Key terminó de ducharse, se cambió y fue de nuevo a la habitación de Hye. Cuando entró sus ojos se inundaron de lágrimas; Hye ya estaba despierta. Corrió hacia su niña y la pegó a su pecho.
-¡Mi hija, mi pequeña Hye!
-Ya se neutralizo el virus que tenía; se quedará en observación hoy y mañana ya te la puedes llevar.
Le dijo Onew dando una última checada al historial clínico de Hye
-Muchas gracias Onew, no te das idea…
-si le quieres agradecer a alguien debe de ser a Jong. No te das idea cuanto trabajó para saber qué tenía Hye; yo sólo fui su apoyo.
-¿Dónde está Jong appa?
Preguntó de repente Hye, aun con su voz muy suave, por tantas horas que había permanecido dormida.
-Jong está…
-estoy aquí.
Todos voltearon a la puerta y vieron cómo entraba Jong con un gran oso café de peluche. Jong se acercó a Hye que estiró sus brazos y tomó el peluche encantada.
-me da gusto que ya estés bien amor…
Le dijo Jong a Hye y después la abrazó y ella le respondió el abrazo. Key se quería tirar a llorar otra vez. ¿Cómo le iba a explicar a Hye que Jong ya no iba a vivir con ellos?
Jong se levantó, le sonrió Hye y luego le sonrió a Key. ¿Por qué no lo odiaba? Le había dicho que jugaba con él, lo tenía que odiar.
-Bien, me retiro, tengo consultas que hacer.
-bien pediatra Kim, quiero la investigación que hizo sobre éste caso en mi oficina, será necesario archivar el caso.
-claro doctor Lee.
Y Jong salió de ahí, ideando cómo iba a regresar con Key porque de algo estaba seguro y eso era que no lo iba a apartar de su lado.
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Onew se despidió y se fue a su oficina. Había sido agotador, toda la noche habían estado trabajando como locos, y a pesar del estrés, cuando veía el resultado, era más que suficiente para hacerlo sentir que lo estaba haciendo bien. Al ver a Key tan preocupado por su pequeña, le recordó cuando él se quedaba al lado de Francesco cuando su enfermedad se comenzó a volver algo difícil de llevar para él. Por eso no lo pensó dos veces y le compró ropa a Key y le ofreció una ducha. De eso ya había pasado cinco años y él ya había hecho su vida. Estaba casado, tenía una bella hija y esas dos mujeres eran la total felicidad para él, y sólo deseaba que Minho también la encontrara.
Abrió la puerta de su oficina, y se heló al ver quién estaba sentada sobre su silla
-¿Quién te dio permiso de entrar?
Sonrió. Totalmente llena de malicia, como siempre ha sido. Tenía las piernas cruzadas y vestía un mini vestido en color azul marino. El corte del vestido hacía lucir completamente sus piernas.
-Pensé que te alegrarías de verme.
Se levantó y se le colgó del cuello; Onew inmediatamente se tensó. Ella se acercó a su cuello y le susurró
-Como cuando nos acostábamos a espaldas de Minho…
-¡Yuri, eso fue hace mucho tiempo! Yo estaba ciego, creí que si te ayudaba…
-Francesco sería tuyo pero nunca lo fue. Creíste que si tú y yo actuábamos juntos, al final Minho volvería conmigo y tú te quedaría con ese niño; y que bien no la pasamos esperando a que eso sucediera…jajaja
-¡basta! No tengo por qué oírte. Han pasado cinco años Yuri, y no hay día en el que no me arrepienta de haberme acostado contigo…
-Es una lástima, tengo que admitir que eres bueno en la cama.
Yuri volvió a tomar asiento y a cruzar las piernas.
-¿A qué has venido?
- A verte, por supuesto.
-Mira Yuri: Yo ya soy un hombre felizmente casado, y créeme que no te ocupo para nada.
-Jajajaja tu estado marital no me preocupa en lo más mínimo, cómo si eso fuera a detenerme de conseguir lo que quiero. Pero tienes suerte de que no es a ti a quien quiero; tú sabes a quien siempre he querido y lo estoy volviendo a cazar…
-Yuri, por Dios, ya deja a Minho en paz, él nunca te va a volver a amar…
-¡es mentira! Él lo va a volver a hacer, ¡de eso me encargo yo!
Yuri tomó su bolso y tras mandarle un beso a Onew salió de su consultorio.
Onew había sido muy ciego en aquel entonces. Yuri parecía una muchacha tierna que sólo quería recuperar a la persona que amaba y él…sólo quería que Francesco supiera que existía, que lo amaba desde antes de que él conociera a Minho. Creyó que si se unía con Yuri podría hacer que Francesco lo amara, pero eso nunca pasó. Cuando Francesco le pidió ayuda con su enfermedad y él sacó el diagnostico supo que todo se podría terminar en un instante.
Francesco jamás sería suyo, ya lo había aceptado, pero Minho lo iba a perder pronto si no hacía algo. Le agradeció que le tuviera la confianza como para poner sus vidas en sus manos, y él juró que Francesco se iba a recuperar, que sólo sería cuestión de tiempo; Hasta el día que lo vio morir en manos de la única persona que tuvo su corazón: Minho.
Cuando pasó eso, creyó que jamás sería capaz de amar como había amado a Francesco, hasta que ella apareció en su vida. Cuando se dio cuenta de que debía seguir, no permitió que Minho se hundiera y lo sacó adelante, como Fran se lo había pedido.
Ahora que Yuri había regresado no podía permitir que se le acercara a Tae, porque Yuri fue capaz de todo para separarlos y no lo logró, pues la única que si pudo fue muerte.
Onew sacó su celular y se dispuso a llamar a Minho, tenía que hablar con él y decirle que Yuri no era ninguna santa.
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Yuri salió de la oficina con una gran sonrisa en los labios. Vaya que Onew seguía igual de atractivo que antes. Sí, lo había usado e incluso lo había convencido de que era correcto si se acostaban por un tiempo; vaya que realmente lo extrañaba en su cama, a lo mejor podía volver a convencerlo, pues siempre obtenía lo que quería, y Minho, su más grande capricho no iba a ser la excepción.
Sacó un sobre de su bolsa, era el expediente médico de Taemin. Iba a ver que se encontraba ahí, pues la última vez curiosear en expedientes ajenos había sido su solución a muchos de sus problemas.
Onew había dejado la puerta de su consultorio abierta, así que simplemente se pasó. Movió todo lo que le pareció interesante, hasta llegar al primer cajón del escritorio de Onew en aquel entonces. Lo abrió y vio un sobre, que parecía ser parte del historial médico de alguien. Lo abrió, y al saber quién era el dueño sus ojos se agrandaron incrédulamente.
-Francesco… se está…
Una sonrisa se formó en sus labios, sentía que saboreaba el triunfo, hasta que leyó la parte final del expediente
“administrar el medicamento correspondiente y se podrá revertir la descomposición celular. Posible cura de 2 a 3 meses”
Oh no, ¡claro que no! Ella lo ocupaba muerto, y de ello se iba a encargar. Fue a los cajones de medicamento y al ver el medicamento que correspondía al paciente Francesco, lo tomó y vació las pastillas a la taza del baño de la oficina. En el mismo frasco del medicamento que había tirado puso unas pastillas con tres veces menor cantidad de medicamento. De ella dependía que Francesco estuviera dos metros bajo tierra.
Gracias a que cambió el medicamento se libró de Francesco, y ahora sólo hacía falta deshacerse de Taemin y ella habría ganado, teniendo a su Minho de vuelta…Su Minho.