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The Jackpot por Lord_Dara

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Notas del capitulo:

-llega arrastrándose-

Luego de una larga semana vengo a ustedes T_T (soy Dara). Acabo de llegar de presentar el examen de estado para poder graduarme de la U. ¡Me han acabado! 8 horas respondiendo casi 300 preguntas me han dejado sin cabeza. Mejor lean -se arrastra hasta las notas finales-

Capítulo 22

 

No durmieron después de la actividad física. El sonido de la música se oía apagado y distante detrás de la puerta cerrada de la habitación. Sus respiraciones acompasadas era lo único que se podía percibir claramente en la estancia. Hoseok y Taehyung yacían abrazados sobre la cama, con una delgada sábana cubriéndoles el cuerpo. Se habían quedado intercambiando algunas palabras entre besos y risas traviesas, impidiendo que el sueño se apoderara de ellos, pues aún estaban en el apartamento de Namjoon y no querían ser descubiertos en una situación tan embarazosa. De todos modos el mayor debía asegurarse de que su hermanito estuviera bien.

 

—Debo buscar a Jungkook —dijo Hoseok, sacudiendo con suavidad a Taehyung, que se había quedado jugando con los cabellos negros que le caían por la frente.

 

El menor no protestó en levantarse a pesar de la incomodidad en su trasero, y se vistió con la ayuda de su pareja. Sonrieron. Todavía no se creían lo de hacía unos momentos, después de las cosas que habían pasado, y de sus peleas y todos los malentendidos, y de negarse tanto —Hoseok—, habían unido sus cuerpos y se habían dicho por medio de suspiros, calor y sudor lo que sentían el uno por el otro. Salieron de la habitación tomados de la mano y buscaron con la mirada al segundo de los Jung, no lo vieron por ningún lado.

 

—Creo que mejor nos separamos, busca por allá.

 

Taehyung no buscaba hacer un puchero, pero de pronto Hoseok se le acercó y le plantó un corto beso en los labios que lo dejó brevemente estúpido, hasta que lo vio alejarse y supo que debía ponerse a buscar a Jungkook. Caminó por los rincones donde había poca gente y se empinó para ver encima de las cabezas de los presentes, una horda de chicos trató de llevárselo a bailar, pero había logrado escapar con bastante esfuerzo. Taehyung estaba nervioso por Jungkook, tenía miedo encontrarlo junto con Seokjin haciendo cosas malas, no se imaginaba cómo sería la reacción de Hoseok, aunque presentía que no sería nada buena. Buscó por las habitaciones y por el baño sin dar con ellos, suspiró molesto y advirtió las escaleras que daban al segundo piso.

 

Desde arriba vio la fiesta, todo era desorden y trago por aquí y por allá, Namjoon tenía una botella de cerveza en una mano mientras bailaba muy pegado de una chica con un cabello muy largo. Se preguntó qué pasaría si de repente tocaran la puerta y la policía se los llevara a todos. Tragó saliva, tenía que encontrar a Jungkook antes de que eso pasara. Al no hallarlos en el primer cuarto que abrió empezó a enojarse, pero entonces abrió la puerta del segundo y los vio, muy juntos, apoyados contra una pared, en su mundo. Por un instante no supo qué hacer y quiso salir huyendo para no ser testigo de lo que estaba viendo; Jungkook fue el primero en notar su presencia y, alarmado, apartó a Jin de sí sin mucha brusquedad.

 

El mayor lo miró confundido hasta que vio a Taehyung en la puerta y su rostro palideció.

 

—Taehy-

 

—¡Descuidados! —les gritó sin saber de dónde le salieron las fuerzas—. ¡¿Qué hubiera pasado si yo hubiera sido Hoseok?!

 

—¿Por qué dices eso? —El real y único Hoseok apareció detrás suyo mirándolo con una ceja arqueada. Parpadeó un par de veces sin saber cómo interpretar la expresión de terror en la cara del castaño y miró en el interior de la habitación—. ¿Kook? ¿Por qué estás ahí escondido?

 

Al no recibir respuesta de ninguno de los dos chicos, el pelinegro mayor ingresó a la oscura alcoba para sacar a su hermano menor, éste se resistió un poco pero al final logró sacarlo de su escondite de un tirón… Algo no estaba bien. El chico estaba sin camisa, dejando expuesta la piel clara de su torso y brazos con unas leves marcas en su cuello. Lo que pasó después ocurrió muy rápido. Jungkook empezó a llorar mientras Hoseok, ardiendo de la rabia, buscada al maldito que estaba escondido detrás de su hermanito, encontrándose, para su gran sorpresa, con Seokjin, que al verlo puso una expresión de marcado arrepentimiento.

 

Taehyung estuvo muy preocupado durante la escena, todavía muy atónito como para reaccionar e ir a consolar a Jungkook mientras los mayores se miraban sin parpadear. Seokjin y Hoseok se miraban como si fueran los únicos en el lugar, el llanto del menor podía escucharse mezclado con el sonido de la música de la fiesta. El castaño miró a su amigo y empezó a abrir y cerrar la boca, incapaz de decir nada.

 

—Hoseok…

 

Fue como si aquel nombre hubiera activado una bomba. El pelinegro gritó y se arrojó sobre el cuerpo del mayor, lo cual bastó para despertar el sentido de alarma de Taehyung, quien corrió para tomar a su pareja y lo apartó del otro, no le permitió dirigir ningún golpe sobre el bello rostro de Seokjin.

 

—¡Hoseok, cálmate! —gritó Taehyung, poniéndose en frente de éste para evitar que lanzara puños—. ¡Debes dejar de reaccionar tan violentamente!

 

Pero no le escuchaba, seguía forcejeando mientras miraba amenazadoramente a Jin, que pasaba su vista del rostro lleno de lágrimas de Jungkook al rostro de su amigo.

 

—Siempre acabas por hacer llorar a alguien —continuó Taehyung, recordando las lágrimas de Yoongi, también las suyas propias—. Debes calmarte un poco, terminarás perdiendo a tu familia como sigas así.

 

A tales palabras Hoseok pareció serenarse un poco y el castaño pudo respirar hondo, pero aun así siguió aferrando al mayor en sus brazos, temiendo que sólo fuera un engaño para poder ir y golpear a Seokjin.

 

—Debes hablar con ellos tranquilamente si no quieres que nada pase.

 

El pelinegro controló la ira que sentía dentro, con la respiración agitada por la fuerza con la que había estado tratando de librarse de Taehyung. Jin permaneció en silencio y miró a su novio, éste hipeaba y temblaba, no supo si por el frío o por la reacción violenta de su hermano mayor; dio unos pasos hasta él y cortó la distancia que los separaba, recogió su camisa del suelo y le ayudó a ponérsela. A Hoseok le hirvieron los nervios.

 

—No tenemos nada de qué hablar —dijo al fin, descargando cada palabra con veneno, mirando a la pareja de la manera más gélida—. ¿Cuántas veces fuiste a mi casa para follarte a mi hermano, Seokjin? ¡Eso no hacen los amigos!

 

Taehyung se sonrojó, pero permaneció con sus manos pegadas a los brazos de Hoseok.

 

—Seok, déjame explicarte… —empezó Jin, pero el otro lo cortó.

 

—No. No me vas a-

 

—¡Hoseok, por favor!

 

Era Taehyung, ya harto del comportamiento del mayor, éste se calló, como novio regañado por su novia cuando ésta no quiere verlo metido en problemas. Seokjin le agradeció con un gesto de cabeza y pasó su brazo por los hombros de Jungkook, quizá para darle calor y hacerle saber que iba a estar a su lado siempre, o quizá para demostrarle a Hoseok sus sentimientos por el pequeño.

 

—No sólo busco sexo con tu hermano, Hoseok —dijo, buscando las palabras indicadas, mirando al chico entre su brazo—. Yo realmente lo quiero. Me gusta Jungkook y quiero estar con él.

 

El pelinegro abrió los ojos de la impresión, sentía una mezcla entre incredulidad y enfado y no sabía qué responder a tal confesión. Miró a Taehyung, el castaño tenía la boca abierta y parecía conmovido por las palabras del mayor, entonces apartó la mirada de Jin para mirar a Hoseok. Ambos se miraron, el menor seguía a sujeto a su brazo y el moreno le pidió ayuda con la mirada, preguntándole qué opinaba de la situación. Taehyung se encogió de hombros.

 

—Es casi lo mismo que ocurrió con Jimin y Yoongi —habló en un rumor—, tienes que aceptarlo.

 

Jungkook tenía aferrado el brazo que Jin le pasaba por los hombros, usándolo como escudo para protegerse de la mirada penetrante de su hermano mayor. Hoseok tenía el ceño fruncido, con la barbilla en alto y el rostro inescrutable; conocía muy bien esa expresión: decepción.

 

—No voy a meterme en tu relación —le dijo, con la voz más cortante que hubo utilizado con alguien. Suspiró cansado—. Sin embargo, me entristece mucho que no hayas confiado en mí.

 

Se soltó del agarre de Taehyung, que había ido perdiendo presión, y lo tomó de la mano. El castaño lo miró sorprendido.

 

—Lleva a Jungkook a casa a la hora que quieras, pero llévalo a salvo —le dijo Hoseok a Jin, éste asintió sin decir ni una palabra—. Y que ni se te ocurra partirle el corazón, porque te perseguiré hasta el día de tu muerte.

 

Se marchó jalando a Taehyung, sin darle tiempo a despedirse, y dejaron a la pareja atrás. Bajaron las escaleras, el castaño a tropezones, y abandonaron el apartamento de Namjoon sin avisarle ni darle las gracias por invitación a la fiesta. Salieron a la calle, el cielo estaba negro y el aire frío de la madrugada olía a húmedo y árboles. Se quedaron de pie frente al edificio del que habían salido y respiraron hondo. Taehyung rompió el silencio.

 

—¿Quieres ir a mi casa? —dijo, sacando a Hoseok de sus pensamientos—. Para que te refresques un poco y estés lejos de tu hermano y no termines peleando con él cuando llegues.

 

—Está bien —respondió el mayor en un susurro—. ¿Cómo no me di cuenta antes?

 

—Bueno… —el tono juguetón de Taehyung lo hizo abandonar completamente su asombro y mirarlo interrogante—. Eso es por andar siempre enojado y con la cabeza en otro lado.

 

Empezaron a caminar al estacionamiento tomados de la mano.

 

—Espera, ¿tú lo sabías?

 

El castaño palideció. De nuevo iba a tener que lidiar con el enojo de Hoseok y se pondría a pelear con él, pero aun así asintió, sin importarle las consecuencias.

 

—Sí, lo sabía —admitió—. Y no te lo dije porque no quería que terminaras peleado con Jin así como hiciste con Yoongi. —Vio que el otro apretaba la mandíbula y se paró frente a él, frenándole el paso—. Conozco un poco la familia de Jin y sé que son buenas personas; también sé que él es muy educado.

 

Hoseok miró al frente, él ya sabía todo eso. Sabía que Seokjin tenía una excelente personalidad y que no haría nada por dañarlos, ni a él ni a su hermanito. Tomó aire y miró a Taehyung a los ojos, el castaño le sostuvo la mirada por un breve instante, porque sus mejillas empezaron a tornarse rojas y desvió la vista para buscar su auto. Aquello le hizo gracia. Taehyung podía ser muy odioso y difícil de entender a veces, pero realmente era alguien muy decidido y con actitud muy comprensiva. Sonrió, recordando cómo se habían abrazado, cómo habían compartido besos en la oscuridad y habían rozado sus pieles, compartiendo un momento mágico que sólo les pertenecía a ellos. Agradeció que ya había definido sus sentimientos y se los había confesado a Taehyung. Lo agradecía mucho.

 

No se soltaron las manos cuando entraron al auto del castaño, tampoco cuando salieron de él. Hoseok empezó a ponerse nervioso a medida que caminaban, atravesaban las altas rejas del lugar y se acercaban a la puerta. La mansión de la familia de Taehyung se alzaba intimidante en la noche, tenía un aspecto muy lujoso y costoso y aquello lo incomodaba enormemente.

 

—Creo que no fue buena idea venir —dijo cuando llegaron a la puerta y Taehyung sacaba las llaves del pantalón—. Todo se ve tan caro que me asusta.

 

El menor rió soltando una estruendosa carcajada que sobresaltó al pelinegro, quien no quería tener problemas con los guardias ni la familia de su pareja, pero su risa le pareció el sonido más hermoso.

 

—No seas tonto —le calmó—. De todos modos mi madre está en Toronto.

 

Asintió, porque era cierto que su madre se había ido de viaje —de nuevo— y no creía que le importara que llevara a alguien a casa. A aquella mujer había dejado de importarle lo que su hijo hiciera hacía bastante tiempo. Y su padre estaba en el bar, entonces no había ningún problema. Hoseok entró al lugar y abrió los ojos como platos. Si afuera se veía costoso, adentro parecía prohibidamente valioso. Todo se veía tan impecable y majestuoso que quiso cerrar los ojos, como si no le fuera permitido ver todas esas cosas preciadas. No había sirvientes cerca, lo cual le tranquilizó, pero aún seguía observando su entorno como si estuviera en el mismísimo País de las Maravillas.

 

Taehyung puso los ojos en blanco y lo cogió de la mano para llevarlo escaleras arriba, donde habían miles de puertas, y entraron por una que había al fondo de un pasillo. La habitación de Taehyung. Era del mismo grande que dos habitaciones de su casa más el baño; las luces estaban encendidas, lo cual lo molestó, debían ahorrar energía y cuidar el medio ambiente. Había una extensa y amplia cama con las sábanas tendidas, y una vasta biblioteca repleta de libros decoraba casi una pared entera. Hoseok observó con admiración el cuarto del castaño hasta que éste empezó a avergonzarse y apagó las luces para luego empujarlo desde atrás hacia la cama.

 

—Acuéstate a dormir —dijo, tirando al mayor sobre el suave y cómodo colchón—. Debes estar agotado de tantas rabietas en una noche.

 

El pelinegro sonrió y lo jaló del brazo para hacerlo caer a su lado y lo rodeó. Taehyung dejó escapar una risita y entrelazó sus piernas con las ajenas. Se miraron el rostro pese a la oscuridad, podían sentir la respiración contraria cayendo sobre sus caras y aquello se sintió reconfortante de alguna manera. El mayor aproximó su rostro al de Taehyung y depositó un corto beso en sus labios.

 

—¿Por qué no te gusta que sepan que te gusta leer? —dijo al cabo de unos minutos.

 

La luz que había en el espacio oscuro parecía fantasmal, pero eso era que sus ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad. Hoseok pudo percibir la incomodidad en los hombros de Taehyung.

 

—Porque no me gusta —respondió éste con voz quejumbrosa—. Sólo me interesa que me vean como un chico aislado que no quiere hablar con nadie. Prefiero mantener mi persona en secreto.

 

—Eso suena muy tonto —le reprochó el mayor—. ¿Por qué ocultar lo bueno que eres?

 

—No quiero que se aprovechen de mí.

 

Se hizo silencio. El pelinegro se quedó sin palabras, no supo qué responder a eso. Nunca había pensado en Taehyung como alguien inseguro o con miedo al mundo, su máscara de indiferencia le había convencido de que era alguien detestable a quien le importaba una mierda los demás, por eso le había caído mal en un principio. Pero ahora era diferente, ahora conocía quién era realmente. Su corazón empezó a latir fuerte de las repentinas ganas de apretarlo contra su cuerpo y no dejarlo ir nunca.

 

—Pues a mí me gustó mucho verte leer —fue lo que dijo, y era cierto. Cuando lo vio leyendo en aquel rincón escondido de la Universidad, tan sumiso y concentrado, había empezado a verlo con otros ojos.

 

Taehyung lo miró ceñudo.

 

—¿Cuándo me viste leer?

 

Al darse cuenta de que había metido la pata, el pelinegro sonrió.

 

—Prefiero mantener mis espiaciones en secreto.

 

El menor se rió y empezó a patalear para golpearle las piernas que tenían entrelazadas. Hoseok sonrió e hizo lo que su corazón le reclamaba: acercó al castaño a su rostro y lo besó. El tacto fue dulce y embriagador. Taehyung le correspondió, sintiendo un repentino dolor en la boca del estómago y sonrió. Se separaron en busca de aire y volvieron a reír como idiotas.

 

—Tienes un cuarto muy grande —comentó el moreno acomodando bien la cabeza sobre la esponjosa almohada—. Y una cama muy cómoda.

 

—Yoongi ya ha estado aquí y no fue tan curioso como tú —le reprendió el castaño, apoyando la cabeza sobre el hombro de su pareja—. De hecho, lo encontré en mi cama desnudo con Jimin.

 

—¡¿Qué?!

 

Hoseok se apartó bruscamente, retrocedió sobre el colchón y cayó de bruces al piso. El menor se levantó apurado y encendió las luces de una pequeña lámpara que descansaba sobre su mesita auxiliar y vio al pelinegro, éste tenía el rostro alarmado y los ojos bien abiertos, miraba su cama como si hubiera visto un muerto. Taehyung no pudo más que reír escandalosamente, pero aquella risa melodiosa que tanto le gustaba no bastó para sacar a Hoseok de su estupefacción.

 

 

Jimin conducía mirando al frente, conteniendo la respiración y apretando tanto el volante que sus nudillos se pusieron blancos. No había dicho ni una sola palabra desde que salió del apartamento de Namjoon arrastrando a Yoongi para que lo siguiera. El pelinaranja, en el asiento del copiloto, lo miraba con ganas de reír, le gustaba cómo se veía el menor celoso. Evitó dejar escapar la risa, no quería que el chico se enojara más de lo que ya estaba. Llegaron al estacionamiento de la torre y Jimin aparcó su auto y salió de él echando humos. El mayor estaba cerrando su puerta cuando el moreno volvió cogerlo de la mano para guiarlos hasta el ascensor, donde marcharon en silencio.

 

Yoongi se mordió el labio inferior, parecía imposible que Jimin se tranquilizara. El ascensor abrió las puertas al llegar a su piso y sintió un nuevo jalón, volviendo a ser arrastrado por un enojado Park Jimin. Al estar en la puerta el pelinegro lo soltó para buscar las llaves del apartamento en los bolsillos de su pantalón, aún llevaba la ropa elegante que había usado para ir a cenar con su padre, no había regresado a cambiarse cuando salieron del restaurante, pues quería ver a su Yoongi lo más pronto posible.

 

—Tengo hambre —dijo el pálido, moviendo el cuerpo de izquierda a derecha e hinchando los cachetes en un puchero.

 

El moreno frunció el ceño y lo miró.

 

—A esta hora de la madrugada no hay nada abierto —replicó cortante.

 

—¿No tienes hambre? —insistió el otro—. Puedo cocinarte algo delicioso.

 

Jimin se lo pensó, hallando las llaves al fin, estaba tan enojado que casi no lograba dar con ellas. No le estaba gustando nada la actitud del pelinaranja.

 

—No quiero comer —dijo, introduciendo la llave en la cerradura—. Si tienes tanta hambre cocina para ti solo.

 

Abrió la puerta y lo hizo pasar primero. Yoongi rió sin ser visto y fue directamente a la cocina a prepararse algo. De verdad estaba muy hambriento, en la fiesta de Namjoon lo más sólido que había metido a su boca fue un trozo de hielo que casi se traga por accidente y le causa la muerte. El pelinegro se sentó en la barra de la cocina observándolo con los brazos cruzados, esperando a que el mismísimo Min Yoongi le diera la gana de darle una explicación. «¿Por qué demonios Hoseok lo estaba besando?». Pero no dijo nada, siempre le había costado controlar los celos, y no quería empezar a decir cosas feas en aquel momento.

 

Vivir juntos era bastante curioso, ya que siempre estaban y hacían cosas juntos como una pareja de recién casados. En las mañanas Yoongi se despertaba temprano para prepararle el desayuno a Jimin antes de que éste fuera a estudiar, y como ya no trabaja en el restaurante, aguardaba como una mascota hasta que el chico llegara en la tarde después de las clases. Veían televisión juntos o jugaban un rato antes de que cayera la noche y Yoongi fuera a trabajar al bar. A veces el mayor se sentaba al lado del pelinegro cuando éste se ponía con los deberes y le ayudaba a realizar planos o dibujos que tuviera pendientes. Llevaban sólo una semana juntos y no se quejaban ni habían tenido ningún problema… hasta ahora.

 

El pelinaranja terminó de cocinar su tortilla y pasó al lado del menor como si no estuviera allí, mirándolo con ojos asesinos, y fue a la sala para sentarse y satisfacer a su estómago, que no dejaba de rugir como dinosaurio. El moreno no pudo más que suspirar y seguirlo, recostándose en una de las paredes para “presionarlo”. Rechazó todas sus invitaciones de comer juntos o darle un mordisco, Jimin se mantuvo en silencio. Aunque realmente Yoongi no le prestó atención, porque comió hasta dejar el plato limpio y, luego de reposar, estiró el cuerpo y se quitó los zapatos. El más pálido lo miró.

 

—¿Quieres ducharte conmigo?

 

El moreno apretó los puños sin responder, empezó a contar los números en la mente para no perder la paciencia… pero Yoongi empezó a desvestirse en el living y caminó delante de él con paso provocativo, actuando como si no estuviera haciendo nada malo, y fue hasta el baño. Se preguntó cómo estarían los demás en la fiesta, y se rió internamente de su mejor amigo por embriagarse, esperaba que Namjoon lo cuidara y no lo dejara solo. Jimin siguió al más pálido con la mirada, que en ese momento se había desprendido la camisa que llevaba y exponía su espalda, con su tez pálida y los omóplatos resaltando como si fueran alas. Cuando el mayor se adentró por completo al baño, no pudo contenerlo más. Se quitó el suéter negro que llevaba puesto y empezó a desabrochar los botones de su camisa celeste.

 

Cuando entró al cuarto de baño Yoongi ya estaba desnudo frente al espejo lavándose los dientes y un escalofrío le recorrió la espalda.

 

—¿No piensas explicarte? —dijo.

 

El pelinaranja se volvió para mirar al chico detrás suyo. Jimin estaba en el umbral de la puerta sin camisa y con los pantalones negros a medio desabrochar. Los boxers rojos estaban a la vista, y su marcado abdomen parecía una chocolatina bajo la luz artificial del baño; los fuertes brazos presentaban sombras de sexy musculatura. Se veía más alto a pesar de que los dos medían casi lo mismo. Yoongi no contestó, entró a la ducha y abrió la canilla, nivelando la temperatura del agua. Se encogió cuando el agua fría le cayó encima, y luego se fue calentando, relajándole el cuerpo. Luego de un rato abrió la boca para hablar.

 

—¿Me quieres? —dijo—. Quiero decir, eres muy guapo y vienes de una familia rica… Puedes salir con quien quieras y desecharlo después sin importarte nada. Yo sería una más de tus conquistas. —Escuchó el murmullo de prendas caer al suelo y luego la puerta de la ducha se abrió, el frío aire le llegó a la espalda y se estremeció—. Creo que como n-no hemos definido lo nuestro eres libre d-de salir con quien quieras y… y dejarme a mí atrás.

 

El sonido del agua caer contra el piso de mármol se vio interrumpido por la risa que Jimin dejó escapar del interior de su boca. Yoongi se giró y lo miró confundido.

 

—¿Por qué eres tan idiota, Yoongi? —dijo sonriendo, el mayor frunció el ceño por ser insultado por un niño—. No sabía que te dolía tanto que no te hubiese propuesto el noviazgo, estaba seguro de que ya eras mi novio sin tener que preguntarte.

 

El de piel pálida se puso rojo de la vergüenza y le sonrió fingidamente. «Puto Hoseok», se lamentó el haberse dejado consumir por las palabras de su mejor amigo. El baño empezó a llenarse de humo, una capa de vapor de agua fría mezclada con la caliente.

 

—Tu inseguridad no te da derecho a besar a otro —le recriminó su pareja.

 

—¡No fue cosa mía! —trató de defenderse al ver la sonrisa maliciosa en el rostro del menor—. Hoseok estaba borracho y-

 

—Muy mal, Yoongi —Jimin negó con la cabeza—. Culpar a tu mejor amigo… Hazte responsable de tus actos.

 

—¡Es verdad! —se quejó, luchando por no armar un berrinche con todo ese agua mojando su cuerpo—. Hoseok actuaba raro porque Namjoon le dijo que se iba a acostar con Taehyung… —rió al ver la cara de asombro de Jimin—, justo cuando él había decidido declararse. Entonces estaba muy decaído y me convenció de que jugabas conmigo y… me besó.

 

Respiró hondo después de explicar. Omitió la parte en la que su amigo le había dicho Me gustas para que Jimin no se enfadara más. Jimin sonrió, asimilando las palabras y el asunto y concluyó que se había perdido de muchas cosas y que tenía que hablar seriamente con Taehyung después. Extendió el brazo hacia el rostro de Yoongi para acariciarle la mejilla, su pálida piel y su delgado cuerpo siempre le provocaban espasmos en su entrepierna y deseaba acorralarlo contra una pared y hacerle miles de cosas impensables. Sí, lo provocaba mucho, y más con toda su figura mojada por el agua y las gotas cayéndole por las clavículas, deslizándose más abajo… Se mordió el labio, ahora sí tenía hambre. El pelinaranja lo miró y sus mejillas se tiñeron de un rosa coral, igual que sus pequeños labios.

 

—Yoongi —dijo el menor—, lávate bien los labios para que pueda besarte y jugar, todavía tienes los gérmenes de Hoseok, los veo desde aquí.

Notas finales:

Debido a lo que les dije arriba me fue imposible actualizar más temprano. Y por lo mismo, ni si quiera pude escribir el cap de Threesome (para las personas que leen), así que actualizaré el otro sábado. Siento que mi cabeza se va a explotar y estoy que grito como una Crank del desespero (si no saben qué es un crank los invito a leer Maze Runner <3). En fin, prometo dar todo lo que queda mi esta semana y actualizar el sábado (ya quedan más o menos tres capis T_T).  

Ahora dejo mis problemas y les hablo de The Jackpot. ¡¿Qué tal?! El capi fue largo pero se acabó tan rápido T_T El V-Hope es demasiado lindo. ¿No sintieron su corazón paralizarse cuando Hoseok vio al JinKook? ¡Menos mal Tae puede controlarlo! :') amé este capi. ¿Cómo les está yendo? ¿Están tan ocupados como yo en mis "vacaciones"? :c Muchas gracias por leer chicos. Prometo responder los reviews de 3some y de The Jackpot esta semana (porque me le voy a revelar a mi familia y sólo voy a dedicarme a mis cosas esta semana Já!).

¡Los adoro demasiado!


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