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2Min: "Don't you Forget?" por ZaffireHeart

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Notas del capitulo:

Aquí les traigo el segundo cap, espero les guste, en el tercer cap empieza verdaderamente el fanfic, espero que lo disfruten y gracias a Clasevi y a ciel_2Min por comentar, se los agradezco mucho en verdad :3 ahora sin más

 

A LEER! LET'S GO!! ^0^//

[…]

 

-¡Choi MinHo, aquí estabas, te me habías perdido, maldición deja de escabullirte de esta manera!-

 

Una estaca de hielo sólido se clavó en su estómago y pecho. Mismo apellido, mismo nombre. ¿Era él? ¿Finalmente después de rendirse de tanto buscar, le había encontrado sin intención alguna?

 

 

 

Su cuerpo por un momento quiso irse hacia él y golpearlo, pero también su rostro mostró indicios de querer abandonar aquellas duras e inexpresivas facciones, para transformarse en una sonrisa de lado a lado y devolverle la dulzura, juventud e inocencia a su rostro. Aun sin saber, si se trataba realmente de él o no.

 

Pero cuando aquel muchacho nombrado MinHo elevó la vista para encontrarse con la de quien le llamaba, se desvió por inercia hacia la de TaeMin que también como si se tratase de un imán, se conectó de inmediato.

 

TaeMin sentía un retorcijón en su estómago, una vorágine, un maremágnum de sensaciones, y emociones que despertaron y se enmarañaron allí. Aún sin siquiera estar seguro de que si se trataba o no de “él” pero su cuerpo, parecía reaccionar antes que su mente.

 

Pero a pesar de todo lo que su interior estaba “transitando” el castaño se mantenía totalmente inexpresivo por el shock, y porque su alma aún no había regresado a su cuerpo.

 

Y cuando finalmente luego de eones de estar parado allí en shock, se sintió capaz de poder pronunciar algo, aquel muchacho desvió la vista como si fuese algo insignificante y dirigió su mirada oscura e intensa a aquel muchacho que ya había llegado a su lado.

 

-Vámonos JongHyun, cuéntame en la cafetería, para que me estabas buscando.-

 

Habló serio, inexpresivo, frío, pero a la vez mirándole de reojo una vez más a TaeMin que hizo que su corazón prácticamente se saliera de su pecho.

 

-Dime… dime que no me has olvidado…-

 

Susurró sin pensarlo, de manera casi automática, aún si saber si realmente era o no, con aquel dolor ya casi insoportable y sofocante en su pecho, mientras llevaba su mano allí, y arrugaba sus prendas.

 

 

 

Capítulo 2: “Pasado Desconocido…”

 

1999 ~ 6 años atrás~

 

-¡Maldito mocoso! ¿¡Cómo te atreves a seguir desafiándome en esas condiciones!? ¡Tú amiguito se podrá haber escapado, pero créeme que la próxima correrá con la misma suerte que tú!-

 

-¡NO! ¡No le hagas nada a él! ¡Él no tiene la culpa, yo le obligué a hacer esto!-

 

Contestó, echándose toda la culpa a sí mismo, cuando realmente las cosas no eran del todo así, aunque si bien él aceptó voluntariamente, a pesar de todas las advertencias del menor, no podía dejarlo solo en esto.

 

Después de todo él realmente no tenía nada que perder, sus padres prescindían de él, así que no tenía a nadie, por eso es que se había pegado tanto al pequeño, que fue quien le había hablado cuando el castañito tenía apenas 4 años.

 

-¡Todavía tienes el descaro de admitirlo! ¡Pequeño delincuente! ¡Guardias! Ya aprenderás lo que es bueno, maldito mocoso.-

 

Llamó con rabia, a los encargados de “patrullar” aquella zona y vinieron de inmediato, a MinHo se le aceleró demás el corazón, aquello era más aterrador de lo que pensaba.

 

-¿Qué sucede señor? ¿Qué es todo este alboroto?-

 

Preguntó el guardia.

 

-¡Este maldito mocoso, se ha atrevido a robar mis frutos! ¡Ya estoy cansado de ellos! ¡Haga algo!-

 

El guardia miró con desprecio al menor entre ellos 3 y habló con voz inexpresiva.

 

– ¿Tienes padres?-

 

-No-

 

Contestó lacónico el menor, sin siquiera pensarlo, pues a pesar de que sí los tenía, era como si no los tuviera, pues no se preocupaban demasiado por él.

 

-¿Tienes hogar? ¿Cuántos años tienes?-

 

Continuó cuestionando de manera fría y déspota el guardia, el morenito, frunció su ceño y bajó la mirada, harto de ya todo eso, tan solo quería salir de allí e ir a abrazar al castañito.

 

-No. 12.-

 

Contestó una vez más, mintiendo en lo primero, tan sólo quería que aquello terminase rápido de una buena vez, pero lo que el morenito no sabía, era que, aquello recién comenzaba.

 

-Bien, entonces, tendrás que acompañarnos.-

 

Dijo el guardia, totalmente hastiado de la situación agarrándolo bruscamente de la mueca y sacándolo de las garras de aquel monstruo que tanto daño físico le había hecho, pero el guardia, ni siquiera parecía haberse percatado de ese “pequeño gran detalle”.

 

MinHo forcejeó un poco, pero aquella golpiza, le había quitado toda vitalidad y energía que pudiese llegar a tener. Por lo que pronto cuando lo subió a una especie de carretilla se dio por vencido, y se quebró, comenzó a llorar como el niño que era. Pero a aquel guardia insensible no le importó en lo más mínimo y también le abofeteó una vez para que se callara.

 

-Calla niño, tú te lo has buscado, bien sabes que hurtar cosas ajenas se paga con un castigo, y aun así lo haces.-

 

Habló totalmente colérico el guardia ahora. A MinHo, no le quedó más que callar, y retener aquel llanto, que tanto luchaba por salir.

 

Una hora más tarde, habían llegado a destino, “Reformatorio Chainsu”. El morenito jamás pensó que las cosas pudiesen llegar a este punto. Realmente ahora se arrepentía de haber prescindido de la ayuda del menor, quizás si le hubiese dejado ayudarlo, estarían juntos ahora, abrazándose, y él no tendría que estar pasando por esto.

 

-Baja niño.-

 

Ordenó con desdén el mayor, y MinHo ya totalmente entregado, pues su vitalidad, se había ido junto con aquel rostro de dolor que el menor le mostró al oírlo llamarlo “debilucho”, obedeció callado la boca.

 

-Entra-

 

Continuaba el guardia, con ese tono tan déspota, totalmente impropio para usar con un niño de 12, pero a ellos, eso no le importaba.

 

Sujetándole fuertemente del brazo una vez más, lo arrastró hacia el interior del reformatorio, y dándole una breve explicación al encargado de registrar los ingresos al lugar, le llevó directamente a su celda, luego de haberle entregado su uniforme.

 

-¡Oye, niñato! Tienes compañía, cuidado con lo que haces.-

 

Dijo el guardia, que llevaba al menor sujeto aun fuertemente de la muñeca, mientras que otro guardia, abría la puerta.

 

MinHo no pudo evitar el hecho de “tragar saliva” con aquella advertencia. “Cuidado con lo que haces”. Eso había sonado aterrador sin dudas. Pero aquel mencionado no respondió nada, tan solo gruño, pues al parecer estaba durmiendo, y eso era lo único que le importaba.

 

Las rejas fueron finalmente abiertas, y lanzaron al menor allí dentro para cerrarlas rápidamente, superando al morenito en velocidad. ¡Ya no quería estar allí! A pesar de que recién llegaba, era un lugar horrible, había realmente una mala vibra, una mala atmósfera, y aquel olor a humedad lo detestaba.

 

-¡Déjenme salir de aquí!-

 

-Hubieras pensado en esto, antes de andar por el pueblo saqueando puestos, como si nada, niñato. Ahora atente a las consecuencias, afróntalas, tú te lo has buscado solo, mocoso.-

 

Aquellos guardias se fueron, y lo dejaron solo allí, sin ninguna protección, con un total desconocido, su cuerpo temblaba entero, su corazón latía con frenetismo ante los nervios y el miedo.

 

-¿Así que te cacharon infraganti? Jaja, hay que ser estúpido, como se nota que eres nuevo en esto, pues mala suerte, te cacharon.-

 

Habló aquella voz que provenía de la litera de abajo, MinHo se giró abruptamente totalmente asustado, y observó como aquel cuerpo se movía y removía en la cama. Hasta que finalmente se giró y sentó mostrando su cara, claramente era más grande que él, era demasiado alto y delgado a ojos del morenito.

 

-N-no soy u-un novato en esto, me-me atraparon por defender a-a mi amigo.-

 

Se justificó, como si “sacrificarse” por su Minnie, hubiese sido digno de honrar.

 

-¿Y a él también lo trajeron aquí?-

 

Cuestionó desinteresado el mayor.

 

-N-no, él, se salvó. Por suerte.-

 

Terminó aquella frase, para justificarse a él mismo, que había valido la pena el sacrificio.

 

-¿Así que mientras tú estás aquí, pasándola mal, él está allí afuera disfrutando, del “botín” por el que tú te sacrificaste? ¿Sabes? Eso se llama traici-

 

-¡NO! ¡Él no me traicionó! ¡Él jamás haría eso! ¡Yo quise que así sucediese! ¡Yo quería que se salvara para que pudiera llevarle de comer a su hermanito, y pudiera comer él también!-

 

No pudo evitar que ante el ataque de rabia, se le escapasen algunas lágrimas, ¡en verdad que ya comenzaba a extrañar al menor!

 

-De acuerdo, bien, tú dices que lo hiciste porque te preocupabas por él y su hermanito, pero dime, ¿y por ti, quien se preocupa?-

 

Aquellas palabras, le resultaron duras, le atravesaron el corazón como afiliadas agujas.

 

-¡Calla! ¡Tú no sabes nada! ¡No me conoces, ni lo conoces para hablar de él de esa manera!-

 

Estalló nuevamente el menor, pues, realmente aquellas palabras comenzaban a hacerle más daño del que pensaba.

 

-No, tienes razón, no te conozco, ni a ti ni a “ellos”, pero tengo la suficiente experiencia, aunque no lo creas, para decirte que él no se preocupa realmente por ti, él te dejó, no volvió por ti, te dejó…-

 

-¡Silenció! ¡No quiero oír más nada que provenga de ti!-

 

Calló arrodillado al suelo tapándose los oídos con sus manos, negando con la cabeza una y otra vez, de manera brusca junto a sus ojos cerrados.

 

-Pues lamento decirte, que me seguirás oyendo te guste o no, llevas a penas, 5 segundos aquí, y ya no lo soportas…- Silbó en gesto de asombro, burlándose claramente de él. –Pues si no te acostumbras a esto pronto, no sobrevivirás, bienvenido al lado oscuro de la vida; “la realidad”.-

 

El morenito, abrió los ojos y miró al mayor a los ojos por primera vez, y en ellos se reflejaba lástima, piedad, por él, nada más humillante que eso. Pero aun así, a pesar de sus duras palabras, agradecía el hecho de que no lo hubiese golpeado ya físicamente, para “demostrar quién manda”, tan sólo lo había golpeado mentalmente, e increíblemente, dolía mucho más que el mismísimo dolor físico.

 

-¿Cuánto llevas aquí? ¿Cuántos años tienes? Parece que ya sabes a la perfección cómo funcionan las cosas aquí.-

 

-No parece, sé, a la perfección cómo funcionan las cosas aquí, 3 años han sido suficientes para entender cómo funciona todo, y créeme, mis palabras, han sido lo más suave que recibirás en este asqueroso lugar, y no te he golpeado aún, porque me recuerdas a mí cuando tenía 12, cuando entré a este maldito basurero.-

 

-Entonces, ¿tienes 15 años?-

 

Cuestionó realmente asombrado el menor, al deducir aquello.

 

-¿Sí, que tiene de “asombroso” eso?-

 

-Nada, sólo que… no lo pareces… ¿cómo te llamas?-

 

-¡Vaya! ¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio, acaso te han contratado para sacarme información o algo? Primero me dices que no quieres oírme hablar más, y ahora eres tú el que me da conversación, confías muy rápido en la gente, debes aprender, que no cualquiera que se muestre “amable” a la primera, lo es...-

 

El morenito, se quedó mirándole, aquellas palabras eran muy ciertas, pero al no estar acostumbrado a ese ambiente, no sabía muy bien cómo reaccionar, solo esperaba que con el tiempo, la misma “experiencia” en el lugar, le dijera, en quien podría confiar realmente y en quien no…

 

-No me has dicho tu nombre, yo me llamo Choi MinHo, ¿y tú?-

 

-Oye niñato, esto no es el colegio, que puedes irte presentando con todo el mundo, para hacer sociales. Tienes suerte de que te haya tocado conmigo, de lo contrario, ya te hubiesen hecho aprender a las malas que no es un lugar para hacer sociales.-

 

MinHo lo sabía, y lo sabía a la perfección también, pero es que todo esto era nuevo para él, y además esta persona había despertado un extraño interés en él, esa manera de hablar, de expresarse como si todo le diera igual, le llamaba poderosamente la atención.

 

-Contéstame y dejaré de preguntar cosas…-

 

-Eres insufrible mocoso.- Sonrió levemente, y parándose de la litera, quedó frente a él, o bueno no muy de frente debido a la diferencia de altura, pero en fin, ambos mirándose a la cara. –Pero como has tenido la suerte de caerme bien, te lo diré… mi nombre es…-

 

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2002 ~ 3 años atrás –Reformatorio Chainsu; (MinHo 15 años)~

 

3 años eran los que había estado allí, creciendo, desarrollándose en aquel maldito ambiente, su compañero de celda seguía siendo el mismo que desde un principio, y extrañamente se habían convertido en el “Dúo más respetable del lugar”, pues había resultado, que aquel compañero de celda era el que tenía un poco de jerarquía allí, se lo había ganado, a base de puños y de jugarse el pellejo en más de una vez apostando a la suerte, algo que realmente nunca tuvo, y por eso había terminado allí.

 

MinHo, también había encontrado su lugar, “el segundo al mando” pero para él no fue nada fácil, antes de llegar a poder tener una “estadía más tranquila” en aquel apestoso basurero, tuvo que soportar varias escenas de violación y agresión física, tanto de los guardias, como de los reclusos allí.

 

No fue hasta hace 6 meses atrás, que su compañero de celda, se apiadó de él, y comenzó a intervenir en todos sus asuntos, transformado a MinHo en una especie de “Su Protegido”.

 

Y MinHo como nunca, estaba realmente agradecido con aquel mayor, que le había sacado del abismo en el que se había “internado” involuntariamente, cabe destacar.

 

Hasta que su compañero no decidió intervenir, él se sentía sucio, usado, “la puta del lugar” y aquello no le gustaba, pero tampoco tenía la suficiente fuerza para afrontarlos, ya que él no era tan desquiciado como su compañero que ya realmente no le importaba seguir viviendo o no. No, él era diferente, él quería seguir viviendo, quería seguir aguantando, salir de allí, por su castañito, por aquel niñito de dulce mirada y sonrisa, que le iluminaba absolutamente todo su mundo.

 

-¿Qué haces MinHo?-

 

Cuestionó el mayor poniéndose de pie, desde su litera, para apoyarse en la del menor y mirarlo curioso esperando por una respuesta.

 

MinHo, se alteró por el repentino sonido que la voz de su compañero de celda causó, ya que estaba demás concentrado leyendo su pequeño librito que ya comenzaba a tener sus hojas amarillentas.

 

Y en la cual, en la hoja consiguiente, estaba allí, aquella flor ya totalmente disecada, a la que hacía tan solo un año y medio atrás, había descubierto que se la denominaba con el nombre de “Pensamiento”.

 

Y pensar que en su momento aquello era una simple flor, pero ahora se daba cuenta, de que tan importante y valiosa era aquella flor, la cual era una prueba aún más fuerte, de aquel juramento, el cual él se había atrevido a sellar con un simple beso, el cual se lo puede llevar el viento sin más.

 

En cambio, esa flor, permanecía allí, era una prueba física de lo que el castañito, significaba para MinHo, y sin dudas, aquel nombre estaba bien puesto, pues… cada vez que veía esa flor, sus “pensamientos”, se inundaban del pequeño e inocente TaeMin, y se le representaba, aquella sonrisita tan risueña que tenía, cuando le hizo entrega de la misma.

 

-Sólo recordándome a mí mismo, el motivo por el cual no debo darme por vencido, por el cual debo sobrevivir, seguir adelante, y salir de aquí.-

 

Contestó finalmente el menor de los 2 luego de un prolongado silencio. El mayor, con una sonrisa juguetona se subió a la litera de MinHo, llevándose toda la atención del menor. Se sentó a los pies de la cama, con sus piernas cruzadas, parecida a la imagen de “Buda”

 

-¿Sabes? El que digas eso, me pone celoso ¿Qué es? ¡¡Muéstrame!! ¿Acaso es la foto de alguna linda niña? No me mientas.-

 

Se movió rápidamente, y manoteó aquel pequeño librito, antes de que el menor pudiera reaccionar.

 

-¡Yah! ¡Devuélveme eso, que es mío, es algo sumamente personal, no tienes por qué verlo!-

 

MinHo intentó recuperarlo pero le fue imposible, el mayor tenía más agilidad y habilidad que él, no por nada era el mayor.

 

-“Aquí y en este momento, prometo que jamás me separaré de ti, porque a pesar de todo, parte de mí siempre estará en tu corazón, como parte de ti estará en el mío. Jamás nos separaremos, ni nos separarán. A partir de ahora, tú eres parte de mí, como yo, soy parte de ti. Jamás te olvidaré Minnie.”  -

 

Leyó en voz alta el mayor, primero en tono de burla pero luego ir poniéndose serio, a medida que iba avanzando en la lectura, en aquellas pocas líneas, y luego sus ojos se dirigieron a la flor allí seca.

 

Sus facciones joviales, de burla, se endurecieron paulatinamente, a MinHo le extraño aquel cambio, ya no ejercía fuerza para alejarlo, por lo que el moreno, aprovechó el momento de “debilidad” del mayor, y de otro manotazo, se lo volvió a quitar.

 

-No tenías por qué haberlo leído en voz alta, es muy vergonzoso. Eres cruel.-

 

-¿Cruel?- Dijo luego de al parecer volver en sí. -¿Minnie? ¿Quién es Minnie?- Preguntó un poco más serio y enojado, como si nombrarlo fuera un pecado imperdonable.

 

-No te interesa, no es asunto tuyo.-

 

Se atrevió a contestarle y desafiarle al mayor con aquel tono ya un poco más agresivo.

 

-Contesta.-

 

Volvió a proferir lacónico el mayor, sin índice de emoción alguna ahora, cosa que al menor le estaba comenzando a dar miedo realmente, y se sintió cohibido, intimidado por su “salvador” por así decirlo, y no tuvo más que contestarle.

 

-E-es e-el amigo que te conté, a-a quien protegí aquella vez y no-no pude escapar terminando aquí. Pero antes que digas algo, como aquella vez, déjame recordarte, que no lo culpo de nada, él no tiene la culpa de nad-

 

-¿Lo amas?-

 

-…-

 

Sus palabras no terminaron de pronunciarse que el mayor le interrumpió una vez más lacónico, y ante aquella pregunta tan “personal” no se atrevió a contestar de inmediato, por lo que bajó su mirada, tragó saliva y suspiró, su corazón comenzaba a acelerarse, comenzaba a ponerse nervioso, la actitud de su compañero le estaba dando mala espina.

 

-CONTESTA-

 

Repitió el mayor, con un poco más de voz, y MinHo, realmente se sintió intimidado, como nunca antes con él.

 

-S-sí-

 

Contestó finalmente admitiendo por primera vez en su vida aquello en voz alta.

 

-¿A pesar de que te dejó, de que por su culpa estás aquí, y de que hace 3 años que no le ves, le sigues amando igual? ¿Cómo es eso posible? Él seguramente ya ni se acuerde de ti, y tenga a otro a quien llamar “amigo”.-

 

-S-sí, a pesar de todo le sigo amando, y no, no es como tú dices, él no es alguien que pueda reemplazarme así de fácil, fui… soy, muy importante en su vida.-

 

Quiso contestar con seguridad y firmeza a aquella primera cuestión, pero el miedo, los nervios le hicieron titubear.

 

-¿Cómo puedes estar tan seguro? Hasta ahora nunca te ha venido a visitar ¡ni siquiera una puta vez! ¿¡Cómo puedes seguir amando a alguien que ni siquiera se ha acordado de ti, en todo este maldito tiempo!? ¡No te engañes! ¡Ya te olvidó!-

 

Su compañero, comenzaba a levantar la voz de a poco, hasta que terminó su oración con un grito iracundo, que sorprendió de sobremanera al moreno.

 

-Yah~ ¿Qué te suced-?-

 

El mayor  le interrumpió, al hacer un movimiento ágil saltándole encima, besándole de golpe, de manera abrupta, aprisionando el cuerpo del menor bajo el suyo en un santiamén.

 

-¡Yah! ¿¡Qué demonios te sucede!? ¡Suéltam-!-

 

El menor comenzó a forcejear, para liberarse, pero obviamente no le era fácil, y en aquel forcejeo, aquel pequeño librito salió volando, cayendo al suelo.

 

-¡Olvídalo, olvídate de él! ¡Él no te quiere! ¡Él jamás te querrá como yo a ti! Todo… todo este tiempo, jamás te había hecho nada, no me he atrevido porque realmente creí que eras “derecho” y yo no tendría oportunidad alguna, ¡Pero no vienes y me revelas que estás enamorado, AMAS a un mocoso que te abandonó por su propio bien, que pasa de ti! ¡Elígeme, yo te apreciaré, valoraré y cuidaré como te mereces y muchísimo mejor que ese niñato tonto que te abandonó, mocoso del que tanto hablas!-

 

Hablaba desesperado el mayor, mientras le sujetaba las muñecas ahora, al moreno con más tenacidad, a cada lado de su cabeza.

 

-¡Él no me abandonó! ¿¡Cuántas malditas veces debo de repetirlo!? ¡Yo le obligué a huir, yo le obligué a que me dejara, y él no quería! ¡Él incluso volvió por mí! ¡Pero yo no se lo permití, no quería que le pasara nada, por eso fue que opté por decirles unas cosas horribles por mi desesperación! ¡Por eso fue que terminó por irse! ¡Maldición! ¡Él no tiene la culpa de nada! ¡Si estoy aquí es por mi culpa, por mi poca experiencia en ese entonces, para huir de ese tipo de situaciones!-

 

Gritó el moreno harto de la diatriba del mayor, en contra de “su muñequito de porcelana”. Ya no soportaba más que le dijese todo ese tipo de cosas, todo el tiempo, acerca del castañito, echándole la culpa de cualquier desgracia por el que este pudiera pasar, además de que la situación ya le tenía realmente nervioso, alterado, su cuerpo temblaba levemente, pues, jamás pensó que el mayor, fuera capaz de “traicionarlo” de esa manera, ¡El ya no quería ser la puta de nadie!

 

-¿¡Por qué lo sigues defendiendo!? ¡Él ya no te recuerda!-

 

-¡Injurias! ¡Tú no le conoces como yo! ¡Ni siquiera sabes su verdadero nombre! ¡Él es diferente a todos los demás! ¡Y lo sé! ¡Lo presiento, él-él me recuerda, como yo a él! ¡No intentes lavarme el cerebro! ¡Digas lo que digas! ¡Seguiré defendiéndolo, porque-porqué LE AM-!-

 

Una bofeteada por parte del mayor, hizo silenciar de golpe al moreno, por sus mejillas, ya comenzaban a circular lágrimas contra su voluntad. ¡Extrañaba tanto a su castañito! ¡Lo extrañaba, lo necesitaba tanto, y más aún en esta situación!

 

-¡No lo digas! ¡No lo vuelvas a mencionar nunca más, mientras estés en compañía de mí! ¡Ni a él, ni a tus estúpidos sentimientos, a los que tantos defiendes! Pero sabes… yo, yo te haré ver lo equivocado que estabas, te haré ver que esos sentimientos de los que tanto te jactas, son solo caprichos, yo-yo te haré olvidarlo.-

 

Contraatacó el mayor, hablando, gritando alterado al principio, iracundo, para luego mermar su temperamento paulatinamente. Terminando por hablar de manera suave, como si realmente le doliese aquello que estaban viviendo y diciéndose.

 

-¡No! ¡Suéltame! ¡Déjame ir!-

 

Suplicó ya habiendo perdido totalmente aquella imagen de “macho” fuerte, que mostraba a los demás reclusos, estando al lado del mayor. “Su guía, su seguridad” hasta ese momento.

 

-¿Por qué te niegas tanto? ¿Acaso no te agrado ni siquiera un poco? MinHo yo-yo realmente te quiero, ¿por qué me haces esto?-

 

Respondió suplicante, atribulado el castaño mayor. Sus miradas se cruzaron, se conectaron, y MinHo no pudo responder a eso, su ceño estaba fruncido, sus ojos cristalizados, realmente estaba “indignado”. Como bien había pesado antes, jamás se imaginó esa reacción, ese comportamiento, proveniente del mayor.

 

-MinHo por favor, contéstame, no me ignores, yo-yo lo siento por todo lo que dije, si es lo que quieres, pero por favor, háblame.-

 

-Suéltame…-

 

Pronunció lacónico, y a pesar de que el mayor era capaz de hacer cualquier cosa por el morenito, no podía acatar aquella orden, no, porque sabía que si le soltaba, el menor buscaría la forma de huir de él, aunque no hubiera forma, estando en aquella celda, juntos, encerrados.

 

-No, no me pidas eso, todo menos eso, MinHo~-

 

Comenzó a acercarse lentamente sobre los labios del menor, y este como era de esperarse se mostraba suspicaz a corresponder al contacto. Pero como se hizo mención antes también, el mayor por obvias razones, era más fuerte que él, y logró tomar aquellos labios una vez más, pero esta vez, de una manera un poco más delicada.

 

El morenito, seguía mostrándose renuente, retorciéndose como una serpiente a la cual le habían cortado la cabeza recientemente, pero le fue imposible escapar de esas “garras”. El mayor continuaba besándolo con delicadeza a pesar de todo aquel forcejeo que el menor le presentaba.

 

-¡No! ¡Déjame! ¡Suéltame! ¡Hyung!-

 

Comenzó a rogar el menor, él había llegado a apreciar al mayor, y creía que realmente por extraño que pareciese, había logrado forjar una amistad con aquel que era su compañero de celda. Pero las palabras del mayor el primer día le vinieron a la mente; “-…confías muy rápido en la gente, debes aprender, que no cualquiera que se muestre “amable” a la primera, lo es...-”

 

Y que ciertas eran aquellas palabras, la mayoría en quien creyó que podía confiar, le habían fallado, ya siéndolo forzándolo a algo, o golpeándolo tan solo por gusto, por envidia…

 

-Eres hermoso, no puedo creer que no me hubiese atrevido antes a tomarte, y quizás de esa forma, me hubiera asegurado que tu “castidad” me perteneciera.-

 

Habló calmo, sereno, ignorando por completo las súplicas del menor. Y continuó besando ahora su cuello, y buscando la manera de sujetar ambas muñecas con una sola mano, comenzó a acariciar finalmente aquel cuerpo tan sensual que había desarrollado el menor con sus 15 años.

 

-¡ChangMin! ¡No! Por-por favor déjame.-

 

(N/A: ¿¡ChangMinHo!? ¿¡A qué no se esperaban que se tratase de ChangMin!? xD Lo siento, es que hace rato que me viene tentando esta “mención de pareja”)

 

El castaño se detuvo de golpe, y le miró a los ojos, ya que era la primera vez que el moreno le llamaba por su nombre. Quedó asombrado, y en su estómago se alteraron todas sus mariposas, era demasiado, se sentía demasiado bien, oír pronunciar su nombre, de aquella boca, aquellos labios voluptuosos, y con aquella voz tan sensual, profunda y hechizante, de la cual el portador de la misma no estaba consciente.

 

-T-tú, a-ahora mismo me-me has-

 

-Cha-ChangMin, por favor suéltame, e-estas a tiempo de qu-que a-aún te-te perdone. P-por favor.-

 

Aquellas palabras, dichas en un tono meramente suplicante pero que a su vez era “tierno” a oídos del mayor, le habían hecho comenzar a dudar de sus acciones, ¿en verdad soportaría que el menor le odiara de aquí hasta que su sentencia terminase? No, claro que no, pero… por otro lado, si no aprovechaba ahora, jamás aquel cuerpo sería suyo otra vez.

 

Su mente estaba en una tenaz lucha, entre la razón y el corazón. Y a pesar de que aquello estuvo muy reñido, ChangMin se inclinó nuevamente sobre el menor, con sus ojos cristalizados, y besó su frente, para sorpresa del menor, que se había preparado para recibir lo peor del mayor. Pero no, el castaño besó su frente con una ternura y cuidado inmenso, para luego depositar su rostro en el cuello del menor, y lloró. Liberando de a poco las muñecas del menor, para poder aferrarse a él con mayor ahínco, anhelo.

 

-¡Lo siento! ¡Es que de verdad te amo,  y te deseo, pero no soportaría el hecho de que me odiases, y no me hablases nunca más! ¡Lo siento mucho, en verdad precioso, lo siento mucho, significas mucho para mí!-

 

La razón había ganado finalmente por sobre el corazón y la pasión, pues su raciocinio tenía la razón, valga la redundancia.

 

Ya que si en aquel momento se hubiese dejado llevar por su corazón, el menor le hubiese odiado durante toda su vida, y haber tenido aquel cuerpo tan solo una vez, no habría valido la pena, pues, si lo probaba, estaba seguro de que se volvería adicto a él, y no soportaría el rechazo del menor. En cambio, si se detenía allí, y pedía disculpas, desde lo más profundo de su alma, el menor quizás le perdonase su “desliz” y podría continuar disfrutando de la compañía del morenito, pudiéndolo soportar quizás un poco mejor, debido a que aún no sabía que tan adictivo sería aquel cuerpo…

 

-Hyung…-

 

Aquella palabra, aquel tono “dulce” en que fue dicho, hizo que el llanto de arrepentimiento del mayor se detuviese de golpe, al sentir como el menor ahora le abrazaba suavemente.

 

-MinHo~-

 

-¡Gracias hyung, gracias por no continuar! ¡En verdad estaba muy asustado, tenía mucho miedo! ¡No quería que tú también me traicionases! ¡No lo soportaría, no soportaría sobrellevar esto sólo! ¡Sí aún estoy aquí vivo, es por ti, gracias a ti! Gracias a ti y a… “él”. ¡Así que gracias, en verdad valoro mucho que pudieses recapacitar!-

 

El morenito, no pudo aguatarlo más y rompió en llanto, aferrándose al mayor que aún permanecía sobre él, pero de una manera diferente.

 

Sí, definitivamente, aquellas palabras, valían mucho más, que haberlo querido “tomar” a la fuerza.

 

Su llanto se había desencadenado una vez más, pero esta vez, se aferró con más ahínco al menor.

 

-¡MinHo! ¡Por favor, perdóname!-

 

-L-lo estás hyung, n-no te-tengo na-nada que perdonar, pe-pero por favor, n-no me pidas co-corresponder a tus sentimientos, p-porque no puedo.-

 

Contestó el menor, intentando poder hablar por sobre su llanto, y lo logró, no de manera 100% exitosa, pero se le pudo entender.

 

-L-lo sé, pe-pero eso no quiere decir que me dé por vencido, lu-lucharé, pa-para ganarme tu aprecio, e-en to-todas las de la ley, por más irónico que suene.-

 

Rio levemente al final, pues, también quería detener su llanto, pero pudo tan solo un poco.

 

-No-no soy fácil d-de conquistar hyung.-

 

Continuó hablando el moreno, ya más relajado, continuando un poco con aquella ironía, aquella broma.

 

-¿Pu-puedo que-quedarme a-a dormir a-aquí contigo? ¡Prometo no hacer nada, lo juro!-

 

MinHo se quedó helado ante aquella propuesta tan repentina, y como antes, se mostraba levemente renuente a las palabras del mayor, por lo que le miró a los ojos, y el castaño también, en ningún momento se la desvió.

 

-Lo juro, en serio.-

 

-¿L-lo pro-prometes?-

 

Ante esta cuestión como respuesta, al mayor no le quedó más que sonreír sin poder evitarlo. -¡SÍ! ¡Por mi vida! ¡Lo prometo, y si me atrevo a romper mi promesa me comeré 100 agujas!-

 

-No era necesario decir tanto, pero te tomo la palabra, hyung.-

 

-¡Kyaa! ¡Gracias! ¡Claro que sí! ¡No sucederá nada!-

 

Profirió el mayor eufórico ahora, era increíble, como de un segundo a otro, pudieran transitar por una montaña rusa de emociones, tanto el mayor como el menor.

 

MinHo no dijo nada, solo sonrió, se soltó del abrazo del mayor, quien le miraba atento y sorprendido, para luego, bajar de la litera, y recoger su pequeño librito, recogiendo también aquella flor seca, “Su pensamiento”, sus pensamientos que involucraban al castañito menor.

 

Lo sujetó, y lo dio vuelta, para ver en qué página había quedado abierto, y parece que era obra del destino, que había quedado justo en aquella página, que había provocado todo aquel mal rato, recientemente vivido. No pudo evitarlo, posó su mirada sobre aquel párrafo, y todo a su alrededor desapareció; “Jamás nos separaremos, ni nos separarán. A partir de ahora, tú eres parte de mí, como yo, soy parte de ti. Jamás te olvida-”

 

-MinHo…-

 

Aquel llamado, hecho en un tono levemente serio, le hizo aterrizar de inmediato en la “realidad” y cerró aquel pequeño libro de inmediato.

 

-Sí, lo siento…- Dijo con su mirada gacha, subiéndose nuevamente a la litera, y poniendo aquel pequeño librito bajo su parte de almohada, debido a que esa noche, la compartiría. -Me-mejor durmamos, ya es demasiado tarde…- Continuó hablando en lo que se acomodaba mejor en la cama, ChangMin no dijo nada, tan solo asintió, y dejó acomodarse al menor para acomodarse luego él. Su jovialidad ya había disminuido levemente, pero ninguno de los 2 al parecer quiso volver a involucrarse en una discusión y optaron por el silencio.

 

Y sin más, el mayor abrazando levemente al menor, pues notó la tensión en su cuerpo, cuando puso sus manos sobre él, se durmieron, o por lo menor el menor. Debido a que el mayor, estaba con un “grave” problema entre sus piernas. Sí, él había dejado de forzar al menor, pero su cuerpo ya estaba preparado, “mentalizado” para llevar aquello hasta el final, pero al haberse detenido con mucho uso de su autocontrol, el problema había quedado a medias, pensaba que si se olvidaba de él, desaparecía solo, pero no fue así, y tenerlo al moreno al lado, no ayudaba en lo más mínimo, estaba dándole la espalda, tentando al mayor a querer acariciar aquella espalda, y a querer comenzar a besar su cuello, pero se mordió, por no hacerlo, debía evitarlo pensar en otra cosa.

 

-¿MinHo? ¿Precioso?- No hubo respuesta alguna, definitivamente el menor estaba dormido. ChangMin, despacio y delicadamente se levantó de la cama, cosa la cual le costó, pues estaba entre el cuerpo de MinHo y la pared. Pero al parecer logró salir sin despertar al menor. –No puedo creer que me obligues a esto.- Susurró más para sí mismo, que para el menor, y no tuvo más remedio que recurrir a su “auto-ayuda” para mermar aquella impetuosa demanda de atención, que su miembro exigía. Luego de aquello, volvió a la cama con el menor, y pudo finalmente dormir.

 

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2003 ~ 2 Años atrás ~ (MinHo 16 años) ~

 

Su condena había sido finalmente cumplida, si bien le habían sentenciado a un año más, este desapareció, por buen comportamiento, lo cual, no podía hacer más feliz al moreno.

 

 Por fin podría abandonar aquel maldito lugar, tan desolador y solitario, ahora que “su amigo” se había ido 9 meses atrás.

 

-Yah mocoso, vamos, te largas de aquí, llegó el día pequeño insecto con suerte.-

 

Le dijo uno de los guardias, de los cuales, había sido víctima de abuso. MinHo no respondió absolutamente nada, tan solo quería largarse de allí de una maldita vez. Por lo que recogiendo su pequeño librito, asintió y se dirigió calmo, sereno, en una actitud impenetrable, no quería que nada ni nadie, le alterara, provocando que le volviesen a meter preso.

 

-Que te has puesto guapo, maldito…-

 

Le dijo aquel guardia “abusivo”, entrada en la mediana edad, pellizcándole el trasero, el moreno se mordió la lengua para no girarse, y desmayarlo de un puñetazo. Como pudo, se mostró inexpresivo, llegando finalmente a la recepción, allí dónde lo habían “recibido” 4 años atrás. Completaron algunos formularios, y finalmente lo liberaron.

 

-Espero que hayas aprendido la lección mocoso, y ándate con cuidado, ni se te ocurra cometer algún otro delito, porque te atraparemos nuevamente, y te enviaremos, directamente a una prisión de en serio.-

 

MinHo por dentro se asustó, se puso nervioso, tragó saliva, pero por fuera, simplemente asintió inexpresivo, comenzando a irritar a los guardias, pero que ya no podían hacerle nada.

 

-Ve por el buen camino.-

 

Le dijo otro guardia, cuando le cerró la puerta en el rostro dejándolo a él ahora del lado de afuera. ¡No podía creerlo! ¡El sol brillaba! ¡Lo sentía en su piel nuevamente! ¡Y el aire era seco, y levemente tibio! ¡Ya no sentía aquel maldito olor a humedad que tanto le atormentaba! ¡Finalmente estaba libre!

 

Miró hacia su alrededor, observando si aquello que veía era realmente cierto, o era producto de su imaginación ya levemente dañada por la vivencias allí dentro. Pero no, todo eso era real, la tierra, el césped, los árboles, absolutamente todo.

 

Aún seguía parado frente a la puerta del reformatorio, miró el cartel que lo identificaba como tal, y de inmediato, le surgieron unas ganas inmensas de incendiar todo, con reclusos y guardias incluidos, pero luego volvió a prestar atención a su alrededor, y al darse cuenta de que era final y realmente libre, todo lo que allí le habían arrebatado, sentía que le volvía, como si se tratase de una planta ejecutando el proceso de fotosíntesis. Sus energías se renovaron, sus pulmones se renovaron… de aquel aire húmedo y aroma a barrotes de hierro, ahora sólo olía la leve fragancia de las flores, el aroma de los árboles, tierra, en fin, “el aroma de la naturaleza”.

 

Ya fuera, se propuso buscar a TaeMin, y se dirigió a la casa que una vez le perteneció, y a pesar de estar realmente cansado por la distancia recorrida a pie, cuando llegó a destino, cerca del atardecer se sintió nervioso, pero se atrevió a golpear las manos.

 

“Clap, clap” Sonaron sus manos frente a la entrada principal, y segundos después, de allí salió una señora con mirada desconfiada y curiosa a la vez.

 

-¿Sí, que se le ofrece joven?-

 

-Oh, no, nada, creo que me equivoqué de dirección, siento las molestias.-

 

Hizo una pequeña reverencia y se retiró bajo la confusa mirada de la señora. Sabía que encontrar a TaeMin no sería tan fácil como eso, pero no pudo evitar sentirse desilusionado cuando aquella señora le atendió, se sintió realmente abatido. ¿Dónde podrían estar realmente sus 2 principales prioridades? Refiriéndose a TaeMin y a TaeJun. Ya que ChangMin, ChangMin podría seguir esperando.

 

El anochecer amenazaba con llegar, y él estaba hambriento y sin hogar, pues si bien “tenía una casa” antes de que lo llevaran al reformatorio, durante su estadía en aquel asqueroso lugar, le había llegado una carta proveniente de sus padres, la cual decía, que habían vendido la propiedad, el inmueble, ya que a su padre le habían ofrecido un buen empleo en el extranjero, y que sin dudarlo lo habían aceptado, pero que se irían solos, ya que “el tener un hijo delincuente” podría influenciar en el monto del salario de su padre. Puras patrañas y estupideces, le habían abandonado, y en ese momento se dio cuenta de que se encontraba totalmente solo en aquel mundo, al igual que su pequeño “muñequito de porcelana” con la gran diferencia de que el castaño, tenía a alguien por quien vivir aparte de él (o sea de MinHo), y ese era su pequeño y encantador hermanito menor.

 

Por lo que en aquel momento, parado en medio de la calle, totalmente abstraído de la realidad, se puso a pensar de qué manera podía “remontar vuelo”. Hallar la respuesta no era nada fácil, no tenía dinero, hogar, comida, ni nada como para tener más o menos una ayuda de por dónde empezar. Aquello realmente lo abatió, lo golpeó fuerte, y tuvo las intenciones de acabar con su vida tan infernal esa misma noche, pero la voz de TaeMin en un susurro, invadió su cabeza con una frase que apenas podía entender “No te olvides de mí, no lo hagas por favor…” y fue allí donde tomó conciencia de que aún, “le quedaba alguien por quien vivir” o “LE QUEDABAN…” mejor dicho, pues en ese momento de “luz”, recordó también que le había prometido a “su TaeMinnie” el armar una vida juntos, salir adelante y “criar” a TaeJun, juntos…

 

Por lo que luego de pasar aquel día, aquella noche en total ayuna, y en la calle, enfrió su mente, endureció su corazón y facciones, y disfrazó su debilidad de una personalidad fuerte, (que de a poco fue despertando el carisma que al parecer tenía oculto), más de lo que había tenido que forzarse a ser en el reformatorio.

 

Ahora, solo quería encontrar a su castañito, verlo, apreciar lo que el tiempo había hecho con él, declarársele como era debido y finalmente proponerle empezar una vida juntos, como cuando eran niños.

 

Pero para eso, debía comportarse de aquella manera tan calculadora, seria y fría, para que su mente no cayera en la locura, ante la desesperación de no poder tener a aquel muchachito, a “su muñequito de porcelana” estrechado en sus brazos de la manera más posesiva.

 

Debía entrenar su frialdad, aunque le costase horrores, ya que de por sí, era un chico muy cálido, a pesar de todo por lo que había tenido que pasar. Pero por supuesto que no lo volvería a demostrar, a menos que…

 

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2005  ~Actualidad ~ (MinHo 18 años)

 

 “¿Podría ser…? No, no lo creo, es casi imposible, pero es que era tan… tan hermosamente bello, él… él no puede ser “Mi Minnie”, s-se veía tan maduro, tan serio tan frío… “Minnie” era dulce, inocente y jovial. Pero nuestras miradas, nuestras miradas se conectaron de tal manera, de manera tan impetuosa que hasta creí que comenzaría a ver un pequeño chispeó allí en medio del pasillo. ¿TaeMin, TaeMinnie, eres realmente tú? ¿Sobreviviste sin mí a tu lado? ¿Has roto tu promesa? Aún… aún hoy en día yo… Yo la recuerdo como si hubiese sido ayer…”

 

El mayor se había sumergido en sus pensamientos, siendo víctima de un latir tan frenético que nunca experimentó, ni siquiera cuando estaba tan agitado que ya no podía continuar más jugando al baloncesto.

 

-¿Entonces Choi MinHo, que dices? ¿Quieres tomar el lugar de capitán en el equipo?-

 

MinHo salió de sus pensamientos ante aquellas palabras, y se detuvo en seco, el muchacho unos cuantos centímetros más bajo que él y de cabello castaño al igual que el del castaño anteriormente visto, y que respondía al nombre de Kim JongHyun, le miró con sorpresa, pues no esperaba que el menor pero más alto, se mostrara de esa manera, como si hubiese visto un fantasma, tal y como había ocurrido minutos atrás.

 

-Yah, ¿Qué te sucede? Otra vez te has puesto pálido como un papel, cosa que es muy extraña en ti.-

 

-¿Yo? ¿El capitán? ¿Pe-pero que pasará con JinKi ssi, él es el actual?-

 

-¿Hombre acaso no me has escuchado una palabra de lo que te dije? Te he dicho que JinKi, se ha luxado el brazo y el tobillo, ante una mala caída. Tiene semanas de reposo, de recuperación, y el torneo es en unos meses. Necesitamos un capitán y entre todos hemos decidido que tu serías el candidato perfecto, vamos hombre, no te puedes echar para atrás, tienes a 4 jugadores dependiendo de ti, y a 8 en la banca apoyándote, no puedes negarte… vamos di que sí, ya no podemos estar más sin un capitán.-

 

MinHo había quedado realmente anonadado ante aquellas palabras, ¿tanto le apreciaban? ¿Tanto le querían? ¿Tanto lo “proclamaban” como capitán?

 

No lo podía creer, aun sabiendo el pasado que él tenía (siendo ex convicto), no podía creer que aquellas personas que eran sus compañeros de baloncesto ahora le mostraran tanto afecto, le parecía aún algo irreal, se mostraba suspicaz al asunto, pero lo cierto era que a pesar de todo, “su impresionante carisma” había logrado cautivar a estos 11 muchachos de inmediato, o quizás progresivamente pero de manera rápida, al fin y al cabo.

 

Realmente tenía miedo de llamarlos “amigos” y que todos acabase como lo había sido con TaeMin, aquel niño, al que no pudo proteger durante todos estos 6 años, a quien no pudo abrazar ni ver crecer junto a él, a quien no pudo permanecer a su lado como lo había prometido, se sentía tan mierda, tan mentiroso e hipócrita, habiendo ilusionado a su pequeño de aquella manera, planeando todo un futuro juntos, junto a su hermanito menor, y ahora, nada de eso, se veía posible, sin mencionar, de que aún no estaba del todo seguro que aquel hermoso muchacho con la melena castaña clara y lisa a los hombros, fuera el TaeMin que conoció.

 

Pero aquel que había visto segundos atrás, se veía tan cambiado, tan “abatido, golpeado por la vida”, muy diferente a su “dulce y precioso Minnie”. Aunque quizás, (en caso de que fuera aquel TaeMin que él tanto anhelaba volver a encontrar), todo ello era por su culpa, por no poder haber estado allí para protegerlo, por tener que estar en guardia para sí mismo, y defenderse de aquellos malditos depravados sexuales. Quienes le habían arrebatado toda su inocencia, su jovialidad, y sus “ganas de vivir”, pero por suerte a los 16 años, logró librarse de aquel martirio, y pudo concentrarse en vivir por “la luz de sus ojos”.

 

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-¡Por Dios MinHo! ¿¡Otra vez te has ido a otro mundo!? ¡Contéstame de una vez, joder!-

 

La voz exasperada de su compañero, lo sacó de sus pensamientos una vez más, éste parpadeo unas cuantas veces, y simplemente atinó a asentir.

 

-¡Gyaa! ¿¡En serio!? ¿¡Entonces aceptas!? ¡Genial, estaremos eternamente agradecidos contigo MinHo!-

 

Quizás el hecho de ser capitán del equipo, le permitiría averiguar con sus compañeros de equipo, si realmente “el chico nuevo” pues no lo había visto nunca antes allí, estaba en alguna de sus clases, y si tenía por nombre Lee TaeMin.

 

Pues aquel quipo estaba conformado por muchachos de todas las edades, y por ende aulas también, así que quizás le serviría de algo ser el capitán por un tiempo. Sólo hasta que JinKi pueda volver a su labor, pues no lo quería admitir, pero tampoco lo podía negar, JinKi ejercía muy bien su papel como “Líder”.

 

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El primer día de clases que vio al muchachito nuevo, no pudo averiguar realmente nada, y tampoco le vio devuelta por los alrededores. Por lo que se fue levemente decepcionado a su departamento, pues sí, a sus 17 años había conseguido un trabajo de medio tiempo como ayudante del “Personal Trainer” de gimnasio y también de básquet, ya que fue en prisión dónde aprendió todo lo que sabía, aunque fuera irónico, y la verdad que aquel instructor le pagaba muy bien, permitiéndole así, rentar un departamento, no muy lujoso, pero si lo suficientemente decente para dormir “calentito” en invierno. Y a su vez, entrar al colegio, pues al igual que TaeMin, había comenzado sus estudios de grandes, y aunque no lo supiese, le había costado muchísimo más que al menor. Pues lo de él era más la práctica, los deportes “Lo bruto” y no la teoría. Cómo al parecer era la de TaeMin.

 

-TaeMin…-

 

Susurró de repente en voz baja, recordando a aquel muchachito como si le hubiesen asestado una cachetada en la nuca, aquella vez que le dijo “Debilucho” de una manera tan despreciable, que luego de ver la reacción en el rostro del pequeño, al mayor se le habían comenzado a caer las lágrimas arrepintiéndose de inmediato, pero no pudo mostrar su rostro a TaeMin arrepentido, porque estaba concentrado en luchar contra aquel “gigante” reteniéndolo aunque sea un poco más, para darle tiempo a “su muñequito de porcelana” de escapar sano y salvo.

 

Y luego de que finalmente el pequeño huyera, aquel despreciable hombre, logró separar a MinHo de sus pies, con una fuerte patada en el estómago como si se hubiese tratado de un maldito perro sarnoso. Insultándolo con real desprecio y asco.

 

Aquel golpe fue definitivo, le quitó el poco aire que le quedaba a su débil cuerpo, siendo el momento crucial en que le habían atrapado.

 

Pero a pesar de aquello que sucedió, él seguía sintiendo rencor, remordimiento hacia él mismo, incluso hasta hoy en día, por haberle dicho aquella atrocidad a su ser más preciado. “A~ su ser… AMADO” Así es, le amaba, le amó, y aún le ama, como si fuera el primer día.

 

Él no entendía por qué, pero TaeMin desde muy pequeño, había logrado despertar en él, sensaciones que en su momento le eran desconocidas y algo incomodas de sentir, pero con el tiempo, fue siendo más y más consiente de ellos y aquellas sensaciones incómodas se convirtieron en cosquilleos, hasta que explotaron en fuegos artificiales, cuando le dio “Su primer beso” con la estúpida excusa de que era “el sello para su juramento”.

 

Aún lo recordaba, y levemente una sonrisa en su rostro se dibujaba, ablandando notoriamente aquellas facciones tan duras, dándole un semblante totalmente diferente a su rostro, con tan sólo una leve y simple sonrisa, pareciendo realmente otra persona.

 

 

 

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Estaba saliendo ya del instituto, cuando recordó que se había dejado algo en el vestuario del gimnasio. Sonrió al recordar de qué se trataba. Ya prácticamente por los pasillos  no transcurría nadie, por lo que logró llegar con suma rapidez a los vestuarios y allí ya en su casillero, le abrió y tomó aquel pequeño “cuadernito”, del bolsillo de su bolso de deportes, “su diario” aquel que tenía hace años pero que era lo que le ayudaba a “seguir adelante”.

 

Por ahí para cualquiera, era una estúpida agenda, malgastada, amarillenta y comida por las ratas en los bordes de algunas hojas, pero para él, era su tesoro.

 

Se quedó allí contemplándolo unos momentos, y volviendo a su rostro de manera incontrolable su leve sonrisa estúpida. “Aquí y en este momento, prometo que jamás me separaré de ti, porque a pesar de todo, parte de mí siempre estará en tu corazón, como parte de ti estará en el mío. Jamás nos separaremos, ni nos separarán. A partir de ahora, tú eres parte de mí, como yo, soy parte de ti. Jamás te olvidaré Minnie.”  Era lo que decía aquel demás valorado diario, el cual había sido escrito cuando a penas MinHo estaba aprendiendo a hacerlo dentro del reformatorio, por lo que la lectura era algo errónea, pero él lo entendía a la perfección, y aquello siempre al leerlo le renovaba sus energías. Aquello le hacía recordar a aquel niñito tan dulce y tierno que robó su corazón para quedárselo para siempre, y más aun viendo aquella flor, aquel “Pensamiento” para siempre conservado allí.

 

Guardando aquel diario, en su bolso ahora, volvió hacia la salida caminando de una manera mucho más calmada, más lenta, de todas maneras, el colegio aún no cerraba, pues aún seguían vigentes las clases extracurriculares de Danza, Música y Artes Visuales.

 

No supo por qué, pero algo le dijo que fuera a “curiosear” en aquellas clases. Y siguió su corazonada, algo en él le había despertado la duda, algo totalmente inquietante.

 

Se desvió de su camino principal, y en el último pasillo en vez de seguir derecho, dobló hacia la derecha. Encontrándose primero con la clase de Música, allí se escuchaban a los chicos practicar con sus instrumentos, violines, pianos, saxofones, y hasta flautas, seguramente aquello sería la futura orquesta del colegio.

 

En el segundo aula, se encontraba la clase de Artes Visuales. Una gran cantidad de alumnos se encontraban allí, para su sorpresa, pues no sabía que había tantos chicos interesados en el arte, incluso se sorprendió al ver por las ventanas, a 1 o 2 de sus compañeros de baloncesto.

 

Ya que pensó que sólo se podía tomar una clase extracurricular, pensó que sus compañeros sólo pertenecían al club de Baloncesto, de deportes, pero al parecer no era así. Y para su mayor sorpresa, encontró que ambos chicos eran muy buenos en lo que hacían, por lo que cuando tuviera oportunidad de verlos otra vez en el club de baloncesto, les felicitaría por sus “dones artísticos”.

 

Se quedó allí observando realmente entretenido con aquellos movimientos de pinceladas que parecían darse en el aire, pero que sin embargo cada trazo que formaban, le daban aún un aspecto más bello a la obra de arte, era realmente sorprendente.

 

Y se hubiese quedado parado allí como un idiota observando totalmente abstraído del mundo, si una música extraña, no le hubiera llamado más la atención que provenía de 2 aulas más al fondo, la última de todas.

 

Se desprendió de la ventana con algo de desgano y se dirigió hacia dónde provenía aquella música extraña, que le había logrado hechizar.

 

 

 

“[…] I hold on to your body

 

(Me sujeto de tu cuerpo)

 

And feel each move you make

 

(Y siento cada movimiento que haces)

 

Your voice is warm and tender

 

(Tu voz es cálida y tierna)

 

A love that I could not forsake

 

(Un amor que no podría abandonar)”

 

 

 

Bueno no era extraña, simplemente le parecía “diferente” a la que se escuchaba normalmente en ese momento, era un melodía muy lenta, y al parecer estaba en el estribillo, una voz muy poderosa tenía la cantante, quien al parecer cantaba en otro idioma.

 

 

 

“‘Cause I am your lady

 

(Porque soy tu dama)

 

And you are my man

 

(Y tu eres mi hombre)

 

Whenever you reach for me

 

(Cada vez que vengas a mí)

 

I’ll do all that I can

 

(Haré todo lo que pueda)

 

 

 

Lost i show I feeling lying in your arms

 

(Perdida es como me siento tendida en tus brazos)

 

When the world outside’s too

 

(Cuando el mundo exterior es demasiado

 

Much to take

 

Para tomar)

 

That all ends when I’m with you

 

(Que todo termina cuando estoy contigo)

 

 

 

Idioma que el moreno con muchas dificultades pudo deducir que era inglés. Al escuchar las palabras “The power of love” luego del estribillo.

 

 

 

“[…]

 

We’re heading for somenthing

 

(Nos dirigimos a algo)

 

Somewhere I’ve never been

 

(A algún lugar en el que nunca he estado)

 

Sometimes I am frigthened

 

(A veces estoy asustada)

 

But I’m ready to learn

 

(Pero estoy lista para aprender)

 

Of the power of love

 

(Del poder del amor)

 

 

 

De repente se tornó demasiado nervioso, como si tuviera miedo de encontrarse con algo realmente diferente a lo que esperaba, pero cuando asomó la cabeza por una de las ventanas y vio que sólo había un alumno totalmente solo, danzando como si se tratase de una muñeca de caja musical, desplazándose por toda la pista, abarcando todo con sus saltos y brazos, que parecían de gacela, se veía tan liviano que parecía que estuviese volando.

 

Dedujo que era un muchacho por el uniforme. Pero estaba tan concentrado y sus movimientos eran tan gráciles, que realmente no parecía un muchacho, sino una hermosa muñequita de porcelana de esas que bailan en la cajita musical, como anteriormente él había comparado.

 

“Muñequita de porcelana”… Sus ojos se abrieron de sobremanera y su corazón se detuvo en seco, al asociar aquel apodo, con aquellos rasgos. ¿¡PODIA SER-!?

 

Su corazón ahora ante la nueva posibilidad, se desestabilizo por completo, un enmarañamiento de sensaciones se desenvolvió en su estómago, y su cuello ya prácticamente no le daba más para estirarlo.

 

Observando a aquel muchacho bailando de aquella manera que parecía tan entregada, captó la atención de MinHo muchísimo más que aquellas obras de artes. La canción comenzaba a erizarle los vellos del brazo. Pues aquella voz sí que era realmente potente.

 

Esos cabellos castaños lisos y medianamente largos, volando en el aire, desplazándose de manera tan grácil como su cuerpo, le habían hipnotizado aún más.

 

¿¡Lo había encontrado!? ¿¡Era realmente el mismo muchacho que el de la mañana anterior!? ¿¡Se trataba realmente de “Su Minnie” “Su muñequito de porcelana”!? ¿¡Lo era realmente!?

 

Se preguntó cada vez más y más eufórico ante las posibilidades de que así sea. Y era tanta su excitación que estaba a punto de entrar a aquella aula, agarrarlo desprevenido, abrazarlo por detrás de manera realmente posesiva, y preguntarle si realmente era “El Minnie” que él conoció en un pasado.

 

Pues ahora aquel cuerpo tan delgado y delicado, se le había antojado estrecharlo entre el suyo, claramente un poco más grande y ancho que el del castaño. Pero se controló, y cuando estuvo a punto de acercarse y abrir la puerta, escuchó que la música se detuvo.

 

Abrió sus ojos en seco una vez más, y asomándose sigilosamente ahora hacia las ventanas, notó, que aquel muchachito, ya estaba recogiendo sus cosas, mientras limpiaba si rostro con una pequeña toalla color verde manzana.

 

Aquella expresión que pudo ver de refilón, aquel perfil “marmolado” del muchachito, nuevamente hizo a su corazón dar volteretas de emoción. ¡Se veía tan hermosamente atractivo! Con el rostro levemente sudado y con aquella expresión de serenidad y sobriedad, que  aquella sola vista, le había parecido la obra de arte más “suculenta” y “aballasante” que jamás nunca haya visto. Le había parecido algo realmente sublime.

 

El chico comenzaba a acercarse hacia la puerta ahora, y MinHo entró repentinamente en pánico, y salió de allí corriendo como si le persiguiese el mismísimo diablo, y por culpa de aquella gran velocidad casi resbala en la curva y cae de espaldas golpeándose el huesito dulce, cosa que no sería nada bonito y menos en su condición, ya que ahora era el capitán del equipo de baloncesto.

 

Logró recuperar el equilibrio y salió del edificio sano y salvo. Recostándose en uno de los pilares que sostenían la reja de la entrada del instituto, y allí se quedó, escondido, intentando recuperar un poco el aliento, y su alma misma.

 

Y mientras intentaba calmarse, inspirando y exhalando profundo, repetía en su cabeza, una y otra vez, como si se tratase de un mantra, aquellas palabras que significaban tanto para él en cualquier momento.

 

“No te olvides de mí, por favor TaeMin, no me olvides, si lo has hecho, sería realmente mi perdición, eres todo lo que me quedas, eres todo por lo que vivo, por favor, recuérdame, no me olvides… no te olvides de nuestro sueños juntos, no importa qué, pienso encontrarte y llevarlos todos a cabo.”

 

 

 

Y aquellas palabras mostraban realmente su verdadera naturaleza. Por fuera podía mostrarse realmente como un muchacho fuerte, frio y carismático, pero la realidad es que sólo TaeMin, había provocado que el moreno, “conservara” su parte romántica, su parte cursi, sólo y únicamente para mostrársela a él, cuando llegase el momento del reencuentro, qué ahora el moreno presentía que estaba realmente muy próximo.

 

Ya más calmado, se arrastró por la columna hasta caer al suelo, necesitaba elaborar en su mente, como sería aquel reencuentro, como sería la expresión de “TaeMin” al revelar que se trataba de él, del MinHo que él conoció.

 

Y nuevamente aquellas palabras se cruzaron por su mente, pero esta vez en forma de súplica, porque el menor no lo hubiese olvidado realmente, al haber desaparecido de esa manera tan repentina.

 

Aún le carcomía el hecho de que “Su Minnie” se mostrase resentido, ante el accionar que éste ejecutó cuando era tan sólo un crío. El solo hecho de pensar que el menor podría tenerle rencor u odio, le carcomía por dentro, le corroía la sangre. Jamás se perdonaría haber logrado que el menor le odiase, en un acto por querer protegerlo.

 

Pero estaba decidido que cuando el “recuentro” se efectuara lo primero que haría era pedirle perdón de rodillas por aquellas palabras que fueron tan rudas, tanto para el castaño escucharlas, como para el moreno recitarlas.

 

Jamás se habría atrevido a decirle debilucho en alguna otra circunstancia, jamás le molestó, sino era todo lo contrario, le encantaba sentir que el castañito, dependiera de él, y que lo fuera todo para él. Eso le hacía sentirse realmente útil, le hacía sentir que era capaz de enfrentar al mundo entero sin vacilar, sólo por defender a “su muñequito de porcelana” como solía decirle él en su mente a menudo.

 

 

 

Unas piernas se posaron frente al cuerpo sentado de MinHo… mientras le extendían la pequeña libretita, su tesoro… éste se exaltó unos segundos al notar aquella presencia ajena y su corazón se detuvo al ver su “diario” en manos de otro. Y cuando levantó la vista con una tortuosa lentitud, se quedó paralizado al ver de quien se trataba.

Notas finales:

/)*0*( Ooooh, ¿¡De quien se tratará!? ¿De TaeMin? Muajaja… les dejaré con las dudas hasta el siguiente cap :P dónde empieza realmente la historia, ya que desarrollé más o menos el pasado de ambos.

 

Espero que hasta aquí les esté gustando, y lo siento si me salió el capi larguito, pero a veces no puedo evitarlo xD

 

Díganme, ¿Qué piensan, de JinKi como capitán del equipo de baloncesto? Yo no lo veo tan deportista xD pero bueno como es el líder de los brillositos, yo creo que se le da de maravilla el liderazgo del equipo a nuestro Dubu~

Estaré actualizando este fic, todos los Martes y Jueves, así que tendrán 2 capis por semana n.n es la modalidad que siempre empleo n.n

 

Disculpen si hay errores de ortografía, o quizás "Notas" que no deberían estar, pero a veces las coloco para no perderme y luego ya me olvido de quitarlas xD jajaja, estoy algo apuradita porque se me hizo un poquito más tarde de lo que pensaba para actualizar, entonces no lo he leido, para corregirlo, por eso me disculpo si hay errores de ortografía.

 

Aquí les dejo mi página, para a quienes le interese visitarla, donde aviso siempre que subo un cap n.n ZaffireHeart

 

Bye bye~ ^u^//

 

ZaffireHeart


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