunca había creído en eso del amor a primera vista, pero todo lo que estaba sintiendo en ese momento era propio de esas típicas películas moñas en las que dos personas se enamoran nada más verse. La boca seca y el corazón acelerado, realmente algo raro le estaba pasando.

Repentinamente, el chico, giró el rostro, probablemente sintiendo como los ojos de alguien lo seguían y ambas miradas se encontraron durante unas milésimas de segundo antes de que una voz sacara a Howon de su ensueño.

—Hey, ¿dónde estabas? Te he estado buscando —le saludó un sonriente Sungkyu.

—Lo siento, mi madre me ha entretenido —contestó, buscando de reojo la figura de aquella persona que le había robado el aliento. Desgraciadamente, había desaparecido.

—Bueno, vamos —el mayor enganchó su brazo, arrastrándolo hasta la entrada del instituto y aunque se mantenía hablando, contándole todo lo que había hecho el fin de semana, Howon ni siquiera lo escuchaba. Pronto empezó a hacerse preguntas.

¿Quién era ese chico? No lo había visto en todo el curso, así que seguramente sería nuevo.

¿Cuál sería su nombre? ¿Y su edad? ¿Viviría lejos o cerca? ¿Qué le gustaría hacer cuando no estuviera en clase?

Cuestiones como esas rondaron su mente durante toda la semana y no pudo evitar sentir que daría lo que fuera por darles respuesta; sin embargo, ahí estaba de nuevo, un lunes a mi primera hora de la mañana, observando como el chico entraba por la puerta y sin atreverse a acercarse a hablar con él.

Pero, lo que no se esperaba era que el destino hubiera decidido intervenir, presentándose con el cuerpo de su mejor amigo para llevarle al protagonista de sus pensamientos desde hacía ya siete días.

 

Howon había estado comportándose de forma extraña la última semana y Sungkyu esperaba que su amigo volviera como siempre tras el fin de semana, pero ahí estaba de nuevo, ignorándolo mientras el mayor intentaba entablar una conversación con él.

—Howon, ¿me estás escuchando?

Al ver que el menor seguía sin responderle decidió darle un golpe con el puño en el brazo a la altura del hombro, recibiendo por fin una respuesta aunque en forma de quejido.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué me pegas? —preguntó, frotándose la zona dañada.

—Me estabas ignorando. Otra vez.

Howon pareció darse cuenta de que el otro tenía razón y lo miró triste, sintiéndose algo mal.

—Lo siento.

— ¿Por qué no me dices qué te pasa?

—No me pasa nada. Estoy bien. Solo... distraído —mintió el menor, no queriendo revelarle la verdad de momento a su amigo.

—Vale, como quieras —se resignó Sungkyu, con un suspiro—. Me voy a clase, nos vemos luego —dijo, despidiéndose del otro y echando a andar sin mirar atrás.

Fue al baño refrescándose un poco para luego encaminarse hacia su clase cuando ya casi no quedaba nadie en los pasillos. Le gustaba eso, no soportaba tener que moverse entre la gente sin que hubiera apenas espacio para respirar. Entonces, repentinamente y antes de que ninguno de los dos pudiera evitarlo, un chico dobló la esquina echándosele encima y haciéndolo caer para seguirlo también al suelo, desperdigando libros y hojas a su alrededor.

—Lo siento. Lo siento mucho. ¿Estás bien? —dijo una voz preocupada, incorporándose y apartándose de Sungkyu para dejarlo respirar.

—No te preocupes —respondió enseguida el de ojos pequeños, con una sonrisa.

Con cualquier otra persona se habría cabreado y habría empezado a gritar. Sin embargo, algo en la inocente mirada de ese chico le decía que el otro no se merecía eso, por lo que lo único que hizo fue ponerse a recoger las hojas del suelo, siendo imitado enseguida por el que, supuso, sería su menor.

—Gracias por ayudarme. La verdad es que soy nuevo, llevo una semana aquí y esto es tan grande que no logro recordar en qué lugar está cada clase. Ahora tenía matemáticas y no sé ni donde estoy —habló el desconocido, terminando con una pequeña risa que más bien parecía la tranquilidad antes de la tormenta.

—Se nota que eres nuevo, tu clase está en la otra punta del edificio —respondió el mayor, comprobando en una de las hojas cuál era su aula mientras se levantaba.

Pudo ver como un puchero se formaba en el rostro contrario, lo que le hizo sonreír.

—Gracias —dijo, poniéndose a andar hacia el lado equivocado, girándose de inmediato al escuchar la risa divertida de Sungkyu.

—Es por aquí —le corrigió, señalando el pasillo en el que él mismo se encontraba—. Venga, vamos, te acompañaré y así evitaré que te lleves a alguien más por delante —declaró, volteándose para comenzar a caminar siendo alcanzado por el otro en unos segundos.

—Yo soy Dongwoo —comentó el desconocido, para romper el silencio que los había envuelto.

—Hola, Dino, yo soy Sungkyu —contestó, mirándolo con una sonrisa.

— ¿Dino? —preguntó extrañado pero también sonriente. Aunque ya se imaganaba el motivo de ese mote, era la primera vez que le llamaban así.

—Tienes cara de dinosaurio —le informó el mayor, tranquilamente, como si de un hecho se tratara—. ¿Comes solo? ¿Quieres comer conmigo y mi amigo?

— ¡Claro! —respondió emocionado, pasando por alto lo de su parecido con un dinosaurio, pues no era la primera vez que se lo decían.

Aunque nada más ver a Sungkyu creyó que este le mataría, algo dentro de él le decía que podrían acabar siendo grandes amigos, por lo que decidió seguir su instinto.

Iniciaron una pequeña conversación en la que Sungkyu descubrió que el otro acababa de mudarse por culpa del trabajo de su padre, teniendo que dejar atrás su hogar, en el que había vivido desde su nacimiento. El mayor estaba a punto de hablarle de la que consideraba, su peculiar familia cuando llegaron por fin a su destino.

Se despidieron frente a la puerta de su clase y el menor volvió a agradecérselo. Entró y la clase ya había empezado hacía un buen rato pero no le importó porque sentía que algo había cambiado tras conocer a Sungkyu.

El mayor también llegó tarde pero no le importó lo más mínimo. Era el mejor alumno del curso y los profesores solían hacer la vista gorda con él por eso no le preocupaba que pudieran castigarlo ni hacerle nada por el estilo. Además, esta vez tenía una excusa, pues había tenido que dirigir a un alumno nuevo a su clase, había perdido clase por una buena causa.

Cuando llegó la hora del descanso, decidió ir a buscar al otro a su clase, pues aún recordaba parte de su horario. Mientras caminaba hacia la aula donde, esperaba, estaría el chico dinosaurio, se puso a pensar en la razón por la que estaba ayudando al otro. Tampoco se consideraba mala gente, pero desde luego, no de esa que se para a asistir a cualquiera que lo necesite. Había notado algo especial en ese chico y eso le había llevado a portarse bien con él. Sospechaba que no se arrepentiría de juntarse con el nuevo y de verdad creía que podrían hacerse grandes amigos con el tiempo.

Necesitaba a alguien para poder confiarle todo lo que no podía decirle a su mejor amigo, que no era poco. Y no porque no quisiera, sino porque no podía.

En cuanto llegó a la clase de Dongwoo, una sonrisa iluminó su rostro al comprobar que el otro aún se encontraba allí, terminando de recoger sus cosas. Le ayudó para así acabar antes y poder llevarlo hasta Howon, que estaría esperando en la cafetería.

Al entrar por la puerta pudo confirmar que sus suposiciones eran correctas. Ahí su amigo, cabizbajo y concentrado en su móvil, sin importarle nada todo el bullicio a su alrededor. Sungkyu se acercó a él con paso seguro, seguido muy de cerca del otro que simplemente se dejaba guiar sin atender a donde lo estaba conduciendo el mayor.

—Hey, Howon —saludó Sungkyu llegando hasta la mesa que siempre ocupaban en los descansos. El menor alzó el rostro y la sonrisa se esfumó tan rápido como había aparecido. Se quedó paralizado y no fue capaz siquiera de devolver el saludo antes de que Sungkyu decidiera seguir hablando.

—Este es Dongwoo y tiene un año más que tú. Además es nuevo así que trátalo bien —dijo tranquilamente, tomando asiento sin darse cuenta de la expresión que decoraba el rostro de Howon. Sin embargo, al percatarse este de que podría estar asustando al otro, volvió a sonreír, con seguridad, y una gran sonrisa le fue devuelta desde el rostro de Dongwoo, que había decidido en ese momento que el amigo de Sungkyu también podría acabar siendo el suyo. Además, algo le decía que ya lo había visto antes.

—Soy Howon, encantado —se presentó, extendiendo una mano. No podía creerse que de veras estuviera el otro ahí, frente a él, tomando su mano y estrechándola después de haberse pasado días buscando la forma de acercarse a él.

Miró a su mejor amigo y no pudo evitar sentir que le debía mucho, pues Sungkyu siempre estaba ahí para ayudarlo, aún sin saber que lo hacía. Mientras el susodicho solo podía pensar en que por fin tendría al alguien para poder desahogarse y confesar su vergonzoso amor por su mejor amigo.

 

Así empezó una fuerte amistad entre los tres que se fue afianzando a medida que pasaba el tiempo. Las dudas sobre lo que de verdad sentía Howon quedaron olvidadas y pronto estaba seguro de que Dongwoo era ese al que necesitaba.

De igual forma y casi sin darse cuenta, este comenzó a notar que el cariño que le tenía al menor iba más allá de una simple amistad, era algo más fuerte, distinto a lo que le unía al mayor, por eso decidió contárselo a Sungkyu para buscar su ayuda.

—No me lo puedo creer —declaró el mayor, quedando estupefacto. Debía admitir que había pensado muchas veces en hablarle sobre sus sentimientos a Dongwoo, ese era su plan desde el principio. Pero al igual que algo le había dicho que el otro era un chico amable e inocente nada más verlo, también le decía que no sería capaz de guardarle ese secreto y menos a Howon, por lo que había decidido callárselo.

—La verdad es que estoy muy seguro de lo que siento y sé que él me gusta de verdad —aseguró Dongwoo, sonrojándose levemente.

—Pues... Siento tener que ser yo el que te diga esto pero... no tienes ninguna posibilidad con Hoya. Es hetero —mintió Sungkyu, sin pensárselo demasiado.

En ese momento quiso creer que la expresión de decepción y tristeza en el rostro de Dongwoo no le había afectado pero días después empezó a sentir que realmente, la culpa le estaba matando por dentro.

Repentinamente, Dongwoo se había distanciado de ellos sin dar razón alguna y Sungkyu empezó a creer que debía contarle la verdad aun sabiendo que no quería. Retrasó su confesión lo máximo que pudo y cuando, semanas después, Dongwoo habló con él, diciéndole que sentía haber estado distante y que intentaría olvidar al menor, Sungkyu decidió demorar el revelar la verdad indefinidamente.

Comenzó a plantearse declararse a su mejor amigo aun sabiendo que seguramente podría perder a Dongwoo y, para qué mentirse, a Howon si este lo rechazaba, por eso no decidía qué debía hacer. Aunque pronto, ya no le hizo falta pensárselo más. El menor del grupo había acabado por romperle el corazón sin siquiera proponérselo, declarando su amor hacia Dongwoo.

Sungkyu creyó que su mundo se había derrumbado en el instante en el que Howon había cerrado la boca. El mayor abandonó toda esperanza en ese momento y solo pudo aparentar que estaba contento con los sentimientos de su amigo. Pasó una semana entera casi sin salir de casa ni hablar pero poco a poco y tras hablar con sus madres, empezó a entrar en razón. Acabó por juntarlos a los dos para hablar seriamente y en privado, desvelándoles la verdad algo avergonzado.

En un principio, ambos se enfadaron con el mayor, pero la alegría por descubrir que los dos sentían lo mismo les hizo dejar de lado su pequeño enfado con Sungkyu. Empezaron a salir de inmediato, los días pasaban y no podían creer aún que estuvieran juntos. Todo era perfecto y al poco tiempo se sentían como si hubieran estado siempre juntos. Incluso Sungkyu había acabado por acostumbrarse, dándose cuenta de que su supuesto 'amor' por Howon no había sido nada más que un capricho que había exagerado sin darse cuenta. La relación iba viento en popa y sin necesidad de discutirlo, los dos decidieron que había llegado la hora de dar un paso más hacia delante por lo que acordaron hablar por fin con sus respectivos padres y contarles todo lo referente a su pareja.

Howon, sintiéndose valiente después de haber pasado la tarde con su novio, decidió ser el primero en revelarles a sus padres su verdadera sexualidad. Sin embargo, no todo fue como él esperaba. De hecho, esa fue una de las últimas veces en las que estuvo en la casa que le había visto crecer, pues sus progenitores ya no querían ni tenerlo cerca.

Esa fue una mala época en la que la pareja tuvo su primera discusión, seguida de muchas otras. Pero, gracias al apoyo del mayor del grupo, todo había acabado por solucionarse. No sería como ellos lo habían imaginado, pero desde luego, era mucho mejor que nada.

 

— ¿Esa es la última caja? —preguntó casi sin aliento Sungkyu, señalando el paquete que su amigo estaba dejando en el suelo junto a los muchos otros.

Howon asintió con una sonrisa y miró a su alrededor, cansado pero feliz.

—Ya es oficial. Me he mudado —dijo el menor, caminando sin ganas hasta el sofá, esquivando cajas para dejarse caer ya sin fuerzas.

—Tienes mucha suerte de que tu mejor amigo acabe de alquilarse un piso para él solo, ¿no crees? —comentó Sungkyu, alzando una ceja y sentándose en un sillón.

—Y tú tienes mucha suerte de que a tu mejor amigo le guste la música de verdad y pueda enseñarte lo que deberías escuchar —declaró Hoya, alcanzando el mando de la minicadena e inundando el apartamento con la voz de Madonna a todo volumen.

Sungkyu puso los ojos en blanco y se levantó para ir a coger unos refrescos justo cuando su timbre sonó. Se acercó a la puerta y comprobando que se trataba de Dongwoo, enseguida lo dejó pasar, viendo como este corría a tirarse sobre el otro y escuchando el quejido que dejó escapar el menor de los tres. Cerró la puerta y se mantuvo viendo a sus amigos empezar una pequeña pelea, ambos riendo e intentando tirar al otro al suelo.

Sungkyu sonrió. Una nueva etapa en sus vidas acababa de empezar y sabía que sería inolvidable.

Notas finales:

En fin, esperamos que os haya gustado y, de nuevo, muchíiiisimas disculpas por no haber subido nada :(

A partir de ahora solo subiremos un capítulo por semana, pues las clases nos tienen muy ocupadas, pero esperamos que sigáis con nosotras todos los viernes con vuestros comentarios y vuestro apoyo ♥ Signfica mucho para nosotras :D ¡Hasta la próxima! — A.


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