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—No estoy para bromas, si quiere alquilar un vientre, conozco a varias personas que le dirán que si sin dudarlo—chasqueo sus dientes; suspiro un par de segundos para asimilar lo que le había dicho, ¿Estaba dispuesto a sacrificar su cuerpo de esa manera por Dinero? Ni siquiera estaba en sus planes tener familia, o venderla…
—No quiero a otras personas, sólo te quiero a ti… —esto último lo dejo sorprendido. Escribió una cantidad en un papel y se la mostro, abrió los ojos, ¿Tanto pagaba por un niño? —Por el dinero no te preocupes, te pagaré esto o más; si es necesario pon la cantidad que gustes y te la pagare.
—Lo pensaré… —subió la ventana del carro, y su chofer arrancó; dejándolo lleno de dudas, era claro que había hecho muchas cosas por dinero, pero eso implicaba mucho y posteriormente ¿Su cuerpo se vería afectado? Este era muy importante, era la base de su trabajo.
Al llegar, se bajó y subió las escaleras para abrir la puerta de su enorme casa, se adentró a ella, cerrándola con llave, y se fue al baño para meterse a su jacuzzi, con agua caliente, salían burbujas, tapando su torso.
¿Qué haría?
Al terminar se envolvió en una toalla para ir a su recamara y ponerse algo cómodo, escucho tocar y fue a abrir la puerta.
— ¿Kisa-kun?
—Hola Hai-chan—le grito abrazándolo—Hai-chan hace mucho que no te veo, ¿Dónde andas metido?
Este no pudo evitar reír por lo último—Kisa-kun ya sabes que mi estilo de vida, no da para que ande saliendo por ahí, además él que se ha perdido eres tú, con eso que te conseguiste un nuevo “padrote” ya no te dejas ver—le dio un codazo.—pero pasa por favor, hace tanto que no te veo.
—Que malo eres Hai-chan, Yukina es un buen hombre, no es como los otros padrotes con los que he estado, ellos sólo me robaban el dinero, él me protege y me da todo lo que necesito, cuida de mí, somos como una pareja…
—Mira nada más, pareces una quinceañera Kisa-kun, ¿Qué no eras tú quien me decía que las personas como nosotros no se enamoraban? —se levantó, para ir a la cocina. Miro a su compañero sonrojado. —Hablando de otra cosa, te iba preguntar algo—se sirvió un whisky en un vaso de vidrio.
— ¿De qué me ibas a preguntar Hai-chan?
— ¿Tu alquilarías tu vientre? Claro si Yukina estuviera de acuerdo, ya que le tienes que rendir cuentas a él
—Bueno, yo lo haría, siempre y cuando mi padrote estuviera de acuerdo pero ¿a qué se debe tu pregunta?
—Un viejo adinerado, me ofreció que le alquilara mi vientre, seguro quiere un heredero y su mujer no se lo puede dar. —suspiro con cansancio—No es que la cantidad no me fuera satisfactoria… es sólo que es un bebé del que se habla…
—Vamos Haitani, acepta…después de todo te dará mucho dinero.
Se mostró un poco indeciso, pero se resignó — tienes razón, aceptare, gracias por tu consejo—tomó del licor y esbozo una sonrisa, ¿después de todo que podría salir mal?
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Sonó el despertador, avisando la llegada del sol, los fuertes destellos que entraban por la ventana, hicieron que el empresario se despertara, dio un gran bostezo, para ir a prepararse el desayuno.
Ese joven lo había dejado pensativo, no imagino que los rumores acerca de él fueran ciertos.
Ya no estaba tan seguro, aquel prostituto era más de lo que había esperado y era justo lo que deseaba. Seguramente le daría al hijo que tanto quería y juraba que heredaría la belleza de este. Vio a su mejor amigo salir de la habitación, apenas se había levantado…
—Ah no puedo creer que se me haya hecho tarde—bostezo y se estiro—Gracias por hospedarme Kuroda, te debo una…
—Te agradecería que para la otra vez, no le hagas un desliz a tu esposo, Ichi-sama para que esté no te cierre la puerta con llave—se burló de su desgracia.
—Sigues tan amable como siempre Kuroda, me da gusto verte de buen humor, dime ¿Fue el prostituto que te recomendé? Seguro te hizo un oral —dio una carcajada. Haciendo irritar al contrario.
Él era su mejor amigo desde la universidad, eran muy unidos, compartían sus problemas, alegrías fracasos y mal de amores; en esas épocas estaba casado con el amor de su vida, era nostálgico pensar que nunca volvería, lo curioso es que ya se había acostumbrado a la lengua suelta de su “amigo”; que no se la mordía para decir lo que pensaba… pero él había sido el único que se quedó cuándo más solo estaba.
—Claro que no, ¿sabes? Para ser un prostituto, lo note demasiado arrogante, era cierto lo de su carácter.
—Tranquilo, mientras le enseñes la billetera, te hará lo que quieras sin protestar, un íntimo amigo me lo recomendó, y hablo maravillas.
—Debe ser eso—tomó de su café negro y vio la ventana.
Su Tsukihima y él siempre quisieron tener familia, pero no pudieron, extrañaba tanto a ese entrometido, terco sin gracia y descuidado. Desde su partida no había podido tocar a otro hombre o mujer, para él sólo existió él… si no era él no iba ser nadie, seguro si estuviera en esos momentos, lo regañaría fuertemente y le golpearía por su locura, pero estaría feliz, porque ambos tendría familia…
Un hijo de Tsukishima… sería lo más hermoso, en su mente sonaba demasiado bien.