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The Jackpot por Lord_Dara

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Notas del capitulo:

Iba yo por la vida diciendo: "Hoy es lunes y Lord no actualizó" :o Me pareció demasiado extraño sabiendo que el capi ya estaba más que listo. Arreglé la casa y empaqué mis cosas para irme a entrenar cuando de repente ¡BOOM! se me vino algo a la cabeza que decía así: "Eres una idiota, te toca subir el capítulo a ti". Por lo que encendí mi pc corriendo para hacerlo T_T ¡Lo siento! 

¡A leer!

Capítulo 20

 

Eran las tres de la tarde cuando Taehyung salió de su clase de Economía y recibió una llamada de Jimin pidiéndole, con evidente desespero, que fuera a recoger a Yoongi al hospital, que le habían dado de alta y él no podría ir a buscarlo debido al montón de maquetas que se le habían acumulado y debía presentar. El castaño no pudo negarse, su mejor amigo estaba casi rogándole, apuntando que “estoy trabajando en mi taller lo más rápido posible para ir a casa con Yoongi”. De todos modos no le molestaba, le alegraba charlar con el pelinaranja, así que tomó su auto, se dirigió a buscar ropa limpia de Jimin para Yoongi y luego fue directamente al hospital, se encaminó hacia la habitación que ya conocía y entró.

 

Yoongi estaba sentado en la cama mirando hacia el suelo, tenía un mejor aspecto, aún tenía leves moretones que resaltaban en su piel pálida pero se veía más saludable. El menor dio unos pasos hasta que el otro percibió su presencia y sonrió al verlo.

 

—Taehyung —dijo con una suavidad que hizo sonrojar al castaño.

 

Hoseok llegó al cuarto con un suspiro, luego de terminar su turno en el restaurante, había decidido que tenía demasiada pereza como para regresar a la universidad y ver las clases que le faltaban. Se arrepentiría después de ser tan vago, ahora no le apetecía hacer nada. Empujó la puerta del cuarto de Yoongi y se sorprendió de verlo conversando animadamente con Taehyung, ambos se veían bastante alegres y amistosos, lo cual lo hizo dar pasos torpes hacia ellos y sentirse tímido por no quererlos interrumpir. ¿Desde cuándo se llevaban tan bien? Prefirió quedarse en silencio y ocultar su presencia, hasta que llegó el doctor Yoon con cara tranquila.

 

—Jóvenes —saludó, con una inclinación de cabeza. Los chicos que hablaban miraron a Hoseok y sonrieron—. Joven Min, un buen reposo le ha hecho muy bien y no encuentro daños graves en su cuerpo, así que es momento de ponerse en pie —el más pálido asintió—. Le realizaré un último examen y podremos despedirnos adecuadamente.

 

El mayor dedicó a los otros dos chicos una mirada que ya conocían muy bien y se sentaron en el sillón a esperar mientras el doctor se llevaba a Yoongi de la habitación y cumplía su deber. El silencio que siguió después fue incómodo, Taehyung procuraba mirar a todos lados menos al lado donde estaba Hoseok, éste tenía los puños apretados en los pantalones, nervioso y preguntándose si debería abrir la boca o no, porque hacía mucho tiempo no se quedaban los dos a solas. Pero al final lo hizo.

 

—¿Cómo estás?

 

El castaño apretó la mandíbula sin mirarlo, con ganas de ignorarlo. Al no obtener respuesta, Hoseok arrugó el gesto, sintiéndose herido, pensando en que se merecía aquel silencio por haberse comportado como un niño chiquito y caprichoso. Taehyung lo observó por el rabillo del ojo y se le encogió el corazón al ver la cara triste y tierna en el rostro ajeno. Suspiró.

 

—Estoy bien —respondió, no muy convencido de su réplica, y añadió—: ¿Cómo están tus hermanos.

 

El pelinegro abrió los ojos con incredulidad, celebrando internamente al ver que el castaño buscaba entablar una conversación.

 

—Están bien —la mirada irónica que Taehyung le dedicó le hizo entender que su respuesta había sido bastante estúpida y carente de información. Carraspeó y sonrió avergonzado—. A SeRa le va muy bien las clases de Artística —sonrió al pensar en su hermanita— y Jungkook está muy rebelde y quiere salir a toda hora.

 

Negó con la cabeza, el cabello negro se sacudió lacio sobre su frente.

 

—Me preocupa —confesó—. Sale mucho últimamente… creo que tiene novia y no quiere decírmelo.

 

Taehyung sonrió incómodo, él sabía que el hermano menor de Hoseok salía con Jin, y no se imaginaba cuál sería su reacción si los descubriera.

 

—SeRa pregunta mucho por ti —volvió a hablar el mayor, mirándolo fijamente, haciéndole acalorar por dentro y olvidar quién era. Podía sentir sus mejillas encenderse de a poco—. ¿Cuándo volverás?

 

Algo dentro de él explotó, todas sus emociones se desbordaron y se mezclaron unas con otras, una ola de sensaciones inexplicables lo inundó y ya no supo cómo hablar. ¿Cuándo volverás? Esa pregunta había sonado tan bien de los labios de Hoseok que se estaba derritiendo. Apartó la mirada del mayor y se relamió los labios.

 

—H-he estado pensando en ir a v-visitar… —balbuceó—, visitar a SeRa, pero m-me da un poco de pena ir sin avisar.

 

Sus mejillas estaban teñidas de rosa y Hoseok pudo verlo, no pudo más que ocultar la sonrisa que se estaba formando en su rostro.

 

—A SeRa le gustan las sorpresas —el castaño le miró entusiasmado y le dio una gran idea—. Podemos ir juntos después de dejar a Yoongi en el apartamento en caso de que Jimin ya haya llegado.

 

Taehyung asintió sonriente.

 

—Creo que es una buena idea.

 

La puerta se abrió y Yoongi entró a la habitación con el rostro apacible y llevando algunos papeles en las manos, donde colgaba un pedazo de algodón allí donde había estado la intravenosa. Se acercó a ellos, su mejor amigo le recibió los papeles y los guardó en su mochila, abrió la boca para hablar pero se le adelantaron.

 

—¿Cómo te sientes? —dijeron al unísono Taehyung y Hoseok.

 

El más pálido los miró arqueando una ceja y el menor se sonrojó, entonces recordó la bolsa que llevaba en las manos y se la tendió a Yoongi.

 

—Mira, cámbiate —le dijo—. Es ropa de Jimin, supongo que te entra…

 

Yoongi la recibió, fue a cambiarse y regresó con sus amigos. Salieron del hospital intercambiando pocas palabras, el sol les caía sobre la piel bañándolos de calor, el pelinaranja lo recibió gustoso, sentía como hacía una década no disfrutaba de la calidez de los rayos solares y de la agradable y fresca briza. Sonrió con nostalgia y un poco de tristeza, se giró a ver a Hoseok y a Taehyung que estaban parados detrás suyo y lo observaban como si fuera la primera vez que lo vieran.

 

 —Tengo algo que hacer —anunció—, así que me adelantaré.

 

—¿Algo que hacer? —repitió Hoseok con el ceño fruncido—. ¿Adónde vas, Yoongi?

 

—No creo que debas…

 

El chico pálido dio un paso hacia atrás sin responder a sus preguntas y empezó a alejarse, caminando sin mucha prisa pero tampoco yendo muy lento. Hoseok masculló por lo bajo y empezó a andar, pero Taehyung lo tomó del brazo y lo detuvo, de algún modo entendía que Yoongi no quería hablar y que seguramente lo que más se le apetecía era estar solo y pensar con claridad. Hoseok lo miró confundido.

 

—Ha pasado por mucho —dijo el castaño con calma—. Necesita tiempo para asimilar y organizar las cosas, déjalo solo.

 

El mayor se volvió a mirar por donde Yoongi se había marchado y asintió con un suspiro. Taehyung tenía razón, su mejor amigo aún debía de sentirse decaído por los últimos eventos y lo mejor era dejar que se despejara. Caminaron hasta el auto del castaño y fueron a casa del mayor, a Hoseok aún le incomodaba viajar en el carro de Taehyung, se sentía… pobre. Al llegar, el dueño de la casa abrió con las llaves y dejó pasar primero a su invitado. SeRa apareció un instante después, con el rostro cargado de sorpresa y alegría al ver a Taehyung allí, lo había extrañado mucho.

 

—¡Tae oppa!

 

Gritó la pequeña lanzándose a los brazos del castaño, quien la recibió y la elevó hasta los cielos. Hoseok los observó con una sonrisa y escaneó la estancia con la mirada, la casa estaba sola salvo por la presencia de ellos. Fue hasta las habitaciones y buscó allí, no había nadie, ni en el baño, ni en la cocina, ni en ninguna parte. Sola. La casa estaba sola.

 

SeRa estaba sola.

 

—¿Dónde están Seokjin y Jungkook?

 

El tono gélido de su voz llamó la atención de SeRa y Taehyung, que habían estado susurrándose secretos en los oídos, y se separaron, mirándose con temor. Hoseok tenía el ceño muy fruncido, tanto que sus cejas parecían una sola. A Taehyung lo recorrió el pánico, se asustó al ver a Hoseok encolerizado de nuevo, como aquella vez en el bar cuando había hecho llorar a Yoongi. Vio que SeRa movía las manos inquieta y jugaba con las mangas de su camisa.

 

—Fueron a comprar ingredientes para preparar un postre —explicó la pequeña, con su cabello negro igual que el de sus dos hermanos mayores sujetado por un listón en una cola de caballo—. Salieron hace un par de minutos, me invitaron pero me negué a acompañarlos para terminar mis tareas antes de hacer el postre.

 

Taehyung se acercó a ella y le acarició los hombros para que se destensara, Hoseok suavizó un poco la expresión en su rostro.

 

—De todos modos me duele la panza y alguien debía quedarse a cuidar la casa —finalizó SeRa, y al ver que Taehyung la miraba horrorizado supo que había cometido un error al decir aquello.

 

—¡¿Qué?!

 

Hoseok volvió a enojarse y puso los brazos en jarra, caminando de un lado a otro con la furia a flote, los otros dos casi juraban que los ojos le ardían en llamas. «¿Cómo se atreve el mocoso de Jungkook a dejar a SeRa sola y con dolor de estómago? ¡Es su hermana menor, tiene que cuidar de ella! Es su deber, ¿es mucho pedir que se comprometa?»

 

—Hoseok.

 

El nombrado se giró a mirar a Taehyung, éste se le había acercado y señalaba a SeRa, que estaba llorando, y se dio cuenta de que había hablado en voz alta y la había asustado.

 

—No te enfades con ellos por mi culpa —sollozó la pequeña.

 

El castaño le dio un fuerte codazo para que se calmara, y lo miró con una expresión de advertencia, como diciendo "¿otra vez la misma mierda contigo?". Hoseok se mordió el labio inferior y se inclinó para quedar a la altura de la pequeña y le limpió las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas.

 

—SeRa… —dijo con voz paternal, suave y consoladora—. ¿Estás bien? Perdón, no quise gritar y asustarte.

 

Taehyung se preguntó si Hoseok usaba ese tono de voz con todo el mundo cuando se disculpaba o si solamente lo hacía con SeRa… o con Yoongi. La menor abrazó a su hermano mayor y se dejó secar los ojos.

 

—No te enojes con ellos, no es su culpa —repitió.

 

Hoseok asintió y le acarició una mejilla.

 

—No lo haré —le besó en la frente—. ¿Necesitas ayuda con los deberes?

 

—No —ella negó, ya más tranquila—. Ya los acabé. ¿Y tú por qué no estás en la universidad, señorito?

 

—Bueno… yo… estaba cansado…

 

—¿Sabes qué, SeRa? —intervino Taehyung al ver el apuro del pelinegro, supuso que la pequeña no tenía conocimiento de los últimos acontecimientos—. Me vendría muy bien un poco de yogurt con cereal.

 

La mencionada sonrió enseñando los dientes.

 

—Hoy estás de suerte —dijo— porque sí hay yogurt.

 

SeRa salió disparada hacia la cocina mientras Hoseok le daba las gracias a Taehyung con un guiño e iban a la cocina. Escucharon un ruido y al asomarse vieron a la pequeña mirando al suelo con los ojos brillantes, accidentalmente había dejado caer el yogurt y se había derramado por todo el suelo.

 

—Mie…

 

—No, señorita, nada de malas palabras —le interrumpió Hoseok haciendo sonreír a Taehyung.

 

En ese momento la puerta principal se abrió y un muy sonriente Jungkook entró seguido de Jin, que tenía ambas manos ocupadas por las bolsas de compras. Se detuvieron al ver que Hoseok los miraba con el rostro serio y bravo pero los ignoró y se puso a ayudar a SeRa a limpiar el piso, los recién llegados se miraron cómplices y luego vieron a Taehyung, quien se encogió de hombros, haciéndoles saber que era asunto de ellos haber hecho enfadar a Hoseok.

 

Dejaron pasar la tensión del momento y Jin se dirigió a la cocina para empezar a preparar el postre, Jungkook se había ofrecido a ayudarlo, más por miedo a su hermano mayor que por querer estar al lado de su novio, aunque no se arrepentía de nada, había sido divertido ir de compras con Jin. Había invitado a SeRa pero ésta prefirió quedarse en el living para platicar con Taehyung acompañados de Hoseok. Los tres estaban sentados en el sillón, el mayor escuchaba la conversación de los otros dos, no quería arruinar el momento a la chiquilla y su mimado.

 

—¿Cómo te está yendo, Tae oppa? —dijo SeRa, cruzando las piernas sobre el sillón—. ¿Ya tienes novia?

 

Aquella pregunta hizo que la sonrisa en el rostro de Hoseok desapareciera, de pronto recordó a Namjoon, que quería robarle a su Taehyung. Paró en seco. ¿Su Taehyung? Sacudió la cabeza, levantándose del sillón para abrir la puerta que había sido tocada hacía unos segundos. Hablando del rey Roma, Namjoon hizo su aparición e ingresó a la casa Jung con una amplia sonrisa. SeRa lo saludó y el rubio se dio cuenta de quién estaba a su lado y corrió a abrazar a Taehyung. Hoseok soltó una maldición, cerró la puerta y regresó al sillón, dejándose caer con fastidio. El rubio se dio cuenta del comportamiento del mayor y sonrió para sus adentros, abrazó a la pequeña SeRa y por último saludó a Hoseok, que lo miraba como una mierda y le estrechó la mano.

 

«Debí haberme quedado persiguiendo a Yoongi», pensaba el pelinegro mientras Namjoon se sentaba a su lado, separándolo de Taehyung y arrimándose a éste para arreglarle los cabellos que, según él, estaban demasiado desordenados. El castaño estaba acostumbrado al comportamiento infantil y al toqueteo constante del rubio, por lo que le dejó seguir con su faena. Jin y Jungkook volvieron de la cocina y exclamaron de la sorpresa al ver a Namjoon, éste se levantó para abrazarlos y volvió a su lugar, la pareja tomó asiento en el suelo, uno muy cerca del otro.

 

—¿A qué vienes, Namjoon? —dijo Hoseok con exasperación.

 

—Grosero —dijo SeRa desde el otro lado del sillón, el mayor se sonrojó haciendo reír al rubio.

 

—Bien —Namjoon se acomodó mejor, empujando a Hoseok y rodeando a Taehyung con el brazo. El pelinegro bufó—. Daré una fiesta el sábado —soltó animado—. No pueden faltar, ninguno. Taehyunggie, yo sé que puedes decirle a tu padre que los deje excusarse el sábado.

 

Seokjin miró a Jungkook emocionado, éste también sonreía, sería la primera vez que iría a una fiesta y se lo imaginaba grandiosamente. Todos parecían bastante animados con la noticia, excepto Hoseok, que fruncía los labios en señal de desaprobación.

 

—No lo creo, SeRa se quedará sola y…

 

—Ah, casi lo olvido —interrumpió la niña, yendo a su habitación y regresando con un papel color coral en las manos—. Una amiga de la escuela me ha invitado a una pijamada el sábado.

 

Le entregó la invitación a su hermano mayor, mirándolo con ojos brillantes para que le diera permiso de ir. El mayor leyó el papel rosa, aún con expresión indecisa.

 

—Aun así Jungkook es muy joven para ir a fiestas.

 

Todos suspiraron con fastidio mientras que Taehyung se aguantaba las ganas de reír, nunca hubiera pensado que Hoseok fuera tan sobreprotector y autoritario con sus hermanos menores para su edad, pensaba demasiado.

 

—Déjalos crecer y experimentar —dijo el castaño mirando a la chiquilla a su lado—. De todos modos tú también vas a la fiesta, podrás vigilar a Jungkook personalmente.

 

No estaba muy seguro de haber dicho eso, temiendo que el otro se lo tomara demasiado en serio y no dejara estar a su hermano con su pareja un solo momento en aquella fiesta.

 

—Jin no puede perderse todas mis fiestas —convino Namjoon.

 

El pelinegro pasó su mirada por los cinco rostros que esperaban su respuesta hasta que Taehyung se cansó.

 

—Yo iré —dijo alzándose de hombros—. Le diré a Jimin que vaya, seguramente él llevará a Yoongi, así que de nosotros ya tienes confirmación.

 

El rubio lo abrazó de nuevo, bastante feliz. Jungkook seguía mirando a su hermano, de verdad quería ir con él y Jin y Yoongi, y si le decía que no se iba a enojar con él y no le iba a hablar hasta que se le pasara la rabia. Hoseok suspiró, derrotado.

 

—Está bien —decidió al fin—. Ya puedes irte de mi casa y seguir invitando a más gente.

 

Estaba agobiado, no soportaba un segundo más viendo cómo su rubio amigo se arrojaba una y otra vez a Taehyung, abrazándolo y sonriéndole sin descanso. Éste asintió y se levantó, pero SeRa lo jaló del brazo y volvió a sentarlo en el sillón.

 

—No, no te vas todavía —dijo la niña—, tienes que quedarte a comer postre.

 

Hoseok se palmeó la frente y negó con la cabeza, amaba mucho a SeRa, pero a veces deseaba que mantuviera la boca cerrada por un momento. Esperaron a que el postre de manzana estuviera listo y lo comieron acompañado de cola mientras charlaban y veían televisión al mismo tiempo. Al terminar, Seokjin y Jungkook fueron a limpiar la cocina mientras Namjoon se ponía en plan Hacer explotar a Hoseok al 90% y se acercaba a Taehyung para limpiarle la comisura de los labios con una servilleta, pero Hoseok supo contenerse y se guardó el enojo para explotar más tarde. Caída la noche,  el rubio se estiró, agotado por los esfuerzos del día.

 

—Hey, Seokjin, vámonos juntos —se arrimó al hombro del castaño, tan cariñoso como siempre—, tienes que ponerme al día.

 

La expresión de fastidio de Jungkook pasó inadvertida para todos, excepto para un pequeño ángel que todo lo veía y sonrió.

 

—No puedo, Joon —le sonrió el mayor—. Hoseok debe irse pronto al bar y debo cuid-

 

—Vete —le cortó Jungkook—. Me quedaré solo con SeRa viendo algunas películas.

 

Seokjin lo miró sorprendido, su novio estaba cruzado de brazos y se veía muy molesto, Hoseok arqueó una ceja mientras Taehyung y Namjoon se miraban cómplices. Jungkook juntó a los cuatros jóvenes mayores, los empujó hacia afuera y cerró la puerta. SeRa se asomó por la ventana y los despidió mirando a su segundo hermano mayor que estaba parado al lado suyo haciendo un puchero.

 

—Namjoon oppa es la bomba de los celos —dijo para luego ir hasta el sillón y ver la televisión, dejando a un Jungkook muy confundido.

 

 

Yoongi estaba sentado en el columpio de un pequeño parque donde había gente sentada charlando tranquilamente. El sol se estaba escondiendo y el aire empezaba enfriarse. Se acarició los brazos, suspirando, recordando las últimas palabras de su padre.

 

Luego de salir del hospital Yoongi había ido por su liquidación al restaurante, el señor Choi no le dijo nada, simplemente lo miró y lo dejó marchar. No se molestó en decirle nada, ni en pedirle que lo re-contratara, tampoco no le importaba. De todos modos ya estaba harto de estar encerrado en esa estúpida cocina lavando trastes una y otra vez. Estuvo rondando las calles, tratando de quedar en paz consigo mismo antes de lo que iba a hacer. Sus pies lo guiaron hasta la comisaría donde el doctor Yoon le había dicho que habían encarcelado a su padre. Respiró hondo antes de entrar y preguntar por el señor Min.

 

Un policía lo guió hasta una habitación y le dijo que esperara, unos minutos después su padre entró en el lugar acompañado de un guardia. Tenía el rostro pálido y el cabello desordenado, las marcas rosas en sus muñecas le dieron a entender que había luchado mucho para deshacerse inútilmente de las esposas que apresaban sus manos. El señor Min miró a su hijo con sorna y no tomó asiento, convencido de que la conversación iba a ser corta.

 

—Padre —Yoongi habló firmemente, había tomado una decisión y no se iba a echar atrás—. He venido a pedirte disculpas por todo, y a decirte que no te sacaré de este lugar.

 

Su padre había pateado con ferocidad la mesa que los separaba y no pudo avanzar hacia él por la fuerza con la que el guardia lo sujetaba. Yoongi se levantó y dio media vuelta, no quería ver a su padre, tan acabado, tan mayor, su cabello castaño con mechones blancos, hecho un desastre… No, no quería verlo. Cuando había abierto la puerta lo escuchó hablar, con la voz rota, sollozando.

 

—¿Por qué me castigas así? ¿Qué te hice? Yo cuidé de ti… ¿por qué me abandonas? —se había girado a verlo, incapaz de creer lo que decía.

 

Entonces su progenitor le dedicó una última mirada antes de volver a ser consumido por la ira y empezar a forcejear, una mirada que nunca iba a olvidar. ¿Una mirada de arrepentimiento? Por un momento había visto al hombre que tanto amor le había dado antes, al hombre que lo había apoyado en los momentos de duda y lo había cuidado cuando enfermaba. Yoongi había abandonado la comisaría con el rostro neutro, con un temor en el pecho, pero no se permitió llorar, ni lamentarse. Había tomado la decisión de alejarse de su padre y debía respetarla.

 

Se estiró y gruñó, levantándose del columpio y yendo al último lugar al que tenía planeado ir aquel día. El cielo ya se había teñido de azul índigo y empezaba a brotarse de estrellas, diminutas como hormigas, brillantes como diamantes. Llegó a su viejo hogar y se detuvo a unos metros de la puerta que correspondía a su casa al ver a Jimin de brazos cruzados apoyado contra una pared, tenía el rostro serio, pero Yoongi pudo ver un atisbo de alivio cuando cruzaron miradas.

 

—Sabía que regresarías aquí —dijo el moreno.

 

Yoongi se acercó a él pero no se dijeron nada, abrió la puerta y entraron juntos al lugar. Estaba hecho un asco, pero Yoongi no se quejó. Su último deseo era organizar su hogar para que cuando su padre saliera de la cárcel encontrara el espacio limpio y tal vez, sólo tal vez, decidiera empezar de nuevo. Aún tenía la esperanza de que eso pasara. Jimin lo dejó hacer y lo persiguió como un cachorro de un lado a otro, viéndolo a limpiar y desconectarlo todo, no le ayudaba porque el pelinaranja se lo había impedido y no quería discutir con él, sabiendo lo tercos que eran los dos.

 

Al terminar, Yoongi puso seguro a la puerta con una llave que se había encontrado en la habitación que había pertenecido a Eungi, y se la guardó en el bolsillo. Soltó un suspiro y se volvió hacia Jimin, sonriendo. Ya estaba en paz.

 

—Terminé.

 

El pelinegro lo tomó de la mano y fueron juntos en su auto hasta el nuevo hogar de Yoongi. Estaba nervioso, Yoongi por fin conocería el apartamento y moría por dentro, tenía miedo de que no le gustara, de que dijera algo como “No puedo vivir aquí”. Llegaron al edificio, subieron el ascensor todavía tomados de la mano y, al llegar al piso indicado, fueron hasta la puerta que les correspondía y Jimin la abrió. Lo primero que el mayor vio fue oscuridad, y la figura de objetos dibujada por la luz del exterior que entraba por un gran ventanal al frente suyo, luego las luces se encendieron y pudo ver todo con más claridad. Abrió la boca incrédulo y se paseó por el lugar.

 

Las paredes color crema, la decoración simple pero moderna, el pequeño comedor aquí, un amplio sillón más allá, el extenso balcón con vistas a la ciudad… era como el apartamento en el que Hoseok y él soñaban vivir cuando eran más chicos. Jimin había estado conteniendo el aire, pero se había ido tranquilizando al ver la cara de asombro de Yoongi, entonces pudo respirar con normalidad. Yoongi se acercó a él, con una sonrisa que no podía contener.

 

—Es muy lindo, Jimin —dijo—. Y si a Taehyung no le molesta que me quede… —extendió los brazos y rodeó al pelinegro por el cuello, éste le correspondió con todo el cariño que había querido darle desde el momento en que lo encontró en aquella cabaña fantasmal—. Gracias por todo.

 

Jimin se separó un poco, sólo un poco, y depositó un beso fugaz en los labios del mayor. Hizo un esfuerzo para cargarlo y el otro cruzó las piernas alrededor de su cintura y le respiraba en el cuello.

 

—Tienes que mirar la habitación, te va a encantar —habló mientras se encaminaba hacia dicho lugar muy contento—. La cama es muy cómoda.

 

 

≡≡≡

 

 

Hoseok miraba con rostro ausente hacia la pista de baile. Los últimos días habían marchado tranquilos, se había reconciliado con Yoongi y ya no existía entre ellos aquel muro de mentiras y esa nube de confusión que estuvo atormentádolos unas semanas atrás. Todo había estado muy bien hasta este viernes, se había despertado asustado de un horrible sueño… un sueño con Taehyung. Se le revolvió el estómago y se tapó la boca, una chica que se acercaba para pedirle un trago lo miró raro y prefirió alejarse. El pelinegro se llevó una mano al estómago al recordar las imágenes del sueño, había tenido un sueño íntimo con Taehyung. Él estaba… con Taehyung… ellos...

 

—¡Hoseok! —levantó la vista sobresaltado y se encontró con los ojos cargados de reproche del castaño—. ¡Estás espantando a los clientes!

 

El aludido hizo una mueca y lo ignoró. Entre más lo evitara menos incómodo se iba a sentir, si evitaba estar a su lado se olvidaría de todo eso. Hoseok tenía miedo, miedo de aquel sentimiento que le hacía sentir que tenía millones de mariposas en el estómago. Taehyung miró al moreno y suspiró un poco triste. Creía que las cosas entre ellos había mejorado, pero Hoseok de repente lo ignoraba y lo rechazaba y aquello lo lastimaba. Decidió no molestarlo más, no quería que lo odiara y lo alejara más de lo que ya hacía.

 

Hoseok miraba a Taehyung de lejos y se sintió mal al verlo tan decaído por su culpa, pero es que no sabía cómo actuar después de haber tenido ese sueño tan intenso con él, además… ¿Se había decepcionado al despertar? Cuando acabó el turno en la madrugada Taehyung le dedicó un seco “buenas noches” sin mirarlo y se marchó rápidamente, procurando no estar en el campo de vista del pelinegro, que se había quedado en la barra sintiéndose como un maldito estúpido.

Notas finales:

Soy una tonta, no tienen por qué recalcarmelo T____T ¿Cómo no recordé que me tocaba a mi? TODA LA SEMANA ESTUVE PENSANDO LO CONTRARIO. Ahhhh qué pena siento con todos, hasta con Lord. Esta semana he tenido mi cabeza en otro sitio.

¡Ya! Hablemos sobre el capi, ¿les gustó? ¿si? ¿no? A mi me gustó demasiado, es que el V-Hope me pone a mil y más cuando aparece Namjoon a darle esos super empujones. *-*

Ehh... no me puedo ir sin agradecerles por los reviews. Soy tan feliz leyendolos aunque sea una vaga respondiendolos T_T pero ya lo hice, ¡respondí los reviews que tenía pendientes! Y LES AGRADEZCO MUCHO MUCHO MUCHO Y NUNCA ME CANSARÉ DE REPETIRLO.

Cuídense bastante.

 

¡Los Adoro!

 

PD: el primer gif lo tenía todo oculto y con el nombre de: "lo primero que ves cuando llegas al cielo" XD 

PD2: Lord T___T 


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