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The Jackpot por Lord_Dara

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Notas del capitulo:

Holaaaa soy Daraaaa :3

 

¡A Leer!

Capítulo 26

 

Hoseok parpadeó incontables veces mirándolos a todos, desconcertado. Yoongi se le acercó y le explicó el por qué no debía molestar a SeRa: estaba enfadada por las clases de ballet y su día había sido una mierda. El pelinegro frunció el ceño al enterarse de que su pequeña hermana había tenido la osadía de inscribirse a unas clases sin comentarle nada. Se llevó las manos a la cara y se masajeó las sienes. «Más problemas y cursos que pagar». Ya tenía suficiente con el asunto de Seokjin, no necesitaba más. Suspiró cansado y miró a Jungkook, el chico tenía la vista en algún punto fijo.

 

—¿Te sientes un poco mejor? —preguntó al ver que su hermano estaba al fin fuera de la cama.

 

Jungkook no respondió, estaba enojado con Yoongi por llamar a un nuevo niñero. El pelinegro mayor frunció los labios y desvió su vista para mirar a Taehyung, éste se sonrojó y sonrió. Se ajustó su bolso en la espalda y se dirigió al cuarto de SeRa, no le gustaba cuando estaba enojada… le ponía los nervios de punta. Dio unos rítmicos golpes en la puerta.

 

¿Y si hacemos un muñeco? —entonó y sonrió al escuchar la leve risita de la pequeña.

 

Entró a la habitación y la encontró sentada en el suelo mientras escribía algo en su cuaderno, usando la cama como escritorio; se acercó a ella y le acarició el cabello.

 

—¿Por qué no vas al comedor?, allí estarás más cómoda —ella negó sin mirarlo—. Yoongi me contó lo de las clases de ballet.

 

—No estoy enojada —levantó la vista para mirar a su hermano, éste tenía una ceja arqueada—. Sólo fue un mal día, oppa, no es nada.

 

—Te creo —le pellizcó una mejilla—. Si me prometes que te calmarás me aprenderé todos los bailes que te enseñen y golpearé a Jungkook cada que haga que tengas un mal día.

 

—¿Lo dice en serio? —SeRa sonrió y el mayor asintió—. Hecho.

 

Hoseok se levantó de la cama y le señaló su cuaderno para que continuara con los deberes.

 

—¿No estás molesto porque no te conté lo de ballet?

 

—Cualquier cosa que hagas me hará muy feliz —sonrió—. Excepto que salgas con un niño feo y tonto, y que…

 

—¡Oppa!

 

Rió y salió de la habitación de la pequeña para entrar a la suya propia, organizó su bolso para ir a trabajar en el bar y salió al living. Se mordió el labio, no sabía qué hacer, no había nadie quien pudiera cuidar a sus hermanitos. Desvió la vista a la puerta, que estaba siendo abierta por Yoongi, y su sorpresa fue grande al ver que el idiota de Park Jimin entraba a su casa. Tal vez su mejor amigo lo había llamado para que cuidara a los chicos, pensó, y aunque no le agradara la idea, admitía que lo necesitaba.

 

Jimin paseó su vista por el lugar, examinando cada espacio, cada rostro, y la detuvo en Hoseok, luego sonrió ladino. El mayor apretó los puños y reprimió las ganas de estamparle un golpe en la cara. ¿Por qué siempre tenía que sonreír así?

 

—Hoseok, nos vamos —avisó el pelinaranja, Taehyung asintió haciendo un gesto con las manos para indicarle que ya era tarde.

 

El aludido asintió y se encaminó a la puerta donde se encontraban los otros dos, se despidieron sin recibir respuesta de los que quedaban en la casa y se marcharon. Jimin escaneó el lugar por segunda vez y frunció el gesto. «Qué pequeño». Se giró y vio al chico pelinegro y pálido que lo observaba con un rostro inescrutable. Se encogió de hombros y fue hasta él, se sentó en la mesa enfrente del chico y se lo quedó mirando, buscándole las similitudes con Hoseok. Lo único que halló fue el negro del cabello.

 

—No te pareces en nada a tu hermano, niño. —Soltó, luego añadió-: Agradécelo, tu rostro es mucho más bello que el de él.

 

Jungkook le dedicó una mirada seria y cortante, como si estuviera planeando cómo asesinarlo.

 

—Oh, si me miras así sí que te pareces a Hoseok —dijo.

 

De repente unos murmullos muy fuertes, semejantes a gruñidos de depredador, invadieron el espacio. Jimin arqueó una ceja y miró sorprendido el lugar del cual provenía el ruido, ni siquiera sus mascotas sonaban de tal forma cuando se enojaban. Era la habitación de SeRa, la chica había vuelto a irritarse. Se volvió hacia el menor mirándolo, como preguntándole quién había ahí, y Jungkook sonrió al fin, levantando la barbilla.

 

—Es el diablo.

 

Jimin tragó saliva y maldijo por lo bajo, pensando en que Yoongi y Taehyung se la iban a pagar muy caro.

 

 

Hoseok trataba de no decir nada mientras prepara un mojito para un cliente que estaba borracho al cien por ciento. Normalmente cuando veía a alguien un poco pasado de copas, les aconsejaba que se fuera, pero en aquel momento, con todos sus pensamientos revueltos, sólo hacía su trabajo sin tomarle importancia a los demás. Taehyung estaba a su lado limpiando la barra con un trapo bastante húmedo. Yoongi cumplía su acostumbrada labor como mesero, yendo de aquí para allá, llevando y recogiendo copas llenas o vacías con expresión exhausta.

 

—SeRa enojada da miedo —comentó Taehyung mirándolo, el cliente ya se había marchado tambaleante a alguna mesa.

 

—Lo sé —suspiró el pelinegro.

 

—Así eres tú —dijo dándole una palmada en el brazo—. Cuando logres hablar con Jin y Jungkook, si lo logras, tendrás que calmar tus emociones.

 

Yoongi apareció de repente, sacó su móvil y luego se tomó una foto. Jimin le había escrito por mail que le enviara una foto suya, que lo extrañaba y odiaba al mismo tiempo. El par de cantineros se miraron intrigantes y luego miraron al pelinaranja, que ya había guardado su teléfono.

 

—Muy bien —dijo—, explíquenme ya qué rayos está pasando.

 

Estaba cansado de no saber qué sucedía. Lo poco de lo que se había enterado era lo que había escuchado y el pésimo resumen que le había dado Hoseok cuando lo llamó al medio día para que recogiera a SeRa. Quería respuestas y ser de ayuda para su mejor amigo. Taehyung suspiró, le irritaba tener que repetir los eventos ocurridos, pero se quedó callado mientras Hoseok le contaba a Yoongi todo lo que había pasado desde que Jimin y él se fueron de la fiesta de Namjoon, claro, omitiendo su momento de gloria con el castaño.

 

El más pálido guardó silencio unos minutos después de haber escuchado a Hoseok, hasta que volvió a sus sentidos y miró con desaprobación al moreno.

 

—¡Debiste controlarte! —le regañó—. ¡Sabías que Jin era alguien bueno! Eres un malagradecido, hubiese sido peor encontrar a Jungkook con una zorra o un tipo que sólo lo usara para satisfacerse.

 

El pelinegro rodó los ojos, harto de lo mismo, de los mismos sermones. Yoongi se percató de aquel gesto y tomó el trapo para limpiar la barra y le pegó en el cuello. El alto gruñó en protesta. Taehyung se rió, de acuerdo en todo lo dicho por el pelinaranja, y se le acercó para secarle el cuello con otro trapo limpio.

 

—¿Cómo vas a arreglar eso? —prosiguió Yoongi—. ¿Qué piensas hacer?

 

—No lo sé —suspiró derrotado—. No se me ocurre nada, y con Seokjin lejos ya no puedo hacer nada.

 

Su mejor amigo lo miró lastimero.

 

—¿Han intentado contactar a la hermana de Jin?

 

Taehyung y Hoseok intercambiaron una mirada y se dijeron con ella que eran unos estúpidos. ¿Por qué no pensaron en eso antes? Pero el problema recaía en que ninguno tenía el número de la chica. Volvieron a suspirar.

 

—¡Enanitos! —un grito en una voz ya bastante conocida los sacó de su pena y Namjoon apareció recargándose en los hombros de Yoongi, con su sonrisa de hoyuelos—. ¿Qué tal? ¿Por qué tienen caras largas?

 

—¿Tienes el número de la hermana de Jin? —Taehyung habló sin perder el tiempo.

 

El rubio lo miró dudoso.

 

—Lo tengo —afirmó—, pero no te lo daré. Siento que algo raro pasa y soy el único que no sabe nada.

 

—Después te contaremos —habló Hoseok—, te lo prometo, pero ahora necesito ese dato urgente.

 

El alto abrió de nuevo la boca para negarse pero el vibrar de su celular en el pantalón lo interrumpió. Se apartó de Yoongi y contestó sin disculparse.

 

—¡Eh, Seokjin! —exclamó alegre.

 

Namjoon soltó una carcajada, siendo ajeno de las miradas de confusión y estupefacción de los otros tres chicos. Sin poder controlar sus impulsos, Hoseok arrancó el teléfono de las manos de su amigo y comprobó que no era broma, Kim Seokjin estaba en la otra línea.

 

—¡Jin! —gritó. Su novio y mejor amigo lo miraban preocupado, Namjoon guardó silencio como un buen espectador—. Jin, háblame, por favor.

 

Pero no oyó más que interferencia, y cuando creyó que el mayor le iba a contestar, porque oyó un leve murmullo, se cortó la llamada, o mejor dicho, Jin había colgado. Miró el teléfono desconcertado. ¿Por qué era así? ¿Por qué Jin no se compadecía de él y le daba una oportunidad para que arreglaran las cosas?

 

Una pareja que frecuentaba el lugar se aproximó a la barra y pidieron tragos fuertes, Taehyung se iba a poner con el pedido pero el mayor no lo dejó y preparó él mismo las bebidas, desanimado. Namjoon miró a sus amigos tratando de hallar una explicación a lo que sucedía, pero nada llegaba a su cabeza, se los veía demasiado decepcionados.

 

—¿Qué está sucediendo? —exigió de nuevo.

 

Taehyung bufó y dejó que Yoongi le comentara la dramática historia mientras Hoseok se desocupaba. Asintió a todo lo que el pelinaranja le contó, y cuando terminó miró Hoseok.

 

—No me vayas a regañar —gruñó éste levantando una mano para frenarlo de decirle cualquier cosa.

 

El rubio sólo se encogió de hombros.

 

—Si te sirve de algo, yo puedo llamar a la hermana de Jin y preguntarle cuándo regresa.

 

La mirada del pelinegro se iluminó y se sintió un poquito esperanzado, esperaba que todo marchara bien. El alto sonrió al saber que podía ayudar en algo y marcó el número de Kim Hyejin, la modelo más guapa y sexy que había visto, sin mencionar sus redondas... Un golpe en el pecho por parte de Yoongi le avisó que había estado sonriendo como pervertido y rió. Taehyung acariciaba los cabellos de su novio mientras el rubio hablaba por celular, Yoongi los observaba atento y con ganas de reír, no recordaba la última vez que había visto a su mejor amigo tan indefenso junto a otra persona.

 

Namjoon terminó la llamada y los otros tres lo miraron expectantes.

 

—Regresa el 24 —informó.

 

—El jueves... —Hoseok se mordió el labio. En tres días volvería a ver a aquel chico que tanto le había ayudado durante siete largos años y con el que no quería perder la amistad por culpa de su comportamiento idiota.

 

Suspiraron aliviados con la noticia y se pusieron a idear algún plan para encontrarse con el mayor cuando regresara, pero no discutieron mucho, porque el jefe salió de su despacho y los descubrió haciendo el vago.

 

—¡Las bebidas no se hacen solas! —le gritó a Hoseok y a su hijo, luego se dirigió al pelinaranja—. ¿Tú qué haces aquí? ¡Deberías estar atendiendo y limpiando las mesas!

 

Los empleados se pusieron con su trabajo, Yoongi se alejó dando grandes zancadas, siempre le tocaba perderse todo. Namjoon pidió un trago al castaño y le buscó conversación al padre de Taehyung para que la pareja pudiera hablar con tranquilidad. El señor Kim se rió de las estupideces que le contaba el rubio, siendo ignorante de la cercanía y lo empalagosos que se encontraban los otros dos.

 

 

Ese mismo instante en casa de los Jung.

 

Jimin masculló una vulgaridad, estaba harto de que el hermanito de Hoseok lo mirara feo, le hacía enojar. Ser el centro de atención y robarse las miradas de la gente nunca le había importado, pero con ese niño al otro extremo del sillón examinándolo con cara de culo no lograba contener la paciencia.

 

—¿Dónde está Jin? —habló Jungkook. Llevaba haciéndole la misma pregunta desde hacía rato y no se iba a detener hasta obtener una respuesta.

 

—Ya te dije que no sé quién demonios es Jin, maldición —gruñó cansado de la misma pregunta—. Si estás acosando al tal Jin no vas a conseguir nada preguntándome a mí.

 

Le dedicó una cruda mirada y siguió pasando canales en la televisión. En aquel momento un cuerpo pequeño se ubicó a su izquierda y suspiró al ver a una pequeña de cabellera negra con pijama de corazones y rostro agrio. «Hasta que el diablo hace su aparición». SeRa miró con enfado a su hermano mayor, pero miró más mal a Jimin al notarlo tan posesivo con el mando.

 

—Dame el control remoto —dijo seria.

 

El mayor la juzgó de arriba abajo y se burló de ella, pasó de la pequeña y siguió con su faena de buscar algo interesante en algún canal. ¿Debería escribirle a Yoongi?, pensó. SeRa se sintió ofendida con aquel intruso tan atrevido, pero no le pegó porque era una chica educada.

 

—¿Quién eres? —preguntó con voz caprichosa.

 

—Soy el novio de Yoongi.

 

El pelinegro soltó sin pelos en la lengua, maldiciendo al no encontrar nada en la televisión. SeRa infló los cachetes y luego los desinfló a modo de réplica.

 

—No deberías estar en mi casa, las parejas de Yoongi oppa y Tae oppa son mis rivales —le atacó.

 

Jimin la miró como si hubiera dicho una grandísima estupidez.

 

—¿Entonces cómo haces para vivir con Hoseok si él es el novio de Taehyung?

 

Sonrió con malicia al ver la cara roja de la niña. Jungkook, que estaba ahí viéndolo todo, abrió los ojos como platos y una oleada de ira se paseó por todo su cuerpo. ¿Hoseok podía tener pareja y a él no lo dejaba tener una? Se sentó mejor en el sofá y se puso a gritar lo injusto que era su hermano mayor y cómo no se había dado cuenta antes.

 

—¡Eres un tonto! —gritó SeRa—. Era obvio que Tae y Hobi tenían algo aunque yo lo aceptara unos días y otros no.

 

Jimin viró los ojos por tener que presenciar tan absurdo alboroto. Estaba aburrido y quería irse. Los dos menores empezaron a gritar más fuerte y bufó, los hermanos de Hoseok estaban locos. Jungkook se percató del gesto impaciente del intruso y descargó toda su rabia en él.

 

—Quítate del sillón, no es tuyo —dijo.

 

—¡Dame el control remoto! —se le unió SeRa.

 

El pelinegro menor empujó a Jimin y SeRa aprovechó para tirársele encima junto a su hermano y hacerlo caer al suelo. El mayor sentía que le iban a salir canas verdes, iba a explotar.

 

—¡Bájense, mierda! —aulló—. Dejarán viudo a Yoongi.

 

A la pequeña, que le estiraba las mejillas, no le gustó aquel comentario, y prosiguió a jalarle el cabello.

 

—No hables de Yoongi como si fuera de tu propiedad —dijo en tono gutural—. Si Yoongi se queda solo me tendrá a mí y eso será suficiente.

 

Y al parecer Jungkook tampoco estaba de acuerdo con su hermanita.

 

—¡Cállate! —se quejó—. Las personas nunca duran al lado de los demás por mucho tiempo, se van y rompen corazones de la manera más cruel.

 

—¡Cierren la boca los dos! —Jimin ladró tan fuerte que se sorprendió a sí mismo—. ¡Quítense de encima! —los chicos no le obedecieron—. Le diré a Hoseok cuando llegue que se escaparon y me golpearon.

 

Ambos menores lo miraron indignados y se bajaron de él, dejándolo al fin libre. Jimin se levantó del suelo y estiró la espalda, luego miró serio a los otros dos.

 

—Siéntense en el sillón —mandó con voz autoritaria, los chicos lo hicieron—. Hagan silencio mientras veo televisión.

 

Tomó asiento y retomó el trabajo de pasar canales hasta que dio al fin con una película buena, estaban transmitiendo Monster Inc. en Disney Channel. Los hermanos Jung intercambiaron una mirada sorprendidos.

 

—Qué mal gusto tiene Yoongi hyung —susurró Jungkook.

 

—No sé cómo Yoongi oppa aguanta a este espécimen —convino SeRa.

 

Pero Jimin los ignoró, siempre que veía su película favorita se sentía en paz consigo mismo y con el mundo, por más idiota que sonara aquello. Transcurrieron unos treinta minutos al fin en silencio cuando el mayor volvió a hablar, medio sonriendo.

 

—Me gusta mucho esta película —comentó—. Tengo dos perros con los nombres de los personajes principales.

 

—Este hyung está chiflado —murmuró Jungkook.

 

—Cállate —le cortó su hermana, a SeRa le gustaban mucho los perros—. ¿Qué raza son?

 

Entonces Jimin le comentó sobre Mike, su pastor alemán, y Sulley, el San Bernardo, los perros más amables y traviesos de la historia. A la menor le brillaban los ojos cada que el mayor le hablaba de sus mascotas, Jungkook puso los ojos en blanco y siguió refunfuñando, preguntándose entre desesperado y triste dónde estaba Seokjin.

 

—Si dejas de ser tan cascarrabias, un día de estos los traeré para que puedas verlos.

 

SeRa sacudió la cabeza afirmativamente y se acomodó en su puesto de muy buen humor. Miró la pantalla del televisor y se concentró en la película hasta quedarse dormida. Jungkook también había caído dormido, de pensar tanto y del enojo que tenía había quedado mentalmente agotado. Cuando finalizó la película, Jimin se estiró y despertó al menor con una no muy suave sacudida.

 

—Hey, niño —dijo—. Lleva a tu hermanita a su cama.

 

Jungkook lo miró con ganas de ahorcarlo y cargó con el cuerpo de SeRa, la acostó en su habitación y luego se encerró en la suya propia. Jimin recostó el cuerpo entero en el sofá, dejando escapar el aire y cerrando los ojos, no tardó mucho en quedarse dormido en el mueble con el televisor encendido. No supo cuánto tiempo durmió pero cuando alguien meneó su cuerpo con lentitud y abrió los ojos encontrándose con la redonda cara de Taehyung, supo que ya se había hecho de madrugada y los otros tres regresaron del bar.

 

Irguió el cuerpo restregándose la cara y buscó a Yoongi con la mirada, éste estaba con Hoseok hablando en voz baja y revisando que los niños estuvieran durmiendo. Levantó el culo del sillón, bostezando, y Yoongi se le acercó sonriendo y le dio un beso en los labios por el buen trabajo.

 

—Es hora de regresar a casa —le indicó.

 

El pelinegro asintió tomándolo de la cintura y atrayéndolo a su cuerpo para besarlo nuevamente, luego miró a Hoseok con una ceja arqueada. El mayor se debatía en la mente qué decirle a su... niñero temporal.

 

—Gracias —dijo con un feo puchero que hizo reír a Taehyung—. ¿Puedes cuidarlos mañana también, por favor?

 

El menor bufó incrédulo y lo miró duramente.

 

—No —replicó cortante—. ¿Y quién diablos es Jin? Pídele el favor a él.

 

No supo por qué Taehyung y Yoongi le pegaron cada uno en un brazo con bastante fuerza, y ahogó un insulto. El castaño se acercó a su novio y se despidió con un casto beso en los labios.

 

—Nos vemos mañ... en unas horas —le sonrió débil.

 

—Tae —Hoseok cogió a su chico de la mano—. ¿Puedes quedarte un rato más?

 

El castaño ocultó su sonrojo y asintió. Yoongi entendió el asunto y le avisó a Jimin que ahora sí debían marcharse.

 

—¿Y Tae?

 

—Nos vamos y punto, Park Jimin —el pelinaranja sacó de un jalón al menor fuera de la casa y cerró la puerta.

 

La pareja rió bajito, apagaron las luces que no necesitaban estar prendidas, dejaron la del living y se sentaron juntos en el sofá, soltando un largo suspiro. Qué día más largo, aunque los últimos habían ido todos así.

 

—El día que regresa Jin es mi último día en el bar —dijo Taehyung, Hoseok lo miró sorprendido—. Sí, siempre he contado los días.

 

—¿Te gustó el trabajar conmigo? —el mayor alargó el brazo para acariciarle la mejilla, el otro sólo se dejó hacer.

 

—No realmente —los dos rieron—. Seok, tienes que ir a casa de Jin tan pronto él llegue a Corea.

 

Taehyung era tan comprensivo, pensó Hoseok mientras el chico le decía que iba a ser fácil esperarlo en el aeropuerto, así no se escondería. No se imaginaba cómo estaría su estado si Taehyung no lo hubiera acompañado y apoyado en los eventos de los días más recientes. Seguramente estaría enojado consigo mismo y con el mundo, destruyéndose de a poco. Pero no fue así, porque el menor se quedó a su lado y lo reprendió cuando hacía falta. Aquel chico le había ayudado a no perder la cabeza.

 

—Gracias —soltó de repente, mirando a su novio—. Por todo.

 

Acercó su rostro al contrario hasta que encontró sus labios. Taehyung sonrió en aquel beso y rodeó al mayor por el cuello. Sus bocas encajaban y sus lenguas danzaban en la cavidad ajena, gozando del suave momento de tacto. Hoseok tomó a su novio de las piernas y lo fue tumbando hacia atrás para recostarlo sobre el sillón.

 

—Hoseok…

 

Se separaron para tomar aire y volvieron a mirarse, pero el castaño no soportó los bellos ojos de Jung Hoseok, que lo miraban con una ternura increíble y le hacían sentir lleno. Levantó la cabeza y volvió a besar al pelinegro, que le había abierto las piernas hasta colocarse en medio, inclinándose hacia adelante para profundizar el beso. Gimió al sentir las manos del mayor rozar su torso, le hacía cosquillas, y sus roces eran como corrientes que se detenían en su entrepierna y lo hacían empalmarse. Y al parecer Hoseok lo notó, porque pasó de toquetear su torso a colar las manos por debajo de su pantalón para masajearlo.

 

—E-espera —suspiró al ver que su novio se encorvaba para quitarle las prendas bajas y hacerle una felación—. N-no podemos.

 

Y era cierto, no podían, no cuando los hermanitos de Hoseok estaban a solo unos metros, separados por paredes y una puerta. Ellos escucharían, harían mucho ruido y los despertarían, tenían que contenerse.

 

—Hoseok —tomó el rostro del mayor entre sus manos y lo fue acercando al suyo—. No podemos hacerlo.

 

El mayor suspiró en reproche y dejó caer la cabeza en su pecho, luego el sueño se apoderó de él. Taehyung no se movió de donde estaba. Acarició los cabellos de su pareja hasta que Morfeo hizo su visita y lo sumió en los sueños.

Notas finales:

Estoy debiendo respuestas de reviews por todas partes, ¡pero de verdad esta noche comenzaré a desatrazarme! T_T ¿Qué tal el capi? No han amado lo bien que se lleva Jimin con SeRa y Kook? XDDDDD Ahhh chic@s, espero que hayan tenido un genial fin de semana. ¡Además! Como siempre debo agradecerles por sus reviews tan llenitos de amor <3 

Bueno... resulta que me voy de vacaciones por lo que no podremos actualizar hasta el 31 de enero T__T Lord también debe hacer algunas cosas así que nuestro fic saldrá a vacaciones :D Esperamos que no nos olviden durante ese tiempo y pues... ¡nos leemos luego!

 

¡Los adoro!

PD: perdonenme por demorar respondiendo los reviews

PD2: Giliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii T___T

PD3: los extrañaré durante ese tiempo <|3 

PD4: graciasssss por leeeer.


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