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LA FUENTE DE LOS DESEOS por Hisaki Yue

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Notas del capitulo:

waa QuQ espero que les guste y perdon por la ortografia simepre lo digo por si se me fue la mano, y les da cancer en los ojos jajajajaja

no ya perdon por la otrografia 

(Una semana y días después)

------- 10:00am Escuela secundaria “El cosmo”-----------

Aquel era un hermoso dia soleado, un poco de calor estaba presente en el ambiente a pesar de que el aire era fresco, el timbre del almuerzo sonó en toda la escuela avisando a cada uno de los alumnos que era hora de descansar de las clases, los chicos de todos los años salían ansiosos con sus suéteres ligeros por el sol, como era de costumbres para algunos, estos se juntaban en grupos para ir a comer o simplemente para platicar, en este caso el pequeño rubio de ojos azules acompañado siempre por aquel pequeño peliverde que aparentaba menos edad, quizás por su estatura baja  o porque era muy delgado, pero simplemente parecía un niño de sexto de primaria, ambos se dirigían  a la azotea de la escuela, la cual se encontraba en el cuarto piso, aquel lugar era especial para el rubio y para el peliverde pues nadie más que ellos dos subían ahí para almorzar, aquel lugar les gustaba mucho por su bella vista hacia las colonias que había alrededor de la escuela.

Al llegar ahí ambos se sentaron en el suelo recargando sus cuerpos contra la maya protectora que había en la orilla, el rubio al no llevar comida simplemente se dispuso a relajarse a pesar de estar muy hambriento, paso sus manos a su nuca para hacerlas de almohadas y recargarse aún más en la maya, más sin embargo el peliverde de una bolsa de plástico sacaba varios almuerzos,  ya sabía que desde hace un mes este no traía nada para comer en las mañanas, por lo que el amablemente le preparaba algo delicioso que le gustara, no por algo eran mejores amigos.

-          Ten, te traje esto, no es mucho pero, sé que es tu favorito – le ofreció unos cuándos sándwiches que hizo especialmente para el rubio.

-          Muchas gracias Shun, no se qué haría sin ti, siempre me das de comer por las mañanas jejeje, prometo que en cuento tenga dinero para mi te invitare a comer si? – el pequeño peliverde no pudo evitar simplemente sonrojarse y voltear el rostro para que este no se diera cuenta.

-          N-no tienes que invitarme a cenar, lo hago con mucho gusto para ti – decía algo nervioso mientras jugaba con sus dedos haciendo círculos entre si –

El pequeño Shun se encontraba realmente feliz de compartir aquel momento con el chico que le gustaba, así es, el rubio era su gran amor, desde que estaban en la primaria juntos no podía dejar de verlo con ojos de amor, era la primera vez que se enamoraba de alguien y que este sea un hombre no le impedía quererlo como nadie en el mundo, quizás los sentimientos del chico eran muy obvio para muchas personas, sin embargo para al rubio despistado no, este siempre actuaba como si nada pasara pues solo lo vea como un amigo algo que en cierta forma hería al pequeño peliverde, pero este se mantenía positivo en que algún día este se daría cuenta de sus sentimientos y podrían ser felices juntos que al crecer que casarían y tendrían muchos hijos, era el sueño de el, ser una especie de madre para los higos del rubio, sin embargo y triste mente, el peliverde no contaba con cierta forma de pensar del rubio.   

-          Mmm… necesito pensar en un plan para hacer que mi padre consiga una novia – decía el rubio algo pensativo mientras comia.

-          Aun tratas de buscarle pareja a tu papá? – pregunto algo confundido pues hacia una semana que este no mencionaba el tema.    

-          Si, él dice que está saliendo con una chica, pero no me la ha presentado, y me intriga saber porque –

-          Quizás porque aún no es momento no crees? -     

-          No no, conozco a mi padre, seguramente es una prostituta con la que se acostó y simplemente me dijo eso para que me callara, es decir solo no quiere que me entrometa en su vida, pero no entiende que también es mi vida – dice algo molesto antes de morder su sandwict.

-          O quizás si está saliendo con alguien, pero no es una chica…. -  dice algo tímido y sonrojado tratando de ayudar a averiguar el enigma.  

-          Qué? Un hombre?! – se sorprende ante la respuesta de su amigo -  estás loco,  no vuelvas a decir eso otra vez, mi padre no está saliendo con un hombre, él sabe que debe conseguir una mujer para que sea mi madre no un hombre –  el pequeño se asusta un poco por la reacción que tuvo su amigo.

-          Pero, que tiene de malo que sea un hombre? Quizás es muy lindo y amable, podrías llegar  a ser como una mamá… -

-          No claro que no, un hombre nunca podrá ser como una mamá, yo… no tengo nada en contra de las parejas homosexuales si eso te preguntas, pero yo no quiero que mi padre este con un hombre, las mujeres son lo más hermoso de este mundo, y quiero que mi padre viva feliz alado de una bella mujer que nos ame a ambos. – cada palabra que salía de los labios del rubio hacían sentir mal al pequeño.

-          Hyoga… tu….tampoco estarías con un hombre? – pregunto triste con la mirada en el suelo.

-          Claro que no, a mí me gustan las niñas, jamás pensaría en estar con un chico. –

Aquellas palabras rompieron una parte del corazón del peliverde, era la primera vez que lo escuchaba decir eso y mucho menos con ese tono tan decidido, el pequeño era demasiado sentimental, pensar que la persona que más quería nunca podría corresponderle le ponía mal, sentía tantas ganas de llorar, pero no podía hacer frente al rubio, de lo contrario este se podría  burlar o quizás pensar que es un tonto, sin haber probado su almuerzo el pequeño se levantó del suelo dejando sus cosas alado del rubio, sin decir nada camina hacia la puerta tratando de que su amigo no le viera la casa.

-          A dónde vas? – pregunta el rubio al verlo levantarse e ir a la puerta. 

-          Yo.... yo, tengo que ir al baño… - dice tratando de que su voz sonara normal pues ya varias lagrimas estaban cayendo se su rostro por lo que se apresuró a marcharse. 

Casi corriendo bajo las escalera en dirección al primer piso en donde se encontraba su aula, realmente no quería ir al baño solo había sido una excusa para ir al llorar en un lugar donde no hubiera nadie, sus ojos ya estaban rojos de todas esas lágrimas, su corazón latía con fuerza era tanta su tristeza  y desesperación que al entrar al salón, no se había dado cuenta que no estaba solo, simplemente llego y se sentó en su pupitre para tratar de calmarse a sí mismo limpiándose las lágrimas tratando de evitar temblar y de sollozar, sin embargo el ser ultra sensible no le ayudaba.

-          Shun?... – se escuchó una voz adulta en el salón la cual asusto al menor haciendo que mirara al escritorio observando como su profesor de literatura lo observaba con algo de seriedad.

-          Ah… profesor Bastian – dijo tímido mientras se limpiaba las lágrimas.

-          Te sucede algo? –

-          Eh?... no no! Estoy bien… - trataba con desesperación calmarse pero eso empeoraba las cosas ahora lloraba no solo porque el amor de su vida nunca le correspondería si no por estar avergonzado de que el profesor lo viera de esa forma.

Sin decir nada el mayor se acercó al pequeño que se encontraba  en  su pupitre tratando de esconder aquellas lagrimas que como ríos recorrían su rostro, al llegar al peliverde este comenzó a temblar, era de esperarse pues el pequeño le daba miedo su maestro, sin embargo este solo se acercó para entregarle un pequeño pañuelo, un pequeño  y blanco pañuelo con el que podía secar aquellas lágrimas,  el menor miro algo confundido lo que el mayor le ofrecía, tímido tomo el pañuelo arrugándolo un poco antes de secarse la cara.

-          Gracias – aún seguía temblando un poco pero no por el mido si no por sollozar tanto.

-          Sea lo que sea que te haya puesto tan triste, no debes dejar que nadie te vea llorar – una pequeña y leve sonrisa se podía observar en el rostro del pelirrojo, lo cual sorprendió al pequeño – afronta las cosas, no importa que sea no te rindas -  dijo antes de comenzar a caminar hasta su escritorio para tomar su maletín.

El pequeño estaba realmente impactado, el lado de su profesor era algo que pensó que nunca vería, a pesar de que solo habían pasado caso dos semanas  aquel hombre ya se había ganado el miedo de algunos y el odio de otros, pero, aquel rostro que parecía estar sonriendo, simplemente lo único que se le venía a la mente era pensar si estaba soñando, pero fue entonces cuando reacciono antes de que su profesor abandonara el aula.

-          Y si es por un chico! – exclamo levantándose de su pupitre y evitando que el pelirrojo saliera, este simplemente volvió a mirarlo un tanto serio.

-          Con más razón, no deberías rendirte – fueron las últimas palabras de este antes de irse.  El peliverde aun confundido se sentó  nuevamente en su pupitre ya más calmado y con los ojos menos rojos, quizás el pelirrojo tenía razón….

Por otro lado Camus se dirigía a la sala de maestros para aprovechar su pequeño descanso de los chicos de primero pues después tendría que ir con los de tercero a  con una materia más avanzada de matemáticas, pero lamentablemente para el, al llegar a la sala de maestros noto la presencia de Afrodita, uno de los maestro de los talleres para los alumnos,  no es que no le gustase estar con él o que quisiera evitarlo, simplemente era porque aquel hombre era un poco entrometido en algunas cosas  y muy chismoso en otras, sin olvidar que prácticamente era el único maestro que llego hablarle en tampoco tiempo, es decir al tercer día de escuela este ya le hablaba como si se conocieran desde hace tiempo, y a pesar de que casi nunca se callaba era buena persona y por respeto el pelirrojo simplemente entro y se sentó frente a él en la mesa que tenían los maestros tanto para comer como para sus pequeñas juntas.

-          Hola hola rojito – saludo con una sonrisa y giñando el ojo aquel hombre de aspecto hermoso con cabellera larga y ondulada de color celeste.

-          Hola Afrodita – correspondió el saludo de manera seria como era de costumbre.

El pelirrojo en el momento en que se sentó frente afrodita se percató que casi al fondo no muy lejos de ellos se encontraba un alumno de primer grado, un alumno que reconoció como suyo era Jabu, quien parecía estar sacando copias en la máquina, no parecía nada sospechoso, al contrario parecía que el muchacho estaba muy concentrado en terminar su trabajo para irse lo más rápido posible, bueno era natural estar con adultos con los que no hablas es algo incómodo, Camus dejo de mirar al chico para observar a su compañero de trabajo quien lo miraba con una gran sonrisa, esperando a que ambos comenzaran una plática, sin embargo como siempre Afrodita tenía que ser quien rompiera el hielo pues no se veía interés por parte de Camus.

-          Ba! Camus que serio eres, porque nunca me hablas de nada? – reprocha mientras se borra su sonrisa de su rostro, a lo cual el pelirrojo solo dejo salir un suspiro.

-          Eso es porque no tengo nada que contar –  contesto con la misma seriedad de siempre.

-          O vamos no me puedes decir eso a mí!, tienes aquí casi dos semanas y nadie sabe nada de ti, más que eres de Francia y que eres sumamente atractivo –

-          Mmm… supongo que gracias –

-          Vamos Camus tienes que contarme sobre ti, quiero ser el primero en saber todo por favor -   dice casi en forma de ruego tomando las manos del pelirrojo.

-          Pero para que quieres saber sobre mí?  Mi vida no es nada interesante – retira sus manos de las de Afrodita.

-          PORFAVOR CAMUS!! – exclama algo desesperado – yo sé todo sobre todos, pero tú eres demasiado serio y frio, casi no hablas con nadie y nunca cuentas nada sobre ti, en cambio tú ya sabes todo sobre mi -

-          Y como no saberlo, me dijiste tu vida entera en menos de un día -.-  -

-          Soy una persona muy abierta  >_< -

-          Demasiado abierta  ¬¬   -  

No era de esperarse que este le rogara, era aquel tipo de personas que no se rendirían hasta obtener lo que quieren y el pelirrojo lo sabía a la perfección, no le gusta hablar de su vida con otras personas y menos con alguien que apenas conocía hace una semana, para todo era muy reservado, solo podía hablar de esas cosas con alguien que tuviera años de conocerlo, pero hay que ser honestos, el pelirrojo no tenía amigos ni conocidos, así que prácticamente nunca llegaría a contarle nada a nadie, su vida sería un secreto para la humanidad.

Pero los ruegos de Afrodita eran más que suficiente para estresar al francés, el peli celeste era muy persistente más de lo normal, de modo que no tuvo opción más que contarle por lo menos algo, al menos no aria daño hablar sobre su vida de vez en cuando y hacer una especie de “amistad” con algunas personas ya que trabajaría en esa escuela hasta que se jubilara.      

-          Bueno ya, por favor si quiera cuéntame si tienes hermanos? Si tienes novio?  Y si ese es el caso jejeje cuantos has tenido  hasta ahora seguro que han sido mucho no? Con ese cuerpo y esa belleza seguro tienes a muchos en fila de espero y otros muchos desechados – pregunta con una sonrisa mientras se acomoda para esperar las respuestas.

-          Bien, si te cuento algo entonces me dejaras de pregunta? –

-          Si si si! Tu solo contéstame – se emociona un poco.

-          Si, tengo un hermano mayor  de 31 años que aun esta en Francia, si tengo novio, y solo e tenido dos relaciones en toda mi vida, y si le gusto a alguien o no que no sea mi novio, eso no me importa –

-          Oh! Eso si que es interesante, tu novio es guapo? –

-          Eso no te incumbe, y no lo digo porque no este guapo, - sus mejillas se pones ligeramente coloridas- 

-          Oo bueno, y que paso con tu antiguo novio? Lo dejaste por el nuevo o porque simplemente te cansaste de el? jejeje -  preguntaba sin pensar pues solo quería saber más acerca de su nuevo compañero.

Tras escuchar aquella pregunta el pelirrojo no pudo evitar echar la mirada al suelo en este caso la mesa con una expresión seria para ocultar su tristeza,  no le gustaba regresar al pasado, quizás era por eso que nunca le hablaba a nadie de nada, aquellos recuerdos inundaban su mente, a pesar de ya tener años aquellos momentos eran inolvidables y no pérsicamente por ser buenos, quizás ya eran parte de un trauma en la mente del pelirrojo, pero debía ser fuerte para evitar verse débil frente a su compañero, no podía dejar ver que le afectaba hablar de eso.  

-          En realidad…. El me dejo a mí -   dijo en voz baja, dejando a su compañero sin palabras. 

-          En-en verdad?, eso si que es extraño, y porque te abandono? Dudo mucho que sea porque ya no le gustaste, eres un hombre muy atractivo como yo, Cuanto tiempo duraron? – pregunto sumamente interesado como si de una novela trágica se tratara.

-          Bueno, él y yo duramos 3 años juntos…  sin embargo, un día sin decir nada el, solo, desapareció -  continuaba con la mirada aguachada apretando un poco los puños.

-          O pero que ingrato!, después de todos esos años juntos, como se atrevió a irse así de la nada!, si mi death me hiciera eso te juro que lo buscaría y le arrancaría los testículos al muy sinvergüenza – decía algo histérico por lo que a su compañero le había pasado, sin embargo el pelirrojo parecía estar calmado. – y como se llamaba ese imbécil? – el pelirrojo tardo un poco en responder pues se había tomado su tiempo para repetir el nombre de su primera pareja –

-          Saga…  su nombre era saga… -

En ese momento cuando por fin después de un año logra pronunciar el nombre de lo que había sido su primera pareja suena el timbre avisando tanto a profesores como a alumnos que debían regresar a sus aulas, el pequeño que ya había sacado todas sus copias se veía algo molesto por perderse el descanso, tomo sus cosas y se retico de la sala de maestros, Afrodita con un sonrisa en sus rostro se despidió del pelirrojo para ir a su clase tranquilamente dejando solo en la sala, este seguía pensando en sus asuntos, reamente estaba perdido en sus pensamientos como era de costumbre cuando pensaba en esas cosas.

Al mirar que estaba solo saca de su maletín una pequeña bolsita de terciopelo, que con seriedad miraba recordando cómo era que la había adquirido, al abrirla saca aquella sortija que aún conservaba, aquella hermosa sortija de compromiso con diamante alrededor y uno más grande al centro que lo hacía ver más grande de lo que era, no sabía exactamente porque aun la tenía, será por tristeza?, por odio?, por amor?,  se encontraba nuevamente en una especie de trance sus ojos fijados en el anillo en su mano el cual una vez llevo con en su dedo con amor y emoción. Pasaron varios minutos hasta que el pelirrojo salió de aquellos recuerdos que invadían su mente y callo en cuenta que tenía que ir a su clase, con rapidez guardo la sortija nuevamente en su bolsa y la guardo en su maletín, listo para salir de su descanso e ir directo a su siguiente salón.

------- 4:00pm Departamento de Camus-----------

Luego de una mañana agotadora en la escuela el pelirrojo decidió invitar a comer a su novio a su departamento, se había esmerado para que la mesa quedara en plan “romántica”, este vivía en un departamento pequeño por lo que la sala y la cocina estaban pegadas una en frente de otra, la cocina no era apta para muchas cosas por lo que este batallo un poco para cocinar  una deliciosa pasta para su novio a quien esperaba que llegara pronto, una vez que la comida estaba lista se dedicó a ir a su habitación para cambiarse de ropa, a pesar de estar en su departamento no quería verse mal vestido, incluso si no estuviera esperando a su novio este no era así, le gustaba estar bien vestido para cualquier ocasión incluso para esta en su sala mirando algo de televisión. Pasaron unos minutos para que el griego llegara al departamento del francés, este ya se había cambiado y había dejado todo listo para ambos, con una ligera sonrisa abre la puesta de su departamento para recibir algo ansioso a su pareja.

-          Qué bueno que llegas amor, pensé que te retrasarías más tiempo – dice en cuento ve a su novio parado frente a la puerta abrazándolo del cuello.

-          No podría, ya deseaba mucho verte – correspondió el abrazo del menor con fuerza y agregando un pequeño beso en sus labios.

-          Espero que tengas hambre porque la comida ya está – dice un poco avergonzado pues se sentía como la ama de casa que esperaba la llegada de su esposo para comer juntos.

-          Claro que sí, hoy mi hijo salió con sus amigos por lo que podemos estar más tiempo juntos – dijo con una sonrisa mientras entraban cerrando la puerta del departamento.

Ambos entraron felices de estar juntos por fin, habían pasado 3 días desde la última vez que se vieron para tener otro encuentro muy candente en la habitación del pelirrojo, pronto cumplirían 5 meses de estar juntos y el menor quería que platicaran un poco más pues a pesar de tener tiempo conociéndose aún había cosas que no sabía del peliazul, claro eran cosas  personales, pero en toda relación era necesario conocer completamente bien a tu pareja, y quería que este confiara más en él.

Ambos se sentaron en las sillas uno alado del otro, la comida estaba en las bandejas en medio de la mesa para que se mantuviera caliente en lo que esperaba a su novio, sin embargo ya los dos reunidos el pelirrojo se dispuso a servir la comida en los platos, seguido de servir el refresco en los vasos, si quizás no era una comida tan romántica sin vino, pero solo era eso una comida, si esto hubiera sido una cena sin duda hubiera abierto una de sus botellas de vino más deliciosas que tenía.

-          Espero que te guste, batalle un poco para hacerla por el espacio pero igual a quedado bien -  dice con una sonrisa mientras toma sus cubiertos.

-          Tu siempre cocinas delicioso amor – alaga al pelirrojo seguido de darle un beso en la mejilla.

Sin duda el menor estaba contento de pasar ese tiempo a solas con el griego a pesar de que su rostro  no siempre lo demostrara, ambos jóvenes comenzaron a comer tranquilamente mientras el peliazul tomaba con cariño la mano del menor como si de una pareja recién casada se tratara, estuvieron unos minutos callados vaya que era más que normal que pasara eso entre ambos o cualquiera que estuviera con el menor.

-          Y dime, como te va en la escuela? Ya tienes casi dos semanas ahí no? – pregunta con una sonrisa el peliazul.

-          Pues, me va muy bien, solo a veces tengo algunos problemas con los chicos, pero es de esperarse de los chicos de primero – contesto casi con una sonrisa.

-          Jajaja si los niños pueden ser un poco difíciles, yo aún no logro contralar a veces a mi hijo.-

-          Cuantos años me dijiste que tenía? – pregunta algo curioso.

-          Pues tiene 12 años aun es un mocosillo de secundaria. – dice antes de probar otro bocado de su comida.

-          Oh, jejeje y como le va en la escuela? Es un chico aplicado? –

-          Se podría decir que si, hace todos sus deberes, pero últimamente a tenido muchos problemas con matemáticas, dice que no entiende nada de lo que su profesor les enseña –

-          Mmm… seguramente el profesor que tiene no es muy apropiado para el - 

-          No lo se, se queja mucho de el, dice que es un amargado sin vida social fanático de las matemáticas, que  no sabe hacer otra cosa que molestarlos a ellos y castigándolos – sin duda el pelirrojo no sospechaba de nada de lo que decía el mayor hasta que… - pero claro, conociendo a Hyoga sé que está exagerando un poco. –

-          Hyoga? – pregunta algo sorprendido al escuchar ese nombre, entonces recuerda la primera vez que tuvo una cita con el peliazul, y aquellas palabras que había mencionado “tengo un pequeño hijo, su nombre es Hyoga”. }

-          Si así es ya te había dicho como se llamaba no?  -

El pelirrojo sacude su cabeza pues, en su salón de clases de primero había un niño llamado Hyoga, pero era imposible que fuera el mismo muchacho ya que el de su clase era Hyoga Diamond, y suponía que el hijo de su novio era Hyoga Lander, no podía ser la misma persona, pero cuál era la probabilidad de que dos niños tuvieran el mismo nombre? Hyoga no era un nombre Griego, simplemente algo era extraño en esa situación.

-          Si si ya me habías dicho pero… podrías decirme, como se apellida tu hijo? – pregunto curioso.

-          Claro, se apellida Diamond – aquella respuesta  impacto al menor.

-          Diamond?!, pero… pero cómo? Tú no te apellidas Lander? –

-          Pues si… - dice algo confundido por la reacción de su pareja.

-          Y porque tu hijo se apellida Diamond? –

-          Bueno, cuando Hyoga nacio yo era muy chico para cuidar de él, los padres de mi novia me lo quitaron y le pusieron su apellido, porque te sorprendes tanto?  - ahora todo tenía sentido lo cual le hiso soltar un largo suspiro al pelirrojo.

-          Milo, yo soy el profesor de tu hijo – dice algo molesto casi con un tic en su ojo izquierdo.

-          Qué?, pero tu entraste a la secundaria del santuario no? Hyoga está en la secundaria El cosmo –

-          Ah.. bueno, si, se suponía que entraría en esa escuela, pero Aioros el Director de  la sec el cosmo me invito a ser parte de la escuela, no pude negarme al menos ahí había un puesto seguro y en el santuario tengo entendido que cambian los profesores cada 2 años, no sabía que tu hijo estaba en esa escuela. –

-          Vaya… - se queda un poco sorprendido. – esto si que es raro jejeje –

-          Si, muy raro -__-* - dice molesto con su semi tic en el ojo – y que me decías que Hyoga decía  de mí? – con su pulgar dobla lentamente el tenedor que sostenía.

-          Hay… jejeje…  - ríe algo nervioso. – amor creo que deberías calmarte un poco  n_nu el tenedor no tiene la culpa –

-          Ya verás cómo le ira a ese niño juzgando a la gente de esa manera –

-          Oie jejeje tranquilo por favor, no vayas hacer nada que nos delate si? – trata de calmar al pelirrojo. – recuerda que aún no le he dicho nada a Hyoga de nosotros – el menor comienza a calmarse poco a poco, sin embargo aquello que dijo el griego no ayudo mucho.

-          Sé que no es el momento para hablar de esto pero, porque no le has dicho a Hyoga de mí? Sé que quieres mucho a tu hijo, pero, comienzo a sentirme mal por no poder ir a tu casa, por no poder pasar más tiempo juntos porque tu hijo no me conoce. –

-          Lo se amor, y lo siento mucho, te prometo que pronto le diré todo a Hyoga, pero por el momento no puedo, tengo que resolver el otro asunto de ya sabes qué. –

En aquel momento de revelaciones el timbre de la puerta sono fuerte y claro alertando a ambos jóvenes que alguien estaba en la puerta, los dos se miraron algo confundidos pues el pelirrojo nunca tiene visitas a excepción de Milo, ambos se levantaron para ir hacia la puerta y saber quién era aquella persona, lo más probable para el pelirrojo era que fuera el hombre de la renta, sin embargo no estaba muy seguro pues ya había pago su departamento y no tendría por qué tener visitas de ese hombre. Al llegar este abrió la puerta que dando realmente sorprendido.

-          Camus, que bueno verte – saludo un joven peliverde un poco más alto que el pelirrojo, estaba bien vestido y llevaba algunas maletas consigo.

-          Ah… - el pelirrojo se quedó sin palabras al ver a su hermano mayor frente a el. – De-Degel!, pero que haces aquí? Se suponía que iría mañana por ti al aeropuerto. -

-          Degel? – Milo se impresiono un poco al escuchar el nombre de aquel chico.

-          Quien es el? – pregunto el mayor de los tres al ver al peli azul.

-          Ah, bueno el es Milo am… - voltea a ver a su pareja de una forma poco usual como pidiendo disculpas.

-          a me llamo Milo mucho gusto pero ya tengo que irme – se presenta y se despide al mismo tiempo pues sabe que el pelirrojo quiere estar a solas con quien era su hermano.

Regresando al interior del departamento el griego toma sus cosas para salir del lugar sin poder despedirse de su pareja como era debido, simplemente se despidió amablemente de ambos antes de retirarse bajando las escalera alado del departamento, el pelirrojo se sentía mal por ver como su amor se iba de aquella forma tan repentina, pero  hacía tiempo que no veía a su hermano y tenía que hablar muchas cosas con el, incluyendo el hecho de que Milo era su pareja, por otro lado el peliverde no podía dejar de mirar con seriedad al griego que se marchaba, era la primera vez que lo veía, sin embargo parecía que ya lo conocía.

-          A… pasa Degel,  deja tus maletas en la sala. – el hermano mayor obedeció entrando con sus cosas dejándolas cerca del sillón.

-          Acaso ese era Milo Lander? El chico de quien me contaste hace meses? – pregunta mirando el departamento en donde vivía su hermano, dándose cuenta de los platos en la mesa – acaso interrumpí algo? –

-          Qué? Ah no no, no te preocupes, solo comimos un poco – dice después de cerrar la puerta y acercarse a su hermano.    – porque llegaste un día antes?  -

-          Bueno mi vuelo se adelantó, pensé que no sería ningún problema, quería sorprenderte –

-          Y vaya que me sorprendiste – sonríe un poco mientras camina hacia la mesa para tomar las cosas y llevarlas a la cocina.

-          Veo que ahora el departamento es más pequeño. –

-          Si, el anterior era demasiado grande para una sola persona… -

El menor se dedicó a lavar los platos sucios que se encontraban en la cocina, no es que hubiera muchos era solo que estaba nervioso no quería que su hermano preguntara sobre su novio, aun no los había presentado y no quería que pensara mal de Milo, para él era un buen hombre con quien quería pasar su vida, pero con lo que paso hace años su hermano estaba más al tanto de el, era como si fuera un padre celoso de que su hijo tuviera pareja, a veces el peliverde era demasiado sobreprotector.

Al ver como su hermano menor lavaba los trastes sucios, este se sentó en la mesa observando el lugar, estaba acostumbrado al antiguo apartamento en donde vivía su hermano, era más amplio y se podía caminar con más libertad, pero sabía exactamente porque se había mudado y no era precisamente porque el lugar era demasiado grande, conocía a su hermanito como a la palma de su mano, sabia por lo que había pasado años atrás a pesar de que este vivía la mayoría del tiempo en Francia.   

-          Y... porque regresaste a Grecia? – entre los hermanos Camus era quien rompía el silencio en la habitación.

-          Conseguí un empleo aquí en un hospital, me dieron unas cuantas semanas libres para comprar una casa, así que me tendrás aquí por el resto de tu vida. – dice con una pequeña sonrisa en su rosto.

-          Vaya! Eso suena bien, sabes que me gusta pasar tiempo contigo, pero, qué hay de Seraphina y tu hijo? –

-          Llegaran a Grecia después de que consiga un buen hogar para ellos – contestaba mientras sacaba una pequeña libreta de su bolsillo.  -  solo me preocupa que Seraphina no se pueda acostumbrar a este lugar, apenas se acostumbró a Francia. – una pequeña sonrisa se escaba de su rostro.

-          Me legra mucho por ti hermano, pronto serás padre, aunque… no de la forma en la que querías, pero un hijo es lo más bonito del mundo, ya verás que Seraphina se acostumbrara rápido a Grecia, yo no tarde mucho en hacerlo -  continua lavando lo primero que encontraba.

-          Y que hay de ti? – pregunto observando algunas notas en su libreta. – tienes una relación estable con ese chico no? –

-          Si, milo y yo estamos muy unidos, no sabría decirte porque pero, me gusta mucho  -

Aquella respuesta dejo un poco sorprendido al mayor, su voz había sonado tan sincera, jamás lo había escuchado de esa manera, ni siquiera con aquel otro hombre que lo había hecho sufrir tanto, era posible que su hermanito se hubiera recuperado de tanto dolor?  Si era así entonces no tendría más opción que agradecerle a aquel chico griego, hacía años que no lo escuchaba de esa manera, años que no lo veía sonreír con sinceridad, sin duda estaba alegre por su hermano.

-          Cuanto me alegra escuchar eso, me da gusto que tengas a alguien a tu lado al quien no le importe tu situación. – decía con una enorme sonrisa en el rostro.

Aquello tan repentino hiso que el menor rompiera un vaso de vidrio al apretarlo, no se hizo daño en la mano más que una simple herida en el dedo, el ruido del vaso roto alerto al mayor posando su mirada en su hermanito quien sin decir nada se secó las manos para después sacar una bandita del su caja de primeros auxilios, aquel acto le hizo sospechar un poco al mayor, conocía bien a su hermano como para saber que algo pasaba.

-          Que es lo que sucede Camus? –  guardo su libreta y se levantó para ir a lado de su hermano.

-          Nada solo, me corte un poco, no es nada – enrollo la bandita en su herida.

-          No hablo de eso, porque actuaste así?,  pasa algo entre tú y milo? – pregunto con seriedad.

-          Qué?, no no, no pasa nada estamos bien – el menor evito la mirada de su hermano mientras regresaba a los platos retirando los vidrios del vaso.       

-          No se lo has dicho cierto? –

-          No, no tiene porque saberlo… - decía nervioso pues sabia a lo que llegaría esa conversación.

-          Como que no tiene que saber? – repito algo molesto. – Camus, acaso quieres pasar por lo mismo?, que pasara cuando Milo te proponga matrimonio? Pretendes volver a sufrir?  -

-          No!, yo… solo – unas cuantas lagrimas se escaparon de los ojos del menor mientras sonreía nervioso. – elegí a Milo por varias razone, sé que él me ama, sé que no le importara mi situación – sus manos comenzaban a temblar un poco.

-          Entonces porque no se lo has contado? –

-          Porque… lo amo demasiado… -

-          Camus – toma las manos del pelirrojo para evitar que siguiera limpiando. – no quiero volver a verte en ese estado tan depresivo, no, no te pido que se lo diga de la noche a la mañana, pero cuanto más pronto se lo digas, sabrás si realmente te ama o no –

-          Lo se... –

------- 6:00pm parque central de Atenas-----------

El pequeño shun se encontraba caminando por las tiendas que se encontraban frente al parque luego de trabajar unas cuantas horas más en la pastelería, ya era algo tarde y seguramente sus padre estarían preocupados por el, la parada en donde tomaba el camión estaba del otro lado del parque, por lo que tuvo que cruzar la calle para llegar al enorme parque de Atenas, aquel lugar siempre estaba lleno de personas paseando, era un parque sumamente grande y muy hermoso, no era raro que a la gente le gustara visitarlo, incluso los extranjeros se sentían atraídos a aquel sitio.

Como era necesario cruzar el parque camino entre los extensos caminos que esta tenia, el aire fresco se podía respirar por aquellos grandes y hermosos árboles que cubrían casi todo el parque, aquellas hermosas lámparas de faroles encendidas le daban un toque más antiguo al lugar, a esa hora el sol ya no se mostraba y el sitio se convertía en un excelente lugar para pasar una pequeña noche romántica.

Al avanzar podía ver a muchas parejas tanto tomadas de la mano como abrazadas y no solo hombres y mujeres, sino también mujeres con mujeres y hombres con hombres, todo aquel romanticismo le hizo pensar en aquella persona que tanto quería, si es verdad tan solo eran unos niños, pero el lo quería como a nadie en el mundo, quería estar con él, quería simplemente tomarle de la mano y caminar juntos que todos supieran que el rubí era suyo y viceversa, sin embargo luego de unos minutos, en su mente recordó aquellas palabras que su amado había mencionado ese día en la escuela “jamás pensaría en estar con un hombre”, siendo sinceros aquella frase le había rondado en la mente todo el día, estaba muy triste pues no podía quitarse de la cabeza que él no podía estar con quien quería por ser chico, en varias ocasiones se cuestionaba el porque de las cosas, si tan solo el hubiera sido una chica esto no estaría pasando.

Luego de unos minutos caminando el chico llego hasta el centro del parque en donde se encontraba aquella estatua de Atena en medio de una gran fuente, pudo observar a dos jóvenes que echaban una moneda a la fuente, aquello le recordó que ya antes su hermano le había contado que aquella fuente cumplía deseos, claro que para su hermano mayor esas cosas no existían, que solo eran boberías, pero el pequeño no pudo evitar sentirse atraído por la fuente, quizás porque estaba algo desesperado por querer ser notado por el rubio, al llegar ahí observo la cantidad de monedas al fondo del agua, sin duda era un lugar que muchas personas visitaban, de su bolsillo en el pantalón saco una pequeña moneda la miro fijamente pensando, quizás solo sean historias de la gente, no es como si pensara que tan solo por pedir un deseo este se cumpliría, pero tenía una pequeña esperanza de que aquel deseo le diera la fuerza necesaria para seguir intentando, después de todo también recordaba aquellas palabras de su maestro “no te rindas”.

Luego de uno segundos pensando volteo su mirada hacia el rostro de la diosa, algo preocupado pues sabe bien que él es un extranjero, y temía que la diosa ignorara su pedido pues tenía otras costumbres, sin embargo no perdía nada con intentarlo, cerro sus ojos para pensar uno segundos en la palabras que quería decir, pues no quería ser egoísta y simplemente pedir que el rubio le amase de la misma manera, quería que lo amase por si mismo. 

-          Por favor… dame la fuerza necesaria para demostrarle a Hyoga lo que siento, quiero hacerle entender, que yo por el haría lo que fuera -  una pequeña y casi invisible lagrima recorría su mejilla antes de lanzar su moneda a la fuente.

Observo unos segundos como la pequeña moneda caía al fondo del agua junto con las otras, se le era un tanto extraño, pero esperaba que aquello le ayudara a seguir a delante, le ayudara a no rendirse. Luego de volver a mirar el rostro de aquella diosa se retiró siguiendo su camino hasta el otro extremo del parque, en donde tomo el camión de regreso a su casa, esperando a que aquel deseo no fuese ignorado.

Notas finales:

Gracias por leerlo uwu 

espero que les haya gustado 


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