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The Jackpot por Lord_Dara

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Notas del capitulo:

Cuánto tiempo sin actualizar, y todo por mi culpa. Lord se reporta con la actualización.

Capítulo 25

 

Aunque no quería admitirlo las palabras de Jimin tenían mucha razón. Debía levantarse y arreglar aquello, pero no sabía cómo.

 

—Creo que ya he perdido mucho tiempo y se ha marchado —dijo lastimoso.

 

—Entonces llámalo —obvió Jimin manteniéndose pegado de su novio como si en algún momento Hoseok pudiese robarlo.

 

—Sí… lo haré —tomó el teléfono entre sus manos y marcó el número sin necesidad de buscarlo en la agenda.

 

Realizó aproximadamente diez llamadas esperando que a la onceava su amigo respondiera al otro lado, pero no funcionó.

 

—Supongo que ya debe de haber llegado a casa —dijo Taehyung—. Vamos, te llevaré.

 

Hoseok asintió. No se despidió de su mejor amigo y mucho menos de Jimin, aunque en parte le debía como mínimo las gracias por haberle dado aquel impulso, pero luego lo haría, sí… luego. Tomó la mano de Taehyung y limpió los restos de lágrimas que aún permanecían en su rostro. Seokjin lo iba a escuchar, no podían terminar su amistad así, era imposible, algo tendrían que hacer para remendar el enorme orificio que se había formado en menos de veinticuatro horas.

 

—¿Sabes cómo llegar a la casa de Jin? —le preguntó a su novio justo cuando ambos cerraron las puertas del auto. Él sabía cómo llegar pero sólo tomando un autobús.

 

—Sé que vive a unas cuantas calles de mi hogar —dijo tratando de recordar si eran dos o tres calles.

 

—Todo queda en tus manos —expresó. Sentía sus hombros pesados, últimamente había estado causando muchos problemas, aunque realmente no creía que lo que acababa de suceder fuera por su culpa, ¿o tal vez si? Miró a su novio de reojo y mordió su labio inferior. ¿Qué pensaba Taehyung sobre ello? Tal vez él como su hermano —porque estaba seguro de que así era— lo culpaban de haber terminado la larga amistad que llevaba con Seokjin, al igual que la relación con Jungkook.

 

—¿Sucede algo? —el castaño lo miró y luego volvió a poner su vista en la vía—. Siento que quieres decirme algo pero no puedes.

 

—La verdad… —Hoseok tragó con fuerza— ¿Crees que la culpa es mía?

 

Taehyung se detuvo al ver la luz roja de un semáforo, y dejó su vista al frente repasando lo que recién le había preguntado el mayor.

 

—¿Sientes que es así? —sabía que no debía responder con otra pregunta pero ni él mismo podía ponerse en el lugar de la ex pareja o su novio. Ambas partes tenían la culpa.

 

—Debo admitir que mi comportamiento no ha sido el mejor, ni siquiera sé cuánto tiempo llevo siendo el temible Hoseok, creí que Jungkook me confiaba todo, siempre le dije que podía apoyarse en mí y lo hizo, o eso creí… hasta ahora.

 

—Yo opino que deberían tener una charla los tres, de esa forma podrás sacar conclusiones, puede ser posible que tengas razón o a lo mejor la tengan ellos. Por eso iremos por Jin, lo llevaremos a tu casa y al final del día habremos resuelto todo este embrollo.

 

—Eso espero —suspiró el pelinegro y cerró los ojos al notar que un doloroso dolor le martilleaba la cabeza. No podía perder a Jin, eso fue lo que gritó su subconsciente.

 

—Hemos llegado —escuchó la voz de Taehyung y abrió los ojos asustado. No sabía si se  había quedado dormido o realmente la mansión Kim estaba mucho más cerca de lo que esperaba. Salió del auto algo atontado y sacudió la cabeza provocando que el dolor se hiciera más fuerte, obligándolo a achicar más los ojos, aunque el fuerte sol que los golpeaba también era el culpable de esto.

 

—Llevaba un par de meses sin venir a este lugar —musitó sin saber si Taehyung lo había escuchado.

 

—¿Crees que haya alguien? —preguntó el castaño, que se había adelantado a tocar el timbre—. Se están tardando en responder.

 

—Hay que tocar la ventana de la caseta —explicó y señaló un estilo de habitación al lado del portón principal—. Allí se mantiene el que está encargado de abrir el portón, pero Jin suele decir que el hombre que trabaja al mediodía se queda dormido y algunas veces tarda en abrirle —sonrió con melancolía.

 

—Si mi madre tuviese un empleado así posiblemente lo hubiese despedido al día siguiente —bufó Taehyung siguiéndole el paso a su novio que daba ciertos golpes a la ventana, la cual estaba tintada y no permitía tener una vista del pequeño recinto.

 

—Jin dice que el señor está bastante viejo y que le da pena despedirlo —volvió a tocar con más fuerza y luego gruñó. Quería hablar con su amigo rápido.

 

—Oh, y tiene razón —el menor soltó una risita al ver que un hombre anciano corría fuera de la caseta y se les acercaba posando sus manos en las rejas del enorme portón. Se le notaba exaltado, asegurándoles que había estado durmiendo.

 

—¿Se les ofrece… algo? —dijo agitado. Taehyung se preguntó si no sería peligroso permitir que alguien tan viejo trabajara allí aunque sólo fuese al mediodía.

 

—Disculpe, señor, ¿podría avisarle a Jin que Hoseok lo está buscando? —dijo con desesperación. El anciano frunció el ceño.

 

—El joven Seokjin no se encuentra en la mansión.

 

—¿Usted sabe dónde podemos encontrarlo? Lo hemos llamado a su teléfono y no contesta —esta vez fue Taehyung quién se adelantó a hablar.

 

—Lo siento, pero no estoy autorizado para dar ese tipo de información —el anciano hizo una reverencia para regresar a su puesto de trabajo—. Tengan un buen día.

 

—¡No, espere! —gritó Hoseok haciendo que el viejo se asustara—. Realmente necesito hablar con él y sé que usted puede decirme dónde está. Le prometo que no voy a decirle que fue usted el que me informó sobre su paradero.

 

El anciano lo miró con tristeza y negó con la cabeza.

 

—Realmente no puedo hacerlo. Les pido que por favor se marchen —fue lo último que dijo para volver al encerrado lugar donde solía dormir.

 

—Intenta llamarlo de nuevo —propuso Taehyung al ver que su novio se había quedado pensativo y no despegaba sus manos del portón.

 

Hoseok se mantuvo en la misma posición y con la vista clavada en la enorme mansión. Sacó su teléfono y llamó de nuevo, seguro de que ocurriría lo mismo: Seokjin no respondería a su llamada. Sin embargo, esa vez fue diferente, el móvil ya estaba apagado.

 

—¡Lo apagó! —dijo a punto de lanzar su teléfono lejos.

 

—Mejor te llevo de vuelta a casa —Taehyung lo tomó de la mano después de obligarlo a guardar el móvil en su bolsillo ya que ahí estaría más seguro.

 

 

≡≡≡



—Qué aburrido lunes —bufó Taehyung mientras aceleraba su auto luego de tener que detenerse por culpa de un conjunto de jóvenes de instituto que pasaban la calle—. Y aún falta un poco para que sean las tres —continuó alegando, disminuyendo la velocidad de su auto.

 

Ya quería ver a Hoseok pero debía esperar a que su turno terminara a las tres en punto. Aún eran las dos y cincuenta, y estaba a menos de cinco minutos del restaurante donde trabajaba el mayor.

 

—Maldita maestra Shin, debió alargar su clase como siempre —hizo un puchero y aceleró para evitar detenerse en un semáforo—. No puedo llegar a sentarme en el restaurante mientras él trabaja, me sentiré como un acosador —murmuró—. Pero soy su novio, ¿no sería normal hacerlo? —sonrió como tonto al recordar aquella palabra.

 

«Novio», la repitió en su cabeza, y de repente, un lindo recuerdo hizo presencia en su aburrido día.

 

Hoseok se había calmado luego de haberle escuchado decir que había encontrado a Yoongi y a Jimin desnudos en su cama. Ambos se habían reído de la exagerada reacción del mayor y habían permanecido en un cómodo silencio con una amplia sonrisa que incluso sus mejores amigos envidiarían. La felicidad de Taehyung estuvo a punto de verse afectada a causa de unas cuantas palabras que soltó el mayor: “Debo dejar en claro lo que somos, no quiero malentendidos”. Su cabeza comenzó a gritar alertada, estuvo seguro de que el moreno le pediría que olvidara todo lo sucedido y que hicieran como si nada hubiese pasado. Pero lo que vino luego hizo que aquel fuese el mejor momento de su vida: “¿Quieres ser mi novio?”. Su rostro se tornó rojo en el mismo momento en que escuchó aquello por lo que se vio obligado a esconderse bajo las sábanas, estuvo a punto de ponerse a llorar por estar adelantándose a los hechos. “¿Eso es un sí?”, escuchó preguntar al otro y le lanzó una almohada a la misma vez que le respondía: “Claro que sí, idiota”.

 

Al salir de aquel bello recuerdo no pudo controlar su sonrisa, las mejillas le dolían pero no podía dejar de sonreír y pensar que realmente aquel lunes no eran tan aburrido como lo pensaba. Todo irradiaba luz, tal y como él lo estaba haciendo por no dejar de plasmar esa sonrisa en su rostro. Terminó en frente del restaurante apoyado sobre su auto y abrió su cuenta de Instagram para revisar las nuevas actualizaciones de las personas que seguía. Se detuvo en una fotografía de su librería favorita y pegó un salto al ver que uno de los libros que tanto estaba esperando había llegado por fin a Corea.

 

—¿Debería pasar luego? —musitó—. ¿Será mejor pedirlo con la tarjeta de crédito para que me hagan el envío a casa? —miró hacia la entrada, pensativo, y se encontró con Hoseok de brazos cruzados mirándolo con una sonrisa tan enorme como la que se formó en sus labios cuando sus miradas se encontraron.

 

No tuvo necesidad de acercarse. El mayor con un par de largas zancadas terminó en frente suyo y lo besó mientras lo apresaba en sus brazos.

 

—Debes tener hambre —afirmó el moreno tomándolo de la mano y haciendo que entrara al lugar donde trabajaba—. Afortunadamente no hay mucha gente a esta hora —sin ningún problema se acomodaron en una mesa y pidieron la comida sin siquiera mirar el menú.

 

—¿Ha estado todo bien? —inquirió el castaño logrando que la enorme sonrisa que había visto en el rostro de Hoseok desapareciera en menos de un segundo. Le hubiese gustado no haber hecho aquella pregunta, pero sabía que era importante hacerlo.

 

—Nada está bien —soltó—. Jungkook no quiso salir de la cama en la mañana, sigue igual que ayer. SeRa estuvo todo el tiempo luchando para levantarlo pero no logró nada, estaba bastante enojada con él, sabes que ese pequeño es su compañía hasta la escuela. Tuvimos que dejarlo solo en casa y correr para que SeRa no llegara tarde.

 

—¿Intentaste hablar con él? Incluso… ¿le pediste perdón por haberte enojado de esa forma cuando los encontraste en la fiesta?

 

—No lo hice —admitió y luego abrió los ojos como platos al ver el rostro serio del otro—. ¡No deja de dormir! Intenté hablarle pero parece como si estuviese dopado —se defendió.

 

—Debe estar cansado de todo —suspiró y se quedó en silencio al ver que la comida venía en camino.

 

—Disfruten —dijo un chico diferente al que les había tomado la orden. Hoseok intentó sonreírle agradecido.

 

Todo fue silencio mientras comían. Taehyung sentía que su cabeza era un embrollo, quería ayudar a su novio pero nada estaba resultando.

 

—¿Has vuelto a llamarlo? —preguntó cuando el chico ya había retirado los platos de la mesa.

 

—Toda la mañana, el teléfono sigue apagado. ¿Crees que habrá hecho algo estúpido? —el rostro de Hoseok se ensombreció al decir aquello.

 

—No lo creo —Taehyung desbloqueó el teléfono recordando que no había cerrado la aplicación de Instagram. De repente, y como ya estaba acostumbrado a ver, todo volvió al inicio y la última actualización apareció de primeras. No pudo evitar apreciar la foto de la bella hermana de Seokjin hasta que leyó el pie de foto junto con los hashtag que lo hicieron soltar una maldición por lo bajo—. Demonios —al decir eso se atragantó con su propia saliva y comenzó a toser sin dejar de mirar la fotografía.

 

—¿Sucede algo? —Hoseok apoyó sus manos en la mesa y se estiró para darle palmaditas en la espalda. Taehyung lo hizo detenerse y tosió por última vez.

 

—Mira —le enseñó la foto y vio el rostro de su novio palidecer.



Kimhyejin Esperando a mi hermano. #NYC #Spring    



Hoseok sabía que no era necesario ponerse a pensar. Desde que la hermana de Jin había comenzado su carrera como modelo se había marchado a vivir a Nueva York. Era más que obvio que su amigo se había marchado, la ubicación de Hyejin se lo confirmaba: “Aeropuerto Internacional John F. Kennedy”. Seokjin se había ido a encontrar con él minutos antes de marcharse a otro país sin siquiera avisarle.

 

Se levantó del asiento pero no movió ninguna de sus extremidades, ¿qué podía hacer teniendo a su amigo a miles de kilómetros lejos de él? Su cuerpo cayó de nuevo sobre el asiento, se sentía derrotado y cansado. Unas cuantas palmaditas en su hombro lo hicieron levantar la mirada. Taehyung le sonreía para darle ánimos.

 

—Deja de preocuparte, algo se nos ocurrirá —al decir esto dejó un tierno beso en la frente de Hoseok que logró que el corazón del otro recibiera un tanto de fuerza.

 

—Lo llamaré de nuevo —pensó en voz alta y sacó su móvil para seguir marcando sin recibir respuesta—. Ya lo ha encendido pero no recibe mis llamadas.

 

—¿Y si llamamos a Namjoon? Tal vez él sepa algo que pueda ayudarnos —inquirió el castaño haciendo que los ojos del mayor brillaran.

 

—Hazlo, a ti te puede prestar algo más de atención —bromeó con un cierto deje de celos en su voz. Taehyung se carcajeó y llamó al chico que tanto le había ayudado.

 

—Namjoon… —alargó el nombre del rubio y no pudo aguantar reírse al ver cómo Hoseok encogía su mirada al escucharle.

 

Taehyunggie, ¡¿cómo estás?! —preguntó el rubio con su típica voz animada.

 

—Podría decirte que muy bien pero algo se ha arruinado así que… bah. Te llamé para otra cosa —explicó—. ¿Sabes algo de Seokjin? Hemos… —Namjoon le interrumpió.

 

No sabía nada hasta que su sexy hermana publicó una foto en Instagram, debes verla, en la foto pueden verse sus perfect…

 

—¡No estás siendo de ayuda! ¿Podrías decirme algo que ya no sepa? —regañó el castaño.

 

Es que no me dejaste terminar. En la foto decía que esperaba a Jin. Y sabes… ella vive en Nueva York. No entiendo por qué se ha ido si aún le quedan unas cuantas semanas de clases. Aunque supongo que acompañará a su sensual hermana a algún evento y regresará pronto pero… ¡ah! Debo dejar de sacar estúpidas conclusiones, quién sabe por qué se marchó —el menor viró la vista y comenzó a contar los números mentalmente. Hubiese sido mejor no haberlo llamado.

 

—Eso también lo sabía.

 

Oh… entonces por hoy, esta magnífica persona no sabe nada nuevo —dijo mientras se reía por no haber podido ayudar a su amigo.

 

—Está bien, si sabes algo llámame —pidió con voz monótona.

 

¡Espera! ¿Por qué estás preguntando por Jin? No sabía que fueran amigos —profirió extrañado.

 

—Cuando me vengas con nueva información te diré por qué estoy buscándolo, ¡adiós! —Taehyung colgó con una sonrisa malvada en sus labios.

 

—¿Nada? —preguntó Hoseok a pesar de ya saber la respuesta.

 

—Nada —suspiró—. Por el momento hay que parar, tienes clase en menos de veinte minutos —avisó haciendo una mueca sin dejar de mirar la hora entristecido. El tiempo había pasado más rápido de lo que esperaba.

 

—¡¿De verdad?! —el mayor imitó a su novio y frunció el ceño para luego proferir un gruñido.

 

—¿Quieres que te lleve de vuelta? —preguntó. El pelinegro negó con la cabeza—. Entonces… ¿Te parece si voy a cuidar de Jungkook?

 

—Has hecho mucho, Tae, vete a casa a descansar —le propuso con una sonrisa en sus labios que no combinaba con sus ojos tristes.

 

—Pero yo no… —calló ante la suplicante mirada de su novio.

 

—Iré al baño antes de marcharme —avisó y se levantó de la silla para luego darle un beso en los labios.

 

Taehyung asintió y se quedó mirando a su novio hasta que éste ingresó al baño. Se sintió preocupado debido a que Hoseok se le veía decaído inclusive al andar. Sabía que el mayor estaba pasando por un mal momento y que estaba muy preocupado por su hermano menor. También estaba seguro de lo desesperado que estaba por llegar a casa y cerciorarse de que Jungkook aún estaba completo. Suspiró buscando una forma de ayudarlo sin que él se lo impidiera, y una enorme sonrisa se formó en sus labios cuando una pequeña idea se formó en su cabeza.

 

Sin perder tiempo, aprovechó que el mayor había dejado su maleta sobre la silla y con una rapidez inimaginable la abrió en busca de las llaves de la casa. El corazón estuvo a punto de salírsele del pecho al temer porque Hoseok llegara mientras él continuaba rebuscando en aquella maleta. Sin embargo, al tener la suerte de su lado, halló las llaves y volvió a acomodar el bolso dándose tiempo de guardarlas en su bolsillo y continuar revisando su cuenta de Instragram para aparentar no haber estado hurgando en un bolso ajeno.

 

—¿Nos vamos? —aquella pregunta hizo que Taehyung saltara en el asiento asustado.

 

—Eh… claro —dijo con una sonrisa nerviosa y tomó al mayor de la mano sin ganas de despedirse de él en la salida.

 

 

Mordió su labio inferior esperando que Hoseok no se enojara por lo que estaba haciendo. Apagó el auto y sacó del asiento del copiloto el pollo que había comprado antes de llegar a la casa de su novio, porque supuso que Jungkook estaría hambriento. Sacó las llaves del bolsillo y las miró ordenándoles que no debían ser las causantes de algún problema con su pareja, luego, abrió la puerta encontrándose con un silencio que le confirmó que Jungkook aún se encontraba escondido entre las cobijas o que tal vez había escapado. Volvió a guardar las llaves en su bolsillo para evitar dejarlas en cualquier lugar, y antes de seguir su camino hasta la habitación del menor, dejó el pollo en la encimera de la cocina para servirlo cuando obtuviese el logro de llevar al chico hasta la mesa para que comiera.

 

Procesó la forma en la que debía despertarlo, lo que debía decirle para subirle los ánimos y las amenazas que podía utilizar en caso de que Jungkook no quisiera levantarse. Abrió la puerta de la habitación y sintió pena por el joven que dormía en posición fetal y con un rostro compungido de dolor.

 

—Jungkook —susurró a la vez que le daba unas cuantas palmaditas en la espalda—, despierta, debes comer algo.

 

El mencionado no se movió.

 

—Jungkookie —Taehyung le quitó la sábana y le acarició el cabello aumentando el volumen de su voz—, es hora de despertar.

 

El moreno se estremeció de frío al no estar más cubierto por la sábana y abrió los ojos con pereza fijando su vacía mirada en Taehyung.

 

—Hola —dijo el mayor para después sonreírle. Jungkook sólo volvió a cerrar y abrir sus ojos con lentitud—. Levántate, te he traído un delicioso pollo —extendió su mano para ayudarle pero el otro volvió a encogerse en la cama sin decir una sola palabra.

 

Taehyung suspiró y se sentó en el borde de la cama intentando pensar en una forma de sacarlo de allí, al final decidió continuar insistiendo.

 

—He comprado del mejor pollo sólo para ti —habló como si estuviese refiriéndose a un niño de seis años. En el rostro de Jungkook se formó un puchero nada más—. Vamos, Kook, no me rechaces, debes comer un poco. Te lo traería hasta la cama pero debes dejarla por un momento, te dolerá la columna si sigues ahí. Si es que ya no te duele.

 

Con aquellas palabras y aún dudoso, el menor se levantó de la cama tomando la mano que el novio de su hermano le había extendido. Ambos llegaron a la cocina, uno con una mirada preocupada y el otro con su rostro inexpresivo. Taehyung no tardó en dejarle el pollo en frente para que comiera a su gusto, sin embargo, y luego de un enorme silencio, Jungkook sólo terminó comiendo una pequeña presa.

 

—¿Quieres algo más? Puedo ir comprarlo —el moreno negó con la cabeza y se quitó los guantes desechables que había utilizado para comer.

 

De nuevo un mórbido silencio se extendió en la casa haciendo que el castaño se sintiera como un idiota al no saber qué decir para espantar aquel incómodo momento.

 

—Creí que vendría a buscarme hoy —Jungkook habló por primera vez con tristeza, haciendo que el mayor no tuviera que esforzarse por saber a quién se refería—. Incluso creí que sería despertado por algún mensaje de texto suyo o quizá una llamada pero… no hay nada.

 

El recuerdo de que Seokjin se había marchado para Nueva York hizo que el castaño se sintiera nervioso, no podía decirle al chico que su ex novio se había ido luego de haber cortado lazos con su hermano mayor. Aquello lo mataría.

 

—T-tú s-sólo... —balbuceó sintiendo su rostro enrojecerse por estarle mintiendo—, eres fuerte, Jungkook, además sabes que Jin te ama demasiado, eso hasta yo pude saberlo con sólo verlos. Tienen que darse su espacio y tiempo —agregó intentando no dejarse contagiar por las silenciosas lágrimas que bajaban por las pálidas mejillas del menor. No quería estar en su lugar, no quería perder a Hoseok para convertirse en un casi fantasma como lo era Jungkook en ese preciso momento.

 

—¿Crees que si espero un poco todo volverá a ser como antes?

 

Taehyung no quería mentirle, pero tampoco quería lastimarlo más de lo que lo estaba. Afortunadamente, y antes de que pudiese contestar cualquier barbaridad, el sonido de la puerta abriéndose los hizo abandonar la cocina —aunque más bien Jungkook fue arrastrado por Taehyung— y saludar a Yoongi que traía a SeRa de la mano.

 

—¡Oh! —exclamó el castaño al ver a la pequeña. Jungkook optó por sentarse en el mueble sin siquiera saludarlos.

 

A pesar de la exagerada reacción de Taehyung, SeRa se mantuvo de brazos cruzados en la puerta, además de tener el ceño sumamente fruncido.

 

—¿Sucede algo? —preguntó el rechazado a Yoongi cuando éste se le acercó.

 

—Traté de animarla pero no logré nada. Hoy comenzó sus clases de ballet, no me preguntes por qué decidió inscribirse, apuesto a que ni Hoseok lo sabe. El problema fue que al parecer no era lo que esperaba y está bastante enojada —susurró para que la chiquilla no escuchara.

 

—¡No estoy enojada! Todo es culpa tuya —se acercó señalando a Jungkook con el dedo—, si mañana no te levantas y me llevas a la escuela voy a golpearte, tú eres el que me da suerte y por tu falta la he perdido toda hoy.

 

Jungkook no le prestó el mínimo de atención haciendo que por poco la menor se le fuera encima. Taehyung sonrió enternecido y se acercó para cargarla dándole un fuerte abrazo.

 

—¿También estás enojada con nosotros? —le preguntó sin dejarla bajar.

 

—¡Que no estoy enojada! —gritó desesperada—. Sólo bájame, Tae oppa, debo ir a hacer el montón de tareas que mi día de mala suerte dejó.

 

Con el mismo mal genio la menor caminó hasta su cuarto y cerró la puerta con fuerza. Los mayores se miraron y se encogieron de hombros.

 

—Necesito que me ayudes con algo —pidió el pelinaranja sentándose en el mueble al lado de Jungkook.

 

—¿Qué es?

 

—Debes convencer a Jimin para que venga a cuidar de Jungkook y SeRa —su mirada suplicante hizo a Taehyung reírse y asentir.

 

—No hay problema, ya mismo voy a llamarle —anunció y comenzó a rebuscar en su maleta el móvil.

 

—¿Quién es Jimin? ¿Por qué él y no Jin? —por primera vez en el día Yoongi pudo recibir una mirada de Jungkook. Aquella estaba llena de intriga además de cansancio y dolor.

 

Taehyung y Yoongi se miraron con una sonrisa llena de complicidad.

 

—Así como tú no me contaste nada sobre Jin yo no te diré nada sobre Jimin —soltó el mayor con maldad.

 

—Pero hyung, yo n…

 

—Ya hablé, Jungkook —respondió dirigiéndole una mirada al castaño que le avisaba que ya podía llamar.

 

Taehyung no tardó en establecer una charla con su mejor amigo y se marchó a la cocina para comenzar a proponerle diferentes tratos hasta que éste cediera. Jungkook hizo el amague de seguirlo pero la desafiante mirada de Yoongi lo obligó a quedarse donde estaba y mirarlo de igual forma hasta que el otro volvió con una sonrisa triunfal.

 

—¿Eso es un sí?

 

—No dejaría que rechazara mis ofertas.

 

—Debió ser una muy buena oferta entonces —bromeó Yoongi.

 

—Ya, no debo mentir, realmente rechazó todo lo que le propuse —continuó con su sonrisa que hizo confundir al par de jóvenes que lo miraban.

 

—¿Entonces?

 

—Dijo que aceptaría con tal de que tú luego le pagaras el hacerle cuidar de los niños —se guardó para él las verdaderas palabras que Jimin había dicho: Aceptaré si luego Yoongi me paga el hacerme cuidar de los hermanitos del estúpido de Hoseok”.

 

—Oh… —Yoongi se venteó con las manos al tener la incomprensible mirada de Jungkook encima de él.

 

El sonido de la puerta los hizo salir de la rara situación. Intentando disimular su sonrojo, Yoongi se levantó del sofá y abrió la puerta. Era Hoseok, que medio frunció el ceño y cerró la puerta tras él.

 

—¿Dónde está SeRa? —fue lo único que acató en decir debido a las diferentes miradas que estaba recibiendo.

 

—No la molestes —dijeron los otros a la misma vez. El entrecejo del recién llegado se arrugó más.

 

Notas finales:

Nuestra pequeña y genial SeRa está enojada, omg. Y Jin se fue a New York, omg. Cuánto lío, ¡cuanto lío! (?

¿Les digo? Imagino nuestro VHop algo como esto:  hahaha.

Diciembre está siendo una mierdita y actualizar también se hace complicado, ya saben... supongo. En fin, espero que todas hayan tenido una feliz navidad y que tengan un próspero año nuevo, con muchas cosas buenas y que puedan hacer todo lo que se propongan, porque sé que todas y cada una de nuestras lectoras son unas chicas geniales y muy listas, capaces de todo y cualquier cosa.

¡Lord las aprecia muchísimo! ♥ Hasta la próxima~


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