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The Jackpot por Lord_Dara

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Notas del capitulo:

Me encontraba yo en el bus camino a casa pensando en lo que debía hacer hoy cuando de repente recordé que ayer me tocaba actualizar, ¡y no lo hice! T______T Lo siento

Capítulo 38

 

Por lo general, Kim Namjoon amaba los lunes. Siempre se despertaba temprano y cargado de energía, se preparaba un enorme y envidiable desayuno, y su humor parecía una exageración de la palabra felicidad. Sin embargo, aquel lunes no había ocurrido nada de eso. Su despertar fue tarde y estuvo a punto de atropellar a una niña en su carrera por llegar a tiempo a un examen parcial del cual no había estudiado nada, estaba tan ansioso y tenía el estómago tan revuelto que ni una taza de café se le apeteció para el desayuno, y su humor… era una exageración de la palabra desespero.

 

Y todo por culpa de Lee Dohee.

 

Sabía que le había prometido a Hoseok hablar con la chica, pero no tuvo la valentía de hacerlo aquella vez. Se quedó en casa viernes, sábado y domingo replanteándose su existencia, su vida, los errores cometidos y los riesgos que no se atrevió a tomar en el pasado. Por cobarde. Se había sentido tan mal en la madrugada por no cumplir con su palabra que se había obligado a ir de una buena vez a hablar con Dohee. Debía hacerlo, había hecho una promesa y tenía que cumplirla a toda costa.

 

Y ahí estaba, parado frente a la puerta de uno de los salones de clase de su Facultad en el que sabía de sobra que se encontraba Dohee. Apretó los puños e inspiró hondo, ya iba siendo hora entrar. Asintió para sí mismo y dio paso adelante, chocando con una señora mayor que iba pasando a toda prisa y haciéndola caer.

 

—¡Kim! —gruñó su ex-maestra de Filosofía.

 

El rubio la ayudó a levantar y a recoger el montón de papeles que se le habían caído a la mujer. Con una expresión apenada se los tendió y la señora lo miró con recelo.

 

—Podrás ser un cerebrito, Kim, pero sigues siendo un ¡torpe! —le arrebató los papeles de las manos y se fue echando humos.

 

—También me alegro de verla, señora Hwang —murmuró.

 

Negó con la cabeza y dio una última mirada a la puerta antes de ingresar al aula. El lugar estaba lleno, ya que era una clase importante para el pregrado de Historia. Él ya había visto aquella materia y había sido una de sus favoritas, aunque lamentaba que el maestro no lo recordara, pero no importaba, en ese momento le convenía. Buscó con la mirada a la pelinegra y la divisó en los asientos traseros del salón. Dohee parecía distraída, ceño fruncido y mirada fija en algún punto desviado del pizarrón. Se preguntó qué le ocurría, y quiso sacarla de su ensoñación, no quería que se perdiera de tan interesante e importante materia.

 

Caminó decidido entre el montón de sillas y se ubicó a su lado, esperando sorprenderla, pero ella no se inmutó, siguió perdida en sus pensamientos.

 

—De acuerdo a esta historiografía, ¿quiénes fueron más inteligentes? —estaba diciendo el profesor, mirando a su clase con ojos expectantes. Hizo una mueca al verlos a todos callados y sacó su lista de una de sus carpetas—. Quizá… —buscó un nombre al azar con desinterés— Lee Dohee sepa la respuesta. ¿Dohee?

 

La chica dio un brusco respingo al escuchar su nombre y miró la ceja arqueada de su maestro.

 

—¿Qué dices? —invitó el mayor.

 

Dohee miró hacia el pizarrón y luego a las diapositivas de la clase tratando de descifrar cuál era la pregunta que le estaban haciendo, pero nada llegaba a su agotada cabeza. Un chico a su lado levantó la mano y el profesor le dio la palabra.

 

—No creo que se trate de quién fue más inteligente, se trata más bien del papel y el dominio que tuvo Japón para superar a Corea, ya que los coreanos sufrieron… algo así como un estancamiento de su nivel de desarrollo, aunque esto fue debido a fuerzas externas.

 

Quería añadir más, datos sobre la Segunda Guerra Mundial, el papel de su país en la historia, pero decidió que mejor no perdía el tiempo. El maestro asintió lentamente, como analizando su respuesta, y continuó con su explicación. Namjoon giró la cabeza y se encontró con los ojos sorprendidos de su perfecta Lee Dohee. Tenía ojeras, la piel de su cara estaba más pálida, y sus mejillas carecían de ese tono rosa que la caracterizaba. Sintió deseos de acariciarla, pero algo en la tensión de sus hombros le indicaba que estaba preparada para alejarse de él.

 

—He, ¿podemos hablar?

 

La morena frunció el ceño con dolor, hacía tanto que él no la llamaba de aquel modo.

 

—Estoy en clase, ¿no ves?

 

—Bueno, no es como si estuvieras prestando mucha atención que digamos —sonrió, pero ella lo ignoró y empezó a escribir en su cuaderno. El rubio sabía que no hacía más que garabatos—. Vamos, por favor.

 

—Vete tú solo.

 

—Dohee…

 

La sujetó suavemente por la cintura y empezó a moverla, en un infantil gesto de reproche. La chica sintió sus mejillas enrojecer y trató de ocultar su rostro con su oscuro cabello.

 

—Ya te he dicho que no me gusta que te tapes la cara.

 

Apartó el cabello de la menor y se lo puso tras la oreja, ella se mantuvo con expresión neutra, pero con los puños apretados y con serias ganas de darle una bofetada.

 

—Dohee, hablemos, por favor —gruñó con una voz tan aguda que desesperó a la aludida.

 

Con un suspiro, Dohee lo miró al fin y su expresión era de irritación.

 

—De acuerdo.

 

Si no dijo más fue para no terminar insultándolo frente a toda su clase y mandarlo a la mierda. El chico sonrió amplio y ambos salieron del aula en silencio. Cuando ella se volvió para mirarlo y exigirle que le soltara de una vez lo que tenía que decirle, él la tomó de la mano y la hizo recorrer varios pasillos y edificios para que pudieran hablar sin interrupciones ni gente chismosa.

 

 

 

Jimin salió del salón con una envidiable sonrisa, algunos de sus compañeros se rieron de él y le revolvieron el cabello. Cuando no estaba enojado o en plan Voy a conquistar a esa chica, Jimin era demasiado tierno. Pero tenía sus razones para sonreír tan ampliamente como en aquel día. El fin de semana se había quedado en la mansión de sus padres, recuperando el tiempo perdido y pasando horas de trabajo y charlas con su madre, hasta que por fin logró definir qué iba a hacer para su maldito trabajo final. Y todo gracias a su madre, la había echado tanto de menos.

 

Había invitado a Yoongi, e incluso había planeado secuestrarlo hasta allí, pero su novio le había dejado bien claro que aún no estaba listo para conocer a sus padres y que de todos modos dudaba que lo dejaría concentrar. Y tenía razón, ya que al moreno le resultaba realmente difícil no distraerse cuando el pelinaranja estaba cerca.

 

Se despidió de su asesor de proyectos y fue pitando al bloque donde su mejor amigo veía las clases. Eran las tres de la tarde y el día estaba soleado, Jimin sabía que a esa hora Taehyung terminaba su jornada de estudio, así que si el castaño tendría libre el resto de horas del día, lo iba a obligar a usarlas para que le explicara de una vez lo que estaba pasando. Porque sí, estaba indignado. ¿Qué era eso de que Taehyung se casaba? ¿Por qué no le había comentado nada? Es más, ¿hacía cuánto no hablaba con él?

 

Divisó al castaño saliendo de un aula con expresión irritada guardando un cuaderno en su mochila, y apuró el paso para alcanzarlo antes de que éste se fuera muy lejos. Cuando lo tuvo cerca, lo hizo frenar y lo jaló para que empezara a caminar más rápido.

 

—Es momento de que me expliques de una condenada vez qué está ocurriendo.

 

Taehyung soltó un gruñido digno de un monstruo. Estaba un poco, no, demasiado estresado; su fin de semana había sido una gran mierda y todavía no se le pasaba el mal genio del sábado.

 

—Jimin, no me hagas caminar rápido, sabes que me pone de mal humor.

 

Pero el moreno no le hizo caso y continuó tirando de él para que se apurara. Atravesaron los pasillos de un nuevo bloque y se expusieron al aire libre al salir. La fuente de la universidad era una vista hermosa a la distancia. Taehyung dejó escapar otro gruñido e inclinó la cabeza y alzó la mano que su mejor amigo le sostenía para morderla. Jimin se apartó sorprendido y detuvo sus pasos para mirar con incredulidad al menor.

 

—Joder, ahora eres un caníbal.

 

Pensó que se reiría, pero Taehyung mantuvo el rostro inexpresivo, y aquello le hizo enojar. Él sólo quería hablar, nada más. Empuñó las manos y dejó salir todo.

 

—Dime, ¿por qué te vas a casar? ¿Por qué no me has dicho nada? Hoseok… —miró a su mejor amigo y frunció el ceño—. Hoseok… él no termina de agradarme, pero le tengo respeto, y me enfada que le hagas ese mal y le rompas el corazón. Yoongi anda muy preocupado, ¿sabes? Hoseok no contesta sus llamadas y en el trabajo apenas habla.

 

Taehyung parpadeó un par de veces por la impresión y luego suspiró exhausto. No se creía que Hoseok fuera un buen actor, o a lo mejor Jimin era muy idiota. Se mordió el labio con impotencia, queriendo revelarle todo a su mejor amigo, pero no podía, no todavía, no quería estresar más a Dohee después de aquel fin de semana con sus endemoniadas madres. Habían pasado sábado y domingo en cenas y hablando de la boda. El asunto había tomado un nuevo giro y la chica se había frustrado de forma tan fuerte que la había llevado a un pequeño pub clásico y la había contemplado haciendo esfuerzos para retener lágrimas.

 

—Tae, dime algo. 


Por acto reflejo, desvió la vista y vio claramente a su novio caminando y arreglándose el cabello, supuso que recién terminaba su turno en el restaurante y que iba rumbo a sus clases. Lo siguió nervioso con la vista, esperando que el mayor no los viera ni se acercara, pero para su desgracia Jimin sí que vio al pelinegro, y tomando nuevamente la mano de su mejor amigo, lo arrastró para ir directamente a donde se encontraba éste. Si Taehyung no le iba a decir nada, pues que al menos le dijera algo a Hoseok.

 

—¡Hoseok! —gritó Jimin en bien estuvieron a un metro del nombrado.

 

El moreno pegó un brinco del susto y casi cae al suelo cuando sus pies se enredaron; se giró a encarar a los menores para reprenderlos, pero luego decidió que no valía la pena. Al ver el rostro de su novio quiso acercarse y besarlo, pero sabía que no podía hacer eso con Jimin observándolos. Hizo un esfuerzo por parecer deprimido.

 

—Qué dem…

 

El moreno menor lo tomó de la mano y lo obligó a caminar, junto con Taehyung, en la dirección contraria a su salón de clases. El objetivo era hablar en algún lugar donde nadie los viera ni les interrumpiera.

 

—Tienes que aclararnos a Hoseok y a mí lo que está sucediendo, Tae —iba diciendo Jimin mientras los obligaba a caminar—. Estoy muy decepcionado de tu falta de inteligencia.

 

La pareja intercambió una mirada cómplice y se preguntaron sin palabras si debían poner al tanto de todo a Jimin para que éste no fuera a perder la cabeza. Taehyung asintió débilmente y Hoseok se encogió de hombros.

 

—Jimin —llamaron al unísono, pero el chico no les oía.

 

De repente, Jimin paró en seco y dejó la vista petrificada en una pareja de jóvenes a un par de metros frente a ellos. ¿Qué demonios hacía Namjoon con la prometida de su mejor amigo? El menor de los tres frunció el ceño y junto a su novio miraron al mismo lugar que el moreno, encontrándose con la sorprendente imagen de Namjoon sujetando la mano de Dohee muy determinadamente.

 

 

 

Se pasó los delgados dedos por el lacio y negro cabello para echárselo hacia atrás y luego se cruzó de brazos sin ser consciente de cuánto amaba Namjoon que hiciera eso. Dohee bufó y cambió el peso de un pie al otro. Desde que habían abandonado su salón de clase el rubio se había limitado a abrir y cerrar la boca una y otra vez, incapaz de formular alguna palabra coherente digna de ser pronunciada, y, sinceramente, aunque estaba ansiosa por escuchar lo que el alto quería decirle, se estaba hartando.

 

—Emm… —meditó Namjoon por octava vez—. Hum…

 

—Namjoon —le interrumpió la chica—. Mira, si quieres me escribes una carta o me envías una nota de voz, de veras que no estoy de humor para tus murmullos sin sentido.

 

—E-espera, Dohee —el alto se secó el sudor de las manos con su pantalón para darse consuelo—. Escúchame…

 

—Ya, pero es que aún no has dicho nad-

 

—Me gustas. —La mirada del joven era tan firme y penetrante que por un momento la chica sintió miedo y quiso salir huyendo de ahí, decirle que no dijera más, pero su cuerpo no hacía caso a los deseos de su interior—. Dohee, me gustas —repitió Namjoon luchando por no flaquear—. Sé que debes estar odiándome, y que debes estar muy disgustada conmigo y con mi comportamiento, lo entiendo. Pero igualmente sé, aunque trates de negarlo, que yo también te gusto.

 

El rostro de Dohee se mantuvo serio pese al montón de emociones que sentía por dentro. ¿Cuánto había esperado por oír esas palabras? Años, literalmente.

—Cuando te vi aquel día en el bar... estaba asustado —prosiguió el rubio—, pero entonces vi la cercanía y el cariño en tus acciones cuando le hablabas a Taehyung que... que simplemente perdí el control. Fue solo un segundo, pero a mí mente llegaron todos los recuerdos de ti sonriéndome y yo correspondiéndote.


»Y me di cuenta de que estaba preocupado de que encontraras a alguien más que te hiciera feliz y te alejaras de mí —dedicó una breve mirada a la morena para asegurarse de que sí lo escuchaba, y al ver el rubor en sus mejillas sintió un pizca de alivio—. En el pasado estaba muy inseguro con eso de los sentimientos, perderte a ti mismo y aferrarte a una persona que no sabías si se quedaría contigo para siempre... tenía miedo de lo que sería de mí si alguna vez caía ante las redes del amor; traté de ignorar cualquier sensación de cosquilleo o mariposas en el estómago. Y mira, casi lo logré, todo iba muy bien hasta que llegaste tú.


—Namjoon...

—Eras tan terca e insistente, y hacías lo que te daba la gana —parecía quejándose, pero realmente aquéllas eran las cosas que había amado de ella—. Luego me sonreíste y acabaste con todas mis defensas...


Se rascó el cuello y se maldijo, sintiendo que en lugar de aclarar las cosas, las había estropeado el doble. «Joder, creo que dije un montón de mariconadas». Dohee estaba sin habla. Realmente había deseado escuchar eso de los labios de Namjoon, pero ¿por qué de repente recordaba el montón de fiestas en las que había visto a Namjoon coqueteando con otras chicas en frente de ella? ¿Por qué recordaba los constantes rechazos del rubio hacia su persona cada vez que le decía que le gustaba? ¿Por qué recordaba el día antes de que aquel chico cruel se marchara, en el que le había pedido que la besara y él le había respondido que jamás besaría a alguien que no era de su gusto?


Apretó los puños, sintiéndose muy enojada, pero también muy aliviada, con ganas de llorar y gritar de euforia, pero también de frustración. Lee Dohee era una mezcla de emociones desenfrenadas.

—¡Eres un idiota y te odio por eso! —fue lo primero que le salió—. Me disgustas mucho y no te soporto, pedazo de estúpido.


Namjoon se la quedó mirando estupefacto, la conocía tan bien que podía jurar que estaba conforme con su confesión, pero no se esperaba insultos de su bella boquita.


—¿Por qué no lo dijiste antes? —inquirió, mirándolo con enfado.


—Lo he hecho ahora...


—¡No es suficiente!


—Vamos, ¿quieres que grite lo mucho que te amo a los cuatro vientos?


«Te amo». Dohee reprimió un grito. Sí, eso era precisamente lo que quería. Se llevó una mano al pecho. ¿Por qué su corazón dolía a pesar de la declaración del chico que ella tanto deseaba? Sabía la respuesta. Después de la cena del sábado, su madre...


—Eres injusto por haberte apartado de mí —soltó con un hilillo de voz—, por tu culpa todo esto está pasando.


Dio un paso para marcharse. Namjoon no entendía muy bien lo que acaba de decir la morena, pero no iba a permitir que se fuera. No la iba a dejar ir otra vez. Avanzó y la tomó de la mano, decidido a recuperarla.




Una señal de alerta se encendió en la cabeza de Taehyung al ver a Namjoon reteniendo a Dohee, algo le decía que el rubio había vuelto a perder el control y que iba a lastimar a su amiga. Dio un paso hacia adelante y empezó a caminar hacia la pareja.

—Tae —lo llamó su novio a su espalda.


No iba a permitir que la tocara, todavía estaba muy cabreado con ese idiota por haberle golpeado y dejado la mejilla roja y palpitante.


—Suéltala, Namjoon, ¿qué piensas hacerle? —ladró.


Les dio alcance y de un tirón los separó, poniéndose entre Dohee y Namjoon, quien había palidecido. El rubio lo miró desconcertado, ¿cómo debería interpretar eso? ¿Acaso Taehyung de verdad quería a Dohee tanto como él a ella? Si la defendía tanto era por algo, ¿no? Eso...


—No puede... —vaciló, retrocediendo.


Hoseok observaba la escena con Jimin parado a su lado, quien todavía no entendía nada de lo que pasaba. Lo inundaron unas ganas inmensas de gritarle a Namjoon que reaccionara, que no se echara atrás, que reclamara a la chica que quería. Y fue como si el rubio hubiera escuchado sus súplicas mentales, porque sacudió la cabeza y enderezó su postura, mostrándose imponente ante el castaño que estaba parado frente a él.

—Amo a Dohee —le declaró a Taehyung, que lo miraba impasible—. Y me importa una mierda su matrimonio. No eres adecuado para ella, pero yo sí.


Inspiró hondo sintiendo más coraje, sintiéndose más fuerte.


—La amo mucho, Tae, y tú no puedes estar con Dohee porque ella también me ama —la morena hinchó muy levemente las mejillas, protestando en silencio—. No puedes separarnos ahora que admito lo que siento. Además, no entiendo por qué quieres casarte con Dohee si supuestamente quieres tanto a Hoseok.


El nombrado sonreía sin darse cuenta, a punto de carcajearse por el enorme alivio que estaba sintiendo. Finalmente Namjoon había espabilado. Taehyung guardó silencio por un largo rato y luego bufó, para después alargar el brazo y dejarle un fuerte golpe en la coronilla al más alto. El castaño también pudo respirar hondo, porque ya no veía la hora de que su rubio amigo reaccionara, se estaba tardando una eternidad. Pero pese a eso, aún sentía miedo. Sí, ya sabían los sentimientos de Namjoon, pero no sabía cuál sería el siguiente paso del plan, porque en la cena del sábado las señoras Kim y Park habían sorprendido a sus hijos con la horrenda noticia de que ya habían definido la fecha de la boda, que sería exactamente en un mes ya que no querían perder tiempo.

A tan fuerte golpe, Namjoon cayó se nalgas al suelo mirando al menor con confusión, pensando en que esa era la exacta reacción de un novio al ver que alguien más se le declara a su chica. ¿De verdad Taehyung estaba interesado en Dohee? Justo cuando el castaño iba a abrir la boca para reclamarle lo estúpido que era, Jimin apareció entre ellos, apartándolo para que no fuera a matar al rubio.


—¡Cálmate, hombre! ¿Por qué lo golpeas? —expresó reteniendo el tranquilo cuerpo de su mejor amigo—. Las cosas ya están muy claras y no debes meterte en una relación en la cual llegaste tarde.


En eso, Hoseok se le arrimó al moreno menor palmeándole la espalda.


—Tranquilo, Jimin —dijo. Conocía muy bien a su novio y entendía a la perfección el por qué le había dado tremendo golpazo al rubio. 


—Déjame —exigió, mirando de nuevo a su mejor amigo—. ¿Por qué te estás comportando así? Date cuenta de que le estás rompiendo el corazón a Hoseok, y si él está triste Yoongi también lo estará y yo me enojaré contigo y no te lo perdonaré; ¿acaso no ves que le estás arruinando la vida a Namjoon casándote con su chica…? —miró de reojo a la guapa pelinegra y ésta arqueó una ceja—. ¡Explícate, mierda!


—¡Cállate por un puto instante, Park! —explotó Taehyung bastante irritado—. ¿Cómo mierdas quieres que hable si no me dejas?


El pelinegro retrocedió un paso y lo soltó, mirándolo con reproche.


—Bien, entonces habla.


Taehyung puso los ojos en blanco y se inclinó para levantar a Namjoon, que seguía en el suelo con el ceño fruncido; lo tomó del cuello de la camisa y lo ayudó a ponerse en pie.

—Kim Taehyung, te pedí que hablaras, no que siguieras peleando con Joon —gruñó Jimin.

—En serio, ¿podrías cerrar el pico y escuchar? —se quejó Hoseok en tono cansino—. Me hiciste dar dolor de cabeza.


El menor bufó ofendido pero no dijo nada más.


—Debes sacarnos de este embrollo o voy a matarte —exigió Taehyung a Namjoon luego de un minuto de necesitado silencio—. Sólo contamos con un puto mes para deshacer el compromiso, así que mueve tu maldito culo y ve a hablar con la señora Lee, porque estoy seguro de que Dohee ya te ha perdonado.


Miró interrogante a la chica, que había preferido guardar silencio en todo el alboroto para calmar los desbocados latidos de su corazón. Asintió al ver que Taehyung estaba a punto de insultarla por tratar de verse ruda, y gruñó molesta porque quería hacerse la difícil, aunque ya no valía la pena. Dio una rápida mirada al rostro aturdido del rubio antes de sonreír. Ahora tenía a Namjoon y eso era la único bueno que le había pasado después mucho tiempo de estrés y desespero.

Notas finales:

Buenooo, de nuevo debo pedirles disculpas por olvidar actualizar T_T y avisarles que el siguiente es el capítulo final así que no les aseguro que sea para el domingo -se aferra al fic-. Es tan triste decir esto :c pero bueno. Espero que disfruten de este penúltimo capítulo y esperen el último.

Sé que no he respondido reviews, ¡no me maten! apenas esta semana tengo tiempo porque ¡al fin! terminé mi trabajo de grado :') sólo le quedan revisiones de mi profesor, pasar otro filtro y luego se viene la sustentación final :') así que prometo aprovechar esta semana para eso <3 ¡Cuídense mucho, los adoro!


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