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2Min: "Don't you Forget?" por ZaffireHeart

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Notas del fanfic:

Aclaraciones: Al principio verán dice 1999, pero realmente hago referencia a muchos más años atrás, sólo que si ponía el año en que mi mente lo ambientó realmente, luego “para la segunda parte del fic” los tiempos no me darán, sólo por eso, pero hagan de cuenta como que están en muchos años más atrás, más o menos como en 1353 o por ahí...

Ahora sí, continuemos... xD

Notas del capitulo:

Bien, como siempre digo antes de empezar con cualquier fanfic o songfic. Estos personajes no me pertenecen, son propiedad de la "SM Entertainment" créditos correspondientes a ellos, lo demás si es mío xD jajaja

Prólogo – Capítulo 1: “Promises”


La peste negra o muerte negra se refiere a la pandemia de peste más devastadora en la historia de la humanidad que afectó a Europa en el siglo XIV y que alcanzó un punto máximo entre 1347 y 1353; se estima que la misma fue causa de muerte de 25 millones de personas tan solo en Europa y unos 40 a 60 millones más en Asia.[…] – Wikipedia, La enciclopedia libre-“


~Año 1999 En algún lugar de Asia~


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-¿Cómo está tu mamá?-


-Mucho más enferma que antes, cada vez está peor. Dice que la perdone pero que ya no puede levantarse, y sé que mi hermanito tiene hambre, tengo que ir al pueblo a conseguir algo para él, ¿Me ayudarías hyung?-


Cuestionó suplicante aquel niño castaño de aspecto andrógino, con sus ojos brillantes, por intentar retener aquel llanto. Tenía 9 años, pero sabía que su mamá, “pronto se iría, para siempre”


No habían descubierto aún una cura para aquella reciente epidemia que comenzaba a dispersarse por todo el continente. Ellos se habían salvado “por el momento”, pero su madre no.


Su padre, había sido enviado a una guerra, y ya le habían comunicado que había “muerto con honor” defendiendo su país, pero aquel niño a pesar de su corta edad, pensaba de una manera realmente sorprendente. “No hay nada noble en morir por tu religión, por tu país, por fe, o por... otro hombre”  Había dicho en su mente, enojado con aquel hombre que se jactaba, de que la pérdida de su padre, no había sido en vano… Pero aun así, él lo creía. Era estúpido morir en una guerra, era estúpido, el mismo hecho de generar una.


-Claro que sí Minnie, te ayudaré.-


Contestó el mayor, luego de pensar unos segundos aquel cuestionamiento del menor, en lo que le quitaba las lágrimas. Él, era un niño moreno, con unos ojos realmente grandes, sus facciones eran más masculinas, pero el hecho de ser un niño de 12 años le daba cierto toque andrógino aún.


-¿Sabes realmente lo que significa ayudarme a buscar algo de alimento?-


-Sí,  y estoy dispuesto a ayudarte, con tal de no verte más de esa manera, no me gusta verte triste Minnie.-


El morenito le abrazó agachándose un poco, pues era por obvias razones más alto que el menor.


El castaño, le abrazó también sin más, con ahínco, pues realmente aquel niño, lo era todo para él, era su mejor amigo, “su hermano mayor”. A pesar de venir de diferentes familias.


-Gracias… siempre me siento bien cuando tú estás conmigo.-


Habló realmente de lo más sincero de su corazón, pues si no fuera por él, TaeMin no podría haber sido capaz de soportar, todo lo que le ha tocado soportar hasta ahora. Desde la muerte de su padre, los días que ha pasado en completa ayuna y ahora la enfermedad de su madre, junto con la enorme responsabilidad de “tener que hacerse cargo de su hermanito pequeño”


-De nada Minnie, eres mi mejor amigo…-


Habló con dulzura aquel morenito, mientras aún no soltaba a su pequeño amiguito…


-¿Tu siempre vas a estar allí para cuando yo crezca? ¿Lo estarás hyung?-


-Por supuesto, te lo prometo Minnie, siempre juntos…-


-Gracias… MinHo hyung.-


Habló una vez más el menor con la voz quebrada, pues se había puesto sentimental, pues a pesar de que a veces dijera cosas inteligentes para su edad, seguía siendo un dulce, tierno e inocente niño de 9 años…


-Deberíamos ir al pueblo, tu hermanito debe de estar hambriento, al igual que tú.-


-Yo no importo, él es mi prioridad ahora, luego mi madre, luego tú y después yo…-


-Minnie, no digas esas cosas.-


Habló el mayor, conmovido por las palabras del menor dichas entre nuevamente, amenazantes lágrimas. Quería pretender ser maduro, y duro, pero sus emociones le traicionaban. Sus ojitos, se habían puesto ya colorados. Y nuevamente MinHo se arrodilló, para quedar mucho mejor a la altura de aquel castañito, y besó aquellas lágrimas que habían escapado finalmente.


Le miró a los ojos luego de haber accionado de aquella manera, que había sido en su mayoría inconsciente, y no pudo evitar fijar su vista en los pequeños labios de su amiguito.


-En verdad se siente demasiado bien, cuando tú estás a mi lado.- Repitió una vez más el pequeño, a lo que el mayor, sonrió y nuevamente el menor retomó la palabra. -¿En verdad estarás allí, cuando crezca? ¿No me olvidarás?- Repitiendo una vez más, sus palabras.


El morenito, se puso serio, y le miró a los ojos.


-Por supuesto que no Minnie, jamás sería capaz de olvidarte, eres muy importante para mí, y sí, en verdad prometo estar a tu lado, y mira, para que veas que no miento haremos un juramento.-


-¿Un juramento?... ¿¡De verdad!?-


Cuestionó el castañito al principio confundido, y luego ilusionado, en lo que el mayor sonrió levemente asintiendo, para luego ponerse serio una vez más, confundiendo al menor una vez más.


-Pero este no será un juramento común y corriente, será diferente, para que incluso las personas que quieran separarnos, les resulte imposible, ni siquiera nosotros, podremos romperlo.-


-¿En verdad? ¿Qué es? ¿Qué tengo que hacer?-


-Só-sólo, ci-cierra los ojos…-


Habló el morenito algo nervioso ahora, ante la ocurrencia que se le había pasado por la mente, haciéndolo sentir, incluso algo culpable, por aprovecharse de su amiguito mucho más inocente que él. Y toda esa culpa le invadió desde el momento en que vio cerrar los ojos al menor, con ímpetu y con una sonrisa.


-Bien, empezaré con el juramento…- Dijo algo sonrojado el mayor, en lo que suspiraba y le advertía nuevamente al menor que no abriera los ojos. Colocó su mano derecha en el pecho del menor, logrando que este se asustara ante aquel contacto, pero el morenito, de inmediato le tranquilizó, diciéndole que era él. TaeMin asintió ahora más tranquilo, y MinHo prosiguió a colocar su mano bien en dónde se ubicaba el corazoncito del menor. –P-pon tu mano arriba de la mía y sujétala con fuerza. Y esta otra en mi pecho- Nuevamente TaeMin asintió enérgico, ya un poco más serio, en lo que sujetaba la mano del mayor como podía, y colocaba la otra en el pecho de MinHo, quien le estaba guiando, pues el castañito tenía sus ojos cerrados, y colocó su mano por encima de la de MinHo, estando ambos ahora entrelazados y sujetándose entre sí, con una mano en el “corazón ajeno” –Aquí y en este momento, prometo que jamás me separaré de ti, porque a pesar de todo, parte de mí siempre estará en tu corazón, como parte de ti estará en el mío.- El morenito aún sonrojado, apretó la mano inconscientemente sobre la de Minnie, quien tenía su manito en el pecho de él (de MinHo). –Jamás nos separaremos, ni nos separarán. A partir de ahora, tú eres parte de mí, como yo, soy parte de ti. Jamás te olvidaré Minnie.-


-No te olvides de mí, no lo hagas por favor…-


Susurró casi suplicante el menor ante las palabras del mayor, haciendo que este se sorprendiera, y tragara saliva, su corazón se comenzó a acelerar ante aquellas palabras. Miró al suelo y luego al menor, pidiendo en su interior “misericordia” por lo que estaba a punto de hacer.


-Jamás Minnie...- Habló más serio el mayor, pues estaba nuevamente más sonrojado aún, y cerrando sus ojos fuertemente, apretó la mano de Minnie una vez más y avanzó sobre él, otorgándole un pequeño… “primer beso”, un contacto suave pero algo prolongado. El castañito obviamente no supo cómo reaccionar a aquello, pero aun así se mantuvo con sus ojos cerrados. –Esto que acabo de hacer, ha sido nuestro sello al juramento. A partir de ahora, ya nadie podrá separarnos Minnie.- Habló MinHo, cuando se separó, siendo consciente de lo que había hecho, siendo consciente de los “sentimientos” que albergaba en su corazón, que tenía hacia su amiguito. Sentimientos recientemente despertados, encontrados, tan sólo días atrás, pero que ya era capaz de entenderlos e incapaz de ocultarlos. Y ahora había descubierto “su orientación” aunque aquellas cosas le pasaran solo con “Minnie”.


-MinHo hyung…-


Susurró el menor, aún con sus ojos cerrados, y con su mano en el corazón de MinHo, quien cabe destacar que también estaba en la misma posición.


-Ya puedes abrir los ojos Minnie…-


Dijo de repente, sacando sus manos del agarre del menor y acomodándose un poco mejor, y a pesar de que sabía que tenía sus mejillas coloradas, no se molestó en ocultárselas al menor.


Y al ver nuevamente aquella mirada almendra sobre él, volvió a hablar, dejándose llevar por sus sueños…


-Cuando seamos grandes, viviremos juntos, viviremos felices Minnie, y ya no pasarás hambre porque yo trabajaré para ambos, incluso puedes llevar a tu hermanito, así de esa manera, seremos felices los 3, porque sé, que él te hace feliz a ti, como tú me haces feliz a mí, así que los 3 podremos vivir juntos.-


Sueños… lindos, hermosos e inocentes. Cómo ellos aún a esa edad. Las palabras de MinHo sonaron realmente dulces al oído de TaeMin y no puedo evitar emocionarse por aquellas palabras. Totalmente convencido de que así sucedería.


-¡MinHo hyung! ¡Gracias! ¡No sabe cuánto le agradezco su ayuda! ¡Yo también trabajaré y le ayudaré! ¡Pero antes, déjame darte algo a cambio, también como mi forma de sellar este juramento!- Se soltó definitivamente del morenito, y comenzó a mirar hacia todos lados, el mayor le miraba asombrado ante aquellas palabras, pero no dijo nada, hasta que su mirada se dirigió a un pequeño prado de vegetación, dónde allí había una flor que era bastante llamativa para TaeMin, era hermosa, tenía un color violeta, con blanco en el centro y aún más en el centro un violáceo más oscuro. – ¡Toma aquí esta flor hyung! Esta será mi manera de cerrar nuestro juramento que jamás se romperá, por lo menos no, hasta que esta flor deje de existir.- Dijo emocionado… pero al final, se notó una tonalidad bastante triste.


MinHo se le quedó observando realmente embobado, esa flor era hermosa, y se había convertido en la cosa más importante ahora para él. Por lo que sonriendo notablemente, no pudo evitarlo, y le abrazó.


-Gracias Minnie, no sabes lo importante que es para mí. Pero… ¿qué te parece si ahora que estamos protegidos por nuestro juramento vamos al pueblo? Tu hermanito necesita comida ¿no es así? Vamos por ella.-


Habló decidido ahora el mayor, poniéndose de pie nuevamente en lo que limpiaba las rodillas de aquellos ropajes que llevaba, pues se le habían llenado de tierra, guardó con cuidado aquella flor dentro del pequeño librito que llevaba siempre con él, ya que ahora junto a esa flor, eran sus cosas más preciadas.


-¡Sí! ¿Pero realmente estás seguro? No me gustaría arrastrarte a esto, cuando no tienes por qué hacerlo.-


Habló primero decidido, en lo que luego vaciló, apreciaba mucho a MinHo, como para querer perjudicarlo en algo con aquello, que implicaba, “ir a buscar comida al pueblo”.


-No Minnie, tú no te preocupes, realmente quiero hacerlo, sabes que haría cualquier cosa por verte sonreír. ¿Lo sabes?-


Contestó MinHo de manera casi indignada por las palabras de Minnie, pues él no comprendía que sería hasta capaz de matar por él, y no le importaría luego recibir su castigo. Porque lo habría hecho para defender a TaeMin, su Minnie, la luz de sus ojos, su muñequito de porcelana, su persona más valiosa, inclusive por encima de sus propios padres.


-Sí, y la verdad a veces tengo miedo de perderte por eso mismo.-


Contestó realmente serio el menor para su edad, sabiendo perfectamente que jamás se perdonaría el hecho de que algo le sucediera a MinHo por su culpa, o su indulgencia. Jamás se perdonaría perjudicar a MinHo, a esa persona que realmente le era muchísimo más valiosa de lo que él podía razonar.


-No te preocupes por mí ahora. Lo más importante aquí es conseguir alimento para ti y tu hermanito, y no se discuta más, te voy a acompañar, y no me lo impedirás.-


-De acuerdo, lo he entendido, pero por favor, no comentas ninguna locura, tan sólo intentaremos conseguir alimento para TaeJun y lo dejaremos, ¿de acuerdo?-


Comentó nuevamente demás aterrorizado de que MinHo como siempre, se atreviera a hacer algo más de lo planeado y no resultara tan bien como se esperaba, varias veces estuvieron al borde de ser capturados.


-No, no “lo intentaremos”, ¡lo conseguiremos! El alimento para tu hermanito y PARA TI.-


-MinHo…-


-No se discute más.- Frunció su ceño, dándole a entender a TaeMin que el tema estaba zanjado, pues sabía que cuando el morenito fruncía el ceño de aquella manera, ya no había nada que discutir, y al menor, tan sólo le quedaba agachar la cabeza, refunfuñar y obedecer a MinHo. –Así me gustas, calladito te vez más bonito…- Habló en un tono normal, pero realmente sus mejillas estaban al rojo vivo, por aquellas primeras palabras, que le habían dejado al descubierto, pero que el menor no lo percibió. –Vamos, ya es hora.- Tomó la mano de TaeMin, y este se asió con tenacidad a aquella mano más grande, morena y callosa que la de él. Su cuerpito le provocó un cosquilleó que en ese momento reconoció, como el mismo que le había provocado aquel “sello del juramento”.


Comenzó a sentirse extraño, y no entendía del todo bien, que era lo que el mayor había hecho, pero ahora sentía realmente que jamás iban a ser separados. Confiaba y creía ciegamente en él.


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Ya en el pueblo, ambos escondidos detrás de una pared, observaban los puestos de comida, estudiando bien, cuál sería la “más fácil de saquear”, por así definirlo.


Optaron por el que normalmente era “su víctima” el pequeño puesto de frutas, pues éstas realmente se veían apetitosas, y TaeMin, sabía que a TaeJun no le disgustarían para nada, aquellas manzanas y plátanos que se veían realmente apetitosos a los ojos.


Cuando TaeMin quiso decirle a MinHo que mientras él aprovechaba el hecho de ser un poco más alto, distrayendo al vendedor, él buscaría la manera de escurrirse de manera ágil, para tomar 2 manzanas y 1 plátano, aunque aquello ya le pareciese un botín enorme. Pero MinHo ya no estaba, sino que estaba ya dirigiéndose camino al vendedor, que ya le había puesto la mirada fija. Y MinHo no retrocedía, ni lo haría, a pesar de la intimidante mirada de desprecio de aquel hombre.


 


MinHo se paró justo frente al vendedor y le miró desafiante a los ojos, aquel vendedor, le devolvió una mueca de desagrado, recalcando lo maleducado e impertinente que le estaba pareciendo aquel muchachito moreno de tez levemente trigueña.


TaeMin se percató de aquello, como lo esperaba, había planeado hacer todo el trabajo sucio él solo. El menor no pudo soportar aquello. Salió de su escondite.


(https://www.youtube.com/watch?v=hYgJAN1Ol5g&hd=1 )


¡MinHo, no lo hagas! ¡Olvídalo, vámonos de aquí!-


Gritó realmente desesperado, y aquel vendedor se puso alerta.


-¡Lo sabía! ¿¡Estabais pretendiendo robarme no es así, pequeñas ratas!? ¿¡Cómo se atreven!?-


Gritó el hombre escandalizado, alertando a los demás vendedores. MinHo en ese entonces al verse descubierto, con sus grandes y hábiles reflejos, manoteó algunas manzanas y plátanos y se los tiró a TaeMin, quien lo sujetó de inmediato al ya tener práctica en ello.


-¡Corre Minnie!-


Gritó desesperado el mayor, en lo que intentó huir del lugar, pero aquel vendedor, era bastante alto y ágil también para sorpresa de ambos, ya que con tan sólo inclinarse un poco sobre su mostrador, sujetó con fuerzas el cuello de la playera desgastada de MinHo, atrapándolo y casi levantándolo en el aire. Aquel hombre era temerosamente fuerte pensó TaeMin, pero no sabía que a pesar de su edad, MinHo aún seguía manteniendo un peso por debajo del normal, para su edad y estatura, por eso el vendedor, le era más fácil sujetarlo.


TaeMin de inmediato acató la orden y luego de que se pudo alejar sano y salvo, agitado, se dio vuelta para preguntarle a MinHo si estaba bien, pero esto no estaba allí, por lo que abriendo sus ojos con desesperación, se encargó de ocultar “el botín” en un lugar seguro, y volvió hacia dónde estaba aquel “monstruo gigante”.


-¡MINHO!-


Gritó desesperado con la garganta a punto de desgarrársele, al ver cómo aquel muchacho, como aquel niño quien había sido su faro en la impetuosa tormenta de su vida, era golpeado sin piedad por aquel hombre, era abofeteado de manera realmente violenta, mientras que éste forcejeaba por liberarse de aquellas manos que parecían pinzas, al asir las prendas del mayor.


-¡Vete de aquí Minnie! ¡Corr-! ¡Hu-!-


Ambas palabras no pudieron ser finalizadas debido a aquellas violentas cachetadas, que ya habían hecho sangrar por la nariz al morenito.


-¡Maldito mocoso, maleducado, inculto, con esto aprenderás la lección, y se te quitarán todas las ganas de delinquir!-


TaeMin, tuvo el impulso de huir, pero se dijo a sí mismo que él recibiría el castigo en lugar de su hyung, él no se podía permitir que aquello más preciado, tomara su lugar. Hería el orgullo que el pequeño estaba desarrollando.


¡No pienso dejarte! ¿¡Qué sucederá con nuestro “Juramento”!? ¡No pienso dejar que se eche a perder por mi culpa! ¡Te ayudaré!-


-¡Maldito mocoso, te daré tu merecido!- Habló colérico el vendedor nuevamente, luego de tirar al suelo con brusquedad a MinHo, provocándole una tos asfixiante, para dirigirse a TaeMin. -¡Ambos tendrán su merecido y no querrán robar nunca más a nadie, malditos mocosos malandras!*- MinHo a pesar de estar con un ojo medianamente hinchado y tosiendo, pudo ver como aquel “Titán” se dirigía hacia “su preciado Minnie” y con el corazón demás acelerado, como pudo, se movió y se lanzó a los pies del gigante a comparación de ellos. -¡Suéltame mocoso de mierda! ¿¡No has tenido suficiente aún!?-


-¡VETE TAEMIN! ¡NO NECESITO LA AYUDA DE UN DEBILUCHO COMO TÚ!-


Sentenció el mayor, en pos de desesperación de que algo malo le pudiese llegar a suceder a “su Minnie” a “la luz de sus ojos”.


Y en ese momento, TaeMin dejó de oír a su alrededor y su entorno también se distorsionó, al oír aquello por parte de MinHo, el único que se le hacía nítido en su visión.


Ya no veía ni escuchaba nada. Aquellas palabras, le dolieron muchísimo más que todas aquellas abofeteadas que pudiera recibir por parte de aquel hombre. Incluso aunque él no lo supiese, hubiese preferido que le cortasen una mano, a haber tenido que oír aquellas palabras…


Algo en su pecho comenzó a doler a más no poder, algo en su garganta comenzó a arder, y algo en sus ojos, comenzó a escocer y nublarle la vista.


Era la primera vez que le habían herido en el orgullo, que le habían destrozado el corazón de una filosa y potente apuñalada.


-¡VETE!-


Volvió a escuchar con eco la voz algo gruesa de MinHo, y ya no pudo mirarlo más, quiso gritar un profundo “Te odio MinHo”. Pero no se atrevió, y allí dejó a su mejor amigo, “a su faro” en contra de su voluntad, forcejando con el vendedor, hasta el punto de casi hacerlo perder el equilibrio en lo que aquel gran hombre liberaba una gran cantidad de imprecaciones que tanto MinHo como TaeMin, no entendieron del todo.


El castañito, no era consciente de que aquellas palabras habían sido dichas por su propio bienestar, algo contradictorio, pero cierto.


TaeMin con sus lágrimas escurriéndose por sus párpados y mejillas sin poder controlarlas, huyó de allí, sintiéndose realmente una basura por haber abandonado de esa manera a su hyung, huyendo realmente como un maldito cobarde y debilucho, pero es que aquellas palabras que el mayor escupió, “por su bien” por más que este no supiera, le habían provocado un gran daño, y hasta quizás un leve trauma.


Era la primera vez que en sus 5 años de amistad TaeMin era capaz de presenciar en esa “faceta” al mayor, la primera vez que le gritaba tan feo, la primera vez que “le insultaba”.


No podía comprender aquello, pero en su mente, sólo se repetía una frase sin sentido alguno. “Por favor, no te olvides de mí, no te olvides de mí.” Mismas palabras que recitó en susurros luego de aquel juramente que le mayor había llevado a cabo.


¿¡Dónde había quedado aquel juramento!? ¿¡Qué había sucedido con eso de que ya nada ni nadie jamás los podría separar!?


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Con aquellos ojos hinchados, y con el corazón adolorido, TaeMin llegó a su casa, sano y salvo, con “el botín” en ambos brazos, pero éste se le cayó de inmediato desparramándose por todo el suelo, al ver a su hermanito llorando arrodillado, encima del cuerpo de su madre, quien estaba mucho más pálida que de costumbre, totalmente inerte, con cierta expresión de paz.


-¡Vuelve mamá! ¡Por favor, no nos dejes tú también! ¡Por favor, mamá, vuelve! ¡Despierta! ¡Despierta!-


Lloraba totalmente desconsolado el menor, mientras agitaba el cuerpo de su madre con muy poca fuerza, pues no la poseía. Una escena totalmente desgarradora para TaeMin.


Cayó de rodillas al suelo de repente, al ver aquella imagen, y percatarse a la perfección de lo que había sucedido. “Su madre… se había ido para siempre”.


Sus lágrimas una vez más se aglomeraron en sus ojos y un ardor insoportable se había acunado en su gargantita. “Debo hacerme cargo de mi hermanito, la hora ha llegado” se dijo así mismo, para auto animarse y retener aquella lágrimas, aun observando aquella escena de lejos. No pudiéndolo creer. Sabía que aquello era cuestión de tiempo, pero jamás se imaginó que sería tan pronto.


Sus lágrimas luchaban por caer, pero con su mayor esfuerzo las retuvo, debía mantenerse fuerte para su hermanito.


-Tae-Jun.-


Alcanzó a pronunciar aquel nombre de su hermanito, casi sin voz, pero a pesar de todo el escándalo que este había armado, escuchó la voz de su hermano, y al verlo allí arrodillado con el rostro totalmente rojo, aquellos ojos brillantes de sobremanera, se fue corriendo hacia sus brazos, y su llanto nuevamente se exteriorizó como si se tratase de un tsunami.


No entendía mucho, pero sabía que aquella situación, le asustaba mucho, le dolía. Le ponía súper triste, por lo que TaeMin sin pensarlo abrazó a su hermanito.


-¡Hyung! ¡Omma, omma se ha ido! ¡Nos ha dejado! ¡Ella no despierta! ¡Tengo miedo, mucho miedo!-


-¡No, no lo tengas! Aquí estoy yo, aquí estoy yo para protegerte, todo estará bien, porque jamás permitiría que te sucediese algo.-


Habló con aquel nudo en su garganta, y la voz más que quebrada, pero aun así, hizo hasta lo imposible para no derramar ninguna lágrima.


 


Aquello era demasiado, era demasiado para su débil y tierno corazón, primero aquel “puñal” de su hyung del alma, y ahora, su madre. Sentía cada vez más fuerte, un dolor punzante en el pecho, y hasta sentía que le faltaba el aire, pero aun así resistió, hasta que su hermanito logró calmarse levemente, y le soltó.


-¿Qué haremos ahora hyung? ¿Quién nos alimentará? ¿¡Cómo vamos a seguir aquí sin mamá!?-


-¡TaeJunnie! Por favor, no pienses en eso, ya no llores, piensa que mamá se ha ido con papá, y que ahora está feliz con él, y ahora los tenemos cuidándonos desde el cielo, vigilando cada paso que damos.-


-¡Quiero irme con ellos entonces hyung! ¡Extraño mucho a papá y ya a mamá también! ¡Quiero irme con ellos!-


Exclamaba un desconsolado TaeJun, pero TaeMin no sabiendo bien que decir, optó por decirle lo primero que se le vino a la cabeza, y es allí donde más necesitaba a MinHo, ya que al ser unos años más grande, sabría que decirle a su hermanito para tranquilizarlo, pero él ya no estaba y no lo estaría hasta quien sabe cuándo, pues aquello realmente hirió a TaeMin.


-¡NO! No Junnie, no digas esas cosas, ellos no querrían eso, ellos querrían que ambos salgamos adelante, que sigamos viviendo, para así ellos sentirse orgullosos de lo que hemos logrado si nos mantenemos juntos.-


Fue él, el desconsolado ahora, ¡Necesitaba a MinHo! Pero al parecer aquellas palabras llenas de “falsas esperanzas”, “falsas promesas” animaron levemente al menor de ambos.


 


Y a pesar de que aquello sonaba realmente bien, TaeMin no sabría por dónde empezar, pero mientras tanto, aprovecharía a entregarle la comida a su hermanito, que realmente la necesitaba, él también, pero como le había dicho a MinHo, sólo le importaba por el momento su hermanito.


Pero éste al estar casi acostumbrado a no comer casi nunca nada, pudo comer tan solo una manzana y se sintió realmente satisfecho, por lo que TaeMin aprovechó y comió un plátano que había allí, y guardó el resto para los días restantes, o por si aparecía MinHo.


 


Pero este, jamás lo volvió a ver. Y con el pasar de los días y semanas, se enteró de que lo habían llevado a una prisión para niños delincuentes, y sabía que ese lugar no era para nada agradable, ya que era habitada por niños desde 12 a 18 años y todos ellos, uno peor que el otro.


TaeMin tragó saliva, al pensarse él, en lugar de MinHo y realmente no se halló, pero eso no quitaba el hecho de que se sintiera absolutamente culpable de lo que le había pasado “a su faro”. “Al guía de su día a día”.


Le extrañaba realmente horrores, y nuevamente cada día que pasaba, se repetía para sí mismo en forma de balbuceo que parecía estar recitando alguna clase de rezo en otro idioma. “No te olvides de mí, no te olvides de mí, recuerda todo lo que prometiste que haríamos juntos, no lo olvides Choi MinHo…” Y cada vez que se lo repetía así mismo, unas ganas de llorar lo invadían por completo.


Su padre se había ido, su madre también, y ahora MinHo. Era demasiado para él, y a pesar de que se sentía realmente solo, jamás lo quiso admitir, pues se decía así mismo que tenía a su hermanito. Pero aquel vació que dejó MinHo en su pecho, en su interior, era irremplazable, realmente no podía soportarlo, no podía asimilarlo.


“Te has ido, cuando prometiste que jamás nadie nos separaría, pero aun así, minutos después de prometer aquello, desapareces, me siento vacío, me siento realmente vacío sin ti hyung, siento como si fuera un alma sin rumbo, te necesito para que me guíes hacia “el mañana”. Pero no estás aquí. Ni lo volverás a estar ¿¡Por qué prometes cosas que no puedes cumplir!? ¡Maldición!”


Se repetía el pequeño una y otra vez mentalmente, destrozándose, deteriorándose cada vez más internamente, hasta que llegó un momento cuando cumplió 12 años, que su corazón logró hacerse de piedra.


 


~ 2002 - 3 Años después~


Su corazón se encerró a sí mismo en una gruesa capa de “Granito”, para que ya nada más pudiera herir o lastimar al menor. Éste se volvió gélido, frío y distante. Pero siempre su hermanito, lograba sacar la parte “humana” de él.


Ambos residían en un orfanato que los recogió, a la fuerza, pero al fin y al cabo los acogió.


Y aunque TaeMin odiara ese lugar, lo despreciara con todo su ser, (por su hipocresía, ya que demostraba a ojos de la gente preocuparse de sobremanera por sus internos, pero que de las puertas hacia adentro, era todo de otro “matiz”, gris, húmedo y frío), no podía quejarse, pues ellos le daban un techo y una cama a TaeJun, lo que más le importaba en su vida ahora.


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Él quería trabajar, quería conseguir trabajo de algo, e ir ahorrando dinero para luego así poder mantener a su hermanito sin ayuda de aquella maldita institución.


Le costó y mucho, pero meses después, consiguió un pequeño trabajo de medio tiempo. (Ya que el orfanato se encontraba en una pequeña ciudad, había más posibilidades de trabajo.) Pero a pesar de que el empleador se negó rotundamente a darle trabajo al pequeño, debilucho y aún andrógino TaeMin por ser menor de edad, éste mismo le rogó prácticamente de rodillas que le diera el empleo, aunque sea como el chico que sacaba la basura, pero quería trabajar, tenía un hermanito de ahora 9 años que mantener. Y necesitaba comenzar a trabajar de algo, y más a ese horario tan “irregular” que le exigía, pues era el horario que le quedaba libre antes de que le aplicaran el toque de queda.


Finalmente aquel hombre, se apiadó del pequeño, y lo contrató allí, como justamente el chico de los recados o que saca la basura, pero con el tiempo, él fue creciendo, y aquel hombre que lo había contratado, se había transformado en una especie de figura paterna para TaeMin, ya que el mismo hombre se había encariñado con él.


Se mantuvo trabajando allí 3 años, sobre esforzándose al máximo, siempre dando lo mejor de sí, hasta que “ascendió” como realmente un empleado más del local. Un pequeño bar, dónde se reunía la gente a jugar al pool y a beber y comer algo de vez en cuando.


TaeMin era el encargado de limpiar allí, no era la gran cosa, pero aun así, él sentía que era un trabajo digno y que su jefe, le pagaba más de lo que le pertenecía, pero de todas maneras le agradecía de sobremanera.


 


~ 2005 – 6 Años después (desde 1999) ~


Ya con 15 años y su hermanito 12, logró sacarlo del orfanato. Ya que aquel hombre que se había convertido en su nuevo ángel guardián, le había ofrecido un techo y una cama en su propia casa, ya que hacía poco que aquel hombre de buen corazón había enviudado, y realmente se sentía solo, por lo que le ofreció aquel alojamiento a TaeMin, a cambio de… nada, absolutamente nada, simplemente se conformaba con que le siguiera trabajando en aquel bar, aunque si TaeMin decidiese irse, él no se lo impediría, y le seguiría prestando su techo.


El castaño con el cabello lacio y a los hombros ya, se había mostrado reticente a la oferta al principio, pero a pesar de todo cuando aquel hombre mencionó que también podía llevar a su hermanito del que tanto se esmeraba por cuidar, el castaño, ya no se mostró tan disconforme con la propuesta, por lo que aceptó, ya que había visto realmente sinceridad en los ojos de aquel hombre medianamente regordete pero con un corazón de miel, tan puro y bondadoso, como lo era el de él, hasta antes de la muerte de su madre y la desaparición de su mejor y único amigo.


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Las cosas comenzaban a tomar un ligero matiz más colorido y cálido en la vida del castaño, con aquel hombre que se cruzó en su destino, pero eso no quitaba que aún a pesar de todo, él se seguía repitiendo una y otra vez “No te olvides de mí, no te olvides de todo lo que nos has prometido MinHo, ¿Dónde quedaron todos aquellos planes, aquellos sueños que pensábamos construir juntos? ¿¡Dónde!? Éramos tan inocentes, jóvenes y tierno en aquel entonces, que ahora comienzo a avergonzarme de lo débil que era… tú, tú tenías razón, era un debilucho, pero ahora, ahora soy todo un hombre, que te buscará por cielo, mar y tierra, para verte y golpearte en la cara, por haberme dicho aquello, maldito infeliz, egoísta.”


Sí TaeMin con sus 15 años, aún se mantenía esperanzado de volver a ver al “faro de su vida”. Se comportaba realmente ahora muchísimo más maduro y fuerte de lo que debería, pero no por gusto, sino porque la vida se había encargado de “forjarlo así”


Debió crecer, madurar y endurecerse de golpe, a la fuerza, para ser el pilar principal en la vida de su hermanito, que a pesar de aquella edad que poseía (12), aún mantenía aquella inocencia y ternura del niño de 6 años que fue.


Hacía ya 6 años, que él no volvió a llorar, que no volvió a sentirse aceptado por nadie más que por MinHo y su hermano, pero de la nada, aquel hombre se compadeció de él, y todo cambió.


Estaba enormemente agradecido con aquella alma piadosa, pero ahora su orgullo el cual era su “rasgo” más fuerte, desarrollado y más dominante, no le permitía agradecerle como le era debido.


Pero aquel hombre, tampoco le exigía nada, solamente, “su compañía” ya que a pesar de que ninguno de los 2 hermanos lo supieran, aquel hombre, ya los había adoptado de palabra, para él, eran sus hijos, y a pesar de que intentara no demostrarles aquello, pues sabía cómo reaccionaría TaeMin, se conformaba con tenerlo bajo su mismo techo ahora, a salvo de aquellos malos momentos que pudiera llegar a pasar en aquel orfanato que sabía era de “mala muerte”.


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TaeMin con el tiempo, también pudo comenzar el colegio, y aquello era realmente un mundo nuevo para él, pues realmente no estaba acostumbrado a “deambular” entre tantas personas totalmente desconocidas y vestidas de igual manera que él, y aunque al principio como era de esperarse, se aisló del resto como un verdadero antisocial, sin contar con aquella actitud antipática que había adoptado, algunos de los alumnos que allí asistían, habían logrado llegar a él, o por lo menos habían logrado que TaeMin les devolviera el saludo cuando ellos se lo daban.


Las cosas, al parecer anunciaban que iban a mejorar, pero fue todo lo contrario, aquellos chicos que intentaron hasta el cansancio acercarse a él se dieron por vencido, luego de haber recibido un simple “Hola” luego de tanto trabajo, y comenzaron a alejarse, TaeMin volvió a sumergirse en la soledad absoluta, exceptuando obviamente la compañía de su hermanito y de aquel hombre amable, que ya también comenzaba a quererlo como a un padre, muy en contra de su voluntad, ya que “no quería recibir más daño”, en caso de que esa persona le faltase.


Comenzó a sufrir bullying, y a pesar que desde un principio se defendió y luchó contra él, “le ganaron por mayoría”, “por cansancio” y con el orgullo herido no le quedó más remedio que cambiarse de colegio, a otro público, un poco más alejado de su actual residencia, la casa de Song DaeGu ssi, su jefe.


Se cambió a un colegio público que tenía materias extracurriculares, cosa que aquello también era nuevo para él, y más el poder elegir cual. Por lo que eligió la materia de danza, aquello le llamó la atención, y le hizo pensar que le serviría, para descargar todas aquellas malas vibras de las que hubiese sido “recepcionista” desde el principio del día.


Pero algo allí, le quitó el aliento, el alma en un solo suspiro. Un muchacho de al parecer 3er año de preparatoria le recordó “a alguien”. Mismos ojos, mismos rasgos pero mucho más masculinizados, muchísimo más alto y con un cuerpo realmente alucinante. Era otra persona diferente, y TaeMin dudaba de que se tratase de quien “Creía” que se trataba. Pero una voz ajena cerca de él pasó por su lado y gritó.


-¡Choi MinHo, aquí estabas, te me habías perdido, maldición deja de escabullirte de esta manera!-


Una estaca de hielo sólido se clavó en su estómago y pecho. Mismo apellido, mismo nombre. ¿Era él? ¿Finalmente después de rendirse de tanto buscar, le había encontrado sin intención alguna?

Notas finales:

*Malandras: Persona de costumbres reprobables o delictivas. (Es una expresión que se utiliza en Argentina y seguramente en otros países vecinos) en síntesis es sinónimo de ladrón.


¡Primer capítulo! DONE! *0* ¿Y qué les ha parecido? Para serles sincera ha sido más una introducción que otra cosa, y el 2do cap también lo será en su gran mayoría, así que quizás recién en el 3ro, comience el verdadero fic, la verdadera trama, la historia en sí.


Espero que hasta aquí lo hayan disfrutado, la verdad es que siento haberle hecho un pasado tan triste a TaeMinnie, pero realmente debía hacerlo, “Quería” hacerlo jeje, y ahora en el cap 2, veremos “La otra cara de la moneda” si saben a lo que me refiero ;3 y desde ya también me voy disculpando. xD


PD: Por cierto. ¿No les parece una ternura TaeJun? XD aunque no lo he descrito directamente es una ternurita xD De piel bien blanquita y suavecita casi traslúcida xD cabello negro, bien negro junto con unos ojos preciosos y grandotes color marrones oscuro, tiene el cabello bien cortito a diferencia de TaeMin, quien está ambientado más o menos a la época de promoción de Lucifer, con esa cabellera larga hasta los hombros, color castaña clara, al igual que sus ojos, que son más claritos que los de TaeJun xD En resumen, unas bellezas andróginas de primera, a TaeJun me lo como a besos se los juro si existiera xD pues me lo imagino cachetoncito, y con esa sonrisa tan risueña de TaeMin ljfsdhlkjflkh Coshitaaaa!!! <3


PD2: Siento si hay errores de ortografía, lo revisé, pero siempre se me pasa algo u.u lo siento por eso.


PD3: También les dejo mi página para quienes quieran permanecer al tanto de este fic, y aún no se han unido, la uso exclusivamente para eso, así que no hay "activad extra" pero bueno, jeje, espero les agrade. "ZaffireHeart"


Bueno en fin, me fui al carajo, y se me salió mi lado “pedobear” sin querer xD jajaj Como les venía diciendo espero que hasta aquí les esté gustando *w*


Bye bye~ ^u^//


♥ ZaffireHeart   


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