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The Jackpot por Lord_Dara

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Notas del capitulo:

Holaaa aquí viene Dara a molestarlos con actu (? XD

Capítulo 36

 

Sintió que su cabello era suavemente peinado, y gruñó por lo bien que se sentían aquellas caricias. Eran consoladoras.

 

—Pareces una loca, deja de tocarlo —dijo una voz masculina.

 

—Déjame en paz, narizón —replicó la molesta voz de una niña pequeña.

 

Sonrió al reconocerlas. Jungkook y SeRa. Quiso saludarlos, decirles algo, explicarles el porqué de su mal aspecto, pero le dolía tanto la cabeza que dejó el sueño se apoderara de él. No supo cuánto tiempo estuvo dormido, pero cuando empezó a recuperar los sentidos, un olor a colonia masculina inundó sus fosas nasales. Conocía muy bien ese olor. Realizó un esfuerzo por abrir los ojos, que pesaban como imanes, y vio la borrosa silueta de su novio.

 

—Ngh —se incorporó lentamente, con fuertes punzadas en la cabeza, y soltó un gruñido. Odiaba tener resaca—. ¿Hoseok?

 

—Tae.

 

La tranquila voz de Hoseok le hizo sonreír. Lo sintió acercándose a su rostro y le tapó la boca cuando éste se inclinó para besarlo. El pelinegro resopló pero acarició la cabeza de su chico, había descubierto que Taehyung era débil a que le pasaran los dedos por el lacio cabello.

 

—¿Ya te vas a la universidad? —inquirió el menor con voz ronca luego de bostezar—. Te llevaré.

 

—No, no, tú quédate, tienes que descansar.

 

Hoseok usó un tono demandante que no daba a lugar a réplicas, por lo que no se molestó en discutir. Se despidió de su novio y volvió a acomodarse en la cama de él, abrazando una larga almohada. Debía aprovechar que podía dormir en la casa de los Jung, estaba seguro de que si lo hacía en su casa su madre no lo iba a dejar en paz. Se entregó nuevamente al sueño, y cuando despertó por tercera vez eran las 10:58am, debían de haber pasado unas dos horas. Salió de la cama y estiró el cuerpo, luego abandonó la casa de su novio y condujo hacia el apartamento de Jimin.

 

Debía admitir que estaba nervioso, no sabía cómo lo iban a recibir, pero necesitaba ropa limpia. Olía a licor y a sudor, y le desagradaba la idea de tener un aspecto terrible. Llegó al edificio y subió en el ascensor hasta el piso de su mejor amigo, justo cuando estaba por llegar a la puerta correspondiente, ésta se abrió de golpe y un Jimin apurado apareció por ella. El pelinegro se detuvo al ver al castaño, abriendo y cerrando la boca sin saber qué decir. Quería una explicación, saber qué era todo eso de que se iba a casar, ¿qué iba a pasar con Hoseok?

 

—Tae…

 

—Jimin, apúrate —Yoongi apareció tras el moreno arreglándole la camisa y empujádolo para que caminara—, tienes menos de diez minutos para llegar.

 

—P-pero, Tae…

 

—Luego le preguntas, ahora vete.

 

Jimin masculló y pasó de largo a Taehyung, dejándolos atrás a él y a su novio. Iba demasiado tarde a clase, debía ir a una exposición importante para presentar un trabajo final. Yoongi se quedó en el umbral, observando al chico que estaba frente a él y arqueó una ceja, el menor alzó los hombros, exhausto.

 

—Sólo necesito ropa de Jimin —explicó—, para cambiarme.

 

El pelinaranja asintió luego de pensárselo y lo dejó pasar, le entregó una toalla limpia y dejó que se duchara. Taehyung agradeció que Yoongi no hiciera preguntas, sabía que debía darle una explicación, pero ahora no le apetecía, estaba todavía muy cansado. Cuando salió del baño, encontró ropa doblada en la cama y supuso que el mayor se la había arreglado, se vistió rápidamente y se sentó en el cómodo colchón, hundido en sus pensamientos. Yoongi entró un rato después al cuarto, y observó al castaño acariciando las suaves mantas de la cama.

 

—¿Puedo recostarme? —su voz era baja, casi ausente. El pelinaranja sólo se encogió de hombros y tomó aquello como un sí. Acomodó la cabeza en una almohada y dejó escapar el aire, cerrando los escocidos ojos—. Sé que debes estar disgustado conmigo, tienes derecho a hacerlo… Verás...

 

Lo que estuvo a punto de decirle, el mayor no supo qué era, el chico se durmió instantáneamente. Yoongi se permitió contemplarlo un poco, su pecho subía y bajaba a un ritmo tranquilo y constante, y sus ojos estaban un poco hinchados. Tuvo aquel impulso de peinarle el cabello de la frente, y casi pudo jurar que sonrió de gusto. Estaba enojado, mucho. No le gustaba cuando alguien lastimaba el corazón de su mejor amigo. Sea lo que sea que estaba pasando, Hoseok no lo merecía. Pero muy en el fondo, algo no le permitía estar enojado del todo con él, había desarrollado un tipo de cariño por Taehyung, y sabía que el menor tenía un corazón muy dulce y firme, aquello le mantenía aferrado a la idea de que el castaño tenía una excusa para todo lo que ocurría.

 

Se apartó lentamente y dejó que el chico gozara su sueño.

 

 

 

El sueño se desasió de él y abrió los ojos. Taehyung bostezó como un león y se sentó en la cama. Se sentía un poco mejor, menos débil, pero aun así los ojos le ardían y la cabeza le martilleaba de manera leve. Tomó su celular de la ropa que se había quitado y revisó que tenía seis llamadas perdidas y un mensaje de Dohee, apuntándole una hora y un lugar para que se encontraran. Vio que eran las 2:40pm y resopló, luego abandonó la cama para salir de la habitación y anunciar su partida. El apartamento estaba en completo silencio, lo cual le pareció extraño, y luego se dio cuenta, al mirar en el living, que Yoongi yacía en el sillón tomando una siesta. Observó que en la mesita había un platito vacío con crema pegada, y supuso que el pelinaranja había estado comiendo un delicioso postre.

 

Sonrió sintiendo envidia por la tranquilidad que emanaba del cuerpo apaciguado del mayor y salió del lugar. Mientras caminaba hacia su coche envió un mensaje a Hoseok.

 

Iré a recogerte, Dohee quiere hablar y quiero que me acompañes.

 

Su novio no tardó en responder afirmativamente. Decidió que lo más conveniente era ir a su casa y hacerle saber a su madre que estaba con vida, aunque dudaba que eso a ella le importara. Condujo hacia la mansión y entró con semblante serio. Evidentemente la señora Kim lo estaba esperando, sentada en una elegante silla y vistiendo ropa crema.

 

—¿Dónde estabas metido? —ladró la mujer.

 

—¿No hablaste con la señora Lee? —la excusa salió más limpia de lo que pretendió—. Estaba con Dohee. Luego de dejarla en su casa me quedé a dormir con Jimin —la miró con fastidio—. Fuimos a clases juntos, y si no te importa, debo cambiarme. He quedado con Dohee y a ella no le gusta esperar.

 

Kim Suyeon entornó los ojos sin decir nada, había hablado temprano con la señora Lee y parecía que Dohee había dicho lo mismo, así que no podía acusarlo de mentir. Sin darle tiempo a su madre a decir alguna mierda, fue hasta su habitación y se cambió nuevamente de ropa, más de su estilo, menos Jimin. Una camisa de mangas largas color celeste y unos pantalones oscuros. Salió precipitado de la mansión, más por evadir a su madre que por tener prisa, y se metió a su auto.

 

Mientras conducía, a unos cuantos metros de su casa, divisó una figura conocida. El cabello rubio estaba desordenado, y tenía el cuerpo apoyado contra un poste de luz en una posición bastante incómoda. Taehyung miró a su amigo preocupado, se aproximó hasta alcanzarlo y detuvo el auto, el corazón le martillaba de los nervios y empezaba a sentirse asustado. ¿Acaso lo había estado esperando?

 

—¿Namjoon?

 

El rubio lo miró y se separó del cemento del poste, caminando a paso tambaleante pero aun así con la espalda bien recta. El castaño frunció el ceño cuando el mayor se paró frente a su puerta, el fuerte olor a alcohol llegó a su nariz.

 

—Namjoon, ¿estás bien? ¿Qué hacías aquí afuera?

 

El aludido no respondió, lo escaneó con amargura y con los labios tensos.

 

—Necesitamos hablar —dijo tajante y carente de tacto—. Vamos a una cafetería que conozco, no recuerdo dónde dejé mi auto.

 

Taehyung se sintió mal al ver a su amigo, se lo veía bastante mal y afectado por aquella… mentira real. No pudo evitar sentirse culpable, Namjoon estaba pasando un infierno por su culpa, pero no había nada que pudiera hacer.

 

—No podemos tardar —admitió—, me están esperando. No, ¿sabes qué? Llamaré a Yoongi para que venga a buscarte y te lleve a casa, debes descansar.

 

—¿Vas a verte con ella? —soltó en un tono lastimero que le rompió el corazón—. ¿Verás a Dohee?

 

El menor empezó a balbucear, mirando nervioso a su alrededor, como si los árboles sostuvieran carteles que le indicaban las palabras que debía decir.

 

—No... —respondió vacilante, y soltó una exclamación cuando Namjoon abrió la puerta del auto, lo tomó del cuello de la camisa y lo sacó afuera.

 

—¡No me mientas! —vociferó sacudiéndolo—. ¿Por qué aceptaste casarte con ella? No te pertenece.

 

El castaño lo miró sorprendido y tomó aire para recuperar la compostura, no podía mostrarse asustado frente a Namjoon, debía seguir con el plan.

 

—Suéltame —lo miró desafiante—. ¿Cómo iba a rechazar a una chica tan bella? ¿No la viste? Es perfecta.

 

A Namjoon le dio un tic en el ojo, no le gustaba oír lo que ya sabía de la boca de otro hombre. Aquello lo enfadaba.

 

—No puedes casarte con ella —amenazó.

 

El castaño alzó los hombros en un gesto de indiferencia.

 

—¿Por qué no?

 

—Porque es una perra.

 

Taehyung frunció el ceño. Namjoon no hablaba en serio, ¿o sí? Se aferró a la idea de que estaba demasiado borracho como para saber lo que decía. Además, ¿cómo iba a decir esas cosas? Por Dios, hasta él admitía que Dohee era muy guapa y muy madura, le indignaba que su amigo la insultara de esa forma. Aunque claro, él una vez le había dicho que era una zorra con cara de serpiente, pero ese no era el caso.

 

De un manotazo se quitó las manos del otro de encima y se arregló el cuello de la camisa con enfado.

 

—Ya acepté su mano, y no la vuelvas a llamar así —lo decía en serio. O por lo menos lo último.

 

Lo que no esperó fue el movimiento de Namjoon. Reaccionó tan rápido que no lo pudo asimilar. El rubio lo calló con un golpe. Una fuerte bofetada con el dorso de la mano certera en la mejilla. El castaño retrocedió de la impresión y se estrelló contra su auto, tocándose la zona lastimada. Los ojos se le aguaron de la sorpresa y el escozor del golpe. Estaba estupefacto, mirando el suelo pavimentado, y con una pizca de rabia apoderándose de él. En su vida nadie nunca lo había tocado.

 

Se incorporó aún con la mano en la mejilla y encaró al mayor.

 

—¡¿Estás loco, maldito estúpido?! ¿Qué mierda pasa contigo?

 

Reparó en que Namjoon tenía el rostro rojo, y miraba la mano con la que lo había golpeado confundido, pero luego encontró sus ojos y aquella expresión de arrepentimiento desapareció.

 

—Aléjate de ella —lo apuntó—. ¿Cuántas veces debo decírtelo?

 

—¡Déjame en paz a mí! —estaba enfadado—. ¿Quién carajos te crees?

 

—Dohee está enamorada de mí —la voz le temblaba, y parecía que se estaba quedando sin defensas—. Ella se me confesó miles de veces.

 

—¿Y eso qué importancia tiene? Si no está a tu lado ahora es porque esas miles de veces que ella se te declaró la rechazaste —rugió—. Perdiste la oportunidad por cobarde, Namjoon.

 

—No puedes… No lo acepto.

 

—¡Cállate! Ese es tu puto problema —se introdujo al coche y cerró bruscamente la puerta—. No me importa lo que digas, voy a casarme de todos modos.

 

Empezó a arrancar, estaba tan enojado que no lograba manejar bien la palanca ni las llaves del auto. Escuchó a Namjoon llamarlo, pero lo ignoró, e incluso cuando el rubio empezó a golpear las ventanillas para que abriera lo dejó atrás. Avanzó por la calle sin mirar atrás. Sabía que hacía mal al dejar a su amigo medio borracho en la calle, pero era más la rabia que sentía en aquel momento como para preocuparse por ese estúpido.

 

En el trayecto hacia el restaurante para recoger a su novio no logró calmarse ni un pellizco, es que, joder, toda la parte izquierda de cara le ardía. Vio a Hoseok esperando fuera del lugar, ceño fruncido y celular en mano, supuso que estaba a punto de llamarlo por la demora. Se estacionó sin molestarse en bajar, por lo que el pelinegro abrió la puerta del copiloto y se instaló en el asiento, sintiendo un aire tenso ahí adentro.

 

—¿Por qué tard…? —tomó el rostro de su novio y lo miró de lado a lado, lo oyó gruñir en protesta—. ¿Qué ha pasado? ¿Quién te pegó?

 

El castaño tenía una notable marca roja en la mejilla, tan roja que parecía de mentira. Lo miró fijamente a los ojos, buscando alguna respuesta en ellos, pero el menor se negaba a hacer contacto. Escaneó su aspecto para comprobar que no estaba lastimado.

 

—¿Alguien intentó atracarte? —«No», dijo para sí mismo. Taehyung estaba en buen estado y conservaba su celular intacto en las piernas y su coche, así que no trataba de ningún atraco—. ¿Qué…?

 

Taehyung giró el rostro para apartar las manos de su novio. Estaba muy enojado, no quería que lo tocaran, y más porque lo habían golpeado. En la cara. !A él, Kim Taehyung! Inhaló apretando los ojos y luego exhaló, sintiéndose el triple de enfadado.

 

—Namjoon —farfulló.

 

El mayor lo miró sin entender.

 

—¿Uh? Namjoon qué, ¿qué pasa con él? ¿Por qué lo menci…? —vio a su chico apretar fuertemente el volante, sus nudillos se habían vuelto blancos. Entonces cayó en cuenta—. ¿Namjoon te pegó?

 

Exclamó más sorprendido que molesto porque lastimaran a su pareja. Taehyung asintió incapaz de hablar. Hoseok volvió a tomarlo del rostro para acariciarlo.

 

—Cálmate —trató de consolarlo—. Si quieres, podemos llamar a Dohee para cancelar todo.

 

—No —respondió rápidamente, un tono de voz que recordaba al de un niño caprichoso y enfadado—. Quiero verla. Le diré que Namjoon no es para ella porque es un maldito idiota.

 

Su novio lo miró incrédulo y lo sujetó de las manos para que dejara de aferrarse al volante.

 

—Toma aire —le aconsejó—. ¿Te duele mucho?

 

Todavía no se creía que aquello estuviera pasando, era incapaz de imaginarse a Namjoon poniendo un dedo sobre otra persona, o al menos de forma agresiva. Nunca hubiera pensado que Namjoon tuviera ese tipo de arrebatos. El castaño lo miró inexpresivo, se zafó de él y se acercó para dejarle un casto beso en la mejilla.

 

—No estoy de humor —y puso el coche en marcha.

 

Hoseok completó la frase en su cabeza, “No estoy de humor, así que no me hables”, por lo que se obligó a mantener los labios sellados y hacer de aquél un viaje silencioso. Sus pensamientos volvieron a Namjoon, y se sintió triste al imaginar lo mal que debía de sentirse su amigo. Se preguntó si debería buscarlo y darle algún consuelo, claro, fingiendo compartir su pena para hacerle creer más aquella vil tortura. Aunque de verdad quería hablar con él, Namjoon les había ayudado mucho y era hora de devolverle el favor.

 

Llegaron al lugar acordado, una cafetería de aspecto lujoso de al menos tres plantas. Taehyung fue adelante mientras que Hoseok caminaba a sus espaldas un tanto nervioso, no era la primera vez que veía a Dohee, pero sí la primera en que trataría con ella. Vio a su novio hacer un gesto con la mano y formar una sonrisa en sus labios; frunció el ceño y siguió su mirada, captando a la chica de cabello negro sentada en una mesa al fondo, también sonreía, y aquello lo petrificó. Sintió una pizquita de celos, por lo que decidió tragarse sus nervios y avanzar, haciéndose visible para la chica y dándole alcance a su novio.

 

La sonrisa en el rostro de Dohee desapareció y se incorporó de golpe para acercarse al par de jóvenes, estrangulando al menor con la mirada.

 

—Te voy a matar.

 

Estaban a mitad del camino, Taehyung la miró exasperado y la hizo un lado.

 

—¿Me dejas llegar, por favor? —su tono era de irritación—. Tengo sed, tonta.

 

Se encaminó a la mesa donde ella había estado anteriormente y tomó asiento sin esperar una respuesta. La morena miró a Hoseok con una ceja arqueada y éste bajó la vista, solucionando que lo mejor era ir y acompañar a su novio. Cuando estuvieron los tres sentados, y luego de que la pareja de novios pidiera una malteada, se quedaron en silencio. La chica se dedicó a pasear su vista del pelinegro al castaño y viceversa mientras sorbía su batido, hasta que al final se cansó de observar.

 

—¿Y a ti qué mosca te picó? —señaló la marca roja de Taehyung con la barbilla.

 

Su pregunta era literal, era como si un mosco lo hubiera picado. Alargó la mano para tocarle la mejilla con un dedo, prácticamente hundiéndolo, y se rio al dejar un diminuto círculo blanco en lo rojo de la piel. El castaño le apartó la mano con impaciencia.

 

—No me duele, pero que sí me enoja que me toquen la cara —replicó—. Sólo Hoseok puede hacerlo.

 

El aludido se removió en su asiento incómodo, quería participar lo menos posible en aquel encuentro, pero su novio no estaba siendo de mucha ayuda. Dohee lo miró y lo señaló con el pitillo de su batido.

 

—¿Fuiste tú quien le pegó? —inquirió—. No te estoy culpando, sólo quiero saber para darte la razón. Ya sabes, Taehyung es insoportable.

 

Hoseok medio sonrió y el aludido lo fulminó con la mirada para que no se atreviera a decir nada, luego se dirigió a la chica, ella no se inmutó.

 

—Si este encuentro es sólo para joderme, mejor me voy —ladró.

 

Un mesero llegó entonces con los batidos de los chicos, uno de chocolate para para Hoseok y uno de avena para Taehyung, el mismo que había pedido Dohee. La pelinegra se quedó en silencio, esperando a que el tipo se fuera para empezar a hablar, luego suspiró.

 

—Ya, en serio, ¿qué te pasó en la cara? Parece como si un zancudo enorme se te hubiera pegado en la mejilla y te hubiera dejado una gran roncha.

 

Hoseok se atragantó con su batido y se limpió con una servilleta. Taehyung puso los ojos en blanco y lo ignoró.

 

—Fue Namjoon —soltó de mala gana—. No sé cómo voy a aguantar esto. ¿Y si a la próxima me dispara? No entiendo cuál es tu plan, Dohee. Namjoon ya está reaccionando y está muy agresivo, él nunca había actuado así, ¿qué más necesitas?

 

—No me basta —expresó seria—. Quiero que él mismo venga y admita que me quiere, ya estoy cansada de ser yo la que lo grite a los jodidos cuatro vientos.

 

—Eh… —Hoseok intervino y se aclaró la garganta, ganándose la atención de los otros dos—. Si me permites dar mi opinión, esto es un poco exagerado. No veo cómo van a parar el matrimonio si lo que quieren es hacer que Namjoon admita que está enamorado de una chica. No tiene mucho sentido —miró al castaño y luego a la morena—. En lugar de hacer sufrir más a Namjoon, deberían arreglar el asunto más grande.

 

Ese era el objetivo, ¿no? Que no se casaran, no entendía por qué se desviaban tanto. Dohee se quedó en silencio un par de minutos, meditando las palabras del pelinegro, y se cubrió la cara para empezar a masajearse el entrecejo. Sus ojos empezaron a ponerse llorosos, pero no permitió que las lágrimas escaparan de ellos. Era evidente que estaba estresada.

 

—No sé cómo parar el matrimonio, no lo pensé muy bien —gimió y cerró los ojos, tratando de mantener estable a su yo interior que se estaba desmoronando—. Antes… Namjoon hablaba mucho conmigo, incluso había ido a casa y le agradó un montón a mis padres. También estuvo apoyándonos a mamá y a mí cuando papá falleció.

 

Hoseok y Taehyung la miraban serios, escuchando atentamente.

 

—Dios, Namjoon era tan amable… —sonrió con amargura—. Mamá sabía que nos gustábamos, todos lo sabían, y cuando parecía que las cosas se darían entre nosotros… él se fue —irguió la espalda y levantó la barbilla, percatándose de que daba una imagen de lástima—. Mamá se puso furiosa. Decidió que ya no me iba a permitir seguir llorando por él, por eso aceptó que la señora Kim ofreciera a su hijo.

 

Miró a Taehyung, esperando a que el chico no la estuviera maldiciendo o algo así, o que su novio la entendiera un poco.

 

—Tae, esperaba que tú pudieras convencer a tu madre para detener el casamiento —había desesperación en su voz—. Puede que así Namjoon deje su miedo y sea capaz de enfrentarse a mi madre y aceptar que es responsable y está dispuesto a cuidar de mí. Él sólo… necesita un empujón.

 

El rostro del castaño era inescrutable, Hoseok se permitió intervenir de nuevo, asintiendo.

 

—Estoy convencido de que es una buena idea —meditó—, pero es muy complicado. Namjoon es muy cerrado, prefiere ayudar a otros antes que a sí mismo. Es capaz de aguantar su dolor y verte casarte con Tae. Yo, en cambio, no podría soportar aquello.

 

El castaño miró a su novio y su expresión se ablandó un poco, sintiendo alivio en su interior, amor y protección. Era una sensación que siempre tenía cuando Hoseok decía en voz alta lo mucho que sería capaz de hacer por él. Lo agarró de la mano y le sonrió. Dohee los observaba en silencio, e intercambió una mirada con Hoseok, en aquellos ojos no vio más que determinación.

 

—Lo siento.

 

Su voz sonó más débil de lo que pudo manejar, terminó de tomar su batido y miró a otro lado, sumida en sus pensamientos. Hoseok sintió pena por ella y tomó la palabra.

 

—Quiero ayudarlos —empezó, rozando con sus dedos la mano de su novio, Dohee desvió la vista para mirarlo—, pero sé que no quieres a nadie más metido en este problema. Si me permites darte una mano, puedo hablar con Joon. Me siento mal por él y ahora entiendo por qué se ha vuelto tan alcohólico, tal vez él pueda escucharme y me confíe su dolor para luego dejarse aconsejar —esperó a que la chica dijera algo, no hubo respuesta—. El plan ahora es evitar que los asuntos de casamiento avancen, hay que frenarlos antes de que empiecen siquiera.

 

Se relamió los labios.

 

—Entonces… ¿qué dices? ¿Me dejas ayudarte?

 

Dohee siguió mirándolo, con el ceño fruncido, debatiéndose entre si aceptar o no. En aquel aspecto, a Hoseok le pareció que ella y Taehyung se parecían mucho, todo ellos era orgullo y fiereza. Taehyung se mantuvo en silencio, sonriendo porque su novio era muy inteligente y le encantaba cuando hablaba con tanta seguridad y poder de la palabra. Miró a su morena amiga y viró los ojos.

 

—¿Vas a responder o no? No tenemos toda la tarde.

 

La pelinegra entornó los ojos y le miró con fastidio.

 

—Idiota —gruñó, luego se dirigió a Hoseok—. Está bien… No quiero deberte nada.

 

—Lo hago por Namjoon, así que no hay deudas —el moreno sonrió suavemente.

 

Dohee exhaló sin pronunciar palabra alguna. Luego de un rato, pateó a Taehyung por debajo de la mesa, éste se quejó y le enseñó el puño infantilmente.

 

—¿Quieres morir?

 

—Eres un soplón —le acusó ella—. Se supone que no debías correr a contarle a tu novio.

 

El castaño la ignoró y continuó bebiendo de su batido, vio que Hoseok los observaba divertido y le pellizcó un muslo bajo la mesa. El pelinegro lo miró con una ceja arqueada, Taehyung sonrió y le guiñó un ojo.

 

—Diablos, qué cursis —murmuró Dohee negando con la cabeza.

Notas finales:

¡Lo sé! ¡Lo sé! Aun me quedan unos tres reviews por responder T_T pero intentaré responder tan si quiera uno más este día. Lo siento por tardar tanto :c 

¿Qué tal? Dohee está un poco perdida y nuestro Namjoon está muy reacio por hablar y rogarle que no se case. Es muy tonto u.u ¿Creen que sí tendrán que casarse? God, esto ya está yendose y mi corazón se está comprimiendo T_T 

Espero que tengan una muy linda semana. Que sonrían mucho y sean muy felices, además de que cumplan con todo lo que se propongan <3 

 

¡Los adoro mucho!

PD: creo que hoy no hay posdatas D: 

PD2: mentiras que sí, odio a Jin porque es hermoso (? 


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