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The Jackpot por Lord_Dara

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Notas del capitulo:

No sé dónde tengo la cabeza. Estoy mal, mal. (Hola, soy Dara T_T)

Capítulo 24

 

Sólo dio un golpe en la puerta y ésta se abrió instantáneamente, cinco chicas pequeñas y un eskimo bebé en los brazos de una de ellas lo recibieron. Hoseok sonrió al ver el rostro sonriente de su hermana menor. SeRa ya tenía su mochila rosa a la espalda y estaba peinada con su habitual cola de caballo negra y lacia, sujetada con un listón que seguramente le regalaron sus amiguitas. «Niñas». La chiquilla se despidió de sus amigas y de la madre dueña de la casa. El joven tomó a su hermana por los costados y la elevó en el aire.

 

—¡Te extrañé mucho! —gritó mientras la cargaba y la abrazaba—. No te volveré a dejar ir a esas pijamadas.

 

Oppa, no exageres —respondió SeRa besando la mejilla de su hermano—. Ahora bájame, me avergüenzas.

 

Caminaron juntos tomados de la mano hasta un coche en el cual estaba Taehyung, con el cuerpo recostado sobre una de las puertas.

 

—¡Tae oppa! —gritó SeRa y corrió hasta los brazos del chico.

 

Ahora le tocó el turno al castaño de levantar a la pequeña y mecerla en un abrazo de oso cariñoso. El mayor le dijo que entrara al auto, que Taehyung los llevaría a casa, y SeRa los hizo reír diciendo que se sentía como en esas películas y dramas en las que un chico rico recogía a la chica de clase media que recién conocía y lo tenía enamorado.

 

—¿Cómo te fue en la pijamada? —preguntó el moreno desde el asiento del copiloto, girándose para ver a su hermana.

 

—Fue muy divertido —sonrió la pequeña—. Comimos un montón de cosas deliciosas y jugamos a la actuación.

 

—No me digas —adivinó Hoseok—. ¿Te inventaste otra de tus historias y la interpretaron?

 

—Siempre tan listo, oppa.

 

Taehyung se quedó en silencio mientras conducía, escuchando las anécdotas de la noche loca de SeRa y riéndose de las preguntas tontas de su pareja. A cada cosa que decía la chica, más le entraba curiosidad de leer o conocer las fantásticas historias que ésta se inventaba, se apuntó pedirle que le contara una después. Llegaron a la casa de los Jung y de repente Hoseok dejó de sonreír y salió precipitadamente del auto, corriendo hacia la puerta de su casa. Allí, sentado en la acera y abrazándose las rodillas, estaba Jungkook llorando como si estuviera perdido, como si acabaran de robarlo, aunque realmente sus sentimientos no estaban muy lejos de ser sinónimos.

 

Había varia gente asomada por las ventanas de sus casas observando la escena, unos que otros se quedaban en las esquinas chismoseando. Hoseok los ignoró, preocupado por su hermano y lo que le hubiera pasado, había olvidado completamente su enojo con él. Llegó hasta el chico y se acuclilló al lado de éste, tomándole el rostro con las manos.

 

—Jungkook, ¿qué pasa? —casi gritó de la inquietud que lo envolvía—. ¿Estás bien? ¿Ocurrió algo, estás herido?

 

El menor lo miró, tenía los ojos nublados por las lágrimas y no sabía qué responder, o cómo hacerlo. Sí estaba herido, pero no podía hablar. Taehyung llegó tomando a SeRa de la mano y miró interrogante al pelinegro mayor, que se mantenía sin realizar ningún movimiento. El castaño le hizo una seña al mayor para abriera la puerta, éste obedeció; se acercó a Jungkook y lo ayudó a levantarse, casi abrazándolo, y entraron juntos a la casa. Hoseok los vio alejarse, aún sin saber cómo reaccionar. Un jalón en su camisa le hizo bajar la vista y captar a SeRa mirándolo con el ceño fruncido.

 

—¿Qué le pasó a Kookie oppa? —dijo la pequeña, mirando también hacia la puerta—. ¿Le hiciste algo? ¿Lo regañaste?

 

El moreno le dedicó una mirada breve antes de recordar los acontecimientos de la fiesta. La imagen de Jungkook sin camisa y la de Jin mirando cabizbajo le vino a la cabeza, recordó todas las cosas que les dijo y un puñado de remordimiento se instaló en su pecho. ¿Estará triste por su culpa? Sacudió la cabeza e hizo a su hermana entrar a la casa y se sentaron en el sillón.

 

—¿Cómo te fue en la pijamada? —inquirió, en un intento de cambiarle el tema.

 

SeRa bufó.

 

—Ya me hiciste esa pregunta antes —respondió quitándose la mochila y levantándose del sillón al ver a Taehyung regresar—. Iré a ver a Kookie oppa.

 

La pequeña se alejó para ir a consolar a su otro hermano mayor y dejó a la pareja envuelta en un silencio en la sala. Taehyung se sentó al lado de Hoseok y cruzó los brazos pensativo.

 

—No quiere decir nada —suspiró pensando en Jungkook—. Deberíamos quedarnos con él hasta que deje de llorar y pueda hablar.

 

Hoseok lo miró y asintió torciendo los labios. Fueron hasta la cocina, donde el mayor preparó una aromática de manzanilla para su hermano, y después se dirigieron a su habitación. SeRa recién salía, suspirando decepcionada al no haber podido animar al chico. Los mayores entraron al pequeño lugar y le tendieron la taza con humeante aromática a Jungkook, quien la aceptó en silencio, mirando a ningún lado. Esperaron a que le nacieran las ganas de hablar, dedicándose miradas inquietas, pero al final no obtuvieron nada.

 

—Jungkook… —empezó el mayor, pero el aludido negó con la cabeza.

 

—Tengo sueño —fue todo lo que dijo—. Déjenme solo, por favor.

 

A Hoseok siempre le molestó ese tipo de respuestas, y más si estaba muy preocupado como en aquel momento. Abrió la boca para pedirle a su hermano que le explicara qué le ocurría pero Taehyung lo tomó de la mano y lo sacó del cuarto, cerrando cuidadosamente la puerta después de abandonar. Frustrado, el moreno asomó la cabeza en la habitación de SeRa, que estaba muy sumisa escribiendo algo en su Cuaderno de lo Mágico, y la mandó a hacer sus tareas. La nena no se quejó, asintió con la cabeza y dejó lo que hacía al instante.

 

El pelinegro dio unos cuantos pasos para ir hasta la sala de estar pero su pareja volvió tomarlo del brazo y lo arrastró hasta su propia habitación, donde lo obligó a sentarse sobre la cama y luego se acomodó a su lado, con expresión enojada.

 

—Algo grave debió de ocurrirle a tu hermanito —expresó y de repente empujó el cuerpo del moreno—. ¿Por qué tenías que tratarlo tan mal en la fiesta? Seguramente se siente muy destrozado, así como nos sentimos Yoongi y yo por tu actitud. ¡Debes dejar esas violentas reacciones!

 

—P-pero estaban… —iba a defenderse el mayor pero el timbrar del celular del castaño resonó en la estancia.

 

—No tienes excusas —le calló Taehyung mirando la pantalla de su móvil, recibiendo un corto beso en los labios por parte del contrario.

 

Se sonrojó al ver la sonrisa en el rostro de Hoseok y lo empujó molesto antes de entregarse a su llamada.

 

—¿Jimin?

 

¿Por qué eres tan estúpido? Si Hoseok se te iba a declarar ¿por qué tuviste sexo con Namjoon? —soltó rápidamente el chico en la otra línea.

 

—Qué diablos —Taehyung frunció el ceño al no entender las palabras de su mejor amigo—. ¿De qué hablas?

 

Veámonos en las pistas —exigió Jimin y cortó, sin darle tiempo al otro a responder.

 

El castaño se quedó mirando su celular tratando de hallarle algún sentido a lo que le había dicho Jimin, pero luego se rindió y prefirió seguir riñendo a Hoseok, quien se había quedado meditabundo jugando con los dedos de las manos.

 

—Ya que Jungkook no quiere hablar —prosiguió, sacando al otro de sus pensamientos—, lo mejor es llamar a Jin para preguntarle qué ocurrió después de que nos fuéramos.

 

Y como si aquellas palabras fueran una invocación, el teléfono de Hoseok empezó a sonar con un tono bastante infantil que hizo reír al menor y se miraron con sorpresa al ver que quien llamaba era el mismísimo Kim Seokjin. El moreno contempló un poco más la pantalla, mordiéndose los labios, no sabía si de los nervios o del repentino enojo que se instaló dentro de él, y tomó la llamada.

 

—¿Hola? —contestó, el menor lo miraba atento.

 

Hoseok, soy yo, Seokjin —su voz era apagada y neutral, además había dicho una obviedad, lo cual lo inquietó un poco—. ¿Me preguntaba si podríamos reunirnos?

 

—¿Por qué? ¿Para qué quieres verme?

 

Un fuerte golpe en la cabeza le hizo apartar el móvil de la oreja y quejarse en una maldición, Taehyung le arrebató el celular mirándolo con amenaza y siguió hablando por él.

 

—Soy Taehyung, ¿qué sucede? —habló.

 

Necesito encontrarme con Hoseok —su tono seguía sin vida, como si no le sorprendiera que aquellos dos chicos estuvieran juntos—. Tengo que hablar con él.

 

El castaño se mordió el labio inferior y se le ocurrió que podría indicarle a Jin que fuera al mismo lugar donde su mejor amigo lo había citado, así podría estar al pendiente de su novio y hablar con Jimin.

 

—Claro. ¿Conoces las pistas de…? —se detuvo, siempre le había costado explicar la dirección del lugar—. No. Te enviaré la dirección. Se verán allí dentro de unos momentos.

 

De acuerdo.

 

Tan pronto como la llamada terminó, Taehyung le envió a Jin la dirección del lugar al que tenía que ir. Miró a Hoseok y le explicó que tenían que salir ya mismo, que Seokjin los esperaba, pero Hoseok comentó que iba a ser imposible, que no podía dejar a SeRa sola mientras Jungkook dormitaba. El menor gruñó y salieron de la habitación para ir a la sala de estar, donde la pequeña escritora hacía sus tareas guiada de algunos libros.

 

—¿No hay nadie de confianza a quien puedas llamar? —insistió el castaño.

 

—Quizás Yoon-

 

Alguien golpeó la puerta estrepitosamente sobresaltándolos a los tres. SeRa miró a su hermano curiosa y éste fue a la cocina y tomó un tenedor, luego se dirigió a la puerta. Un golpe más y por fin abrió.

 

—¡Hobi! —exclamó Namjoon sonriente, se tambaleó un poco entrando al lugar. Estaba medio borracho, pero había conducido hasta la casa de su adorado amigo para pedirle disculpas—. ¡Perdóname por molestarte todo este tiempo, yo sólo quería ayudar!

 

Hoseok lo sujetó de un brazo para que no se cayera, ayudándolo a caminar hacia el sillón y arrojándolo en él. SeRa se acercó a saludarlo con un abrazo que fue bien recibido. El rubio suspiró, masajeándose las sienes y levantó la vista, encontrándose con el rostro curioso de Taehyung, que lo miraba como si tuviera una gran mierda en la frente. Namjoon pasó su vista del pelinegro al castaño y luego al revés, concluyendo que sus planes y molestias habían valido la pena y había logrado que aquellos dos cabezas de chorlitos se emparejaran. De pronto se sintió de muy buen humor y sonrió.

 

—Hay que hacer una fiesta para celebrar —dijo.

 

—Nada de fiestas —suspiró Taehyung.

 

—Namjoon… —Hoseok no sabía si estaba bien molestar a su amigo, teniendo en cuenta la resaca que tenía, pero era la única opción que se le ocurría—. ¿Podrías quedarte a cuidar a SeRa? Nosotros saldremos a…

 

—¿Una cita? Woah, van más rápido de lo que me imaginé —rió el alto, dejándose masajear la cabeza por la pequeña—. Yo la cuido. Soy el rey del castillo de Porcelana y ella es mi princesa, ¿verdad?

 

La chica asintió y Taehyung sintió celos por no conocer ninguna de las historias de SeRa. Hoseok lo tomó de la mano encaminándolo a la puerta.

 

—No vayas a despertar a Jungkook, no se siente muy bien —habló el dueño de la casa—. Si SeRa necesita ayuda con los deberes dale una mano, sé que eres muy inteligente.

 

El rubio asintió cerrando los ojos por el cansancio y el dolor de cabeza, sacudiendo las manos indicándoles que se fueran.

 

—¿Quieres una pastilla, Joon oppa?

 

La delicada y femenina voz de la hermana de Hoseok fue lo último que escuchó la pareja al marcharse, y pensaron que al final quien terminaría cuidando a quien sería SeRa a Namjoon. Subieron al auto de Taehyung y éste condujo directo a las pistas de automovilismo a las que acostumbraba ir Jimin los domingos en las mañanas cuando sentía que la pereza lo estaba persiguiendo. El trayecto hacia allí estuvo cargado de reprimendas por parte del castaño a su pareja, alegando que tenía que comportarse mejor para su edad y que debía aprender a controlar sus emociones. Hoseok siempre trataba de defenderse, pero muy en el fondo sabía que debía mejorar su actitud para con sus seres queridos.

 

Llegaron al lugar y el moreno abrió los ojos como platos al ver que estaban en una especie de estadio, donde hacían carreras de autos como en Destino Final 4. No había mucha multitud, sólo gente rica de paseo o entrando quizás para conducir rápida y frenéticamente. Taehyung salió del auto y al ver que el otro no hacía lo mismo fue a abrirle la puerta para que se bajara.

 

—Quítate el cinturón, Hoseok. Sal del auto.

 

—¿Dónde diablos estamos?

 

—En lugar de hacer preguntas idiotas —labró el castaño— deberías estar meditando sobre lo que Jin quiere decirte mientras yo hablo con Jimin.

 

Al escuchar el nombre del novio de su mejor amigo, Hoseok sintió un escalofrío recorrerle la médula y no supo por qué se sentía tan nervioso. No, él no le tenía miedo a Jimin, simplemente recordó que había besado a Yoongi y que eso probablemente tenía encolerizado al chico. «Dios, por Dios». Pero todo aquello había sido debido a Taehyung, si no hubiera estado en su mente en aquel instante él no hubiera hecho eso.

 

 —Aún no estoy listo para darle la cara a Jimin —admitió—, me da pena. Sé que hice mal pero fue por tu culpa —señaló al contrario.

 

Taehyung arqueó una ceja y lo miró de arriba abajo.

 

—Madura.

 

—No me moveré de aquí —pronunció, cruzándose de brazos—. Dile a Jin que lo espero en el coche. No es que sea un miedoso —explicó, evitando la mirada oscura del menor—, me duele mucho la cabeza como para explicarle a Jimin que lo que ocurrió fue un error, así… Ay, ya, ya me bajo. !Ya me bajo!, no me golpees.

 

Taehyung jaló del brazo al mayor y esperó a que éste se quitara el cinturón de seguridad para poder bloquear el auto y entrar juntos al amplio estadio. Atravesaron unas pesadas puertas de metal y caminaron por los alrededores. El pelinegro no pudo evitar exclamar de admiración al ver la gran pista, que estaba siendo recorrida en todos sus circuitos por diferentes automóviles superdeportivos de diferentes colores y diseños, rodeada por rejas grises y las gradas donde gente se sentaba a ver las carreras. El sonido de los autos fugaces se sentía como si fueran insectos muy grandes pasándote al lado, sólo que más veloces. Un automóvil pendió por un óvalo de la pista y al seguirlo con la vista Hoseok logró captar a Yoongi sentado cerca de unas cabinas por la que salían conductores con sus trajes y su personal de reparación, y a juzgar por su expresión parecía que también le sorprendía el gusto de Jimin.

 

El castaño viró los ojos y se preguntó por qué Hoseok era lento en unas cosas pero rápido en otras y lo tomó de la mano para llegar hasta el pelinaranja. Yoongi miraba pasar a los automóviles meditando en cuál de esos era de su novio, quien le había dicho que lo esperara mientras iba por su bebé. No tenía idea de cuál era su bebé, se sentía muy perdido en aquel espacio. Escuchó unos pasos a su derecha y se giró para ver quién llegaba, no pudo evitar abrir levemente la boca al percatarse de que su mejor amigo llegaba tomado de la mano del que hace unas semanas era la persona que más odiaba. La pareja lo alcanzó y ninguno de los tres supo cómo empezar una conversación.

 

—¿Todo bien? —habló el pálido, mirando fijamente las manos enlazadas de los recién llegados y luego al moreno.

 

Hoseok apretó la mandíbula un poco avergonzado y asintió con la cabeza. Se sentía incómodo teniendo una pareja después de tanto tiempo solo, y más si aquel chico le había amargado la existencia y luego se había ido apoderando de todos sus pensamientos. Su agarre con los dedos contrarios se hizo más fuerte y volvió a asentir. Yoongi sonrió satisfecho, felicitándolo en silencio. Taehyung prácticamente gritaba internamente de la felicidad, contento de que Hoseok no apartara su mano a pesar de estar en frente de su mejor amigo. Era gratificante saber que el moreno no quería ocultar su relación.

 

—Hey, Yoongi —habló el pelinegro alzando los hombros—. Discúlpame por… ya sabes qué. No fue mi intención, al parecer me dieron un trago que no me hizo bien.

 

El pelinaranja dejó escapar una risita al recordar que gracias al error de su amigo había tenido una noche entre romántica y candente. Un ruido como un fuerte rugido empezó a alzarse sobre el sonido del lugar y los chicos se miraron confundidos, excepto Taehyung, que parecía muy tranquilo.

 

—Oh, es el auto de Jimin.

 

Antes de que los mayores pudieran preguntarle que cómo diablos sabía eso, un veloz Maserati MC12 GT1 con mucho estilo se hizo camino en la pista, con los motores a todo poder y con un elegante movimiento y propulsión. Curvó con experiencia el óvalo y se deslizó por la superficie de la pista, realizando alguna maniobra. Se detuvo en uno de los pits y el piloto salió de él, vestido con un traje negro y rojo y quitándose el casco. Jimin sacudió la cabeza para acomodar su cabello y sonrió con picardía al ver al trío de chicos que lo miraban con asombro. Yoongi se levantó de su asiento al ver que su novio se acercaba con paso seguro, pensando en qué debería decirle, porque su mente sólo se fijaba en lo sexy que estaba el chico. El moreno los alcanzó y los miró uno por uno, el más pálido se sonrojó.

 

—Tienes un auto muy…

 

Jimin lo tomó de las caderas y lo atrajo a su cuerpo, chocándolo contra su pecho, y lo besó salvajemente, dejándolo sin aliento. Se apartó lamiéndole el labio inferior y luego se acercó a Hoseok, que no pudo decir nada porque un puño por parte del menor lo mandó de nalgas al suelo. Taehyung y Yoongi se quedaron congelados sin saber cómo actuar. Jimin se inclinó hacia el mayor y le dijo en un susurro, mirando al pelinaranja:

 

—No vuelvas a tocarlo —volvió a erguirse y miró a su mejor amigo, cambiando su expresión oscura por una dulce y deslumbrante—. ¡Hola, Tae!, ¿ya comiste? —gritó meloso.

 

—¡Lo hice! —respondió éste igual de empalagoso, restándole importancia a lo recién visto—. Desayuné con Hoseok en casa.

 

El nombrado parpadeó un par de veces de lo atónito que estaba, al igual que Yoongi, que salió de su sorpresa y corrió a ayudar a levantar a su mejor amigo. Desvió la vista mientras le limpiaba las ropas al moreno y saludó a alguien a la distancia, Hoseok se giró curioso y divisó a Seokjin caminando hacia ellos. No pudo evitar preocuparse, pues tenía un aspecto horrible, como de zombie, con los ojos hinchados y sombras bajo ellos. El apuesto Kim Seokjin tenía una pinta de pena. Casualmente lucía igual de destrozado que Jungkook, lo cual le dio a pensar de nuevo en la fiesta. ¿Qué ocurrió después de que los dejaran? ¿Habrá sido su culpa?

 

Estaba tan metido en sus cavilaciones que no saludó a Jin cuando se acercó hasta ellos. De cerca se veía mucho más enfermo y débil. Demasiado desdichado para alguien tan joven.

 

—¿Podemos sentarnos? —el castaño mayor fue directo al grano y su tono era serio.

 

—Ah… sí, sí —espabiló el moreno y miró a los alrededores buscando algún lugar en el que podrían hablar tranquilamente—. Vamos por… ¿dónde?

 

—Jimin me dijo que hay una tienda por aquí —intervino Yoongi ajeno a todo—, pueden ir allá.

 

—Bien, llévanos.

 

El pelinaranja asintió y se dirigió al pelinegro menor.

 

—Llevaré a Hoseok a las tiendas —le avisó.

 

El moreno trató de negarse, expresando que no estaba de acuerdo, pero Taehyung lo frenó y le murmuró que luego le iba a explicar. Fueron los cinco juntos a la tienda, que era una especie de pequeña cafetería con sillas a los alrededores. El ruido de los automóviles en la pista aún se escuchaba a pesar de la distancia, pero no era molesto. Jimin y Taehyung se sentaron a un lado y Hoseok y Seokjin en otro, Yoongi se mantuvo quieto y en silencio en una silla a parte mirándolos a todos. Tenía ganas de ir con Jimin pero no quería interrumpirle el momento con su mejor amigo, quiso también acompañar a Hoseok, pero el ambiente allí era un poco oscuro y le causaba escalofríos, no sabía realmente qué ocurría, así que decidió esperar.

 

Hoseok estaba inquieto en su asiento, sin saber qué decirle a Jin o si esperar a que éste tomara la palabra. Por un momento quiso levantarse y pedirle a Yoongi que lo acompañara, pero seguramente Taehyung lo regañaría después por cobarde. El mayor lo miró con el rostro ensombrecido y abrió la boca para hablar.

 

—Perdóname, prometo que me alejaré de tu familia —expresó, sin rodeos—. Sé que lo estropeé y que es imposible que todo quede bien ahora, así que espero que cuides mucho de Jungkook, sé que lo harás sin que yo te lo pida… —sonrió con amargura—. Continúa tu vida con Jungkook como si nada hubiera pasado, él no tiene la culpa de nada.

 

El moreno se quedó en blanco. No sabía si estaba muy tonto y le estaba costando asimilar las palabras de los demás o si Seokjin había hablado muy rápido. No entendía nada de lo que estaba pasando. Al ver que el menor no respondía, Jin se conformó con su silencio, agradeciendo que por lo menos lo había escuchado, e hizo un ademán de levantarse.

 

—¿Qué ocurrió? —habló por fin Hoseok, mirándolo con el ceño fruncido. Algo en su interior se estaba desmoronando y el pecho le dolía. De alguna manera se sintió asustado—. Por qué… ¿Por qué me dices todas esas cosas?

 

Y fue como si le tiraran una cubeta de agua helada para despertarlo de su acogedor sueño, se le vino a la mente la imagen de Jungkook llorando como magdalena y conectó cada una de las palabras del mayor. ¿Alejarse? ¿Esperaba que cuidara de Jungkook? Ésas eran las palabras que utilizaba una persona cuando…

 

—Un momento —titubeó, poniéndose en pie lentamente, mirando incrédulo a Seokjin—. ¿Rompiste con mi hermano?

 

—Sí —el castaño siguió neutral, muerto por dentro—. Lo hice, y sé que debes de estar feliz de oírlo —hizo una venia y dio unos cuantos pasos atrás—. De nuevo, discúlpame por todo, y gracias por haberme acompañado y haber sido mi amigo en estos siete años —tomó aire y asintió—. No volveré a molestarlos, ni a ti, ni a Jungkook.

 

Y se marchó, sin esperar una respuesta por parte del moreno. Hoseok estaba demasiado petrificado para detenerlo, no comprendía lo que estaba sintiendo, pero algo le decía que todo estaba mal. Y dolía, pesaba mucho. No tenía idea de cómo o qué pensar, cómo sentirse. Por un lado se sentía culpable, porque fue él quien lo asustó con su decepción, pero por otro estaba enojado con Jin, no debió tomar decisiones de ese modo. Una sensación de pérdida similar a la que sintió cuando supo que tenía que hacerse cargo él solo de su familia lo invadió. Estaba cohibido. Siete años, ¿cómo se iba a acabar su preciada amistad así?

 

—Seok, Seokkie, ¿estás bien?

 

Yoongi se sentó a su lado y lo rodeó por los hombros con un brazo, había corrido hasta él al ver que estaba a punto de ponerse a llorar. Hoseok se limpió los nublados ojos con las manos pero las lágrimas no paraban de caer. Todo eso había ocurrido por su culpa.

 

—Seokkie —le llamó el pelinaranja, tomándolo de las mejillas con las manos para que lo mirara—. ¿Qué pasó?

 

—No lo sé —gimió desconsolado—. Todo es muy confuso y no tengo la menor idea de qué puedo hacer.

 

 

Jimin se cruzó de brazos, sin apartar la mirada de su mejor amigo, que se mantuvo en silencio esperando a que dijera algo. Así era Kim Taehyung, si lo citas, serás tú quien empiece la conversación.

 

—¿Por qué trajiste a Hoseok? —fue lo que salió de su boca.

 

El castaño se sonrojó y una sonrisa de tarado se esbozó en su cara. El moreno arqueó una ceja, hacía mucho no veía al otro tan feliz.

 

—Tuve sexo con Hoseok.

 

—Espera, ¿qué? —abrió grande los ojos y se inclinó sobre el contrario, invadiendo su espacio personal. Siempre sucedía algo bomba con Taehyung y Hoseok en las fiestas del rubio y él se las perdía todas—. ¿Cómo pudiste hacerlo con Namjoon y luego con Hoseok? No sabía que tenías esas habilidades.

 

El rubor de las mejillas de Taehyung desapareció y torció el gesto en una expresión de fastidio.

 

—¿Por qué mierdas insistes en me acosté con Namjoon? —alegó—. No lo hice.

 

—¿Qué? —Jimin rió escandalosamente—. ¿Entonces Namjoon le dijo a Hoseok que se acostaría contigo para darle celos? —dijo medio en broma, pero luego se quedó en silencio y vio que tenía mucho sentido. Taehyung pareció meditarlo también—. Oh…

 

—Tal vez por eso Seok estaba así… —murmuró el castaño—. Voy a golpear a Namjoon.

 

—Eres un idiota —suspiró el mayor—. Antes deberías besarlo por haberte dado una mano.

 

El menor se encogió de hombros.

 

—No, gracias. Hoseok tiene unas reacciones tremendas.

 

Ambos chicos rieron y se quedaron en silencio un rato, sonriendo como ancianos recordando buenos momentos.

 

—Así que sales con el mejor amigo de mi novio —suspiró el moreno.

 

Taehyung levantó la vista para mirar a su pareja y se desconectó completamente al ver a Seokjin marchándose sin despedirse. Yoongi corrió hasta Hosek y lo abrazó. Una alarma se encendió en su cabeza y se incorporó rápidamente, asustado por lo que pudo haber pasado. Jimin siguió la mirada de su mejor amigo y dejó escapar un sorprendido “oh” al percatarse de que Hoseok lloraba. Los menores dejaron sus sillas para dirigirse hacia el par de mejores amigos. El pelinegro menor se quedó observando en silencio mientras su amigo se inclinaba sobre los otros dos.

 

—¿Qué ocurrió? —inquirió el castaño.

 

Hoseok levantó la vista para mirarlo, miró a Yoongi, luego a Jimin y volvió a poner la mirada sobre el rostro serio y a la vez preocupado de su novio.

 

—Jin terminó con Jungkook por mi culpa y dejamos de ser amigos —se lamentó en un sollozo.

 

—Mierda, creo que me perdí de todo anoche… —murmuró Jimin.

 

El pelinaranja abrió la boca lentamente mirando con sorpresa a su mejor amigo. ¿Qué? ¿Seokjin y Jungkook? ¿Cuándo…? Sacudió la cabeza estupefacto. ¿Dejar de ser amigos? ¿Después de siete largos años de una amistad sincera? No estaba muy seguro de lo que estaba pasando, y no le gustaba cuando Hoseok empezaba a culparse cuando algo malo pasaba, se sentía foráneo a todo ello. Taehyung parpadeó pasmado al escuchar las palabras del pelinegro mayor, sabía que Jungkook quería mucho a Jin, lo había visto en sus ojos. Por primera vez se quedó sin palabras y no se le ocurrió nada para animar a su novio.

 

Un carraspeo los sacó a todos de sus pensamientos y Jimin se encogió de hombros al llamar la atención de los demás. Miró serio a Hoseok, imponente.

 

—Deja de llorar como bebé —dijo finalmente—. Ponte a pensar cómo vas a arreglar eso y levanta el culo de esa silla. No te quedes sentado.

 

Taehyung y Yoongi intercambiaron una mirada cómplice y sonrieron. Hoseok se sorbió la nariz y se incorporó, miró a los otros tres y asintió.

Notas finales:

¿Creen que Hoseok logrará algo? ¿y si termina arruinando todo? ¿No adoran a Taehyung? Él es mi personaje favorito <3 

Ni si quiera he respondido los reviews. Se me olvidó por completo hacerlo. Me siento tan triste como Jungkook sin su novio T__T -No ha pasado nada, lo que pasa es que hoy amanecí aburrida :'(-

Muchas gracias por todo el apoyo, no he respondido los reviews pero sí que los he leído y no saben cómo me suben los ánimos. Mañana será otro día y volveré a la normalidad (siempre es así XD). ¡Cuídense bastante! <3 <3 

 

PD: Lord, ¿por quéeeeeeee? 

PD2: odio a Lord.

PD3: mentiras que no :c

PD4: ¿qué haré? 

PD5: los adoro mucho, con exageración.


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