Narra Key
No podía creer lo que mis ojos veían. La última vez que la vi, la corrí gritándole que no quería volverla a ver, pues, a pesar de que le había dicho que no la podía amar, que no le podía corresponder de la forma que ella quería, me había puesto borracho y se había acostado conmigo. Después de ese suceso no volví a saber más de ella hasta ahora.
-tengo que hablar contigo. . Me dijo ella con ojos suplicantes.
-Yo no tengo nada de qué hablar contigo.
Salió un momento por la puerta y cuando volvió, ocupe tomar el sillón con una mano, si no caería al piso. Ella comenzó a llorar, apretó más fuertemente el bulto que tenía entre los brazos.
-No me di cuenta Key…hasta que tenía dos meses…
-qué…- las palabras ya no salían por mi garganta, me había sentado en el sillón, mis piernas ya no podían más.
-Key…tienes una hija.
Sus palabras me dejaron en shock. Por mi orientación sexual estaba más que seguro que en mi vida tendría hijos y ahora; está en la puerta de mi casa.
-¿y…por qué me buscas hasta ahora? –trate de sonar lo más suave que podía.
-Cuando me enteré, era consciente de que todo era culpa mía, pues tú me habías dicho que no podías tener nada conmigo y a pesar de eso yo…hice que te acostaras conmigo. Entonces estaba decidida a criar a la niña sola pero era injusto que no te lo dijera, además…-en ese momento comenzó a llorar otra vez- yo no la voy a poder criar por mucho que lo quiera. Tengo una enfermedad terminal y… seré incapaz de verla crecer.
Un nudo se formó en mi garganta, y con toda la fuerza de voluntad que tenía en mis piernas me paré y camine hacia ella. Enfrente de ella, destapó aquel pequeño bulto que cargaba y las lágrimas cayeron por mis mejillas
-Mi hija
-Sí, y es idéntica a ti, tiene tus ojos afelinados, tu nariz y la forma de tu cabello. Es un milagro que se parezca a ti.- rio un poco y me hizo reír a mí.
-Te voy a ayudar, no la voy a rechazar, es mi hija y la voy a cuidar hasta que ya no pueda hacerlo más. Si tú necesitas mi ayuda, también puedo brindártela, no gano mucho en mi trabajo de medio tiempo pero haré lo que pueda.
-Muchas gracias Key, eres el mejor, es una niña muy tranquila, no te arrepentirás de cuidarla, te lo aseguro.
En ese momento nos abrazamos con nuestra hija en medio; tenía 21 años, a un año de terminar mi carrera, con un trabajo mediocre de medio tiempo y ahora…una hija a la cual cuidar.
-Ocupo pedirte un último favor Key.
-¿necesitas donde quedarte? Mi casa está abierta para ustedes dos.
-Yo no, pero ella sí. Tengo que ir al hospital para recibir tratamiento, será todo el fin de semana, me gustaría que la cuidaras.
-Por supuesto, no tengo problema con ello. A todo esto, ¿Cómo se llama la pequeña?
Se acercó y me la puso en los brazos.
-Hye, significa llena de gracia.
-Mi dulce Hye, mi pequeña Kim Hye.
Ella salió y entro con la carriola de la pequeña Hye con ella. Me enseño como se llenaban los biberones, como la carriola se convertía en un porta bebés, y lo más importante: cambiar un pañal. Pasó la tarde conmigo, riendo mientras Hye dormía, como si entre nosotros jamás hubiera pasado nada malo.
-me tengo que ir -Entró a mi habitación y le dio un beso a la niña en la frente, y le susurró -se buena con tú papá, no lo hagas enojar mucho, te amo mi niña hermosa, siempre te voy a querer.
-si necesitas que te lleve yo…
-No, yo traigo mi carro.
Se acercó a mí y me dio un beso. Suspiro y me miró a los ojos:
-por favor, prométeme que la vas a cuidar…
-tú sabes que eso está de más, también es mi hija, y también es mi responsabilidad.
Me abrazó y luego con lágrimas me miró y me dijo:
-sabía qué hacía lo correcto al dejarla con su padre.
Después de esto salió. Pasé el fin de semana jugando con mi hija, aún era pequeña, tenía seis meses, por lo cual me dediqué a hacerla reír todo el fin de semana. Era muy tranquila, casi no lloraba y la mayor parte del tiempo reía; y sin contar que tenía los ojos color miel que tenía su madre, lo cual la hacía realmente hermosa; incluso la saqué al centro comercial y le compre con lo poco que tenía guardado algunos cambios de ropa y zapatitos.
Lo que no me esperaba era que el domingo en la tarde, el hospital marcara diciéndome que ella había fallecido. Eso me dejo realmente sorprendido, pues lo que pensé por un tiempo más sería el trabajo de dos personas ahora dependía totalmente de mí. Fui a su funeral y si digo que no lloré estaría mintiendo.
Al paso del tiempo ajusté mi rutina para adaptar mi modo de vida a tener una hija. Fue difícil, pero no imposible, y cuando me dieron el trabajo en el área de ginecología del hospital fue una gran noticia, ahora tendría más dinero para los gastos, pues, tener una hija no es barato.
Ahora he conocido a Jonghyun, realmente me gusta, pero, ¿me aceptará cuando le diga que tengo una hija?
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Narra Minho
El lunes de hoy no era como los pasados. Todo el fin de semana había estado pensando en que le iba a decir a Taemin cuando lo viera, pues, no podía simplemente fingir que nos habíamos besado por segunda vez aquella noche. Después el almuerzo, toco la puerta de su consultorio; me había asegurado de que ya no tenía citas después de las 11:00 a.m., así que iba a poder hablar tranquilamente con él.
-Pase- se escuchó al otro lado de la puerta.
-Taemin, yo…
Su consultorio estaba lleno de humo, y él, con los pies del escritorio, recargado sobre su asiento, al verme se incorporó y apago su cigarro. Se paró y abrió las ventanas para que el aire circulara, y poco a poco el humo se desvaneció.
-No sabía que fumaras.- le dije-
-de algo me tengo que morir.- dijo con una pequeña sonrisa.- ¿Qué pasó?
-Taemin yo, tengo que hablar contigo sobre lo que paso en el antro la otra noche: Taemin yo…no sé por qué te besé.
Taemin bajo su mirada sonrió de medio lado.
-No importa si no lo sabes, pues, yo tampoco sé por qué te bese en la cafetería la otra vez. Considéralo como que me besaste porque yo te bese primero…
-no Taemin, no tiene por qué ser así.
-Minho…
Lo había tomado del brazo y miraba sus ojos los cuales tintineaban, era un idiota, al parecer yo sí le había hecho daño al decirle que no sabía por qué lo había besado. Él había sido sincero conmigo.
Lo miré fijamente, y su cara me recordó un poco a la que Francesco ponía cuando lo regañaba por dejar los frascos con pintura abiertos por la casa, y esta se penetraba de un gran olor a pintura. Nunca valore eso, ni todos los cuadros que pintaba y regalaba por mero gusto; ahora extraño tanto llegar a la casa y que esta huela a pintura... ¿Por qué será que necesitamos perder a las personas que más queremos para valorar esos pequeños detalles?
Descendió la mirada, como su hubiera recordado algo de lo cual se arrepentía, yo era experto en esa mirada porque la ponía todos los días.
Lo alejé de mí.
-Minho, tú me gustas, pero no por ello te pediré que me correspondas…
-yo…siento lo mismo.
-¿Entonces…
-Taemin, déjame intentar ganarte. No sólo porque nos veamos significa que… podemos correspondernos. Ocupas conocerme y yo ocupo conocerte…
Convencerme de que no eres él, que eres alguien más, eso necesito…
-Minho, mi corazón está abierto para ti, yo…realmente me gustaría estar contigo
-Taemin...yo…también deseo ser capaz de abrir mi corazón a ti.
Y salí de su consultorio ¿Por qué tanto se está saliendo de mi control? Realmente deseo poder abrir mi corazón a él, creo que después de todo este tiempo, merezco rehacer mi vida amorosa pero hay un problema: no puedo ver a Taemin a la cara, sin que me acuerde de Francesco. Tengo que encontrar una manera de solucionarlo, si no, los dos vamos a salir muy lastimados.
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Narra Taemin
Al verlo salir por aquella puerta, me da la sensación de que puedo tener una oportunidad con él. Desde que lo vi aquella mañana cuando entre a trabajar al hospital, quedé prendido de él. Cada vez que lo veo, un dejavú viene a mi cabeza. Siento que lo ha visto antes, pero no puedo recordar cuando.
Ya es tiempo que me enamore otra vez. No puedo correr para siempre de ese sentimiento; sí, sé de primera mano qué es el dolor, pero quiero pensar, que con Minho será diferente, no quiero volver a ser el juguete de alguien nunca más.
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Narra Key
Tenía que explicarle a Jong que tengo una hija, pues, no quiero que se vaya a llevar sorpresas, y que entienda mi situación. Lo veo caminar por el pasillo. Lo tomo e su hombro y lo detengo
-Jong, yo…
-¿Cómo pudiste? ¿Tienes una hija y aun así querías algo conmigo?
-Pero yo…
-No Key. No hay nada que explicar, no pensé que fueras ese tipo de chicos…
No lo dejé terminar cuando lo abofeteé. Ambos guardamos silencio.
-No creas que me conoces. No sabes siquiera quién soy.
Y me fui de ahí, no quería que me viera llorar.