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LA FUENTE DE LOS DESEOS por Hisaki Yue

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Notas del capitulo:

Actualizacion! laemnto los errores de ortografia y todo eso u.u  es que a veces me emocio y no me doy cuenta o a veces el mismo word me cambia las palabras 

El peli azul trataba de controlarse y pensar bien las cosas, su vida ya era bastante complicada y ahora con aquella semejante revelación se había puesto peor pues no sabía bien que hacer ni cómo reaccionar ante ello, todo este tiempo, había pensado que, cuando llegase a obtener un buen empleo este podría darle a su hijo la familia que tanto quería con la persona que amaba, pero aquello lo cambiaba todo, ahora no podía dejar de pensar en lo que Hyoga le diría este le dijese que no podría darle a su hermanito menor….      

El silencio continuaba, el pelirrojo estaba algo impaciente, y ase había limpiado por quinta vez las lágrimas.

-          Por favor… dime algo – rompió el silencio entre ambos, pero el griego parecía no querer hablar por el momento. 

-          Yo…. No sé qué decirte…  -

-          Vas a dejarme? – pregunto con la mirada aun baja.

Sin duda el griego tenía mucho en que pensar,  aunque, por tratarse del pelirrojo, el griego no tardo en levantarse de la silla para ir en busca de su pareja, con cuidado lo tomo de la mano para ayudarlo a levantarse también, la mirada del peli azul era seria, por lo que el pelirrojo no sabía que esperar de él, solo se dedicó hacer lo que por ahora su pareja quería. El griego  rodeo con sus brazos el cuerpo del menor para darle un abrazo cálido algo que sin duda el francés no se esperaba para nada.

-           Como voy a dejar a la persona que tanto me ha apoyado? – aquellas palabras relajaron un poco al menor quien algo tímido abrazo el cuerpo del griego sin decir una palabra. – te amo Camus, y creo que no necesito pensarlo dos veces al decirte esto, quizás no podamos tener hijos… pero hay otras formas de formar una familia – los ojos del pelirrojo volvieron a mojarse brotando lágrimas de ellos  – sé que tú eres esa persona con la que quiero estar, y estoy seguro de que Hyoga podrá entender y te querrá tanto como yo. –

Aquello sin duda no se lo había esperado, ya se había dado la idea de que ya no estarían juntos en el momento en que le había dicho tal cosa, pero ahora, después de aquello el griego quería continuar a su lado, ya no era solo un sueño encontrar quien lo amara con todo y defectos ahora era real, la persona que tanto quería se quedaría con él y eso le hacía sentirse feliz aunque no lo demostrara. 

Sus ojos estaban ligueramente hinchados y rosjos por el llanto y su rostro era serio, sin embargo el peli azul a esas alturas ya sabía descifrar a la perfección a su novio y dedicándole una sonrisa al francés acerco su rostro al de el para darle un beso en los labios lleno de cariño, un beso que ninguno de los dos quería romper, sin embargo la falta de aire lo hizo y sus labios se separaron para llevar aire a sus pulmones.

-          Te amo milo… - decía con su rostro ligeramente apenado pero aun serio como de costumbre.

-          También te amo, y creo que, ya es hora de que Hyoga sepa lo nuestro – aquello sorprendió al menor.  

-          De… de verdad? – 

-          Creo que no es justo para ti ni para el guardar un secreto tan grande, quiero que estemos juntos los tres, sé que le darás una oportunidad a Hyoga y el a ti, Mañana  hablare con él. –

-          Por fin… no tendré que compartirte más  - susurra alegre mientras recargaba su cabeza en el pecho del peli azul.

Fue así cuando todo ya se había calmado, el corazón del pelirrojo estaba más tranquilo, se había quitado un gran peso de encima, ahora sabía que el amor  que el griego le tenía era igual que el de el, se sentía completo y feliz tanto que recordó el traje que había comprado con afrodita ese mismo día, miro el reloj que tenía en  la sala y este marcaba las 12:00am por lo que a pesar de ser algo tarde quería complacer a su pareja, era un momento especial y quería que estuvieran juntos en la cama.

-          Milo… - alzo su cabeza para mirar a los ojos del griego con una pequeña sonrisa que solo el podía ver en el pelirrojo.    

-          Si? – también tenía una sonrisa en su rostro que no podía evitar poner al ver a su pareja.

-          Yo… te tenía una sorpresa para cuando termináramos de cenar – confiesa algo avergonzado pues nunca se acostumbraría a hablar de ese tipo de cosas.

-          Una sorpresa? – pregunta emocionado. – qué tipo de sorpresa?. –

-          Ah… - su rostro vuelve a ponerse serio desviando su mirada hacia el pecho del griego. – una sorpresa de… bueno ya sabes… - traga un poco de saliva.

-          Mmmm… nop no sé de qué me hablas – realmente no tenía ni idea, lo que ocasionó que el pelirrojo se avergonzara más.

-          Ya… ya sabes una sorpresa para… para una noche, juntos-  en ese momento solo quería morir de vergüenza pues nunca en la vida había dicho tales palabras.

-          Te refieres a tener sexo? – lo dice con normalidad.

-          Ss… si –

-          Amor tener sexo no es una sorpresa, ya lo hecho echo muchas veces - 

-          El sexo no es la sorpresa! – exclama avergonzado – es... es algo, que, compre, para los dos………………………………………. –

-          Asi?... bueno, creo que ya tengo ganas de ver esa sorpresita – pone una sonrisa un tanto pervertida mientras sus manos bajaban lentamente por la espalda del pelirrojo hasta sus glúteos.

-          Mmm… no seas tan impaciente, si quieres ver tu sorpresa tendrás que esperas – avergonzado le da un pequeño beso en los labios a su pareja.

-          Asi que tengo que esperar… vaya, bueno, espero que me guste mucho la sorpresa –dice aun sonriendo.

-          Eso espero, tu, solo…. – agacha la mirada avergonzado pues comenzaba a imaginar la situación en la que estaría. – solo espérame en la habitación y, bueno…. Podrías prepararte…. - 

-          Bien bien, esperare, pero no tardes tanto –

Ambos entraron en la pequeña habitación del pelirrojo, mientras el griego iba en dirección a la cama el menor aprovecho de sacar la caja donde tenía guardado su sorpresa dentro del armario y corrió en dirección al baño dentro de la habitación, por otro lado el mayor aun miraba la cama de su pareja, una pequeña y triste cama de una sola persona, a veces al verla se preguntaba cómo es que ambos cabían ahí?, amaba tener sexo con su novio pero aquella cama le quitaba las ganas de solo verla, y es que al despertar siempre tenía esos pequeños dolores de espalda que le desagradaban y obviamente si te lo preguntabas, si! A Camus también le daba dolores de espalda, solo que ninguno hablaba de tal cosa. 

Mientras el griego esperaba comenzó por quitarse la ropa hasta quedar en interiores, luego simplemente retiro las sabanas principales de la cama a un lado para no ensuciarlas, ya estando todo listo solo se quedó esperando sentado a su novio en la cama. Por otro lado el pelirrojo no había tardado casi nada en cambiarse pero, al mirarse en el espejo que tenía en el baño no podía creerse lo que estaba a punto de hacer, comenzaba a pensar que quizás había sido mala idea, los nervios le traicionaban, no quería que su novio pensara que era un pervertido u otro tipo de cosas, pensaba seriamente en volver a cambiarse, ya no podía ni mirarse al espejo de tan avergonzado que estaba, pero al tomar la ropa de vuelta no pudo evitar decirse así mismo que ya le había prometido aquella sorpresa a su pareja y que ahora no podía retractarse, pero es que era una situación muy vergonzosa.

Tomando aire tomo una bata  la cual se puso para cubrir su cuerpo y tomando valor salió del baño después de casi una hora, su cuerpo temblaba lo suficiente como para pensar que si daba un paso se caería, pero tenía que controlarse de modo que espero unos segundos solo para dar un paso, mientras tanto el griego volteo la mirada hacia el baño para ver  al pelirrojo en bata, algo que bueno era de esperar pero estaba algo confundido de no ver, ni saber, que era su sorpresa, aunque si bien lo pensaba ya era mucho ver a su novio desnudo con una bata puesta y eso le hizo poner una sonrisa.

-          Tardaste mucho para quitarte la ropa, la próxima vez lo are yo – decía con una enorme sonrisa en su rostro mientras se acercaba al pelirrojo para darle un pequeño y dulce beso en los labios. 

-          No… no fue por eso. – respondió apenas sus labios fueron estuvieran libres, su rostro estaba completamente rojizo.

-          Entonces? –

Sin decir nada y con la mirada baja pone sus manos sobre el pecho del peli azul y con cuidado lo empuja poco a poco hacia la cama hasta poder volver a sentarlo como cuando lo estaba esperando. El griego solo se dejaba hacer algo confundido, se sentó en la cama con su rostro a la altura de la cintura de su novio, algo que le pareció muy excitante pues el solo pensar que su pareja está desnudo bajo esa bata le ponía duro.

Con timidez se quita la bata lentamente, dejando ver cada parte de su cuerpo y ese traje tan sensual que traía puesto el pelirrojo. Mientras este baja más y más aquella bata el griego abría sus ojos impactado de tanta belleza que tenía enfrente, si bien pensaba que su novio era lindo, ahora con ese traje puesto se veía espectacular, de un momento a otro su miembro ya había despertado completamente sin ningún tipo de atención, su cuerpo se había calentado de solo imaginarse al francés en aquellas poses sexuales e imaginar sus gemidos, la calentura era tanta que de la nariz del griego comenzaba a salir un poco de sangre, algo que alerto al francés.

-          Milo! – sorprendido corrió al baño para traer algo de papel higiénico y regresar para limpiar la nariz de su amado. – que es lo que pasa?.  – pregunto preocupado luego de limpiar la sangre.

-          Amor…. – trago saliva antes de hablar. – te vez tan sexy con eso! – exclamo extasiado abrazando al pelirrojo con fuerza, lo cual le causo al francés algo de vergüenza.

-          Mi… milo… -

Las ansias de tocar y poseer ese hermoso cuerpo francés eran muy altas, dejaron las palabras a un lado y el griego acostó a su pareja sobre la cama boca arriba para colocarse sobre el apoyándose sobre sus manos y rodillas, ambos se miraron a los ojos por unos segundos, el peli azul amaba aquellos hermosos ojos rubí que su novio poseía, mientras que el pelirrojo se perdía en aquellos ojos zafiro de su amor platónico, sus brazos rodeaban el cuello del griego para hacer su rostro más cerca  al suyo quería dejar a un lado la vergüenza y perderse aún más en aquellos labios que le proporcionarían un beso apasionado que a ambos excitaría.

Sin embargo por la mente del pelirrojo pasaban varias ideas para esa noche, lo que quería era que su pareja no olvidara aquel día, aquella noche de amor, por lo que en su mente buscaba una forma de sorprender al peli azul  mientras sus labios se disfrutaban entre ambos, logro pensar en algo realmente excitante, pero lo malo era que, era algo que nunca en su vida lo había intentado.  

-          Espera! – logro decir el pelirrojo al separarse de los labios del peli azul por falta de aire.

-          Qué pasa?  -  pregunto mientras continuaba con los besos esta vez en el cuello de su pareja en donde le gustaba dejar pequeñas marcas de propiedad con sus dientes.

-          Ahh… - dejo salir un pequeño gemido al sentir los labios del griego en su cuello.  – no.. Milo, para por favor… - avergonzado alejo al peli azul de el para levantarse de la cama dejando a su pareja sentada con una cara de confusión.

-          Ahora que sucede Camus? -  el griego ya algo acostumbrado ante las reacciones del pelirrojo ese día, se sienta en la cama esperando la respuesta de su novio.

-          Perdóname… es que yo… -

Su rostro seguía sonrojado, pues lo que planeaba el pelirrojo era algo que nunca en su vida pensó hacer, ni siquiera con su primera pareja había pensado en hacerlo, pero el peli azul era especial y quería que este disfrutara de cada momento, aunque en su interior realmente estaba preocupado pues tenía miedo de que todo saliera mal, tardo unos segundos en contestar pues estaba ganando valor para actuar.  

-          yo… quiero hacer algo antes de comenzar con eso…. –

-          Que quieres hacer? – pregunto ya un poco estresado.

El corazón del francés latía muy fuerte, temblando y sin decir nada se arrodilla entre las piernas de su pareja, su rostro estaba completamente rojo, el solo imaginarse aquella escena le volvía loco de vergüenza, pero en el fondo realmente quería hacerlo, quería darle una nueva experiencia a su pareja con él. Coloco sus manos una en cada pierna del griego quien solo observaba algo sorprendido.

-          Yo… quiero probarte –

Luego de decir aquellas palabras acerco su rostro a la entre pierna de su amado donde claramente se podía notar el miembro erecto de este, tragando un poco de saliva de da un pequeño beso al gran bulto que tenía su novio entre las piernas bajo su ropa íntima, y como este estaba lo suficientemente sensible el griego no pudo evitar hacer una pequeña mueca parecida a la de un dolor pero realmente era de placer.  Luego de aquello el pelirrojo prosiguió a bajarle la ropa interior lo suficiente como para dejar que su gran miembro saliera al aire. Era sin duda la primera vez que lo tenía frente a su rosto tan grande y duro, se avergonzaba más pensando como todo eso cabía dentro de él que simplemente contemplándolo.

-          Camus…  -   decía casi como un gemido mientras miraba lo que su novio hacía.

El pelirrojo de la vergüenza no podía contestar nada, por lo que prosiguió tomando el miembro del griego con una de sus manos  y así comenzar a masturbarlo lentamente mientras pasaba su lengua por todo el dorso del miembro. El griego cerro sus ojos para disfrutar más aquella atención de su pareja, se podía notar en su rostro una pequeña sonrisa mientras respiraba algo agitado por el placer que tenía, nunca se había imaginado aquella escena tan maravillosa en donde el pelirrojo se encontrara dándole sexo oral, pero  siempre había una primera vez, y estaba gozando de cada segundo.

No paso mucho después de que el francés decidiera meter todo aquel falo del griego en su boca, lo hacía de una forma lenta pues quería darle el mayor placer que podía, el escuchar algunos pequeños gemidos que dejaba salir el griego le hacían feliz, y claro era la primera vez que hacía algo como eso, pero el hecho de que se lo estuviera hacinado a la persona que más amaba le hacía tomarle un gusto,  cuidando de no lastimar al griego con sus dientes este hacia aquello movimientos con su cabeza para sacar y meter el falo de su novio de su boca chupando cada sentimiento, claro hasta donde su boca le permitía, lo demás que no podía introducir era atendido por su mano.

Con forme pasaban los minutos el griego de volvía loco de placer, la húmeda y caliente boca del pelirrojo lo estaban llevando al orgasmo, era solo cuestión de tiempo que el griego terminara por correrse en la boca de su amado, ya hacía tiempo que no disfrutaba de una buena mamada, y el menor no lo hacía nada mal, con algo de desesperación tomo la cabeza del pelirrojo para incitarlo a proseguir con más rapidez algo que el menor entendió a la perfección, fue solo cuestión de ya no poder aguantar más lo inevitable y el mayor dejo salir toda aquella carga de semen dentro de la boca de su pareja acompañado de un fuerte gemido.

El menor fue tomado por sorpresa, si bien sintió como el cuerpo del mayor se tensaba no había logrado adivinar que en ese instante se correría, por lo que todo ese semen fue directo a su boca, algo que al principio solo le asusto un poco sacando el miembro de su boca pues ya había tragado un poco  y lo demás que había sacado de su boca al toser un poco y respirando agitado por la falta de aire.

-          Ahhh…. Lo siento mucho amor… - se disculpó el peli azul al ver a su pareja.

-          Ahh… está bien – dice con sus mejillas sonrojadas. – no sabes nada mal – ante aquello el menor tomo un poco de semen con la lengua que había quedado en el miembro de su pareja  para comerlo, algo que sin duda volvió a excitar al griego. – te a gustado? – pregunto avergonzado mientras se levantada del suelo y  sentada entre las piernas del mayor.–

-          Me ha encantado, no sabía que podías hacer  algo así. -  respondió con una enorme sonrisa en su rostro, algo que avergonzó más al menor. 

-           Es la primera vez que hago algo así – nervioso escondió su rostro entre el hombro y el cuello del griego.

-          Pues ha sido fantástico. Quiero otra la próxima vez – dice aun satisfecho por la atención que le acababan de recibir.

-          Lo are  las veces que quieras, solo porque te amo pero… - mueve un poco su  cuerpo para poder abrazar el cuello del griego. - 

-          Pero?.... – 

-           Por-por ahora, quiero ese semen en otro lado – se encogió de hombros avergonzado por sus palabras.

-          No te preocupes por eso, no planeo irme sin haberte rellenado antes. – aquellas palabras pusieron nervioso al pelirrojo, pero era algo que ya estaba a acostumbrado a oír de Milo, a veces era todo un pervertido y decía cosas sucias como esas pero en el fondo le gustaban cuando se las decía a él. 

-          Eres un sucio…. – fue lo último que dijo antes de ser acostado en la cama nuevamente para ser acorralado bajo el cuerpo del griego.

Y así pasaron su gran noche inolvidable, ambos se unieron esa noche en una de sus tantas pruebas de amor, algo que aun que el pelirrojo no dijera le gustaba y para el griego era lo que mejor se le daba a la hora de demostrar su amor,  tristemente el traje caro que el compro el menor no sobrevivió a esa noche de pasión, a veces el griego no controlaba la fuerza que usaba para quitar algunas prendas y en otras cosas  le excitaba más verlas rotas  como en el caso de las medias, sin embargo ambos lo disfrutaron al máximo.         

 (Al día siguiente “domingo”)

 ------- 10:00 am casa de Milo --------- 

Luego de una espléndida noche con su pareja, el griego decide volver a su casa ya que no llego en toda la  noche y sabía que su hijo estaría preocupado, pero como era fin de semana sabía que el pequeño no se despertaría sino hasta la una de la tarde, por lo que abrió con cuidado la puerta de la casa para no hacer mucho ruido, sin embrago, tan pronto como la abrió se  encontró con el pequeño de brazos cruzados en la puerta, con una expresión molesta y casi con un tic en la ceja.

-          Se puede saber… DONDE DIABLOS ESTABAS ANOCHE?!! – exclama molesto sorprendiendo al mayor.

-          Eh?!  Que… que haces despierto? – pregunta por instinto.

-          No evadas mi pregunta con otra pregunta! Dime dónde estabas! –  aquello hizo que el griego tragara saliva algo nervioso.

-          Estaba en casa de un amigo bebiendo y… bueno me quede a dormir ahí… acaso quieres que le pase algo a tu padre estando ebrio por la calle? –  trato de calmar al pequeño con una mentira la cual parecía creerse el rubio.

-          Mmmm…. Bien – aun molesto le da la espalda a su padre para que entrara y este regresa a la cocina.  –  acabo de  hacer sopa por si quieres aunque hay muy poca, deberías ir por despensa. –

El mayor suspira al escuchar al pequeño pues le hace recordar aquel dinero que había perdido más el hecho de que ya casi no había dinero y que tenía que ahorrar lo más que pudiera, cansado cierra la puesta de la casa y deja sus cosas en la entrada antes de dirigirse a la cocina, nuevamente comenzó a pensar en qué hacer para ganar más dinero en tan poco tiempo, no quería que su hijo llegase a enterarse de que literalmente estaban en quiebra, quizás vender algunas de sus cosas podría darle algo de dinero y por lo menos  así darle de comer algo mejor a su hijo.

-          Papá debes comer, bañarte y  vestirte bien porque te he hecho 3 citas para esta tarde  - decía con una sonrisa el hecho de pensar que su padre tenía citas con mujeres le hacía feliz.  

-          Qué?... – aquello sorprendió un poco al peli azul, lo cual le recordó que tenía que hablar seriamente con su hijo.

-          Te conseguí tres citas para hoy papá no me estas escuchando? –

-          Ah, si si te escuche solo que…   Hyoga, necesitamos hablar hijo.  – digo algo serio pero nervioso.

-          Eh? Hablar? De qué?  - pregunto mientras se arremangaba la camisa para empezar a lavar los traste que el había ensuciado.

-          Hyoga…. – trago algo de saliva. – ya no puedo seguir con esas citas – el griego estaba algo nervioso, su cuerpo temblaba al imaginar la reacción de un hijo. El pequeño rubio se quedó mirando un par de segundos a su padre sin decir nada pues quería entender bien lo que este estaba diciendo.

-          Ya no quieres más citas? – pregunto confundido, sin embargo continuo limpiando los traste.

-          Así… es… ya no, necesito más citas, lo entiendes? -  aquello dejo algo impactado al muchacho quien al principio parecía algo molesto pero luego de unos segundos su rostro cambio a uno más alegre.

-          Si entiendo! Papá es genial… - sonríe mirando a su padre.

-          De-de verdad? – el griego parecía estar soñando porque no se creía que su hijo hubiera entendido lo que quería decir.

-          Claro que si! si no quieres más citas, eso quiere decir que ya encontraste a alguien no es así? -  aquellas palabras sorprendieron al griego haciendo pensar que tal vez tenía una buena oportunidad para confesar.

-          SI! Exacto! E encontrado a alguien a que realmente me gusta. – dice feliz con una enorme sonrisa.  – me alegra que lo hayas entendido hijo -  dice quitándose un peso de encima, que solo duro como 10 segundos.

-          No te preocupes papá cancelare las citas y cerrare la cuenta en internet, pero tienes que decirme, quien es la afortunada!?, la traerás a casa para que la conozca verdad? Es muy linda? Espero que sea una de esas mujeres que les guste cocinar y dar mucho amor – decía emocionado limpiando los trastes con entusiasmo, lo cual volvió a preocupar al griego.

-          Este… no no Hijo, creo que, debemos hablar de otra cosita más jejeje –

-          Que cosa?  Esa chica es una de las que conociste por internet verdad? –

-          Eh… bueno, las chicas que me presentaste eran muy muy bellas pero… -

-          Pero? – confundido comenzó a presionar a su padre, su corazón comenzaba a latir un tanto rápido pues todo aquello era sospechoso y lo único que se le venía a la mente era la cara de su maestro, algo que se negaba a creer que su padre le diría algo como eso.

-          Hay Hyoga, porque es tan difícil hablar contigo hijo… -  aquellas palabras en aquel tono de preocupación le dieron a entender aún más al rubio las intenciones de su padre, algo que comenzaba a molestarlo y evitaba mirar al peli azul a los ojos siguiendo con los platos.

-          Solo dilo y ya. –  ya para ese momento el peli azul sabía que todo iba a cavar mal, pero le había prometido a su pareja que le diría todo a su hijo, por lo que no podía echarse atrás.

-          Hyoga yo… no estoy saliendo con una chica. – cada palabra que salía de los labios del peli azul hacían que el rubio apretara un vaso de vidrio que traía en las manos. – estoy saliendo con alguien, quien de verdad me gusta mucho, llevamos 6 meses de relación y es un hombre… -

Molesto el rubio no solo apretaba el vaso de vidrio sino también sus propios dientes, respiraba algo agitado por la rabia que sentía en ese momento, su padre le estaba confesando que tenía una relación con un hombre al que claro el rubio ya conocía, pero simplemente el hecho de que su padre se lo estuviera diciendo, le daba entender al pequeño que ya no podría hacer nada para que ellos dos terminaran, y mucho menos poder hacer que su padre le diera una madre que tanto quería.  El rubio se quedó en silencio, con la mirada en el lavabo.

-          Lo conozco? – pregunta con un tono tranquilo pero a la vez molesto, lo que preocupo al mayor.

La situación no iba nada bien, sabía que su hijo estaba muy molesto con él, sabía que no le iba a perdonar, pero tenía que dejar de mentirle, y darle el respeto que se merecía su pareja al decirle a su hijo.

-          En realidad si… -  dice en voz baja agachando la mirada al suelo. Cada palabra que salía de la boca del mayor alimentaba la rabia del pequeño. – se trata de uno de tus maestro, quizás tú lo conoces como Bastien, Camus Bastien. –

Aquello fue la gota que derramo el vaso, el menor de tan molesto que se encontraba con su mano al hacer tanta presión rompió el vaso de vidrio que tenía, el ruido del vidrio partiéndose alerto al griego que observo unos segundos sorprendido.

-          Hyoga! – preocupado va hacia el baño para traer su botiquín de primeros auxilios y regresa corriendo a la cocina para tomar la mano del pequeño y lavarla primero con agua.

El pequeño rubio no decía ni hacia nada no dejaba de repetirse en la cabeza que su padre estaba saliendo con un hombre, estaba molesto y frustrado porque el plan que tenía no había funcionado, había tenido mucha fe en que su padre conociera a una mujer y se separara de su profesor, pero eso no había pasado y  estaba más que frustrado de no poder obtener lo que quería.  Aun sin decir nada deja que su padre le cure las heridas que se había echo al romper el vaso con su mano derecha, las heridas eran algo profundas pero no lo suficientes como para llevarlo al hospital gracias a Zeus, pero la sangre salía rápido por lo que era necesario lavar bien las heridas y ponerles un poco de desinfectante para después vendarla.

-          Porque?.... – pregunto el rubio casi en un susurro.

-          Eh? - 

-          Porque tienes que estar con un hombre?... – unas cuantas lagrimas salían de los ojos del pequeño que miraba hacia el suelo evitando que su padre pudiera verle el rostro. – porque tienes que estar con mi maestro? Porque?! – al final exclamo molesto.

-          Hyoga… - el griego no sabía qué hacer en aquella situación. Amaba a su hijo pero no sabía cómo lidiar con este tipo de cosas.  – lo siento Hyoga… pero es algo que solamente paso es todo. –

-          Porque diablos no puedes darme una madre?! -  molesto quito su mano ya vendada de entre las de su padre. – porque simplemente no pudiste darle una oportunidad a una de esas tantas chicas con las que saliste?, pudiste haber empezado de nuevo… -

-          Hyoga esto no es lo que tú crees, el amor es algo que tú no puedes controlar, no puedes decidir de quien enamorarte –

-          El abuelo dice que si quieres a una persona aras lo posible por verla feliz, acaso tu no me quieres?! – aquellas palabras sorprendieron al griego. - No quieres que sea feliz teniendo una familia normal?!  Sabes que siempre he querido una madre y  tener hermanos, porque no me puedes conceder eso?  -   

-          …… - el griego estaba sin palabras.

-          Crees que no me doy cuenta que te la pasas por ahí saliendo de un lado a otro con ese hombre! En lugar de pasar tiempo conmigo, gastas tu dinero en el y yo me quedo aquí como un tonto siendo ignorado por su padre!   CUANDO VAS A PENSAR EN MI POR PRIMERA VEZ?! – el pequeño realmente estaba molesto y dolido por aquella situación. – desearía que Mamá estuviera a aquí y no tu… te odio! -

Aquellas últimas palabras sorprendieron más que nada al mayor, dejo que el rubio llorando se marchara a su habitación, el peli azul estaba paralizado en la cocina, sentía como si una parte de él se hubiera roto con esas palabras tan duras que su hijo había dicho. Las cosas se habían puesto peor de lo que había pensado, trataba de ignorar cada palabra que el pequeño había dicho, sin embargo eran muy fuertes para el mayor, su mente se llenaba de preguntas, ¿Qué es lo que hice mal? ¿Soy un mal padre? ¿Debí haberlo dejado con sus abuelos? quizás Hyoga tenga razón y quien debería de estar ahora mismo aquí es Natassia.

Con algo de depresión camino a la sala para tomar el teléfono ya que bueno su celular había sido robado marco el número de su novio pues quería hablar con él, quería hablar con alguien que le subiera un poco el ánimo después de lo que había pasado en la cocina.

-          Hola? Milo? – contesto el pelirrojo desde su teléfono.

-          Ya se lo dije… - dice con una voz triste y seria, algo que desconcertó al pelirrojo del otro lado de la llamada, pasaron unos segundos antes de que su pareja contestara.

-          Por el tono de tu voz… creo que no salió nada bien, verdad? -  respondió con una voz algo seria, sin embargo el silencio volvió entre ambos, el peli azul no podia hablar mucho por no dejar de pensar en las palabras de su hijo. – lo siento mucho amor…. – dijo el pelirrojo sintiéndose algo culpable.

-          Está bien… tarde o temprano tenía que saberlo, pero…. –

-          Pero? –

-          Camus, puedes responderme algo? –

-          Claro, que pasa?  -   

 (al día siguiente, Lunes)

------- 8:00 am Escuela Secundaria “El cosmo” ---------  

El fin de semana paso con algo de disgustos y peleas en algunas familias y el día de regresar a clases llego por fin para los pequeños de secundaria,  el día había llegado con un fuerte frio por lo que todos en la escuela no perdían el tiempo en estar al aire libre, los alumnos ya estaban en sus aulas  y los maestros solo faltaban por llegar.

Había pasado  dos semanas desde que el peliverde había faltado a clases, según los profesores este había estado muy enfermo y por eso mismo había tenido permiso de sus padres para faltar, pero lo cierto era que el pequeño no se encontraba bien y no era por la pequeña mentira de que estaba enfermo, más bien era por aquel rechazo que había tenido por parte de su mejor amigo, y es que el ser rechazado por la persona que más amas no es fácil de superar,  por más que el pequeño no quería ir a la escuela sus padres ya no le permitieron quedarse en casa, aun no estaba preparado para ver a su amigo o si es que a un eran amigo por aquel incidente.

Al entrar al salón el pequeño inmediatamente volteo a mirar al asiento del rubio en donde este lo miraba con una sonrisa esperando a que se sentara a un lado suyo después de lo que paso el rubio necesitaba alguien con quien hablar, sin embargo el corazón del peliverde latía a un ritmo inimaginable para él, sentía que si se sentaba a un lado del explotaría en llanto y todo saldría mal, sin mirar al rubio decide sentarse en otra parte lejos de su amigo, casi hasta el final de la fila lo cual desconcertó al rubio. El pequeño rubio creía que todo estaba ya resuelto, que al ver a su amigo todo volvería a la normalidad, pero no fue así, extrañado miraba como su amigo se sentaba en otra parte lo cual le causo una pequeña molestia pero a la vez tristeza,  no se imaginaba que el menor a un sufría por aquel rechazo, y peor aún, se sentía muy solo después de la pelea con su padre.

Las horas pasaron y tuvieron su primera clase de historia seguida de biología y al final literatura y matemáticas con el profesor que más quería el rubio (sarcasmo), pronto seria el descanso y Hyoga ya estaba planeando hablar con Shun, tenía el presentimiento de que si no lo hacia esta situación entre ambos iba a acabar por ya no volver a verse, y lo que menos quería en ese momento era perder a un amigo,  en cuanto sonara la campana del descanso ira detrás de Shun para poder tomarlo de la mano y llevarlo a un lugar en donde ambos podían estar a solas, sin embargo a veces las cosas no salen como uno espera.  

Luego de una hora el timbre toco y los alumnos salían del aula para ir a almorzar, lo que sería la perfecta oportunidad para el rubio de hablar con su amigo.

-          Shun! – exclamo alegre mientras se acercaba al pequeño peliverde, pero este al verlo le entro un pánico tremendo que asustado salido corriendo del aula lo cual sorprendió al rubio.  Rápido quiso ir detrás de el pero, su querido profesor lo interrumpió.

-          Hyoga – lo llamo serio como de costumbre mientras borraba el pizarrón. El rubio no tubo de otra más que pararse antes de cruzar la puerta y voltear a ver a aquel hombre desagradable para el.

-          Si? – respondió casi de mala gana. 

-          Hoy tienes que quedarte a practicar en el pizarrón. – respondió el pelirrojo mientras escribía unos cuantos problemas para su alumno.

-          Pero tengo otras cosas que hacer… -

-          Pues tendrás que hacerlas luego, pronto pasaras a segundo año, y necesitas sacar un 10 en matemáticas. –

El rubio tenia tantas ganas de salir de aquella aula ignorando aquel hombre pero, tenía razón en la única materia que iba mal era en matemáticas, y en el último examen tenía que sacar un 10 limpio para poder aprobar  la materia, de lo contrario perdería un año de secundaria y volvería a repetir primero, de modo que no tuvo otra opción que quedarse.

Mientras tanto, el pequeño peliverde se había metido al baño de hombres seca de la sala de maestros, respiraba agitado de tanto que había corrido por escapar del rubio recargado en los lavamanos, realmente no quería estar con él en aquella situación, tenía miedo de volver a ser rechazado, estaba más que consiente que su amistad no volvería hacer la misma por la estupidez que el había hecho, sin embargo, aquellas semanas en las que no había asistido a clases se la había pasado día y noche arrepintiéndose, llorando y pidiendo que todo hubiese sido un mal sueño, pero cada vez que sus padres le preguntaban si asistiría a la escuela aquel recuerdo se le venía a la mente y esos deseos de desaparecer volvían. Desde que se había enamorado de Hyoga siempre se había molestado consigo mismo por haber nacido como un hombre, aunque no fuese su culpa no podía evitarlo, que culpa tenía el de enamorarse de una persona que no le gustaban los hombres?.

Varias lagrimas salieron del rostro del menor, más que nada ahora se sentía muy solo, pues Hyoga era su único amigo era la única persona con quien hablaba y la única con la que quería estar,  pero ya no era posible, todo se había arruinado y todo por ser un chico que se enamoró de su mejor amigo. Triste se dejó caer de rodillas al suelo, se podían escuchar su sollozo en todo el baño, lo bueno para el menor es que estaba solo en aquel lugar. Fue entonces cuando al mirar hacia el frente pudo ver un pequeño estuche, curioso lo tomo para saber de quién era y que era lo que contenía, fue una pequeña sorpresa que al abrirlo se dio cuenta de que era un estuche de maquillaje, sorprendido se limpió las lágrimas de los ojos para levantarse del suelo mirando cada una de las cosas que se encontraban dentro del estuche entre ellas un labial, rímel, y otras cosas, por alguna razón el pequeño pensó que quizás el haber encontrado aquella cosa era una señal que le decía que era posible poder cambiar de apariencia, nervioso tomo uno de los pequeños brillos que había ahí y se miró al espejo, había escuchado de hombres que se habían convertido en mujeres que empezaron por maquillarse y vestirse de mujere, quizás, si hacía lo mismo podía fingir ser una chica hasta el punto de poder cambiar de sexo algún día y quizás así Hyoga lo vería más que como un amigo.

La idea le resultaba algo inquietante, si bien cuando era pequeño y una cuantas veces a esa edad le confundían como una chica, porque no simplemente cambiar a lo que él quiere ser, su mente estaba confundida en ese momento,  porque a pesar de creer que era una buena idea, se preguntaba qué pasaría si lo hiciera? Si al día siguiente llegara vestido de chica?. Lo pensó varias veces antes de desenroscar el brillo y ponerse un poco en los labios, necesitaba ver por si mismo si podía ocupar el lugar de una mujer, pero lamentablemente en se momento entraron tres chicos de tercer año que lo vieron justo en el momento en que él se estaba pintando los labios.

-          Vaya vaya! – exclamo sorprendido pero con una sonrisa uno de aquello chicos de cabellera corta y negra, lo cual asusto al pequeño peliverde. – miera esto Minos, una de las señoritas a entrado al baño equivocado –

-          Eh! Pero si es muy bonita Aikos – afirmo su otro compañero de cabellera larga y branca, con un flequillo que casi no dejaba ver sus ojos. – que hace una chica en el baño de hombres? – ambos chicos el tanto el de cabellera blanca como el de cabello corto y negro se acercaron al pequeño peliverde que temblaba de miedo al verlos pues sabía perfectamente quienes eran.     

-          Yo…  yo no soy una chica… - temblando dejo las cosas caer al suelo para retroceder topándose con la pared.

-          No eres una chica? – pregunto el peli negro – entonces porque te maquillabas en nuestro baño? –

-          No…. no me estaba maquillando –  el pequeño estaba realmente nervioso, aquellos tres eran conocidos por meterse en problemas de peleas y lo peor es que ellos siempre ganaban todo lo que se proponían. – oye Rada! Acaso esto te parece un chico? – brusco tomo el rostro del menor para enseñárselo a su compañero quien cuidaba la puerta del baño.

-          Mmm… a mí me parece una rata insignificante. – dijo sin ningún interés de meterse con el peliverde.

-          Pero que amargado eres Rada, con esa actitud estas asustando a nuestra pequeña amiguita. – el peli blanco con una gran sonrisa le arrebato al menor a su compañero para abrazarlo de un forma muy comprometedora.

-          No soy chica por favor déjenme ir… - unas cuantas lagrimas salieron de los ojos del pequeño del miedo que les tenia a aquellos tres.

-          Pero si está llorando, que linda!! – exclamo nuevamente el peliblanco.

-          Te pones a llorar diciendo que no eres una niña? – continuo el peli negro. -  solo las niñas lloran, como se yo que eres un chico? Oh! Ya se, Minos -  fue entonces cuando el menor fue azotado  contra la pared de espaldas y rápidamente aquel chico llamado Aiakos lo tomo de la muñecas del menor aprisionando ambas con una de sus manos contra la pared hacia arriba.-  no te gustaría averiguar, si es hombre o mujer? – pregunto con su gran sonrisa.

-          Eso suena muy bien – aquello asusto tanto al peliverde que no pudo evitar comenzar a llorar.

-          No! no por favor!... no me hagan nada – temblando trataba de moverse un poco para zafarse pero el mayor era más fuerte que él.

-          No te resistas, al final veras como lo vas a gozar – lentamente introducía su mano dentro del uniforme del menor hasta el punto de sentir su piel, lo cual le causaba asco al pequeño.

-          Por favor para! – desesperado no dejaba de moverse.  

Notas finales:

gracias por leerlo uwu  espero que les guste 


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