Estaba pensando seriamente que KyungSoo jugaba con su cordura pues luego de lo sucedido en el rio el pequeño omega se había transformado en un lobo arisco únicamente con él, despreciando sus intentos de acercarse a el no conforme con ello gruñía cuando lo veía cerca a sus hijos, ¡SUS HIJOS! Por Yue, él también tenía derecho a pasar tiempo junto a sus hijos… o quizá no. Desordenó su cabello al verse inmerso nuevamente en sus dudas pues ¿realmente tenía derecho alguno sobre sus dos hijos?
Volvió a acomodar las ramas que había logrado recolectar, no era necesario pues debido a la inclemencia del clima el alfa había ordenado semanas atrás recolectar todo lo necesario para soportar aquel otoño austero, necesitaba despejar su mente por un momento y el desgaste físico ayudaba en demasía para su objetivo.
TaeMin ingresó a la tienda donde se hallaban todos los suministros y abrazó las piernas de su padre mientras trataba de esconder su rostro entre estas.
-¿Qué sucede pequeño?- Acarició la pequeña cabecita de su hijo menor, pero no obtuvo respuesta alguna tan solo un leve sollozo, lo cual no le agradó en absoluto.
-TaeMin ¿por qué lloras?- Obligó al menor a mirarlo, y se preocupó al observar los preciosos ojos de su hijo con lágrimas y las mejillas húmedas por el llanto- TaeMin, dile a papá que pasó.
-N-no te vi afuera, pensé q-que te habías ido- Sonrió suavemente al menor mientras lo tomaba entre sus brazos y lo cargaba junto a su pecho.
-¿Por qué me iría?
-…
-TaeMin
-Siempre estás triste… n-no me gusta verte triste
-Solo estoy cansado mi amor y nunca me voy a ir
-¿Promesa?
-Promesa.
Abrazó cálidamente a su hijo sintiéndose mal por haber hecho preocupar a su hijo, a veces olvidaba lo observador y maduro que resultaba ser su hijo aún a pesar de su corta edad y su actitud despistada, TaeMin era un pequeño sabio muy distinto a él.
Salieron de la tienda y se quedó estático al observar la patética escena que se presentaba ante sus ojos, gruñó suavemente al ver a aquel beta besar las mejillas de KyungSoo logrando que estas se sonrojara… si tan solo KyungSoo supiera lo que LuHan hacia a sus espaldas, estaba seguro que el omega no dejaría que el beta siguiera en su afán de formar parte de su vida como su pareja, tomó aire tratando de tranquilizarse pues aún no era el momento de desenmascarar a LuHan, tenía que hallar el momento preciso. Al pensar en el beta recordó que tenía una charla pendiente con ChanYeol pues lo que le estaba haciendo a BaekHyun no era justo mucho menos el involucrarse con un omega como MinSeok, y pensar que le había parecido tierno…. Sin lugar a dudas las apariencias engañan…. Él era un claro ejemplo de ello.
-¡Appa! Vamos a buscar a appa SeHun y tío Tao
-¿Te agrada Tao?
-Mucho, es tierno y divertido
-Me alegro pero tengo celos TaeMin
-No appa ¡No! Yo te amo solo a ti
-¿Y SeHun?
-Solo a ustedes dos- TaeMin envolvió sus pequeños brazos alrededor de su cuello mientras besaba todo su rostro ocasionando que riera con la tierna y dulce actitud de su menor hijo captando la atención de todos los presentes. Al abrir los ojos se encontró con la mirada suave de Taeoh quien parpadeó lindamente hacia él, Ga-young sonreía infantilmente hacia él, quizá KyungSoo se molestaría pero no le importó. Aún con TaeMin en sus brazos se dirigió hasta donde se encontraban los dos niños que sonrieron al verlo inclinarse y abrir sus brazos invitándolos a unirse a TaeMin, los niños corrieron dentro del abrazo y los cargó con cuidado para no hacer caer a ninguno de sus hijos, los niños se observaron entre si riendo y como si se hubiesen puesto deacuerdo los tres empezaron a atacarlo con besos sobre su rostro, JongIn nunca se había sentido tan feliz, tan lleno, casi completo.
Los cuatro rieron mientras el daba pequeños giros sobre su lugar sosteniendo a los tres pequeños que reían mientras se abrazaban a él y entre ellos para no caer, disfrutado del juego del cual eran cómplices. Solo sus risas llegaban hasta sus oídos pues alrededor todos se habían quedado mudos presos del sorpresivo acto. Disfruto por unos cuantos minutos más su dichoso momento junto a sus tres hijos.
-Ga-young, Taeoh- La voz de LuHan volvía a interrumpir su dicha nuevamente, los niños le dieron un abrazo antes de pedirle que los dejara en el suelo, lo hizo con tristeza y pesar, cuando estos se alejaron de sus brazos se sintió ligeramente vacio, TaeMin besó su mejilla antes de alejarse en dirección a su padre SeHun.
Elevó la mirada encontrándose con los rostros sorprendidos de todos, algunos emitían cierta alegría mientras otros, LuHan y YiXing se notaban molestos, lo cual poco le importo, KyungSoo sin embargo lo miraba con sus hermosos ojos totalmente abiertos, sorprendido y contrariado, como si no pudiese creer que lo que acaba de suceder fuera cierto, JongIn también lo creía, aquello había sido tan maravilloso que parecía un sueño.
-KyungSoo tenemos que hablar- Tomó el brazo del omega más pequeño de la manada cuando lo vio solo sin LuHan o cualquier otro miembro cerca suyo, sus hijos jugaban juntamente con Do Young y BaekHyun, desde el incidente suscitado entre sus tres hijos y él en la mañana había querido hablar con el omega pero este siempre estaba rodeado de otros miembros o junto a sus hijos, necesitaba conversar sobre su extraña relación, si así se podía llamar a sus encuentros y sobre todo hablar de sus hijos.
-¡Suéltame!
-No hasta que hablemos
-Ya lo hicimos ¿recuerdas? Te dije que te alejaras de mis hijos y de mí… sin embargo tú
-Sin embargo tú vuelves a mis brazos- Sonrió socarronamente al observar el leve sonrojo sobre las mejillas del mayor, más esta se borro rápidamente al sentir la bofetada que el otro le dio.
-No digas estupideces, lo que sucedió en el rio fue algo casual, algo estúpido no debió suceder.
-Pero sucedió KyungSoo… eso quiere decir que aún sientes algo por mi.
-Estás muy equivocado JongIn, si sucumbí ante ti fue porque estaba en celo ¿comprendes? Mis hormonas sucumbieron ante la lujuria, no hay sentimientos de por medio.
-Mientes.
-Piensa y cree lo que quieras. En lo que a mi respecta solo me despiertas aborrecimiento, ¿me crees estúpido? ¿Crees que regresaría a tus brazos después de todo el daño que me hiciste, que nos hiciste? – Bajó la mirada al comprender que sería imposible recuperar al muchacho que alguna vez lo amó, era doloroso obligarse a aceptarlo pero aún había algo más importante.
-KyungSoo… mis hijos... nuestros hijos
- Dime JongIn ¿ya olvidaste que por culpa tuya murieron dos hijos míos? ¿Crees que no tengo memoria? O piensas absurdamente que con solo verte olvidé todo lo que me hiciste sufrir, ¡responde! ¿Crees que olvidé a Jae Min y a Taerin? A diferencia tuya yo si amaba a mis hijos, quería verlos crecer, disfrutar de la vida junto a ellos y sin embargo tú frustraste todos mis sueños, tú mataste mis ilusiones. Te aprovechaste de que era un lobo solitario e ingenuo ansioso de formar parte de una manada, me usaste a tu conveniencia, me utilizaste para satisfacer tu lujuria, solo fui un juguete con el cual decidiste jugar un tiempo y cuando el juego se torno aburrido y peligroso para ti decidiste dejarme, no solo eso aún después de enterarte que esperaba tus hijos ¡maldición! ¡tus hijos!, no tuviste mejor idea que deshacerte de ellos y de mi. Aún cuando te rogué, ¡te supliqué! que nos dejaras vivir, cuando te prometí desaparecer de tu vida, tú preferiste matarnos. No resulto como esperabas ¿cierto? Pero ¡Felicidades JongIn! lograste matar a dos bebes completamente inocentes, niños que no tenían culpa alguna de nada y solo fueron víctimas de tu egoísmo. No tienes la mínima idea de cuanto sufrí cuando parí y mi pequeño Jae Min estaba muerto, lo acurruqué junto a mi pecho llorando, suplicando a Selene para que le diera un soplo de vida pero mi pequeño nunca abrió los ojos, tampoco sabes cuantas noches pasé junto a mis otros tres hijos, llorando, rogando a Selene una vez más para que Taerin sobreviviera, para que pudiera luchar contra la muerte y vencerla… al final mi pequeña murió como su hermano y todo por tu culpa ¡tu culpa!... Y ahora vienes aquí y cínicamente los llamas “mis hijos” “nuestros hijos” Escúchame bien Kim JongIn, Ga-young y Taeoh son ¡SOLO MIS HIJOS!, ¿comprendes? No quiero verte junto a ellos nunca más ¡NUNCA! No tienes derecho a llamarlos hijos, lo perdiste hace mucho, incluso antes de que nacieran.
La noche sucumbió ante la oscuridad que cubrió el cielo con su manto negro, la Luna temerosa de la profunda negrura se rehusó a salir, las tímidas estrellas se escondieron tras las nubes negras cargadas de rabia y dolor, el trueno retumbó en medio del silencio y la lluvia cayó sobre la tierra, inmisericordiosa, ciega de rabia golpeaba todo lo que hallaba a su paso, el viento movía las ramas de los arboles sin piedad ni benevolencia, debajo de aquella cruda belleza un hombre pequeño se secaba las lagrimas rebeldes que habían bajado por sus mejillas, miró por un momento más al hombre parado frente a él contemplando su cegadora belleza, repudiando la misma. JongIn cayó de rodillas sobre el lodoso suelo mientras contemplaba como KyungSoo se marchaba de allí, sus pequeñas huellas sobre la tierra mojada eran borradas por la tormenta que se había desatado… se encontraba solo en medio de aquel paisaje abrumador, apretó sus manos formando puños mientras su llanto era opacado por la inmisericorde lluvia, por el soplo del viento que doblegaba las ramas más gruesas de los árboles, lloró preso del remordimiento y el pesar.
Las huellas del hombre se transformaron en huellas de patas de animal, en medio de la tormenta un lobo negro corría por la planicie del lugar, tropezó y calló por los senderos altos, había ardor en sus patas pero su frustración cegaba cualquier atisbo de dolor físico, la lluvia mojaba su pelaje con grandes gotas que parecían golpearlo y el viento azotaba su cuerpo como látigos empecinados en provocar daño, no se detuvo aún a pesar del enorme ruido que los truenos y los relámpagos ocasionaban en aquella perturbadora noche, el lobo corrió y corrió sin descansar.
Aquel territorio era nuevo ante sus ojos pero aquello no detuvo su andar, apretó las patas sobre la tierra y retomó la carrera, sus ojos recorrieron ávidos el lugar encontrando el sendero deseado, su instinto lo guió. La tormenta había menguado horas atrás cuando el cruzaba de manera temeraria el caudaloso rio, el alba comenzaba a asomarse tímidamente como si temiera importunar a la oscuridad que aún predominaba en el cielo. Corrió y corrió hasta hallarse frente a un roble bellamente rodeado de azucenas, margaritas blancas, pequeñas lavandas y babys breath, en medio del roble y las flores se hallaban dos piedras lisas que rezaban dos nombres que martillearon su corazón “Jae Min” – “Taerin”. El enrome lobo se transformó en un hombre alto y moreno completamente desnudo, sus piernas sangraban y sus manos tenían raspones sangrantes, sus mejillas tenían ligeros cortes, se arrodilló frente a las lapidas de sus hijos, temblando se abrazó a ambas piedras y lloró en silencio pidiendo perdón.
El amanecer nunca antes se había sentido tan frio y vacío.