Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The Jackpot por Lord_Dara

[Reviews - 328]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holaaa soy Dara *^* Siento que no nos leemos hace mucho (? hbdshfbff. ¿Cómo han estado? Mejor no los entretengo, al final hago preguntas :3

 

¡A Leer!

Capítulo 12

 

Le dolía la cabeza. Ni siquiera en su examen más difícil sufría tanto dolor de cabeza como en aquel momento. Le costaba decidirse, no estaba conforme con nada. Jimin había salido del restaurante y se había dirigido a buscar el apartamento ideal para Yoongi. Miró por todas las calles ricas y acomodadas que conocía, pues quería algo grande y extravagante para su pareja, y ninguna había llenado sus expectativas. Hasta que encontró uno. Con paredes verde pistacho por allí y algunas tonalidades de azul aguamarina en otros rincones, era espacioso y disponía de tres habitaciones, dos baños y un segundo piso que servía como estudio. Lo que debía ser el living era amplio y el piso resplandecía de lo liso y brillante de las baldosas; la cocina fue lo que más le gustó, porque era muy moderna y de un color pizarra bastante llamativo.

 

Pero luego cayó en cuenta de que aquéllos eran sus gustos, no los de Yoongi. Yoongi probablemente lo rechazaría al instante, se negaría a vivir ahí y continuaría su vida en su pequeña casa con su padre abusivo.

 

Bufó exasperado y abandonó el lujoso apartamento, desesperado y con la paciencia al límite, para ir a buscar otro unas calles más adelante. Por un momento quiso rendirse por hoy y buscar luego por otras zonas, pero pensó de nuevo en Yoongi, en su sonrisa, su piel nívea, y en las cosas que había aprendido sobre él. Siguió buscando, partiendo de “Realmente no sabría qué hacer en una casa tan grande como la tuya” y de “Me gustan los colores neutros”... y lo encontró. Dio con el indicado. En el instante que puso un pie sobre la estancia lo supo. Era…

 

—Perfecto.

 

Era un apartamento con mucho espacio, pero no era exagerado. Decidió que aquel era el «tamaño justo». Contaba con dos habitaciones con tamaños igual de justos, donde —según él— podría dormir y estudiar, y un baño. La cocina era sencilla y le pareció muy cómoda, se imaginó a Yoongi cocinando con pereza pero haciéndolo espléndidamente. El color de la estancia era tranquilo, de una tonalidad crema tanto en las paredes como en el suelo, que lucía unas baldosas pequeñas  y lisas. Lo mejor era el balcón; era extenso,  se conectaba con una de las habitaciones y el living, y tenía una vista preciosa de la ciudad.

 

—Lo tomo —miró a la elegante mujer que lo seguía como un cachorro a su amo—. Me gusta lo que veo, me quedo con éste.

 

La inmobiliaria sonrió y le hizo firmar algunos papeles. Le explicó algo más sobre el material con el que estaban talladas las puertas y lo resistentes que eran las pinturas de las paredes, Jimin asentía pero sin prestar mucha atención, lo único que tenía en la cabeza era que su trabajo ya estaba listo y que tenía ganas de que Yoongi lo viera.

 

—También ofrecemos orientación y sugerencias para la decoración y el diseño del espacio —continuó la señora—. Nuestro equipo le proporcionará ayuda sobre cómo acomodar cada cosa, además se le recomendarán siempre los productos de la mejor calidad.

 

El pelinegro asintió y mandó a decorar el lugar en ese mismo instante, lo cual sorprendió a la mobiliaria y se puso a llamar a su personal. Cuadraron un poco más sobre la deuda y el pago antes de que Jimin se fuera del lugar para ir al restaurante donde tenía acostumbrado ir con su familia, su padre le había hecho una llamada diciéndole que ya había regresado de China y que no se le olvidara ir a la cena.

 

Cuando llegó al lugar sonrió al ver a su padre ya sentado en la mesa, con su rostro tranquilo y emanando aires de buen humor. Jimin se acercó y saludó a su progenitor con un fuerte abrazo, luego tomó asiento.

 

—¿Cómo te fue en el viaje? —quiso saber, su padre siempre contaba alguna anécdota cuando regresaba de sus viajes de negocios.

 

—No te imaginas —rió—, a un colega le han gastado una gran broma a último momento por su cumpleaños, me sentí como un adolescente.

 

Ambos rieron y conversaron un poco más sobre el viaje y en cómo lo había pasado Jimin en los últimos días con su padre ausente. Claro que Jimin se puso tenso, y su humor se desvaneció por completo.

 

—Te extrañé mucho —dijo.

 

Justo en aquel momento llegó su madre. Saludó a su esposo con un sonoro beso y un abrazo tan fuerte y lleno de afecto que el menor sintió ira. La señora Park miró a su hijo con nerviosismo, pero de igual modo se inclinó para besarle la frente, y él se dejó, lo cual la alivió un poco. El señor Park tomó a su mujer de una mano cuando ésta tomó asiento a su lado y le entregó una pequeña cajita de color azul cielo con un listón de malla blanca decorado con corazones dorados; curiosa, la dama examinó el contenido y extrajo un collar de perlas de coral bastante bonito y brillante. A la mujer se le aguaron los ojos.

 

—Combina con ese vestido rosa que compraste la otra vez —le dijo el señor con una envidiable sonrisa.

 

—Oh, corazón —dijo ella con voz temblorosa—, te eché tanto de menos.

 

El señor se acercó para besar a su mujer y Jimin bufó, con sorna. La pareja se separó.

 

—Algún día tendrás una pareja también —el mayor se rió y tomó la carta que un mesero recién llegado había puesto delante suyo y esperaba a que anunciaran qué iban a pedir— y hará que tus días valgan la pena, te enamorarás tan perdidamente como yo.

 

—Seguro… —murmuró para sí, molesto por lo injusta que era su madre con su padre. «Él no merece que le hagan algo así».

 

El transcurso de la cena fue sin mucha interacción padres e hijo, el menor dejó que los mayores se sumieran en su mundo. El señor Park en su buen estado de ánimo no se percataba de lo tenso que estaba el aire entre su esposa y su hijo, los cuales intentaban actuar con toda naturalidad. Jimin escuchaba todos los chistes de su padre y soportaba la falsa risa de su madre, y siempre que ella hablaba para decir algo romántico o comentar lo que había hecho en sus días, él bufaba burlón o hacía algún comentario sarcástico o lanzaba alguna indirecta.

 

—Hace dos días fui a la florería de la señora Kang —estaba diciendo su madre—, está organizando unas flores preciosas para la boda de una amiga.

 

—¿Segura que hablas de la boda de una amiga? —estaba llegando al límite, cada vez que su madre decía que estuvo en tales lugares con tal gente algo en su interior le decía que mentía, y eso lo molestaba.

 

El señor Park rió por la interrupción de su hijo, creyendo que se trataba de alguna broma que solo ellos dos entendían. Terminaron de comer su cena cuando al mayor le entró la curiosidad:

 

—¿Qué hicieron el sábado ya que no hubo cena? Yo ya los estaba extrañando demasiado, y eso que solo habían pasado algunas horas del viaje.

 

La señora Park se mordió el labio, consciente de que debía mentir delante de alguien que sabía toda la verdad.

 

—Fui a casa de Soojin a cocinar un postre para su hij-

 

—Eso no fue lo que hiciste —Jimin la interrumpió, enojado—. ¿Olvidas que un mayordomo te ayudó a ti a hacer postre?

 

Notando el tono acusador de su hijo hacia su esposa, el señor Park borró la sonrisa de su rostro y trató de calmarlo.

 

—¿Qué sucede aquí? ¿De qué me perdí?

 

—Oh —exclamó el menor con fingida inocencia—, no sé de qué me hablas, papá, pregúntale a mamá.

 

La mujer palideció y se le aguaron los ojos, abría y cerraba la boca sin saber qué decir, pues, la suerte ya estaba echada. El señor frunció el ceño y dijo con voz seria:

 

—Suficiente, Jimin, explícate. Has estado actuando muy odioso con tu madre y soltando comentarios sin sentido, ya me harté de ese jueguito —miró a los dos presentes en la mesa—. Esta familia no se comporta de esa forma.

 

—¡¿Cuál familia, qué familia?! —se levantó de su asiento y sobresaltó a sus padres, gritó tan fuerte que por un instante el lugar quedó en silencio—. Ella —señaló a su madre— arruinó a la familia.

 

Sin molestarse en despedirse, y mucho menos en ver la reacción de sus progenitores, arrojó la servilleta a un lado y se fue del lugar. Tomó su auto y trató de calmarse antes de conducir. Odiaba a su madre, odiaba que todo aquello estuviera pasando, pero también se odiaba a sí mismo; había tratado mal a su madre y aquello le hizo sentir de lo peor, el peor hijo del mundo. Las cosas se estaban complicando y ya estaba perdiendo el control de todo. Condujo a toda velocidad, sin pensar adónde ir, aceleró antes de que el semáforo se pusiera en rojo, tratando de dejar los problemas atrás.

 

 

≡≡≡

 

 

Su estómago no paraba de rugir, amenazando con molestarlo el resto del día si no ponía un poco de carbohidratos y grasas que descomponer en él. Hoseok salió de su examen listo para comer su almuerzo antes de sus últimas clases, estaba de buen humor porque sentía que le había ido bastante bien. Además era viernes, y los viernes no tenía que correr de un lado para otro para llegar al restaurante y después regresar a la universidad. Hacía dos días que estaba muy tranquilo y aquello le agradaba mucho, no recordaba la última vez que se había sentido tan fantástico. Entonces divisó a Taehyung acercándose con la cabeza gacha, y entendió el motivo.

 

No había vuelto a ver a Taehyung desde el martes, y tampoco había ido a trabajar al bar ni el miércoles ni el jueves. Su ausencia casi le sentó bien, pero no aceptaba que faltara al trabajo, no cuando se suponía que debía ayudarlo un mes entero. Todo el buen humor y el hambre que tenía hacía un momento se esfumaron y el mal genio se apoderó de él. Debía reclamarle. Apuró el paso y se acercó hasta tener cara a cara a Taehyung, éste lo miró con el ceño fruncido. Un terrible dolor de cabeza venía acosando al castaño desde el martes cuando terminó de trabajar en el bar, y se la pasaba horas estresado debido a sus complejos pensamientos y sentimientos. Y ni siquiera le entraba el apetito. Había algo malo en él, se decía, algo estaba fallando dentro de él y no se sentía como el impasible y frío Taehyung al que todo el mundo juzgaba.

 

—¡Taehyung! —le llamó el pelinegro, molesto—. ¿Me puedes explicar por qué carajos no has…?

 

Taehyung se desplomó y cayó en sus brazos, Hoseok no supo de dónde sacó tanta rapidez para alcanzarlo antes de que cayera al suelo. Estaba tan sorprendido que no supo qué hacer, hasta que sintió que el cuerpo de Taehyung estaba muy caliente y que sudaba mucho, maldijo para sus adentros y reaccionó. Lo llevó en brazos hasta la enfermería con evidente preocupación, y entre él y la enfermera recostaron al menor en una camilla. La mujer, que tenía cara de amargada pero que era bastante amable, atendió a su paciente como hubiera atendido a cualquier persona.

 

—Bien, ya puedes irte.

 

Hoseok no estaba muy seguro de hacerlo, pero se dijo que Taehyung no era asunto suyo y salió de la habitación para ir a tomar su almuerzo y continuar con sus clases. Cuando se hicieron las cinco y media de la tarde y su jornada universitaria hubo terminado, sus pies lo llevaron de nuevo a la enfermería. «Sólo vienes a ver si ya se fue y eso es todo, te vas para tu casa». Pero Taehyung seguía ahí, hundido en lo más profundo de sus sueños. La enfermera le había puesto suero y descansaba plácidamente, como si le diera igual en dónde durmiera con tal de que fuera un lugar para dormir.

 

—Está durmiendo —la enfermera de rostro amargado apareció al lado suyo—. Debido al cansancio no ha despertado, pero no es nada grave, no hay que de qué preocuparse.

 

Hosoek asintió todavía con la vista puesta en el cuerpo del castaño.

 

—¿Hace cuánto no come? —preguntó la enfermera, entonces sí que se volvió para mirarla—. ¿O qué hace normalmente para presentar tanta fatiga? Estaba muy débil y agotado, ¿sufre de alguna enfermedad, falta de sueño?

 

De algún modo se sintió culpable y bastante mal por no tener la respuesta a todas esas preguntas. Hoseok no dijo nada, además de no saber qué responder, estaba avergonzado de sí mismo por tratar mal a Taehyung.

 

—¿Ha experimentado mareos o que le baja la presión? —la mujer volvió a hablar.

 

—Yo… realmente no sé —dijo—. Sólo lo traje y…

 

Se encogió de hombros, como diciendo “usted me entiende”, y la enfermera frunció los labios un poco decepcionada.

 

—Será mejor esperar a que despierte. —La mujer salió de la habitación al ver llegar a un chico que decía ser practicante de alguna parte.

 

El pelinegro asintió y chequeó la hora en su reloj y decidió quedarse a esperar, de todos modos su turno en el bar empezaba a las ocho y todavía tenía bastante tiempo libre. Se sentó en una silla que estaba ubicada a un metro y medio de la camilla de Taehyung, donde reposaba la mochila de éste, y decidió hurgar en sus cosas para matar el tiempo. Echó un vistazo a las libretas de Taehyung y bufó con burla, «Ni siquiera hace dibujitos detrás de los cuadernos, qué aburrido», revisó su estuche de lapiceros y su carpeta de documentos. Miró a Taehyung, para asegurarse de que éste aún dormía, y al confirmarlo siguió husmeando. En la carpeta no había más que guías e impresiones de texto, pero descubrió dos cosas muy valiosas: que Taehyung estudiaba Gerencia y que era un estudiante a destacar. Tenía un examen de algo llamado “Estadística Descriptiva”, y otro de algo llamado “Énfasis en Gestión”, y se sorprendió al ver notas tan altas.

 

Suspiró con admiración y guardó la carpeta para sacar la billetera. No, Hoseok no era una mala persona, él odiaba el robo, al abrir la billetera lo primero que buscó fue las fotos. No se consideraba alguien entrometido, pero no sabía porqué estaba tan curioso sobre la vida de Taehyung. Halló una fotografía de tamaño pequeño en la que estaba Taehyung, de más o menos dos o tres años, acompañado de una mujer muy guapa y arreglada y un hombre de aspecto tranquilo, supuso que eran sus padres. En la foto todos sonreían y se veían bastante felices, estaban en un amplio campo de zonas verdes y árboles empinados, se preguntó en qué parte del mundo se la habían sacado. Sacó otras cuatro fotos, de nuevo los tres juntos, en cada fotografía estaban en un lugar diferente.

 

Creyó que encontraría más, pero no fue así, en cambio encontró una foto de él y Jimin frente a un pastel decorado con ocho velas rojas. Por el fondo dedujo que estaban en un enorme salón, pero que habían apartado a todos los otros posibles niños para que los mejores amigos se hicieran una foto. «Diablos, se ven muy adorables». Las siguientes fotos eran igual de adorables a medida que Taehyung cumplía años, en todas salía con Jimin, pero a medida que crecía sonreía menos, y la curiosidad por conocer más al castaño aumentó. La última foto era de su cumpleaños número veinte, Jimin y Taehyung estaban en una elegante mesa con dos copas de vino y sonreían a la cámara como si alguien se hubiera caído y no pudieron evitar burlarse.

 

Un escalofrío le recorrió la espalda y le hizo estremecer, levantó la vista encontrándose a un Taehyung con cara de asesino a punto matarlo con la mirada. Si no le gritó ni lo insultó ni se levantó de la camilla para arrebatarle sus cosas, fue por el maldito dolor que no dejaba de martillear en su cabeza. Hoseok tragó saliva.

 

—Es muy grosero lo que estás haciendo —demandó el menor.

 

El pelinegro abrió la boca para excusarse, pero no se dejó intimidar y se hizo con la indiferencia mientras guardaba las cosas ajenas en su lugar, tratando de ocultar su vergüenza.

 

—¿Te sientes mejor? —preguntó, evitando el tema.

 

—No, me duele la cabeza y quiero vomitar.

 

En otro momento hubiera respondido que estaba bien y que no era de su incumbencia si él estaba o no en buen estado, pero se sentía tan débil que lo único que quería era que lo atendieran de todas las formas posibles. Hoseok se levantó de su asiento y fue en busca de la enfermera, todavía muriéndose de la pena porque Taehyung lo había atrapado husmeando. La enfermera de rostro amargado se acercó al castaño, el cual pensó que la mujer lo regañaría por el simple hecho de existir, le dio algunas indicaciones y le hizo tomar unas cuantas pastillas, todo con el fin de que se recuperara pronto.

 

—No puedes ir por ahí enojado si tienes dolores —dijo detrás de Taehyung, que le dirigió una mirada de incertidumbre.

 

—Pff, ni que te importara.

 

El mayor se sonrojó, realmente le preocupaba que todavía se sintiera mal. Su sentido de la responsabilidad no le permitía dejar a alguien recién despertado de un desmayo solo, y mucho menos que condujera, porque sabía que el otro tomaría su auto para irse. Buscó alguna buena excusa con la cual defenderse.

 

—No puedes ir a trabajar al bar así.

 

—¿Y quién diablos te dijo que yo iba para allá?

 

Salieron del campus en silencio. Taehyung había intentado deshacerse de J-Hope caminando rápido, pero éste lo seguía de cerca, como si fuera su guardia personal; de todos modos el malestar no le permitía caminar un poco más prisa. Ignoró cada comentario que éste le hacía y decidió tomar un taxi, él mismo sabía que no tenía la capacidad de conducir hasta casa en aquel estado. Detuvo un taxi y se instaló en él en los asientos traseros, unos segundos después Hoseok estaba sentado al lado suyo, todavía con la idea de vigilar al otro. Taehyung estuvo a punto de maldecirlo en todos los idiomas existentes y decirle que lo dejara en paz, pero su vista perdió el enfoque y su cuerpo no soportó el calor. Volvió a desmayarse.

 

—Mierda…

 

Hoseok le dio la dirección al conductor y se dispuso a llamar a Yoongi para decirle que no iría a trabajar. Si llevaba a Taehyung a su casa le iba a resultar más fácil cuidarlo y allí podría descansar y comer, le pareció la solución más lógica. Cuando llegó con el chico en brazos, SeRa y Jungkook intercambiaron miradas de incomprensión, sin entender por qué su hermano mayor llegaba un tranquilo viernes cargando a alguien inconsciente. Hoseok recostó a Taehyung en la cama de su habitación y lo dejó allí tendido cerrando la puerta. Fue hasta la salita y se dejó caer con pesadez en el sillón.

 

—¿Lo mataste? —preguntó al fin Jungkook.

 

—Matar a alguien y ocultar su cuerpo en tu propia casa es un acto muy poco inteligente, ¿no lo crees, oppa? —continuó SeRa.

 

El mayor se rió de las ridiculeces de sus hermanos y se levantó al oír el tocar de la puerta. Jin abrió los ojos con sorpresa al ser recibido por Hoseok y no por Jungkook como tenía acostumbrado.

 

—¿Qué haces aquí? —preguntó.

 

—Ah, olvidé llamarte —respondió—. Hoy no iré al bar.

 

—Asesinó a alguien y lo trajo a casa —intervino SeRa saludando al príncipe Jin e invitándolo a pasar—. Quiere que la policía lo arreste aquí en vez de en público.

 

Los chicos rieron y Jin decidió quedarse para preparar la cena, había hecho algunas compras y quería que sus amigos probaran una receta que le acababan de enseñar. Hoseok les explicó la situación de Taehyung y pidió que no hicieran mucho ruido. Jungkook se fue a la cocina a ayudar a Seokjin con la cena mientras Hoseok y SeRa veían la televisión, pasando los canales al azar y entreteniéndose con una película policíaca, lo cual SeRa interpretó como una señal de que pronto vendría un auto patrulla a llevarse a su hermano. Casi entradas las ocho de la noche, Seokjin anunció que la cena estaba lista.

 

Hoseok se levantó del sillón y fue con paso tembloroso a su habitación, sin saber muy bien por qué estaba tan nervioso. Intentó ser lo más silencioso posible al abrir la puerta, y valió la pena, porque cuando la abrió sólo unos centímetros pudo observar a Taehyung explorando su habitación con la mirada, sosteniendo su libro de fotografías en los brazos. El castaño se inclinó para ver los libros de Biología y cosas similares que Hoseok tenía apilados en el suelo e hizo una mueca, al mayor le dieron ganas de estamparle un golpe de lo tierno que se veía. Aburrido ya, Taehyung se sentó de nuevo en la cama y abrió el libro de fotos, contemplando la anterior vida de Hoseok.

 

Cada que pasaba una hoja de fotografías se sentía vacío. Él no tenía hermanos, tampoco tenía una madre que se viera tan afectiva, ni un padre tan expresivo, y sintió envidia. También había algunas tomas de J-Hope y Suga juntos, en una piscina, o tocando guitarra, o las familias de ambos —supuso— juntas. Le provocó sonreír cuando vio fotos de Hoseok con sus hermanos o sus padres sonriendo, todos abrazados, juntos… pero no lo hizo. Aquella felicidad que mostraban las fotografías le hacían enfadar. Hoseok se permitió espiar un poco más a Taehyung, dándole su espacio ya que él también había husmeado en sus cosas. Se preguntó por qué su rostro estaba tan serio y por qué parecía no disfrutar de las fotografías del álbum, era como si tuviera una lucha interna en ese momento.

 

De repente Taehyung cerró el álbum y lo hizo a un lado, exasperado, con un puchero y el ceño fruncido, aquello alertó a Hoseok y abrió la puerta completamente. El menor se asustó y lo miró enojado.

 

—La cena está lista —anunció, con un leve temblor en la voz.

 

Taehyung se dejó guiar por Hoseok hasta la cocina, donde había una mesa redonda y tres personas la ocupaban. Se sorprendió al ver a Kim Seokjin, no eran amigos pero tenía entendido que era hijo de una muy buena familia y que su hermana mayor era modelo. Pero al parecer Seokjin desconocía completamente de Taehyung. Dedujo que los otros dos eran sus hermanos menores. «Se ven más grandes». Y reconoció a SeRa, la recordaba de aquel día en que él y Jimin se toparon con J-Hope y Suga. La pequeña se tomaba la cena mientras Jin y el otro hermano de Hoseok se dedicaban miradas y sonreían torpemente.

 

—¿Acaso ellos… —habló como si tal cosa— están saliendo?

 

Los dos chicos se apartaron de repente, dejando de hacer lo que hacían, y el pelinegro lo miró arqueando una ceja. SeRa miraba a los cuatro chicos, con una sonrisa mientras negaba con la cabeza, a Taehyung le dio la impresión de que esa niña era muy lista.

 

—Qué dices —Hoseok explotó en una risa sarcástica—, eso es ilógico.

 

—¿No vas a presentarnos a tu amigo, Hoseok? —Jin sonreía, pero era una sonrisa forzada, llena de culpabilidad—, qué grosero.

 

—Oh, sí… este… él es… —el aludido se sonrojó al tener que presentar al otro, el castaño lo miró indignado.

 

—¿Acaso no me conoces?

 

—Se llama Taehyung, hora de comer.

 

Tomó asiento y se apuró a meter algo a su boca para que no le hicieran más preguntas, Taehyung puso los ojos en blanco y se sentó a su lado, incómodo. Comieron en silencio, el castaño creyó que la comida no le iba a gustar, pero realmente la disfrutó, además hacía un tiempo que las comidas no le sabían a nada. Se sintió recuperado. SeRa fue la primera en terminar, se quedó observando a los tres hombres alrededor suyo.

 

—Este ambiente está muy raro —dijo, llamando la atención de todos, luego se dirigió a Taehyung—. Oppa, ¿cuántos años tienes?

 

Dio un gran bocado a su comida y pegó un sorbo al refresco antes de responder:

 

—Veinte.

 

—Woah —silbó la pequeña—, luces mucho más pequeño y adorable.

 

El castaño sonrió, se suponía que debía ser él el que dijera ese tipo de cosas. SeRa le pareció tierna, además de muy inteligente y observadora; podía ser mucho más pequeña que él, pero tenía la sensación de que podrían ser muy buenos amigos y que le interesaría hablar con ella, como si fuera una hermanita menor que nunca tuvo y siempre quiso.

 

—Eres muy delgado, ¿quieres un poco de mi comida? —continuó SeRa—. Yo podría darte un poco de mis cereales.

 

Jin y Jungkook intercambiaron miradas de asombro con Hoseok, ya que ella no acostumbraba a compartir sus cereales, mucho menos con un recién conocido. El castaño sólo asintió con una sonrisa.

 

—¿Estás enamorado? —a SeRa se le iluminaron los ojos—. Yo sí, y algún día me casaré con Yoongi oppa.

 

Taehyung la miró sorprendido y pensó en Jimin, tenía una rival muy fuerte y tenía todas las de perder. Se dio cuenta entonces que todos lo estaban mirando y se sonrojó. Hoseok tenía la vista puesta sobre él, expectante, sintiéndose de repente bastante interesado por saber si a Taehyung le gustaba alguien o no. Negó con la cabeza.

 

—No, no me gusta nadie —sonrió débil y se mordió el labio inferior.

 

Los presentes rieron por lo bajo y suspiraron, aquella sonrisa lo había delatado.

 

—Parece que realmente le gusta alguien —canturreó Jungkook mirando a Jin.

 

—No nos mientas —le acusó la menor con una voz melosa—. No le diremos nada, ni siquiera la conocemos.

 

Taehyung se estaba acalorando, todavía no confirmaba sus sentimientos y se sentía muy confundido, por lo que estaba bastante nervioso.

 

—Bueno… —empezó, con inseguridad—. No importa lo que yo pueda decir ya que sé que me odia, le disgusto mucho.

 

Todos le miraron con tristeza a excepción de Hoseok, el cual, por alguna razón que desconocía, le había molestado oír aquello. Sentía una leve molestia, algo ardió dentro de él y no entendió qué fue. Cuando acabaron de cenar, Jungkook recogió los platos y se puso a lavarlos ya que era su turno. Jin se quedó a ayudarlo mientras los otros se levantaban de la mesa para ir al living.

 

—De acuerdo, yo ya me voy —anunció Taehyung pegando un largo suspiro—. Gracias por la comida, estaba deliciosa.

 

—Deberías reposar primero —le aconsejó Seokjin.

 

—De todos modos oppa tiene que acompañarme a ver mi película favorita —añadió SeRa, tomando al castaño de la mano y arrastrándolo hasta la sala, donde lo obligó a sentarse en una de las esquinas del sillón.

 

Los otros volvieron a sorprenderse, SeRa estaba actuando de forma muy extraña, le estaba siendo infiel a Yoongi. A la pequeña mujercita sólo le gustaba invitar a las personas que le gustaban a ver su película favorita. Taehyung quiso decirle que de verdad tenía que irse, que sus padres estarían preocupados, aunque eso era sólo una excusa para no estar cerca de J-Hope. Además tenía sueño debido a la pastilla que le había hecho tomar la enfermera de cara amenazante. Se sentaron en el sillón para ver la televisión con las luces apagadas, Jungkook se sentó a un lado, con Jin entre sus piernas, que había decidido sentarse en el suelo, SeRa en el centro y Hoseok y Taehyung en la otra esquina.

 

En el transcurso de la película todos prestaron mucha atención, a veces no entendían cómo una niña de ocho años veía cosas tan complejas. Como a la mitad, la pequeña se quedó dormida sin que los otros se dieran cuenta, ya que estaban todos metidos en su propio mundo. Aprovechando la oscuridad, Hoseok se acercó disimuladamente para susurrarle a Taehyung:

 

—No debiste de haberme besado —dijo, el castaño se giró y lo miró incrédulo a pesar de la poca luz—. Eso te quitará puntos con la chica que te gusta, seguro nos vio en la fiesta y…

 

Guardó silencio. Ambos lo hicieron. Taehyung no dijo nada, aquellas palabras habían sonado tan ridículas a sus oídos, y viniendo de J-Hope sonaban incluso más ridículas. Apretó la mandíbula, dio un último vistazo a la televisión y se levantó.

 

—Se hace tarde, de verdad debo irme.

 

Seokjin miró su reloj y se levantó del suelo, bastante de acuerdo con Taehyung.

 

—Es cierto, me ofrezco para llevarte.

 

El chico asintió. Jungkook encendió las luces e hizo un puchero, Jin le alborotó los negros cabellos. Hoseok se levantó y cargó a SeRa hasta su habitación, luego volvió con la mochila de Taehyung en las manos y se la entregó.

 

—Espero que te recuperes.

 

El castaño no dijo nada y se fue con el rostro inexpresivo detrás de Seokjin y se fueron juntos en el auto de éste. En el trayecto Taehyung no paró de pensar en las palabras dichas por Hoseok, y un leve dolor en el pecho empezó a atormentarlo. «Por alguna maldita razón, eres tú quien se está robando todos los jodidos puntos».

Notas finales:

Antes que nada, Lord manda a decir que "gracias por los comentarios del capítulo anterior, que me dejaron muy contenta y que espero que siga siendo así(?". 

Yo más que nada quiero decirles que Lord no era la única preocupada por los reviews, yo también lo estaba (al igual que lo estoy con Threesome), realmente pienso que puede existir una razón ya sea por culpa nuestra o porque sus estudios, trabajos, entre otros no les permiten dejarlos. Sin embargo, quiero aclararles que siempre los esperaremos aquí, porque nunca es tarde para que nos dejen todo su amor. Algunas veces he estado muy mal y al leer sus reviews termino renovada y llena de energía, así que los que creen que los reviews no influyen en nada no es así, nosotras amamos leerlos y responderlos así muuuuuchoooo muuuuuchooo muchooo -yo como siempre tan exagerada-.

Ahora sí, ¿Cómo han estado? ¿Se han sentido bien? Espero que todo haya estado bien para TODOS. Y también espero que la siguiente semana esté llena de cosas hermosas que los hagan sonreir.

Yyyyyyyyyyyyyyyy tengo que agradecerles por leernos, muchísimas graciassssssssssssssssssss

TIMELAPSE --> http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=157465#sthash.YQCv0Cge.dpbs 

¡BESOTES Y ABRAZOTES!

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).